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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.8 no.1 La Habana ene.-abr. 2020  Epub 14-Abr-2020

 

Articulo Original

Carreras masculinizadas en la Universidad de La Habana: construcciones de género en el estudiantado y profesorado

Male-Dominated Degree Courses at the University of Havana-Gender Constructions by Students and Academics

Tania Caram León1  * 
http://orcid.org/0000-0001-7096-2254

Mayra Tejuca Martínez1 
http://orcid.org/0000-0002-0147-3737

Geydis Fundora Nevot1 
http://orcid.org/0000-0001-8450-9936

Niuva Ávila Vargas1 
http://orcid.org/0000-0002-1992-7936

Danay Díaz Pérez1 
http://orcid.org/0000-0002-9988-4314

1Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

El artículo recoge un estudio que estuvo orientado a identificar los factores que influyen en la diferenciación de género en las carreras masculinizadas de la Universidad de La Habana, tanto en el alumnado como en el profesorado. Se utilizó una metodología mixta, que incluyó herramientas cuantitativas y cualitativas, como el análisis estadístico y de documentos. Además, se aplicó un cuestionario, con preguntas abiertas y cerradas, a los profesores y estudiantes del curso 2018-2019 de las carreras Física, Ciencias de la Computación y Matemática. La investigación llevada a cabo demostró el carácter sexista de la educación superior y la presencia de la desigualdad de género en el sector.

Palabras clave: educación superior; género; sexismo; Universidad de La Habana

ABSTRACT

This paper presents the results of a study aimed at identifying factors which cause some degree courses at the University of Havana to be dominated by both male students and academics. Mixed methods research was carried out, including statistical and document analyses. A questionnaire was used, where Physics, Computer Science, and Mathematics students and professors in the academic year 2018-2019 were asked to respond to open-ended and closed-ended questions. The results show the sexist character of higher education and a gender imbalance in this sector.

Keywords: Higher education; gender; sexism; University of Havana

INTRODUCCIÓN

Con el inicio de las transformaciones revolucionarias se ha llevado a cabo un modelo de desarrollo económico, político, ideológico, jurídico, educacional, cultural y social donde se ha priorizado la inclusión de todos los ciudadanos. La educación general y la educación superior han estado entre los objetivos priorizados por la sociedad cubana, ya que existe una voluntad política que garantiza el acceso de hombres y mujeres a los procesos de superación académica. Durante este periodo de cambios las cubanas no han sido beneficiarias pasivas de las iniciativas dirigidas a toda la población y a ellas en particular, sino que han sido protagonistas del proceso que identificaron como suyo, lo que se refleja en los indicadores económicos y sociales del país, y específicamente en los de la educación superior.

Es indiscutible el papel trascendental que ha representado para las mujeres cubanas el proceso de recalificación que se llevó a cabo en la década de los años sesenta. Los diferentes cursos especializados permitieron reorientar sus vidas e insertarlas socialmente, lo que supuso una de las principales transformaciones que contribuiría al empoderamiento de la mujer y la progresiva eliminación de la discriminación de género. Basta señalar que en el año académico 1959-1960 del total de graduados universitarios las mujeres fueron el 3,0 %, mientras que en la actualidad alcanza la impresionante cifra del 65,2 % (Caram León, 2019).

Las estadísticas que se analizan en el presente trabajo demuestran el incremento del nivel educacional de las mujeres cubanas, lo que ha generado formas progresivas de empoderamiento. Sin embargo, a pesar de todo el trabajo que realiza la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), en diferentes organismos e instituciones del país todavía se aprecian múltiples comportamientos que reflejan las inequidades de género. El desconocimiento generalizado de las teorías feministas conlleva a la invisibilidad de estas desigualdades en todos los ámbitos de la vida social, y por consiguiente a la reproducción de los modelos tradicionales de identidad de género. La investigación llevada a cabo y los cuestionarios aplicados demuestran el carácter sexista y la presencia de esas desigualdades en el espacio académico.

El objetivo general del estudio que a continuación se presenta estuvo orientado a identificar las diferencias de género en carreras masculinizadas de la Universidad de La Habana (UH), tanto en el alumnado como en el profesorado.

1. METODOLOGÍA

El estudio realizado se llevó a cabo a través de una metodología mixta, utilizando herramientas cuantitativas y cualitativas. Se emplearon el análisis estadístico y de documentos, pues se examinaron estadísticas de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), de la Dirección de Recursos Humanos de la UH y de prontuarios del Ministerio de Educación Superior (MES). También fue aplicado un cuestionario, con preguntas abiertas y cerradas, a profesores y estudiantes de las carreras seleccionadas. Fueron encuestados 16 profesoras y 12 profesores,1 con el objetivo de indagar en sus percepciones sobre desigualdades de género y analizar su capacidad para desarrollar un entorno educativo más inclusivo. De igual forma se les aplicó un cuestionario a 78 estudiantes que cursan el primer año en la modalidad diurna, con el objetivo de indagar algunas características sociodemográficas (sexo, edad, color de la piel, procedencia territorial, características familiares), influencia que tuvieron para seleccionar la carrera y sus percepciones con relación a desigualdades de género en el acceso a la educación superior y en la elección de determinadas carreras. La selección de la muestra fue aleatoria, según la disposición de profesores y estudiantes de participar en la investigación. El procesamiento de los cuestionarios se realizó con el programa estadístico SPSS 20.0, donde se hicieron análisis de frecuencia y cruces de variables.

2. LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA Y SUS CARRERAS

Desde el curso 1981-1982 hasta la actualidad las mujeres han sido mayoría en el alumnado de la educación superior cubana (, , , , , , , , ; ). La UH, como una de las instituciones principales en ese ámbito, reproduce esta tendencia. En el curso 2017-2018, de un total de 14 565 estudiantes, el 65,63 % fueron mujeres (9 559 alumnas) ().

Antes de profundizar en la composición por sexo de las carreras que se estudian en la UH, vale la pena dejar claro cómo se estructura la enseñanza universitaria en las diferentes provincias del país y qué particularidades presenta este nivel de enseñanza en la provincia La Habana.

En la mayoría de las provincias existen dos instituciones de educación superior, una dedicada a las carreras de la rama de las Ciencias Médicas y otra donde se estudian el resto de las carreras. Sin embargo, en la capital cubana coexisten con la UH la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo, la Universidad de las Ciencias Informáticas y la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría. En estas universidades se estudian carreras caracterizadas por el predominio de estudiantes hombres.

Otra rama con una presencia masculina importante es la de las Ciencias Agropecuarias. Los estudiantes de esas carreras residentes en la provincia de La Habana cursan estudios en la Universidad Agraria Fructuoso Rodríguez de la vecina provincia Mayabeque. En La Habana las carreras pedagógicas, típicamente femeninas, se estudian en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona y las carreras de la rama de las Ciencias Médicas (también muy feminizadas) se cursan en la Universidad de Ciencias Médicas.

2.1. Las carreras y los estudiantes

La UH cuenta actualmente con 16 facultades y 3 institutos donde se imparten 36 carreras. De estas titulaciones 17 pertenecen a la rama de las Ciencias Sociales y Humanísticas, 14 a las Ciencias Naturales y Matemática, 3 a las Ciencias Económicas y 2 a las Ciencias Técnicas.

La mayoría de las carreras (34) se estudian en la modalidad de curso diurno. En la modalidad de curso por encuentros se ofrecen 14 titulaciones y en la variante no presencial, conocida como educación a distancia, se ofertan 6 carreras. En ese mismo orden se distribuye la matrícula de los estudiantes entre las diferentes modalidades.

El análisis de la matrícula de la UH en el curso 2017-2018, por ramas del conocimiento y modalidades, evidencia que en todas ellas más del 50 % de los estudiantes fueron mujeres. Las Ciencias Naturales y Matemática son las menos feminizadas, y el menor porcentaje de mujeres se observa en la modalidad de curso diurno. La mayor proporción de mujeres se observa en la rama de las Ciencias Sociales y Humanísticas.

La Tabla 1 muestra las 10 carreras de la modalidad diurna con los mayores porcentajes de hombres en el curso 2017-2018. Las carreras Ciencias de la Computación, Física, Física Nuclear, Ingeniería en Tecnologías Nucleares y Energéticas, y Matemática, en ese orden, mostraron porcentajes de hombres superiores al 50 %, por lo que se consideran carreras masculinizadas. Estas carreras, pertenecientes todas a la rama de las Ciencias Naturales y Matemática, se imparten en las facultades de Matemática y Computación, Física, y en el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas. A este grupo le sigue otro donde realmente predominaron las mujeres, pero se trata de especialidades que tienen un porcentaje importante de hombres, tal es el caso de Radioquímica, Geografía y Economía (Tabla 1). El resto de las carreras tuvo más del 60 % de mujeres entre sus estudiantes en el curso 2017-2018. De ellas, las que presentaron mayores porcentajes de hombres en la matrícula fueron Química y Contabilidad y Finanzas, con el 39,1 % y 38,6 %, de alumnos de sexo masculino, respectivamente (Tabla 1).

Tabla 1 Carreras de la modalidad diurna con mayores porcentajes de hombres en el curso 2017-2018 

Por otro lado, las carreras más feminizadas en el curso 2017-2018 fueron Ciencias Farmacéuticas, Letras, Psicología, Ciencias de la Información, Historia del Arte y Lengua Francesa, con porcentajes de mujeres del 83,6 %, 82,3 %, 81,8 %, 81,5 %, 81,0 % y 80,0 %, respectivamente.

2.2. Los profesores

En el curso 2017-2018 participaron en la docencia 1 531 profesores a tiempo completo y 504 a tiempo parcial. En el claustro universitario son mayoría las mujeres, que representan el 56,3 % del profesorado. En la Figura 1 se presenta la composición por sexo de los docentes de diferentes facultades e institutos.

Figura 1 Composición por sexo de los claustros de profesores de las facultades e institutos de la Universidad de La Habana. 

Como en el caso de los estudiantes, la composición por sexo del claustro de profesores no es homogénea en las diferentes áreas de la UH. En 14 de las 19 entidades educativas son mayoría las mujeres. Se destacan colectivos muy feminizados, con porcentajes de mujeres superiores al 70 %. Ellos se encuentran en las facultades de Lengua Española para no Hispanohablantes, Artes y Letras, Psicología, y Contabilidad y Finanzas, con 81,8 %, 76,5 %, 75,0 % y 73,7 %, respectivamente. También forman parte de este grupo la facultad de Filosofía e Historia y la de Matemática y Computación; no obstante, son áreas que presentan una composición por sexo del claustro bastante equilibrada.

Cinco áreas universitarias presentan mayor porcentaje de hombres que de mujeres entre sus docentes. Destacan la facultad de Física, el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas y la facultad de Geografía, con más del 65 % de hombres en sus claustros (Figura 1). Les siguen el Colegio San Gerónimo y el Instituto Superior de Diseño, con porcentajes de hombres del 53,8 % y 51,3 %, respectivamente.

2.3. Correspondencias

De manera general se observa cierta correspondencia entre la composición por sexo de los estudiantes y la de los claustros de profesores. En un análisis específico de los claustros más masculinizados, los de la facultad de Física y el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, vemos que imparten cuatro de las carreras con mayor presencia de hombres, mientras que el colectivo de la facultad de Matemática y Computación, la sexta en cuanto al porcentaje de hombres en su claustro, imparte la carrera más masculinizada de la Universidad de La Habana (Ciencias de la Computación), así como Matemática, otra de las carreras clásicamente dominada por hombres.

La mayor presencia de mujeres, tanto entre los estudiantes como en el claustro de profesores de la UH, está directamente relacionada con las especialidades que se estudian en la institución y es un reflejo de la diferenciación por sexo observada a nivel mundial. De las carreras de la rama de las ciencias técnicas, caracterizadas por una fuerte masculinización, solo se estudian en la UH las especialidades Diseño de Comunicación Visual y Diseño Industrial, justamente dos de las especialidades menos masculinizadas de la rama en nuestro país. Otras carreras masculinizadas como la Cultura Física y las pertenecientes a la rama de las ciencias agropecuarias no se estudian en esta institución.

Una investigación reciente dirigida a evaluar la amplitud de las trayectorias educativas de las mujeres cubanas, que abarcó el acceso a todo el sistema de educación superior en el país, evidenció que, si bien las mujeres cubanas han logrado ser mayoría en casi todas las ramas del conocimiento, se aprecia una menor incorporación de estas a programas de estudio relacionados con las Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas (CTIM), más conocidas por el acrónimo en inglés STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) (8). Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) muchos de los empleos proyectados para el futuro se derivarán de disciplinas relacionadas con las CTIM, de ahí la importancia de estudiar estas carreras ().

Nuestro estudio confirma la mayor incorporación de hombres a carreras relacionadas con las CTIM que se estudian en la Universidad de La Habana. Estas carreras son: Ciencia de la Computación, Física, Física Nuclear, Ingeniería en Tecnologías Nucleares y Energéticas, y Matemática.

3. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA REPRODUCCIÓN DE DESIGUALDADES: ENFOQUES Y PRÁCTICAS DEL PROFESORADO

Además de los espacios de socialización previos a la universidad, hay otros factores que pueden influir en la subrepresentación de mujeres en determinadas carreras. Los espacios físicos y temporales de las instituciones educativas organizan estilos de estudio y trabajo que pueden ser inclusivos o no, en la medida en que dejan a un lado la “neutralidad” al género o la visión homogénea del claustro y el estudiantado. Los enfoques y prácticas del profesorado tienen un papel en las trayectorias escolares de quienes ingresan en estas carreras. Su funcionalidad a todo tipo de estudiante, es un reto.

3.1. Diferencias y desigualdades: entre la naturalización y la problematización

La percepción sobre la diversidad estudiantil denota un conocimiento sobre la desproporción de hombres y personas blancas en estas carreras, pues el 60 % del claustro que participó en el estudio considera que el alumnado no es tan diverso. La desigualdad es enunciada, pero no prevalecen los esfuerzos para entenderla y explicarla: «hay muy pocas hembras y no sabría decir»; «en las carreras técnicas hay más hombres que mujeres».

Respecto al cuerpo docente, es percibido como diverso en el caso del sexo por más del 70 % de las personas encuestadas. No ocurre lo mismo con la edad y el color de la piel. A pesar de ello, casi un tercio no percibe esta homogeneidad en comparación con otros espacios del mismo recinto estudiantil.

Quienes perciben esta composición peculiar de sus facultades, no necesariamente problematizan estas tendencias, pues el 58,6 % del profesorado considera que las carreras tienen un enfoque inclusivo. Además, el 62,1 % piensa que no hay ninguna presencia de estereotipos y prejuicios que afectan las relaciones interpersonales entre hombres y mujeres. Este criterio es mayor en el caso de los hombres (75 %) que en las mujeres, de las cuales el 43 % sí percibe una presencia discreta de prejuicios. Entre ellos ejemplifican discursos como: «los hombres son inteligentes, las mujeres estudiosas».

La existencia de estereotipos con su carga psicológica en las trayectorias estudiantiles no parece contemplarse como parte de las condiciones de estudio, las que son destacadas en el orden material. Aun así, hay diferencias de género en las valoraciones. El 75 % de los hombres frente a un 50 % de las mujeres las valoran de forma positiva o muy buenas, lo que implica que la otra mitad de estas las consideran de regular a pésimas, sin ahondar en los criterios de evaluación.

A través de la narración vivencial también se revelan prejuicios y situaciones discriminatorias: «en el departamento entra alguien con una duda y le preguntan a los hombres». En este sentido, es interesante que el 58,3 % de los hombres considera que el reconocimiento y respeto igualitario a todos los profesores es muy bueno, frente a un 18,8 % de mujeres. En estas prevalece una mayor tendencia a calificarlo de regular (31,1 %). Lo mismo ocurre con las percepciones de la discriminación que, a pesar de ser muy bajas, sí denotan diferencias genéricas. El 83,3 % de los hombres no reconoce situaciones de discriminación en las facultades, frente a un 68 % de las mujeres.

La ausencia de una mirada crítica a la masculinización también se expresa en que el 85,72 % de los profesores encuestados no percibe una relación entre la condición de género y la continuidad de estudios. Ello devela poca sensibilidad ante las diferencias y las desigualdades de género. Entre sus argumentos se encuentran: «las ideas no tienen sexo, tiene que ver con el deseo de la persona»; «los factores son múltiples relacionados con cuestiones personales»; «El sexo no es condición, en nuestro país las mujeres gozan de los mismos derechos».

El 14,28 % que sí considera estas influencias, valoran aspectos como la sobrecarga doméstica, la socialización, el tratamiento diferenciado y la maternidad: «la mujer tiene tareas extras intransferibles»; «el trato como profesional es distinto para hombres y mujeres»; «creo que tiene influencia la educación, [la] maternidad».

Este tipo de problematización de género es excepcional. Ello también se ilustra en los análisis que realiza el profesorado sobre los requisitos y obstáculos para ejercer su trabajo, donde están poco visibilizadas las diferencias de género. Cualidades como la dedicación, el sacrificio, la inteligencia y la autosuficiencia son valoradas por personas de ambos sexos; pero con un predominio de las mujeres, quienes también reconocen la motivación. Puede relacionarse con una mayor autoexigencia para organizar su tiempo y demostrarse a sí mismas y a la sociedad que pueden tener éxito en carreras masculinizadas. Los hombres valoran además otros requisitos como la seriedad, el rigor, la concentración, la creatividad, la voluntariedad y la autocensura.

Según sus percepciones, los principales obstáculos para el ejercicio de sus profesiones son los bajos salarios y la escasez de recursos, reconocido principalmente por los hombres, lo que puede atribuirse a su sobrecarga con el rol tradicional de proveedores. A estos le siguen, entre otros, los problemas con la tecnología y el servicio de Internet, la desconcentración, la falta de tiempo, el poco reconocimiento, la desmotivación y la falta de práctica, estos dos últimos solo reconocidos por mujeres.

En sus discursos no aparece explícita ninguna lectura de género en el manejo del tiempo,2 a pesar de que la última Encuesta Nacional de Igualdad de Género (ENIG) realizada en Cuba subraya que las mujeres dedican en promedio 14 horas más de la semana al trabajo doméstico y de cuidado (CEM y CEPDE, 2016).

Otras brechas poco problematizadas son las relacionadas con los estudiantes que demuestran mayor talento. Los profesores tienen encuentros y desencuentros en sus valoraciones sobre la relación entre el género, el talento y el éxito educativo. Con la información obtenida, se pueden realizar dos tipos de análisis. Uno se centra en que, a partir de la masculinización de las carreras, hay mayor cantidad de hombres talentosos que mujeres por proporcionalidad. Por otra parte, se ha comprobado que en las instituciones educativas hay una «profecía autocumplida» o Efecto Pigmalión, abordado por Rosenthal y Jacobson en 1968 (citado por Vega Rodríguez e Isidro de Pedro, 1997). Esto significa que el profesorado va conformando un perfil de estudiante exitoso (en forma de representación social) que condiciona su modo de actuar en las aulas y ejerce una influencia en las trayectorias estudiantiles. En esta autosatisfacción de las propias expectativas se corre el riesgo de que disminuya la sensibilidad para distinguir las mediaciones contextuales (posiciones sociales) en el éxito estudiantil, y no atribuirlo a una condición sociodemográfica per se.

En este sentido, es interesante que 7 de cada 10 profesores perciben que los estudiantes más talentosos son hombres; 9 de cada 10 aprecian como tal a los estudiantes blancos, y 6 de cada 10 los procedentes de familias con alto nivel de escolaridad. 3 de cada 10 profesores hombres observan que ambos sexos han predominado; en caso de las profesoras 1 de cada 10. También son las mujeres quienes vinculan más el talento a un perfil de estudiante blanco, de la capital y de municipios centrales. Respecto a los territorios de procedencia, el nivel económico, el vínculo de la familia con el sector científico o con sectores de dirección, no se percibe ninguna relación con la capacidad de los estudiantes.

3.2. No se soluciona lo que no se percibe

La peor limitación para combatir las desigualdades es su invisibilidad, pues no se soluciona lo que no se percibe como problema. Consecuentemente con los resultados anteriores, hay una escasa presencia de estrategias y políticas que atiendan diferencias y desigualdades; a la vez que los planes de estudios permanecen «neutrales» al género (Caram León, Tejuca Martínez, Ávila Vargas, Díaz Pérez y Fundora Nevot, 2018). El desconocimiento, la falta de herramientas y la poca sensibilidad a la problemática contribuyen a la reproducción de obstáculos para el ingreso, trayectoria y egreso exitoso de un estudiantado más diverso.

Un 48,3 % del profesorado valora de regular la preparación integral de los estudiantes, mientras que las percepciones muy positivas y muy negativas se dividen con un 20,7 %. Esta mirada crítica no necesariamente está dirigida a la ausencia de un enfoque de género en la formación. Como demuestra nuestra investigación anterior, son las áreas de Ciencias Sociales las que lo han trabajado mejor (Caram León et al., 2018) y el 80 % de los encuestados califica de regular a muy mal el vínculo de estas carreras con las Ciencias Sociales. Las valoraciones son diferenciadas. Frente al total de mujeres con este criterio, solo el 58,3 % de los hombres lo considera así.

Una acción que está en manos del profesorado, aún más en etapa de perfeccionamiento de los planes de estudio, es la aplicación de un criterio de proporcionalidad de género en la selección de referentes teóricos y metodológicos para orientar al estudiantado. Este tipo de acción permitiría deconstruir la imagen androcéntrica de estos campos de conocimiento, a partir de una mayor visibilidad de los aportes de la mujer a la producción científica.

El poder de intervenir en la orientación vocacional con una perspectiva más inclusiva no es explotado, pues prevalecen los referentes masculinos, tanto nacionales como internacionales. Este fenómeno, más acentuado en las carreras de Física y Ciencias de la Computación, contrarresta la influencia positiva que tiene un claustro de sexo diverso, lo cual formaría parte de una estrategia edocomunicativa que ayude a reforzar el capital simbólico de las mujeres.

Respecto al conocimiento de los instrumentos para transformar desigualdades en instituciones educativas, el 72,4 % del profesorado no sabe si existe algún tipo de protocolo de atención a situaciones de violencia, acoso o discriminación; el 44,8 % no conoce si en sus facultades el presupuesto y los proyectos de investigación incluyen acciones diferenciadas por género; y un 20,7 % alude no conocer la aplicación de cuotas para el acceso a la dirección. De los que sí declaran conocer estos instrumentos, el 44,8 % percibe que se han realizado muchas acciones para la participación equitativa de hombres y mujeres en los roles de dirección y el 24,1 % piensa que solo han sido algunas. Ellas son las que más perciben este tipo de intervención, las cuales se ejemplifican con la promoción de mujeres al decanato, al vicedecanato y la jefatura de departamento (percibido por 4 encuestadas), seguido de la Presidencia de la FEU y la Secretaría del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la facultad. Otros consideran este tipo de acción como innecesarias, con argumentos como: «no se discrimina»; «el sexo no es un parámetro de selección»; «se escogen por su capacidad sin tener en cuenta el género; no importa el sexo para el cargo».

El 13,8 % del profesorado confirma que no existen protocolos de atención a situaciones de violencia y un 43,8 % ratifica lo mismo respecto a los presupuestos y proyectos de investigación sensibles al género. Para estos: «las ideas no tienen sexo, no es necesario»; «no hay presupuesto suficiente y debe haber igual trato para todos»; «no es determinante, las acciones no son particulares para un sexo».

Un instrumento muy utilizado para tratar la desventaja social son los planes de seguimiento a estudiantes atrasados e inadaptados, cuya existencia sí es reconocida por todo el profesorado. Sin embargo, no se realiza ninguna alusión a su enfoque de género. Por otra parte, las percepciones sobre su eficacia son diferenciadas. Mientras que el 66,7 % de los hombres lo valora entre excelente y regular; el 75 % de las mujeres lo valora de regular a mal, lo cual constituye un punto contradictorio en las percepciones sobre el carácter inclusivo de estas carreras.

4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA REPRODUCCIÓN DE DESIGUALDADES: ENFOQUES Y PRÁCTICAS DEL ESTUDIANTADO

4.1. Algunas características sociodemográficas de los estudiantes entrevistados

Fueron entrevistados un total de 78 estudiantes de las carreras seleccionadas de la UH, distribuidos por sexo y carreras (Tabla 2).

Tabla 2 Distribución por sexo y carrera en números absolutos 

Como se aprecia en la tabla anterior, la mayor disparidad por sexo en la muestra de estudiantes encuestados se da en la carrera de Matemática, mientras que la mayor paridad está en la carrera de Física. En el análisis general de las carreras según su distribución por sexo se evidenció que, dentro de las carreras masculinizadas, la que menos porcentaje de hombres tiene es Matemática, mientras que Física presenta un mayor porcentaje.

Las edades de los estudiantes entrevistados oscilan entre 17 y 23 años, con una media de 19,45. La edad que más se repite es 19 años. En cuanto al color de la piel, aproximadamente un 70 % de los estudiantes encuestados declaró ser de piel blanca, un 20 % mestiza y un 10 % negra. Si se analiza el color de la piel según sexo se distribuye de manera similar; sin embargo, se evidencia una subrepresentación de hombres negros en los estudiantes (6 % con respecto al total de hombres). Las cifras anteriores vienen a reafirmar resultados de investigaciones anteriores que demuestran que a la UH acceden en menor proporción estudiantes negros, principalmente hombres (Almeida Junco, 2017; Ávila Vargas, 2013, 2016, 2018; Pardini González, 2012).

Aproximadamente un 80 % de los estudiantes son naturales de La Habana (61), principalmente de municipios centrales como Plaza de la Revolución, 10 de Octubre y Playa. En el caso de Plaza y Playa las condiciones de vida de sus habitantes son más favorables y son precisamente los estudiantes procedentes de estos territorios los que más están accediendo a carreras universitarias y de altos requerimientos (Ávila Vargas, 2013, 2018). El resto proviene de provincias como Pinar del Río (3), Artemisa (5), Mayabeque (2), Matanzas (3), Sancti Spíritus (1), Camagüey (1) y Guantánamo (1).3 Los dos estudiantes que provienen de las provincias orientales, las más lejanas de la Universidad de La Habana, son hombres.

El 50 % de los estudiantes (39) declara que ambos padres tienen nivel universitario. En el caso de las madres o tutoras la cifra asciende al 70 %, mientras que los padres con nivel superior representan el 60 %. En cuanto a la ocupación de las madres, 55 son profesionales y 3 son dirigentes. En el caso de los padres 44 son profesionales y 3 son dirigentes. Investigaciones anteriores (Ávila Vargas, 2013, 2016, 2018; Tejuca, 2018; Tejuca, Gutiérrez y García, 2015; Tejuca, Gutiérrez, Hernández y García, 2017) han confirmado que acceden más a la universidad los hijos de profesionales.

4.2. Esa carrera es de machos...

De manera general, las personas que más han inspirado a los estudiantes a superarse académicamente son sus progenitores y otras personas, generalmente del mismo sexo, que han tenido un nivel de escolaridad alto y son profesionales. Es de destacar que cuatro estudiantes varones hicieron referencia a la influencia que han tenido sus profesores (del preuniversitario y del Proyecto Colegio Universitario),4 aspecto que no referencian las muchachas. Ello puede explicarse por la socialización sexista que se reproduce no solo al interior de las familias, sino además en el ámbito escolar; y legitima creencias de que hay carreras para hombres y carreras para mujeres (Suárez Torres, 2007).

No obstante, se evidencia en los estudiantes encuestados una invisibilización de las desigualdades de género o la naturalización de que estas carreras estén masculinizadas. Más de la mitad de los estudiantes entrevistados (48; 60 %) consideran que el hecho de ser hombre o mujer no condiciona la selección de la carrera, argumentando que el sexo no influye en el gusto y las personas tienen derecho de estudiar lo que deseen. Por el contrario, 11 estudiantes (de ellos 7 mujeres) afirman que la elección está condicionada por prejuicios de género y otros 4 expresan que hombres y mujeres no son iguales (2 mujeres y 2 hombres).

Al indagar en las vías de conocimiento sobre las carreras las respuestas de los estudiantes fueron múltiples. En primer lugar se reconoció como principales vías la familia y las Puertas Abiertas de la Universidad5 (32). Este último evento fue referido principalmente por estudiantes hijos/as de padres y madres con nivel universitario y profesionales. Otras vías mencionadas fueron los profesores de la escuela (26), amigos personales (21) y amigos de la familia (20). Con menor frecuencia se citan como vías la lectura, el Festival de la Ciencia,6 Internet, profesores particulares, la televisión y la radio, así como actividades en la escuela.

Aunque la principal vía de conocimiento sobre la carrera referida por los estudiantes fue la familia, poco más del 60 % declaró que no realizaron actividades con ella que despertaran interés por las carreras. El resto hizo referencia a actividades como conversar, formación vocacional, actividades de reproducción social, ver documentales y/o leer, acompañar y apoyar, realizar experimentos y comprar libros.

Más de la mitad comentó que recibieron ayuda de ambos progenitores, y en menor medida de sus profesores, en el proceso de conformación de la boleta.7 Las mujeres fueron más apoyadas por sus madres y una refirió haber sido orientada por la abuela; mientras que los hombres fueron más orientados por padres y profesores. De los estudiantes que llenaron la boleta de manera individual (33), poco más del 70 % eran varones. Se considera importante destacar que tanto un hombre como una mujer accedieron a la carrera por concurso, y que ambos sexos aludieron al Proyecto 12 Grado como un apoyo para conformar la boleta (7).

Aproximadamente un 90 % de los estudiantes considera que el sexo no se relaciona con la continuidad de estudios, pues generalmente consideran que el sexo no define las profesiones. Otros comentan que en Cuba todos tienen los mismos derechos y conocen personas que lo han hecho sin dificultad.

Sin embargo, los hombres aprecian más que las mujeres la influencia del sexo pues afirman que la mayor cantidad de mujeres no termina la carrera, que el sexo influye por factores sociales y uno alude a su experiencia personal. Una de las estudiantes encuestada opinó que las mujeres tienen otras responsabilidades, lo que evidencia la reproducción de una división sexista del trabajo.

Al indagar sobre las aspiraciones que tienen los estudiantes con respecto a la carrera, de manera general se citan con más frecuencia la posibilidad de graduarse, la superación posgraduada y ejercer la profesión. Según las prioridades, en primer orden se mencionan: graduarse, ejercer la profesión en la universidad, ser un buen alumno, ejercer la profesión con éxitos. En segundo lugar se mencionan: la superación posgraduada, aspiraciones espirituales, graduarse, ser un buen alumno y contribuir socialmente. Por último, se citan la superación posgraduada, graduarse, ejercer la profesión con éxitos, viajar y/o ejercerla fuera del país.

Es de destacar que tres estudiantes refieren no tener ninguna aspiración con la carrera, de ellos dos son mujeres. Generalmente los hombres refieren entre su primera prioridad las aspiraciones económicas y materiales, lo que puede estar relacionado con roles que les asignan socialmente como el de «proveedor del hogar». Por otra parte, las mujeres aluden a las aspiraciones espirituales en primer orden.

Estas respuestas se corresponden con prejuicios y estereotipos que aún persisten en nuestras sociedades, donde a los hombres se les representa como más pragmáticos y proveedores, mientras que a las mujeres se les atribuyen cuestiones más emocionales y espirituales.

Casi el 90 % de los estudiantes entrevistados tienen aspiraciones futuras desempeñando su profesión. Sin embargo, 5 estudiantes refieren no tener aspiraciones en este sentido, todos hombres. Uno de ellos argumenta que no le gusta la carrera y otro lo atribuye al salario devengado por los profesionales de esas ramas.

La mayoría de los estudiantes (95 %) declaró que no piensa abandonar los estudios. Un estudiante del sexo masculino de Física comentó que piensa hacerlo porque no le gusta la carrera. Es importante destacar que tres estudiantes no declararon respuesta a las cuestiones relacionadas con aspiraciones futuras desempeñando su profesión y con la idea de abandonar los estudios, de ellos dos mujeres.

Aproximadamente un 14 % de los estudiantes piensa cambiar de carrera (11) argumentando que les gusta más otra carrera (5). En este aspecto no hubo diferencias según el sexo. Los que más desean cambiar de carrera son los que estudian Matemática y los que menos quieren cambiar son los de Física. Dos estudiantes consideran que la carrera que cursan es muy difícil, una de ellos de Matemática y otro de Física.

Al indagar en las carreras que quisieran matricular se citan con más frecuencia Ciencias Técnicas y Exactas (4: 3 hombres y 1 mujer), Ciencias Económicas (3 hombres), Ciencias Biológicas (2 mujeres), Ciencias Sociales y Humanísticas (1 hombre) y Artes (1 mujer). Se evidencia que las mujeres prefieren menos las Ciencias Técnicas y Exactas; y las Ciencias Económicas. En ello pudiera estar incidiendo el mito de que las mujeres no son buenas para los números. Aquellos que no desean cambiar de carrera argumentan que la que estudian les gusta. Dos estudiantes (un hombre y una mujer) refieren que cambiando perderían tiempo. Algunas jóvenes que están estudiando matemática declaran a sus padres, abuelos o tíos como antecedentes profesionales, mientras solo una reconoció a su madre como modelo.

En síntesis, los estudiantes encuestados, tanto hombres como mujeres, no son conscientes de la división por género que tienen las carreras y han naturalizado que ellos estén matriculados en titulaciones masculinas.

CONCLUSIONES

Se identificaron dos tipos de factores que influyen en la reproducción de las desigualdades: poca visibilidad de las diferencias y las inequidades de género (y otras dimensiones de la desigualdad como color de la piel y territorio de procedencia), y la ausencia de estrategias y políticas para atender estas brechas, a partir de la escasa percepción crítica del problema y las pocas capacidades desarrolladas para afrontarlo.

El desconocimiento, la falta de herramientas y la poca sensibilidad a la problemática contribuyen a la reproducción de obstáculos para el ingreso, trayectoria y egreso exitoso de un estudiantado más diverso. Las desigualdades de género en la orientación vocacional y la elección de la carrera están naturalizadas tanto por profesores como estudiantes. Desde el discurso se habla de equidad e igualdad de oportunidades; sin embargo, no se problematiza el acceso diferenciado por sexo a las carreras. El estudio demuestra una división sexista de las ramas del conocimiento, con una mayor presencia de hombres en las ciencias exactas.

En el contexto de la Agenda 2030 y del Plan Nacional de Desarrollo en Cuba, sería pertinente la introducción de políticas encaminadas a transformar las brechas antes mencionadas, si se pretende alcanzar una sociedad realmente inclusiva y justa.

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Notas aclaratorias

11De estas personas, 11 enseñan en la carrera de Licenciatura en Física, 10 en la Licenciatura en Matemáticas y 7 en la Licenciatura en Ciencias de la Computación, con una representación diversa de categorías docentes y científicas. Excepto 4 personas mestizas, el resto se consideran blancas. En cuanto a sus edades, 16 cuentan con menos de 30 años, 2 con más de 60 años y el resto entre 30 a 59. Los mismos proceden principalmente de la capital del país, en especial de municipios centrales.

44Es una alternativa mediante la cual los estudiantes interesados en cursar las carreras de Matemática, Química, Física y Pedagógicas son captados para cursar el nivel preuniversitario o el duodécimo grado en las universidades. Esta variante se ha extendido recientemente a las ciencias agropecuarias y tiene como objetivo incentivar el estudio de estas carreras.

55Evento que organizan las universidades, abierto a todos los interesados, en el que se explican las características de las carreras que ofertan las instituciones.

66Evento que se realiza una vez al año en la UH donde las facultades y los centros de investigación muestran de una manera amena, interactiva y demostrativa a que se dedican las diferentes carreras. Es un espacio de orientación vocacional dirigido a niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

77Documento donde los estudiantes deben poner las diez carreras que desean estudiar por orden de prioridades.

Notas aclaratorias

22El 55,2 % considera tener un balance adecuado en el horario para participar en actividades científicas, hogareñas y de ocio a la vez; pero un 27,6 % lo valora de regular. Discretamente, hay más hombres que tienden a percibirlo de forma positiva.

33Uno de los estudiantes no hizo referencia a su procedencia.

Recibido: 22 de Julio de 2019; Aprobado: 03 de Octubre de 2019

*Autor para la correspondencia. tcaram@flacso.uh.cu

Las autoras declaran que no existen conflictos de intereses

Tania Caram: diseño de investigación, introducción, desarrollo, conclusiones y bibliografía.

Mayra Tejuca: diseño de investigación, introducción, desarrollo, conclusiones y bibliografía.

Geydis Fundora: diseño de investigación, introducción, desarrollo, conclusiones y bibliografía.

Niuva Ávila: diseño de investigación, introducción, desarrollo, conclusiones y bibliografía.

Danay Díaz: diseño de investigación, introducción, desarrollo, conclusiones y bibliografía.

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