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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.9 no.1 La Habana ene.-abr. 2021  Epub 01-Abr-2021

 

Artículo original

Percepciones y prácticas de Responsabilidad Social Universitaria: Un llamado a la coherencia

Perceptions and Practices of University Social Responsibility: A Call for Coherence

Miguel Alejandro Barreto Cruz1  * 
http://orcid.org/0000-0003-3237-7067

Natalia Guacaneme Duque1 
http://orcid.org/0000-0002-7838-5487

Yulexy Navarrete Pita2 
http://orcid.org/0000-0001-7804-9830

Huberto Obando Gil1 
http://orcid.org/0000-0001-5911-8319

1Corporación Universitaria Minuto de Dios, UNIMINUTO, Colombia

2Universidad Técnica de Manabí, Ecuador

RESUMEN:

Desde hace siglos, la universidad ha venido aportando sustancialmente al desarrollo de la humanidad. Ha formado a innumerables hombres y mujeres de honor, científicos, pedagogos, escritores, artistas, deportistas, políticos, médicos, entre otras importantes disciplinas. Siempre pensando en el bien común donde debe primar los valores y la responsabilidad ante una sociedad cada vez más globalizada y con brechas como el acceso a la tecnología, conocimiento, desarrollo sostenible y pensamiento crítico por solo citar algunos ejemplos. Toca a las nuevas generaciones perfeccionar el currículo universitario de tal manera que se fomente una cultura de rechazo a los antivalores y donde se fundamenten las buenas acciones y costumbres. La investigación realizada aborda estos aspectos anteriormente mencionados utilizando un enfoque cualitativo, cuyo objetivo principal estuvo centrado en reconocer las percepciones y prácticas en torno a la responsabilidad social de los principales actores en el ámbito universitario como evidencia de una identidad misional.

PALABRAS CLAVE: currículo; identidad misional; responsabilidad social; sociedad; universidad

ABSTRACT:

For centuries, the university has been contributing substantially to the development of humanity. It has trained countless men and women of honor, scientists, educators, writers, artists, athletes, politicians, doctors, among other important disciplines. Always thinking about the common good, where values and responsibility must prevail in the face of an increasingly globalized society with gaps such as access to technology, knowledge, sustainable development and critical thinking, just to cite a few examples. It is up to the new generations to perfect the university curriculum in such a way that it promotes a culture of rejection of anti-values and where good actions and customs are based. The research carried out addresses these aspects mentioned above using a qualitative approach, the main objective of which was centered on recognizing the perceptions and practices around the social responsibility of the main actors in the university environment as evidence of a missionary identity.

KEYWORDS: curriculum; mission identity; social responsibility; society; university

INTRODUCCIÓN

La universidad como institución de educación superior ha tenido grades cambios en el devenir del tiempo, partiendo desde su concepción hasta su función social. Entendiendo de esta manera que la universidad en sí se había pensado en sus inicios como un centro de pensamiento académico y científico en donde se llegaba con el fin de adquirir un conocimiento específico, sin embargo, pensar en la universidad en la actualidad es reconocer la importancia que ha ido teniendo una formación que sobrepase y pueda ir más allá. En donde va tomando fuerza la formación humana y social, de manera que los profesionales logren aplicar todos sus conocimientos en la vida real y contribuyan significativamente al desarrollo de una comunidad.

Estos cambios se han manifestado en todos los lugares del mundo y en Latinoamérica. Específicamente en Colombia se cuenta con un sistema de regulación, control y vigilancia. Este sistema quedo regulado ampliamente desde la Ley 30 del año 1992, y más de 70 normas que son complementarias a esta, donde se logra evidenciar cómo con el paso del tiempo éstas se van modificando y orientando hacia nuevos rumbos y perspectivas, logrando contraponerse a la postura de Porter (2005) al hablar de una universidad de normativas, reglas y estructuras preestablecidas, que no coincidían con las realidades y necesidades sociales, y que por quedarse solo en el ámbito de lo teórico bien podría ser llamadas «universidad de papel».

Ahora bien, la universidad como actor educativo y transformador de la realidad tiene en sus manos una gran responsabilidad con la sociedad, y es ahí donde vale la pena reconocerla desde su sentido teleológico, es decir, desde sus posturas institucionales y misionales, y reconocer de qué manera desde la pluralidad y la búsqueda de una formación integral, que no solo da prelación al conocimiento sino también al ser, logra la formación de profesionales con sentido social. Seguramente desde esta perspectiva se puede resaltar el papel de estas instituciones en la formación de valores para la vida (De la Cruz & Sasia, 2008; Arana, Duque, Quiroga & Vargas, 2008; Rodríguez, 2010), para lo que es indispensable hablar en términos de ética, transparencia y congruencia, tal como plantea Vallaeys (2007) al hablar de Responsabilidad Social Universitaria.

De esta manera, se reconoce la importancia de hacer una mirada al currículo como vehículo de transformación, en donde es indispensable trabajar desde el contexto no solo de los estudiantes, sino también de los docentes y de toda la comunidad educativa, en la que se logren asumir acciones coherentes entre el discurso y las prácticas institucionales, como bien lo exponen Vallaeys, De la Cruz y Sasia (2009) en materia de Responsabilidad Social.

En tal sentido, es importante reconocer la articulación estrecha y necesaria que se da entre las diversas estructuras curriculares de las instituciones de educación superior y la identidad misional que ellas mismas proponen. Más aún, es necesario reconocer e indagar sobre este problema, cuando hay un abordaje conceptual en términos de responsabilidad social. Por ello, se propuso la siguiente tabla de categorización axial para éste proceso investigativo, en donde se desarrollaron las categorías teóricas de Responsabilidad Social e Identidad Misional.

Tabla 1 Categorización Axial 

Fuente: Elaborado por los autores.

Sin duda alguna, como se menciona anteriormente, el quehacer universitario está ligado al contexto en el que desarrolla su función (Gaete, 2015) dando pie a identificar la forma cómo la construcción de una identidad misional se debe enmarcar directamente en acciones socialmente responsables, que puedan dar respuesta a las necesidades y realidades, lo que muestra que el papel de la universidad está dado a partir del acercamiento a la sociedad; desde su función y razón de ser, para que la generación de nuevo conocimiento este lo más cercano posible a los desafíos del contexto.

Así las cosas, vale la pena citar a Murcia (2011) cuando reconoce a la universidad como construcción social impulsora de cambios y dinámicas que desde su devenir histórico ha buscado transformación. De esta manera, ver estas instituciones desde una perspectiva de responsabilidad social, es reconocer que todo tipo de acción socialmente responsable que se emprenda requiere asumir a los otros y al otro como parte indispensable de la individualidad misma. Y al mismo tiempo evidencia la necesidad de generar trabajos articulados, ya que la universidad como institución no es la única responsable de las acciones transformadoras. Por lo tanto, en la organización universitaria, la responsabilidad social es una misión inherente a su propia naturaleza, porque la tarea educativa es esencialmente social y en muchos aspectos ha sido de un profundo sentido y significado en la sociedad; sin embargo, actualmente se le exige a la universidad acentuar su liderazgo social saliéndose de sus fronteras, para impactar el entorno en todos sus ámbitos (Moreno-Elizalde & Gutiérrez-Rico, 2018, p.57).

De aquí la importancia de mirar la propuesta educativa de las universidades a la luz de un currículo como trayecto fenomenológico, tal como lo plantea Portela (2012). En donde se evidencia cómo desde el currículo se logra develar experiencias formativas disimuladas por fenómenos como las normas, contenidos, evaluaciones y lógicas de planeación racional (p. 91). Por supuesto, con ello se da fuerza de esta manera a las experiencias cotidianas, que van moldeando saberes, conocimientos y comprensiones, permitiendo tener una mirada más amplia del currículo, como camino para el reconocimiento y la transformación del individuo, e incluso como producto de las múltiples interacciones dadas a lo largo de la vida.

Por ende, después de reconocer la importancia del currículo y de mirar la formación universitaria desde la Responsabilidad Social es indispensable establecer esa relación directa que se da con los aspectos misionales de este tipo de instituciones, sobre todo cuando se reconocen posturas teóricas en las que el aspecto curricular y misional establecen identidades individuales y colectivas que hacen responder a esas identificaciones y reconocimientos desde el ser.

Por lo tanto, el aspecto misional está dado a partir de lograr conocimientos significativos que van más allá de las aulas de clase y del papel del docente, es poder abordar desde las acciones pedagógicas elementos que aborden el quehacer profesional partiendo de problemáticas sociales reales y de esta manera despertar conciencia social que deriven en comportamientos cotidianos socialmente responsables.

En consecuencia, el papel de la educación en nuestras sociedades debería ser, sobre todo, el de conformar un espíritu crítico sobre la base de un alto conocimiento teórico que otorgue a los ciudadanos los elementos necesarios para dar respuesta a los conflictos, contradicciones y desigualdades que se presentan continuamente en su entorno (García, citado en Muñoz & Calle, 2016, p. 195). Así las cosas, para el desarrollo de este artículo, se parte, de la importancia que tiene la educación desde su papel transformador a partir de los procesos de formación e interacción que se dan dentro de la realidad educativa y académica haciendo un llamado a la coherencia entre el ser, el hacer y el decir de las instituciones de educación superior. En este sentido juega un papel fundamental también el docente por lo que se coincide con Barzola (2020) cuando plantea que:

La educación superior demanda del docente un nivel elevado de conocimiento y de constante innovación de estrategias metodológicas para el logro de objetivos en el aprendizaje, debido a que su misión de elite es motivar, acompañar y guiar al estudiante en su desarrollo integral. (Barzola, Bolívar & Navarrete, 2020, p.7)

No obstante, se hace necesario tener un acercamiento teórico a la Responsabilidad Social Universitaria exponiendo la postura específica que se asumió en la presente investigación; un punto de partida, precisamente está en que «se entiende como una forma de ser, un modo ético de actuar que se extiende a la docencia, a la investigación y a la forma de actuar de todo el personal universitario y de la organización misma» (De la Calle & Jiménez, 2011, p. 5), de este modo, no se centra únicamente en asuntos relacionados con procedimientos, certificaciones u otros elementos importantes, sino que la base está en acciones verificables desde el quehacer de todos los actores educativos. Aquí es esencial comprender que, al involucrar la Responsabilidad Social Universitaria como un modo de ser, donde los profesores no se quedan en el discurso sobre determinadas acciones socialmente responsables, sino que lo ejemplifican, y en consecuencia el acto educativo lleva a un cambio, en el que «la transformación parte de los mismos estudiantes y no es algo impuesto; se trata de una provocación o invitación desde la educación» (Barreto & Arroyave, 2019, p. 47); así las cosas,

Es urgente pensar en la necesidad de formar un profesionista integral con una formación en ciudadanía responsable, estudiantes que se conviertan en ciudadanos bien formados y profundamente motivados, provistos de un sentido crítico y capaz de analizar los problemas de la sociedad y proponer alternativas de solución, aplicarlas y asumir responsabilidades sociales. (Torres & Trápaga, 2012, p.181)

Del mismo modo, se comprende que la Responsabilidad Social Universitaria está ligada al aporte que realiza en su contexto y la función misma de hacer una contribución para que exista desarrollo y mejoras en la comunidad que la rodea (Domínguez, 2009), y esto es posible en la medida que se tenga una comprensión de todos los aspectos en los que puede tener incidencia su accionar desde la formación que brinda a sus estudiantes, por ejemplo,

una de las dimensiones de ejercer responsabilidad social es la ambiental. Esta dimensión llevada a la educación terciaria ha de generar un replanteo del rol universitario en la sociedad, en el entendido que es el vehículo que produce alto impacto en la irradiación de formación, diseñando procesos de la nueva cosmovisión de la realidad del ser humano en el planeta tierra. (Aparicio, 2012, p. 99)

En el mismo sentido, cobra relevancia entender que la Responsabilidad Social Universitaria requiere ser abordada desde diferentes dimensiones para que puedan reflejarse acciones socialmente responsables de manera puntual; y esas dimensiones pueden reconocerse en las categorías que se identificaron en un texto que emerge de una investigación titulado “Responsabilidad Social Educativa: Una mirada a las Instituciones de Básica y Media del Valle de Aburrá”, donde se establecen cinco categorías clave como lo son: ética, medio ambiente, calidad de la educación, participación de los diferentes actores y pertinencia a las necesidades del entorno (Barreto, Guacaneme, Ibargüen & Gómez (2018).

Entonces, se puede concluir que la Responsabilidad Social Universitaria representa un modo de ser y de hacer las cosas en la universidad, que va más allá de cursos, actividades extracurriculares esporádicas, certificaciones de reconocimiento nacional o internacional, y que requiere especial atención si es que se quiere aportar a la transformación social, más allá de entregar títulos profesionales, y es que, en definitiva,

se constituye en un compromiso activo, integral, real con el entorno interno y externo de la universidad, tomando en cuenta la trascendencia de la universidad como motor de la sociedad; las características propias que el cumplimiento de las dimensiones universitarias con llevan en la sociedad del conocimiento; y, sus impactos particularmente importantes y diferentes, a las de cualquier otra organización de la sociedad. (Valarezo-González & Túñez-López, 2014, p. 89)

DESARROLLO

El proceso investigativo se enmarcó en un enfoque cualitativo, en tanto que el propósito central de la investigación se enfocó en el ejercicio de reconocer aspectos dados a partir de percepciones y prácticas de actores educativos, lo que representa una descripción de un contexto y un abordaje de una realidad e interpretación que se hace de sus vivencias. En ese sentido, cobró relevancia hacer uso como herramienta de apoyo del análisis crítico del discurso, en la medida en que se buscó hacer una mirada sobre lo que las formas de decir y hacer en el ámbito universitario reflejaban, una apropiación e identificación de una propuesta educativa, que en esencia se relaciona con la identidad misional. Esto valida que

las interacciones sociales se articulan y constituyen discursivamente, y es en los discursos donde se producen, reproducen y estabilizan los saberes sociales en los que se expresan ideas, creencias, normas y valores, los cuales sirven al proceso de orientar la acción humana. (Pardo, 2012, p.44)

Entonces, en el escenario educativo tanto profesores como estudiantes, en sus procesos de interacción asimilan o no una propuesta educativa, y el interés de la investigación se concentró en interpretar qué tanto de aquello que la universidad se propone en su misión, se logra materializar en el quehacer de los actores educativos que la integran.

El abordaje metodológico implicó la realización de una serie de fases, dentro de las cuales se optó por aplicar en parte el modelo planteado por Wodak y Meyer (2003), quienes reconocen un proceso enmarcado en el Análisis Crítico del Discurso, donde se pone en tensión el vínculo existente entre la teoría y el discurso; y si bien aclaran que existen diversas posturas en cuanto a la forma en que se asume la teoría, para ésta investigación se consideró lo planteado en el Proyecto Educativo Institucional y documentos asociados, como aquello teórico que fundamenta unas acciones como ideal en sus propósitos de formación, y se buscó su vinculación con el discurso de profesores y estudiantes, de la siguiente manera:

  1. Fase teórica: Se hizo una revisión de documentos institucionales donde se plantearon los elementos explícitos e implícitos relacionados con las categorías «responsabilidad social» e «identidad misional». Al mismo tiempo, se hizo una búsqueda en bases de datos especializadas sobre estas dos categorías buscando comprender todo lo que conlleva y representa cada una de ellas.

  2. Fase Operativa: En la cual se abordaron los actores educativos mediante procesos de entrevistas y participación en grupos de discusión en los cuales se buscó captar su experiencia en la vida universitaria.

  3. Fase de codificación: Se procesó toda la información recopilada en el trabajo de campo, con el apoyo del software AtlasTi, codificando las respuestas de profesores y estudiantes desde una categorización axial, partiendo de las dos principales del proyecto y subcategorías que emergían en las formas de decir lo que era la vivencia en la universidad.

  4. Fase interpretativa: Donde se cruzó lo planteado en fase teórica con aquello que sucede en la realidad desde lo encontrado en la fase operativa. De este modo se contrastó lo que está planteado como el ideal desde la apuesta formativa de la universidad, y lo que establecen diversos autores respecto a lo que debe ser la responsabilidad social y la identidad misional, con aquello que los profesores y estudiantes perciben y practican en su cotidianidad.

  5. Fase de construcción: En esta última fase, se buscó aportar la comprensión de lo que implica la responsabilidad social desde la teoría y la práctica; al mismo tiempo se puso en consideración la identidad misional como la que se refleja cuando un actor educativo logra un compromiso social.

En la investigación se abordaron dos grandes categorías de manera principal, como fue: Responsabilidad Social e Identidad Misional, los cuales, permitieron un acercamiento a las intenciones principales del objetivo planteado y se buscó develar en cierto modo desde el discurso institucional que era interpretado por quienes vivencian de manera cotidiana la universidad y sus procesos; no obstante, en la categorización se encontró un elemento común a esas dos categorías como es el compromiso social (Ver Figura 1), el cual, puede leerse como las acciones concretas desde las cuales se materializa el sentido de ser socialmente responsables. Desde esta perspectiva, se presentan resultados en la forma como perciben los estudiantes y profesores la Responsabilidad Social, y también se presentan acciones que se derivan de un compromiso social desde esos mismos actores educativos.

Fuente: Elaboración por los autores en AtlasTi

Figura 1 Categorías de la investigación. 

De este modo, se evidencia cómo se desglosan todas las categorías que se identificaron como parte del proceso investigativo, aunque en este artículo se presentan de manera resumida dos elementos clave, que permiten develar el cumplimiento del objetivo general planteado que se centró en «reconocer las percepciones y prácticas en torno a la Responsabilidad Social de profesores y estudiantes universitarios como evidencia de una identidad misional».

La responsabilidad social: entre la reflexión y las acciones cotidianas

En la investigación se encontró que el discurso institucional está enmarcado en una postura y apuesta institucional por lo socialmente responsable, lo cual, se hace evidente en su Proyecto Educativo Institucional (PEI) y diferentes espacios curriculares que buscan promover la responsabilidad social; no obstante, con la investigación se buscó reconocer qué de ese discurso de la universidad se hace visible en las percepciones y prácticas de profesores y estudiantes. De esta manera, una primera mirada estuvo centrada en el papel del docente, quien tiene la capacidad de generar reflexión y propiciar acciones en sus estudiantes, puesto que en el desarrollo de su rol involucra modelar la propuesta educativa y todas las apuestas que se proponen desde el currículo.

De este modo, una de las preguntas que se abordó desde los procesos de entrevista y grupos de discusión giró en torno a la forma en que los docentes reflejaban la identidad misional, entendiendo esta como la identificación y apropiación de la misión que pretende alcanzar la universidad. Frente a la lectura que hacen de sí mismos los docentes, uno de ellos reflexionó:

En nuestra función eso que se piensa, se piensa y se potencia porque de lo contrario sería un ejercicio netamente informativo o un ejercicio netamente técnico desde capacitación y ya. (Docente 28)

Lo anterior deja entrever que la labor que involucra el proceso de enseñanza-aprendizaje trasciende la trasmisión de contenidos, cuando cada clase y ejercicio académico es pensado y tiene una intencionalidad claramente definida en el marco de aquello que el currículo pretende desarrollar.

Frente a la manera de trasmitir la misión se hace a partir de la comprensión que se tiene de la necesidad de conectar la enseñanza con el papel que desempeña cada estudiante en la sociedad, desde aquel perfil que la universidad espera alcanzar, por eso se reflexiona en términos de

Somos los docentes quienes realmente tenemos que hacer ese puente, porque no hay otra forma, somos nosotros lo que les tenemos que mostrar a los chicos que hay que pensar más allá. (Docente 7)

Y es desde la capacidad de desarrollar un pensamiento crítico que la misión puede llegar a ser materializada, puesto que, el estudiante puede asumir una posición, porque no conoce únicamente lo que persigue la universidad, sino que tiene la capacidad de visualizar su aplicación y relevancia.

De ahí la necesidad de trabajar de manera aunada con los profesores y reconocer que la misión de la universidad, la propuesta curricular y la filosofía sustentan aquello que se pretende alcanzar desde la educación, y que se necesita del docente porque es quien tiene un contacto directo con los estudiantes y puede traducir de manera directa aquello que se espera alcanzar; en este sentido, se encontró que los docentes apropian elementos del Proyecto Educativo Institucional (PEI), como lo es en el caso de Uniminuto, el enfoque praxeológico, de tal manera que pueden verlo reflejado en su quehacer y en sus estudiantes, lo cual se hace notorio en el discurso de un profesor cuando dice

Creo que la filosofía institucional […] está haciendo un efecto, pues yo lo hablo como docente que acompaño prácticas; uno escuchando los estudiantes, los escucha uno 10, 15, 20, 30 estudiantes hablando de lo que está pasando y uno se da cuenta de que si está pasando algo; entonces la praxeología no es solamente cómo debo guiar al estudiante en la construcción de su propio proyecto de prácticas sino es el ejercicio que yo mismo hago en cuestión de mi práctica, la tutoría como docente. (Docente 33).

En este caso se refleja una apropiación de un enfoque metodológico que viene a ser parte de su actividad docente y al mismo tiempo, señala una trascendencia hacia sus estudiantes cuando en el discurso de ellos se encuentra aquello que se persigue como universidad.

Entonces, es vital que una universidad invierta en la formación de sus maestros y genere espacios para que se familiaricen con todo lo misional; y esto involucra un ejercicio que va más allá de jornadas de inducción a nuevos docentes, puesto que en esencia se requiere lograr identificación y capacidad de permear la práctica educativa, de lo contrario se corre el riesgo de desdibujar la esencia de la propuesta educativa y que predomine las ideologías propias del docente que como sujeto a construido a lo largo de su vida, tal y como lo resalta un profesor:

Muchas veces yo he visto compañeros que vienen de otras escuelas educativas, por decir algo vienen de otras universidades públicas o privadas donde el enfoque educativo es distinto, entonces ellos reinventan proyectos de prácticas que para nada tienen que ver con el proceso de producir conocimiento trasformador, son proyectos muy válidos, pero no da ese enfoque que hay en la filosofía o principio como valor de la praxeología. (Docente 33)

Y es que si bien, cuando se hace parte de una institución educativa no se pretende borrar la esencia de lo que cada uno es y sus tradiciones, sí es necesario trabajar por lograr una identidad misional en toda la comunidad educativa, para que aquello que se propone en el «papel» como un ideal, puede traducirse a la acción docente, por ejemplo.

De este modo, la investigación logró evidenciar que se tienen resultados significativos en la influencia que se ha dado sobre los docentes, siendo esto evidente en el discurso de estos, pues en entrevistas, sobre el aporte de la universidad a su perfil profesional, se encuentra que

Uniminuto le aporta al profesor un enfoque social y humano, permitiendo que los estudiantes sean vistos como seres humanos ávidos de encontrar una formación integral. Es muy importante que los estudiantes no sean vistos como clientes; práctica que ha venido tomando fuerza en algunas instituciones de educación superior, demeritando la valiosa profesión de la educación y formación de ciudadanos éticos y comprometidos con la sociedad. (Docente 8)

Siendo que en la universidad se tiene establecido que se «valora la persona» como un asunto fundamental, se requiere que más allá de la declaración, quienes interactúan con los estudiantes tengan esa visión y la reflejen desde el modo como se relacionan con ellos. También es importante cuando se hace visible el logro de pensar en el tipo de formación que se ofrece llevando a los estudiantes hacia lo que representa la responsabilidad social.

Ahora bien, sería sencillo reconocer las prácticas docentes desde la voz de ellos mismos, pero en la investigación se buscó reconocer las percepciones de los estudiantes frente al quehacer docente enmarcado en la misión de la universidad y la forma de reflejar con acciones concretas aquello que involucra ser socialmente responsable; de este modo, se encontró que los estudiantes resaltan cuando sus maestros les desafían frente al contexto de cada uno desde los diferentes ejercicios de clase y por eso pueden hacer afirmaciones como que

Los profesores de Uniminuto si van a la par con la misión de la universidad, esto se evidencia en su calidad humana, en la forma de impartir su cátedra, ponen al estudiante en situaciones donde se debe reflexionar, ser crítico ante la realidad social, no solamente se limitan a dar un contenido específico y lineal. (Estudiante 10)

Aquí es vital considerar la misión de la universidad como algo que va más allá del discurso social, puede hacerse visible desde el quehacer del docente al fomentar en sus estudiantes una visión socialmente responsable de la realidad. Entonces, lo curricular cobra vida al no quedarse únicamente en lecciones teóricas sobre la Responsabilidad Social, sino que permite el ejercicio reflexivo del contexto, lo cotidiano y las acciones que se pueden desarrollar de manera concreta.

No obstante, es preciso señalar que el logro de una institución educativa en materia de trasmisión de su ideario filosófico está en la práctica de aquello que considera un ideal, el comienzo está en lograr articular una conciencia sobre aquello que se propone, y en ese sentido, fue significativo evidenciar en el discurso de los estudiantes el reconocimiento de un sello institucional y la reflexión en torno a sus prácticas, por eso uno de los estudiantes anotó:

La universidad siempre trasmite la idea de integración social y la cooperación entre todos para la mejora de una mejor sociedad, aunque a la hora de ejercer nuestro papel como estudiante y ciudadano fallamos. (Estudiante 44)

Aquí se resalta el logro de una reflexión sobre la práctica cotidiana que como estudiante que hace parte de un ámbito educativo logra realizar, lo cual, permite poner en evidencia que se tienen avances en la trasmisión del sello identitario institucional.

La Responsabilidad Social: un elemento que inicia en el aula de clase

La consideración de acciones socialmente responsables que emergen como fruto de las reflexiones, logran convertirse en un compromiso social, cuando el estudiante y el profesor tienen una conciencia despierta frente a su labor en la sociedad, y este es un asunto que inicia desde lo que se hace en las aulas de clase; el punto de partida está en aquellos ejercicios que como docentes logran llevar a los estudiantes a ser críticos y propositivos frente al contexto en el que están inmersos, todo esto se hace palpable en el discurso de un estudiante cuando manifiesta de manera puntual:

El profesor de Epistemología me fascina esa clase, pero es porque él se encarga de incitarlo a uno a que piense, se critique, juzgue, es decir, que sea muy analítico y no solo se quede con lo que va a ver ahí en la clase. (Estudiante 86)

En este sentido cuando se despierta en el estudiante la capacidad de reflexión, es posible pensar que se está encaminando hacia un compromiso decidido por lo social.

Entonces, las acciones socialmente responsables se empiezan a gestar cuando se toma conciencia de la necesidad de implementarlas, y esto no lo consigue el estudiante cuando lee el componente teleológico de la propuesta educativa de su universidad, sino que tiene su génesis en aquello que puede visualizar en la cotidianidad del quehacer universitario, y una evidencia del alcance de este propósito es cuando al indagar a un estudiante sobre la forma de describir la institución de la cual hace parte, puede decir cosas puntuales como:

Yo la describiría como una institución que se preocupa por el desarrollo social del entorno, se enfoca mucho en que las personas sean conscientes de lo que le puede aportar a la sociedad, de que no se queden profesionales que solo se enfoquen en su campo, sino que sean personas críticas y que, como que se apoderen de la realidad y puedan aportar a ella. (Estudiante 34)

En este sentido, reconocer la universidad como un dinamizador de acciones que permitan a los estudiantes formación desde un compromiso social es establecer que desde la educación superior se puede lograr ir más allá de esos conocimientos académicos en donde la ética y el compromiso social se vuelvan protagonistas, y aquí es donde vale la pena resaltar la intervención de una estudiante que deja ver el valor y el impacto que generó en ella el curso de prácticas de responsabilidad social al establecer que:

Pues a mí más allá de las materias de la carrera como tal, fue cuando estuve haciendo las prácticas de responsabilidad social, la hice en un ancianato, incluso recordando esas problemáticas por ejemplo de ancianos que eran abandonados por sus familiares, los llevaban allá y nunca los iban a visitar, que por ejemplo hubo un caso donde yo le preste mi celular a un anciano para que llamara a su hija y pues simplemente cuando se dio cuenta que era él colgó el celular, entonces eso pues me marco un poco, él está ahí en esa problemática social, uno sabe que existen pero si usted no las vive, usted no sabe realmente como son. (Estudiante 80)

Lo que hace recalcar la forma cómo desde los aspectos misionales, institucionales y curriculares se generan acciones desde lo normativo y aportan significativamente a la transformación de la sociedad, partiendo de esa generación de concientización en los estudiantes y docentes, estos últimos como aquellos que dinamizan los procesos de enseñanza-aprendizajes y son tenidos como referencias en la vida estudiantes de toda persona.

Y acá, es donde la labor del docente cobra fuerza al momento de interactuar desde el proceso de formación en donde se parte de mostrar realidades que hacen en el estudiante tomar partido desde sus intereses y aprendizajes, tal como lo plantea un docente al decir

Que hay una opción de vida distinta si la quieren vivir ahí está, pero nosotros si tenemos la obligación de mostrárselas, de que hay opciones de vida, no tienes por qué perpetuar lo que vivieron en tu casa y cuando vienen y dicen es que yo voy hacer el primer profesional de mi casa es uno decirle mira que sí se puede, hay opciones de vida y el padre Rafael García Herreros era un convencido de que con la educación se trasformaba vidas y esta es la apuesta. (Docente 32)

Sumado a la anterior también se encontraron docentes que reconocen la importancia de dinamizar los procesos de aula a partir de las realidades de los mismos estudiantes y ven una posibilidad en este ejercicio de poner al servicio de los estudiantes todos sus conocimientos académicos como lo menciona un docente

El caso del docente, por ejemplo, despliega su conocimiento académico en función de la reflexión social y cómo aplicarlo en situaciones particulares (en situaciones particulares) para el desarrollo de las comunidades. (Docente 37)

Esto lleva a reconocer que todos estos procesos misionales de la universidad requieran de un docente abierto a nuevas posibilidades de generar impacto articulado de manera armoniosa el conocimiento académico con la vida y realidad de cada contexto.

En este sentido encontrar relatos de estudiantes como el siguiente:

Considero que, si existe un nivel de coherencia, la universidad se esfuerza por trasmitir el espíritu de ayudar, liderar, de promover seres socialmente responsables, poco a poco con algunas asignaturas, integraciones del área de bienestar lo está logrando, sin embargo, todo podría mejorar si existiera una mayor organización. (Estudiante 20)

Lo que lleva a ver que la universidad desde su quehacer e ideal por formar profesionales con sentido social busca que sus estudiantes y egresados logren desde sus conocimientos, enfrentar los desafíos del contexto actual de forma socialmente responsable; de ahí la necesidad indispensable de reconocer el papel de los docentes y la manera en que desde los diversos procesos formativos se va generando huella por un trabajo social comprometido con el desarrollo de Colombia.

CONCLUSIONES

Entender la universidad como uno de los agentes de cambio de gran responsabilidad en la sociedad es reconocerla más allá de su labor educativa, en cuanto al trabajo de generar conocimientos científicos y académicos, es ver la universidad como una institución de interacción en la que se desarrollan procesos desde las diferentes áreas del saber con las que se pueden establecer relaciones inter y transdisciplinares que logren fortalecer el desarrollo de las diferentes comunidades y que desde el papel docente se logren dinamizar en los estudiantes discursos y acciones críticas que generen impacto en la vida cotidiana de todos los agentes universitarios con el fin de generar coherencia que es una de las características que se desarrollas al hablar de acciones socialmente responsables.

En este sentido, es indispensable hablar del currículo, como columna vertebral del proceso educativo ya que se requiere no solo de un discurso narrativo favorable a la responsabilidad social, sino también de un amplio espectro de prácticas y procesos dentro y fuera del aula, que permitan a la comunidad educativa asumir los retos a los que día a día nos enfrentamos como sociedad y por lo tanto como Instituciones de Educación Superior, con el fin de trazar y presentar de forma más armoniosa el ideal institucional con el que cuenta toda universidad, que en su mayoría parten del profesional que se desea formar, y que en la actualidad se cuenta con una gran apuesta por la humanización de lo académico y científico con el fin de poder aportar significativamente a la transformación.

La construcción de una comunidad docente que articule favorablemente un ejercicio de responsabilidad social universitaria no es solo un tema de la adecuada selección del personal docente y del alto nivel formativo, pasa necesariamente por la formación permanente de esa comunidad docente y por la autorreflexión de su práctica, como espacio de compromiso social y de articulación con las necesidades de los estudiantes y del contexto; en este sentido, se hace indispensable que desde las mismas Instituciones de Educación Superior se incentive constantemente a la comunidad educativa a estar actualizando su currículo y reflexionando críticamente en el papel que cumplen dentro de la institución y la forma como se pueden ir generando nuevas maneras de innovar en la labor educativa de profesionales socialmente responsables, sumado a esto se reconoce y se le da un gran valor a la labor que cumplen los docentes dentro y fuera de las aulas.

Por otra parte, es importante reconocer que para la generación de un cambio social es indispensable contar con relaciones fortalecidas con la comunidad, agentes públicos y privados que permitan a la universidad aportar desde sus conocimientos a nuevas formas de ver y analizar la realidad con el fin de generar un trabajo mancomunado direccionado al bien común y que parta de las necesidades reales y sentidas del contexto con el que se relacionan las instituciones, ya que como la universidad en sí, no podría generar un cambio significativo sola, como agente único dentro de una sociedad globalizada y cambiante.

Por lo tanto, la apropiación autentica de la responsabilidad social universitaria del estudiante no es un ejercicio ad-extra del aula, por muy bien elaborados que estén los proyectos de prácticas sociales y profesionales, comienza y vuelve, nuevamente como oportunidad reflexiva, dentro del aula, y puede ser recreada y mejorada mediante el diálogo con el docente y los compañeros, reconociendo de esta manera la importancia que tiene dentro de la Responsabilidad Social hablar y ponerse en el lugar de la otra persona y los elementos del contexto; con el único fin de establecer dinámicas en las que el pensamiento crítico y la coherencia en pro del bien común se convierten en formas de vida para todos aquellos que consideran que la Responsabilidad Social Universitaria es el camino del cambio y la transformación con un sentido social profundo.

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*Autor para correspondencia mbarretocru@uniminuto.edu.co

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.

Miguel Alejandro Barreto Cruz: Investigación e idea inicial, recolección, interpretación y análisis de los datos, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final.

Natalia Guacaneme Duque: Investigación e idea inicial, recolección, interpretación y análisis de los datos, elaboración del resumen y traducción al inglés, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final.

Yulexy Navarrete Pita: Interpretación y análisis de los datos, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final, revisión de las referencias bibliográficas, adecuación a las normas de la revista y envío.

Huberto Obando Gil: Interpretación y análisis de los datos, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final, revisión integral del manuscrito, elaboración de las conclusiones.

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