INTRODUCCIÓN
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) por medio de su organismo para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2020) ha generado la Agenda de Educación Mundial, que busca implementar hasta 2030, en la cual se abordan temas como el acceso a la educación, su cobertura, sus herramientas y su calidad en el mundo (Hurtado, 2020).
Según datos de la UNESCO, a mediados de mayo de 2020 más de 1200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran de América Latina y el Caribe (Cepal-UNESCO, 2020).
La información recolectada sobre los 33 países de América Latina y el Caribe hasta el 7 de julio de 2020 permite constatar que en el ámbito educativo gran parte de las medidas tomadas se relacionan con la suspensión de las clases presenciales en todos los niveles. De dichos países, 32 suspendieron las clases presenciales y 29 mantuvieron una suspensión a nivel nacional.
Cada nación estableció formas de continuidad de los estudios en diversas modalidades a distancia. Entre ellos, 26 países implementaron formas de aprendizaje por internet y 24 establecieron estrategias de aprendizaje a distancia en modalidades fuera de línea, incluidos 22 países que ofrecieron aprendizaje a distancia en ambas modalidades (fuera de línea y en línea); solo 4 contaron con modalidades exclusivamente en línea y dos con modalidades fuera de línea. Entre las modalidades de aprendizaje a distancia en línea se destacó el uso de plataformas virtuales de aprendizaje asincrónico, utilizadas en 18 países, en tanto que solo 4 ofrecieron clases en vivo.
La situación anterior ha perjudicado a muchos niños y familias por las dificultades tecnológicas para el establecimiento de las conexiones correspondientes, el manejo de plataformas, los dispositivos a utilizar, entre otros elementos. Otro tema vital es la disponibilidad de tiempo y capacidad de los familiares para brindar apoyo a sus niños, tanto en lo académico como en lo psicológico, adaptados a la vida en sociedad, al intercambio presencial y a compartir con sus compañeros de clases elementos de la vida tanto cotidiana como estudiantil.
Los roles antes mencionados han debido suplirse de alguna forma y su ausencia ha generado trastornos en el aprendizaje, deserciones, desmotivación, caída en los niveles de rendimiento académico, entre otros aspectos, que dan espacio a desarrollar acciones para que las familias y las comunidades puedan ayudar a paliar estas difíciles atenuantes de la educación en tiempos de aislamiento social.
No solo los docentes sino los estudiantes deberían estar dispuestos a cambiar los modelos tradicionales y encontrar roles más participativos para que esta situación que se dio en la emergencia se traduzca en un cambio a nivel educativo que perdure (Hurtado, 2020).
Según el Comité Español de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR, 2017), para que la educación del siglo xxi se convierta en un motor de desarrollo debe:
Ser flexible y lo más alejada posible de modelos rígidos, pues el mundo cambia constantemente y se precisa que los niños y los jóvenes se adapten a nuevos contextos y circunstancias.
Promover valores sociales como la igualdad, la justicia, la cooperación y la ayuda humanitaria, pues de esta forma se anima a los ciudadanos del mañana a ser motores de cambios estructurales y a tomar conciencia de las necesidades reales de su entorno.
Insistir en el modelo de desarrollo sostenible como una meta a la que todos debemos contribuir.
Los elementos anteriores se refuerzan desde la necesidad de implementar acciones que faciliten la inclusión educativa, desde un trabajo conjunto de la escuela, la familia y la comunidad en general.
En la mayoría de los casos la educación virtual en tiempos de pandemia no permite el acceso a un aprendizaje significativo y, mucho menos, autónomo. La realidad que viven varias familias de clase media baja, sobre todo en América Latina, deja ver la precariedad de las políticas educativas para la era digital (Aguilar, 2020).
La formación académica vislumbra un gran desafío ya que los contextos sociales son muy diversos; además, se cuenta con escenarios vulnerables donde no se recibe el suficiente apoyo por parte de la familia, debido a algunos factores, entre ellos pueden identificarse los siguientes:
La realidad académica de muchas familias es escasa, y no poseen las herramientas y, mucho menos, las estrategias para generar un proceso de aprendizaje.
La familia tiene que responder a las exigencias propias de sus compromisos adquiridos, tales como estudio y trabajo, entre otros.
La falta de recursos tecnológicos debe permitir la comunicación efectiva entre familia y escuela.
Hoy más que nunca la familia y la escuela, como instituciones sociales, deben articular acciones de trabajo comunes que les permitan abordar y atender todas las problemáticas que puedan surgir durante el proceso, y juntas diseñar un plan de acción a favor del interés en común, que en esta oportunidad es el estudiante.
Este resulta un importante reto del aprendizaje virtual en tiempos de la emergencia sanitaria para la familia, los adultos y/o representantes de niños y jóvenes, quienes se han convertido en el centro fundamental del proceso educativo. Ellos constituyen los responsables directos del control y el manejo de actitudes, comportamientos y aprendizajes en la nueva realidad que ha correspondido vivir a la sociedad de los últimos tiempos; a ellos les incumbe el acompañamiento y el cultivo de valores.
Uno de los desafíos para el cumplimiento de la función de la familia en el proceso de aprendizaje es la comunicación permanente para potenciar la participación, la colaboración, la solución de problemas, el uso equilibrado de redes sociales y demás insumos tecnológicos, y la emisión de ideas, sentimientos y pensamientos conforme con necesidades e intereses de los niños y jóvenes. Representa tarea de la familia estimular y garantizar el bienestar físico, emocional y psicológico de los niños y adolescentes.
Se necesita que las tareas del hogar se compartan por todos sus miembros, según la edad y las capacidades; y evitar frases como «esto es para niñas» o «esto para niños»: la inclusión comienza desde la familia.
Por otro lado, puede resultar útil el apoyo de promotores sociales o psicopedagogos, con el objetivo de asegurar el desarrollo de las capacidades del estudiante; e incrementar su autonomía, su participación en la vida social y el alcance de las metas personales, sin dejar de un lado la labor de la escuela para fomentar la inclusión dentro del aula.
También hay que contar con un espacio educativo adecuado, aulas inclusivas que tengan diseños universales en el contexto actual, aulas virtuales, métodos de enseñanza, actividades que respeten las diferencias de tecnologías y posibilidades de las familias, atendiendo las individualidades.
Históricamente, la educación se ha considerado un proceso de un solo lado, en el que se ha creído que los educadores son los responsables de la formación de los niños. Sin embargo, hoy puede decirse que la educación a los padres puede ser un componente muy importante dentro del funcionamiento de un centro o escuela, y su apoyo se torna imprescindible para el éxito del proceso educativo. La identificación de potenciales en las familias y la comunidad puede resultar un gran apoyo al trabajo educativo e inclusivo.
Ecuador representa uno de los países en los que se ha desarrollado la modalidad virtual sincrónica en los niveles básico y medio. El país no escapa de las anteriores problemáticas, marcadas por las diferencias tecnológicas, económicas, culturales y de formación de las familias involucradas.
La Unidad Educativa Particular “María Inmaculada” nace ante la necesidad de los pobladores del sector “Colinas de San José” en abril de 1982, con el apoyo y asesoramiento de un grupo de laicos pertenecientes al movimiento apostólico “Legión de María”, quienes capacitaron en forma gratuita a quienes iban a iniciar en esta noble labor. Por la gran acogida que tuvieron y al incrementarse el número de estudiantes fue necesaria la construcción de una nueva edificación que empezó a funcionar en 1996. Actualmente ofertan el bachillerato en Ciencias.
Ante la crisis causada por la pandemia y la implementación de la modalidad virtual dicha institución ha desarrollado análisis del funcionamiento del sistema. Las dificultades halladas aparecen a continuación:
El interés por participar en las actividades de la escuela.
La cooperación entre los estudiantes del grupo.
La calidad de los dispositivos que utilizan para conectarse y realizar las tareas.
La facilidad para conectarse.
Los recursos tecnológicos de los que la institución dispone para la realización de la actividad docente.
En consecuencia, desde una perspectiva de comunicación, apoyo e intervención en las familias, se estableció como objetivo del presente artículo proponer acciones de inclusión educativa en tiempos de pandemia, desde la promoción social, en la Unidad Educativa Particular “María Inmaculada”.
DESARROLLO
La investigación realizada se basa en el enfoque mixto, con un estudio de carácter descriptivo y transversal, en la cual se realizaron encuestas a las familias de los alumnos del quinto nivel, como punto de partida para extender el análisis a los niveles restantes.
La muestra estudiada es coincidente con la población: todos los padres de familia del quinto nivel de la institución. La metodología aplicada se describe a continuación.
Fase 1. Aplicación del instrumento de recolección de información
El instrumento se diseñó a través de la revisión de un grupo de publicaciones que se han dado para la valoración del desarrollo de la educación en el contexto de aislamiento impuesto por la pandemia por el COVID-19.
De forma individual, cada familia recibió la información necesaria para llenar los cuestionarios de forma correcta. Se le entregaron dos documentos:
Consentimiento informado de participación en el estudio: se hace conocer el objetivo del estudio, con fines científicos, y se declara que la información se manejará de forma anónima y apelando a la sinceridad en las respuestas.
Encuesta: cuenta con 18 preguntas relacionadas con diferentes aspectos, como interés de los estudiantes, formación, calidad de la docencia, cooperación escuela-familia, entre otros.
Fase 2. Procesamiento de la información procedente de la encuesta
En este paso se analizan las frecuencias de respuestas por preguntas, de acuerdo con la escala utilizada (1-pésimo, 2-malo, 3-regular, 4-bueno, 5-excelente), con énfasis en las respuestas que representen fortalezas a aprovechar, y aún más, dificultades a atender, denotadas por frecuencias de respuestas significativas asociadas a las tres primeras categorías (1, 2 y 3: desde pésimo, hasta regular).
Fase 3. Propuesta de acciones para la mejora de la inclusión educativa
Una vez identificadas las esenciales falencias se procede a diseñar acciones que atenúen dichas causales, mediante el trabajo colaborativo de quienes participan en el proceso educativo (escuela, familia y comunidad), con la intervención de facilitadores que dominan las herramientas para la intervención social comunitaria, en el contexto de la actividad de extensión desarrollada por el Instituto Superior Tecnológico “San Pedro” y la carrera de promoción Social Comunitaria.
Como resultado de las fases 1 y 2 se aplicó la encuesta a todos los padres de familia de los niños del quinto nivel de la Unidad Educativa. En la figura se muestran los valores de las medianas para cada pregunta de la encuesta. (Figura 1)
El análisis de las frecuencias de las respuestas otorgadas en la encuesta se puede apreciar en la Tabla 1.
De forma general, se aprecian resultados satisfactorios en las respuestas a la encuesta por parte de las familias. El 50 % establece como «buena» la calidad educativa en la institución y un 30 % como «excelente», solamente el 20 % restante manifiesta una valoración de «regular». No se hallan evaluaciones deficientes.
Dentro de los aspectos que evidencian mejores valoraciones se pueden mencionar la experiencia de los maestros, y su capacidad para enseñar, relacionarse con sus estudiantes y atender sus individualidades, por lo que de forma general se percibe una alta calidad del talento humano en los docentes de este nivel, lo que sin dudas es una fortaleza a potenciar en la modalidad de estudios utilizada, aunque cabe destacar que en dichos elementos aproximadamente un 10 % de los padres los consideran como deficiencias, pero se tuvo en cuenta que al menos el 60 % (la mayoría de los padres) los valoró como buenos o excelentes.
Por otro lado, se pueden mencionar los siguientes aspectos de interés:
Los recursos tecnológicos de los que la institución dispone para la realización de la actividad docente con un 20 % evaluado como «malo» y un 40 % como «regular».
La responsabilidad en la realización de tareas con un 20 % y 30 % de padres que evaluaron como malo y regular, respectivamente.
La cooperación entre los estudiantes manifestó más dificultad, con valoraciones de 10 %, 50 % y 20 %, correspondientes a las categorías de pésimo, malo y regular, respectivamente.
El interés por participar en actividades de la escuela manifestó valoraciones deficientes con un 50 % de valoraciones, que se acumuló entre las categorías de pésimo y malo.
En menor medida, pero también valorada como deficiente, está la calidad de los dispositivos que se utilizan para conectarse y realizar las tareas, con un 40 % acumulado de respuestas en las categorías de pésimo y malo, y un 20 % valorado como regular; de igual manera ocurre con la facilidad para conectarse.
Cabe resaltar que el aprendizaje adquirido se valora como «malo» solo en un 20 % de los casos, en el 30 % de los casos se valora de «regular» y en el 50 % restante en las categorías de «bueno» y «excelente».
En la fase 3 se realizó un análisis por parte de los docentes del nivel, la dirección de la Institución Educativa, los estudiantes y docentes de la carrera de Promoción Social Comunitaria del Instituto Superior Tecnológico de formación en valores San Pedro, como mediadores entre la comunidad de padres y la institución, para diseñar acciones que contribuyeran a mejorar estas problemáticas y al mismo tiempo fortalecieran los vínculos entre la familia, la escuela y la comunidad (Tabla 2).
Como puede apreciarse, entre el grupo de acciones que se propone es recurrente la capacitación, por cuanto cada uno de los actores implicados en la formación de los estudiantes, teniendo como base el aprendizaje, deben tener la capacidad para transmitir experiencias y motivaciones que mantengan la expectativa frente al nuevo conocimiento.
En ello resulta fundamental el rol de orientadores que deben desempeñar los profesionales de la educación con el correspondiente acompañamiento y apoyo de las autoridades educativas. Desde la institución se debe fomentar un espacio de participación social en que se sientan responsables todas y todos en la formación de los estudiantes, por cuanto ellos serán en el futuro quienes podrán aportar al desarrollo de su comunidad.
CONCLUSIONES
A partir de los análisis cualitativos y cuantitativos realizados en esta investigación, se arriba a las siguientes conclusiones:
Los eventos pandémicos provocan transformaciones profundas en la vida social de las personas, lo que demanda de ellos habilidades, capacidades y competencias de resiliencia que les permitan mantenerse activos y, sobre todo, atendiendo la formación de las generaciones más jóvenes.
La enseñanza virtual, en cualquiera de sus modalidades, es una alternativa de enseñanza y aprendizaje que permite mantener la continuidad del trabajo que desarrollan las instituciones educativas.
La enseñanza virtual es un entorno de formación que implica de manera directa al resto de los miembros de la familia por cuanto se desarrolla, fundamentalmente, desde los hogares.
Los docentes, los familiares y la comunidad de la Unidad Educativa Particular “María Inmaculada” deben capacitarse para facilitar la interacción de los estudiantes con los medios de aprendizaje, donde la comunicación, la interacción y la empatía resultan fundamentales.
El éxito de cualquier estrategia o alternativa de trabajo frente a las problemáticas develadas en esta investigación debe radicar en la inclusión y la promoción social de acciones articuladas armónicamente desde la escuela, la familia y la comunidad.