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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versão On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.10 no.1 La Habana jan.-abr. 2022  Epub 01-Abr-2022

 

Artículo original

Reflexiones sobre Educación Popular: nociones históricas, filosóficas y educativas para una práctica necesaria

Reflexions on Popular Education: Historical, Philosophical and Educational Notions for a Necessary Practice

Jhonny W. Acevedo Ayala1  * 
http://orcid.org/0000-0002-0830-1567

1Universidad de Chile. Chile

RESUMEN

Este artículo reflexivo persigue resignificar la Educación Popular en la era posmoderna, bajo un enfoque histórico-lógico y apoyo bibliográfico, matizado con la experiencia del autor en el tema. El objetivo fue analizar el concepto de Educación Popular como práctica educativa, sobre la base de algunos referentes en la materia y como herramienta pedagógica transformadora de la realidad social contemporánea. Esta forma de trabajo educativo tiene arraigos históricos en la lucha de clases de dilectas figuras como Rodríguez y Bolívar, punto de partida de una historia en que no ha sido fácil erradicar la matriz decolonizadora como forma de liberar a las personas del poder dominante de la oligarquía latinoamericana. Se concluye que la Educación Popular resulta una estrategia pedagógica y filosófica relevante para la emancipación humana a través del conocimiento, que debe adecuarse a los nuevos contextos histórico-sociales actuales.

Palabras clave: capitalismo; Educación Popular; materialismo dialéctico; marxismo

ABSTRACT

This reflective article seeks to resignify Popular Education in the postmodern era, under a historical-logical approach and bibliographic support, which was nuanced with the author's experience on the subject. The objective was to analyze the concept of Popular Education as an educational practice, based on some references in the matter and as a transforming pedagogical tool of contemporary social reality. This form of educational work has historical roots in the class struggle of beloved figures such as Rodríguez and Bolívar, the starting point of a history in which it has not been easy to eradicate the decolonizing matrix as a way of liberating people from the dominant power of the Oligarchy. Latin American. The research makes it possible to conclude that Popular Education is a relevant pedagogical and philosophical strategy for human emancipation through knowledge, which must be adapted to the new current historical-social contexts.

Keywords: capitalism; Popular Education; dialectical materialism; Marxism

INTRODUCCIÓN

La Educación Popular (EP) es un concepto teórico-práctico que ha permitido la formación y transformación de personas que enfrentan el progreso humano en todas sus dimensiones. Educación es una categoría amplia que, según la Real Academia Española (RAE), viene del latín educatio, -onis, entendida como la acción que realiza un instructor por medio de la labor docente a niños y jóvenes; Popular, por su parte, proviene del latín popularis y significa lo perteneciente o relativo al pueblo, incluso, a la parte menos favorecida del pueblo (RAE, 2021).

La EP marca la trayectoria del ser humano cada vez que emprende la «formación» de quienes más lo necesitan. Formación, del latín formatio,-onis, es la acción y el efecto de formar o formarse, que en este contexto se entiende como la preparación intelectual, moral o profesional de un persona o grupo de personas (RAE, 2021).

La Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) han propuesto los Objetivos de Desarrollo Sostenible (DOS) para 2030, con la idea de «transformar el paradigma de desarrollo actual a uno de desarrollo sostenible, más inclusivo y con visión de largo plazo» (ONU/CEPAL, 2018). En efecto, el DOS No. 4 plantea la necesidad de garantizar una educación inclusiva, equitativa y con calidad, y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos. En sus metas se trasluce el enfoque de género y el acceso para todos los grupos etarios a una educación escalar desde la primera infancia hasta la universidad, para eliminar el analfabetismo. Lo anterior, con formación de competencias que impacten en el empleo, sin exclusiones de ningún tipo y menos de discapacidad, todo centrado en el respeto a los derechos humanos y la paz social, con equidad y desarrollo sostenible de largo plazo.

Como se aprecia, la EP en nada se opone a los ODS, más bien los complementa, ya que la educación debe ser vista como un principio universal y un derecho humano fundamental para acceder en condiciones ideales a un sistema educativo gratuito desde la etapa preescolar hasta la universitaria y de posgrado; y donde, con el principio de la «educación permanente y continuada», se vincule la acción educativa con la comunidad.

En febrero de 2018, el autor participó de la conferencia “Realidad Brasileña y Educación”, dictada por el Dr. Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto, en la Facultad de Filosofía, Historia y Sociología de la Universidad de La Habana, Cuba, hecho que reencantó al autor con la EP y que motivó la generación de este artículo, con el objetivo analizar el concepto de Educación Popular como práctica educativa, sobre la base de algunos referentes en la materia y como herramienta pedagógica transformadora de la realidad social contemporánea.

MÉTODOS

La investigación cualitativa de carácter histórico-lógico permitió estudiar la evolución de la EP, mediante el análisis de posiciones teóricas de diferentes investigadores, por lo que admitió el análisis de teorías, enfoques y temas relacionados. Además, se realizó una búsqueda documental para recopilar información primaria de libros, revistas científicas indexadas y publicaciones de carácter internacional, existentes en Web of Science, PubMed, SciELO, Google Académico.

El marco teórico buscó explicar aspectos epistemológicos de la EP, así como su desarrollo histórico-lógico y axiológico sustentado en los aportes de sabios pensadores latinoamericanos y de habla inglesa, con el propósito de resignificar los elementos que están detrás de la teoría y la práctica de la EP.

RESULTADOS

Según Molins (1994), la educación popular en América Latina (AL) y el Caribe ha sido una herramienta utilizada para educar a campesinos, obreros y gente del pueblo, como forma de contrarrestar modelos culturales oligárquicos dominantes pre- o posrepúblicas en la región, impulsada por Simón Rodríguez y Simón Bolívar, bajo una estructura de pensamiento común que diera cohesión ideológica a los nacientes Gobiernos de aquella época.

La exclusión de la infancia del sistema educativo se vio desde temprano en AL, donde las clases dominantes evitaban la formación de los niños de padres pobres, y que a juicio de Rosales (2018), el joven Simón Rodríguez denunciara como maestro de las primeras letras en la ciudad de Caracas en 1794, en un informe con seis reparos importantes, presentado al Ayuntamiento de esa ciudad, en el que advierte que «hay poca estima, por no decir el gran desprecio, que recibe la primera escuela por parte de la sociedad caraqueña» (p. 50).

Rodríguez no piensa en maestros-mesías que traigan la luz a personas ciegas, ya que solo en niños funciona esa clase de milagros, para lo cual era relevante la primera escuela.

La importancia de la formación del pueblo para combatir la falta de educación y sacar de la condición de «brutez» (ignorancia) por medio de la capacidad de razonar, está de sobra argumentada en diferentes pasajes del libro Luces y virtudes sociales, de Simón Rodríguez, publicado por primera vez en la ciudad Concepción, Chile, 1834; el cual pone el acento en la relevancia de la acción educativa (Rodríguez, 2010).

En el pensamiento de Rodríguez y Bolívar hay resonancia de la opresión a la que estaba expuesta la cultura popular, que arraigaba los valores esenciales de las personas con acervos propios, tales como el arte popular, la música, el teatro, la poesía, los cuentos populares, los juegos y deportes del pueblo, entre otros. En este contexto, la EP se basa en el uso de un lenguaje sencillo y entendible por todos, sin arrogancia y alejado de la jerga técnica de prácticas políticas y académicas que, a veces, son rechazadas por las personas sencillas, quienes expanden todo conocimiento adquirido hacia la comunidad, en tanto ahí radican los sujetos cognoscentes que requieren emplearlo, reproducirlo y difundirlo en sus bases sociales o espacios comunitarios (González, 2003).

El maestro y filósofo Rodríguez y el político-libertador Bolívar cultivaron una relación alimentada por la visión de emancipar al pueblo latinoamericano a través de la educación, donde el Estado debía resultar garante y responsable de tan noble actividad. No obstante, para Rodríguez, ello debía ser producto de una escuela que enseñara a pensar y razonar con sustento científico-filosófico, y de una sociedad educada con comprensión crítica de lo aprendido. Sin embargo, estos fundamentos diferían de los argumentos de Bolívar, quién sustentaba la metodología de Lancaster basada en el «método de enseñanza mutua», cuyo argumento era una forma de educación rápida y masiva basada en la instrucción y memorización, elementos inadmisibles para Rodríguez (Durán, 2017).

Un referente en materia de educación fue el Dr. Fidel Castro Ruz, quien dijo: «Ese mundo mejor, que dependerá de varios factores, no sería concebible sin la educación» (Cárdenas, 2008, p. 57), frase en la que están contenidos los fundamentos educativos de Rodríguez y Bolívar. En su rol de estadista, el Dr. Castro Ruz garantizó un Estado responsable de la educación cubana innovadora, que recogió el legado de grandes pensadores y educadores cubanos como José Martí, José de la Luz y Caballero, José Agustín Caballero, Félix Varela, Enrique José Varona, Manuel Valdés Rodríguez, entre otros. Por otra parte, llevó a cabo el movimiento educacional de alfabetización de masas inspirado en la visión martiana, la que se aprecia como una estrategia similar a la defendida por Bolívar (método de enseñanza mutua).

Los fundamentos histórico-sociales previos relacionados con la EP fueron la antesala del pensamiento de Pablo Freire, educador y filósofo a quien se le reconoce como creador del concepto de «Educación Popular». Su visión crítica y contradictoria de la realidad confluye en ideas de protección de comunidades oprimidas y explotadas por las élites oligárquicas en Brasil y AL, núcleo central de esta pedagogía, que en su desarrollo promueve la lucha libertaria de esas comunidades (Freire, 2004).

La mirada dialógica que emerge con la didáctica de la EP está sustentada en el materialismo dialéctico de Marx, para que el pueblo enfrente decisiones propias a partir de un desarrollo educativo anclado a sus vivencias, lo que no fue ajeno al Dr. Frei Betto,1 discípulo de Freire, además de escritor, catedrático y fraile dominico.

El pensamiento de Marx sobre la aproximación histórica del hombre a su realidad objetiva ocurre en la trayectoria del pensamiento entre la teoría y la práctica revolucionaria, en tanto es la forma como la filosofía dialéctico-materialista produce el efecto transformador del hombre, a través del conocimiento de la verdad objetiva existente en la realidad (Silva, 2018).

Frei Betto representa un pensador contemporáneo influyente que debió enfrentar el dilema de seguir los lineamientos revolucionarios de Freire o continuar como parte de las élites eclesiásticas. Él optó por la primera opción; fiel a la ideología marxista, pero sin desprenderse de su labor eclesiástica, que ha ejercido en el trabajo con el pueblo rural y campesino inmerso en su propia realidad brasileña.

Según Frei Betto (1985), el Dr. Fidel Castro Ruz planteó en su visita a Chile en 1971 a un grupo de sacerdotes católicos: «Hay diez mil veces más coincidencias del cristianismo con el comunismo, que las que puede haber con el capitalismo» (p. 17), lo que reitera a representantes de iglesias protestantes en su vista a Jamaica en 1977, donde argumenta:

Cristo fue un gran revolucionario. ¡Ese es mi concepto! Era un hombre cuya doctrina toda se consagró a los humildes, a los pobres, a combatir los abusos, a combatir la injusticia, a combatir la humillación del ser humano. Yo diría que hay mucho en común entre el espíritu, la esencia de su prédica y el socialismo. (p. 20)

La experiencia de vida de Betto concuerda con la visión que tenía el Dr. Castro Ruz; quizás por ello mantuvieron una relación cercana, de respeto y admiración mutua.

Frei Betto (2005) es un cuestionador del modelo neoliberal porque produce una «deshistorización» del tiempo, al hacer ver las cosas de manera circular y reduccionista con la ayuda de los medios de comunicación como la televisión, que influencian la forma de pensar de las personas de manera cronológica e histórica, al mostrar, por ejemplo, la forma de morir de un deportista de élite, su entierro, sus triunfos, su vida en familia, etcétera, todo de una vez y en fracciones de segundo.

La EP, las religiones y el marxismo trabajan con la historia; de ahí su análisis dialéctico materialista que mira al pasado, analiza el presente y cuestiona la realidad y la explotación del hombre por medio del trabajo. Freud trabajaba con la historia en su forma de tratar al hombre, de enfrentarlo a su pasado y reconstruir su realidad a través del psicoanálisis. No resulta casual, según Betto, que tres personajes históricos (Jesús, Marx y Freud) trabajaron con la historia en sus obras materiales. No es de extrañar, ya que los tres eran judíos, y herederos de tradiciones históricas de los hebreos, que se traspasaron a través de sus historias como un fuerte legado sociocultural, étnico y religioso.

Sea quien fuere el personaje de la historia, la EP devela un lenguaje que usa metáforas simples e imágenes simbólicas representativas para no correr el riesgo de llevar al pueblo a un lenguaje intelectualista, ajeno, deshistorizado y alógico que coarte sus logros, de lo contrario no tendrá cómo reconstruir su historia (Betto, 2005). En este sentido, existen dos ideas de Paulo Freire que develan lo antes dicho. La primera: «no se trata de que el pueblo entienda lo que yo hago, sino que vea lo que yo hago» (p. 25); y la segunda: «debe existir la necesidad de tener un tendedero en donde se puedan colgar los conceptos y analizar la realidad» (p. 26). Es decir, la EP es pensamiento y acción que promueve cambios en la persona, moviliza el statu quo en pos de transformaciones, lo cual se hace con un lenguaje simple, flexible, entendible, de acuerdo con la realidad sociocultural e histórica de educador y educando, donde ambos se transforman.

En correspondencia con lo anterior, Catherine2 Walsh (2014) ha desarrollado una postura crítica con respecto a la perpetuación de la matriz del poder colonial, en contra de la cual se debe estudiar y alfabetizar sobre la decolonización en AL, lo que resulta coherente con una pedagogía decolonizadora que tiene base y puntos de encuentros con la EP de Paulo Freire. Su enfoque hace visible cómo las luchas políticas influyen en nuevos movimientos teóricos, más allá de análisis marxistas, que dejan al descubierto las relaciones coloniales opresivas de poder contra pueblos de AL.

La reflexión en lo decolonial ha sido una puerta de entrada a que los pueblos alcancen una mejor educación y condiciones de vida, donde la noción de pedagogía y lo pedagógico se entrelazan con la militancia intelectual y el activismo, para formar un todo inseparable, constitutivo de y constituido en la práctica, con el fin de desplazar experiencias heredadas hacia posibilidades de conversaciones y solidaridades (Walsh, 2015).

La práctica colonialista y el capitalismo se potencian para hacer más permeable a las personas a sus formas impuestas, lo que pone en riesgo los ideales y la acción política que defiende derechos sociales de justicia, igualdad y solidaridad. Por ello son clave estos movimientos de acción política que cambian estatus teóricos y epistémicos, según Walsh. Esta acción para Betto (Arguello, 2018) requiere de procesos de «Alfabetización Política» comandados por los Gobiernos, con una educación centrada en valores y en el método marxista, que analiza en forma crítica la sociedad en la que se vive y trata en forma lúcida los mecanismos de explotación, como la alienación y plusvalía de las clases sociales, en tanto la riqueza excedente del trabajo no puede ser apropiada por un capitalista, sino por el Estado, para hacer de ella beneficios sociales y consolidar derechos de la población.

De acuerdo con esta mirada, muchos Gobiernos progresistas han descuidado sus procesos de alfabetización política, al creer que la historia de revoluciones ganadas sería suficiente para hacer infranqueables sus sistemas de Gobierno radicados en el pueblo. En este sentido, nadie nace socialista, humanista o progresista, lo que depende del trabajo sistemático de alfabetización política para mantener y fortalecer un sistema político-educativo, con apoyo de las familias, los colegios y la comunidad.

Debe tenerse cuidado con los determinismos que niegan la convivencia del socialismo o el comunismo con el consumismo, más aún si hay déficit sociocultural, porque ha sido difícil la lucha de la izquierda mundial para enfrentar la dependencia económica, donde el capitalismo es un Dios, con el poder de aumentar la riqueza para los dueños del capital y generar profundas desigualdades e inequidades sociales con respecto a las clases más desprotegidas

Frente a lo expuesto, la EP de Freire (1993) resulta un camino que señala el conocimiento como una acción transformadora de la realidad de las personas, de carácter dinámico y creativo, centrado en la vivencia del ser humano para apropiarse de lo aprendido y lo «aprehendido», con la finalidad de aplicarlo en beneficio del bien común, con prácticas educativas basadas en la tolerancia y el respeto, pues el proceso de enseñanza-aprendizaje funciona de forma correcta si educador y educando son educables y re-educables.

La EP se hace con el individuo en su medio social y alejado de modelos educativos rígidos o autoritarios. El educador popular no pretende cambiar a las personas, sino transformar su mentalidad bajo la lógica la metáfora de la «Educación Bancaria», donde el saber y el conocimiento constituyen una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan como ignorantes, para lo cual transfieren contenidos que son parte de una realidad que no requiere reelaboración, al hacer un depósito de contenidos en la mente de las personas, con objetivos acotados, rígidos y a veces dogmáticos.

La donación de contenidos representa una manifestación instrumental de la ideología de la opresión, como la absolutización y alienación de la ignorancia, alojada en la posición de educandos sumisos e ignorantes (Freire, 2005). En palabras de Foucault, esto mantiene a un «sujeto sujetado» a cánones formativos preestablecidos, atado a la opción de no cambio, que coarta las capacidades creativas.

En la actualidad, riqueza y poder van de la mano en sistemas capitalistas que representan la fuente económica e ideológica que sustenta su propio sistema, a partir de lo cual ganan espacio social, incluso a nivel popular; el dinero lo compra todo. Hoy los Gobiernos democráticos enfrentan la existencia de una prostitución política que no cede ante la oportunidad del poder; más bien tratan de perpetuarlo, al dejar atrás sus principios históricos radicados en la soberanía del pueblo. La burguesía capitalista maneja las políticas «desde arriba», lo que limita la posibilidad de participación del pueblo, que se somete al carácter opresor del modelo económico neoliberal.

El Estado, en su rol social y democrático, debe garantizar una óptima condición de vida a las clases obreras y trabajadoras, con una distribución solidaria de las riquezas de la nación, lo cual evite la enajenación de las personas en el trabajo. Este legado de Carlos Marx3 sigue vigente, pues en el siglo xxi un trabajador no puede estar oprimido por el trabajo en manos del capital, sino más bien debe existir un equilibrio entre los dueños del capital y los derechos inalienables de todo trabajador. Perder esta lucha significa caer en modelos sin principios revolucionarios, con riesgo de perder el sentido de lo ético, lo solidario y lo humano.

La EP ha favorecido movimientos de «economía solidaria» en AL a través de una conciencia crítica y organizativa orientada a lo productivo, el trabajo y los ingresos, como una forma de hacer frente al capitalismo con herramientas reflexivas y de acción de economía popular (Gadotti, 2016). De igual forma, Freire y Betto invitan a observar la realidad circundante en AL y el Caribe, para responder algunos cuestionamientos sociales relacionados con la educación, el trabajo, la familia y la política, entre otras.

Lo central es no perder el principio de solidaridad y proteger una serie de valores que estarán expuestos a quedar presos del neoliberalismo, que obnubila con su poder consumista e incentivo a la demanda, a riesgo de perder el equilibrio en el consumo; y que, más temprano que tarde, enfrenta a las personas con un capitalismo que es frío, cruel e inhumano al momento de cobrar lo suyo.

Por lo anterior, debe promoverse una sociedad de valores que en esencia humanicen a las personas, como un espacio para construir relaciones de humanización, lo que Neill (1994) plantea como la necesidad de un humanismo positivo, sin lo cual la familia está oprimida, sin libertades e impedida de realizarse, con síntomas de una enfermedad cultural.

Según Byrne (2011), lo educativo es un acto de humildad frente a la experiencia y los conocimientos del educando; lo que Freire en su «Pedagogía del Oprimido» (2005) trata bajo la lógica de diálogos de amor, esperanza, fe en el hombre, fe en poder hacer y rehacer, de crear y recrear, fe de ser más como un acto de humanización y derechos de las personas, no como un privilegio, porque el diálogo es incompatible con la autosuficiencia, pues no hay diálogo si no hay humildad.

Comprender el sentido del diálogo ayuda entender la idea de Marx acerca de que todo educador puede ser educado y, que, según Freire, quien enseña aprende al enseñar, y quien aprende, también enseña al aprender. Todo acto educativo tiene el valor de liberar a educandos de la opresión dominante, lo que conlleva la opción de reinventarse, de transformarse dentro de contextos de realidad, más aún, si se movilizan por actos de amor, de fe en sí mismos y en los otros, con inclusión y complicidad en lo que se hace. A esto se refiere Fromm (1974, 1992, 1999) en sus propuestas de humanizar la vida en función de las necesidades humanas, con manifestación de vínculos afectivos maduros y fraternos.

Freire en su ejercicio filosófico y educativo, toma distancia de la realidad, para preguntar y conocer más sobre la práctica educativa, al pensar en la «práctica de la práctica», que lo lleva a postular la existencia de una filosofía educativa que responda interrogantes como ¿qué hacer a favor de qué?, ¿en favor de quién? y ¿contra qué o quién?; preguntas que guían el pensar crítico para transformaciones políticas y epistemológicas a través del móvil educativo, con la participación de todos y para la humanización/liberación de todos (Martínez, 2015).

Freire (2005) en su afán profundizador de cristalizar la violencia y la deshumanización de todo ser humano opresor, hace tomar conciencia de que este perverso acto radica en la debilidad de los oprimidos; y de que, por más acto de generosidad suavizado en la debilidad de ellos, lo que subyace es la falsa necesidad de ser generosos, con la finalidad de que permanezca la injusticia y, con ello, la ilusoria generosidad tenga la posibilidad de realizarse. Los actos de opresión visibilizan el orden social injusto como fuente generadora de esta necesidad de generosidad que se nutre de la muerte, el desaliento y la miseria.

De igual forma, Freire despliega la idea existencial de hombres que ya no extienden sus manos con gestos de súplicas de humildes a poderosos, lo que forma parte de «Los condenados de la tierra»,4 de los oprimidos, los desharrapados, que deben luchar de manera mancomunada, solidaria y humanizada para intentar restaurar la verdadera generosidad. Esto subyace en la necesaria descolonización y liberación de los pueblos originarios y agrarios que fueron despojados de su patrimonio territorial por las clases burguesas capitalistas en AL, con la consiguiente pobreza y explotación.

Los condenados de la tierra persisten en la complejidad histórico-social actual, que enfrenta a jóvenes y adultos a falsas generosidades por parte del mundo empresarial estatal o privado; y a la cruda realidad de sistemas educativos de baja calidad, salarios insuficientes, y con falta de estrategias que promuevan la superación profesional, la capacitación permanente y continuada, entre otras. Es decir, persisten condiciones que oprimen a las personas o a los profesionales que se encuentran en una tierra productiva que no es la suya, que dejan sus oficios originales, que asumen la contingencia social de no tener trabajo o de emplearse en un oficio distinto al suyo.

La contundencia de los argumentos de Freire corrobora el hecho de que la educación de las personas resulta un derecho irrenunciable del Estado, que debe asegurar procesos educativos igualitarios y equitativos, que, entre otras cosas, promuevan el principio rector de «La vinculación del estudio con el trabajo» (Pedro, 2011).5

La realidad social actual muestra aristas que, desde la teoría de la complejidad (Morín, 2020), marcan una perspectiva sistémica donde los hechos o las cosas no son producto del azar, sino causa y consecuencia que se enlazan de manera natural e insensible a cosas o hechos más alejados y diferentes; por ello, para conocer las partes hay que conocer el todo y se conoce el todo a través de las partes, pues la complejidad social es sistémica y, como tal, responsabilidad de todos.

Según lo anterior, constituye un imperativo alinear las prácticas educativas con las políticas económico-sociales, que, en lo ideal, confluyan tanto desde arriba (Gobierno) como desde abajo (comunidad), para dar soluciones innovadoras a estos desafíos contemporáneos, con respeto a la historia y cultura de las comunidades y, como dirían Freire o Betto, con herramientas de EP.

A juicio de Ignacio Ellacuría (2001), el poder de las ideologías está en la forma en que brindan solidez a un sistema social. Perder la relación humana y ética con el pueblo es muy nocivo, sobre todo si el capitalismo se hace parte de la población al distorsionar de manera consciente lo que ocurre, lo que oculta e invisibiliza la verdadera realidad.

La EP, a través de su didáctica educativa, puede acercar a las personas a procesos de transformación ética, de generosidad y progreso social, lo que Freire y Betto obtienen al utilizar lo que denominan la técnica del «sacacorchos», para descorchar al hombre de la opresión y extraer el espíritu libertario que, entre otras cosas, busque el sentido y la verdad de los hechos. Como complemento a la técnica del sacacorchos, también aplican la técnica del «atornillador», con la que a su juicio se atornillan ideas, principios y valores esenciales en las personas, con la finalidad de fortalecer su formación y, con ello, la paz y el progreso social.

El general, este proceso educativo ubica a la persona como receptor educativo en el centro de la pedagogía popular, para aprehender los hechos de valor de la realidad histórica y social en que vive e, idealmente, asumir la formación de un ser revolucionario que toma parte de un sistema de vida apoyado en el nuevo conocimiento que cambia su realidad. Frei Betto aborda esta realidad en su artículo «El compañero al que no le gusta leer» (Betto, 2009), donde dialoga con Pedro, un campesino, a quien intenta demostrarle la importancia que tiene la lectura en el ser humano; entre otros argumentos, parafrasea a Freire: «es errado decir que una persona es más culta que la otra. Lo que hay son culturas paralelas, complementarias en las relaciones que la vida teje entre las personas» (p. 63), con lo cual le explica sobre la existencia de distintas materias posibles de consultar y aprender; mas el ser humano no puede saberlo todo.

La filosofía como amor al conocimiento ha sido una herramienta necesaria para la formación del hombre, sobre todo si va de la mano de la pedagogía como telos (propósito o fin) fundamental. La pedagogía popular, como filosofía práctica, utiliza la comunicación como medio para transformar con bases éticas a un individuo interrelacionado con el mundo social. Al vincular este análisis con la filosofía contemporánea, emerge la figura de Michel Henry, quien, según Granados (2020), se debe pasar de la fenomenalidad de las apariencias a la fenomenalidad del parecer mismo (lo que hace aparecer el parecer), como forma de llegar a la inmanencia absoluta, donde cuerpo y ego se funden en uno solo y que Henry denomina «la inmanencia trascendental» como carne, es decir, el cómo se pasa de hechos fenomenológicos que radican en la conciencia y el ego transcendental, a los hechos de carne y hueso.

Mirar el futuro a partir de los hechos reales y concretos, obliga a reflexionar en la importancia de una práctica educativa con propósito y sentido socio-humanista, que, bajo distintos enfoques epistemológicos, deben reconocer todo devenir histórico, y los avances científicos y tecnológicos, para apoyar las transformaciones de las personas e instituciones (Valcárcel, Lazo &Pérez, 2017).

No hay dudas con respecto a que el progreso y las transformaciones sociales son causa y consecuencia de la educación, de lo cual se toma conciencia con lucidez cuando se asume, en palabras de Confucio, que la «crisis es un instante entre dos claridades». Los cambios acelerados a nivel mundial dan cuenta de ello, pues se ha pasado a una cuarta revolución industrial en cerca de cincuenta años, lo que en revoluciones industriales previas tomó 200 años en promedio (Mejías, 2020). Educación, tecnología y ciencia son una tríada que impulsa estas revoluciones de hombres y mujeres que sobrellevan desde su posición de confort o resistencia la opresión capitalista.

La educación y los procesos formativos no pueden olvidar el legado de la EP en AL, ya que han contribuido en diferentes contextos histórico-sociales a elevar el pensamiento reflexivo vinculado a movimientos sindicalistas, obreros, populares, libertarios y democráticos, que expanden el actuar pedagógico más allá de las aulas, para ofrecer un camino de desarrollo humano a las personas en espacios socio-comunitarios y, desde ahí, traerlos a la reflexión y formación en espacios técnicos y universitarios para mejorar sus condiciones de vida. Estas ideas son concordantes con el trazado y pensamiento de integración en AL actual, bajo argumentos propios y sin la influencia euro- o anglocéntrica; es decir, bajo una visión de integración geográfica, histórico-lingüística y política que de mayor autonomía a los Gobiernos y sus pueblos (Paikin, Perotta & Porcelli, 2016).

Hoy el debate teórico-conceptual trasciende a las diferencias de todo orden, abrazado a educaciones populares que amalgaman procesos de tradición histórica y rebeliones teóricas que incitan a la transformación; apoya enfoques cosmogónicos para que no se extingan, con el apoyo de la inter- y la transdisciplinariedad que utiliza pedagogías innovadoras; que aplica metodologías investigativas vinculadas al espacio social y territorial, entre otros, lo que refuerza la visión de futuro de equilibrar sistemas sociales con más calidad de vida, equidad y desarrollo humano con más EP.

CONCLUSIONES

Los países de AL y el Caribe deben revalorizar la EP de Freire y Betto para desformalizar lo formal de su educación e incorporar estrategias pedagógicas que promuevan el desarrollo integral de las personas y su felicidad, más que el mero cumplimiento de objetivos educativos deshistorizados y alógicos. Se debe (re)pensar la práctica educativa a todo nivel para instalar procesos de reflexión emancipatorios en educandos capaces de enfrentar procesos de cambios en la sociedad con más conciencia social, capacidad organizativa, alianzas colectivas y vínculos territoriales.

El legado de Freire sobrepasa la metodología educativa, al incorporar el pensamiento filosófico a la EP, que debe resultar práctica obligada de todo aquel que tenga en sus manos el rol transformador de la sociedad. Esto Betto lo aprendió como su discípulo, colega y amigo, y le imprimió un estilo propio que lo hacen un referente en la materia.

La EP debe adaptarse a los nuevos contextos histórico-sociales, ya que las personas se enfrentan hoy a otras revoluciones (comunicación, redes sociales, diversidad cultural y tecnológica), como parte de una sociedad de derechos y deberes ciudadanos que se siente poseedora de un patrimonio histórico y un acervo cultural único; y que lucha con esfuerzo para no ceder a las trampas y al poder del capitalismo.

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Notas aclaratorias:

11 Frei Betto mantuvo un vínculo cercano con el gobernante cubano Fidel Castro y ha sido colaborador de confianza del expresidente Lula Da Silva en Brasil.

22 Catherine Walsh es una intelectual-militante con una larga trayectoria de involucramiento en los procesos y movimientos de transformación social; además, profesora de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, y amiga y seguidora de las ideas de Educación Popular de Paulo Freire.

33 El texto clásico de Carlos Marx, “Trabajo asalariado y capital”, con introducción de Engels, publicado en Berlín en 1891, aborda esta problemática, aún vigente, de manera brillante.

44 Este es el título de la obra de Frantz Fanon, francés de influencia en el pensamiento de Freire, por cuanto este último compartió la mirada explotadora de las clases burguesas, que enunciaría en su obra “Pedagogía del Oprimido”. Véase Frantz, F. (1974). Los condenados de la tierra. Buenos Aires: Ed. Fondo de Cultura Económica.

55 El autor de la investigación resalta este principio rector de la educación cubana y el Dr. Pedro Horruitiner ha tratado con magistral sabiduría desde su posición de director de Formación de Profesionales del Ministerio de Educación Superior de Cuba.

Recebido: 02 de Novembro de 2020; Aceito: 27 de Outubro de 2021

*Autor para la correspondencia: jacevedo@uchile.cl

El autor declara que no existe conflicto de intereses.

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