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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.11 no.3 La Habana sept.-dic. 2023  Epub 01-Dic-2023

 

Artículo original

La Plaza: complejo comunitario desde sus distintivas raíces e identidades

La Plaza (The Square): Communitarian Complex from its Distinctive Roots and Identities

0000-0002-9742-0698Avelino Víctor Couceiro Rodríguez1  * 

1Facultad de Español para no hispanohablantes, Universidad de La Habana, Cuba

RESUMEN:

Estas cuartillas se remontan a sus antiquísimas raíces, impensables por su aspecto moderno y su mucho más actual conformación, de cuyo devenir emana la gran diversidad que hoy reúne esta, la barriada de La Plaza, que da nombre al municipio considerado en Cuba “capital de capital”: Plaza de la Revolución, que contrasta con las restantes y vecinas barriadas del mismo municipio que mucho le anteceden, e indisoluble asimismo del camino a La Habana al este en la bahía, cuyos 500 años aún están frescos. Casi se completa así en esta publicación un breve panorama de historia, identidad y valores patrimoniales del municipio en cuestión, al que enriquecen con sus distinciones propias cada una de las comunidades aquí explícitas en esta barriada de La Plaza, para lo cual se combinan métodos, sobre todo el histórico-lógico y el comparativo, y se resalta la necesidad de promover su relevancia para toda Cuba y el mundo.

Palabras-clave: comunidad; identidad; patrimonio; valores; La Plaza

ABSTRACT:

These pages travel to its ancient roots, incredible because of its modern image and currently conformation as neighborhood, but from their evolution derivate the wide diversity of nowadays values in this, today neighborhood “The Square”, name also to its municipality Revolution Square, considered in Cuba as “capital of capital”, contrasting to its immediate neighbor communities born so much time before, and so related to road to that Havana in the eastern bay, still fresh its 500 th anniversary. So, this neigborhood almost complete in this magazine a brief view of history, identity and heritage of this municipality, which has been enriched with their own distinctions each one of these communities. In order of that, several scientist methods have been combined, mainly the historical-logical and comparative, emphazing necessity of promoting their relevance to all Cuba and the world.

Key words: community; identity; heritage; values; The Square

INTRODUCCIÓN

Comenzaron estas cuartillas mientras impartía voluntario un curso de Historia e Identidad Local a la Dirección Municipal de Educación de Plaza de la Revolución, para instruir en los valores patrimoniales de cada comunidad en área tan compleja por su esencia metropolitana y cosmopolita, y que estas protagonizaran su preservación; labor que ya acumula casi cuarenta años, mucho antes de ocupar la Coordinación de Cultura Comunitaria de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en El Carmelo, del mismo municipio, y cimenta científicamente las vivencias empíricas de toda la vida. Antecedido por las monografías sobre El Carmelo y El Vedado (2019), y La Rampa y Nuevo Vedado (2018) en esta misma revista, ahora se concentran los resultados sobre la barriada de La Plaza, al centro del municipio que nombra, aun frescas las celebraciones por los 500 años de La Habana en la costa norte, a donde en su decurso las comunidades en esta barriada hoy La Plaza trazaron su camino, y apenas se conoce.

DESARROLLO

La barriada de La Plaza para el municipio Plaza de la Revolución

No se puede hablar de Plaza de la Revolución antes del 16 de julio de 1961, cuando así se nombró oficialmente la otrora Plaza Cívica José Martí, “La Plaza”, de la que tampoco se puede se puede hablar antes de 1953, cuando empezó a construirse y reconformar todo el complejo comunitario objeto de estas líneas, donde ya desde entonces, comienza a imponer su identidad siempre relativa sobre comunidades inmediatas cada una con sus valores muy anteriores y diversos, pero para las que desde entonces impacta, al menos globalmente; mucho más que para las restantes barriadas del municipio, del que tampoco se puede hablar antes del 30 de octubre de 1976 cuando se funda; hasta entonces, desde la división político administrativa (en adelante, d.p.a.) de 1963, era el Regional Plaza, que solo es una aproximación al actual municipio Plaza de la Revolución, más reducido.

De manera general, la barriada de La Plaza se extiende de la Avenida Zapata entre Ayestarán y el perímetro oriental de la necrópolis Cristóbal Colón y luego, por la calle Loma hasta Aldecoa, Ciénaga y Boyeros, con diversos barrios internos: en su norte occidental su reparto San Antonio (de primera mitad del siglo xviii, Zapata-Paseo-necrópolis de Colón) colinda con la barriada del Carmelo (1859) hasta aquí extendida después, con frontera occidental a la necrópolis Cristóbal Colón (1871, que en 1904 abrió su portón al Carmelo a originar su comunidad 12 y 23); en su norte central su barrio La Timba (del último cuarto del siglo xix, Paseo-Zapata-Ave. Independencia) da al reparto Vedado (1860), con el centro histórico de su barrio precedente, El Príncipe (1775); y en su norte oriental, el barrio La Pera (de inicios del siglo xx: Avenida Independencia-Carlos III-Ayestarán) colinda con la Quinta de los Molinos (1834) hacia la Universidad de La Habana (1902) y la barriada de La Rampa con su población flotante que tanto la identifica (1947).

Al este norte, La Pera, y al este sur, su coetáneo Alturas de Ayestarán, son dos barrios que colindan con el municipio Cerro (1809-1850); y finalmente, al oeste centro su reparto Hidalgo, en los años 1950 era llamado oficialmente Ensanche del Vedado, cuya frontera con el de Alturas de Ayestarán es la Avenida Boyeros, y limita al oeste con el reparto Nuevo Vedado (1947) y al oeste sur, con el barrio Aldecoa (1865).

La barriada de La Plaza carece por tanto del agua potable esencial para la vida, por lo que no es tan ancestral como las barriadas en torno: Carmelo, Vedado, Rampa, Nuevo Vedado; en 1592 comienza la Zanja Real desde Puentes Grandes, exactamente en su porción en el actual municipio Cerro, apuntando ya a los vínculos locales con la primitiva villa de San Cristóbal de La Habana, a la que abastecía, y al paso de sus aguas del río hoy Almendares se deben las primeras raíces humanas locales, legando (no por azar) el nombre Almendares a una calle en La Pera (así como a otra calle en el vecino inmediato Aldeco), y propiciando que se ubicara en su inmediación centro norteña el Castillo del Príncipe y luego, más al este norteño, la Quinta de los Molinos.

Primeros centros históricos locales para comunidades nacientes: siglos xviii y xix

Del paso de la Zanja Real de Puentes Grandes al este, hacia la villa (desde 1563 tercera y definitiva capital cubana, que desde el 20 de diciembre de 1592, fue reconocida como ciudad) de La Habana, son los primeros centros históricos locales: en el ulterior reparto Hidalgo, las hoy calle Factor y Estancia datan del 26 de marzo de 1713, cuando al incrementarse la trata negrera en la industria azucarera hacia su apogeo, se permitió a la Compañía Inglesa del Mar del Sur, autorizado previamente por la Real Compañía de las Guineas Francesas (desde 1700 la misma Casa Borbón dirigía España y Francia), iniciar el factor que comienza en 1716, cuando un miembro de esa Compañía (Salas) adquiere una estancia para ello en el Partido de San Salvador del Cerro o de La Prensa a una legua de distancia de la ciudad; estancia que denomina El Factor y bastaron sus 30 años para originar por tradición popular y hasta hoy, nombres de calles como Factor y Estancia, cuyo 300 aniversario evocó la Semana de la Cultura Municipal en el año 2013.

De la primera mitad del siglo xviii, y debido a la Zanja Real, data el ingenio San Antonio Chiquito que daría nombre al reparto homónimo y a su calle central actual (su centro histórico vigente), así como a otra calle que le continúa allende la necrópolis de Colón, ya en El Nuevo Vedado. El ingenio comunicaba con la ciudad en la bahía mediante el Camino de San Antonio, que desde que se instala el Castillo del Príncipe a fines del siglo xviii se llamaría Camino Militar, y con la Quinta de los Molinos desde 1834, Paseo de Tacón hoy Carlos III, pero que aun a fines del siglo xix se reconocía como Camino de San Antonio, su principal comunicación con “el campo”; Zanja y río que no en balde, fueron objetivo inglés al tomar La Habana en 1762, cuando destruyeron la Quinta de Recreo del Marqués de Jústiz de Santa Ana que durante muchos años, había enseñoreado en San Antonio, y de la que deriva actualmente Santa Ana, nombre de calle local que trasciende hasta El Nuevo Vedado.

Igual que «El Factor» inglés primero y luego el ingenio San Antonio, el Castillo del Príncipe desde 1775 generaría su propia comunidad alrededor, entonces sobre todo mirando al suroeste (Puentes Grandes) y al oeste (San Antonio Chiquito), que antaño concentraban el mayor apogeo local.

En este sur, cercana la Calzada del (entonces ya floreciente) Cerro, sin aún llegar aquí antaño (hoy entre Tulipán-Clavel-Paradero-Rancho Boyeros-Taller de Ciénaga-Santa Ana-45-Tulipán-Loma-La Rosa-San Pedro-Rancho Boyeros-el hoy edificio del Comité Central-Ayuntamiento-Segunda-La Rosa-Ayuntamiento-Ayestarán y Clavel; según Medina (2002), en 1830 ya era célebre tradición popular la «Quinta del Obispo», que hereda las hoy calles Factor y Estancia y cuyos primeros dueños hasta el siglo xix serían el presbítero Juan Magaña, Cristóbal de Nis, Alejo Sigler, María Loreta y Natividad Catalá, Martín de Porras Pita y Pedro José Gordillo (Medina, 2002), preparada originalmente por el secretario del Obispado como finca veraniega del Obispo de Espada, quien ordenó en ella el famoso Jardín del Obispo con «[…] palmeras, las cañas bravas y multitudes de bellos árboles tropicales entre espléndidas y extrañas flores y mariposas […] la belleza de estos árboles y flores, de este aire me hace adivinar la gloria de la creación, una perfección de la existencia y el sentimiento de la naturaleza, que sobrepasa todo lo que he conocido hasta ahora», según la sueca Fredika Bremen; «digna de verse con su soberbia avenida de mangos […] magníficos ejemplares de Cactus, que en Cuba alcanzan un tamaño inmenso y tienen gran resistencia para ser planta de su clase, al extremo que algunas de sus ramas pueden sostener a un hombre sentado en ellas», según el estadounidense Samuel Hazard (Couceiro, 2006). En 1830 es vendida al Conde de Peñalver y familia, incluido el hermano del conde, también Obispo. A ella conducía y originaba su trazado la hoy calle Tulipán, así llamada por tales cultivos holandeses en El (inmediato) Cerro, que aquí llegaba y se extiende al oeste, al hoy Nuevo Vedado.

Desde sus raíces a finales del siglo xviii, el reparto Príncipe miraba al oeste-sur entonces más pudiente (San Antonio y Puentes Grandes, y al iniciar y avanzar el siglo xix El Cerro y la Quinta de los Molinos al sureste) hasta que desde 1859 y 1860, El Carmelo y El Vedado inmediatos al norte despuntaron mucho más prometedores, antes casi en el abandono.

Al ser insuficiente el Cementerio de Espada (desde 1803 en el nordeste, hoy Centro Habana a La Rampa), por la epidemia de cólera morbo, en 1833 y frente a donde al año siguiente (1834) comenzaría la Quinta de los Molinos y más de medio siglo después el barrio La Pera, entonces terreno de Catalina Requena, se improvisó el Cementerio de La Requena durante dos meses de 1833, legando hasta hoy la calle local Requena; y más al sur en 1843 el llamado «Segundo Cementerio del Cerro» (también el cementerio colonial de Puentes Grandes, importante comunidad precedente al oeste al río) a donde antes había llegado la quinta del marqués Jústiz de Santa Ana, por donde hoy se unen Ayestarán y Boyeros, al fondo del que desde 1837 era el paradero ferroviario de «La Ciénaga» hacia la posterior e inmediata Aldecoa (1865), hoy limitando al municipio Cerro.

En 1858, Jacobo de la Pezuela describe al reparto San Antonio Chiquito como parte del barrio del Príncipe, con 110 viviendas que no formaban calles regulares, destacándose casas de excelente construcción como la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales (popularmente, Quinta de los Molinos): «Un centenar de viviendas agrupadas en las laderas del Castillo del Príncipe formaban el poblado de San Antonio Chiquito»; importante vía de comunicación por el ya entonces tradicional Paseo de Tacón, que al oeste continuaba por su precedente y raigal camino de San Antonio hasta el Paso de la Madama, que salvaba el río a la altura de la hoy calle 29 del Nuevo Vedado. Muy vinculado con San Antonio y aún confuso, en su obra, Pezuela reconoce entonces al reparto del Príncipe, antaño aun en formación.

Desde 1854 se forjaba un nuevo cementerio: el de San Antonio Chiquito (1867-1868) aledaño al barrio homónimo, donde en 1870 es enterrada con apenas 5 años de edad, Dolores Eustaquia (Lolita) Martí, la hermana menor de nuestro Héroe Nacional José Martí.

Sobre este Cementerio y sobre tierras de (La) Julia -Borges, topónimo de otra comunidad con su calle homónima en U como su centro histórico( o La Portuguesa, comienza en 1871 la necrópolis Cristóbal Colón, que originó la hoy Avenida Zapata, que le comunicaría directamente con La Habana en la bahía, paso que propició en Zapata y A que los carros mortuorios se detuvieran para que sus animales de tiro abrevaran, donde un sagaz comerciante instaló su bodega para venderles a pasaje tan seguro y bastante cotidiano, y a las áreas ya cercanas, pan con guayaba a muy módico precio, guayaba que venía procesada en trenes ingleses marca «Timber», por lo que de más fácil pronunciación sobre todo a los anglófonos (antecedidos por los ingleses, en Cuba había cada vez mayor impronta de Estados Unidos) se le comenzó a llamar «timba», y al barrio consecuente al sur inmediato, Pan con Timba o La Timba, que pronto re-condiciona las haciendas previas de San Nicolás a su oriente inmediato, como por momentos llamaban a la zona, incluso oficialmente.

Siglo xx

La naciente República en el siglo xx, con tantas migraciones, encuentra un campamento gitano hacia la loma de Tadino o Loma de los Jesuitas, donde hoy reina el obelisco a Martí en la Plaza, y donde soñada desde 1885, en 1888 los catalanes colocaron la primera piedra para hostales y el Hotel Oriente de Montserrate, terreno que en vano quiso en 1895-1896 el gobierno colonial para su hospital Alfonso XIII (hoy Calixto García); hasta que se urbanizó, competían carreras de caballos parte de las celebraciones que festejaban las romerías de Monserrat hacia la ermita de los Catalanes en la hoy Plaza, y estrenaban los primeros automóviles por la hoy Avenida Ayestarán, homenaje a Luis de Ayestarán y Moliner, primer habanero en incorporarse a la manigua independentista, quien con apenas 24 años de edad, murió agarrotado en el cercano Castillo del Príncipe en 1870; barrio que ya en el siglo xx y en torno a esta avenida que hoy nos separa del municipio Cerro, se llamaría oficialmente Alturas de Ayestarán.

Al barrio coetáneo al norte inmediato frente a la Quinta de los Molinos, sus comunitarios lo llamaban La Pera desde un imaginario que veía forma de esta fruta de regiones templadas (pera) a su parque central, desde 1991 Plaza Principado de Asturias; pero en el argot cinematográfico se conoció como «barrio de La Corea», por ser durante esa guerra (1950-1953) cuando ya almacenaban filmes en Almendares y Bruzón, Centro Fílmico que en 1951 ya estaba entre Desagüe, 19 de mayo y Almendares; desde 2002 se enriquece con el proyecto audiovisual de activismo social Palomas, de Lizette Vila, cerca de sus antecesores Trimagen (audiovisuales militares y policiacos), la Dirección Provincial de Cultura La Habana (desde 2010 provincias Mayabeque y Artemisa), la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, la Academia de Fotografía Cabrales del Valle con su Diccionario histórico de la fotografía cubana (2016-2017, editorial Arista Publishing en Estados Unidos); y otros servicios, algunos tan tradicionales como La Antigua Chiquita (panadería dulcería), o en las inmediaciones en el hoy municipio Cerro, choricería El Miño y teatros entre milenios, donde a fines de los años 80 la puesta de «La Cuarta Pared» con la bailarina Marianela Boán revolucionó el desnudo en la escena cubana, y hoy Carlos Celdrán, Premio Nacional de Teatro, dirige Argos Teatro.

Aquel hotel Oriente de Montserrate pasó a la Sociedad Anónima Ensanche del Vedado (1922), luego, a la Beneficencia Catalana, y ya en 1921 habían inaugurado la Ermita de Montserrate donde comerían la escudilla típica catalana de sus romerías, cabalgatas y festejos que tipificaban el área, frecuentada por catalanes, simpatizantes y curiosos de los más diversos lugares; ermita que pintó aquí Esteban Domenech, antes de que fuera trasladada a Río Cristal (Boyeros, donde se conserva) para aquí, donde estaba la ermita, empezar a construir en 1953, la Plaza Cívica José Martí, hoy Plaza de la Revolución.

Hacia la Plaza

Toda Cuba soñaba desde 1902 erigir un memorial al Héroe Nacional, gran escenario a macro-nivel urbano que deviniera nuevo centro rector de La Habana; sería esta Plaza Cívica José Martí, a la que se comenzó a apuntar desde 1913 a 1930 entonces ya con el francés Forestier y desde El Vedado en el norte inmediato, cuando las avenidas Paseo (Avenida de los Alcaldes) y G (Avenida de los Presidentes) se conciben urbanísticamente con sus áreas verdes para conducir a esta Plaza por ambos lados de la loma de Tadino o de los jesuitas allende el Castillo del Príncipe, aun con la ermita catalana. En junio de 1937, por decreto presidencial, se creó la Comisión Central «Pro-monumento a José Martí», con su primer concurso internacional; se declaró desierto el primer lugar, y lo mismo ocurrió en sus convocatorias de 1939, y en la de 1940.

Viabilizando la comunicación desde los aeropuertos (nacional e internacional, 1930) a 18 kilómetros al sur en Boyeros, se extiende aquí la Avenida Rancho Boyeros, para mejorar su comunicación de estos aeropuertos a los más diversos lugares de la ciudad.

De este acercamiento derivan en 1945, la Fuente Luminosa, según el humor popular «Bidette -Videl( de Paulina», gruesa cuñada del Presidente Grau, y el vecino Archivo Nacional, obra de Luis Dalmau. Al frente, en 1957, la Ciudad Deportiva, obra de Arroyo y Menéndez, traerá aquí el Palacio de los Deportes desde Paseo y Malecón en las costas del Vedado (Paseo y Malecón), con su vasta tradición de espectáculos deportivos, circenses y más recientemente musicales, como la legendaria banda de rock británica Rolling Stones (viernes 25 de marzo de 2016) y Laura Pausini con Gente de Zona (26 de junio de 2018); hoy sede del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, y de la Facultad de Deportes y Cultura Física de la Universidad, en nuestra frontera al municipio Cerro.

Deviene así esta rotonda de importantes arterias de comunicación a diversos puntos citadinos, como la ya entonces prevista Plaza Cívica; por tanto, gran foco de servicios y población flotante. Rancho Boyeros llega a la futura Plaza como Avenida Boyeros, sigue como Avenida Independencia a Carlos III y G, corta camino en Ayestarán de Boyeros a Carlos III e Infanta, donde está la Escuela de (y Clínica) Veterinaria más relevante y casi única durante muchos años (1944), obra de Manuel Tapia Ruano, con su estilo monumental moderno.

Mientras tanto, en su extremo norte occidental, el reparto San Antonio Chiquito, al este de la necrópolis de Colón, se mantenía exclusivo de españoles y sus descendientes, con una escuela pública en Zapata entre 2 y 4, que ya existía en 1915 y en 1920 se trasladó a calle 39 entre 6 y 8, llamada popularmente «Las Tres Palmas» por estos árboles, donde los niños humildes desayunaban gratis manioca (chocolate con leche y galleticas de sal). En 1920 aún estaba la vaquería del español Jesús en calles 2 y 35, y la de los señores Conejo, Paredes y Hernández, en calle 6 hacia el Cementerio de Colón.

En este reparto se cocinaba con carbón que traían por trenes de carretones desde los Muelles de La Habana y aquí descargaban, y en calle 41 entre Paseo y 2 se mantenía la antigua fábrica de hielo Matilde, que suministraba hielo a todo el vecindario, y en calle 2 y 37 la antigua bodega-panadería del español Francisco Osoria, de muy baja estatura, propietario antes de la panadería Imperial de Viena, que la trasladó para aquí en 1915-1916. De Zapata y Paseo irradiaron la bodega El Lago Azul y la quinta Bastián, antigua quinta de recreo toda cercada por su dueño francés, donde después se instalaría La Cocinita.

Eran famosas las orgías en la casa de un rico catalán en calle 37 entre Paseo y 2 bajo la celosa vigilancia de un mayordomo con fama de muy amanerado, con toda comida y bebida, conocida como muy elegante prostíbulo, que sería asaltado por la población al caer el Machadato (1933), cuando la ocupó la Sociedad Cultural y Deportiva del Príncipe del vecino reparto homónimo con el que mantenía una relación ya tradicional, y desde aquí se afamaron sus bailes de salón Los Comandos y La Cremita, sus comidas y bebidas; el cine «de barrio» de San Antonio en calle 2 hacia 35 también se llamó Príncipe (atribuido a la familia Hart Dávalos) y en él se ensañó el humor popular con sus coplas por chinches y otras infelices condiciones.

También este reparto San Antonio contaba y aun cuenta, con su capilla a Santa Rosa de Lima (incluido como es común con esta santa, el mestizo peruano San Martín de Porras que logró armonizar especies de animales supuestamente irreconciliables) y al menos el imaginario cita no pocas personalidades que aquí nacieron o vivieron o visitaron: el músico guanabacoense Ernesto Lecuona, el célebre rumbero Chano Pozo (que sin embargo se asevera que nació en Cayo Hueso en el hoy Centro Habana vecino), o el eminente físico alemán de origen judío nacionalizado suizo, austriaco y estadounidense, Albert Einstein.

Allende Paseo, barrio marginado hoy considerado insalubre, La Timba continuaba acunando zonas y focos insalubres hasta la actualidad con rica y vasta cultura popular: solares como La Mierdita o el 44 (así llamado por sus 44 entradas y salidas); barrio bordeado por el edificio «del Pentágono» en Zapata y C y al frente la 9na. Estación de policía (Zapata y C) para vigilar al barrio, vigente frente al hoy hospital Fajardo de 1954 obra de Víctor Morales: monobloque moderno de ocho pisos, que importó el hospital colonial Reina Mercedes desde L y 23, y completó aquí la cadena hospitalaria de la frontera sur del Vedado y norte de esta barriada de La Plaza.

A menudo matizada por los esquemas y el pintoresquismo casi habitual para estos barrios marginados, La Timba aún carecía de alcantarillado ni acueducto que ya eran tradicional en alrededores más afortunados, como El Vedado al norte inmediato; en algunas esquinas había sifas de agua para casos de incendio, donde se cargaba el agua en recipientes para su consumo, y un bebedero para los mulos y caballos en la Quinta La Integridad, antes colonial casa de salud en Carlos III y la hoy Ave. Carlos Manuel de Céspedes, nombre debido a la estatua republicana de este patriota a los pies del Castillo del Príncipe donde comienza esta breve calle que separaría La Timba de La Pelusa, otro barrio marginado allí donde la Revolución instaló la recreativa Feria de la Juventud con Bolera y Museo Nacional del Deporte desde 1991, inspirado en la Sala de Historia del Deporte Municipal de 1989 en el parque Martí del Vedado norteño. Abundaban vaquerías, jardinería y carbonerías, y los coloniales molinos de sal por la Zanja Real hacia la Quinta de los Molinos, seguían triturando la sal que luego vendían. En los años 1920 hacia San Nicolás, la bodega El Capricho por Zapata entre A y B coexistía con una fonda-café donde se reunían los residentes locales.

Su fiesta más representativa ha sido la Quema del Muñecón (o de San Juan, del 23 al 24 de junio) como fiesta de competencia lúdica entre dos bandos a ambos lados de lo que sería luego la calle Paseo aun sin urbanizarse, sobre todo al extenderse La Timba a San Antonio; fiestas donde comían congrí, carnes, viandas, comidas secas sobre hojas de plátano (los platanales identifican aun el sur del más selecto San Antonio Chiquito, lo que remeda sus raíces rurales en paisaje tan urbano), y tertulias y reuniones locales en la fonda café del barrio. De Casilda, española de difícil carácter con una florería que se abastecía de los antiguos jardines locales, quedó el nombre a su zona en torno a la ceiba de 29 y B que acogería estas fiestas al revitalizarlas (Arruebarrena & Hernández, 1994) a partir de su debate en el III Simposio Territorial.

Ya la exclusividad del reparto San Antonio se quebraba desde fines de los años 1920 y 1930, cuando muy puntualmente comenzó a vivir aquí la mulata Mercedes y luego alguna negra amante de algún comunitario, frente a La Timba y su vecina sur-oriental La Pelusa, otro barrio marginado entre la ermita de los catalanes hoy Plaza de la Revolución, y el Castillo del Príncipe, donde habitaba todo color de piel.

Venían de La Timba y así se seguían llamando, expandiendo de tal suerte ese topónimo donde no procedía. Durante la relativa y aparente distensión nacional entre izquierda y derecha dada la coyuntura bélica internacional contra el nazi fascismo, desde 1939 a iniciar los años 1940, en La Pera fue célebre la comparsa Los Mosqueteros del Rey con sus personajes y ambiente de la conocida historia francesa de Alexandre Dumas; en La Pelusa la comparsa Los Embajadores (burla a los sectores acaudalados), y extendidos desde La Timba a San Antonio ensayaban en calle 2 entre 35 y 37, la comparsa Los Payasos, con el ambiente de los circos ambulantes que les permitió trascender, y el luego municipio Plaza de la Revolución hacia los años 1980, la escogería como su comparsa tradicional, para ganar varios premios en el Carnaval de La Habana, así como su versión infantil Los Payasitos, dado el papel de los niños en ella, que mucho ayudó a la tradición y al avanzar el nuevo milenio, perderían la necesaria atención de los promotores menos enraizados, aunque desde la memoria histórica local se ha mantenido a revitalizarse.

Estas migraciones se forzaron sobre todo desde que el barrio marginado La Pelusa fue desalojado, lo que propició una de los primeras y más famosas defensas de los humildes, por el entonces joven abogado Fidel Castro, así como de la más inmediata Timba, y fueron migrando al ya entonces más relajado (menos exclusivo) San Antonio allende la hoy avenida Paseo entonces inexistente, seguidos luego por los chinos con sus lavanderías y tintorerías en el extremo oriental de San Antonio en la que luego sería la calle Paseo, en casas obviamente más humildes, con sus fiambres que traían de La Pelusa, como las frituras de pan dulce.

El portón a calle 12 de la aledaña necrópolis de Colón desde 1904, llenó de interés esta nueva área para negocios funerarios (marmolerías, florerías, etc.) y otros comercios, por lo que se fomentaría con los emigrados del vecino San Antonio una comunidad que tras La Rampa, atesora la mayor población flotante del municipio: 12 y 23, primero con los españoles y descendientes que preferían la antigua exclusividad de San Antonio de donde comenzaron a emigrar hacia aquí, seguidos por los chinos, de quienes aún quedaba el restaurante Pekín (ya en 2022, El Mambo), y aportaron una fonda en la hoy óptica Atlantic.

Parte del sistema vial urbano que buscaba conectar los aeropuertos de Boyeros con toda la ciudad, pero comunicando con todo el resto de Cuba, Moenck y Quintana legan en 1949 en el barrio La Pera, la Terminal Nacional de Ómnibus, donde en 1960 Florencio Gelabert instalará su alegórica estatua de La Velocidad con su fuente, foco de población flotante; cercano y afín, está el hotel Bruzón en la calle homónima con El Pampero «Rincón del Tango»; y a fines del siglo xx el Centro (hoy Instituto) Cubano de Investigaciones de la Cultura “Juan Marinello” (Icicc), sede en marzo de 1998 del I Fórum Municipal de Ciencia y Técnica de la Cultura que devino I Activo de Cultura Comunitaria del municipio Plaza de la Revolución, entonces centrado básicamente sobre el patrimonio arquitectónico y urbanístico en las distintas comunidades de todo el municipio mediante conferencia impartida por la Arquitecta María Elena Martin Zequeira.

Construcción de la Plaza

En 1953 comienza a construirse la Plaza Cívica José Martí, proyecto del francés Jean Labatut, con Enrique Luis Varela y Raúl Otero, y la escultura de Martí de Juan José Sicre, pionero de las vanguardias artísticas en Cuba, ante otras propuestas: una biblioteca nacional con su nombre, un monumento a rendirle homenaje, y fueron ambos. Su primer edificio (el Tribunal de Cuentas), Premio Anual Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos (1954), obra de Aquiles Capablanca y José Fornés, concluyó en 1962: nueve pisos estilo ultramoderno, que en la Revolución fue Ministerio de Industrias dirigido por Ernesto “Che” Guevara con la mundialmente conocida imagen del Che por el fotógrafo Alberto Korda en 12 y 23 en abril de 1961, en relieve escultórico de Enrique Ávila, hoy Ministerio del Interior con pequeño museo en la oficina del Che; en sus bajos hay una muy interesante escultura de Domingo Ravenet, injustamente inadvertida; y frente a la Terminal Nacional de Ómnibus, el Ministerio de Comunicaciones (1954), obra de Ernesto Gómez Sampera (quien en 1956 aportaría además en La Rampa al norte el Focsa, una de las siete maravillas de la ingeniería cubana), donde en 2009 se inauguraría el relieve escultórico de Enrique Ávila con la imagen de Camilo Cienfuegos hacia la Plaza.

En 1956 la estadounidense Anna Vaughn Hyatt-Huntington dona al pueblo de Cuba su escultura ecuestre en bronce Los portadores de la antorcha, que tanto distingue el parque de 20 de mayo y Ayestarán; es la autora también del Martí en el Parque Central de New York, cuya réplica fiel, exacta y única se develaría en el parque Plaza 13 de marzo hacia la hoy Habana Vieja, el 28 de enero de 2018.

También en 1956 se ubicó en su sede actual de Ave. Boyeros y San Pedro la ya tradicional revista Bohemia, sede que durante la Revolución ha compartido con la revista Verde Olivo, aledaña a la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, a la que se une la de Comunicación Social en el año 2014.

En Bohemia hubo una cédula del clandestino anti-batistiano Movimiento “26 de Julio” (M-26-7); en la casa de Desagüe # 655 entre Almendares y Ayestarán, se editó por primera vez La historia me absolverá, autodefensa por haber asaltado al cuartel Moncada de Fidel Castro (ya para entonces en el exilio) en que el acusado acusa al régimen imperante planteando los males de aquella sociedad, e incluía un plan de liberación. En diciembre de 1955 surge el Directorio Revolucionario, brazo armado de la Federación de Estudiantes Universitarios, tras reuniones en una casa del Vedado y en un apartamento en 19 de mayo y Aranguren.

A otras calles locales le son designados nombres de nuestra gesta independentista: 19 de mayor por la fecha en que había caído en combate José Martí, y Aranguren, por el habanero Néstor Aranguren Martínez, nacido el 14 de marzo de 1873 y víctima de una delación, murió por la independencia el 27 de enero de 1898 en la finca La Paleta en Campo Florido, en La Habana, ciudad donde había sido escolta voluntario del Mayor General Antonio Maceo.

Eran los años de lucha contra Batista, y en el inmediato Castillo del Príncipe muchos eran torturados y asesinados; y por distintos motivos en estas localidades se recuerdan mártires de entonces: una tarja en el parque interior de los edificios en Colón entre Factor y Marino (reparto Hidalgo) dedicada a los diez Mártires de la Embajada de Haití (entonces en Miramar, algunos eran sospechosos del atentado en el cabaret Montmartre en La Rampa) del 29 de septiembre de 1956; en la Terminal de Ómnibus, su obrero Adolfo Delgado Rodríguez fue uno de los fugados del Castillo del Príncipe el 30 de diciembre de 1956, y muere en los asaltos del 13 de marzo de 1957 al Palacio Presidencial y a Radio Reloj; y Aurelio Vilella García, asesinado en Boyeros esquina La Rosa por un grupo de esbirros batistianos el 16 de abril de 1958, tras la huelga del 9 de abril, con otros tres compañeros, incluido su hijo Jaime Hugo Vilella Prats; día en que participa del asalto a la armería José Seruti Rodríguez «Conde Sigua», que con Ramón Lorenzo Delgado «El Curro» fueron apresados, torturados y asesinados el 28 de septiembre de 1958 en calle 35 entre 6 y 8, reparto San Antonio, tratando en vano de unirse a las guerrillas anti-batistianas del Escambray) y Gustavo Pozo «Neno» (cuyo nombre hereda la escuela local); una tarja en calle 39 entre 4 y 6 del mismo reparto, donde estudiaron los tres, los refiere asesinados por la tiranía en Cumanayagua en septiembre 22, de 1958.

En Ayestarán y Desagüe (barrio La Pera) son asesinados el 5 de septiembre de 1957 Félix Ernesto Laguardia Tamayo, Raúl Marcuello, Armando Gamboa y José Furnes perseguidos por carros patrulleros, y el 27 de noviembre de 1958 es detenido en Centro Habana, el estudiante de Ciencias Comerciales, del M-26-7 entonces con 19 años de edad, José Luis Arruñada Martin, cuyo nombre ostenta hoy la escuela de La Salle que a la sazón nacía para el Nuevo Vedado con todos los niveles de enseñanza hasta Universidad pero que ya trasgredía hacia La Plaza (reparto Hidalgo) en Bellavista # 715, símbolo de distinción en la Revolución y Pre-eide deportiva, cuando también desde aquí atienden al Nuevo Vedado una sala de video, el policlínico 19 de Abril (así llamado, con la fecha de la victoria contra la invasión a Playa Girón), un popular mercado y el Rincón de los Milagros.

En la intensa vida social ya desde los años 1950 en derredor a la construcción de la Plaza, en 1957 el fotorreportero Salas fotografió en pleno día un «objeto volador no identificado» (ovni) sobrevolando la construcción, y algo más al sur (Ciudad Deportiva) como publicidad, aterrizó un supuesto platillo volador del que, ante el público atónito, salieron la ya entonces triunfal vedette de Cuba Rosita Fornés y otros artistas célebres antaño, al ritmo del recién estrenado chachachá «Los marcianos llegaron ya», de donde fueron conducidos ante la policía no tan comprensiva de tan buen humor, y menos en tan convulsos momentos.

La corrupción hizo que el conjunto urbano concebido para la Plaza no fuera tan consecuente con el premio decidido en su homogeneidad, y algunos le señalan que brinca de pronto ante quienes se acercan. Entre 1957 y 1960 Govantes y Cabarrocas levantan (obstruyendo la perspectiva de la Plaza) el Ayuntamiento de La Habana, alta y estrecha estructura recubierta con basamento de mármol negro, que la Revolución llamaría edificio Sierra Maestra, sede del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra) hoy Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Minfar), que incluye la Sala Universal de las Far con su propia historia y valores artísticos y patrimoniales.

En este mismo conjunto, de entonces datan al otro extremo de la Plaza, el Ministerio de Obras Públicas, hoy Ministerio de la Construcción, de estilo mucho menos moderno aunque también muy funcional; y de Lorenzo Gómez Fantoli la Renta de la Lotería en Paseo entre Territorial y Ayestarán, luego Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (Inav, 1959-1962), presidido por Pastora Núñez González, a quien se deben los llamados cariñosa y popularmente «edificios Pastorita» con el lenguaje urbanístico y arquitectónico del movimiento moderno a toda Cuba, que en esta barriada identifican al oeste cercano en La Portuguesa o Julia Borges, con su belleza y funcionalidad; después fue Junta Central de Planificación (Juceplan) y más tarde, Ministerio de Planificación y Economía, también muy moderno y funcional.

También en 1957 Govantes y Cabarrocas incorporan al conjunto urbano «La Plaza» la Biblioteca Nacional José Martí, con dos grandes y bellos cuerpos laterales, dos elevadas plantas y una torre almacén con una atractiva sencillez de 65 metros de altura. Se había fundado en 1901 en el Castillo de la Real Fuerza (en la hoy Habana Vieja) y ahora se reinaugura aquí el 21 de febrero de 1958; en su rica historia destacan las Palabras a los intelectuales con que Fidel Castro define la política cultural de la Revolución el 30 de junio de 1961, y entre sus proyectos comunitarios el más reciente club circulante Minerva, por todo lo cual ha sido asumida en Semanas de la Cultura para homenajear a la Sociedad Cultural «Nuestro Tiempo», el concurso «Reflejando al Maestro» y otras acciones comunitarias.

Igual en 1957, José Pérez Benitoa construye el Palacio de Justicia hoy Palacio de la Revolución, grandioso y de admirables proporciones, con puertas de bronce y bella escalinata de mármol muy cerca al monumento a Martí, por lo que no se hace notar tanto, con tres cuerpos o grupos unidos por galerías, el mayor de ellos de nueve pisos, con un perímetro de 1 km2, conjunto enchapado en mármol gris al centro, que en su época costó un total de 5 millones de pesos.

En cuanto al obelisco, satírica y popularmente reconocido como «la raspadura» por su forma vista desde la base como tal dulce popular cubano, y de forma pentagonal por la estrella solitaria de cinco puntas en la bandera cubana, logra la cima más alta de la ciudad; en su base, cerámicas venecianas de Enrique Varela se importaron entonces a Cuba con este fin. En 1958 se coloca al pie del obelisco la estatua de Martí del proyecto Sicre-Maza, terminada a principios de la Revolución, formada por 52 bloques de mármol de la Isla de Pinos (luego de la Juventud), con 18 metros de alto incluida la base; la cabeza pesa 18 toneladas.

El monumento tiene un diámetro de 78.50 metros y una altura de 141.995 metros sobre el nivel del mar. Construido en hormigón y acero, un mirador muestra desde su punto más alto más de 60 kilómetros habaneros alrededor. Los bloques fueron tallados a partir de modelos realizados en yeso a escala natural. La talla demoró dos años. Para ejecutar este proyecto la colina fue rebajada diez metros. Los autores del plan no entendían la necesidad de la estatua junto al obelisco, pero se alegó que el pueblo deseaba la imagen física del maestro. Al conjunto urbano se añade en 1958 el Teatro Nacional, de Arroyo y Menéndez, de líneas muy modernas y gran funcionalidad, que sería de las primeras instituciones culturales que el nuevo Gobierno Revolucionario activa desde 1959, sede de las primeras escuelas de arte en Cuba y de Danza Moderna, con mirador y café cantante.

De la Plaza Cívica a la Plaza de la Revolución

El 16 de julio de 1961 José «Pepín» Naranjo propone aprobar el Decreto por el cual la Plaza Cívica José Martí se re-denominaría Plaza de la Revolución José Martí por Resolución; solo desde entonces se puede referir este topónimo, cuando ya despegaba y hasta hoy, es centro de la vida política del país como Organismo de Dirección Central, sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (en adelante, Pcc) en el Palacio de la Revolución, y de las principales manifestaciones sobre todo políticas (también artísticas e incluso religiosas con la visita del Papa en 1998 y su Misa Gigante, la del Papa Benedicto XVI el 28 de marzo de 2012, y la del Papa Francisco el 20 de septiembre de 2015 donde participó la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner), el segundo Concierto de Paz sin Fronteras el 20 de septiembre de 2009 desde el cantante colombiano Juanes con decenas de solistas y agrupaciones de todo el mundo que reunió un millón 150 mil personas,

Fue el escenario de otros hechos históricos de repercusión internacional: la I y II Declaración de La Habana el 2 de septiembre de 1960 y el 4 de febrero de 1962, desfiles del 1ero de Mayo Día Internacional de los Trabajadores y muchos más, y recibimiento a personalidades del mundo como los cosmonautas soviéticos Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova entre otras muchas, jefes de Estado, tantos discursos como al leer la despedida del Che, contra el crimen que ocasionó los Mártires de Barbados el 6-7 de octubre de 1976, las Marchas del Pueblo Combatiente desde el 17 de mayo de 1980, sepelio de líderes como Celia Sánchez el 11 de enero de 1980 o al propio Fidel Castro Ruz el 29 de noviembre de 2016, y mucho más que ya muchos año antes, bastaban para ganarse su condición de Monumento Nacional, como ya lo era.

El 38 aniversario de este topónimo Plaza de la Revolución, fue celebrado por primera vez en 1999, cuando se creó el Comité Gestor del Grupo de la Dirección Municipal de Cultura (en adelante, DMC) de la Sociedad Cultural José Martí, a las 3:00 p.m. en la Casa de Cultura Municipal en Calzada y 8 en El Carmelo norte occidental, con un Cuerpo Asesor integrado entre otros por la Dra. Sonia Almazán del Olmo y el Dr. Enrique Sosa Rodríguez; también se le dedicó en su 40 aniversario (2001) la fundación hasta hoy de la sección municipal de la Unión de Historiadores Cuba (Unhic) en el Museo Municipal, entonces en la cercana Quinta de los Molinos.

Además, para su 50 aniversario, la sede del XIV Simposio y Fórum Municipal de Ciencia y Técnica de la Cultura (marzo de 2011) fue el inmediato barrio Alturas de Ayestarán, enviando a volar palomas al resto de la ciudad desde su escuela secundaria «Eduardo García Delgado» (mártir de Girón citado en Vedado, hecho del que también era su 50 aniversario) con sus proyectos comunitarios de la Uneac en este barrio Munanzo Munanzo de Rigoberto Mitjans y Nancy Sánchez Marlotica, residentes en el inmediato otrora reparto Hidalgo, y Renacer, de Eduardo Yoga presidente de la Asociación de Autorrealización «Yoga» en Cuba y su compañera la pianista Elsa Hermida, residentes en este barrio de Alturas de Ayestarán; también sesionó en su policlínico Plaza, el politécnico Osvaldo Herrera en el extremo norte de Alturas de Ayestarán, que había sido escuela marista antes de 1959, la sede del concejo y la casa museo de la Central de Trabajadores de Cuba «Jesús Menéndez», todos en el mismo barrio.

Tal complejo urbano y máxima representatividad internacional de esta Plaza de la Revolución, impuso rápidamente su sello distintivo en su barriada inmediata en derredor frente a las mucho más tradicionales precedentes, sobre todo al sur suroeste (reparto Hidalgo) por su interés estratégico, político y militar, con edificios altos de micro-brigadas con sus parques y otros servicios para militares y afines de todo el país con sus familias, homogeneidad siempre relativa contra la que se impone después la movilidad social; hallan sede nacional aquí la Dirección nacional de la policía, Ministerios como el de Transporte y el de Agricultura, más reciente el hotel Bella Habana en Conill e Independencia, y el hotel Tulipán.

En áreas tan complejas, sin ningún plan científico de educación local en los valores de estas comunidades y su probado patrimonio de relieve nacional y a menudo, de toda la Humanidad, con tanto movimiento migratorio, ha habido extra-comunitarios reconociendo más al Nuevo Vedado que a Hidalgo o incluso, que a Alturas de Ayestarán, por su mayor peso en el imaginario nacional; lo mismo extienden equívocamente Nuevo Vedado hasta esta barriada de La Plaza incluso sus extremos más alejados como Alturas de Ayestarán, desvirtuando ambas barriadas, mientras que en su vecino norteño San Antonio desde que los más marginados empezaron a expandirse allende Paseo y seguían llamándose Timba, reconocían más a La Timba que a San Antonio, por populismo y prejuicios contra nuestra religiosidad, dañando tanta diversidad y patrimonio local.

Ante tanta amenaza, para re-dirigir la mirada local a sus genuinas raíces, entre otras acciones, se demostraron las sustanciales diferencias entre La Timba y San Antonio con sendos eventos: en marzo de 2006 el IX Fórum Municipal de Ciencia y Técnica de la Cultura en el centro histórico de La Timba en A y Zapata, donde antaño se vendía el «pan con timba» (recién inaugurada en esta misma esquina la Casa de la A, a la que en vano se propuso llamar Casa Timber, sin que se comprendiera este como su valor raigal), y en sus espacios públicos (parques, bodega, registro militar) y privados de su vecindario, en sus apartamentos, realzando el «pan con timba» (con guayaba) como culinaria local.

El otro evento para esta demostración, fue durante la Semana de la Cultura del año siguiente, en marzo de 2007, cuya Actividad Central, el X Simposio y Fórum Municipal, se inauguró en el centro histórico del reparto San Antonio (en su pasaje homónimo) con un desfile de banderas (único reconocimiento en Cuba al 50 aniversario de la vexilología en el mundo, que fue ese año) hasta su Casa de Cultura comunitaria «Roberto Branly», sesionando en casa representativa de aquel reparto San Antonio Chiquito con familia tradicional local frente al pasaje San Antonio, así como en la capilla de Santa Rosa de Lima.

No bastaba, y se perdía estabilidad y sostén en la Dirección Municipal de Cultura, pero en marzo de 2017 se apoyó al tribunal del XX Simposio y Fórum en el hotel Tulipán casi aledaño a la tradicional estación ferroviaria «19 de noviembre», nombre que celebra la fecha del primer ferrocarril cubano, cuyo primer paradero estaba en La Ciénaga, centro histórico de 1837 al inmediato barrio Aldecoa al extremo sur del reparto Hidalgo de esta barriada, donde permanece esta estación ferroviaria; igualmente, se presidió, asesoró y promovió el XXI y el XXII Simposios y Fórum Municipales (marzo de 2018 y de 2019) en la entonces reciente Casa de la Música en 31 y 2, Reparto San Antonio; en este último en 2019, se festejó el 30 aniversario de estos Simposios y Fórum.

Desde entonces, de alguna manera, esta barriada se ha ido estableciendo como sede fija de eventos como estos hasta entonces itinerantes, y en particular el reparto San Antonio con esta Casa de la Música tras la intervención local de la Fundación Nicolás Guillén y otros que lo han tomado como trabajo comunitario, topónimo que, por otra parte, amenaza desdibujarse cada vez más al írsele imponiendo el de su vecina La Timba, perdiéndose así tan importante valor de identidad patrimonial (entre otros), dado el constante movimiento migratorio desde aquellos antiguos habitantes de La Timba que bastaba cruzar Paseo para vivir aquí y seguían llamándose Timba, el facilismo y populismo por un nombre generalizado de disímiles formas desde la culinaria hasta la música popular, y los numerosos extracomunitarios que llegan aquí y lideran sin una educación científica en los valores de cada comunidad, fundamental en estas tan complejas por su conformación y sobre las que el conocimiento no rebasa al empirismo de algunos ancestros locales, ignorando otros que disminuyen al emigrar o morir ancianos.

Pero perviven las evidencias de un San Antonio Chiquito anterior a La Timba, y las diferencias entre ambas barriadas, por lo que, en consecuencia, se afectan ambas en sus raíces, valores y patrimonios distintivos, en un proceso en el que, entre milenios, por ejemplo, incluso por los propios promotores de la DMC que debieran defender estos valores locales, se comenzó a llamar Timba a San Antonio y Timbita a La Timba por ser más pequeña, que al menos así, aún se reconocía.

Es el caso de la Sociedad del Príncipe en el antiguo prostíbulo de 39 entre Paseo y 2, que era de San Antonio mediante el vecino reparto Príncipe más afines entre sí, pero ambos ajenos a La Timba, y desde 1978 se llamó Sociedad XI Festival por tal Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Cuba; así llegó a 1990 con su venta de cervezas y refrescos y otros saladitos para acompañar las maratónicas partidas de dominó que les identificaban.

Ya desde el 4 de abril de 1981 se había declarado Casa de Cultura Comunal «Roberto Branly» con (luego) el popular Patio de María (Gattorno, fundadora y subdirectora, pero en verdad su cabeza muchos años), primera peña de rock cubano que enfrentó tantos prejuicios, pionera en la lucha contra las drogas y el alcoholismo males locales que llamaron «amistades peligrosas» a tono con el título de la célebre película del momento mundialmente reconocida, y contra el sida desde la cultura e implícitamente y en su actitud cotidiana, contra la homofobia, y con su proyecto Tatuarte.

El «Patio de María» trascendió así a otros contextos cubanos e incluso, de otros países; aquí, el espacio fue pugnado hasta desplazar a la Sociedad en 1990, pero luego algunos vecinos más identificados con aquella Sociedad Cultural que llegó a fluir como negocio local, y sus prejuicios contra el rock y los jóvenes que sin otro espacio entonces, venían de otras muchas comunidades habaneras y del resto del país, vencieron contra los rockeros y tras un desafortunado evento meteorológico, albergó a los damnificados, para luego pasar con la plaza Los Payasos a 35 y 6, en el otrora La Portuguesa o La Julia, con sus edificios «Pastorita» de inicios de la Revolución, cuando también surgió una nueva zona insalubre bordeando la necrópolis de Colón desde Zapata al sur: el Callejón de Colón, mientras el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) estableció su laboratorio a color más al sur hacia calle Tulipán, reparto Hidalgo.

Del otro lado, en Territorial y General Suárez, el 4 de febrero de 1986 se funda e instala aquí el Combinado Poligráfico Granma, con los principales órganos de prensa escrita nacionales (Granma, Juventud Rebelde, DDT) y provinciales (Tribuna de La Habana, Trabajadores), y la empresa de periódicos Granma (fábrica y redacción) con más de 400 trabajadores, aun con los legendarios linotipos que se irán sustituyendo por las nuevas tecnologías.

Desde que se establecieron los concejos populares1 en 1990, esta barriada queda incluida mayoritariamente en el concejo que en un inicio fue 4 o 5, pero pronto se llamó concejo Plaza; sin embargo, persisten errores en dicha d.p.a. al no haber considerado las investigaciones de historia e identidad local, entre los cuales por ejemplo, el área norte oriental de la barriada que incluye San Antonio y La Timba, están respectivamente en los concejos Carmelo y Vedado, mientras que La Pera pertenece al concejo Príncipe.

En el año 2000 se creó la Comisión Nacional Conmemorativa por el Sesquicentenario (150) del Natalicio de Martí el 28 de enero de 2003, ya con el Memorial en la base del obelisco, el cual dada la representatividad de la Plaza para todo el municipio, fue seleccionado sede del XII Simposio y Fórum Municipal en marzo de 2009, lo que festejaría los 20 años de estos eventos tan científico como comunitarios.

Quedan así relativamente unificados como barriada en torno al más reciente obelisco, barrios tan antiguos y diversos como al norte, San Antonio Chiquito que incluye el callejón de Colón, y La Timba que incluye La Casilda; La Pera y Alturas de Ayestarán al este norte y sur; el Reparto Hidalgo al centro-oeste que incluye La Portuguesa… cada uno de ellos como es notorio, con múltiples comunidades, identidades y patrimonio que anteceden con creces, a La Plaza, pero que esta los potencia mucho más en la identidad con que los cobija a todos.

CONCLUSIONES

La Plaza constituye una barriada con una gran diversidad de comunidades muy distintivas entre sí, casi todas rebosantes de sus propios valores patrimoniales muy anteriores a La Plaza; conforman el centro occidental hacia el este-sur del actual municipio Plaza de la Revolución, y distintivamente confluyen con otros municipios capitalinos, sobre todo, El Cerro, al este. Todas y cada una de ellas se enriquecen en sus propios valores patrimoniales a preservar y en su complejidad a atender casuísticamente, de alto interés a la cultura nacional y en su relación con otras regiones cubanas y con otros países desde su devenir histórico y, por tanto, al turismo comunitario mediante su promoción (incluido el presente artículo entre otras publicaciones y acciones), y como prioridad de nuestro proyecto social, la satisfacción de sus necesidades.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Nota

1 Consejo y concejo son vocablos homófonos, pero distintivos; en realidad el consejo además de lo que se aconseja, se refiere también a órganos como un consejo asesor o de ancianos, en tanto el concejo es para las d.p.a., cuyo máximo representante es el concejal. La pérdida de esta cultura en Cuba propició que aunque nacieron como concejos, pronto se creyó error y han quedado como consejos. No obstante, este autor opta por el mayor rigor y respeto con nuestro idioma, como le corresponde: concejo.

Recibido: 19 de Febrero de 2023; Aprobado: 27 de Mayo de 2023

*Autor para la correspondencia vely175@cubarte.cult.cu

El autor declara que no existe conflicto de intereses.

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