Introducción
La superficie de bosques existentes en el mundo es de alrededor de 3 millones 870 mil hectáreas, con un 95 % de bosques naturales y apenas un 5 % de plantaciones. La deforestación tropical y la degradación de los mismos, en muchas zonas, afectan negativamente la disponibilidad de productos forestales. Si bien en los países desarrollados el índice de boscosidad se ha estabilizado y, en conjunto, ha experimentado un ligero aumento, la deforestación ha continuado con énfasis en los países en desarrollo. La situación forestal internacional revela que actualmente los recursos forestales vienen siendo destruidos a un ritmo acelerado. Jiménez, (2006)
Cuba es considerada la isla de mayor número de especies a nivel mundial, Whittaker y Fernández, (1998) y el 50 % son endémicas, Berazaín y otros., (2005), valor que la posiciona entre las 7 islas con mayor porcentaje de endemismo en el planeta. Desafortunadamente esta riqueza se ha visto disminuida por diferentes presiones, fundamentalmente generadas por el hombre mediante la introducción de especies invasoras, la deforestación, la fragmentación, la ganadería y la agricultura, González y otros., (2016). Esto, unido a la fragilidad natural de nuestros ecosistemas, hace que el 73 % de nuestras plantas se encuentren Extintas. Berazaín y otros., (2005)
Según datos de la dinámica forestal en Cuba e investigaciones realizadas, exponen que se sitúa entre las naciones que mayor crecimiento posee de sus recursos forestales, al tener cubierto el 31,15 % del territorio nacional hoy en día. Labrador y otros., (2017). Posee una cubierta forestal de 269 6000 ha.; de ellas, 230 8000 son bosques naturales y 318 000 plantaciones establecidas, a las que hay que adicionarles 125 000 ha. de plantaciones menores de tres años que están en fase de establecimiento. De acuerdo con su categoría, se clasifican 825 000 ha., como bosques productores (31 % del total) 1 259 800 ha. (46 %) son bosques de protección y las restantes 612 000 ha. (23 %) son bosques de conservación. Paretas, (2016)
El Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Cuba (SNAP) está integrado por un conjunto de instituciones que contribuyen a la conservación in situ del patrimonio natural cubano, reconocidas como una de las vías más efectivas de conservación de la diversidad. Las mayores prioridades de conservación de los paisajes naturales se hallan en las regiones centro oriental y oriental, Ruiz, (2015) y CENAP, (2013), donde está ubicada la Reserva Ecológica de Baitiquirí, la que es el área de estudio de la presente investigación.
La misma merece especial atención por el número de especies endémicas que la constituyen, que se han visto sobreexplotadas por la acción inconsciente del hombre, en víspera de satisfacer disímiles necesidades. Hasta el momento, se han realizado muy pocos estudios florísticos y de conservación, MINAG, (2014). Para determinar el estado de conservación, se utilizó la metodología propuesta por el Centro Informático de Geomática Ambiental del Ecuador de 2006, citado por Aguirre, (2013), ya que en las misma se analizan 6 variables con 26 indicadores que evalúan de forma integral el área. Por lo que se pretende con este estudio, determinar el grado de conservación de la vegetación del bosque semideciduo micrófilo (BSdMi) en la Reserva Ecológica de Baitiquirí.
Materiales y métodos
El trabajo se realizó en la Reserva Ecológica de Baitiquirí, perteneciente al municipio San Antonio del Sur, provincia Guantánamo, en la fecha comprendida de enero a junio de 2016. Esta zona se localiza entre las coordenadas cartográficas N 200, 02´ 04,53´´ y W 740, 50´ 22,39´´.
Las temperaturas promedio anual son de 25,45ºC. y las precipitaciones promedio son de 756,3 mm. anuales. Los meses más secos son desde noviembre hasta mediado de abril y luego julio; los más lluviosos son agosto y octubre. De forma general, se caracteriza por un clima muy seco, CITMA, (2016). Los suelos Pardos Sialíticos, sustentados sobre caliza dura y arenisca carbonatada, de poca profundidad efectiva (28 cm.), medianamente humificado (2.5 %), de fuerte erosión, de textura loam arenoso, con cantidades elevadas de elementos gruesos, tales como excesiva pedregosidad (80 %) y rocoso (15 %), la pendiente es algo inestable, de ligera (3 %) a ondulada (7 %). Hernández y otros., (1999)
Inventario Florístico
Para el estudio de la vegetación, se levantaron un total de 25 parcelas de 20 x 25 m. (500 m2) ya que Malleux, en el año 1982, citado por Ortiz y Carrera, (2002), plantean que «las grandes parcelas son las ideales para bosques heterogéneos ya que se asegura una mayor representatividad de las especies del bosque».
Se utilizó un muestreo aleatorio simple y para determinar, si el esfuerzo de muestreo fue suficiente para representar adecuadamente la comunidad, se realizó la curva de riqueza de especies, donde se relaciona el número acumulado de nuevas especies por parcela, esta es la llamada «curva del colector»; se utilizó el BioDiversity McAleece, (1997).
Se contabilizaron los árboles, arbustos y las cactáceas presentes en los diferentes estratos definidos por Álvarez y Varona, (2006): herbáceo (hasta 0,99 m.), arbustivo (1 a 4,99 m.) y arbóreo (mayor de 5 m.); a las especies presentes en los estratos arbustivos y arbóreos se les midió la altura (H) y el diámetro (D).
Se determinó la estructura horizontal, donde se determinó la abundancia relativa (AR), frecuencia relativa (FR), dominancia relativa (DmR) y el índice de valor de importancia (IVIE), según investigaciones de Lamprecht, en 1990.
Estado de conservación
El estado de conservación se evaluó usando la metodología propuesta por el Centro Informático de Geomática Ambiental del Ecuador 2006, citado por Aguirre, (2013). La calificación del estado de conservación del bosque, se realizó de acuerdo con los siguientes rangos: de 0 25 % (Malo), 25,1 50 % (Regular), 50,1 75 % (Bueno) y de 75,1 100 % (Muy Bueno). Las variables evaluadas para determinar el estado de conservación:
Estructura del bosque,
Manejo y aprovechamiento,
Población asociada,
Matriz del entorno del bosque,
Presencia de fuentes de agua en el bosque,
Problemática socio-ambiental,
Estado de conservación general con un total de 26 indicadores.
Se consideraron los criterios de Linares-Palomino y autores, en el año 2010, Leal-Pinedo y Linares-Palomino en el 2005, Aguirre-Mendoza y colaboradores., en el 2006b, Society for Ecological Restoration, en el 2004 y Aronson y otros autores, en el 2007 citado por Aguirre, (2013); se estableció la línea base para los cuatro rangos de calificación del estado de conservación del bosque.
Estado de conservación malo (0 25 %), cuando se observan las características: (1) cobertura del dosel de la vegetación inferior a 25 %; (2) vegetación original rala entre 300-500 ind/ha.; (3) en la composición y estructura del bosque, están presentes, al menos, dos especies indicadoras de bosque seco Dendrocereus nudiflorus Engl., Bursera simaruba L., Diospyros crassinervis (Krug - Urb.), Pseudocarpidium ilicifolium (A. Rich), Guaiacum officinale L., Phyllostylon brasiliensis Capan; (4) se diferencian con dificultad los tres estratos verticales con una altura del dosel de entre 10-12 m.; (5) presencia de sotobosque ralo y escasa regeneración natural de las especies indicadoras; (6) matriz paisajística muy degradada del bosque; (7) evidencias de pastoreo, aprovechamiento de productos maderables, productos forestales no maderables e incendios forestales.
Estado de conservación regular (25,1 50 %), cumple con las consideraciones: (1) cobertura del dosel de la vegetación inferior a 50 %; (2) vegetación original semidensa 500-700 ind/ha.; (3) presencia de, al menos, cuatro especies indicadoras del bosque seco D. nudiflorus, B. simaruba, D. crassinervis, P. ilicifolium, G. officinale y P. brasiliensis; (4) estructura del bosque donde se diferencian tres estratos con el dosel de hasta 14 m.; (5) sotobosque ralo, escasa regeneración natural de las especies indicadoras; (6) matriz paisajística del bosque degradada; (7) presencia de pastoreo, aprovechamiento de madera, productos forestales no maderables e incendios forestales.
Estado de conservación bueno (50,1 75 %), con las condiciones: (1) cobertura del dosel de la vegetación superior a 50 %; (2) vegetación semidensa (500-700 ind/ha.) a densa (>700 ind/ha.); (3) presencia de especies indicadoras del bosque seco, tales como: D. nudiflorus, B. simaruba, D. crassinervis, P. ilicifolium, G. officinale y P. brasiliensis; (4) estructura del bosque con tres estratos verticales bien definidos donde la altura del dosel es superior a 15 m.; (5) sotobosque denso y regeneración natural buena de las especies indicadoras; (6) matriz paisajística conservada del bosque; (7) existe aprovechamiento de productos del bosque y pastoreo controlado.
Estado de conservación muy bueno (75,1 100 %), considerando que cumpla: (1) cobertura del dosel de la vegetación superior a 75 %; (2) vegetación densa > 700 ind/ha.; (3) presencia de especies indicadoras del bosque seco, tales como: D. nudiflorus, B. simaruba, D. crassinervis, P. ilicifolium, G. officinale y P. brasiliensis; (4) estructura del bosque donde se diferencian tres estratos verticales y la altura del dosel es superior a 16 m.; (5) sotobosque denso y buena regeneración natural de las especies indicadoras; (6) matriz paisajística conservada del bosque; (7) pastoreo y aprovechamiento de productos del bosque en mínima intensidad.
Resultados y discusión
Inventario florístico
Se levantaron un total de 25 unidades de muestreos donde se identificaron 3075 individuos y a partir de la parcela 23 se alcanzó la asíntota, lo que demuestra que la mayoría de las especies fueron identificadas en estas parcelas y de acuerdo con la tendencia de la curva de especies obtenidas no debe incrementarse significativamente el número de especies con un muestreo mayor. (Figura 1).
En el área se identificaron 51 especies, 47 géneros y 29 familias. Las familias más abundantes en relación con la riqueza de especies (Figura 2) son: Leguminosae con 5, Cactaceae con cuatro especies, Malvaceae, Euphorbiaceae y Rubiaceae con tres especies y el resto de las familias con dos especies cada una.
Semejantes resultados obtuvieron Berazaín, (2011) , al dejar claro en la clasificación de los bosques de Cuba que las familias de mayor número de especies son: Cactaceae, Leguminosae, Fabaceae, Euphorbiaceae y Bromeleaceae.
En la figura 3, se observa que la mayor cantidad de individuos se encuentra en el estrato herbáceo con 1835 (57 %), 729 (24 %) en el arbustivo y 621 (19 %) en el arbóreo; esto garantiza la perpetuidad del ecosistema. (Figura 3)
En el estrato arbóreo, las especies más abundantes son: Phyllostylon brasiliensis Capan (211), Vachellia farnesiana (L.) Wight & Arn. (28), Malachra alceifolia Jacq. (54), Cordia sulcata DC. (44), el estrato arbustivo se caracteriza por la abundancia de: P. brasiliensis (149), V. farnesiana (81), Stenocereus fimbriatus (Lam.) (69), Guaiacum officinale L. (66) y Amyris elemifera L. (63), en el estrato herbáceo las especies más representativas son: V. farnesiana (264), P. brasiliensis (203), A. elemifera L. (146), Erythroxylum havanense Jacq. Var. havanense. (132) y Stenocereus fimbriatus (Lam.) (114).
Según Reyes, (2013) en el estrato arbóreo de alrededor de 10 m. de altura, entre las especies más frecuentes se encuentran Bursera simaruba, Sideroxylon salicifolium, Colubrina elliptica, Phyllostylon brasiliensis, Senna atomaria, Coccothrinax spec. div., Simarouba glauca, Amyris elemifera, Acacia macracantha, Cojoba arborea, etc. En el estrato arbustivo, se hallan entre otros Malpighia sp., Croton lucidus, Eugenia sp., Gymnanthes lucida, Comocladia dentata, Oplonia sp., Erythroxylum rotundifolium, Tecoma stans.
Acosta y otros., (2014), plantean que «para los bosques semideciduos mesófilo y micrófilo, en el Refugio de Fauna El Macío, Granma, presentan una altura de 15 m. aproximadamente, sobre todo en la vertiente norte y noroeste de las colinas, con emergentes que pueden alcanzar los 18 m. La cobertura vegetal de este estrato es muy variable y oscila desde el 25 hasta el 70 %».
En la estructura horizontal, se evaluó el índice de valor de importancia ecológica, siendo la suma de la abundancia, frecuencia y dominancia relativa como se muestra en la figura 4 y se destacan, P. brasiliensis, G. officinale, M. alceifolia, C. sulcata; estas son consideradas de gran importancia para planes futuros de reforestación o restablecimiento de este bosque porque son las indicadoras del área y las que mejores se van a adaptar a las condiciones edafoclimáticas del área, lo que garantiza una mayor probabilidad de la supervivencia de las mismas, lo que coincide con Aguirre, (2013). (Figura 4)
Estado de conservación
El estado de conservación que se obtiene para el bosque BSdMi es de 44,5 % y se clasifica de regular (Figura 5). Esto se debe a que la variable Estructura del Bosque es la de mayor peso ecológico dentro del estado de conservación del bosque y de un ideal del 20,8 % tiene un real solamente del 8,4 % conservado. Los principales indicadores que afectaron ese estado de conservación fueron la presencia de especies invasoras, regeneración natural, estratificación y la fragmentación, debido a que fueron evaluados entre regular y mal, según la metodología utilizada.
Nota: variables para determinar el estado de conservación:
Estructura del bosque,
Manejo y aprovechamiento,
Población asociada,
Matriz del entorno del bosque,
Presencia de fuentes de agua en el bosque,
Problemática socio-ambiental,
Estado de conservación general.
Dentro de los indicadores que más afectan, está la presencia de especies invasoras que representan el 42 %, encontrando que las más abundantes son: V. farnesiana, Pithecellobium dulce (Roxb.) Benth, Melicoccus bijugatus Jacq., Dichrostachys cinerea (L.) Wight., Albizia lebbeck L. Benth, entre otras.
González y otros., (2016) destacan que solamente dos siglos de introducciones de especies exóticas han conllevado a que actualmente esta sea la principal amenaza a la biodiversidad vegetal en Cuba. Según Roig y Mesa, (1988), plantean que «las especies
invasoras, como V. farnesiana, son originarias de África, la que se ha propagado en Cuba de tal manera que constituye una plaga y es muy común en terrenos próximos, especialmente en los bajos y anegadizos, así como en sabanas áridas, costas, terrenos pedregosos y bajos, por lo que es de prestarle una fuerte atención en el área».
La fragmentación es debido a la extracción de madera de alto valor económico para la construcción de casas, leña, carbón, la construcción de camino dentro del bosque y por el pastoreo antes de ser declarada el área Reserva Ecológica. González y otros., (2016) plantean que la fragmentación es la tercera causa de amenaza de la flora cubana y Nichols, (2003) opina que el hombre representa el mayor peligro potencial, donde Portillo y Sánchez, (2010) dan por hecho que las labores de intervención como tala selectiva y pastoreo, dentro de estos bosques, han limitado constante y considerablemente su desarrollo hacia estados de diversidad mayor.
La regeneración natural para las especies indicadoras del área es regular ya que 11 de las 25 especies indicadoras evaluadas no presentan regeneración natural, lo que representa un 44 %. Esto puede estar asociado a las condiciones climáticas de la zona, donde las precipitaciones son escasas en periodos cortos y las temperaturas muy altas durante todo el año, CITMA, (2016), además, con evidencias del pastoreo de animales.
Para los bosques secos de Lojas, Aguirre, (2013) plantea que se regeneran 21 (36,20 %) de las 58 especies leñosas inventariadas. Por lo general, en los bosques secos no todas las especies presentan regeneración abundante.
Otra de las variables de mayor incidencia en la conservación es la problemática socio-ambiental ya que de un 7,9 % que debía tener conservado, tiene solamente el 2,9 % producto a la posibilidad de ocurrencia de incendios forestales. Las restantes variables solo tienen una variación entre 2 y 3 % del real con respecto al ideal, influyendo algunos indicadores entre los que se encuentran: abundancia de especies maderables, diversidad de especies maderables, estética dentro del bosque, presencia de quebradas, ríos y su caudal del agua.
Figueredo, (2012) plantea que: «para los bosques de la Reserva Baconao la principal causa de destrucción es la fragmentación del hábitat por el turismo y los viales, también entran la pérdida de la diversidad biológica, debido a la deforestación, los incendios y el desarrollo de especies invasoras, aumento de especies ruderales a causa del pastoreo extensivo y la disminución del valor paisajístico».
Dentro de las variables menos afectadas en el área, se encontró el índice de valor de importancia ecológica con el 65 % de las especies indicadoras del bosque como se explicó anteriormente.
El endemismo florístico es otro indicador evaluado de muy bien según la metodología utilizada ya que el área presenta 60,37 % de especies nativas y endémicas. Las especies nativas como el G. officinale, M. alceifolia, C. sulcata, C. cynophallophora y E. havanense son las de mayor índice de importancia ecológica, además, se encuentran también las endémicas como P. brasiliensis, Plumeria filifolia Griseb, Acidocroton oligostemon Urb., y Randia spinifex (R.- S) Standal.
En el bosque semideciduo micrófilo, se identificaron 51 especies, 47 géneros y 29 familias, donde las especies de mayor índice de importancia ecológica son: Phyllostylon brasiliensis, Guaiacum officinale., Malachra alceifolia, Cordia sulcata y Amyris elemifera, además, son las de mayor regeneración natural.
El estado de conservación del área es regular con un 44,5 %, donde la estructura del bosque y la problemática socioambiental son las variables de mayor peso ecológico, producto a la presencia de especies invasoras, regeneración natural, estratificación, la fragmentación y la posibilidad de ocurrencia de incendios.