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versão On-line ISSN 2411-9970

ARCIC vol.7 no.15 La Habana jan.-abr. 2018

 

DOSSIER MONOGRÁFICO

 

El camino de las TIC: del Nuevo Orden Mundial al imperio del Big Data

 

The path of ICT: from the New World Order to the Big Data Empire

 

 

Lic. Florencia Copley

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

 

 


RESUMEN

Este trabajo analiza el impacto de la revolución digital en el mundo a partir del uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) para el control y la vigilancia social en manos de grandes empresas de la comunicación. Mediante Big Data, un concepto de almacenamiento de enormes cantidades de datos en Internet, estas compañías pueden procesar la información producida por millones de cibernautas en el mundo. Si bien en el año 1980 el "Informe MacBride" impulsado por la Unesco proponía avanzar hacia un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación, más justo y democrático, los cambios geopolíticos de las últimas décadas junto al desarrollo de las TIC, reorientaron el debate en torno al concepto de "Sociedad de la Información", llevando la discusión a niveles técnicos. Hoy, la nueva realidad de la era digital plantea la necesidad de retomar el debate y revisar el rumbo de las TIC.

Palabras Clave: NOMIC; Sociedad de la Información; Internet; TIC; Big Data


ABSTRACT

This paper analyzes the impact of the digital world revolution based in the use of the Information and Communication Technologies (ICT) for social control and surveillance, in the hands of large communication companies. Trough Big Data, a concept of storing of huge amount of data on the Internet, this companies are able to process the information produced by a millions of netizens all over the world. Although in 1980 the MacBride Report promoted by Unesco proposed advancing towards a New World Information and Communication Order, more fair and democratic, the geopolitical changes of the last decades
and the development of the ICT, reoriented the debate related to the concept of "Information Society", taking the discussion to technical levels. Today, the new reality of the digital age raises the need of resume the debate and review the direction of the ICT.

Keywords: MacBride; Society of Information; ICT; Internet; Big Data


 

 

1. INTRODUCCIÓN

Este trabajo analiza el desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación en el mundo y su relación con el avance de una sociedad de control, caracterizada por la vigilancia masiva, la sobreinformación y la posibilidad de predecir las acciones de los individuos a través de Internet.

Hoy, un puñado de empresas multinacionales como Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft controlan la información que producen los más de 3.500 millones de internautas en el mundo. Todas las acciones de los individuos en Internet (los "me gusta" en las redes sociales, las compras, las búsquedas, la navegación, el uso de diversas aplicaciones, etc.) son factibles de ser almacenadas, interpretadas y fragmentadas, y por lo tanto son predecibles y programables.

Mediante el Big Data, un concepto de almacenamiento de grandes cantidades de datos en Internet, estas compañías pueden recopilar y procesar los zetaterabytes de datos producidos por los cibernautas y acceder así a la vida privada de millones de personas.

Por otra parte, a causa de la sobreinformación que existe en Internet y en particular en las redes sociales, paradójicamente los individuos están cada vez más desinformados. Las "fake news" se han convertido en una práctica difícil de controlar y las últimas campañas electorales y fenómenos sociales han demostrado que los usos de trolls y bots con diferentes fines pueden condicionar las conductas de las personas.

En este contexto, el presente trabajo busca analizar el impacto de la revolución digital en el mundo a partir del uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) para el control y la vigilancia social en manos de grandes empresas de la comunicación, en su mayoría de origen estadounidense.

Con esta finalidad, se realiza un recorrido histórico por diferentes momentos del debate en torno a la comunicación y la información por parte de los países del mundo, buscando establecer relaciones entre los usos de las TIC y las condiciones geopolíticas globales.

Si bien en el año 1980 el "Informe MacBride" impulsado por la Unesco proponía avanzar hacia un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC), más justo y democrático, los cambios en el ordenamiento político de las últimas décadas junto al desarrollo de las TIC, reorientaron el debate en torno al concepto de "Sociedad de la Información", llevando la discusión a niveles técnicos y económicos.

Desde la década de los noventa, con la masificación de Internet, se ha instalado un discurso limpio y esperanzador sobre el desarrollo de las nuevas tecnologías, con la promesa del progreso y la democratización de la comunicación, pretendiendo aislar el desarrollo tecnológico de los intereses políticos y económicos de gobiernos y empresas.

Sin embargo, de la mano de los grandes avances digitales, el mundo se ha encaminado hacia una sociedad de control, donde las herramientas tecnológicas han convertido a los individuos en objeto de vigilancia, manipulación y desinformación.

 

2. DESARROLLO

2.1. El nuevo orden mundial que no fue

Hace 30 años, Sean MacBride junto a un equipo de expertos en comunicación comenzó a desarrollar el documento que en 1980 se publicó bajo el nombre "Un solo mundo, voces múltiples", conocido mundialmente como "Informe MacBride".

El mandato de crear una comisión para estudiar los problemas de la comunicación surgió de la XIX Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), celebrada en Nairobi en noviembre de 1976.

Al año siguiente, se constituyó la Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación bajo la presidencia del irlandés MacBride, cofundador y presidente de Amnistía Internacional, premiado con el Nobel y el Lenin de la Paz, en 1974 y 1977, respectivamente.

Elaborado en el contexto mundial de la Guerra Fría y en el período de mayor expansión del Movimiento de Países No Alineados, el Informe MacBride, plantea la necesidad de promover una comunicación más democrática y menos concentrada, en el marco de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC).

En su extensa publicación, el documento "Un solo mundo, voces múltiples" presentado a la XXI Conferencia General de la Unesco, celebrada en Belgrado en 1980, describe, entre otras cosas, la situación de la comunicación en el mundo, al tiempo que denuncia sus desequilibrios, desentrañando los vínculos entre los problemas de la comunicación y las estructuras socioeconómicas y culturales, otorgándole un carácter político a los problemas de la comunicación (de Moragas, Díez, Becerra, Fernández Alonso, 2005).

Por defender el derecho a la información, denunciar la concentración mediática y alinearse con las voces críticas de la comunicación, el Informe fue calificado como contrario al libre flujo de la información (free flow of information) y duramente criticado "por parte de las posiciones más conservadoras y los grandes intereses industriales del sector, incómodos con el discurso crítico, pero más indispuestos aún a aceptar que este discurso se pronunciara desde un organismo intergubernamental como la Unesco" (de Moragas et al., 2005, p. 8).

Aún se desconocía el vuelco definitivo en la organización del poder político mundial que traería la década de los ochenta, pero el triunfo electoral de Rondald Reagan en las elecciones de Estados Unidos comenzaría a marcar el rumbo. A principios de 1981, el republicano asumía como Presidente de la potencia norteamericana llevando al país a abandonar la Unesco en 1984, determinación que en 1985 también tomarían Gran Bretaña y Singapur.

Algunos autores consideran que las salidas norteamericana y británica de la Unesco no se debieron fundamentalmente al NOMIC y a MacBride, sino que "el motivo real de la retirada respondía a un alejamiento estratégico del multilateralismo" (Nordenstreng, 2005, p. 46).

De hecho, el orden geopolítico mundial cambiaría definitivamente con la caída del muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la consolidación de la ofensiva de Occidente y el triunfo del capitalismo.

Así como señala el Informe MacBride que "no es posible entender la comunicación, considerada globalmente, si se hace caso omiso de sus dimensiones políticas" (Unesco, 1980, p. 44), las  discusiones que comienzan a darse en la década del noventa en este nuevo contexto mundial junto al surgimiento y la masificación de Internet y las nuevas tecnologías de información y comunicación de cara al nuevo milenio, trasladan el eje del debate que se venía dando en torno a la comunicación.

Se abandona entonces la idea de Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación para abrazar el término Sociedad de la Información y, en este marco, la ONU convoca a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) en dos fases: Ginebra en el 2003 y Túnez en el 2005.

Esta vez, en cambio, el organismo responsable de organizar la cumbre no es la Unesco sino la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), ente de carácter más técnico y más cercano a los sectores empresariales e industriales.

Al respecto, Martín Becerra (2005) destaca: "En los documentos oficiales de la CMSI se ha evitado toda referencia a la comunicación, se ha matizado y moderado toda mención al derecho humano a la comunicación y a la información, se han eliminado las argumentaciones de organizaciones de la sociedad civil acerca de las inequidades propias del contexto globalizador" (p. 130).

El tema dominante en la CMSI fue la extensión de infraestructuras de información y comunicación para promover los objetivos de desarrollo de la Declaración del Milenio aprobada en la Cumbre del Milenio de la ONU del año 2000, en la búsqueda de disminuir la brecha digital (Becerra, 2005) y en este sentido, quienes comenzarían a tomar un mayor protagonismo serían definitivamente las empresas dedicadas a las nuevas tecnologías de información y comunicación.

2.2. Democratización versus concentración

Según el Informe sobre Medición de la Sociedad de la Información de la UIT (2017, pp. 15-17), al finalizar el año 2017 había en el mundo más de 3.500 millones de usuarios de Internet, cifra que representa el 48 por ciento de la población mundial [1].

La UIT revela además que en la última década el crecimiento ha sido a gran escala, teniendo en cuenta que en 2005 los usuarios conectados significaban el 15.8 por ciento de la población mundial; en 2010, el 28.9 por ciento; y en 2015, el 43.2 por ciento.

Otros estudios recientes, como el Global Digital Report 2018, estiman que el número de usuarios de Internet en el año 2018 ya supera los 4.000 millones [2].

En los albores del nuevo milenio, la expansión mundial de Internet traía consigo la promesa de una mayor democratización de la comunicación: más usuarios conectados significarían más voces, mayor diversidad, alternativas a la concentración mediática y al discurso unificado.

En este contexto, diferentes movimientos sociales y medios de comunicación contrahegemónicos del mundo utilizaron la Red -y continúan haciéndolo hasta ahora- para difundir sus ideas, organizarse, intercambiar información, etcétera.

Sin embargo, el crecimiento exponencial de grandes empresas del área de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) durante los últimos años ha derivado en una fuerte concentración del poderío en Internet.

Según Ignacio Ramonet (2016), "la Red está a punto de sufrir una violenta centralización en torno a colosales empresas privadas: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), todas estadounidenses que, a escala planetaria, acaparan las diferentes facetas de la Red" (p. 17).

En el marco de los objetivos propuestos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas [3], la UIT considera que el acceso a Internet debe alcanzar a una mayor cantidad de personas y algunas poderosas compañías como Google y Facebook han asumido como propio el desafío de llevar esta tecnología a todos los confines del mundo.

Uno de los proyectos del gigante Google es brindar Internet en zonas remotas del planeta y para eso puso en marcha su proyecto "Loon", que consiste en globos aerostáticos con la capacidad de ofrecer conectividad, del cual actualmente hay un plan piloto en marcha en Sri Lanka [4].

Facebook, por su parte, tiene un proyecto similar pero con drones autónomos reutilizables impulsados por energía solar, que según los planes del creador de la red social, Mark Zuckerberg, podrían llevar Internet a más de 4.000 millones de personas en todo el mundo [5].

Si ambas empresas logran su objetivo, por supuesto no sólo podrían decidir los sitios web a los que tienen acceso los usuarios conectados con su herramienta gratuita (es lógico suponer que darán prioridad a sus contenidos), sino que además contarán con enormes cantidades de datos producidos por millones de personas que podrán ser vendidos y utilizados de diversas maneras.

"Sin dudar en absoluto de la intención de estos gigantes de la Red de mejorar el destino de la humanidad, podemos preguntarnos si no los motivan también consideraciones más comerciales, puesto que la principal riqueza de estas empresas ineludibles (…) es el número de conectados", reflexiona Ramonet (2016, p. 19).

De esta forma, al mismo tiempo que se intenta disminuir la brecha digital al aumentar la cantidad de internautas en el mundo, generando un mayor acceso a la información en línea, conectando a unas personas con otras y posibilitando el uso masivo de los beneficios que ofrece Internet, por otra parte, unas pocas empresas realizan importantes negocios obteniendo una inimaginable cantidad de datos de los millones de usuarios.

Ramonet (2016) señala que "Facebook o Google, por ejemplo, no venden nada a los internautas, venden sus miles de millones de usuarios a los anunciantes publicitarios. Es lógico, por lo tanto, que a partir de ahora quieran venderles todos los habitantes de la Tierra" (p. 20).

2.3. La información como herramienta de poder

El experto en redes digitales, Martin Hilbert, conocido por haber creado el primer estudio que calculó cuánta información hay en el mundo, explica en una entrevista [6] que "Facebook vale billones de dólares por la información, no por otra cosa". "De las diez empresas del mundo tasadas a un precio más alto, yo creo que cinco son proveedoras de información", asegura Hilbert, quien además alerta: "Tenemos tantos datos y tanta capacidad de procesarlos, de identificar correlaciones, que podemos hacer a la sociedad muy predecible. Y cuando puedes predecir, puedes programar".

Utilizando Big Data, un tipo de avance tecnológico para el almacenamiento de grandes cantidades de datos en la Red, todas las acciones de los individuos en Internet pueden ser almacenadas, interpretadas y fragmentadas, y con el procesamiento de la información, esas acciones se convierten en predecibles y programables.

Big Data significa que toda acción de los internautas deja una huella digital. Cada compra realizada, cada búsqueda en Google, cada sitio visitado, cada "me gusta" es recolectado.

"Teniendo entre 100 y 250 likes tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no. Con 150 likes, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo", explica Hilbert [7], en referencia a un estudio realizado por Michal Kosinski, psicólogo polaco y académico de la Universidad de Stanford.

A partir de las investigaciones de Kosinski en psicometría, una rama de la psicología donde se miden y cuantifican variables psicológicas, una empresa británica de Big Data utilizó encuestas en redes sociales y datos de Facebook para desarrollar perfiles de todos los adultos de Estados Unidos (220 millones de personas), en el marco de la campaña electoral del actual presidente Donald Trump.

El día de la victoria de Trump, la empresa ubicada en Londres enviaba una nota de prensa: "Estamos encantados de que nuestro revolucionario método de comunicación basado en datos haya jugado un papel tan importante en la extraordinaria victoria del presidente electo Donald Trump" [8]. El mensaje estaba firmado por Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica, la misma empresa que había sido contratada para la campaña del Brexit.

Nadie cuestionó los métodos utilizados por la compañía informática para influir en las decisiones de los votantes hasta que uno de los fundadores de la empresa, Christopher Wylie, un analista de sistemas que dejó de trabajar en la compañía en 2014, reveló, en el marco de una investigación periodística de New York Times y The Observer de Londres [9], cómo fueron manipulados los datos obtenidos de usuarios de Facebook, tanto para la campaña de Trump como para las elecciones del Brexit.

En medio del escándalo que significó que esta operación se hiciera pública,  Wylie brindó una entrevista a la prensa europea donde expresó: "Si miras los últimos cinco años de investigación científica de perfilado psicológico usando datos sociales, valida que puedes perfilar atributos psicológicos. No hay duda de que puedes perfilar a la gente y explotar esa información".

Pero al mismo tiempo, Wylie, una especie de arrepentido de la operación que llevó adelante la empresa Cambridge Analytica, que él mismo ayudó a formar, reflexionó más profundamente sobre los impactos de esta nueva realidad y expresó:

"Tenemos que aceptar que los datos personales se están convirtiendo en una parte integral de la digitalización de la sociedad. La cuestión no es evitar que se usen datos personales. La pregunta es cuáles son los riesgos de los datos personales y cómo podemos asegurarnos de que son procesados y gestionados de una manera segura para la gente"[10].

Por otra parte, la predicción de las acciones de usuarios de Internet mediante Big Data no es la única forma de manipulación que existe en la Red. Durante los últimos años se ha incrementado un alarmante fenómeno: las llamadas "fakes news", publicaciones de trolls y bots que reproducen innumerables veces una misma información, que a su vez los usuarios de redes sociales comparten sin antes comprobar su veracidad.

En este sentido, Eric Schmidt, Director Ejecutivo de Google, expresó: "Estoy convencido de que la desinformación se va a convertir en algo muy fácil de generar. (…) Es perfectamente factible que los que estén interesados se den cuenta de que los sistemas informáticos de Inteligencia Artificial pueden generar mucha información falsa" (Assange, 2014, p. 184).

En una entrevista realizada en marzo de 2016 por Bloomberg Businessweek, el colombiano Andrés Sepúlveda confesó haber alterado campañas electorales durante ocho años dentro de Latinoamérica: "Mi trabajo era hacer acciones de guerra sucia y operaciones psicológicas, propaganda negra, rumores, en fin, toda la parte oscura de la política que nadie sabe que existe pero que todos ven"[11].

Actualmente, Sepúlveda cumple una condena de 10 años por los delitos de uso de software malicioso, conspirar para delinquir, violación de datos y espionaje conectados al hackeo de las elecciones de Colombia en 2014, pero según su relato, el trabajo que realizó en México para la campaña del actual presidente Enrique Peña Nieto fue aún más complejo.

La tarea de manipulación que realizaba Sepúlveda con un equipo de hackers en las redes sociales consistía, entre otras cosas, en administrar miles de perfiles falsos y posicionar temas como el plan de Peña Nieto para terminar con la violencia relacionada al narcotráfico, con opiniones que usuarios reales luego replicarían. Además, contaba con un ejército de más de 30.000 cuentas automatizadas de Twitter que realizaban publicaciones para generar tendencias en la red social.

El fenómeno de las noticias falsas está relacionado a su vez, con lo que Eli Pariser llama "the filter bubble"[12], que en castellano se traduce como la burbuja de filtros, un término que alude a la autorreferencia cada vez mayor de las noticias y publicaciones en Internet según los temas de interés de los usuarios.

Mediante algoritmos que mapean las preferencias de cada internauta sobre la base de su huella digital, se filtran las fuentes de información con puntos de vista distintos, creando burbujas culturales [13]. Esto sucede tanto en la búsqueda personalizada de Google, como en las publicaciones de Facebook y en muchos sitios web que organizan la información en base a los datos obtenidos de las elecciones y preferencias de los usuarios.

De esta forma, la información que cada individuo encuentra en Internet está relacionada con sus supuestas preferencias (según los algoritmos) y con sus vínculos en las redes sociales, haciendo de cada grupo una isla cada vez más reducida, en contra de ese bien tan preciado en la Red: la diversidad.

2.4. Una alianza sin precedentes

En la actualidad es imposible pensar las comunicaciones sin Internet, esa red que conecta a las personas y distribuye contenidos gráficos, fotográficos, sonoros y visuales, donde se encuentra fácilmente todo tipo de información.

Esta tecnología que hoy el mundo considera imprescindible para el desarrollo de las comunicaciones tuvo su origen en los Estados Unidos, financiada por el Departamento de Defensa a través de su Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (Advanced Research Projects Agency, ARPA) en la década de los sesenta.

Aquella primera Red denominada ARPANET vio la luz oficialmente en el año 1969; luego, en 1972, introdujo el sistema de correo electrónico y durante los años ochenta adoptó el Protocolo de Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP) y el nombre definitivo de Internet, hasta que en el año 1990 se creó la World Wide Web [14].

En la década de los noventa, este proyecto informático comenzó a incluir aplicaciones y colaboración de las comunidades académicas y empresas privadas de diferentes países, haciéndose cada vez más masivo y abandonando su origen de iniciativa estatal.

Si bien desde un comienzo el desarrollo de Internet estuvo ligado al complejo militar de los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría, el proyecto fue adquiriendo un carácter universal y la expansión del modelo económico capitalista en el mundo facilitó este proceso.

De todos modos, el vínculo entre el gobierno norteamericano y los investigadores de universidades y empresas no sólo no desapareció sino que continuó fortaleciéndose hasta el día de hoy.

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange sostiene que "las nuevas empresas como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior" (citado en Ramonet, 2016, p. 15).

Curiosamente, las empresas más grandes de tecnología de información y comunicación de la actualidad son estadounidenses y son cada vez más poderosas.

Assange (citado en Ramonet, 2016) señala, por ejemplo, que Google, una de las compañías de comunicación en constante evolución, duplicó su valor bursátil entre 2011 y 2015, y "su penetración en la sociedad global, en términos de interacción con los individuos, ha aumentado más que la de cualquier otra empresa de igual tamaño" (p. 106).

Además, según reveló WikiLeaks en el año 2012, el vicepresidente del Departamento de Inteligencia de Stratfor, Fred Burton (antiguo especialista en seguridad del Departamento de Estado de EE.UU.), escribió en un correo electrónico interno: "Google cuenta con el apoyo y la cobertura aérea de la Casa Blanca y del Departamento de Estado. La realidad es que están haciendo cosas que ni siquiera la CIA está en condiciones de hacer" (Assange, 2014, p. 35).

En ese caso, Burton se refería específicamente a un proyecto de Google Ideas con comunidades iraníes, sin embargo, según demuestra Julián Assange en su libro "Cuando Google encontró a WikiLeaks" hay numerosas pruebas del vínculo del gigante de Internet con el gobierno de los Estados Unidos.

En este mismo sentido, Ramonet (2016) alerta sobre lo que considera una alianza sin precedentes: Estado + aparato militar de seguridad + industrias gigantes de la Web.

Es completamente inédita esta alianza entre el poder político, el aparato de información, algunos grandes medios de la comunicación dominantes y los titanes tecnológicos. (…) Una complicidad de este calibre, entre la primera potencia militar del mundo y las empresas privadas globales que dominan las nuevas tecnologías de Internet, conforma de hecho un auténtico complejo securitario-digital (Ramonet, 2016, p. 67).

Internet se ha convertido en una de las más potentes herramientas tecnológicas en el mundo y como toda tecnología puede ser utilizada para diversos fines, altruistas o perversos.

Siguiendo las cifras de la UIT, más de 3.500 millones de personas en el mundo son usuarias de esta inmensa Red y la proyección política, económica y social que realicen los Estados y las empresas en torno a las TIC involucra actualmente a casi la mitad de la población mundial y es indudable que el número será cada vez mayor.

2.5. Vigilancia y sociedades de control

Si bien la vigilancia por parte de los Estados no es un tema ajeno a diferentes épocas y distopías literarias, la revolución digital ha facilitado el control de los individuos por medio de Internet.

Luego del atentado a las Torres Gemelas en 2001, el mundo ha convalidado un sistema de vigilancia constante y universal con el objetivo de reforzar la seguridad de los países occidentales.

Al respecto, Ignacio Ramonet (2016), señala: "Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas, los gobiernos, incluso los más democráticos, se erigen en Big Brother y no dudan en infringir sus propias leyes para poder espiarnos mejor" (p. 11).

Ramonet alude al famoso libro de George Orwell, "1984", en cuyo relato los ciudadanos son controlados por un poder supremo que ejerce la vigilancia sobre todo y todos, con instrumentos que posibilitan el control, como la Policía del Pensamiento.

En su famosa novela, Orwell describía los mecanismos de control utilizados por el gobierno dentro de un régimen totalitario, sin embargo, hoy son las democracias las que, apoyadas en los avances tecnológicos, están implementando un elaborado sistema de vigilancia global.

"Debemos señalar que la inimaginable revolución digital que estamos viviendo (…) ha modificado completamente el campo de la información y el de la vigilancia. En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible", alerta Ramonet (2016, p. 13).

En 1990, ante los primeros indicios de la explosión de la era digital, el filósofo Gilles Deleuze escribió sobre los cambios que estaba sufriendo la sociedad disciplinaria -descrita años antes por Michael Foucault- y su progresiva transformación en sociedad de control.

Las sociedades disciplinarias, según Foucault (citado en Deleuze, 2014), son aquellas en las que el individuo desarrolla su vida pasando por diferentes instituciones, como la familia, la escuela, la fábrica, el hospital, la cárcel, etc. Estas sociedades alcanzan su apogeo a principios del siglo XX y operan mediante la organización de grandes centros de encierro.

"Foucault fue uno de los primeros en detectar que estamos saliendo de las sociedades disciplinarias y de su técnica principal, el encierro", explica Deleuze (2014, p. 273). "Estamos entrando en sociedades de control, que ya no funcionan mediante el encierro sino mediante un control continuo y una comunicación instantánea" (Deleuze, 2014, p. 273), donde el control se ejerce de forma desterritorializada y adquiere nuevas características que traerían "la instalación progresiva y dispersa de un nuevo régimen de dominación" (Deleuze , 2014, p. 285).

Por su parte, en el ensayo "Psicopolítica", el filósofo surcoreano Byung-Chul Han también analiza las sociedades estudiadas por Foucault y se remonta incluso más atrás que Deleuze para explicar el fenómeno actual, haciendo referencia al poder soberano que controlaba las sociedades antes del poder disciplinario.

"El tránsito del poder soberano al disciplinario se debe al cambio de la forma de producción, a saber, de la producción agraria a la industrial. La progresiva industrialización requiere disciplinar el cuerpo y ajustarlo a la producción mecánica", explica Byung-Chul Han (2014, p. 20). Si bien "la técnica disciplinaria opera no sólo sobre el cuerpo, sino también sobre la mente", el filósofo observa que "la psique no está en el punto de mira del poder disciplinario" (2014, p. 20).

Siguiendo las propuestas teóricas de Foucault, Byung-Chul Han plantea que la biopolítica se ocupa del control de las masas poblacionales pero no alcanza para explicar los mecanismos actuales de control a los individuos.

En este sentido, el filósofo surcoreano reflexiona: "La biopolítica es la forma de gobierno de la sociedad disciplinaria. Pero es totalmente inadecuada para el régimen neoliberal que explota principalmente la psique" (2014, p. 21).

De esta forma, el autor propone el concepto de "psicopolítica", que se sirve mayormente de la técnica digital, relacionada con "la forma de producción del capitalismo actual, puesto que este último está determinado por formas de producción inmateriales e incorpóreas" (Byung-Chul Han, 2014, p. 20).

Lo interesante de esta reflexión de Byung-Chul Han consiste en la actualidad de su análisis. Al vincular el sistema capitalista neoliberal con las nuevas formas de control de los individuos, principalmente de sus mentes y por lo tanto de sus decisiones, revela el poder de las herramientas tecnológicas comunicacionales que pueden ser utilizadas para vigilar y manipular.

"A partir del Big Data es posible construir no sólo el psicoprograma individual, sino también el psicoprograma colectivo, quizás incluso el psicoprograma de lo inconsciente", afirma Byung-Chul Han (2014, p. 21).

Desde otro lugar pero con una perspectiva similar sobre el poder de los datos, el informático arrepentido de Cambridge Analytica, Christopher Wylie, sostuvo en diálogo con la prensa: "Si miras los últimos cinco años de investigación científica de perfilado psicológico usando datos sociales, valida que puedes perfilar atributos psicológicos. No hay duda de que puedes perfilar a la gente y explotar esa información. Que eso sea adecuado en un proceso democrático es algo que la gente debería pensar"[15].

Por otra parte, para Wylie la mayor preocupación es "que haya una compañía que es contratista militar y también consejera del presidente de Estados Unidos", como es el caso de Cambridge Analytica. "Que una compañía que tiene clientes militares cree una enorme base de datos de ciudadanos, algunos de ellos recogidos ilegalmente, genera un grave riesgo de borrar las fronteras entre vigilancia doméstica e investigación de mercado convencional"[16], alerta.

En este mismo sentido, Ramonet (2016) habla de los peligros de una nueva entidad política que es -según el autor- un Estado de vigilancia formado por un complejo securitario-digital, que tiene como características más inquietantes, la banalización de la vigilancia masiva y la tentación del control social integral.

En su investigación, Ramonet (2016) cita las revelaciones hechas por el ex asesor técnico de la CIA Edward Snowden que confirmaron "la existencia de programas ocultos, autorizados por el gobierno de Estados Unidos, que permiten la vigilancia clandestina de las comunicaciones de millones de personas a través de todo el mundo" (p. 54).

A medida que la revolución digital avanza en mayores desarrollos y alcances en el mundo, y las empresas de información y comunicación afianzan su poderío, las sociedades deben asumir como desafío la participación activa en el uso consiente de las nuevas tecnologías y reclamar a sus gobiernos la protección de los derechos fundamentales de los individuos.

Pese a los peligros cada vez más visibles, no es posible volver el tiempo atrás y continuar el desarrollo de la sociedad global tal como la conocemos hoy en día sin Internet. Sin embargo, aparece la necesidad de encontrar formas de regular el uso de la tecnología para que finalmente esté al servicio de la humanidad.

 

3. CONCLUSIONES

Este trabajo ha intentado echar luz sobre algunos de los impactos que han tenido lugar en el mundo en materia de nuevas tecnologías de información y comunicación a lo largo de las últimas cuatro décadas.

Si bien las transformaciones y avances en torno a la comunicación se han propuesto desde los gobiernos como caminos en dirección a una mayor democratización en un mundo diverso, encontramos que ciertos hechos dirigen el rumbo de las TIC en sentido opuesto, es decir, hacia una mayor concentración del poder.

No es intención de este artículo, sin embargo, alinearse en la teoría del determinismo tecnológico y considerar que fenómenos como la manipulación o la vigilancia se deben al desarrollo de las nuevas tecnologías, omitiendo las características de un ordenamiento político y económico mundial que usa las herramientas tecnológicas para consolidar su hegemonía, puesto que no hay políticas de comunicación ajenas a los intereses del poder.

Hoy, la nueva realidad de la era digital plantea la necesidad de generar políticas públicas que resguarden la comunicación como un derecho humano fundamental, generando mecanismos de democratización del espacio virtual, resguardo de la privacidad y ejercicio de ciudadanía, y a su vez aporten a la revisión del rumbo del camino de las TIC.

Por lo tanto, alertar sobre los peligros de avanzar a una mayor concentración de las grandes empresas de comunicación en el contexto mundial es una condición necesaria para retomar el debate sobre un nuevo orden mundial de la comunicación, más justo y democrático; un debate que quedó inconcluso tras la publicación del Informe MacBride.

Seguramente los avances tecnológicos puedan traer enormes beneficios a los ciudadanos del mundo si son utilizados para construir un planeta más igualitario, defendiendo el acceso a la información, el derecho a la comunicación y la preservación de las libertades individuales y la vida privada.

Es el deber de todos y todas tomar conciencia de la realidad que vivimos y reclamar por nuestros derechos, porque como concluye Gilles Deleuze en su texto acerca de las sociedades de control: "No hay lugar para el temor ni para la esperanza, sólo cabe buscar nuevas armas" (2014, p. 279).

 

4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

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Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) (2004). Declaración de Principios: Construir la Sociedad de la Información, un desafío global para el nuevo milenio, Ginebra. Recuperado de: www.itu.int/dms_pub/itu-s/md/03/wsis/doc/S03-WSIS-DOC-0004!!MSW-S.doc

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Recibido: 2 de diciembre de 2017

Aceptado: 26 de diciembre de 2017

 

 

Lic. Florencia Copley. Universidad Nacional de La Plata, Argentina. Correo electrónico: flor@nuestraamerica.info

 

 

5. NOTAS

[1]https://www.itu.int/en/ITU-D/Statistics/Documents/publications/misr2017/MISR2017_Volume1.pdf

[2] https://digitalreport.wearesocial.com/

[3] http://www.globalgoals.org/

[4]http://www.lanacion.com.ar/2038522-aquila-el-drone-solar-de-facebook-para-dar-internet-desde-el-aire-hizo-su-segundo-vuelo

[5]http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20170703/423866575654/aquila-drone-facebook-internet-universal-vuelo-prueba.html

[6]http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/17/obama-y-trump-usaron-el-big-data-para-lavar-cerebros-asegura-experto-en-redes

[7] http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/17/obama-y-trump-usaron-el-big-data-para-lavar-cerebros-asegura-experto-en-redes

[8]http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/19/yo-no-construi-la-bomba-solo-demostre-que-existia

[9]https://www.nytimes.com/2018/03/17/us/politics/cambridge-analytica-trump-campaign.html

[10] https://elpais.com/internacional/2018/03/26/actualidad/1522058765_703094.html

[11]https://www.bloomberg.com/features/2016-como-manipular-una-eleccion/

[12]https://www.ted.com/talks/eli_pariser_beware_online_filter_bubbles?language=es

[13]http://www.lanacion.com.ar/1947245-las-redes-sociales-te-haran-mas-tonto

[14]https://es.wikipedia.org/wiki/Internet

[15]https://elpais.com/internacional/2018/03/26/actualidad/1522058765_703094.html

[16]https://elpais.com/internacional/2018/03/26/actualidad/1522058765_703094.html

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