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versão On-line ISSN 2411-9970

ARCIC vol.7 no.18 La Habana set.-dez. 2018  Epub 27-Jun-2019

 

Panel de Discusión

Con cada persona. La comunicación para la equidad social desde el criterio de tres investigadoras cubanas

With each person Communication for social equity from the criteria of three Cuban researchers

Dra. C. Mayra Espina1  * 

Ms. C. Elena Nápoles2 

Ms. C. Vilma E. Hidalgo3 

1 Cooperación Suiza para el Desarrollo,Cuba

2 Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe, UNESCO, Cuba.

3 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales programa,Cuba.

¿Cómo operan las relaciones entre la comunicación y la equidad social?

Mayra Espina: Existen muy fuertes vínculos entre ambos conceptos, la sociedad humana siempre parte de la condición humana y también de la condición social. La comunicación es un eje de organización de la sociedad, de la gestión, está presente en todos los planos desde el micro hasta el macro-espacio, y por lo tanto en este tema de la equidad hay también un vínculo muy grande. Incluso, muchos vacíos en políticas de equidad y falta de conciencia sobre el tema, se deben a que no hay una comunicación adecuada: no son problemas muy visibles, la gente los ignora o los quiere ignorar. Yo no creo que la comunicación resuelva todos los problemas, pero alcanzar objetivos sociales requiere una comunicación pertinente, democrática, abierta.

Vilma Hidalgo: Yo la entiendo desde dos sentidos: Uno tiene que ver con las brechas de equidad que pueden generarse por el acceso diferenciado a la información y la comunicación; y el otro desde las posibilidades que ofrece la comunicación (en especial la comunicación para el desarrollo) para contribuir al desarrollo de sociedades más justas y equitativas.

Para el primer aspecto considero que la brecha relativa al acceso de la información y comunicación propone el riesgo de que se produzcan nuevas desigualdades y se acentúen algunas de las que ya existen. Es decir, existen condiciones, ya sean geográficas, económicas o sociales, que influyen en el acceso desigual a la información, el conocimiento y las tecnologías de comunicación, que sin dudas pueden producir situaciones de pobreza, exclusión social, y desigualdad.

Esa realidad no ha sido suficientemente estudiada en el contexto cubano actual. Por ejemplo, habría que investigar con mayor profundidad cómo está impactando éste fenómeno en las oportunidades de empleo, o su efecto en el ámbito de la educación. En el plano educativo la brecha aumenta de manera progresiva y a mi entender, tiene un efecto en el rendimiento académico de los estudiantes, también en el paso hacia niveles superiores de la enseñanza. También existen disparidades etarias para el manejo de los recursos de la información y las comunicaciones, lo que ofrece ventajas a la población más joven en detrimento de la más envejecida.

La comunicación puede ser al mismo tiempo una importante dimensión del desarrollo que contribuya a la transformación social desde los principios de equidad y justicia social. Por un lado, los medios de comunicación pueden ayudar a de-construir paradigmas que naturalicen las desigualdades sociales, o bien modelos de relaciones de poder inequitativos (entre hombres y mujeres, por solo poner un ejemplo) en el plano de las representaciones sociales. Existen experiencias muy exitosas de diseño de estrategias de comunicación para la promoción de la equidad social.

También considero que la Comunicación para el Desarrollo (aunque no soy experta en este tema), puede ser una poderosa herramienta para avanzar en materia de equidad. Pienso que el énfasis en la participación, en lo local como escenario privilegiado para el cambio, así como la capacidad del modelo para desarrollar procesos en los que grupos en condición de vulnerabilidad se empoderan, constituyen valiosos aportes que deben ser condición esencial para promover la equidad social.

Parecería que actualmente ha quedado atrás la noción de “acceso a la información” para poner más énfasis en la calidad de la interacción y uso. ¿Es esto cierto?

Elena Nápoles: Yo creo que lo que ha cambiado es que se ha empezado a entender el acceso en una dimensión más amplia de lo que se entendía al principio. Al principio se tenía una noción de acceso que estaba más enfocada en que usted tuviera la información disponible, que la información estuviera allí, que usted tuviera el canal, la vía para acceder a esa información. Esta de alguna manera es una concepción muy instrumental, porque la información puede estar disponible, usted puede tener el canal y la vía, pero no saber qué hacer con eso y por lo tanto ese acceso de pronto carece de significado, porque el acceso no tiene sentido si lo que la gente encuentra en esas búsquedas no es productivo para sí mismos, para la sociedad, para el desarrollo.

Eso es lo que ha cambiado, no es que ya no estemos preocupados por el acceso, incluso por ese acceso instrumental y básico. El acceso nos preocupa muchísimo, más en el caso de Cuba. Hay una barrera económica, hay una barrera de competencias informacionales, miles de barreras que hacen que el acceso en sí mismo sea todavía una preocupación. De hecho, 53 % de la población mundial no tiene acceso a Internet, no ya que haga un uso productivo y que sea un acceso de calidad como otras categorías que van tomando fuerza con toda razón, sino hablar de acceso a internet, la información no es solo internet, pero ahora mismo es una fuente crucial.

¿Cómo se define el derecho a la comunicación?

Elena Nápoles: Desde UNESCO lo enfocamos más como derecho a la información y no solo a la comunicación. Por ejemplo, nosotros lo enfocamos en términos de derecho a la información y libertad de expresión. Es la manera de la organización de abrir y cerrar un ciclo. Por una parte se cree que es un derecho humano, está en la Declaración Universal de los Derecho Humanos, digamos que ese el marco normativo global de ese derecho que lo refrenda y que aparece en muchísimas constituciones; y luego leyes específicas en muchos países. Pero nosotros lo que estamos entendiendo es que el ser humano tiene derecho a buscar, producir, comunicar, compartir información por todas las vías que posea incluyendo los medios de comunicación.

Y esa es una definición operativa, con dos puntos esenciales: (1) la información se encuentra en cualquier lugar, es decir, no viene nada más de un nodo, que es un nodo legítimo, sino que se encuentra en la sociedad de manera dispersa, en instituciones, en personas. Además (2) el ser humano debería tener el derecho de poder acceder a ella, de usarla para su propio beneficio y el beneficio de la sociedad y que debería poder hacer eso libremente y que deberían haber entornos habilitadores institucionales y normativos que permitan que todo eso pueda ocurrir.

Pero prestemos atención que en todas estas normativas internacionales que son estándar y que luego cada país ajusta a sus propias condiciones, hay recomendaciones de cómo lidiar con secretos de estado, con la opacidad incluso; no solo de cómo lidiar con la transparencia, sino cómo lidiar con el secreto. Ahí por ejemplo el enfoque es que las reglas estén claras, que la información que no es pública se diga por qué no es pública, que la información que no es pública por la razón que sea tiene que tener fundamento y tiene que tener un tiempo, no puede ser secreta eternamente. Es decir, es un marco normativo que de alguna manera lo que está tratando es de estimular una disminución al máximo del secreto, porque en nombre de la seguridad nacional y en nombre de determinadas otras lógicas como privacidad y tantas otras, lo cierto es que cada vez más la línea divisoria entre lo que se puede y lo que no se puede es más pequeña.

En los años 90 el enfoque era más de derecho a la comunicación, pero ahora se enfoca mucho en la libertad de expresión, a nivel de desarrollo de los entornos comunicacionales para que puedan ser libres. Pero básicamente el punto es muy claro: a buscar información libremente, a recibir información libremente y a compartir información libremente; y cuando no pueda ser libremente porque hay determinadas regulaciones, que esas reglas del juego estén claras, que puedan ser del conocimiento de todo el mundo y por lo tanto se reduzca al máximo posible la discrecionalidad. Además, que estén justificadas, quiero decir, que se le tiene que decir a la gente por qué son así y hasta cuando son así.

Cuba es signataria de muchas de esas convenciones y de muchas de esas declaraciones, pero al mismo tiempo sus condiciones específicas son muy particulares. Estas normas internacionales cuando se refieren a los medios de comunicación típicamente se refieren a la necesidad de que en cada país haya entornos habilitadores de la libertad de expresión y el pluralismo mediático y la diversidad. Eso, ¿qué quiere decir?, que el marco regulatorio, por ejemplo, debería propiciar que hubiera una multiplicidad de tipos de medios -privados, públicos, comunitarios, estatales- porque se entiende que las formas de propiedad de alguna manera van a contribuir a determinados niveles de independencia o no. Por otra parte que haya un entorno que permita que esos medios puedan confluir en la sociedad.

Luego, que el mismo entorno regulatorio permita que las diferentes visiones de los grupos, de las personas, de las instituciones, puedan acceder al ámbito de la comunicación pública y que la diversidad de la sociedad pueda encontrar un cauce comunicacional en esa esfera pública que está constituida por medios de diversa naturaleza. Tu modelo de comunicación no puede estar al margen de tu modelo de sociedad, la forma en que una sociedad se expresa encuentra un cauce comunicacional, de alguna manera es la goma de la sociedad. Los desafíos en torno al acceso a la información, la libertad de expresión y el pluralismo mediático, son mayúsculos en todos los países.

¿Puede hablarse entonces de brechas relacionadas con la información y la comunicación?

Mayra Espina: Efectivamente, el acceso a las tecnologías contemporáneas de comunicación está marcando diferencias, tener acceso o no te coloca en determinado espacio y también la imagen de los grupos sociales que se proyectan en los medios o a través de esas tecnologías forma parte también de procesos de equidad, de inclusión y de exclusión. Como no son indicadores clásicos de desigualdad y de equidad, pues se ha demorado que el corpus teórico de la sociología de la desigualdad los acoja como indicadores a medir, aunque si hay zonas ya de esa sociología que los valora como parte de los indicadores que habría que tener en cuenta para medir desigualdad.

En Cuba, estamos llegando tarde a muchos temas, primero porque nuestras ciencias sociales están en un escalón más atrás en los procesos contemporáneos de comunicación -aunque la sociología de las desigualdades en Cuba ha tenido ventaja sobre otras zonas de las ciencias sociales, pues está bien conectada en circuitos internacionales, como CLACSO y países con buenos resultados en el tema como Brasil, Argentina, México, Chile, Uruguay, también con la academia estadounidense. Segundo porque nosotros mismos somos deficitarios en acceso a las TICS; y también porque durante mucho tiempo era como no demasiado significativo para Cuba, la brecha era pareja, digamos casi toda la sociedad estaba igualmente, o más o menos en una proporción similar, excluida de ese acceso.

Pero de los 2000 para acá cada vez hay más población conectada por las vías que sean, más personas con acceso y está más claro quien no tiene acceso. Se genera entonces una brecha porque hay grupos que no se enteran, están fuera de procesos comunicacionales. Ahí también hay una brecha generacional muy grande, hay gente que tendría acceso pero que no lo usa, es decir, algunas generaciones se relacionan con la tecnología de forma diferente. Algunos grupos pueden apropiarse de las TIC, sin embargo no las saben usar o no les gusta usarla de la misma manera que los jóvenes, y se lo inventan para poder acceder.

Hace años yo escribí -creo que fue en un congreso de antropología-, lo que trataba de ser una agenda multidisciplinaria de análisis de la sociedad cubana, y una de las que situaba como zonas de cambio eran los procesos de acceso y producción de información, porque las TIC permiten cierto grado de democratización que los medios tradicionales no permiten. Esa es una zona de cambio que no ha cambiado completamente, ha cambiado el consumo cultural, la gente tiene una independencia que es muy buena, pero también tiene riesgos.

Vilma Hidalgo: Hoy sin dudas estamos frente a una sociedad que posiciona al conocimiento y la información como uno de sus más importantes recursos y valores. La información y el conocimiento son determinantes en las relaciones sociales y generan relaciones de poder entre los seres humanos. Aquellos grupos que tengan acceso a estos recursos tienen clara ventajas con respecto a otros que no tienen oportunidad para acceder a ellos.

Creo que en ese sentido la cultura está teniendo un papel relevante, pues se está desarrollando una cultura de la información, del conocimiento, del desarrollo de nuevas tecnologías para estos fines. Eso está muy bien, pues se están generando muchas oportunidades, se están desarrollando habilidades y se está colocando al conocimiento en las manos de los seres humanos. Pero lamentablemente es una cultura que excluye a un número importante de personas. Para lograr este acceso hay que tener recursos que muchas veces son costosos, hay que recibir una educación, bien para el manejo de las tecnologías de la información, o para saber cómo utilizar y organizar todo ese cúmulo de conocimientos.

Por otro lado, la comunicación no debe verse aislada de la ideología dominante y de los grupos de poder que la controlan. En algunos casos se tratan temas que fortalecen la hegemonía de estos grupos e invisibilizan otros; en otros casos lo que hacen es reproducir desde los medios de comunicación patrones de relación que naturalizan y legitiman las desigualdades sociales. Creo que el libro y la película Cincuenta sombras de Grey es un buen ejemplo de cómo de manera muy hábil se producen procesos de identificación con atributos del protagonista típico de la masculinidad hegemónica.

Elena Nápoles: Hay brechas en temas de acceso a la información y la comunicación que en primer lugar tienen que ver con las características específicas del país, del modo en que ha entendido qué es la comunicación, qué es la información y para qué sirve, atendiendo a su contexto político particular. Hay que entender que hay condiciones específicas en cada país que hacen que las lecturas sobre la sociedad que tienen expresión comunicacional lleguen estandarizadas. En cualquier país las maneras en que la sociedad se percibe a sí misma generan mediaciones, y también hay mediaciones de orden económico y a nivel de competencias, y eso se va haciendo cada vez más importante en la actualidad con Internet y el tema de las TICS.

Yo creo que el tema de internet en particular en Cuba y la conexión más amplia, va demostrando no solamente los problemas económicos, sino que hay una brecha de formación, porque si un estudiante de secundaria o de preuniversitario cree que con esa hora de Internet que le paga su papá lo único que puede hacer que valga la pena es conectarse con sus amigos, está perdiendo una oportunidad extraordinaria de aprender. Los usos empiezan a articularse en torno a determinados nodos críticos que no parecerían ser siempre el acceso al conocimiento o la construcción de nuevo conocimiento, sino que es una onda más lúdica, más de entretenimiento, más de desarrollo de redes sociales en un sentido estricto.

Entonces hay una brecha que pasa por el desarrollo de determinadas competencias informacionales, desde las básicas, de saber qué necesidades de información se tienen y poder decir, “yo necesito esta información, para resolver este problema”. Hay gente que ni siquiera saben identificar sus necesidades de información más básicas, imagínate las más complejas. A las barreras de este tipo, se suman las barreras de género, de raza, de edad, y miles de otras. En determinadas sociedades, por ejemplo, donde la mujer desempeña un rol menor, su posición frente a la búsqueda de información y conocimiento y de cómo compartir todo eso, es distinta por completo a la de los hombres, es decir, otras desigualdades sociales se articulan, son como brechas de múltiples fuentes y terminan reduciendo la capacidad de las personas para acceder a la información y al conocimiento.

Eso está pasando también en Cuba: se habla de pobreza en el ámbito académico, pero en el ámbito público es un tema todavía difícil de enfocar. Ni siquiera en el ámbito político se usa el término. Una de las funciones de los medios es visibilizar las preguntas y las opiniones y las cosas que están en la gente. Al mismo tiempo en el plano normativo y formal, este es un país que sigue ofreciendo las mismas oportunidades a mujeres, blancos y negros, lo que tal vez al no entender completamente la situación, no ofrece las oportunidades necesarias, el estándar es igual para todos y ahí es donde está el problema. Lo que está mal es la condición de partida de los diferentes grupos sociales.

¿De qué manera puede insertarse la comunicación en las estrategias, políticas y acciones afirmativas que desarrolla el país para eliminar las inequidades?

Vilma Hidalgo: A través de la comunicación se pueden desarrollar campañas de sensibilización que lleguen a un grupo importante de personas, también permite de-construir prejuicios, desnaturalizar procesos. Las campañas Súmate o Eres más son un buen ejemplo de todo lo que se puede hacer desde la comunicación para estos fines. Pero solo te estoy hablando de una parte reducida de lo que se puede hacer, ya antes te hablé de todas las posibilidades que ofrece la comunicación para el desarrollo, creo que ese enfoque es importante porque atiende el problema desde la base, es decir desde lo local. A mi entender la comunicación debe ser una estrategia transversal en cualquier política para la atención a las inequidades sociales, ya sean las desarrolladas a nivel nacional, local, o desde proyectos locales de desarrollo.

Elena Nápoles: La comunicación tiene que ser un campo de batalla, y eso depende de la capacitación, de la sensibilización, del desarrollo de redes de apoyo. No se puede llevar al ámbito de los medios de comunicación un tema que no esté consensuado en la sociedad, en el ámbito público, fuera del ámbito mediático. Yo creo que tiene que haber un espacio fuera de ese ámbito público más visible donde se vayan gestando las alianzas que permitan llevarlo a los medios, desde la multiplicidad de las voces, llevarlo estratégicamente, y mostrarle a la gente que se puede hablar de eso y nada pasa, el mundo no se cae.

Mayra Espina: Toda política social en el área que sea y en el mundo contemporáneo se diseña con una estrategia de comunicación, porque digamos una política social supone también un consenso de que la sociedad está dispuesta a destinar recursos a ese objetivo y tal. En Cuba, como el país tiene una tradición muy centralizada, a veces eso se obvia, pero el proceso de actualización supone descentralización, municipalización; y ahí todavía eso es mucho más importante porque se supone que las sociedades locales con este proceso de actualización se activan más. Los municipios tienen que tomar más decisiones y cuando la escala baja la mirada de los ciudadanos y lo que se llama la política de la cotidianidad y del cara a cara tiene otras reglas, con lo cual comunicar, debatir, construir consenso es mucho más importante.

Entonces contemporáneamente toda política social integra, forma parte de ella una estrategia de comunicación para diagnosticar el problema y saber cuál es su magnitud, para identificar las demandas ciudadanas, para crear consensos, alianzas, maneras, para saber hasta dónde puede avanzar la toma de decisiones o cuales son los puntos oscuros, los cuellos de botella que hay que resolver desde el debate, desde la opinión. Para mí todo el proceso de actualización debería tener una estrategia comunicativa mejor elaborada que la que ha tenido hasta ahora, estamos al tanto de eso en materia de noticias y de información sistemática, pero a mi modo de ver no hay una estrategia comunicativa con una política también de comunicación.

Notas

(1) Tomado de tres entrevistas que realizara la comunicadora social Kenia Méndez en ocasión de su tesis de licenciatura.

Recibido: 05 de Septiembre de 2018; Aprobado: 31 de Octubre de 2018

*Correo electrónico: mayra.espina@eda.admin.ch

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