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versão On-line ISSN 2411-9970

ARCIC vol.8 no.20 La Habana maio.-ago. 2019  Epub 01-Jun-2019

 

Dossier monográfico

Cuba en la prensa de Estados Unidos en la Era Trump: reconstruyendo mediáticamente al último bastión de la Guerra Fría

Cuba in the US press in the Trump Era: mediatingly rebuilding the last stronghold of the Cold War

Dr. C. Miguel Ernesto Gómez Masjuán1  * 

1Universidad de La Habana, Facultad de Comunicación. La Habana, Cuba.

RESUMEN

El artículo analiza editoriales de The New York Times y The Washington Post, relacionados con Cuba, publicados en 2014 y 2017. A través del análisis de discurso se identifican puntos de continuidad y ruptura entre la política editorial de estos medios y las decisiones adoptadas por la Casa Blanca sobre la relación con La Habana.

Palabras claves: análisis del discurso; Guerra Fría; discurso periodístico

ABSTRACT

The article analyzes editorials of The New York Times and The Washington Post, related to Cuba, published in 2014 and 2017. Through the discourse analysis, points of continuity and rupture are identified between the editorial policy of these media and the decisions taken by the White House on the relationship with Havana.

Keywords: discourse analysis; Cold War; journalistic discourse

Introducción

Un mes antes de que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro sorprendieran al mundo con el anuncio simultáneo del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, entre dos países que habían estado al borde de una guerra nuclear, The New York Times envió a La Habana al periodista colombiano Ernesto Londoño, miembro del Comité Editorial del diario estadounidense. La visita no fue casual. Entre el 11 de octubre y finales de noviembre de 2014, el diario estadounidense publicó una serie de editoriales, escritos por Londoño, en los que defendía un cambio de postura de Washington hacia Cuba.

En “Tiempo de acabar el embargo de Cuba”, publicado el 11 de octubre de 2014, el Comité Editorial sugirió al presidente Obama que restableciera las relaciones diplomáticas con Cuba. “Sería sensato que el líder estadounidense reflexione seriamente sobre Cuba, donde un giro de política podría representar un gran triunfo para su gobierno (…) Por primera vez en más de medio siglo, cambios en la opinión pública estadounidense y una serie de reformas en Cuba, han hecho que sea políticamente viable reanudar relaciones diplomáticas y acabar con un embargo insensato. El régimen de los Castro ha usado dicho embargo para excusar sus fallas y ha mantenido a su pueblo bastante aislado del resto del mundo. Obama debe aprovechar la oportunidad para darle fin a una larga era de enemistad, y ayudar a un pueblo que ha sufrido enormemente desde que Washington cortó relaciones diplomáticas en 1961, dos años después de que Fidel Castro llegó al poder(…) El proceso de las reformas ha sido lento y ha habido reveses. Pero en conjunto, estos cambios demuestran que Cuba se está preparando para una era post-embargo. El gobierno afirma que reanudaría con gusto las relaciones diplomáticas con Estados Unidos sin condiciones previas.”

Luego, en ese editorial, el diario analizó una serie de acciones que podría adoptar la Administración Obama, entre ellas, la eliminación del Embargo: “Como primer paso, la Casa Blanca debe retirar a Cuba de la lista que mantiene el Departamento de Estado para penalizar países que respaldan grupos terroristas. Actualmente, las únicas otras naciones en la lista son Sudán, Irán y Siria. Cuba fue incluida en 1982 por su apoyo a movimientos rebeldes en América Latina, aunque ese tipo de vínculos ya no existen. Actualmente, el gobierno estadounidense reconoce que La Habana está jugando un papel constructivo en el proceso de paz de Colombia, sirviendo de anfitrión para los diálogos entre el gobierno colombiano y líderes de la guerrilla (…) A través de los años, varios líderes estadounidenses han concluido que el embargo ha sido un fracaso. A pesar de eso, cualquier iniciativa para eliminarlo ha traído consigo el riesgo de enfurecer a miembros del exilio cubano, un grupo electoral que ha sido decisivo en los comicios nacionales. Sin embargo la generación de cubanos que defienden el embargo está desapareciendo. Miembros de las nuevas generaciones tienen distintos puntos de vista, y muchos sienten que el embargo ha sido contraproducente para fomentar un cambio político.”

Por último, el Comité Editorial identificó una serie de ventajas para Estados Unidos al restablecer relaciones con Cuba. “Reanudar relaciones diplomáticas, para lo cual la Casa Blanca no necesita respaldo del Congreso, le permitiría a Estados Unidos ampliar áreas de cooperación en las cuales las dos naciones ya trabajan conjuntamente (…) Dada la cantidad de crisis a nivel mundial, es posible que la Casa Blanca considere que darle un giro sustancial a su política respecto a Cuba no es una prioridad. Sin embargo, un acercamiento con la isla más poblada del Caribe que incentive el desbloqueo del potencial de los ciudadanos de una de las sociedades más educadas del hemisferio, podría representar un importante legado para la administración. También ayudaría a mejorar las relaciones de Estados Unidos con varios países de América Latina y a impulsar iniciativas regionales que han sufrido como consecuencia del antagonismo entre Washington y La Habana.”

Unas semanas más tarde, en el editorial “Un canje de presos con Cuba”, publicado el 2 de noviembre, el Times defendió la necesidad de realizar un canje de los tres cubanos que seguían prisioneros en Estados Unidos, por infiltrarse en grupos extremistas del sur de la Florida, por el contratista estadounidense Alan Gross, sentenciado a 15 años de cárcel.

Hace casi cinco años, las autoridades en Cuba detuvieron a Alan Gross, un subcontratista del gobierno estadounidense que estaba trabajando en un sigiloso proyecto para expandir el acceso a Internet en la isla. Aunque un creciente número de líderes en Washington y La Habana parecen estar ansiosos por comenzar a normalizar la relación entre los países, el caso de Gross se ha convertido en el principal obstáculo para lograr un avance diplomático (…) Solo hay una manera viable de retirar a Gross de una ecuación suficientemente compleja. La administración Obama debe canjearlo por tres espías cubanos que llevan más de 16 años tras las rejas en Estados Unidos (…) Para efectuar un canje, el Presidente Obama tendría que suspender el resto de la condena de los reos. Esa acción sería justificable si se tiene en consideración el largo periodo que han estado presos, las críticas válidas que han surgido respecto a la integridad del proceso judicial que enfrentaron, y los posibles beneficios que un canje podría representar para lograr un acercamiento bilateral.”

Un canje podría abrir el camino para reanudar lazos diplomáticos, lo cual permitiría que Estados Unidos tuviera mayores oportunidades de fomentar cambios positivos en la isla mediante la expansión de comercio, turismo y mayor contacto entre cubanos y norteamericanos. De lo contrario, se perpetuará la enemistad que ha reinado durante más de 50 años, continuando así un ciclo de desconfianza y actos de sabotaje por ambos lados.”

Siete días después, el Comité Editorial sugirió en el editorial “En Cuba, desventuras al intentar derrocar un régimen” que Washington debería probar “algo diferente” para propiciar un cambio de gobierno en el país caribeño, ya que las estrategias utilizadas durante cinco décadas no habían dado resultado.

Estados Unidos debe hacer un esfuerzo por promover mayores libertades personales en la isla poblada por 11 millones de habitantes y flexibilizar la rigidez de uno de los gobiernos más opresivos del mundo. Pero tiene que hacerlo mediante una estrategia nueva, producto de la lección de dos décadas de esfuerzos fallidos por desestabilizar el régimen de los Castro (…) En lugar de proyectos encubiertos para derrocar el gobierno, los líderes estadounidenses deben encontrar mecanismos para empoderar al cubano común y corriente, expandiendo oportunidades de estudios en el exterior, organizando más enlaces profesionales, e invirtiendo en las nuevas microempresas en la isla. Es positivo que sigan promoviendo mayor conectividad a Internet, pero deben entender que lograr ese objetivo de manera sustancial exige coordinación con el Gobierno cubano. Más importante aún, Washington tiene que reconocer que a lo único que puede aspirar, es a influir de manera positiva en la evolución de Cuba hacia una sociedad más abierta. Para eso, es más productivo lograr un acercamiento diplomático, que insistir en métodos artificiosos.”

Si analizamos lo sucedido el 17 de diciembre de 2014 y las diferentes decisiones adoptadas por el gobierno de Obama posteriormente, hasta noviembre de 2016, podremos encontrar una gran coincidencia con las sugerencias realizadas por el Comité Editorial del New York Times:

  • Exclusión de Cuba de la unilateral lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional.

  • Restablecimiento de las relaciones diplomáticas y reapertura de las embajadas.

  • Creación de la Comisión Bilateral, como mecanismo político para encontrar solución a problemas que afectan los vínculos y promover la cooperación bilateral en áreas de beneficio mutuo.

  • Creación del mecanismo de diálogo en materia de Aplicación y Cumplimiento de la Ley, con el objetivo de avanzar en la cooperación para el enfrentamiento a los flagelos transnacionales que afectan la seguridad nacional de ambos países, y el establecimiento de ocho grupos de trabajo técnico sobre Enfrentamiento al Terrorismo, Narcotráfico, Ciberseguridad y Ciberdelitos, Seguridad de los Viajes y el Comercio, Tráfico de Personas y Fraude Migratorio, Lavado de Activos y Delitos Financieros, Trata de Personas y Asistencia Judicial en materia Penal.

  • Firma de la Declaración Conjunta para garantizar una migración regular, segura y ordenada, que implicó la eliminación de la denominada política «pies secos-pies mojados» y del programa de admisión provisional para profesionales cubanos de la salud.

  • Reanudación del correo postal directo, el restablecimiento de los vuelos regulares de aerolíneas estadounidenses y el inicio de la operación de cruceros. Acuerdos en materia de servicios de telecomunicaciones y contratos con una compañía norteamericana para la gestión de dos hoteles en La Habana.

  • Realización de 41 encuentros técnicos entre expertos en esferas como: seguridad aérea y de la aviación; seguridad marítimo-portuaria; aplicación y cumplimiento de la ley; enfrentamiento al narcotráfico, al tráfico de personas y al fraude migratorio; ciberseguridad; lavado de activos; terrorismo; salud; agricultura; medio ambiente; hidrografía y cartas náuticas; entre otros.

  • Incremento de los viajes de los estadounidenses a Cuba.

  • Firma de 22 instrumentos bilaterales de cooperación, que abarcan áreas como salud, agricultura, protección del medio ambiente y aplicación de la ley. (González, 2017)

¿El Times actuó como vocero de una corriente política ya en curso, la estaba propiciando al generar un estado de opinión favorable a esta, o fue una notable coincidencia? (Progreso Semanal, 2016)

De acuerdo con Londoño, el momento en el que salió publicada la serie de editoriales y el anuncio de Obama hicieron levantar muchas cejas sobre una potencial colaboración entre el periódico y el Gobierno. A pesar de las acusaciones, el periodista explicó que la idea de la serie en realidad se produjo durante un momento de pánico en la ducha. Como nuevo miembro del Comité Editorial, necesitaba ofrecer una idea al equipo. Esa mañana antes de la reunión del Comité y durante la ducha se decidió por esa idea. (Mioli, 2016).

En conversación con Terry Gross, para el programa Fresh Air, de National Public Radio, Londoño aseguró que había caído en cuenta de que en años no se había escrito sobre la política hacia Cuba de forma alguna; y en el contexto de la proximidad de la cumbre regional en Panamá, cuando, por primera vez desde que Fidel Castro llegó al poder se esperaba que el presidente cubano y el de Estados Unidos compartieran la misma mesa en un foro diplomático, sintieron la coyuntura de hacer algunas preguntas incómodas sobre la relación con Cuba. “El impulso de este primer editorial fue hacer una llamada en voz alta sobre cómo la política estadounidense hacia Cuba era retrógrada e ineficaz. (…) No teníamos ninguna expectativa razonable real de que esto fuera a surgir como una prioridad en el panorama político, pero nos dimos cuenta de que valía la pena darle una oportunidad.” (NPR, 2015)

Las posiciones editoriales de Times sobre Cuba, aunque no lograron evitar determinados estereotipos, muy comunes en la cobertura periodística hacia el país caribeño, al menos tuvieron una aproximación más pragmática al diferendo. Esto no había ocurrido en otros momentos de la historia de las relaciones entre los dos países, donde los medios habían asumido, en no pocas ocasiones, roles determinantes.

Resultados

El retorno a la retórica de la Guerra Fría

El sorprendente triunfo del representante del Partido Republicano, Donald J. Trump, en las elecciones de noviembre de 2016 disparó los temores sobre la posibilidad de que el impredecible multimillonario revirtiera los avances en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Seis meses después de llegar a la Casa Blanca, los temores se convirtieron en realidad, pues el 16 de junio de 2017, en Miami, Trump anunció la nueva política de su gobierno hacia Cuba, en la que revertía parte de los avances obtenidos entre 2014 y 2016. Además, firmó un Memorando en el que derogó el suscrito por Obama, poco antes de que este abandonara el cargo.

La situación se enrareció todavía más cuando Washington alegó que sus diplomáticos en La Habana habían sufrido “ataques acústicos”, que causaron afecciones a su salud. El gobierno cubano rechazó con vehemencia estos “ataques” y ofreció todas las facilidades para que el FBI investigara; pero Trump, sin esperar los resultados de los estudios, decidió reducir drásticamente el total de funcionarios estadounidenses en su Embajada en La Habana, “lo que trajo como consecuencia la suspensión de la emisión de visas de viajeros y emigrantes cubanos en su Consulado. También se cancelaron eventos culturales, deportivos y estudiantiles entre ambos países, lo que afectó la dinámica positiva que estaba experimentando el intercambio bilateral.” (González, 2017). Además, Washington forzó la reducción del personal del Consulado General en Washington, así como el desmantelamiento de la Oficina Económico-Comercial de la Embajada cubana.

El regreso a la retórica de la Guerra Fría fue saludado por medios del mainstream, como The Washington Post y The Wall Street Journal; mientras, otros, como el Times, criticaron los nuevos derroteros adoptados por Trump para “lidiar con el problema cubano”. A continuación exponemos los puntos defendidos por el diario neoyorquino en su crítica a Trump, así como los argumentos presentados por el Post para apoyar las decisiones del Presidente sobre Cuba.

All the news related to Cuba that “fit to print”

Antes de que Trump oficializara, al peor estilo de la Guerra Fría en Miami, el congelamiento en las relaciones entre ambos países, el Times había advertido, en su editorial “Deshaciendo todo el buen trabajo en Cuba”, del 5 de junio de 2017, las consecuencias negativas que traería el cambio de política.

El Sr. Trump prometió en su campaña volver a un enfoque más duro. Si lo hace, como parece probable, aislará aún más a los Estados Unidos, dañará los intereses empresariales estadounidenses y, posiblemente, impedirá el impulso para una mayor democracia en la isla caribeña. Este enfoque de línea dura basado en las sanciones estuvo vigente por más de 50 años después de la revolución de 1959 y nunca produjo lo que los activistas anticastristas esperaban que fuera el resultado, el derrocamiento del gobierno comunista de Cuba a favor de la democracia. Aislar a Cuba se ha vuelto cada vez más indefendible.

La apertura de Obama a La Habana ha permitido un flujo más libre de personas, bienes e información entre los dos países, a pesar de que aún existen diferencias significativas sobre los derechos humanos. Ha producido acuerdos bilaterales sobre cooperación en el cuidado de la salud, planificación conjunta para mitigar derrames de petróleo, coordinación en esfuerzos antinarcóticos e intercambio de inteligencia. El enfoque de Obama también alentó a los países latinoamericanos a ser más receptivos a Estados Unidos como socio en la resolución de problemas regionales (…) Fortalecer los lazos con Cuba no puede garantizar las reformas cubanas, pero es la mejor opción.”

Luego, el Times se pronunció sobre el discurso de Trump, el 16 de junio, en el editorial “Una reversión cínica en Cuba”.

Los fanáticos del ron y los cigarros cubanos pueden descansar tranquilos. También lo puede hacer la cadena Starwood, que tiene un acuerdo para administrar un hotel histórico en La Habana. Pero los estadounidenses que quieran vacacionar en Cuba o comenzar a hacer negocios allí lo encontrarán más difícil como resultado de la decisión equivocada del presidente Trump de frenar el inicio de una apertura diplomática de dos años con la isla (…) El resultado neto es que es probable que las relaciones cubanoamericanas vuelvan a un escenario de guerra fría más adversarial, lo que socava la posición de Washington en América Latina (…) La política del Sr. Trump se basa en una base cínica e históricamente falsa. El objetivo, dice, es forzar a los líderes cubanos a terminar con la represión, abrazar la democracia y abrir su economía. "Ya no callaremos frente a la opresión comunista", dijo, y agregó que la breve distensión de Obama solo ha fortalecido al gobierno comunista y enriquecido a los militares. Pero 50 años de sanciones aislacionistas y de línea dura nunca produjeron el derrocamiento del régimen comunista cubano que los activistas anticastristas habían esperado (…)Y aunque Trump dice que quiere privar al estado cubano de los ingresos de dólares estadounidenses, muchos cubanos dicen que las verdaderas víctimas serán los empresarios que se han beneficiado de los miles de turistas estadounidenses que visitaron Cuba en los últimos dos años. Si el Sr. Trump abriera su mente a hechos como estos, en lugar de sucumbir a los halagos de las multitudes que lo aclamaban y de los aduladores políticos, aprendería que las tres cuartas partes de todos los adultos estadounidenses están a favor de la decisión de Obama de restablecer lazos con Cuba.

El pretexto de los “ataques sónicos” para congelar todavía más las relaciones fue criticado en el Times por Vicki Huddleston, quien fue jefa de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana entre 1999 y 2002. En “Trump está retornando a la política de Guerra Fría con Cuba”, la ex diplomática comentó:

Las enfermedades, que el gobierno de los Estados Unidos ha sugerido fueron causadas por un "arma sónica", parecen haberle dado al Sr. Trump el pretexto para cumplir su promesa de campaña y tomar una línea más dura con respecto a Cuba. El resultado es un regreso a la mentalidad de la Guerra Fría y un conjunto de políticas fallidas que harán poco para mejorar los derechos humanos en Cuba o acelerar el fin del régimen de Castro. El embargo impuesto por Estados Unidos durante más de 55 años no hizo más que fortalecer el gobierno autoritario de Cuba al restringir el acceso de las personas a oportunidades para mejorar sus vidas. Con un retorno a las políticas de la era de la Guerra Fría, es el pueblo cubano, no su gobierno, quien sufrirá.

Con nuestra relación bilateral hecha trizas y los ojos de Estados Unidos cerrados por el retiro de la embajada, es poco probable que Washington tenga un aviso previo o influencia sobre lo que está sucediendo en el país. En esencia, los cubano-americanos conservadores aliados con el Sr. Trump le han impedido a Washington desempeñar un papel en el futuro de Cuba.”

La retórica del Washington Post sobre Cuba

Dos meses antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el Post, en el editorial "Los cubanos no se benefician de los negocios americanos, Castro sí", del 16 de septiembre, ya había mostrado su posición hacia las política seguida por Obama con Cuba. “Despojada de la retórica abierta, la tendencia fundamental de la nueva dispensación en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba es la colaboración entre las corporaciones estadounidenses y los guardianes militares en la isla, donde las ganancias tienen prioridad sobre los derechos humanos básicos del pueblo cubano. Si esto suena familiar, es porque se parece mucho al acuerdo que alguna vez existió entre Washington y el régimen cleptocrático de Batista que Fidel Castro derrocó en 1959.”

Luego, antes de que Trump asumiera como el 45to Presidente de Estados Unidos, el Post, en el editorial “¿Cómo Trump podría traer un verdadero cambio a Cuba?”, del 10 de enero de 2017, realizó una serie de sugerencias a la Casa Blanca, con una idea central: condicionar las relaciones políticas y económicas a lo que Washington considera un aumento de las libertades civiles.

“Por ahora, el acuerdo con Irán ha restringido al menos temporalmente el impulso de Teherán para obtener armas nucleares, pero dos años de distensión con Cuba no han dado casi ningún resultado positivo. La represión contra la oposición política se ha intensificado incluso desde la muerte de Fidel Castro, a quien algunos culparon por la línea dura del régimen (...) La ausencia de resultados puede tentar al presidente Trump a desechar la apertura de Obama. El Sr. Trump debería mejorarla. Una ruptura con La Habana desvanecería las esperanzas de millones de cubanos que aún esperan que Estados Unidos use su influencia para promover un cambio real. El Sr. Trump debería congelar los contactos con las agencias de seguridad del régimen y vincular cualquier otra concesión económica de los EE.UU. con un aumento de la libertad política.”

Un día después de que Trump anunciara su nueva política hacia Cuba, el Post se pronunció, en su editorial “Don’t get too worked up over Trump’s Cuba shift. It’s just a policy tweak”, sobre el congelamiento de las relaciones.

“El Presidente Trump anunció una nueva política sobre Cuba el viernes, e incluso antes de que terminara de hablar, las críticas provenían de los defensores de la apertura del presidente Barack Obama a la isla comunista. Afirmaron que el Sr. Trump estaba sacrificando las esperanzas del pueblo cubano de más libertad, que Obama había revivido, en el altar de la ideología anticastrista de línea dura (…) Esperamos que el alboroto sobre el anuncio del Sr. Trump no ahogue la voz de José Daniel Ferrer García, coordinador general de la organización disidente más grande de Cuba, la Unión Patriótica Cubana (...) El Sr. Ferrer pidió al presidente que abandone la política esencialmente incondicional de Obama en favor de "fuertes sanciones" en La Habana. Sin embargo, a pesar de las exageraciones tanto del Sr. Trump, quien se jactó de que estaba "cancelando" el "trato" de Obama, como de sus detractores, lo que el presidente prometió el viernes fue poco más que un ajuste de política (…) Lo que ha cambiado es la retórica en Washington. El énfasis del Sr. Trump en la represión cubana, y su conexión con cualquier otro acercamiento a la reforma política, reemplazan las frías garantías de Obama de que el compromiso constructivo gradual generará más libertad y prosperidad. En nuestra opinión, un poco más de impaciencia por la democracia no es tan malo. Para estar seguros, el Sr. Trump, con sus propios hábitos políticos incivilizados y su actitud indulgente hacia personas como Vladimir Putin, está lejos de ser el mejor mensajero. Sin embargo, su mensaje no es incorrecto, ni sobre la falta de reformas políticas en Cuba desde que comenzó el esfuerzo de Obama, ni sobre el riesgo de que Castro y sus compinches usen mayores flujos económicos como un rescate de facto.”

En otro editorial, publicado el 24 de agosto, “Don’t play down a sinister attack on diplomats in Cuba”, el Post no solo dio por sentado que los “ataques sónicos” habían ocurrido y que eran responsabilidad del gobierno cubano, sino que volvió a enfatizar en lo fallida que había sido la política de Obama hacia Cuba.

“La muy publicitada restauración del presidente Barack Obama de las relaciones con Cuba era una apuesta de que el compromiso diplomático y económico, con el tiempo, lograría lo que 50 años de embargo no hicieron: un renacimiento de la libertad política en la isla. Hasta ahora, los resultados han sido pésimos (…) En los dos años posteriores a la reapertura de la Embajada de los Estados Unidos en La Habana, la represión de los cubanos, medida en detenciones, palizas y presos políticos, se ha incrementado significativamente, mientras que el sector privado ha permanecido estancado. Las exportaciones estadounidenses a Cuba en realidad han disminuido, incluso cuando el régimen de Raúl Castro, privado de efectivo, genera millones de dólares pagados por los estadounidenses en tarifas de visas y cargos en hoteles administrados por el estado (…) De hecho, los ataques sónicos estarían en consonancia con una escalada de hostigamiento que los diplomáticos estadounidenses han sufrido durante mucho tiempo en La Habana, incluida la vigilancia constante y los robos a casa y vehículos. En lugar de aliviar este abuso, la reapertura de la embajada puede haberlo intensificado.”

Conclusiones

Las posiciones asumidas por el Times y el Post, en sus editoriales sobre Cuba, nos muestran la división del poder político y económico en Estados Unidos a la hora de afrontar el futuro de las relaciones con el país caribeño.

El bajo nivel de cuestionamiento hacia las políticas de Trump sobre Cuba contrasta con otras posiciones donde el discurso periodístico invocó al pragmatismo-reconocido como uno de los valores más importantes del sistema de creencias de los periodistas estadounidenses-para tratar con “el problema cubano”.

Aunque con ligeras variaciones, Cuba siguió siendo construida discursivamente como una Isla vista a través de un prisma identificado por Prieto (2004) por la tríada mercado-pluripartidismo-elecciones libres, un condicionamiento ideológico-cultural nunca puesto en duda por el discurso periodístico de los medios analizados.

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Recibido: 06 de Abril de 2019; Aprobado: 25 de Mayo de 2019

*Autor para la correspondencia: masjuan@fcom.uh.cu

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