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versión On-line ISSN 2411-9970

ARCIC vol.12 no.31 La Habana ene.-abr. 2023  Epub 01-Abr-2023

 

Ensayo

Desafíos de las mediaciones en la conexión periodismo-literatura desde la teoría de Manuel Martín Serrano

Challenges of mediations in the journalism - literature connection from the theory of Manuel Martín Serrano

0000-0003-2410-2012Luis Raúl Vázquez Muñoz1  *  , 0000-0003-0158-4194Roger Ricardo Luis2  , 0000-0001-5601-8267Hilda María Saladrigas Medina2 

1Periodista del diario Juventud Rebelde. Doctorante en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Cuba.

2Facultad de Comunicación, Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

El presente artículo se propone un acercamiento a las posibilidades de estudio del periodismo literario desde la perspectiva de las mediaciones en las ciencias de la comunicación. Esta práctica periodística posee la complejidad de constituirse en un híbrido a partir de la interrelación del lenguaje informativo con el de los géneros narrativos. Desde esa premisa, las mediaciones pueden ser un espacio pertinente para el estudio de dicha modalidad por sus posibilidades de analizar de manera integradora fenómenos complejos y por el aporte teórico-metodológico del profesor Manuel Martín Serrano, el cual ayudaría a comprender la construcción de contenidos en los medios en su interrelación con los cambios culturales e institucionales de una sociedad.

Palabras-clave: periodismo; literatura; mediaciones; comunicación; arte; medios de comunicación de masas; Manuel Martín Serrano

ABSTRACT

This article proposes an approach to the possibilities of studying literary journalism from the perspective of mediations in the communication sciences. This journalistic practice is based on the complexity of becoming a hybrid from the interrelation of informative language with that of narrative genres. From this premise, the mediations can be a relevant space for the study of this modality because its offers possibilities to analyzing complex phenomena in an integrative way and, also, by the theoretical-methodological contribution of Manuel Martín Serrano's theories, which allow understanding the construction of contents in the media in their interrelation with the cultural and institutional changes of a society.

Key words: journalism; literature; mediations; comunication; art; mass communication media; Manuel Martín Serrano

Introducción

Entre guerras y asesinatos, presente en todo lo que significan las experiencias límites de los seres humanos, la conexión periodismo-literatura ha forjado uno de los cuerpos más interesantes de la narrativa contemporánea. El calificativo mejor aceptado para nombrarlo ha sido el de periodismo literario, el cual se ha entendido como el uso de las técnicas y procedimientos de la literatura de ficción en el texto periodístico.

Esta modalidad, sin embargo, se ha encontrado envuelta en una polémica entre quienes la respaldan y los que la califican como una aberración; donde se vulnera la ética del ejercicio informativo o aquellos que aseguran, de modo tajante, que el periodismo se encuentra incapacitado para alcanzar el rango de literatura (Martínez Albertos, 2007).

A pesar de esas contradicciones, por la fuerza propia de los hechos, diversos medios de prensa han adoptado esa unión convencidos de sus potencialidades comunicativas; algo refrendado en la firma de algunos de sus principales exponentes, como Ernest Hemingway, Rodolfo Walsh, Truman Capote, Jane Didion, Elena Poniatowska o Gabriel García Márquez.

Junto a la variedad de ejemplos sobre estas contradicciones, lo que ellas vienen a evidenciar es el criterio de que el campo informativo se halla imposibilitado de unirse con el de la literatura, cuando la realidad demuestra el modo en que numerosos escritores y reporteros han obviado los criterios más disímiles, y con su obra han contribuido a la paulatina configuración de esa modalidad.

Como han señalado diversos investigadores, periodismo y narrativa han compartido una relación compleja desde la academia; donde esa eclosión investigativa y docente percibida en los últimos años refleja la manera en la cual esta modalidad “ha reflotado con fuerza, de manera innovadora, adaptándose a un escenario tecnológico de nuevas narrativas digitales (…) en un mundo de hiperinformación que nos mantiene viviendo bajo una lluvia de noticias y una contaminación de datos” (Parrat, Mera Fernández, Meneses y Castell, 2022, p.251).

Pese a las posiciones encontradas, lo cierto es que desde hace mucho tiempo las ciencias sociales, en general, junto con las artes y el periodismo, en particular, son testigos de un intercambio de herramientas y posiciones creativas entre dos formas de expresión; las cuales poseen puntos de coincidencias, aunque con diferencias bien delimitadas.

Como señala la profesora Sonia Fernández Parrat (2006), es muy probable que las universidades y el campo de las investigaciones en las ciencias de la comunicación se encuentren hoy frente a una nueva interdisciplinariedad, en la que todavía están por sentarse sus bases teóricas y metodológicas.

Si esto es así, es decir, si la ciencia se encuentra distanciada de lo que ocurre en la vida real, entonces ¿por qué ese alejamiento? Pero, además, si en la práctica esa relación se encuentra latente, cabe preguntarse para un mejor entendimiento de sus particularidades: ¿qué cambios en la sociedad, las prácticas culturales y los sistemas de comunicación pública han posibilitado esa unión en medio del rechazo o las dudas palpables en los criterios más diversos?

Por último, ¿cuáles han sido los diálogos que han mediado entre el periodismo, el pensamiento social y las diversas manifestaciones del arte, especialmente con la literatura, en la articulación de una modalidad muy particular del ejercicio informativo?

Esas preguntas no agotan el listado de interrogantes que el tema sugiere. No obstante, ellas apuntan a los procesos que originan un tipo de discurso, cuya génesis se ubica dentro de una institución mediadora por excelencia, como lo es la prensa impresa, y en una problemática investigativa en la cual se exige la concurrencia de distintos enfoques y disciplinas para su mejor comprensión.

Estamos, pues, ante la necesidad de mirar un asunto complejo desde una postura integradora, como lo puede ser, en este caso, el estudio de las mediaciones en la comunicación social.

Desarrollo

Las mediaciones ante la necesidad de un diálogo interdisciplinario

Hablar de mediaciones implica entrar en una zona de confrontaciones. Los primeros llamados de atención aparecen en las maneras con las cuales se concibe o se utiliza del concepto, y que de inmediato provocan la advertencia de esclarecer de qué se habla cuando se utiliza el término.

En los estudios de las ciencias jurídicas, políticas y económicas dicha noción aparece en el sentido de negociación, arbitraje o resolución de conflictos (García Villaluenga, 2007; Vargas Pavez, 2008; Hernández-Ortiz, 2012 y Jequier Lehuendé, 2016). En otros ámbitos, por el contrario, dicha concepción se percibe dentro de la esfera de una categoría de análisis; cuyo propósito esencial no es el conjunto de procedimientos para lograr un objetivo, sino el examen integrador de las distintas partes de una realidad con la intención de lograr un conocimiento más abarcador de la misma.

En esa misma línea y desde hace varias décadas los estudios en comunicación social han mostrado una sólida y variada producción investigativa; cuyos orígenes, como recuerdan los profesores Miguel de Moragas Spá (2007) y Nora Gámez Torres (2009), se encuentran en el debate originado cuando la crisis de los paradigmas produjo la necesidad de contar con una categoría relacional, la cual se alejara de los reduccionismos y ayudara a correlacionar los distintos enfoques que se abrían paso en las ciencias sociales.*

Aun así, a la vez que se registraba esa eclosión teórica, ante la comunidad académica también surgía el peligro de ubicar a la mediación en una zona vaga y llena de dudas. Esa era la inquietud planteada por la profesora Rossana Reguillo (1997) cuando al analizar la producción científica en comunicación observó que pocas investigaciones se tomaban el trabajo de aclarar los usos y orígenes; “como si la noción por sí misma fuera portadora de su propia explicación o como si hubiera una especie de acuerdo tácito que volviera innecesario cualquier tipo de discusión” (p. 135).

Dicho esto, una de las primeras atenciones para cualquier investigador se encuentra en precisar, de inicio, a qué se refiere cuando habla de mediaciones y desde qué enfoque parten las valoraciones: ¿desde un paradigma, un modelo, un autor específico, un concepto o una herramienta metodológica más?

Con todo, aun cuando se adopte cualquiera de estas opciones, lo que no pudiera obviarse de manera alguna es que los científicos sociales se encuentran ante una construcción teórica compleja que, a decir de María Antonia Arias Fernández (2007), posee la capacidad de ubicarse en los territorios fronterizos de distintos saberes y escenarios, y “de dar cuenta de ciertos y no tan evidentes procesos sociales: la adquisición de identidades, la dimensión expresiva de muchos fenómenos sociales, el poder de los discursos, cuestiones que justificarían por sí mismas el reclamo de la comunicación en el debate sociológico” (pp. 116-117).

Las mediaciones, por lo tanto, también deberían de valorarse como una gran área de intercambio teórico y de prácticas investigativas; cuyas visiones de conjunto ayudarían a lograr un nivel de conocimiento más cercano a esa realidad. Es ahí, en esa mirada múltiple, donde se podrían desentrañar la acción de diferentes estructuras y actores articulados en lógicas que, en ocasiones, no aparecen de manera tan visible y que muchas veces deciden los propios rumbos de la comunicación.

Hechas estas consideraciones se pudiera preguntar, entonces, ¿cuál sería la utilidad de esta perspectiva en el estudio de la convergencia entre literatura y periodismo? o ¿qué nuevas nociones se pudieran obtener de una mirada donde esa modalidad se estudiaría desde la complejidad de “un proceso estructurante que resulta de la interrelación de los actores, agentes, procesos y prácticas comunicativas con distintas instancias (estructuras) y procesos sociales” (Gámez, 2007, p. 208).

La primera oportunidad o desafío consistiría en establecer un diálogo interdisciplinario entre las ciencias de la comunicación y las teorías literarias, la semiótica, la lingüística y todo un grupo de disciplinas afines; que permita comprender las diferencias; pero, también, los posibles puntos de contacto entre ambas modalidades creativas.** Dicha idea es necesaria a tenerla muy en cuenta; pues cualquier acercamiento al tema, aun desde posiciones favorables, de inmediato se encontraría ante los problemas de la definición conceptual de textos donde convergen recursos procedentes de ámbitos con prácticas legitimadas por la sociedad.

Borrar o pasar por alto esas fronteras bien definidas entre literatura y periodismo han traído consigo una serie de discusiones que, en determinados casos, han alejado los análisis de las cuestiones centrales del asunto o han provocado el serio peligro de borrar los límites éticos de la profesión.

Las mediaciones, por lo tanto, entrarían a operar en esta zona de disputa para conciliar las miradas, y así ayudar a comprender las lógicas en la construcción de un tipo de texto, en el cual se aprecia la articulación de formas híbridas del lenguaje al mezclarse “dos expresiones, dos maneras de hablar, dos estilos, dos lenguajes, dos horizontes semánticos y valorativos” (Batjín, 1986, p. 134) y donde se origina un nuevo discurso con identidad propia, aunque portador de los rasgos provenientes de las formas originales (Lotman, 1996).

Indagar por el grado de presencia de los recursos estilísticos, que apoyan los valores estéticos en una obra con funciones informativas, pondría la investigación no solo en una ruta de análisis del discurso, sino, además, en las indagaciones de los contextos culturales y las gestiones editoriales que median en la posible habilitación o constricción del mensaje periodístico en su tránsito hacia formas estéticas.

Es decir, las mediaciones desempeñarían su rol en correlacionar los conjuntos de referentes, que permitan establecer un orden dentro de un tipo de contenido y en descubrir la singularidad de ese discurso al investigar “la originalidad que poseen, por una parte, los datos de referencia que se utilizan en los relatos y, por otra, las formas expresivas que organizan estos datos” (Martín Serrano, 2009, p. 175).

Las mediaciones en la articulación del Periodismo Literario desde la perspectiva de la Teoría Social de la Comunicación de Manuel Martín Serrano

Las actividades mediadoras en la construcción del relato periodístico-literario

En la búsqueda de esas singularidades, la obra de Manuel Martín Serrano se hace pertinente para el estudio del periodismo literario a partir de sus criterios para comprender el rol de las interacciones comunicativas dentro de la sociedad desde un carácter sistémico y de interdependencia.

En su teoría, el examen de la producción de contenidos pasa por evaluar las dinámicas materiales que los generan y la imbricación social de los actores en esa actividad, lo cual permite ofrecer a los públicos modelos de representación del mundo.

Dichas reflexiones parten de que las instituciones comunicativas actúan a partir de dos mediaciones básicas: la cognoscitiva y la estructural, cuyos cometidos es asegurar la continuidad social en medio de los cambios y ajustes entre el Sistema de Comunicación Pública (SC) y el Sistema Social (SS) mediante la interrelación de sus componentes organizacionales (estructuras), tecnológicos (infraestructuras) y de pensamiento (superestructura).

Uno de los conceptos presentados por Serrano (2008), en los momentos fundacionales de su teoría, es que las mediaciones intervienen en los límites de lo que debe ser dicho y en las maneras de decirlo (p. 76). Para este autor la producción de los medios posee, entonces, un doble carácter: el de ser el objeto donde operan la mediación cognitiva (en la manera de estructurar el discurso) y la estructural (en las formas de organización del medio).

En la dimensión de las mediaciones cognoscitivas, entendidas como la acción que “opera sobre los relatos, ofreciendo a las audiencias modelos de representación del mundo” (Martin Serrano, 2009, p. 173), aparecen los modos de construir la noticia.

Esta idea se corresponde con los criterios de los profesores norteamericanos Pamela Shoemaker y Stephen Reese (1994), quienes establecieron que en la elaboración de esas narraciones y la presentación de una realidad los contenidos se ven influenciados por una serie de mediaciones de carácter individual; entre las cuales pudieran mencionarse las personalidades de los reporteros, sus historias de vida, pertenencia a grupos sociales, valores y creencias personales.

Con la mediación estructural surge el análisis de la organización interna de las redacciones, su cultura y valores profesionales que las distinguen, así como los soportes materiales y relaciones con el entorno; todo lo cual permite enmarcar el acontecer “(…) ofreciendo a las audiencias modelos de producción de comunicación” (Martín Serrano, p. 173).

Al proyectar esas categorías de análisis sobre un producto comunicativo, como lo son los textos informativos con intenciones estéticas, enseguida se revelan una variedad de datos que permiten entender las relaciones que habilitan/restringen esa modalidad dentro de la actividad del medio de prensa y en su vínculo con los cambios sociales.

Una de las primeras observaciones se encuentra en los elementos que articulan las distintas mediaciones en la conexión periodismo-literatura.

Desde la dimensión cognitiva tendríamos las culturales profesionales, las influencias narrativas, artísticas y filosóficas de cada período, las cuales se adoptan como referentes y llegan a ajustarse al conjunto de normas profesionales establecidas en la construcción de un texto.

Por la mediación estructural, se perciben los elementos que establecen los marcos para el desarrollo o limitación de esa producción noticiosa a través de un proceso editorial donde llegado a un punto “ambas mediaciones establecen un equilibrio donde una no posee total autonomía con respecto a la otra” (p. 267).

Para el autor de La Producción Social de Comunicación ese juego de interacciones se constituye en una forma de control, evidenciadas en la cantidad de espacio/tiempo otorgado en la generación del producto. Serrano señala que los valores compartidos de profesionalidad y noticiabilidad juega un cometido esencial en la articulación de ese momento de equilibrio.

Este conjunto de miradas guarda sus matices particulares. Sin embargo, en líneas generales esas premisas demuestran que los criterios de profesionalidad y construcción de la noticia devienen en formas de regulación en el funcionamiento de los medios, al punto de mediar en la selección del personal o influir a la hora de jerarquizar/restringir los tipos de narrativa de un medio específico y que lo distinguen de los demás.

Dentro de la actividad editorial, una muestra del carácter habilitante de esas mediaciones se puede percibir en los consejos recibidos por el joven Ernest Hemingway en sus inicios periodísticos al llegar al Kansas City Star. Las normas establecidas indicaban “escribir con frases naturales, claras, economía de palabras y adjetivos, uso de oraciones cortas, priorizar los verbos y escribir con objetividad rigurosa” (Fuentes en Cunill, 1984, pp. 9-12), principios que sustentaron la escritura de Los Asesinos, reconocido hoy como uno de los cuentos clásicos de la literatura mundial.

El examen de los productos informativos remite a otra dirección: el de la actividad mediadora, la cual posibilita la creación de un tipo de relato donde el carácter referencial del lenguaje periodístico coexiste con la función estética al punto de confirmarse, en determinados casos, una especie de equilibrio.

Tomando como base los criterios de Lotman, se puede afirmar que la presencia de elementos connotativos en su estructura le permite a la narración mediática portar un nivel de información mayor en sus contenidos.

En ese sentido, el paradigma de las mediaciones en la Comunicación Social resulta pertinente para verificar esos valores poéticos y establecer las interacciones que permiten esa coexistencia de funciones. El punto de partida para dichas valoraciones conduce al análisis de las tres mediaciones que, de acuerdo con Manuel Martín Serano, se le encomiendan a la comunicación pública: la selección de aconteceres de referencia, la selección de datos de esos aconteceres y la presentación del relato (p. 135).

Con base en las investigaciones realizadas por los autores sobre el comportamiento del periodismo literario en la prensa cubana durante el período 1959-1989, las evidencias permitieron concluir que en la intención de configurar valores literarios dentro del texto informativo esas mediaciones actúan de la siguiente manera:

  • En la selección de aconteceres de referencia : cuando se eligen acontecimientos portadores de la carga dramática necesaria para desarrollar una historia con potencialidades literarias.

  • En la selección de datos de esos aconteceres: cuando además de acopiar los elementos básicos de la información, la recogida incorpora otros detalles (rasgos físicos y psicológicos de los individuos, detalles del escenario y de los hechos) que pueden conducir a la incorporación de valores estéticos dentro del texto periodístico.

  • En cuanto a la presentación del relato : cuando este es construido a partir de procedimientos literarios y periodísticos capaces de captar de inmediato la atención de la audiencia y aportar un nivel de información por encima de la usual; a lo cual se le añade la incorporación al texto informativo de las premisas narrativas que caracterizan a un grupo o generación literaria.

Los datos que pueden aportar el estudio de las actividades mediadoras y el comportamiento de las mediaciones cognoscitivas y estructurales a lo largo del proceso de producción de la noticia, ubicarían a la conexión periodismo-literatura en la complejidad de examinarlo en ese punto donde la comunicación y sus productos comunicativos convergen con los procesos más disímiles de una sociedad.

Por esa razón una indagación afín con el espíritu de los estudios de esa naturaleza conllevaría a superar la tentación de quedarse en los marcos de análisis de la actividad mediadora dentro de las instituciones comunicativas y pasar a un enfoque de otra índole: la de partir de las dinámicas internas de los medios (y apoyándose en ellas, sin obviarlas en momento alguno) transitar hacia la intención teórica de preguntar qué es lo que ha cambiado en el periodismo literario en correspondencia con los cambios sociales registrados a lo largo del tiempo.

Las mediaciones dentro de la relación del cambio y ajuste social con la articulación del periodismo literario

Al enmarcar los análisis en una perspectiva de correlación y cambio social, la teoría de Manuel Martín Serrano se ubica en una vocación de totalidad. Con esa perspectiva se abre paso a otros elementos para indagar sobre las dinámicas del periodismo literario en tanto producto comunicativo, el cual refleja el desenvolvimiento de los medios y de un sistema de comunicación pública en el presente, aunque dentro de los procesos históricos de una sociedad.

Al establecer los postulados de interdependencia entre el Sistema Social (SS) y el Sistema de Comunicación (SC), Serrano formula que ambas estructuras interactúan; aunque se encuentran abiertas a las permanentes transformaciones de las necesidades humanas y a la influencia desde el entorno o el Sistema de Referencias (SR).

Sin tener en cuenta esas categorías, apunta el investigador, sería difícil entender la comunicación. Esta premisa nos invita a pensar el funcionamiento de las redacciones desde la idea de un dispositivo complejo, con disposición a acoger múltiples interacciones y no encerrado dentro las rutinas productivas generadas por la actividad informativa.

Para el análisis de los ajustes y cambios que operan entre ambas esferas, Serrano establece dos postulados o racionalidades. El primero de ellos es el Postulado de la Necesidad Histórica, el cual establece la correlación en los procesos de acoplamiento entre los dos sistemas en tanto comparten el objetivo de asegurar la reproducción de la sociedad. El segundo, el Postulado del Uso Funcional de los Sistemas, presenta el rol desempañado por los agentes sociales en los ajustes entre el (SS) y (SC).

En la formulación de esta racionalidad, Serrano advierte que el Postulado de la Necesidad Histórica sirve para prever el posible desenlace de las distintas variaciones; aunque resultada inadecuado para predecir cuáles serán o si se mantendrán, pues ambos sistemas poseen grados de libertad y la interdependencia “(…) no es tan estrecha, ni tan excluyente, ni tan rígidamente determinada, como para suponer que siempre se va a lograr el acoplamiento y que cada vez se va a optar por el mejor de los ajustes posibles” (p. 73).

A continuación, este autor establece que son los agentes sociales de cada sistema, en sus diferentes funciones, quienes en intentan asegurar esa adecuación, siempre con el propósito “de asegurar sus necesidades concretas y no las necesidades de la historia” (pp. 73-74).

Más adelante Serrano señala que, a partir de las transformaciones de los Sistemas de Referencia y los de Necesidades, los agentes sociales intervienen bajo una disposición funcional, orientada a ampliar la efectividad y eficiencia del Sistema de Comunicación Pública o a posponer y hasta evitar las adecuaciones históricamente necesarias.

Ese postulado tiene la virtud de alertar contra los mecanicismos y adentrarse en otras variables, en ocasiones no tan visibles y que en última instancia pueden decidir la acción comunicativa; entre ellas las relaciones de poder y los espacios de socialización que intervienen en la producción de los contenidos.

Un acercamiento al pasado desde las nociones de interdependencia permitiría superar el prisma unidireccional con el que suele mirarse al periodismo literario -donde la narrativa favorece con sus atributos al reporterismo- y transitar a una aproximación dialéctica bajo la cual se observarían los mutuos intercambios: lo que aporta la ficción y, a la vez, los modos en que los contextos sociales y la actividad editorial median en la configuración de determinadas estéticas literarias.

Como botón de muestra, al pensar esas relaciones bajo los modelos mediadores propuestos por Serrano (2008) y la acción de los distintos postulados aquí mencionados, podríamos apreciar las siguientes realidades:

  1. Una racionalidad histórica a lo largo del siglo XIX que propicia la coexistencia del escritor/periodista en un mismo espacio: las redacciones periodísticas.

    • Esa tendencia coincide, por una parte, con el auge de la narrativa realista y el naturalismo, y con la emergencia de la novela dentro de los principales espacios de consumo cultural.

    • En ese entorno y en aras de lograr una mayor eficiencia de la empresa periodística, la mediación estructural se guía bajo la lógica de captar mayores audiencias dentro del mercado editorial (Postulado del Uso Funcional de los Sistemas).

    • Desde ese principio se habilita la creación y el desarrollo de formatos o géneros en los periódicos y revistas; como el folletín, pensado bajo el modelo de la novela realista producida, pero escrito en las condiciones de producción periodística (Martín Barbero, 2008).

    • La coexistencia del escritor/reportero generada por esa funcionalidad permitió el intercambio de normas de escritura entre la narrativa y el periodismo, las cuales se ajustaron a los modos de construcción de la noticia.

    • Dentro de los resultados de ese intercambio estuvo una mediación cognoscitiva que legitimó la presencia de rasgos de la literatura de ese siglo en el lenguaje informativo. Esas mediaciones también contribuyen a explicar las particularidades en la obra de ficción de Charles Dickens, Jack London y Stephen Crane, quienes se desenvolvieron como periodistas.

  2. El cambio de las mediaciones estructurales y cognoscitivas ocurrido dentro de los medios impresos, originado ante la necesidad de ajustarse a las transformaciones de la sociedad de masas a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

    • Con el tránsito del capitalismo de su etapa industrial a la monopolista, se produce una modificación de las formas de asociación y estilos de vida. Se establece, entonces, un nuevo escenario en el Sistema de Referentes (SR) y en el de Necesidades (SN) con la aparición de nuevos hábitos de lectura y consumo de productos culturales. Lo anterior se combina con la modernización de las tecnologías de impresión y distribución de mensajes al propiciar tiradas millonarias de los periódicos y revistas.

    • Estamos, pues, ante los marcos del Postulado de la Necesidad Histórica, cuyas implicaciones se dirigen a ajustar los distintos niveles del (SC) con los cambios del (SS).

    • Esa correlación se realiza bajo el Postulado del Uso Funcional, que con el propósito de asegurar la reproducción del sistema comunicativo otorga a las mediaciones estructurales y cognoscitivas un carácter habilitador para el surgimiento de nuevos géneros (el reportaje) o la actualización de los existentes (la jerarquización de los datos más importantes al inicio de la noticia).

    • Los formatos genéricos, por lo tanto, ahondarán en lo que ya ocurría desde la primera mitad de la centuria: los préstamos de los recursos literarios en una estrategia de hibridación encaminada a elevar la calidad de los textos informativos y su capacidad de captar la audiencia de los lectores; aunque ahora adaptada a las exigencias del mercado en su fase monopolista y los cambios tecnológicos del momento.

    • De la mano de ese escenario se llega a las primeras décadas del siglo XX, y ese espacio temporal es el que permite la aparición de un Ernest Hemingway.

    • Por lo evidenciado en su entrevista a George Plimpton (1975), dentro de la mediación cognoscitiva que dio forma al estilo de este autor se percibe la influencia de los elementos de carácter tecnológico y económico que articularon la mediación estructural. Esto resulta posible al observar no solo la sobriedad de sus textos, sino que se evidenciaba, además, en la costumbre de contar las palabras escritas en una jornada de trabajo.

    • El origen de ese hábito se encontraba en la necesidad de transmitir por el telégrafo las palabras precisas del despacho (Lanata, 1989) y así no elevar el costo de producción de la noticia; lo que hubiera provocado una situación de ineficiencia empresarial al situar los costos del producto comunicativo por encima de su valor de cambio e incapacitarlo de restituir el monto de su producción (Martín Serrano, pp. 158-159).

  3. La jerarquización de los formatos audiovisuales dentro del SC a partir la década del veinte del pasado siglo, y que obligó a la prensa impresa a la búsqueda de distintas estrategias, entre ellas el periodismo literario, para lograr su articulación con esa realidad.

    • Con la aparición de la radio y los formatos audiovisuales -primero con el cine y luego consolidados por la televisión-, la prensa impresa sufrió un desplazamiento de sus posiciones primigenias en la elaboración y distribución de la noticia.

    • La competencia generada por esa situación obligó a transformar la perspectiva de la noticia; donde lo relevante a partir de ese momento no será solo el hecho, sino la persona ubicada dentro del acontecimiento. Para el escritor Tomás Eloy Martínez (1997) ese cambio se expresó en el tránsito abierto del periodismo hacia formas más elaboradas de su discurso, y constituyó la respuesta de los medios impresos ante los desafíos creados por la emergencia de los nuevos dispositivos comunicacionales.

    • Visto de forma más general, todo este proceso se pudiera estudiar desde la perspectiva de los distintos modelos mediadores; en especial, el modelo de mediación de ajuste articular, definido por Manuel Martín Serrano (2008) como espacios o zonas de control entre realidades disociadas.

    • Bajo este conjunto de acciones, el control se convierte en una actividad mediadora que actúa sobre los niveles de libertad de cada sistema y sus niveles correspondientes.

    • De acuerdo con sus principios, los modelos articulares se aprecian en las innovaciones tecnológicas y culturales donde las rupturas o disonancias se intentan solucionar de manera no violenta (pp. 62-68). Es decir, en el caso que nos ocupa, de la posición de relevancia mostrada por la prensa impresa se pasó a otra en la que se debieron experimentar nuevas expresiones con el propósito de ajustarse a los nuevos referentes y articularse con el organigrama comunicacional surgido en ese escenario.

    • Una de las líneas adoptadas dentro del cambio se pudiera analizar desde las mediaciones estructurales y cognoscitivas, que habilitaron el ejercicio del periodismo literario a través de formas muy particulares de organización editorial y construcción de la noticia.

    • Sus expresiones más elaboradas alcanzaron las categorías de modelos, identificados con el nombre de las publicaciones emblemáticas en cada geografía, aunque el título más sobresaliente fue el de la revista Life. Bajo distintos ejemplos (Bohemia en Cuba; Momentos en Venezuela o Paris Match en Francia) lo que tuvieron en común esas publicaciones durante el espacio temporal de 1920-1970 es el amplio despliegue gráfico y la combinación del rigor estético de sus trabajos con las exigencias del mercado.

    • Un ejemplo se encuentra en Hiroshima, el célebre reportaje del periodista norteamericano John Hersey sobre el bombardeo atómico a Japón o en los perfiles de John Huston y Ernest Hemingway escritos por Lilliam Ross. Ambos casos se distinguen por una exhaustiva documentación, por un estilo impecable y por un desbordamiento de la línea argumental, cuyo producto final son textos más extensos y con una capacidad para abordar diversas aristas del hecho noticioso por encima de la norma tradicional; algo evidente en Hersey, cuyo reportaje ocupó el número entero de la revista The New Yorker, donde se publicó primero antes de convertirse en libro bajo el sello de editorial Penguin.

CONCLUSIONES

Durante una entrevista digital con lectores del periódico El País, de España, al preguntarle a Juan José Millás por la polémica subyacente entre literatura y periodismo, el autor de Dos mujeres en Praga respondió que los intentos por establecer una separación entre ambos eran más retóricos que reales (Silio, 2010).

En la búsqueda de esa conciliación entre retórica y realidad, las mediaciones aparecen como una dimensión adecuada para brindarle sustento teórico a unas prácticas comunicacionales, que, por las evidencias empíricas, no solo han dado origen a una forma peculiar de organizar el discurso periodístico, sino que, además, ha demostrado su capacidad de influir en las tendencias narrativas de una sociedad.

Las posibilidades de estudiar el periodismo literario desde esa perspectiva estarían en sus posibilidades de articular un diálogo entre distintas disciplinas; en su capacidad para examinar las lógicas internas de los medios de comunicación que habilitan/limitan la producción de textos con valores narrativas y en la oportunidad de evaluar esa actividad y sus contenidos en relación con los contextos sociales.

Las mediaciones, por lo tanto, enmarcarían el estudio de la relación periodismo-literatura en un tipo de noción, donde las miradas sobre la actividad informativa se apoyarían en la esfera mediática y en la creciente complejidad cultural, tanto en el presente como en su pasado.

Desde esas posiciones la teoría de Manuel Martín Serrano ayudaría a esclarecer las problemáticas en torno a esta modalidad a partir de sus premisas de analizar las interacciones comunicativas desde un carácter sistémico y de interdependencia.

Las investigaciones realizadas desde los criterios de este autor han permitido precisar cuál es el papel de las mediaciones encomendadas a los medios en la articulación de un mensaje informativo donde coexiste la función referencial con la estética.

Asimismo, los análisis basados en ese modelo ayudaron a apreciar cómo las distintas corrientes narrativas influyen en los contenidos de los medios; pero, a la vez, las maneras en las cuales la actividad editorial puede mediar en la configuración de determinadas estéticas literarias.

La obra de Serrano permitiría abrir otro camino importante: el de estudiar la conexión entre periodismo y narrativa dentro de los procesos de cambios y ajustes entre el (SS) y el (SC) y los distintos modelos mediadores.

A lo largo del artículo se expusieron distintos ejemplos. A ellos se le pudieran añadir otros, no menos importantes, como lo son el decisivo rol de los actores y agentes sociales en esas transformaciones.

Otra arista a evaluar y con un notable nivel de actualidad, lo constituye el análisis de la convergencia del periodismo y la literatura en los medios dentro del actual escenario de la digitalización.

No obstante, cualesquiera de los itinerarios que se adopten, no debiera perderse una premisa esencial. La misma se pudiera sinterizar en una idea y es que las propuestas teóricas de Manuel Martín Serrano superan la comprensión de los cambios o transformaciones puntuales para adentrarse en las relaciones cualitativas establecidas entre los distintos niveles donde opera la comunicación. Descubrir ese cruce de fronteras constituye el principal desafío del estudio del periodismo literario desde la Teoría de las Mediaciones.

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*Para una panorámica sobre los estudios de mediaciones en comunicación y sus itinerarios teórico-metodológicos se pudiera consultar el capítulo cuatro de La investigación en comunicación desde la perspectiva cualitativa, donde Guillermo Orozco (1997) ofrece una relación de los principales autores y posiciones teóricas. Por su parte, Enrique Guinsberg (2001) efectuó una detallada relación del estado de los estudios de comunicación en América Latina y dedicó una especial atención a dicha perspectiva. Más recientemente, Jesús Martín Barbero (2002) y Manuel Martín Serrano (2019) realizaron un recorrido de los usos dados al paradigma de la mediación social en comunicación.

**Para ampliar sobre las diferencias entre literatura y periodismo, se pueden consultar las valoraciones del profesor Julio García Luis (2004) y el escritor cubano Leonardo Padura (2006). Debe recordarse que las distintas corrientes teóricas (Mukarovsky, 2000; Eco, 2000) han enmarcado a los valores estéticos como los imprescindibles y predominantes para la clasificación de una obra dentro de la dimensión literaria, lo cual constituye una de las diferencias fundamentales entre ambas prácticas. Sobre la problemática de la función estética en el lenguaje informativo, pueden verse las valoraciones del académico catalán Albert Chillón (1999) y de la profesora Miriam Rodríguez Betancourt (2000).

Recibido: 03 de Julio de 2022; Aprobado: 04 de Noviembre de 2022

*Autor para la correspondencia: luisraulster@gmail.com; luisraul75@nauta.cu

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.

Conceptualización: Luis Raúl Vázquez Muñoz, Roger Ricardo Luis, Hilda Saladrigas Medina

Investigación: Luis Raúl Vázquez Muñoz

Metodología: Luis Raúl Vázquez Muñoz, Roger Ricardo Luis, Hilda Saladrigas Medina

Redacción-borrador original: Luis Raúl Vázquez Muñoz, Roger Ricardo Luis, Hilda Saladrigas Medina

Redacción -revisión y edición: Luis Raúl Vázquez Muñoz

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