Instituto de Farmacia y Alimentos Universidad de La Habana
Pilar Marchante Castellanos1 y Francisco Merchán González2
En 1863 el poder colonial español aplicó una reforma de la enseñanza en Cuba que dio lugar al Plan de Estudios de 1863 en la Real Universidad de La Habana en virtud del cual adquirió vida propia por primera vez la Facultad de Farmacia. Se exponen las principales transformaciones que experimentó la Universidad a partir de esa reforma, así como los aspectos esenciales que caracterizaron los primeros años de existencia de la Facultad de Farmacia, su plan de estudios, los títulos de algunas tesis presentadas en las academias semanales, sus catedráticos y algunos datos estadísticos sobre los resultados docentes de los estudiantes. El curso 1870-1871 marcó el fin de la primera etapa de aplicación del plan de 1863, cuando se le hicieron algunas modificaciones, fundamentalmente como represalia del Gobierno de la Isla ante la cada vez más fuerte conciencia nacional y el estallido de la primera guerra por la independencia de Cuba. Se hace una breve referencia al contexto político-social en el que se desenvolvió la vida universitaria durante ese período.
Palabras clave: Carrera de Farmacia en Cuba 1863-1871; enseñanza de la Farmacia en Plan de Estudios 1863 en Cuba.
La reforma de la enseñanza de 1842 dio forma académica por primera vez a los estudios de Farmacia en la Real Universidad de La Habana. Estos estudios estuvieron bajo dirección de un consiliario supeditado al decano de la Facultad de Medicina, al que también denominaban decano de las “facultades médicas”.1 Esta situación un tanto especial ha sido la probable causa de que en ciertas publicaciones se afirme que la Facultad de Farmacia fue una de las creadas por la reforma de la enseñanza de 1842,2,3 cuando en realidad fue la reforma de 1863 la que le dio vida propia y la emancipó de la de Medicina a la que había permanecido agregada desde 1842.4-6
La reforma de la enseñanza de 1863 fue sin duda resultado de las evidentes insuficiencias que ya presentaba el sistema educacional de la isla establecido en 1842. Dicha reforma tuvo su origen en la Ley de Instrucción Pública del 9 de septiembre de 1857 dictada para la Metrópoli, aunque desde el 5 de febrero de 1855 el entonces Ministro de Ultramar, José Gutiérrez de la Concha, quien había sido en dos ocasiones Capitán General y Gobernador de Cuba, había elevado a la Reina Isabel II el proyecto de Real Decreto contentivo de un nuevo Plan de Instrucción Pública para la Isla de Cuba.3 En virtud de esa reforma toda la enseñanza en la isla quedó bajo la dependencia inmediata de un organismo oficial que se llamó Junta Superior de Instrucción Pública de la Isla de Cuba. Fue aprobada y rubricada en San Ildefonso el 15 de julio de 1863 y publicada en la Gaceta de La Habana de los días 26 y 27 de agosto del mismo año.2
Con la reforma quedaron separadas de la Universidad las enseñanzas primaria y secundaria y se crearon los Institutos Provinciales de Segunda Enseñanza, en los cuales se expediría el título de Bachiller en Artes, así como otros establecimientos independientes. El Instituto de La Habana fue el primero que se instaló y comenzó a funcionar en el mismo curso académico 1863-1864. Fue ubicado en la parte sur del ex-convento de Santo Domingo, es decir, por el tramo de este que daba a la calle Obispo.2,3 Otros se crearon en Puerto Príncipe, Matanzas y Santiago de Cuba, aunque se dejó abierta la autorización para fundarlos en otras ciudades del país. Se puede tener una idea del alcance de estos institutos si se tiene en cuenta que la edad de ingreso en ellos era de nueve años y que el más importante, el de La Habana, contaba solo con 202 alumnos en el año académico 1867-1868.7,8
Los Colegios Seminarios de San Carlos de La Habana y San Ildefonso de Puerto Rico se incorporaron a la Universidad y se limitaron a ellos las enseñanzas de la Sagrada Teología hasta el grado de Doctor inclusive. Sin embargo, entre 1863 y 1871 estas enseñanzas se impartieron sólo en el Seminario de San Carlos de La Habana.2,4,6
El plan de 1863 comenzó a regir de inmediato en la Universidad, es decir, en el curso académico 1863-1864, inaugurado el 10 de octubre en ocasión del cumpleaños de la Reina.3 Según lo dispuesto en el plan, se debían crear las facultades de Farmacia y Ciencias, mientras que la Facultad de Filosofía debía pasar a ser de Filosofía y Letras con notable ampliación del contenido de sus cursos. Las enseñanzas que se impartirían en las facultades de Ciencias y Filosofía y Letras se exigirían como preliminares para el ingreso de los alumnos en los estudios de las demás facultades, para lo cual se debían crear nuevas cátedras que constituirían las Secciones de Ampliación (Letras y Ciencias) o Período Preliminar.3
Sin embargo, en esta primera etapa de aplicación de la reforma de 1863, las facultades de Ciencias y Filosofía y Letras no comenzaron a funcionar como tales y se constituyeron únicamente las cátedras correspondientes a las Secciones de Ampliación, las que fueron asumidas por un claustro particular estructurado de la misma forma que el de las demás facultades, pero con un Presidente que actuaba como Decano y un Secretario.9 En lo que respecta a las ciencias, estas cátedras fueron una de Ampliación de la Física Experimental, que se puso al cuidado de Antonio Caro y Cerecio; otra de Química General para Medicina y Farmacia, que desempeñó Cayetano Aguilera y Navarro, y una tercera de Historia Natural, con Zoología, Botánica y Mineralogía con nociones de Geología, igualmente para alumnos de Medicina y Farmacia, a cargo del notable naturalista cubano Felipe Poey y Aloy.3,10
Para matricular en las Secciones de Ampliación o Período Preliminar se debía acreditar haber recibido el grado de Bachiller en Artes o, por lo menos, haber cursado y aprobado todas las asignaturas de la segunda enseñanza, con la obligatoriedad en ese último caso de haber recibido el grado antes de la presentación a examen del año de Ampliación. Los alumnos matriculaban en la sección de Letras o Ciencias según el interés que tuvieran de estudiar en las facultades de Farmacia, Derecho, con sus secciones de Civil y Canónico, y la de Medicina y Cirugía, en las que se podían obtener los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor. La Facultad de Medicina y Cirugía tenía también las enseñanzas agregadas de Practicantes o Flebotomianos, Dentistas y Comadronas.2
En el caso de los seminaristas, no fue hasta la disposición del 29 de diciembre de 1867 que se les prohibió el ingreso en las facultades de Farmacia, Medicina y Derecho sin haber completado antes los estudios de segunda enseñanza, obtenido el grado de Bachiller en Artes y cursado el año de Ampliación.10
A fin de que el entonces Rector de la Universidad, doctor José Valdés Fauli, quien fungió como tal entre octubre de 1861 y mayo de 1864, pudiera organizar los estudios de una manera conforme a lo establecido por el nuevo Plan de Estudios, el gobernador Domingo Dulce y Garay le comunicó por Decreto del 28 de septiembre de 1863 una serie de disposiciones transitorias encaminadas a la adaptación del plan anterior, por el cual se hallaban cursando los alumnos hasta ese momento.3
La ley para la reforma de la enseñanza estableció que se debían conservar los cargos de Rector, con el sueldo anual de 4 000 escudos y 6 000 de sobresueldo; el de Vicerrector, con el mismo carácter que tenía anteriormente; y el de Secretario General, con el haber anual de 1 800 escudos de sueldo y con 1 200 de sobresueldo y opción a una sexta parte de aumento de sueldo cada cinco años hasta completar 5 000 escudos de haber total.
Especificaba que se nombraría un Decano y un Secretario particular en cada facultad, con la gratificación de 800 escudos el primero y de 300 el segundo; y que funcionaría una Junta de Profesores en cada una de ellas y un Consejo Universitario o Junta de Decanos a la que consultaría el Rector en los asuntos graves y juzgaría a profesores y alumnos en determinados casos.
Según el artículo 314 del Plan de Estudios y 72 del Reglamento, formaban el Claustro ordinario de la Universidad todos los catedráticos y, el extraordinario, además de aquellos, los doctores residentes en La Habana, que el Rector considerara oportuno convocar.11
Quedó establecido que los catedráticos podrían ser numerarios y supranumerarios, con un haber anual para estos últimos de 2 000 escudos, sin que se pudiera llegar a ser numerario sin haber sido antes supranumerario.11 Este cargo se obtenía mediante oposición o nombramiento por Su Majestad a propuesta de la terna que hacía el Vice-real Protector, oída la Inspección de Estudios, aunque a los catedráticos que habían sido nombrados en 1842 cuando se instaló la universidad, se les dispensó de esa formalidad.12
Los catedráticos numerarios podían ser “de entrada” o que no llevaban 12 años de enseñanza, “de ascenso” o que llevaban más de 12 años y “de término” o que acumulaban más de 20 años de dedicados a la docencia.12 Los primeros percibirían 1 800 escudos de sueldo y 1 200 de sobresueldo; los segundos, 2 000 escudos de sueldo y 2 000 de sobresueldo; y los últimos, 2 200 escudos de sueldo y 2 800 de sobresueldo.11
Por disposición del 21 de agosto de 1865 se trasladó la Real Orden del 12 de julio del propio año en la que se autorizaba el nombramiento de catedráticos auxiliares para remediar la escasez de profesores en la Universidad con un sueldo anual de 1 000 escudos.10
En la primera Memoria-Anuario de la Universidad publicada en 1865,12 aparecen como propietarios los catedráticos que después se denominaron numerarios y los sueldos de las distintas categorías de estos expresados en pesos: 1 000 para los de entrada, 1 500 pesos para los de ascenso y 2 000 para los de término.12
La Universidad continuó ocupando la parte del antiguo convento de Santo Domingo en la que había funcionado hasta ese momento y, a pesar de que algunas cátedras se impartían en el Anfiteatro Anatómico, en los Hospitales Clínicos y en el Jardín Botánico, las instalaciones universitarias no bastaban para satisfacer todas las necesidades. Por tal motivo, en 1863 se solicitó la construcción de un nuevo edificio, proyecto que no fue posible acometer por varios años.2,10
En la reforma de la enseñanza de 1863 quedaba explícito que la Universidad debía ser sostenida por el Estado y, por consecuencia, las cantidades que a aquélla se habían de abonar por matrículas, derechos de grados y otros conceptos, debían ingresar en las arcas del tesoro público.11 Se estableció un nuevo sistema de tarifas por derechos universitarios, aunque su aprobación se dilató por algunos años. Por tal motivo, mediante el Real Decreto del Gobernador Superior Civil de 20 de octubre de 1863, en concordancia con la Real Orden del 15 de julio de 1863, se dispuso que mientras el Gobierno de Su Majestad no aprobara la nueva tarifa de derechos, continuaría rigiendo la tarifa de 1842. Esta última comprendía los conceptos siguientes:4
El pago por la matrícula para cursar cada asignatura era de 102 escudos. Se pagaban 51 escudos para los exámenes de cada curso; 170 para el de grado de Bachiller y, para los de Licenciado y Doctor, 600 escudos repartidos a la mitad para la Real Hacienda y para propinas. Los demás pagos por certificaciones y expediciones de diplomas eran menores de 50 escudos, pero aumentaban el total de lo que había que pagar por cada grado.4
Las nuevas tarifas conforme al plan de 1863 comenzaron a regir en el curso 1866-1867, aprobadas por Real Orden del 5 de abril de 1866 y disposición del 12 de junio del mismo año. Los pagos de matrícula se redujeron a 50 escudos en Período Preliminar y a 70 en las facultades, en las cuales se debía abonar la mitad al momento de la inscripción y la otra mitad antes del examen. Los derechos al grado de Bachiller en facultad ascendieron a 104 escudos y a 770 los de Licenciado y Doctor.
Aunque de esa forma se hace mención en la Memoria acerca del estado de la Enseñanza 1868-1869. Anuario 1869-1870,10 a las tarifas que se comenzaron a aplicar desde 1866, en la Memoria-Anuario anterior11 fue publicado en las tarifas correspondientes al plan 1863 (tabla 1).
Tabla. 1. Tarifas correspondientes al plan 1863
Etapa y concepto | Real Hacienda | ]]>
Propinas (escudos) |
Período preliminar |
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Matrícula | 51 |
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Examen de prueba de curso |
| 5 |
]]> Facultades |
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Matrícula de cada curso | 70 |
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Examen de prueba de curso |
| 5 |
Grado de Bachiller | ]]> 100 | 25 y 500 milmas |
Grado de Licenciado o Doctor | 750 | 34 |
Expedición del grado de Bachiller | 4 y 250 milmas |
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Expedición del grado de Licenciado o Doctor | 20 | ]]> |
A pesar de las pequeñas diferencias entre los datos que aparecen en ambas publicaciones, se puede notar que las tarifas aprobadas en 1866 mostraron una disminución por los derechos de matrícula y un aumento por los de grado, en comparación con las establecidas por la reforma de 1842.
Aunque en casos puntuales se ofrecían plazas gratuitas o exoneraciones de pagos, quedó establecido por disposición del 4 de enero de 1870 que el número de plazas gratuitas en la Universidad se distribuirían de la siguiente forma: 12 en las facultades de Medicina y Derecho, 8 en la de Farmacia y 2 en el Período Preliminar de Medicina y Derecho.10
Dr. José Gregorio Valdés Fauli 1863 (desde el 28 de octubre de 1861)
Dr. Franco Durán y Cuervo (desde el 30 de julio de 1864)
Dr. José Pelligero de Lama (desde el 4 de junio de 1866)
Dr. Francisco de Lope García (desde el 18 de octubre de 1866)
Dr. Juan Bautista Ustáriz (desde enero de1867)
Dr. Martín Álvarez Ortiz de Zárate (30 de julio de 1868-13 de julio de 1871)
Durante ese período el Vicerrector Francisco Campos y López, catedrático de término y Decano de la Facultad de Derecho Civil y Canónico, actuó en varias oportunidades como Rector interino.4
Como ya se ha mencionado, en virtud del Plan de Estudios de 1863, la Facultad de Farmacia comenzó a funcionar con vida propia. Se le dio autorización y recursos para que instalara, aunque modestamente, su laboratorio de Química y los gabinetes de Drogas, Materia Farmacéutica Vegetal, Materia Farmacéutica Mineral y Animal y de Práctica de Operaciones Farmacéuticas. Contó inicialmente con un limitado número de aparatos, utensilios y objetos para las demostraciones por falta de fondos, a pesar de que en ese primer curso 1863-1864 le fue asignada una parte importante del presupuesto universitario. Sobre la base de esas carencias, sus autoridades elaboraron un expediente con la esperanza de que se tomara alguna decisión favorable al respecto. Al propio tiempo y catalogado como “medio de urgente necesidad”, se solicitó al Gobierno Superior “la creación de una plaza de ayudante, suficientemente dotada y la de un mozo de laboratorio, ambos absolutamente independientes al buen resultado de la clase experimental”. En la expectativa de conseguir tales elementos se consideraba que “para el siguiente año la facultad cobraría nueva vida y en consecuencia sería más fructosa la enseñanza dada a los alumnos”.4
Evidentemente y, a pesar de que en el curso 1863-1864 la Facultad de Farmacia dispuso de una parte considerable del presupuesto universitario en comparación con la asignada a otras áreas universitarias, como se puede apreciar en las cifras que se ofrecen a continuación, todas las necesidades iniciales de la recién creada Facultad de Farmacia no podían ser cubiertas desde el comienzo:4
Área Universitaria | Presupuesto |
Gabinete de Farmacia | 7 378 |
Gabinete de Anatomía | ]]> 2 054 |
Gabinete de Física | 1 941 |
Gabinete de Historia Natural | 2 942 |
6 armarios para el laboratorio de Química | 300 |
6 armarios para el laboratorio de Física | 300 |
4 armarios para el laboratorio de Anatomía | ]]> 200 |
6 armarios para el laboratorio de Historia Natural | 535,50 |
El primer Reglamento Interior de la Facultad de Farmacia fue aprobado por la Junta de Profesores de la Facultad el 1 de febrero de 1865, pero no apareció publicado hasta el año siguiente.13
Para la obtención del grado de Bachiller en Farmacia los estudiantes debían cursar las asignaturas siguientes:4
Desde el comienzo se dictaron las disposiciones oportunas para que al catedrático de Materia Farmacéutica Vegetal se le remitieran del Jardín Botánico los ejemplares que necesitara para sus explicaciones “a fin de que la enseñanza sea tan completa como cabe serlo”.12
Al vencer todas las asignaturas, los alumnos recibían el grado de Bachiller y, solo después de haberlo obtenido, podían optar por el grado de Licenciado en Farmacia, para lo cual debían cursar la asignatura Práctica de Operaciones Farmacéuticas en un cuarto año y además cumplir los requisitos siguientes:
Para optar por el grado de Doctor en Farmacia, se debía cursar en un quinto año las asignaturas Análisis Química (con “a” en todas las fuentes) Aplicado a las Ciencias Médicas e Historia Crítica y Literaria de la Farmacia. Un requisito adicional era disertar sobre un tema seleccionado entre varias opciones o propuestas que se hacían al aspirante.2-4
Se puede notar que, aunque las asignaturas adicionales tenían todavía la influencia de las de ciencias médicas, marcaban la diferencia con éstas al hacer palpable la presencia de la química en la formación del farmacéutico.
Los datos estadísticos correspondientes a los resultados docentes en el período 1864-1870 se muestran en la tabla 2.4,9-11
Tabla 2.
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Asignaturas |
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]]> Matriculados | 48 | 50 | 22 | 36 | 35 | 25 | 11 | 11 |
Exámenes ordinarios | ]]> |
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Sobresaliente (%) | 27,0 | ]]> 30,0 | 40.9 | 13,8 | 11,4 | 28,0 | 45,4 | 18,1 |
Notablemente aprovechado (%) | 18,4 | 14,0 | ]]> 13,6 | 22,2 | 22,8 | 12,0 | 9,0 | 36,3 |
Bueno (%) | 12,5 | 16,0 | 18,0 | ]]> 19,4 | 14,2 | 40,0 | 36,3 | - |
Mediano (%) | 8 ,3 | 8,0 | 9,0 | 11,11 | ]]> 25,0 | 8,0 | - | - |
Suspensos (%) | 2,0 | 2,0 | - | 11,11 | 5,7 | ]]> - | - | - |
Exámenes extraordinarios |
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Sobresaliente (%) | 2,0 | 2,0 | 4,5 | - | - | - | - | ]]> - |
Notablemente aprovechado (%) | 2,0 | - | - | 2,7 | 8,5 | - | - | - |
]]> Bueno (%) | - | - | - | 2,7 | - | - | - | - |
Mediano (%) | ]]> 12,5- | 10,0 | 9,0 | 8,3 | 5,7 | - | - | - |
Reprobado (%) | - | ]]> - | - | - | - | 8,0 | - | - |
No examinaron (%) | 12,5 | 18,0 | ]]> - | 11,11 | 2,8 | 4,0 | 9,0 | 45,4 |
Ganaron el curso (%) | 83,0 | 80,0 | 95,4 | ]]> 80,5 | 88,5 | 88,0 | 90,9 | 54,5 |
Perdieron el curso | 18,0 | 20,0 | 4,5 | 19,4 | ]]> 11,0 | 12,0 | 9,0 | 45,4 |
*En quinto año hasta el curso 1866-1867 y en cuarto año a partir del curso siguiente
MFAM: Materia Farmacéutica Animal y Mineral; MFV: Materia Farmacéutica Vegetal; FQI: Farmacia Químico Inorgánica; FQO: Farmacia Químico Orgánica; EPRD: Ejercicios Prácticos de Reconocimiento de Drogas; POF: Prácticas de Operaciones Farmacéuticas; AQACM: Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas; HCLF: Historia Crítica y Literaria de la Farmacia.
Como se puede observar, en casi todas las asignaturas, con excepción de Historia Crítica y Literaria de la Farmacia, los resultados son satisfactorios, pues los que ganaron el curso superan el 80% de los matriculados. En las asignaturas Materia Farmacéutica Animal y Mineral y Materia Farmacéutica Vegetal más del 25 % de los estudiantes matriculados obtuvo calificación de Sobresaliente, resultado superado en Farmacia Químico Inorgánica con un 40% de matriculados con esa calificación.
No se dispone de elementos que pudieran explicar los pobres resultados en la asignatura Historia Crítico Literaria de la Farmacia, si se tiene en cuenta que esta correspondía al quinto año, es decir, al período del doctorado.
Por Real Orden del 24 de julio de 1867, la asignatura de Análisis Química Aplicado a las Ciencias Médicas se comenzó a impartir en el cuarto año de Farmacia (requerido para optar por el grado de Licenciado), en lugar de hacerlo en el período de doctorado como se venía haciendo hasta entonces.11
Por cada asignatura un estudiante recibía premio ordinario. Los premios ordinarios, conforme al Artículo 190 del Reglamento de la Universidad, consistían en un diploma especial y una medalla de plata que el alumno podía llevar en un ojal del frac o levita, pendiente de una cinta del color propio de la Facultad a que correspondía la asignatura en que había sido obtenido. Los premios extraordinarios consistían en una medalla semejante al oro o plata dorada y se concedían en dispensa de los derechos de los grados de Bachiller, Licenciado o Doctor. Cuando se concedía un grado por premio extraordinario, se expresaba en el título del graduado.
Durante el año en que se concluía el período de Bachillerato, los alumnos formaban una “academia” que se reunía todos los jueves lectivos con el propósito de discutir un aspecto de la ciencia que designaba previamente el profesor correspondiente. Estas academias consistían en una disertación realizada por un estudiante, después de la cual su presidente designaba seis alumnos quienes, por orden y durante 15 min cada uno, hacían reflexiones al expositor sobre el aspecto tratado. Algunos temas de las disertaciones en el período se relacionan a continuación:9-11
Tanto la propia concepción de esta actividad, que se desarrollaba en una Facultad de Farmacia incipiente, como los temas seleccionados proporcionan una idea sobre la formación integral que se pretendió dar a los estudiantes de Farmacia de aquellos años, más allá de la que recibían a partir de las asignaturas que obligatoriamente cursaban. Las academias semanales se pudieran considerar una actividad docente similar a los seminarios que actualmente preparan los estudiantes de la especialidad sobre temas integradores y que presentan ante sus profesores y el resto de los alumnos de su grupo.
El número de alumnos matriculados en la Facultad de Farmacia, así como los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor otorgados entre 1863 y 1871 se muestran en la tabla 3.4, 9-12
Tabla 3.
Facultad | Curso | Curso | Curso | Curso | ]]> Curso | Curso | Curso | Curso |
Farmacia | 63-64 | 64-65 | 65-66 | 66-67 | 67-68 | ]]> 68-69 | 69-70 | 70-71 |
Matrícula | 18 | 24 | 29 | 46 | 30 | 43 | ]]> 44 | 39 |
Bachilleres |
| 4 | 4 | 5 | 5 | 4 | 4 | ]]> 10 |
Licenciados | 6 | 2 | 5 | 4 | 12 | 6 | 9 | 5 |
]]> Doctores | 3 | 0 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 |
La Real Universidad de La Habana, a tenor de la Ley del 15 de julio de 1863 y de los reglamentos aprobados para su ejecución, dispuso con fecha 22 de octubre el nombramiento de un Decano para la Facultad de Farmacia, un Presidente de la Sección de Estudios Preliminares y cuatro Secretarios para las respectivas facultades y el cuerpo de ampliación.10
En virtud de ello, fue nombrado el doctor José Joaquín Sibón y de la Torre como primer Decano de la Facultad de Farmacia, cargo en el que se mantuvo hasta el curso 1868-1869, con la sola excepción del 1865-1866 durante el cual fue sustituido por el doctor Joaquín Fabián de Aenlle.4,5 El doctor Joaquín F. Lastres sustituyó a Sibón desde el curso 1869 -1870.9
Como Secretario de la Facultad se nombró al doctor José Francisco Sibón y Manjiotti, quien ocupó dicho cargo hasta el curso 1867-1868. El doctor Manuel Vargas Machuca lo sustituyó a partir del curso 1868-1869 y fungió como tal durante los dos cursos siguientes.9
Los catedráticos nombrados para el curso 1863-1864 y las cátedras que ocuparon fueron los siguientes:5,10
La ya mencionada disposición del 21 de agosto de 1865, que autorizaba el nombramiento de Catedráticos Auxiliares con el fin de remediar la escasez de profesores en la Universidad, posibilitó que en el curso 1866-1867 fuesen incorporados 3 Profesores Auxiliares para ocupar en la Facultad de Farmacia las siguientes cátedras:11
El contexto político-social en el que se comenzó a aplicar el plan de 1863 conllevó que en 1871 el gobierno colonial, con el afán de poder controlar la situación imperante en la isla, decretara una serie de modificaciones que de hecho dividieron su período de aplicación en dos etapas. La primera desde 1863 hasta el curso 1870 -1871 y la segunda desde el curso 1871-1872 hasta la reforma de la enseñanza de 1880.
Se pudiera decir que los acontecimientos que se sucedieron durante los primeros años de aplicación del plan, tuvieron su origen desde la década de 1830, durante la cual había comenzado el proceso de formación de una conciencia nacional en la población cubana, contexto en el que se había producido la secularización de las órdenes religiosas en 1838 y la promulgación en 1844 del Plan de Instrucción Pública para Cuba y Puerto Rico.
En 1862 la población en Cuba se acercaba al millón y medio de habitantes, de los cuales aproximadamente el 57% era de la raza blanca; el 43%, de la negra y el 27%, esclavos. El país estaba dividido en tres departamentos: Occidental, Central y Oriental.
La Sociedad Económica de Amigos del País, estrechamente ligada a personalidades con evidente pensamiento nacionalista, atendía gratuitamente en La Habana 24 escuelas de varones y 18 de niñas. Este hecho tenía una connotación importante si se tiene en cuenta que en la época colonial la educación secundaria en Cuba estuvo casi íntegramente en manos de personas e instituciones particulares, y destinada exclusivamente a los jóvenes pertenecientes a las clases pudientes. Los negros y los mestizos eran radicalmente excluidos de los colegios superiores más renombrados, como por ejemplo, el Seminario de San Carlos.
Otro hecho que mostró la tendencia de considerar a la isla como territorio y sociedad con identidad propia fue la publicación de la primera historia de Cuba con fines educativos y la primera geografía del país. Los autores de tales obras fueron Pedro José Guiteras y el ilustre científico cubano Felipe Poey y Aloy, respectivamente.7,8
Ya por la década de 1850 se había reanimado el estudio y la discusión de temas político-sociales en la Universidad. A partir de entonces se comenzaron a producir manifestaciones abiertas contra el poder colonial español y a favor de la independencia de Cuba. Se destacaron particularmente los hechos siguientes:
Así, como consecuencia de la creciente conciencia independentista que se forjaba en la población cubana, el 10 de octubre de 1868 estalló la primera guerra contra España. Desde sus inicios las autoridades españolas de la isla comenzaron la persecución contra estudiantes y profesionales. En 1869 el General Letona, gobernador del Departamento Central, hizo formar una lista de los individuos del Camagüey de mayor notoriedad en cuanto a su vinculación con la insurrección y justificó esta medida con la afirmación de que “la enseñanza pública, desde la Universidad hasta la última escuela de aldea, estaba convertida en una conspiración constante contra la unidad nacional”, lo cual era rigurosamente cierto.7
El estallido de la guerra provocó una desestabilización considerable en la vida universitaria. Las autoridades españolas trataron de agredir en lo posible al centro de estudios, como medio de ofender la dignidad y el orgullo de los cubanos que consideraban a la Universidad como una institución enraizada en la tradición cubana.3 Una muestra de ello la dio el sanguinario Blas Villate, Conde de Valmaceda y Gobernador de la Isla en esos momentos, cuando declaró que el número de profesores en la Universidad se había reducido notablemente por no haberse sustituido a los fallecidos y porque muchos habían huido al extranjero al estallar la insurrección en Yara para continuar allí su obra de conspiración. Como complemento, habían desaparecido también de las aulas muchos estudiantes que habían decidido sumarse a las filas insurrectas.
En 1871, el poder colonial tomó represalias ante la situación imperante en la isla y decretó una reforma al plan de la enseñanza de 1863 que evidentemente tenía como principal objetivo herir el sentimiento de los cubanos, en especial de profesores, estudiantes y graduados que abrazaban las ideas independentistas o se habían incorporado a la lucha de liberación nacional.7 La aplicación de esta reforma marcó el fin de la primera etapa de vigencia del Plan de Estudios de 1863. La segunda etapa que inició en el curso 1871-1872 y concluyó con la reforma de la enseñanza de 1880, será abordada en un próximo trabajo.
Como consecuencia de la reforma de la enseñanza de 1863, la Facultad de Farmacia comenzó a funcionar con su propio Decano en la Real Universidad de La Habana a partir del curso 1863-1864. Contó por primera vez con su laboratorio de Química y sus gabinetes de Drogas, Materia Farmacéutica Vegetal, Materia Farmacéutica Mineral y Animal y de Práctica de Operaciones Farmacéuticas. Para la obtención de los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Farmacia se estableció un sistema de estudios y un conjunto de rigurosos ejercicios en los que se vio incrementada considerablemente la presencia de la química en la formación del profesional farmacéutico. Las “academias semanales” que se llevaban a cabo durante el último año de preparación del Bachiller en Farmacia y los temas que se presentaban en estas son una muestra del alcance científico de esa formación.
El año 1871 marcó el fin de la primera etapa de aplicación del plan de 1863 al ponerse en vigencia una serie de modificaciones decretadas por el gobierno colonial de la isla como reacción ante el estallido de la primera guerra por la independencia de Cuba.
Key words: Pharmacy Career in Cuba 1863-1871, Pharmacy teaching in the Cuban Study Plan of 1863.
1. Marchante Castellanos P, Merchán González F. Los estudios de Farmacia en Cuba desde 1833 hasta 1863. Rev Cubana de Farm 2007;41(1). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75152007000100011&lng=es&nrm=iso&tlng=es
2. Universidad de La Habana. Breve reseña histórica desde su fundación hasta la época actual. En: Memoria Anuario de la Universidad de La Habana. 1900-1901. La Habana: Manuel Ruiz, S. en C.; 1901. p. 6-10, 163-5.
3. De Armas R, Torres-Cuevas E, Cairo Ballester A. Historia de la Universidad de La Habana 1728-1929. T1. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1984. p. 138, 154-60, 165-73.
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Recibido: 8 de enero de 2007. Aprobado: 9 de febrero de 2007.
Dra. C. Pilar Marchante Castellanos. Instituto de Farmacia y Alimentos. Universidad de La Habana. San Lázaro y L, El Vedado, La Habana. Correo electrónico: pilarmc2003@yahoo.es
* Un solo pago para la Real Hacienda.
** Un pago para la Real Hacienda y otro por Derechos de Secretaría.
*** Un pago para la Real Hacienda y otro como propinas (por exámenes).
1Doctora en Ciencias Químicas. Profesora Titular.
2Doctor en Farmacia. Profesor Titular.