Dr. Juan José Ríos Rodríguez1 y Dr. Miguel Lugones Botell2
Descriptores DCS: MATRIMONIO; SEXO; RELACIONES EXTRAMATRIMONIALES.
En esta humanidad que se encamina a los últimos días del siglo xx resulta un acercamiento a los afanes de salvación del género humano el recrear el concepto de castidad. En estos momentos en los cuales enfermedades como el SIDA azotan la tranquilidad e integridad del hombre, e instituciones como el matrimonio se ven asediadas por el deterioro causado por el divorcio, las relaciones sexuales extramatrimoniales y la infidelidad, la vivencia de la castidad recobra su inestimable y trascendental valor.
Las enciclopedias definen con asombrosa limitación el vocablo "castidad" señalándolo como: "Virtud que se opone a los afectos carnales", pero la castidad es mucho más que esto en cuanto a su alcance y profundidad.
Este grupo de frases nos da una visión panorámica del alcance global de la castidad pues han sido tomadas de obras de eminentes sexólogos y de teólogos que son los padres de la filosofía católica moderna.
Situarnos ante el reto de la castidad resulta más gratificante si partimos del presupuesto del maravilloso proceso que significa la búsqueda de una pareja. Colocarnos en 3 vertientes principales nos permite dilucidar el intenso valor de la siguiente frase enriquecedora: la vida sexual debe ser fuente de vida.
Esas 3 vertientes son: la vida sexual antes del matrimonio, ésta durante ese acuerdo mutuo cuya base debe ser el amor, el matrimonio y la familia, y, la castidad como voto de perfección.
No debe ser solamente el temor a la enfermedades de trasmisión sexual o evitar un embarazo las motivaciones que nos deben conducir al disfrute de una existencia en castidad. Siempre el "ideal" o lo "ideal" es posible en cuanto a pareja; en el transcurso del existir no hay imposibles. Buscar la entrega al ser amado que nos colme, debe ser base y fuente de nuestro sentido de castidad. Ésta debe ser una preparación hacia el disfrute de una vida sexual plena.
Partiendo del respeto a la integridad de cada miembro de la pareja, siempre lograremos ejercer la virtud de la castidad, pues al asomarnos a la riqueza del amor antes del matrimonio lo haremos con una responsabilidad que evitará la manipulación de la persona en quien hayamos colocado nuestro interés sano en experimentar mutuamente la gratificante alegría de una relación. No es cuestión de tabúes o restricciones gratuitas y enajenantes, es asunto de realizar en plenitud de respeto el hallazgo de un principio de felicidad.
Hablar de evitar las relaciones sexuales antes del matrimonio en estos tiempos es ser considerado poco menos que inconsecuentes, aunque consideramos, por respeto a nosotros mismos, que la primera sugerencia que hacemos es que ésta se haga bajo el concepto del amor, sin que medien intereses mezquinos o falsos entusiasmos. Preconizamos por lo tanto la búsqueda del florecimiento de una relación matizada por el amor y la dignidad.
En el matrimonio se poseen 2 responsabilidades esenciales y fundamentales que no excluyen todas las demás bien conocidas: salvaguardar esa imagen trascendental que es el amor y fomentar una familia. El ejercicio de la castidad matrimonial, con el respeto y la fidelidad de aquella pareja que escogimos tras una indudable reflexión mediada por la madurez necesaria, constituirá la base y la cima de la conservación del amor y el pilar de una familia como la que todos aspiramos.
La opción de la vida consagrada a la religión conlleva el voto de castidad conjuntamente con los de pobreza y obediencia y partiendo de una constitución sexual normal desde los puntos de vista psicológicos y fisiológicos en principio, es entregar todo lo que somos dando al prójimo lo mejor de nuestro ser.
SUMMARY: Chastity, a virtuc to be recovered in our time.
Subject headings: MARRIAGE; SEX; EXTRAMARITAL RELATIONS.
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