Malbys Fernández Ríos,1 Patricia Ma. Herrera Santí2 y Idarmis González Benítez2
La infertilidad, tema de nuestro estudio, constituye un evento vital que repercute en el sistema familiar, y es considerada como una crisis familiar por desorganización. Nos propusimos realizar un estudio del evento infertilidad, para determinar su repercusión en la salud familiar y las áreas de mayor afectación, relacionándola con la adaptabilidad de la familia y el apoyo social recibido. Encontramos entre los resultados que la infertilidad como evento paranormativo presentó una repercusión en la salud familiar a un nivel leve y con un sentido desfavorable, que la infertilidad primaria tiene mayor nivel de repercusión que la secundaria, pero predomina la significación desfavorable de los 2 tipos. Las áreas de salud familiar con mayor afectación fueron la sociopsicológica y el estado de salud de los miembros con significación desfavorable; el funcionamiento familiar con significación favorable. Se encontró correspondencia entre la capacidad de adaptabilidad familiar, el apoyo social y la repercusión familiar del evento.
DeCS: INFERTILIDAD/psicología; RELACIONES FAMILIARES; SALUD DE LA FAMILIA; APOYO SOCIAL.
Subject headings: INFERTILITY/psychology; FAMILY RELATIONS; FAMILY HEALTH; SOCIAL SUPPORT.
Durante las etapas del desarrollo familiar se presentan 2 tipos de crisis: las transitorias o normativas, que son las relacionadas con los acontecimientos derivados de los cambios de funciones propios de cada fase del ciclo vital de la familia, y las no transitorias o paranormativas que no están relacionadas directamente con los períodos o fases del ciclo vital (accidentes). Las crisis derivadas de los acontecimientos accidentales pueden ocurrir en cualquier etapa del ciclo y afectar de manera muy variable en dependencia de las características de cada familia.1 Mc Cubbin y Figley, estudiosos del tema, plantean que son una amenaza a la supervivencia familiar, y que debido a las circunstancias en que se presentan dejan a quienes las experimentan con una sensación de intenso desvalimiento.2 Estas crisis paranormativas, que no guardan relación con el ciclo vital de la familia, por lo general, presentan alta significación y causan alteraciones en el ritmo normal de la vida de la familia.3
Las crisis no transitorias o paranormativas se clasifican, según la naturaleza del evento que la provocan. La infertilidad, objeto de nuestro estudio, está considerado como un evento de desorganización. Estos son aquellos hechos que obstaculizan el desarrollo de la dinámica familiar, y que por su naturaleza y repercusión facilitan la aparición de crisis por desorganización.
Las crisis por desorganizaciones son las que se generan a partir de que se presentan en un miembro una condición de enfermedad. Este tipo de crisis aparece con frecuencia, y se considera de riesgo para la salud familiar. Se caracterizan por una desorganización en la dinámica de las relaciones interpersonales en la familia, que puede generar en sus miembros reacciones de ansiedad, depresión, irritabilidad y aislamiento.4
]]> La infertilidad se define como la incapacidad involuntaria para la fecundación por más de un año, que de prolongarse de forma definitiva, se denomina esterilidad. A su vez se debe precisar que la infertilidad primaria es cuando no existe antecedente de embarazo; y secundaria, cuando existe este antecedente, pero no se logra una nueva gestación.El apoyo social disminuye el impacto del estrés sobre la salud, y media en la relación problema-resultado, lo que ha permitido comparar el bienestar entre las personas, con problemas equivalentes, y diferente apoyo social.7 Además, influye en la salud a través de la percepción que tiene un individuo en concreto sobre la disponibilidad de ayuda de otras personas ante cualquier evento estresante que potencialmente pudiera ocurrir, o como resultado de la positiva vivencia de pertenencia a la red social a la que esté integrado.
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Se controlaron las variables: tipo de infertilidad (primaria y secundaria) y tiempo de tratamiento.
En nuestro estudio se pudo observar que la repercusión de la infertilidad en la salud familiar se manifestó como leve en el 57,9 %, y en segundo lugar de forma moderada (29,8 %). Ambas formas de repercusión totalizaron un 87,7 %, y con menor peso se comportaron los niveles: elevada (8,8 %) y no repercusión (3,5 %). El 80,7 % de la muestra analizada reflejó una repercusión con sentido desfavorable.
Cuando analizamos el comportamiento del nivel de repercusión y su sentido (significación) según el tipo de infertilidad, se observa que en el tipo de infertilidad primaria existe igual número de familias con repercusión leve y moderada, con un 28,1 % respectivamente, predominando siempre la significación desfavorable para un 57,9 %; mientras que en los casos entrevistados con infertilidad secundaria primó la repercusión leve, para un 29,8 %, presentando significación negativa o desfavorable para la familia un 33,3 %.
Según el tiempo que llevaba la pareja en estudio, vimos que en los 3 primeros años, las parejas presentaron repercusión leve en su mayoría para un 38,6 %; y cuando el tiempo en estudio superó los 3 años (de 3 a 7 años), comenzaron a presentarse familias con repercusión moderada (29,8 %) y elevada (8,8 %).
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En relación con la frecuencia en que las familias recibieron cada tipo de apoyo, se observó que el apoyo emocional se recibió con mucha frecuencia en el 80,7 % de las familias, y alguna frecuencia en el 19,3 %, resultando que todas las familias recibieron algún tipo de apoyo emocional. El apoyo instrumental es recibido en las categorías poco o alguna frecuencia con 84,2 % y 15,8 % respectivamente. El apoyo informativo se recibió en la categoría de mucha frecuencia en un 87,7 % y alguna frecuencia en un 12,3 %; y por último, el apoyo espiritual solo se puso de manifiesto en las categorías de poco o alguno con un 86 % y 14 % respectivamente.
Las redes de apoyo utilizadas con más frecuencia fueron: la pareja (100 %), la propia familia (96,5 %) y las instituciones de salud (94,7 %).
Observamos que en el nivel de no repercusión (3,5 %), las familias presentaron buena capacidad de adaptación (3,5 %) y recibieron apoyo social muy frecuente (3,5 %). En la repercusión moderada la capacidad de adaptabilidad que primó fue la regular (22,8 %), correspondiéndose con el apoyo social recibido que fue frecuente (12,3 %) en la mayoría de las familias, seguido por poco frecuente (10,5 %). Por último se observó que las familias que evidenciaron mala capacidad de adaptación (8,8 %), presentaron repercusión elevada en el total de los casos.
No se encontraron familias con repercusión severa. Esto puede deberse a que hay variables dentro de las diferentes áreas, a través de las cuales estamos estudiando la salud familiar, que no se afectan en la crisis por infertilidad; por ejemplo, recursos económicos, espacio habitacional, tenencia y adquisición de bienes materiales, responsabilidades y funciones de los miembros de la familia, el tiempo dedicado a las tareas del hogar y los hábitos y costumbres familiares, y ello trae como consecuencia que en la calificación global la puntuación corresponda a repercusión leve o moderada en la mayoría de los casos. Se piensa además que puedo encontrarse mayoritariamente una repercusión leve, debido a que el evento se estudió en los casos detectados en la consulta de Planificación Familiar, donde para muchos es la primera vez que asistían a consulta, y al hacer la entrevista, solo llevaban 1 ó 2 años en presencia de esta situación; otros eran casos que, a pesar de llevar más años en estudio, habían abandonado este de forma reiterada por no considerarlo sustancial hasta ese momento en sus vidas, y para que cualquier evento repercuta debe estar consciente la familia de que este existe, y atribuirle un significado. Los casos con no repercusión presentaban infertilidad primaria con menos de 1 año en estudio, o sea, la familia no había tenido aún cambios que la afectaran significativamente.
]]> El hecho del que el sentido de la repercusión haya sido predominantemente negativo es importante, porque la infertilidad impide la continuidad de la familia, algo anhelado por todos, y rompe con el ciclo vital de esta, justamente en la etapa de formación y crea frustración en los planes y proyectos familiares.A partir de los resultados obtenidos, se puede expresar que la infertilidad secundaria no es tan emocionalmente frustrante, pues ya se ha logrado un hijo con anterioridad, por tanto, aún cuando se desea, al menos existe un consuelo. No obstante, presentamos familias con repercusión moderada y elevada y se trata fundamentalmente de mujeres viudas con hijos de matrimonios anteriores, pero con matrimonios actuales que habían logrado perdurar con años de estudio, y en 1 caso esa había sido la única causa del divorcio. Las parejas jóvenes, o con poco tiempo de estudio, aún conservan las esperanzas de procrear, si el período se prolongara, la capacidad de adaptabilidad va disminuyendo por la persistencia del evento estresante en la familia.
Vemos que es estado de salud resulta el área mayormente afectada. Pudimos apreciar que desde el diagnóstico de infertilidad se describen reacciones como shock, sorpresa;8 y con la evolución del estudio del evento continúan apareciendo trastornos psíquicos como ansiedad, depresión y algunos somáticos como la hipertensión arterial. La repercusión favorable en el funcionamiento familiar estuvo relacionada con la significación predominantemente favorable de las variables a través de las cuales se evaluó. Entre ellas se observó que la cohesión familiar se fortaleció, y ello favoreció la unión, y la comunicación mejoró en muchos casos. El área socioeconómica no tuvo repercusión y presentó sentido favorable, lo cual se debe a que las variables estudiadas en esta área, espacio habitacional y recursos económicos, apenas se afectaron.
Consideramos que el comportamiento adaptativo se debió a que en todas las familias se recibió apoyo social y un número significativo de redes presentaron buena frecuencia de contacto. La capacidad de adaptación de un sistema familiar se hace mayor cuando aparecen los sistemas de apoyo, y estos son efectivos, accesibles y aceptados positivamente, permitiendo que se modulen las respuestas que se emiten ante los eventos de la vida. El recibir el apoyo de forma frecuente y muy frecuente, puede haber incidido en que la mayoría de las familias presentaran repercusión leve.
Según los resultados obtenidos podemos plantear que a mayor capacidad adaptativa de la familia y más apoyo social recibido, menos impacto tuvo este evento en la salud familiar, considerándose, por tanto, muy importante la valoración de estos 2 elementos a la hora de analizar las crisis familiares.
Recibido: 8 de mayo de 2002. Aprobado: 20 de septiembre de 2002.
Dra. Malbys Fernández Ríos. Edificio D-51, apto. 8, zona 8, Alamar, municipio Habana del Este, Ciudad de La Habana, Cuba.
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