Marlery Sánchez Díaz1 y Juan Carlos Vega Valdés2
Durante siglos el bibliotecario, a partir de una tecnología, ha administrado los recursos de información. La necesidad práctica y socio-histórica ha impuesto a esta profesión diversos matices hasta el momento actual: la sociedad de la información, donde, sin lugar a dudas, ocupa un lugar prominente. Muchos son los autores, los artículos publicados, y los espacios en eventos, dedicados al tema del profesional de la información. Con el objetivo de identificar las diferentes aristas, requerimientos y debilidades de dichos profesionales, se revisó la literatura iberoamericana disponible sobre el tema entre los años 1991 y 2003. Para ello, entre otras fuentes, se empleó el conocido motor de búsqueda Google y la revista Ciencias de la Información, publicada por el Instituto de Información Científica y Tecnológica de Cuba. Se halló un gran número de aristas, derivadas de los nuevos y diversos desafíos que enfrenta actualmente el profesional de la información, así como una serie de requerimientos, consecuencia del cambio de sus funciones de intermediario pasivo a generador de información con valor agregado.
Clasificación: Artículo de revisión
Descriptores (DeCS): BIBLIOTECOLOGÍA/historia; TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA; SOCIEDADES CIENTIFICAS; AMERICA LATINA.
Descriptores(DeCI): BIBLIOTECOLOGÍA/historia; TECNOLOGÍA DE LA INFORMACIÓN/desarrollo; SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN; REVISIÓN BIBLIOGRAFICA; AMERICA LATINA.
During centuries the librarian had managed the information resources. The social, historical and practical needs had given a special tint to this profession nowadays: the information society, where certainly occupy an important place. Many authors, articles and events are devoted to information professionals. Aimed at identifying the several angles, requirements weakness of information professionals, a review of literature available on this topic from 1991 to 2003 was carried out. The wellknown search engine Google and Ciencias de la Información journal published by the Techological and Scientific Information Institute. Several angles were found, arising from the new challenges that information professionals are facing, as well as many requirements as a consecuence of the change of function from passive intermediate to a creator of added value information. ]]>
Classification: Review article
Subject headings (DeCS): LIBRARY SCIENCE/history; TECNOLOGY TRANSFER; SOCIETIES, SCIENTIFIC; LATIN AMERICA.
Subject headings (DeCI): LIBRARY SCIENCE/history; INFORMATION TECHNOLOGY/development; INFORMATION SOCIETY; BIBLIOGRAPHIC REVIEW; LATIN AMERICA.
Los orígenes del actual profesional de la información se ubican en aquellas fases de la historia de la humanidad en las que aparecieron la escritura y sus diversos soportes. Es en la civilización antigua donde surge un individuo que, entre sus funciones, estaba la salvaguarda y conservación de los depósitos documentales de los palacios y templos. Su labor se reducía esencialmente a la organización y custodia de los documentos, resguardados en las llamadas "casa de las tabletas" o "casa de los papiros".
En el Antiguo Oriente, fueron los sacerdotes los que se iniciaron en esta ocupación, ellos eran de los pocos que dominaban la escritura y, a su vez, ejercían buena parte del control ideológico en la sociedad; su labor consistía en reunir, transcribir, organizar y conservar los documentos.
En Occidente, es en Alejandría, donde con más claridad surge la figura del bibliotecario. Uno de sus bibliotecarios, Calímaco de Cirene, es una figura prominente en la historia de la bibliotecología mundial. En la Roma antigua, los primeros trabajadores de la información fueron, en unos casos, esclavos y, en otros, funcionarios públicos oficialmente reconocidos. Sin embargo, también sus funciones esenciales giraban alrededor de la organización y cuidado de los fondos. En la Edad Media, en las catedrales y monasterios, los monjes copiaban, ilustraban y restringían el uso de los volúmenes que guardaban. Con el Renacimiento, con las profundas transformaciones culturales que se produjeron, los trabajadores de la información tuvieron que enfrentarse a una demanda diferente de libros.
Durante los primeros siglos de existencia, además de custodio, el trabajador de la información fue conservador, editor, catalogador, intérprete de textos y cazador feroz de libros.
Ahora bien, a pesar de que existió durante siglos, su formación fue eminentemente empírica. No fue hasta el siglo XIX, que se reveló como necesaria la adquisición de un conjunto de conocimientos sistematizados.
En la segunda mitad del siglo XIX, las máquinas primitivas se sustituyeron por otras más complejas, cuya construcción y mantenimiento requerían de mayor preparación y habilidad; aparecieron importantes potencias industriales como Inglaterra, Francia y Alemania; la dirección de la sociedad, entonces, demandó un gran número de empleados suficientemente instruidos; la poderosa burguesía industrial y el estado aunaron sus esfuerzos e implantaron la instrucción pública, obligatoria y gratuita, se oficializaron las ciencias y las letras. La mecanización de la imprenta, la fabricación a máquina del papel y la encuadernación mecánica abarató el libro e hizo posible la confección de periódicos y revistas con grandes tiradas. A su vez, durante el siglo XIX, el movimiento de bibliotecas públicas introdujo una nueva concepción en esta institución que exigió un trabajador de la información renovado. Sin dudas, la idea de preparar un personal calificado que pudiera realizar profesionalmente el trabajo de las bibliotecas se hizo una necesidad. (Frías Guzmán M. La formación de bibliotecarios universitarios en Cuba. [Trabajo de Diploma]. La Habana: Universidad de La Habana, Facultad de Comunicación; 2000.)
Y es que una profesión emerge como un instrumento imperfecto del orden y el propósito en una cultura que cambia constantemente. Cada profesión comprende operaciones intelectuales con una gran responsabilidad para el individuo, derivan su materia prima de la ciencia y el saber; este material lo trabajan hasta lograr un fin práctico y definido; poseen una técnica comunicable mediante la educación; tienden a la auto-organización; su motivación se hace cada vez más altruista.1
En la medida, en que las funciones y el lugar de las unidades de información cambiaron bajo determinadas circunstancias, se transformó el proceso formativo de los profesionales de la información.
Pudiera decirse que el profesional de la información es aquel que tiene un saber especializado en relación con la información y este saber lo pone al servicio de otros,2 dicho saber se utiliza para mejorar las tareas intelectuales de las personas, y realizar su trabajo con rapidez y eficacia.3
Siempre ha existido una relación entre información y sociedad y este profesional siempre, a partir de una tecnología, ha administrado este recurso. (Ponjuán Dante G. El profesional de la información del nuevo milenio. Observaciones no publicadas.) Pero, es en el siglo XX, donde se desarrollaron los mayores cambios, sobre todo, en la esfera tecnológica, ellos produjeron una verdadera revolución en las concepciones sobre su actuación profesional.
En los años 80, se popularizó el término "sociedad de la información". Según G Ponjuán, una sociedad de la información es "cualquier conglomerado humano cuyas acciones de supervivencia y desarrollo se basan predominantemente en el uso, distribución, almacenamiento, así como en la creación de recursos de información y conocimientos mediatizados de forma intensa por medio de las nuevas tecnologías de información y comunicación. 4
Es exactamente el propósito del presente trabajo mostrar, cómo en el breve espacio de tiempo de poco más de una década, 1991-2003, la literatura iberoamericana exhibe una multitud de aristas, requerimientos y debilidades, que caracterizan a los profesionales de la información.
Con el objetivo de obtener una visión coherente e integral de las diferentes aristas, requerimientos y debilidades propias del profesional de la información, se revisó la literatura iberoamericana accesible en el tema objeto de estudio publicada entre los años 1991 y 2003.
Para localizar los trabajos relevantes disponibles en Internet se utilizó el conocido motor de búsqueda Google, la revista Ciencias de la Información, que edita el Instituto de Información Científica y Tecnológica (IDICT) de Cuba; así como otras fuentes de información no publicadas como los trabajos de diploma realizados en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
El profesional de la información, al constituir el imprescindible puente entre los suministradores y los usuarios de la información, un puente cuyo soporte son las llamadas nuevas tecnologías de información y comunicación, se encuentra en medio del complejo mundo de las competencias laborales; por ende, su capacidad, comportamiento, características, desempeño y exigencias -destrezas, actitudes, aptitudes, valores y conocimientos- se reevalúan constantemente.
Durante la revisión de la literatura disponible, pudieron identificarse múltiples aristas o dimensiones del profesional de la información. Entre sus principales posibilidades, capacidades y funciones se destacan las siguientes:
1991
· Formador de la relación usuario/sistema.5
· El mejor usuario de los servicios de información especializada.5
· Científico de la información, bibliotecario, personal del proceso de datos, diseñadores de sistemas, gestores de registros.6
1992
1993
· Promotor del desarrollo socio-económico.8
· Analista de sistemas de información.9
· Normalizador de la información.9
· Agente de información.9
· Quien mejora la eficiencia de los servicios de información.10 ]]>
1994
· Conservador y difusor del saber humano.11
· Quien determina lo cierto y lo incierto, lo falso y lo erróneo, lo real o irreal.11
· Difusor y organizador de la información.11
· Quien recopila, trata y salvaguarda la actividad intelectual.11
1995
· Referencista.12 ]]>
· Gerente de información.121996
· Archivista.14
· Quien facilita información.14
· Quien diseña e implementa los sistemas de administración de documentos.14
· Decisor sobre los aspectos de protección, seguridad, comunicabilidad de la documentación.14 ]]>
1997
1998
· Intermediario útil, que ahorra tiempo y potencia el mismo a los investigadores.19
1999
· Tutor. 20
2000
· Quien reduce la brecha entre ricos y pobres en información.21 ]]>
· Creador de una cultura de individuos con capacidad de trabajar con información.212001
· Actor de la sociedad de la información. 4
· Puente entre los suministradores, los usuarios y las tecnologías de información. 4 ]]>
2002
· Contribuidor a la reducción de los efectos negativos del acelerado desarrollo tecnológico, de la explosión de la información, así como de los constantes cambios sociales, políticos y económicos que ocurren a escala de toda la sociedad.25 ]]>
· Fuente de consulta obligada para los clientes que buscan información.252003
· Protagonista de la alfabetización informacional. 26
· Filtro con capacidad de mejorar la información. 27
· Consejero del conocimiento. 27
Como puede observarse, son múltiples las aristas y dimensiones que matizan al profesional de la información durante este período. La diversidad de calificativos y funciones asignadas refleja el cambio acontecido en toda la sociedad tras la revolución de la información, ocurrida como resultado esencialmente del desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación que tuvo lugar a finales del siglo XX.
El análisis de las aristas expuestas indica visiones desde perspectivas y ángulos diferentes, que parecen responder a los diferentes contextos de trabajo donde desenvuelven actualmente su actividad los profesionales de la información, así como a sus capacidades heurísticas. Sin embargo, sus funciones esenciales: identificar recursos, organizar la información y responder a las necesidades de sus usuarios, permanecen invariables. Y para ello, es necesario que domine las fuentes y las necesidades de información, los flujos que se generan a partir de los diferentes portadores, los diversos procesos de información, la sistematización de los recursos de información, la representación, la gestión, la creación y difusión de productos y servicios de información con valor añadido, etcétera.
Entre los requerimientos, planteados por los diferentes autores a la formación de un buen profesional de la información, pudieron establecerse los siguientes:
1991
1993
1994 ]]>
1995
1996
1997 ]]>
1998
1999 ]]>
2000
2001
2002
2003
El perfil ocupacional del profesional de la información trasciende la simple organización pasiva de la información y las funciones asociadas tradicionalmente con ella: recibir, organizar y custodiar la información. Ahora está claro que todo no se queda en el circuito cerrado que forman los documentales y las vías formales de comunicación.
Sin embargo, es insoslayable el hecho de que tanto la disciplina como la profesión atraviesan una época difícil desde el punto de vista académico. Entre las debilidades esenciales, señaladas por los autores consultados, se encuentran:
1996
2003 ]]>
La supervivencia de muchos de los profesionales de la información formados en el pasado se encuentra en relación directa con la eliminación, aún presente, de estas debilidades.
Es importante integrar lo tradicional con lo nuevo. Ciertos autores planteaban que algunas de las aristas del profesional de la información desaparecerían con la irrupción de la información electrónica; sin embargo, no es así totalmente, muchas cualidades necesarias para su desenvolvimiento en un ambiente tradicional son necesarias incluso para un buen desempeño en el entorno actual.
Sin dudas, este recorrido por poco más de una década, evidencia la evolución que experimenta el perfil del profesional de la información, debido, sobre todo, a las constantes transformaciones que experimenta la sociedad de la información, donde él ha de convertirse en un actor principal. Han pasado de ser recolectores, organizadores y difusores de documentos para enfrentarse a la captura, análisis, acceso y diseminación de datos e información mediante técnicas computacionales, a partir de un conjunto de habilidades y técnicas gerenciales. 4
Mucho se habló de él, en los primeros años de la década de los ´90, como un gestor de la información y en los primeros del siglo XXI, como gestor del conocimiento, así como sobre sus necesidades: formación, investigación e interdisciplinariedad.
Al ser el profesional de la información en esta sociedad, alguien que orienta las tendencias, que forma hábitos, transmite conocimientos, es importante un alto desarrollo ético y una honradez en su actuación. Por tanto, no debe ofrecer una falsa imagen de sus capacidades o denigrar a otros profesionales; debe mantenerse actualizado, actuar en defensa de los intereses de su profesión, cooperar con sus colegas, entregar el mejor servicio posible, utilizar todas las fuentes de información relevantes y respetar las legislaciones vigentes.
Cierto proverbio árabe expresa "la diferencia entre un jardín y un desierto no es tan solo el agua, sino el hombre". La visión que ofrece este recorrido realizado en el tiempo por la literatura sobre el tema y por los criterios de diferentes autores sobre las funciones, requerimientos y debilidades del profesional de la información permite parafrasear dicho proverbio y decir: "la diferencia entre una sociedad u otra no es tan sólo las tecnologías, sino el hombre".
1Licenciada en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Especialista en Información Científico-Técnica. Departamento Docencia e Información Científico-Técnica. Centro Nacional de Biopreparados.
2Doctor en Medicina. Especialista de Primer Grado en Organización y Administración de la Salud. Jefe del Departamento Docencia e Información Científico -Técnica. Centro Nacional de Biopreparados.