Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología
Dr. Armando Rodríguez Salvá1 y Dra. Blanca Terry Berro2
La comunicación para la prevención es un proceso complejo que requiere la acción de profesionales y población en general, donde el profesional en comunicación es un eje en su conjunto. La educación se centra no solo en el desarrollo de medidas inmediatas posteriores a los eventos, sino desde mucho antes, para consolidar los sitios inestables y persuadir a la población de reducir los niveles de riesgo que están dispuestos a aceptar. Las observaciones de los efectos en salud de un desastre en poblaciones permiten establecer áreas de intervención y definir acciones inmediatas. El empleo de encuestas y la evaluación inicial resultan prácticos para identificar las necesidades de las poblaciones afectadas; sin embargo, el establecimiento de sistemas de vigilancia en salud y la comunicación social constituyen la principal aplicación del método epidemiológico en la práctica actual. El carácter interdisciplinario de la epidemiología permite trascender la simple agregación de conceptos y prácticas sobre vigilancia epidemiológica para contribuir a una síntesis integral del conocimiento sobre temas específicos, como salud ambiental, servicios médicos y control de vectores antes, durante y con posterioridad a los desastres. El presente documento ofrece una herramienta para que los profesionales cooperantes mejoren la eficacia y la calidad de su asistencia y, de ese modo, aporten un cambio significativo a la vida de las personas afectadas por un desastre.
Palabras clave: Comunicación social, educación en salud, desastres naturales, salud ambiental, vigilancia epidemiológica.
El decenio internacional para la reducción de los desastres naturales culminó en 1999, y su mayor reto fue el fomento de una cultura de prevención y la reducción del riesgo en todos los ámbitos de la sociedad, mediante acciones de gestión política, coordinación entre sectores, disciplinas y organizaciones, así como campañas de sensibilización.1
En diversas campañas desarrolladas en el ámbito internacional, el tema principal ha sido “la prevención comienza con la información”, con énfasis en el rol de los medios de comunicación masiva y de los comunicadores sociales para promover una cultura de prevención. De igual forma, se ha fomentado su incorporación al colectivo profesional y técnico multidisciplinario, preocupado por buscar soluciones sostenibles para reducir la vulnerabilidad ante los fenómenos naturales de los países y comunidades, así como para aumentar la capacidad de respuesta y recuperación ante el impacto de la naturaleza.1
Durante años, y mediante iniciativas de diversas organizaciones nacionales e internacionales, se ha hecho énfasis en aspectos de reducción del riesgo, entendido como un proceso permanente en el quehacer humano para evitar que se presenten los desastres o para mitigar sus efectos.
La convergencia de intereses entre los medios de comunicación y las organizaciones encargadas de prevenir y atender desastres se centra en la preocupación por transmitir un mensaje a la población que contribuya a reducir el riesgo al cual está expuesta permanentemente. La pregunta de siempre es ¿cómo evitar estas tragedias? Actualmente se estima que esa preocupación debe convertirse en un esfuerzo por mejorar cualitativa y cuantitativamente la información sobre prevención de desastres.
La información como insumo básico para la vida diaria en el hogar, en el centro de trabajo, en el sitio de entretenimiento y en cualquier lugar es obviamente el punto de partida para la gestión del riesgo, vista la información como la materia prima para la actividad humana, especialmente en los procesos educativos.2
]]> Se espera que la distribución de mensajes mediante formas de comunicación colectiva e interpersonal mueva a los sectores políticos a ejecutar programas preventivos como una de las prioridades nacionales y aporten elementos cognoscitivos a las personas, así como a los grupos sociales, que les permitan tomar decisiones cotidianas más acertadas respecto a su protección.La comunicación para la prevención es un proceso complejo que requiere la acción conjunta de profesionales y población en general, donde el profesional en comunicación es un eje en su conjunto.3 La educación se centra no solo en el desarrollo de medidas inmediatas posteriores a los eventos, sino desde mucho antes, para consolidar los sitios inestables y persuadir a la población a reducir los niveles de riesgo.
Las observaciones de los efectos en salud de un desastre en poblaciones permiten establecer áreas de intervención y definir acciones inmediatas. El empleo de encuestas y la evaluación inicial resultan prácticos para identificar las necesidades de las poblaciones afectadas; sin embargo, el establecimiento de sistemas de vigilancia en salud y de las prácticas de comunicación social constituyen la principal aplicación del método epidemiológico en la práctica actual.4
La cooperación internacional resulta valiosa y constituye un elemento a insertarse en todos los programas de prevención de desastres. La experiencia cubana de formular cooperación de emergencia bajo el principio de la rehabilitación y el desarrollo se ha implementado como expresión de una voluntad política con el envío de brigadas médicas a diversos países.5
El presente trabajo es el resultado de un esfuerzo por sistematizar las lecciones aprendidas y forma parte de la experiencia en materia de salud internacional en la formulación de recomendaciones en el campo de la comunicación social, como herramienta para mitigar los efectos de los desastres naturales.
Saneamiento ambiental:
¿Qué debe conocer?
Si no tiene suficiente agua almacenada, hay algunos lugares en los cuales podría obtenerla para beber:
Observación: Recuerde que las gaseosas o refrescos no pueden reemplazar el agua. Las bebidas con cafeína o alcohol deshidratan el cuerpo, lo que aumenta la necesidad de tomar agua.
El agua saludable para beber es la que está embotellada, hervida o que ha sido tratada. Su departamento de salud local le indicará cuáles son los métodos recomendados para hervir o tratar el agua en su zona. A continuación se presentan algunas reglas generales:
Los recipientes de agua deben ser lavados con una solución con cloro antes de ser utilizados. Tenga precaución al utilizar tanques de almacenamiento de agua o cualquier otro tipo de contenedor. Los tanques de almacenamiento de los carros de bomberos, por ejemplo, así como las botellas y latas que ya han sido usadas previamente, pueden estar contaminados con microbios o productos químicos.
Excretas. La eliminación inadecuada de las heces contamina el suelo y las fuentes de agua. Las bacterias, parásitos y gusanos que viven en los excrementos causan enfermedades, como las diarreas, parasitosis intestinal, hepatitis y fiebre tifoidea. Con el uso de servicios sanitarios se protege la salud, se previene enfermedades y se cuida las aguas superficiales y subterráneas.
Usted debe saber que:
Usted debe evitar:
Frecuentemente el manejo de los desechos sólidos supone un problema especial en situaciones de emergencia. Tras un desastre, las autoridades no solo han de enfrentarse a las basuras y desechos, sino también a los escombros de edificios, servicios públicos, árboles, plantas y animales muertos. La limpieza rápida de los escombros es muy importante en relación con la posterior rehabilitación.
Usted debe saber que:
Es necesario:
En caso de no existir servicio regular de recolección y disposición final:
Usted debe evitar:
Usted debe conocer:
Alimentos de emergenciaComience por consumir los alimentos de su refrigerador o congelador antes de empezar a usar la comida reservada para casos de emergencia. Tire los alimentos cocinados o que permanecieron sin refrigeración por más de 2 h (sin importar su apariencia). Ingiera solo los alimentos que tienen un color, una textura y un olor normales. Tire las latas infladas o que estén goteando.
La falta de agua, luz y gas pueden hacer muy difícil la preparación de alimentos. Es por eso que es muy importante estar bien preparado con los utensilios necesarios (cuchillos, cucharas, tenedores, artículos para cocinar, etc.); platos, servilletas y vasos de papel; abrelatas y abrebotellas manuales; papel aluminio; algo para calentar, como una parrilla de carbón (asegúrese tener carbón suficiente y no usar la parrilla en lugares cerrados porque el humo representa un gran riesgo).
Usted debe saber:
Usted debe evitar:
Usted debe saber que es necesario:
Para el control de vectores:
Communication for prevention is a complex process requiring actions by professionals and general population as well, where the communication expert is the key. Education is focused not only on the development of immediate measures to be taken after the event but on the work carried out before that time, to consolidate unstable sites and to persuade the population to lower the risk levels that they are willing to accept. Observation of the health effects of a disaster on the populations allows setting intervention areas and defining immediate actions. The use of surveys and the initial evaluation served to identify in a practical way the needs of affected communities; however, the setting up of health surveillance systems and the social communication are the main applications of the epidemiological method in practice. The inter-disciplinary nature of epidemiology makes it possible to go beyond the simple addition of concepts and practices in epidemiological surveillance to provide a comprehensive summary of practices in specific topics such as environmental health, medical services and vector control before, during and after the disaster. The present paper offered a tool for professionals working in cooperation missions so that they can improve the efficiency and quality of their assistance, and thus make a significant change in the life of those persons affected by disasters.
Key words: Social communication, health education, natural disasters, environmental health, epidemiological surveillance.
1. Salazar Vindas S. Guía para la comunicación social y la prevención de desastres: la prevención de desastres comienza con la información. Taller Regional sobre Comunicación Social y Prevención de Desastres en América Latina. San José: Secretaria DIRDN. 1999.
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6. Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud. Vigilancia epidemiológica sanitaria en situaciones de desastres. Guía para el nivel local. Series Manuales y Guías sobre Desastres. No. 2. Washington D.C. OMS/OPS. 2002.
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14. Rodríguez A, Terry B. Determinación rápida de las necesidades de salud en desastres naturales agudos por terremotos. Rev Cubana Hig Epidemiol. 2002;40(3): http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_issuetoc&pid=1561-300320020003&
]]>15. Rodríguez A, Terry B. Guía práctica para la fase de emergencia en caso de desastres y poblaciones desplazadas. Rev Cubana Hig Epidemiol 2002;40(2):112-20.
Recibido: 12 de noviembre de 2005. Aprobado: 20 de febrero de 2006.
Dr. Armando Rodríguez Salvá. Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología. Infanta No. 1158 e/ Llinás y Clavel, Ciudad de La Habana, Cuba. Email: armando.rdguez@infomed.sld.cu
1Especialista en Administración de Salud y en Epidemiología. Máster en Salud Ambiental. Asistente. Investigador Auxiliar.
2Especialista en Higiene y Epidemiología. Máster en Salud Ambiental. Investigador Auxiliar. Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos.