Introducción
La compleja dinámica de los procesos que caracterizan al siglo XXI, especialmente la globalización, las nuevas tecnologías, los movimientos y enfrentamientos sociales, requieren de la reconstrucción teórica de la formación de docentes en investigación social, para que en la práctica su labor responda, por un lado, a las necesidades de la sociedad del conocimiento y por otro, al imperativo de las transformaciones sociales, culturales y estructurales que la región latinoamericana y dentro de ella la sociedad ecuatoriana demanda.
La realidad actual hace de los estudios sobre globalización, identidad, desigualdades, violencia, discriminación, políticas sociales, acceso a los servicios, pobreza, migraciones, rupturas y luchas de clases, entre otros, una necesidad de las ciencias sociales y evidencian la importancia de la formación en investigación social de los estudiantes de la carrera en educación básica.
Tales temas se presentan en el nuevo contexto de las ciencias sociales como referentes en función de los cuales es posible estudiar las posibilidades de la investigación social como un instrumento de ruptura frente al conocimiento objetivado de la realidad.
Por tanto, la investigación social es hoy en el campo de la educación un eje a priorizar en la formación de los profesionales. De ahí que se le preste especial atención a los aspectos metodológicos y teóricos en que esa importante actividad se fundamenta.
Se precisa superar las limitaciones del empirismo en las investigaciones sociales, encerrado en las valoraciones en base a datos y pasar a estudios integrales, articulados metodológica y teóricamente, basados en la teoría social (Mejía, 2015).
El planteamiento anterior conduce al análisis de este tema posicionado desde un enfoque filosófico de la investigación social, así como desde las concepciones de la filosofía de la educación, que proporcione una mejor formación de los futuros docentes en función de garantizar una educación de calidad que se corresponda con la realidad objetiva de los tiempos que corren. Entorno a la filosofía de la educación existe una diversidad de consideraciones, a pesar de ello, en este artículo se concibe asociada a la investigación social.
En toda investigación científica y dentro de ella en la investigación social, es pertinente la adopción del enfoque filosófico como metodología general que guía la lógica de la ciencia en busca de resultados tanto teóricos como praxiológicos que faciliten el acercamiento a la verdad científica para solucionar problemas o vacíos epistemológicos y necesidades sociales.
La investigación social es la clave para el acceso al conocimiento de la realidad social y en consecuencia, para dinamizar el desarrollo social en todos los ámbitos del quehacer humano, incluido, por supuesto el educacional, lo que explica por qué la formación en investigación social de los estudiantes de la carrera de educación básica se ha convertido en una necesidad imperiosa, toda vez que, los cambios en la educación implican también cambios en la formación profesional pedagógica, ya que se hace indispensable la formación de un profesional capaz de auto perfeccionarse, instrumentar los cambios necesarios y deseados en su contexto de actuación profesional, pero más aún, motivado a buscar y proyectar continuamente, nuevas alternativas fundamentadas científicamente, que contribuyan a perfeccionar la realidad educativa en la que se desarrolla profesionalmente. En lo referente a las concepciones que se asuman en la formación del profesorado “es necesaria una verdadera revolución en las estructuras institucionales y en los currículos”. (Bernardete, 2014, p.17)
La investigación social en el campo de la educación toma la realidad como referente de partida para describir, caracterizar y explicar desde la lógica del pensamiento racional las causas de los fenómenos o hechos educativos que actúan como freno o como impulso al desarrollo educacional, para transformar dicha realidad y mejorar el proceso docente educativo, sin embargo, según Guamán, et al. (2019), este tipo de investigación también permite predecir la evolución de dichos fenómenos, y de las consecuencias que se derivan de ellos.
En la investigación en cuestión el enfoque filosófico interviene como conector metodológico y epistemológico, en correspondencia con la concepción filosófica que se asuma.
Las reflexiones que se exponen a continuación pretenden exhortar al debate a la comunidad científica y académica que interviene en la formación de estudiantes de la carrera de educación básica, en torno a la importancia y necesidad de considerar en el currículo de dicha carrera el enfoque filosófico de la investigación social en tanto punto de partida de toda investigación científica.
Metodología
El texto es resultado de una revisión bibliográfica que tuvo como soporte precedente una investigación mixta, en tanto combina los paradigmas cuantitativo y cualitativo, apoyado en el empleo de métodos y técnicas como la observación científica, la revisión y crítica bibliográfica, la aplicación de entrevistas y cuestionarios a docentes de la mencionada carrera y los debates generados en grupos de discusión.
Desarrollo
En las condiciones de la sociedad del conocimiento mediada por los avances científico-tecnológicos y los convulsos procesos sociales que caracterizan a la sociedad ecuatoriana, la investigación social está necesitada de transformaciones que le impriman una perspectiva de análisis sistémico al conocimiento de los fenómenos de la vida social.
Las interrelaciones entre dichos fenómenos y la epistemología entorno a los mismos, solo es posible descubrirlas y explicarlas racionalmente mediante la investigación social sustentada sobre bases científicas objetivas, por tanto, basada en leyes generales del desarrollo, categorías y métodos científicos, mediante los cuales se rompe la dicotomía entre lo sustancialista (paradigma cuantitativo) y la realidad social (paradigma cualitativo) (Ramos, 2015).
En esa dirección se proyecta el enfoque filosófico de la investigación social centrado en sus propias concepciones teóricas y en la filosofía de la educación, también llamada filosofía educativa y filosofía pedagógica.
La filosofía de la educación explica el proceso educativo en su interrelación con la realidad, establece reflexiones en torno al hecho educativo que forma parte de esa realidad, a su naturaleza, esencia y significado. Proporciona argumentos para el análisis epistemológico de la formación de los educandos en cuanto al aprendizaje y los modos de la vida social, centrado en teorías generales de carácter racional (Fernández & Johnson, 2015).
Se infiere entonces, que la realidad objetiva constituye objeto de conocimiento de la filosofía. Esto presupone que la filosofía como ciencia se encarga de la indagación y explicación en torno a esa realidad, asumiendo una distancia crítica con respecto a ella para garantizar la objetividad del conocimiento. “La filosofía, en la medida en que es un esfuerzo hacia la sabiduría, debe ser por tanto a la vez e indisolublemente discurso crítico y ejercicio de transformación de uno mismo”. (Hadot, 2007, p. 7)
La filosofía de la educación es una “disciplina académica especializada en el análisis y la comprensión de amplios procesos de construcción de teorías y el examen de sus premisas de base, con el fin de examinar y revelar los valores que inciden a las prácticas humanas académicas”. (Holma, 2009, p. 2)
Otros autores sostienen que “es una tarea central de la filosofía de la educación examinar los marcos conceptuales que los académicos y los prácticosemplean para interpretar la experiencia, expresar sus propósitos, enmarcar problemas y conducir sus investigaciones”. (Vokey, 2009, p. 5)
En lo que se refiere a la formación de los estudiantes de la carrera de educación básica en la metodología y en la práctica de la investigación social, la filosofía de la educación da suficientes elementos de análisis que permiten considerar el mismo como un proceso complejo, en tanto requiere de una concepción interdisciplinar, pues la filosofía de la educación deviene en filosofía pedagógica y esta es funcional en la medida en que se apoye en otras ciencias y disciplinas, como la antropología, la psicología, la sociología, la ética, entre otras.
En realidad, a la hora de las definiciones de la filosofía de la educación existen coincidencias y también divergencias, no obstante, lo que sí está claro es que ella trata de fundamentar las prácticas y las teorías educativas.
En este contexto, la Filosofía de la Educación puede definirse como la aproximación al mundo de los fenómenos educativos desde una perspectiva filosófica. Se encuadra, por tanto, en el ámbito de la Filosofía Práctica pues constituye un saber de la acción, para la acción y desde la acción. En consecuencia, su fin principal no es tanto la contemplación de la realidad educativa como su mejora (García, 2010).
Como resultado de la revisión crítica de diversas fuentes bibliográficas, esta autora concuerda con la definición de la filosofía de la educación en la que algunos autores señalan que “la aproximación al mundo de los fenómenos educativos desde una perspectiva filosófica. Se encuadra, por tanto, en el ámbito de la Filosofía Práctica pues constituye un saber de la acción, para la acción y desde la acción. En consecuencia, su fin principal no es tanto la contemplación de la realidad educativa como su mejora”. (García & García, 2012, p.5).
A tenor con lo anterior se puede afirmar que la filosofía de la educación es una ciencia que integra de manera interdisciplinar conocimientos acerca de las ciencias de la educación, proporcionando el conocimiento de la esencia y el significado de la educación como proceso social mediante leyes generales del desarrollo, diferentes concepciones del mundo y la dialéctica de la construcción del conocimiento.
Esta ciencia define un sistema categorial que pone a disposición para la comprensión de las Ciencias de la Educación.
En ese sentido hay autores que precisan que “la Filosofía de la Educación, no busca directamente generar nuevos conocimientos pedagógicos, sino permitir una comprensión más profunda de aquello con lo que el educador está ya familiarizado; y ayudar a conocer las discusiones y los problemas que tuvieron lugar en el pasado, y el modo en que fueron afrontados y tal vez solucionados racionalmente”. (Smeyers, 2010, p 100)
Además, la filosofía de la educación incluye en su objeto de estudio a los agentes, procesos y escenarios que intervienen en la educación, empleando métodos propios de la Filosofía y teorías filosóficas que arman a los docentes con herramientas que les permiten no solo comprender, sino, esencialmente transformar las prácticas pedagógicas. “Si los filósofos de la educación no se plantean en sus reflexiones los problemas educativos prácticos, reales, no verán fructificar nunca su especulación”. (García, 2014)
La filosofía de la educación existe en interconexión con la investigación educativa, cuyo campo de acción es el conjunto de problemas de la educación; señaló que debía tomar como punto de partida los problemas de la educación. Es de gran importancia para la formación del profesorado, por lo que debe estar contenida en el currículo de formación de la carrera de educación básica de los futuros docentes.
Dentro de las funciones de la Filosofía de la Educación se encuentran:
Función reflexiva: consiste en interpretar las relaciones que se establecen entre la educación, sociedad y la vida humana, para luego comprender el significado y el sentido de la educación para la vida y el desarrollo de los seres y sociedades humanas.
Función analítica: busca establecer los conceptos y términos referentes al proceso educativo y calificar los problemas fundamentales de la educación.
Función Crítica: cuestiona los fundamentos de las prácticas, saberes y teorías educativas: principios, fines y valores.
Función normativa: consiste en establecer una normatividad de carácter teológico, ético, axiológico, genérico y universal para todo proceso educativo. Además, establece racionalmente los principios explicativos y constitutivos de la educación.
Ocupa un lugar central en la filosofía de la educación el análisis de las problemáticas que caracterizan al sistema educativo, de las tendencias pedagógicas, de las posibilidades reales de la educación en cada contexto social y cultural; también define principios generales de la educación, la esencia, el sentido y el fin de la educación, así como el sistema de valores a formar en correspondencia con los objetivos y necesidades de la sociedad.
Una función fundamental de la filosofía de la educación es la de motivar en los estudiantes de la carrera de educación básica el interés por la investigación social como base para emprender la investigación pedagógica articulada con la realidad que circunda al proceso educacional, condición indispensable en su formación profesional.
Esta ciencia y la Ciencias de la Educación poseen un punto en común, a saber, la formación integral de los educandos, por lo que ambas brindan especial atención al proceso educativo, los métodos, las habilidades, competencias, valores, su validez en la enseñanza-aprendizaje y su impacto en la sociedad. Por tanto, como lo menciona García (2003), “la filosofía de la educación no se limita a la explicación y comprensión del sistema educativo, sino, que se propone mejorarlo para alcanzar el fin de la educación”. (p. 8)
La formación de competencias en investigación social de los estudiantes de la carrera en educación básica, está intrínsecamente vinculada a los fines de la educación. La formación inicial del profesional de Educación Básica, se propone prepararlo para educar a las nuevas generaciones y producir desarrollo educativo que mejoren las condiciones socio económicas de los niños, púberes y adolescentes que garantice la educación de calidad, calidez y el bienestar de la social y colectivo en el Ecuador (Espinoza, Zúñiga & Calvas, 2019).
En lo que respecta a la formación de competencias profesionales (técnicas, metodológicas, sociales) en los estudiantes de la carrera de educación básica, se requiere reflexionar sobre el conocimiento de las mismas, particularmente de las que se exigen y son necesarias para el desarrollo de su trabajo y el conocimiento profesional necesario para desempeñar con calidad la actividad docente (Pires, 2012).
En la actualidad se intenta centrar la formación inicial en el enfoque curricular basado en competencias “la que se concibe como aquella que se orienta a formar efectivamente capacidades de relevancia laboral en los estudiantes, cuando las condiciones de la institución o la carrera/programa así lo permiten”. (Chile. Centro Interuniversitario de Desarrollo, 2008)
Tales competencias comprenden el conjunto de conocimientos, destrezas, valores y actitudes ligados a la actividad docente que constituyen una práctica profesional de calidad; por lo tanto, implican directamente a los procesos de formación del profesorado.
Si bien la educación se propone la formación de los educandos para la vida social, la filosofía de la educación se propone el desarrollo de la educación condicionado por las teorías, leyes generales, los fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, en función de la formación del hombre desde las concepciones filosóficas. La complejidad de la filosofía de la educación está dada por la diversidad de enfoques y de interpretaciones en el campo científico.
El enfoque filosófico de la investigación social
En las investigaciones que se desarrollan en el área de las ciencias sociales el término enfoque se asume como la visión, perspectiva, fundamento o caracterización que guía el análisis de la realidad social.
Lo anterior significa que el enfoque resulta ser un punto válido para la ciencia, sobre todo para el discurso de las ciencias sociales que se construye como sistema de referentes y presupuestos teóricos sobre los que se apoya la investigación.
Los fundamentos teóricos incluyen la perspectiva filosófica en que se inserta la investigación con sus referentes epistemológicos, sustentados en la dialéctica, la lógica, la teoría del conocimiento, la relación teoría-práctica, método, principios y las relaciones causales.
Es la Filosofía ciencia del saber, teoría del conocimiento, búsqueda de la verdad. Esto justifica su interrelación con la investigación científica, la cual se encamina hacia la búsqueda de la verdad científica. El análisis del enfoque filosófico de la investigación social pasa por las reflexiones en torno a las concepciones filosóficas sobre la educación, entre ellas:
Cada una de estas concepciones (Figura 1), desarrolla su propia teoría acerca de la educación, las cuales se mueven desde posiciones idealistas a las materialistas, desde la absolutización de la teoría a la práctica, de la especulación a la acción, de la representación mental a la realidad objetiva, del conocimiento a los valores, de lo científico a lo empírico, de la indagación del dato a la investigación social para solucionar necesidades.
Esta última es la que se asume como enfoque filosófico en el presente trabajo, toda vez que la investigación social en el campo de la educación es fundamental para mejorar la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje, comprenderlo y convertirlo, a partir del reconocimiento del contexto en que este se desenvuelve, en satisfacción de las necesidades sociales, lo que constituye razón suficiente para que se considere en la formación de los estudiantes de la carrera en educación básica. La investigación social permite a estos estudiantes la aproximación gradual al objeto, contenido y métodos de la profesión.
El enfoque en cuestión se fundamenta en la epistemología de la educación como rama de la filosofía que se encarga de la investigación científica y, por consiguiente, del conocimiento científico para explicar la interrelación dialéctica existente entre métodos científicos y métodos pedagógicos.
Las reflexiones expuestas hasta aquí permiten percibir que la filosofía y la pedagogía existen en unidad, en tanto ambas tienen en su centro el estudio y la actuación en torno al hombre, su actitud, sus modos conductuales y su formación. Por otro lado, la filosofía de la educación se arma de las teorías pedagógicas para comprender y explicar la realidad educativa, a su vez, la pedagogía se nutre de los aportes del saber filosófico para enfocar científicamente el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El proceso de la investigación científica ineludiblemente está mediado por la cosmovisión que posea y la posición filosófica que asuma del investigador con respecto al objeto de estudio. De tales circunstancias se definen los fundamentos científicos que caracterizan al enfoque filosófico en el que se sustenta la investigación. (Figura 2)
En el campo específico de la investigación social esos fundamentos se presentan en unidad inseparable y devienen en bases para el enfoque filosófico que ha de dar solidez a los resultados o hallazgos. Esto implica desde lo ontológico la adopción de una determinada concepción filosófica del mundo ante la inevitable relación dialéctica sujeto-objeto como elementos que caracterizan a ese tipo de investigación; la interconexión entre la realidad objetivada en los fenómenos materiales y la idealizada en la espiritualidad humana y la dicotomía entre la existencia del ser y del no ser. Lo real no es lo que debería ser, sino lo que, de hecho, ya es (Larrosa, 2010).
Desde los fundamentos gnoseológicos el enfoque filosófico de la investigación social enfrenta al investigador ante la disyuntiva del conocimiento como proceso, en el cual se presentan momentos de ruptura y de continuidad, en los que salen a la luz los vacíos que habrá de llenar el método científico.
El fundamento epistemológico apunta hacia la certeza del nuevo conocimiento teórico, el cual debe haber sido verificado en la práctica, para que emerja como conocimiento científico, como verdad científica. Lo cosmovisivo da fe de la concepción del mundo que se asume en la investigación, o sea, de la significación, interpretación y la comprensión de la realidad social estudiada.
La racionalidad de la investigación es expresada en el fundamento lógico, el cual le da sentido a la misma. Así, el enfoque filosófico es aportador del conocimiento de los esquemas de pensamiento lógico (de la lógica) con que puede el científico abordar la realidad. Vale recordar que el estudio y explicación del pensamiento humano en todas sus manifestaciones, junto a la naturaleza y la sociedad, forma parte del objeto de la Filosofía.
En lo que respecta al fundamento metodológico el mismo es expresión de la integración del método de investigación con la concepción filosófica del investigador en torno a la realidad social que se investiga para cubrir sus necesidades y transformarla.
Toda investigación presupone un fundamento ético-praxiológico, no obstante, en la investigación social esto reviste particular importancia, pues en su centro está el hombre con toda su complejidad. En este campo la actitud ética en lo que corresponde al respeto a sus normas, está acompañada por un fuerte componente humanista y un alto compromiso social de la ciencia para aplicar sus resultados en función de dar respuesta a las demandas y necesidades sociales. El quehacer y el enfoque filosófico llevan consigo la vinculación de la ciencia con los valores inherentes al hombre como ser social, creador y producto social.
El enfoque filosófico en la investigación social requiere de una mentalidad del investigador abierta al cambio, dialéctica, innovadora, en la que resultan claves las ideas acerca de la objetividad; el carácter procesal, relacional, interdisciplinar, multicausal, contradictorio, dialéctico de los fenómenos sociales. Estas ideas intervienen en la investigación social como conectores del enfoque filosófico, como claves para la construcción epistemológica del producto científico.
Este enfoque filosófico relacional permite al investigador social ubicar los procesos propios de la dinámica de las relaciones sociales dialécticas, entre lo objetivo y lo subjetivo, ambos como procesos que constituyen el orden social. En este orden, tanto lo individual, como lo social forman parte del proceso de estructuración social.
Desde su comienzo, la filosofía tuvo como uno de sus problemas fundamentales el estudio de la forma en que se genera y valida el conocimiento, sin embargo, según Guamán, et al. (2019), con el devenir de la modernidad dichos problemas se han centrado progresivamente en la distinción entre el conocimiento que es considerado científico de aquél que no lo es.
Por lo hasta aquí expuesto se deduce que en la investigación social no puede estar ausente el enfoque filosófico, especialmente en el discurso científico, la fundamentación teórica y en el texto e informe resultante del proceso investigativo. Leyes, principios, categorías, métodos, objetividad, concatenación universal, desarrollo, concepción del mundo o cosmovisión, análisis histórico-concreto, pensamiento, conocimiento, conforman el sistema que justifica la presencia de tal enfoque en la investigación social, constituyen las herramientas filosóficas para la investigación, otorgándole pertinencia epistemológica (Matos & Espinoza, 2015).
La autora de este artículo considera en base a los estudios realizados y a su experiencia investigativa en el campo de las ciencias sociales y de las ciencias de la educación, que en la investigación social debe primar el enfoque dialéctico-materialista y la metodología contenida en el mismo, como método general que guía la investigación científica en busca del pensamiento y el conocimiento científico que conduce a la verdad científica.
Lo anterior presupone una afiliación a la tesis que plantea que “la edad moderna de la historia de la verdad comienza a partir del momento en que lo que permite tener acceso a lo verdadero es el conocimiento, y sólo el conocimiento”. (Foucault, 2002, p. 4)
El Materialismo Dialéctico (concepción filosófica científica del mundo) es una concepción única que abarca los fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Su rasgo distintivo es la idea de la transformación práctico-revolucionaria del mundo) funciona en la investigación como concepción científica general con carácter rector, empleándose el método analítico sintético, el inductivo deductivo y el método histórico-lógico, lo que permite aplicar una visión dialéctica, objetiva, sistemática y sistémica del objeto de estudio al tener en cuenta las leyes, categorías y principios que le aportan viabilidad y veracidad al proceso investigativo.
El enfoque dialéctico-materialista en la investigación social arma al investigador con elementos necesarios que dan cuenta de determinada concepción del mundo, de la sociedad, de los fenómenos inherentes a ésta, como en el caso del proceso docente-educativo y lo guía, además, en el manejo de los métodos y técnicas de investigación, así como en la aplicación de los resultados relacionados con dicho proceso.
El método dialéctico materialista, es el mejor recurso para filosofar desde las ciencias sociales. La utilización de este método filosófico como metodología general de la investigación social es una exigencia de este tipo de investigación, que se apoya en la abstracción, las leyes objetivas, la concatenación entre los objetos, fenómenos y procesos sociales, y la dinámica de la compleja realidad social verificadas en la práctica humana.
También el método histórico-lógico, al revelar la interrelación existente entre la historia del objeto, la historia del conocimiento del objeto y la lógica del objeto se constituye en una clave epistemológica para el enfoque filosófico de la investigación social.
La aplicación de ese método en la investigación social permite al investigador comprender en el orden epistemológico el hecho de la efectividad del enfoque filosófico para la investigación, descubrir el proceso diacrónico y sincrónico del objeto de investigación, quiere esto decir, las características, factores y condiciones de su origen, evolución y estado actual, así como las relaciones y concatenaciones que son inherentes a su desarrollo.
Comprender la historia del objeto de investigación ubica al investigador social en el epicentro gnoseológico de la misma, pues le posibilita conocer la trayectoria y el campo de acción de dicho objeto desde las diversas miradas de las ciencias que lo han estudiado, revelando los desconocimientos y vacíos epistemológicos presentes en esos estudios e indicando el rumbo hacia el nuevo conocimiento.
Por su parte la lógica del objeto, signada por sus múltiples relaciones y concatenaciones o nexos, es fundamental para definir la orientación metodológica de la investigación, así como la pertinencia de las posibles aportaciones teóricas y práctico-transformadora de la realidad social en cuestión, entiéndase el hombre inmerso en un contexto social y cultural determinado en el cual él es estructurado y a su vez, estructurante.
En este método confluyen la dialéctica, los principios filosóficos de la objetividad, la concatenación y el desarrollo universal, el enfoque histórico concreto y el papel de la práctica como ejes vertebradores del enfoque filosófico de todo el proceso de investigación.
Esa realidad social en la que el hombre está inmerso en una red o entramado de relaciones sociales, económicas, políticas, simbólicas, filosóficas, en la que coexisten diversos y complejos fenómenos y procesos a los que el mismo le otorga diferentes significados, es la esencia de la investigación social y encuentra asidero en la tesis de autores que se refieren al “significado renovador que asume la ciencia en el siglo XXI, condicionada por la elevada generación del conocimiento, el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos, signos y códigos, que determinan ritmos formativos que no pueden ser enfrentados sin una resignificación cultural del ser humano en su contexto social”. (Fuentes, 2012, p.12)
Las teorizaciones expuestas en el presente artículo y las características actuales de la ciencia, exigen del proceso formativo en investigación social de los estudiantes de la carrera de educación básica, cambios profundos en las concepciones científicas, cuyo enfoque filosófico coloca en su centro la relación entre el pensar y el ser, entre el sujeto cognoscente y el objeto por conocer, o sea, los complejos procesos y relaciones sociales en que están involucrados dichos sujetos y el propio objeto en su contexto.
Conclusiones
Es conocido que en las investigaciones científicas se asumen diversos enfoques de acuerdo con la ciencia desde donde se posicionen los investigadores en busca de la construcción de un nuevo conocimiento.
En el caso específico de la investigación social esta situación revela la concepción científica filosófica del mundo que se posea. De tal modo, concepciones o cosmovisión filosófica y fundamentos filosóficos del investigador, se manifiestan en lo que se ha dado en llamar en el presente artículo como enfoque filosófico de la investigación social.
Dicho enfoque encuentra su anclaje teórico en la Filosofía de la Educación, la cual explica el proceso educativo en su interrelación con la realidad, establece reflexiones en torno al hecho educativo que forma parte de esa realidad, a su naturaleza, esencia y significado. Proporciona argumentos para el análisis epistemológico de la formación de los educandos en cuanto al aprendizaje y los modos de la vida social, centrado en teorías generales de carácter racional, de ahí, la importancia y la necesidad de que sea incorporado al modelo curricular en la formación de los estudiantes de la carrera en educación básica.
El enfoque filosófico que emerge como pertinente en esa formación, es el que tiene como basamento la teoría y la metodología propias de la dialéctica materialista, tomando en cuenta los fines de la educación ecuatoriana y la realidad social existente, a la cual le debe dar respuesta el sistema educacional desde la investigación social.
El empleo del enfoque dialéctico-materialista en la investigación social se debe asumir como una herramienta epistemológica que posibilita la construcción del conocimiento científico innovador, en tanto revolucionador de las prácticas pedagógicas para el conocimiento y transformador de la realidad socio educativa.