Introducción
La extensión universitaria es una de las tres actividades sustantivas que la universidad desarrolla para concretar su encargo social. Esta, en gran medida, tiene la misión de promover y socializar la cultura que se ha conservado y desarrollado a lo largo de los años por esta institución social. Cuando se habla de cultura, se incluyen los valores, sentimientos, tradiciones y raíces históricas de la sociedad y, evidentemente, debe incluir a su vez, lo científico, productivo y tecnológico.
Siendo así, (González y González, 2019) hacen referencia a que con la consolidación de la extensión universitaria queda refrendado el carácter público de la universidad, ejercitándose la presencia de la institución en la sociedad; se valida su saber y se legitima su pertinencia académica-social en una relación dialógica con los diferentes actores sociales.
En este sentido, la extensión universitaria, conjuntamente con la docencia y la investigación, integran la misión educativa de las universidades, por lo que resulta necesario que esta triada esté presente en las políticas y estrategias de estas instituciones, estrechamente unidas, interrelacionándose y enriqueciéndose recíproca y continuamente. Sin embargo, no siempre se logra esta interrelación.
Es cierto que, desde su surgimiento, las universidades han transitado por distintos procesos de cambios y han sumado diferentes actividades, siempre en aras de su perfeccionamiento y, en este sentido, no es hasta mediados del siglo pasado que, la extensión universitaria, cobra mayor importancia en Cuba y el mundo como actividad sustantiva; sin embargo, a pesar de su tardía incorporación, esta actividad, juega un papel fundamental en cuanto a la pertinencia social de la universidad, por ser la vía más efectiva para lograr la inserción de esta en la sociedad.
Si bien es cierto que, en las universidades, la tendencia es a otorgar más importancia a la docencia y a la investigación, relegando a un segundo plano, la extensión universitaria, esto no quiere decir que, no haya sido estudiada o investigada, sino que existen aristas de esta actividad que aún no han sido abordadas con la profundidad suficiente, que permitan un conocimiento más completo de los métodos apropiados, por parte de los que se encargan de llevarla a cabo: los docentes universitarios en general.
Una estrecha interacción universidad-sociedad es la esencia de los programas de extensión por lo que en su concepción y diseño deben basarse en la relación dialógica con la comunidad y la inmersión de la universidad en los problemas de su sociedad y, por consiguiente, los docentes universitarios deben contar con una preparación y actualización sobre cómo trabajar la extensión universitaria y, para ello, se requiere del proceso de formación continua.
En este sentido, el docente universitario como facilitador de aprendizajes, debe contar con conocimientos, habilidades y destrezas que le permitan explotar las potencialidades que ofrece esta actividad sustantiva como sintetizadora e integradora del quehacer universitario y su posterior transmisión a la sociedad. Sin embargo, desde el punto de vista de los autores del presente trabajo y, a partir de la bibliografía consultada sobre el tema, aún resultan insuficientes los estudios e investigaciones que se han realizado sobre el mismo.
Siguiendo este precepto, se realiza un análisis de diversas fuentes bibliográficas sobre la formación continua del docente universitario en extensión universitaria, teniendo en cuenta, además, los retos y exigencias a que está sometida la universidad actual y el papel del docente como transformador y dinamizador de la educación y su desempeño en el contexto educativo, con el objetivo de lograr una concepción de la formación continua del docente universitario en extensión universitaria que repercuta en la transformación de la práctica de los mismos, en el desarrollo con calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y, por consiguiente, en el contexto de actuación de los futuros profesionales.
Materiales y métodos
La formación continua del docente universitario desde las actividades sustantivas universitarias
La humanidad, en el contexto mundial actual, vive una época caracterizada por la globalización, la emergencia de la sociedad de la información y el conocimiento que transforma la naturaleza del trabajo y la organización de la producción y los servicios. Este constante cambio en que se mantiene, presupone, desde el punto de vista educativo, la necesidad de nuevas perspectivas de intercambio en todas las áreas del conocimiento, tanto en el contexto internacional como nacional y local, por lo que se hace necesario una nueva visión en el proceso de formación de los docentes universitarios, enfatizando en la actualización de los conocimientos, habilidades y valores que requieren los docentes para dar respuesta a las demandas de la sociedad.
Desde esta perspectiva y, en lo que a formación de profesionales se refiere, los docentes universitarios deben mantener un nivel superior de profesionalización, siendo la formación continua uno de los procesos que mantiene el desarrollo del docente universitario. El abordaje de este proceso es de mucha actualidad, manteniéndose en debate dentro del ámbito educativo.
Con respecto a lo anterior, Zabalza (2003) expone que la formación continua de profesores universitarios tiene que sustentarse en un nuevo perfil del docente, que responda a las funciones sustantivas que identifican a las universidades, a los nuevos saberes, a las situaciones en que estos se desarrollan y a la predicción del conflicto.
Por su parte Bernaza (2013) plantea, que la formación continua constituye una vía para el desarrollo permanente de los profesionales, de modo que les permita alcanzar una cultura general integral, por lo que necesariamente el proceso de posgrado tiene que ser desarrollador, requiere ser correctamente orientado a partir de experiencias y vivencias de los docentes.
Las anteriores consideraciones coinciden en que la formación continua es un proceso de permanente actualización, renovación, transformación de los conocimientos, habilidades y valores del profesor universitario, teniendo en cuenta el ámbito económico-social y sus particularidades en cada región constituyendo, además una de las vías para lograr mayor influjo social transformador.
Desde el punto de vista de la Cambridge Assessment International Education (2021) la formación continua del docente, asumida como el desarrollo profesional docente, implica un proceso continuo de reflexión, aprendizaje y acciones para promover conocimientos y habilidades en los docentes, lo que lleva a mejorar las prácticas de enseñanza que impactan positivamente en el aprendizaje de los estudiantes. Coe et al. (2021)
En análisis acerca de los referentes en el posgrado, (Baute et. al., 2020), consideran que:
… la for mación posgraduada como sistema, tiene en cuenta la interrelación objetiva que existe entre la teoría constituida para la formación del docente universitario, y la prácti ca profesional, para dar respuesta a la necesidad de desarrollo de la sociedad con el análisis crítico de las experiencias prácticas que tienen los profesores univer sitarios, condición que permite desarrollar la formación generadora de nuevos conocimientos, habilidades, valo res y modos de actuación, para que forme a sus estu diantes, como profesionales pertinentes con los objetivos de su profesión. (p-180)
En este sentido, la formación continua, debe tener en cuenta el desarrollo de las necesidades de los docentes, que se identifican en su trayecto laboral, de cara a su propia profesionalización; además de que los cambios en los paradigmas sociales, aunados al avance científico y tecnológico, urgen de un docente que no sea un mero transmisor de conocimientos, sino que se transforme en un facilitador del aprendizaje de sus alumnos, que los motive a aprender, a que aprecien sus propias fortalezas para su aprendizaje y sobre todo para la resolución de problemas concretos.
Siguiendo esta perspectiva, en Cuba la formación posgraduada se sustenta en la Resolución No. 138/2019, mediante el Acuerdo No. 8625 de 11 de julio de 2019 adoptado por el Consejo de Ministros, se establecen los componentes que integran el modelo de formación continua, conteniendo: la Formación de Pregrado en Carreras de Perfil Amplio, la Preparación para el Empleo y la Educación de Posgrado; refiriendo esta última la posibilidad de la especialización, la reorientación y la actualización permanente de los graduados universitarios, así como el enriquecimiento de su acervo cultural, para su mejor desempeño en función de las necesidades presentes y futuras del desarrollo económico, social y cultural del país. La responsabilidad del posgrado se comparte entre las universidades y los organismos empleadores. (República de Cuba. Ministerio de Educación Superior, 2019)
A partir de lo anterior, se analizaron referentes de la formación continua, teniendo como base las actividades sustantivas universitarias, que son las que concretan el encargo social de la universidad, encontrándose que existen investigaciones realizadas por diferentes autores; entre ellos, (Rodríguez Veloz et al., 2022; Pérez de Villa Amil y Calzadilla (2020); Almoguea, 2019; Marcillo & Baque, 2018), que trabajan indistintamente la formación continua de los docentes universitarios pero, desde el punto de vistas de la docencia, enfocando sus estudios en el orden de la pedagogía.
Al analizar los fundamentos y aportaciones de las investigaciones citadas anteriormente se corrobora que se estudia con profundidad la formación continua, desde diferentes aristas en los docentes universitarios, sin embargo, a los efectos de este artículo, no se aprecia en ellas estudios relacionados con este tipo de formación en extensión universitaria, actividad sustantiva importante en la universidad contemporánea dado el carácter social de la misma.
La formación continua de los docentes en extensión universitaria
La extensión universitaria es la actividad sustantiva, puede decirse, más reciente dentro de los tres procesos sustantivos universitarios (docencia, investigación y extensión). Lo anterior no significa que no se haya estudiado, a profundidad, por diferentes autores de diferentes países, siendo necesario referir que, existen varias denominaciones para esta actividad; así es que la misma se conoce, indistintamente, como responsabilidad social, en países europeos, vinculación social, bienestar universitario y extensión universitaria, en Latinoamérica, siendo este último el término que se emplea en Cuba por lo que es el que se asume en el presente artículo.
Luego de aclarado lo anterior y, para que resulte coherente la investigación realizada, se considera imprescindible el abordaje de definiciones aportadas por algunos de los autores que se han dedicado al tema, tomando como referencia a aquellos que tienen mayor incidencia en su estudio. Entre ellos destaca González (1996), que define:
… la extensión universitaria como: “sistema de interacción de la universidad y la sociedad, mediante la actividad y la comunicación, que se realiza dentro y fuera del centro de educación superior con el propósito de promover la cultura en la comunidad universitaria y extrauniversitaria para contribuir a su desarrollo cultura”. (p. 60)
Años más tarde, este mismo autor, conjuntamente con (González, 2000 como se citó en González, 2002) definen la extensión universitaria como: “el proceso que tiene como propósito promover la cultura en la comunidad intrauniversitaria y extrauniversitaria, para contribuir a su desarrollo cultural.” (p. 55); resultando esta concepción muy interesante pues, direccionan la labor extensionista desde la comunidad intrauniversitaria como parte integrante de la extrauniversitaria, lo que permite la comprensión de que la promoción de la cultura se realiza dentro de la casa de altos estudios y fuera de esta, potenciando el desarrollo cultural de la comunidad universitaria y la comunidad social, pero no se hace referencia a vías y métodos con los que puede contar el profesor para perfeccionar su desempeño como docente en esta actividad sustantiva.
El autor González (2002), aporta una definición más acabada del proceso de extensión universitaria, considerando posteriormente que, el proceso extensionista es aquel que:
… como resultado de las relaciones sociales que se dan entre los sujetos que en él participan está dirigido de un modo sistémico y eficiente, a la promoción de la cultura para la comunidad intra y extrauniversitaria (objetivo), con vistas a la solución del problema social: necesidad de contribuir al desarrollo cultural de la comunidad, mediante la apropiación de la cultura que ha acumulado la sociedad en su desarrollo (contenido); a través de la participación activa de la comunidad universitaria y extrauniversitaria (método); planificada en el tiempo y observando ciertas estructuras organizativas (forma); con ayuda de objetos (medio); instrumentando indicadores que permiten medir la calidad (evaluación) y cuyo movimiento está determinado por las relaciones causales entre sus componentes y de ellos con la sociedad (leyes) que constituyen su esencia. (p. 56)
Esta concepción, resulta más completa en relación con la aportada, anteriormente pues, identifica a la extensión universitaria como un proceso, donde se integran sus contenidos, refiriendo la necesidad de incorporar métodos, medios y recursos para su materialización, incorporando la necesidad de la evaluación para su perfeccionamiento; aspectos que, hasta ese momento, constituían vacíos en los presupuestos anteriores, siendo necesarios estos para alcanzar un mayor y mejor desarrollo de la extensión universitaria sin embargo, carece de elementos que le otorguen el carácter sinérgico con la formación y la investigación.
Refiere Tünnermann (2003)
…a partir del criterio de que la extensión debe ser la mejor expresión de una integración creativa universidad-sociedad y su vínculo más idóneo, esta función debería ser el eje de la acción universitaria, su hilo conductor de la inmersión social; además, hace referencia, a que, si la extensión es la función universitaria más próxima a la realidad social, por principio tiene que ejercerse de manera integrada con las actividades de docencia e investigación, constituyendo esta una manera de acercarse a la realidad, que por naturaleza es interdisciplinaria. (p. 286)
La apreciación de este autor propicia la reflexión sobre la importancia de que la formación, investigación y extensión, los tres procesos sustantivos de la universidad, deben caminar juntos, uno depende de otro para su buen desarrollo, pues la formación los conocimientos que luego serán aplicados en la investigación y, esta a su vez, permite consolidar y aplicar los conocimientos adquiridos en la docencia y la extensión sistematiza, totaliza a los dos, como una vía efectiva para su socialización.
Con respecto a los criterios anteriores, Hernández y Silva de Jesús (2022) son del criterio de que la extensión representa para la universidad un hilo conductor que la vincula con el entorno y que le permite crear sus propias herramientas de intervención comunitaria, para que los involucrados puedan superar sus propios problemas sociales.
Siendo así, el profesor universitario deberá ser capaz de desarrollar alternativas formativas que integren los tres procesos sustantivos, lo que trae consigo nuevas necesidades formativas para hacer posible la actualización constante de sus conocimientos, habilidades y valores profesionales que contribuya al mejoramiento de su práctica docente.
En el Programa Nacional de Extensión Universitaria (2010), (República de Cuba. Ministerio de Educación Superior, 2010) se enuncia que …la extensión universitaria es un proceso que tiene como objetivo promover la cultura en la comunidad intrauniversitaria y extrauniversitaria, para contribuir a su desarrollo cultural. Con este se reafirma el carácter de proceso de la extensión, sin embargo, no se aprecia la integración con las otras dos actividades sustantivas. (p. 1).
Desde el punto de vista de Chacín (2007), la extensión universitaria, representa una posibilidad real para la generación de nuevos conocimientos, al enriquecer las actividades de docentes y futuros profesionales, permitiéndoles abordar de manera más integral y eficiente los problemas, poniendo en evidencia nuevos ámbitos de trabajo e investigación al develar nuevas necesidades, carencias y fortalezas de la realidad en la cual se inserta, permitiendo validar en el campo los resultados tanto de la experiencia docente como de la acción investigativa. (p. 223)
Esta referencia a la extensión universitaria aborda su importancia en la generación de nuevos conocimientos a partir de su acción en el entorno social, del aprendizaje que propicia este contexto que, al integrarla con la docencia y la investigación, concreta el carácter social de la misma; no obstante, a pesar de esta visión más amplia, no se aprecian elementos que evidencien alguna contribución a la formación continua de los docentes universitarios, relacionado con el desarrollo de acciones que posibiliten la relación con los contenidos del perfil profesional derivado en disciplinas y asignaturas de la carrera, sistematizando la extensión desde la formación y, el consiguiente aprendizaje, generado de la interacción social y laboral, que contribuya a un abordaje más integral y eficiente de los problemas en aras de alcanzar una mejor preparación y más efectiva del futuro profesional.
Según Pérez de Maza (2018), la extensión universitaria al desarrollarse desde la formación y la investigación, provoca que la universidad reflexione sobre la calidad de su propia práctica y sobre sus repercusiones, (ventajas y desventajas) en la formación integral y en los beneficios que brinda a la sociedad con sus programas y sus proyectos y que además, reconstruye esas prácticas de ser necesario, de acuerdo con las retribuciones y las reflexiones críticas de quienes son partícipes y beneficiarios del proceso de aprendizaje, propiciando cambios en la manera de concebir sus prácticas, es decir, la universidad aprende.
La autora anterior hace referencia a los aspectos fundamentales que, a juicio de los autores de este artículo debe contener la extensión universitaria, la relación universidad-sociedad, la integración de las actividades sustantivas y la retroalimentación de la universidad a partir de los saberes que obtiene de la comunidad en los servicios que le presta, de las buenas prácticas curriculares y educativas para poder transformar, a su vez, a la universidad atendiendo al desarrollo social. Por ello los autores asumen este criterio por considerarlo el más coherente y completo con relación a la función de la extensión universitaria.
Sentadas las bases de lo que es extensión universitaria, se analizaron varias investigaciones realizadas en Cuba sobre el tema por varios especialistas, tal es el caso de (Suárez, 2017; Batista, 2016; Batista de los Ríos et al., 2016), en los que se realiza un estudio detallado de la evolución y desarrollo de la Extensión Universitaria en universidades cubanas y se proponen modelos, metodologías, sistemas y estrategias con el fin de desarrollar y perfeccionar la labor extensionista.
Estas investigaciones han permitido confirmar que, a pesar de que esta actividad puede considerarse la más joven, se han realizado ingentes esfuerzos por comprenderla, desarrollarla y perfeccionarla con la puesta en práctica de las investigaciones elaboradas por algunos de estos autores, dando fe de la seriedad que adquiere la actividad de extensión en las universidades cubanas.
No obstante, en cuanto a la formación continua de los docentes en extensión universitaria, los autores del presente trabajo, no aprecian aportes significativos en las investigaciones, analizadas, desde este tipo de formación, en extensión universitaria, teniendo en cuenta sus herramientas, beneficios, formas y métodos, que le permitan adquirir un grado mayor de profesionalización en su labor.
Por su parte, Bejarano (2011) desde el abordaje de las relaciones entre los distintos actores que integran la extensión universitaria y la necesaria articulación de las funciones sustantivas, propone algunas líneas de acción para la ejecución del proceso extensionista a través del proceso educativo, teniendo en cuenta los procesos de pregrado, postgrado, investigación, la relación con los egresados y la vinculación con la comunidad.
Este trabajo, además, hace referencia a la necesidad de dotar a los docentes con herramientas metodológicas y espacios para la reflexión y discusión sobre el quehacer de la extensión universitaria que le permitan desenvolverse, adecuadamente, en éstas importantes actividades, sin embargo, a pesar del acercamiento con el tema que se aborda en el presente artículo, no se aprecia aportaciones, desde la formación continua de los docentes para la extensión universitaria.
En este sentido, se hace necesario que los docentes universitarios perfeccionen sus conocimientos en lo que se refiere a esta actividad sustantiva pues, en el presente año, la extensión universitaria impacta en varios de los objetivos estratégicos (OE) del Ministerio de Educación Superior como parte de su planeación estratégica.
Así queda reflejado el accionar de este proceso en el OE-1 que refiere formar profesionales integrales, competentes, con firmeza político ideológica y comprometidos con la Revolución que satisfagan la demanda de graduados para el desarrollo económico y social del país; OE - 6 impactar en el desarrollo local, aportando conocimientos, estrategias, tecnologías y procesos de innovación que contribuyan a identificar las potencialidades para exportar, sustituir importaciones, lograr encadenamientos productivos y mejorar la calidad de los servicios y, en el OE- 8 asegurar la calidad de la Educación Superior Cubana, avalada por la acreditación de sus programas e instituciones con categoría superior.
A tenor con lo anterior, no puede perderse de vista que la universidad promueve la cultura que conserva, desarrolla y genera por medio de la docencia, tanto en los programas de pregrado como de postgrado y la investigación, lo que sin lugar a dudas puede considerarse como extensión universitaria, teniendo en cuenta su función integradora, sintetizadora y totalizadora y su presencia en los procesos fundamentales de la universidad, profundizando en la función social de la misma.
A partir del estudio realizado de la bibliografía referida al tema que se aborda en el presente artículo, los autores pudieron apreciar que, a pesar de estudios e investigaciones existentes, aún no son suficientes las aportaciones que se conocen en lo que se refiere a la necesaria articulación de la extensión universitaria, la docencia y la investigación, evidenciándose que persisten vacíos en la formación que deben tener los docentes en cuanto a la extensión universitaria, en aras de mejorar el cumplimiento del reto social a las universidades, lo que repercute, sin lugar a dudas en la transformación de la práctica de los docentes, en el desarrollo con calidad del proceso de enseñanza aprendizaje y, por consiguiente, en el contexto de actuación de los futuros profesionales.
Conclusiones
En las actividades sustantivas docencia, investigación y extensión la universidad concreta su encargo social, sin embargo, aún no se articulan de manera coherente, ni intencionada en función del perfeccionamiento del desempeño del docente universitario de cara a la formación continua del mismo.
La extensión universitaria, en su función integradora y como vía efectiva de vinculación entre la universidad y la sociedad, requiere que se perfeccione la formación continua de los docentes universitarios para, de esta manera dotarlos de conocimientos, habilidades y herramientas para desarrollar sus potencialidades.