Introducción
En la educación superior cubana se reconoce la necesidad de transformar la universidad desde su base mediante la actualización de sus fundamentos para lograr una mejor calidad formativa en la dirección del proceso de enseñanza aprendizaje [1].
Por ello, desde los mismos inicios del siglo XXI, el Ministerio de Educación Superior (MES) ha realizado ingentes esfuerzos para reformar la enseñanza del idioma inglés y mejorar la calidad del aprendizaje. Esto se ha hecho tangible con la actual política de perfeccionamiento teniendo en cuenta la dimensión del idioma inglés como lingua franca en el creciente intercambio de profesionales en todas las áreas del saber. En este mismo punto se añade su alcance en los aceleradamente desarrollados e ineludibles entornos tecnológicos; por lo que su conocimiento resulta determinante en la formación integral de los profesionales.
No obstante, “cuando reconocemos la compleja naturaleza de las reformas es esencial considerar los elementos centrales en la agenda de reforma: programa, materiales didácticos, enfoques de enseñanza, entrenamiento de los docentes y evaluación. [Por tanto], dentro del sistema de aprendizaje, cualquier desconexión que aísle uno de los elementos significa que el sistema se encuentra en riesgo inmediato. Por ejemplo, usar libros de textos que no se ajusten significativamente al programa, introducir un cambio significativo en el programa sin proporcionar un entrenamiento adecuado a los docentes, así como seleccionar o aplicar un examen que no evalúe el idioma según lo establecido en el programa” (...) [2].
Como resultado de la actualización, el aprendizaje del idioma inglés en la educación superior cubana, además de preservar el modelo tradicional de cuatro habilidades (comprensión auditiva, comprensión de lectura, expresión oral y expresión escrita), asume la perspectiva del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL) para definir los modos de comunicación: comprensión, interacción, producción y mediación. Lo cual ha multiplicado los desafíos, con notable incidencia en la impartición de los cursos.
Aunque se ha desarrollado una estrategia consistente desde el inicio se impone delimitar retos, insuficiencias y prioridades para favorecer la implementación efectiva de la política de perfeccionamiento. Esto se transfiere en la impartición adecuada de los programas de los cursos y la aplicación eficiente de la evaluación conjuntamente con la preparación apropiada de los docentes.
Por esta razón, este artículo precisa como objetivo identificar los retos en la implementación de la política de perfeccionamiento del aprendizaje del idioma inglés en la educación superior cubana con el fin de resaltar las prioridades imprescindibles.
Desarrollo
La formación en inglés de los estudiantes de la educación superior cubana: particularidades actuales
En la actualidad, la formación en idioma inglés de los profesionales en la educación superior cubana se distingue por la adición en los planes de estudio del dominio del nivel intermedio equivalente al B1 como requisito de graduación de los estudiantes de los cursos diurnos con base en la estructuración por niveles resultante de la contextualización del MCERL en Cuba [3]. (Ver Anexo 1). Esto traduce la imposibilidad de los estudiantes de presentarse a los ejercicios de culminación de estudios de las carreras hasta abonar este requisito.
De lo anterior se infiere la expiración de la circular No. 3/18 del MES para los estudiantes matriculados a partir del 2023, que pautaba con carácter temporal (en virtud de las limitaciones de recursos materiales y humanos) el dominio del nivel básico del idioma inglés equivalente al A2 como requisito de graduación de los estudiantes universitarios.
Teniendo en cuenta las actuales normativas, al iniciar la educación terciaria los estudiantes tienen la oportunidad de realizar el examen de certificación/colocación para certificar el requisito de graduación o su ubicación en cursos en dependencia del nivel manifestado.
Para acreditar el nivel de dominio del idioma inglés se aplican exámenes diseñados por expertos en evaluación tomando en consideración las particularidades locales, en los cuales se emplean escalas de calificación para las habilidades de expresión oral y escrita “elaboradas a partir de los descriptores del MCERL adaptados al contexto cubano” [4].
Por otro lado, de acuerdo con el capítulo II de la resolución 165 /19 del MES, relacionado con la concepción y organización de la formación en idioma inglés, los cursos con fines generales Inglés básico 1 , Inglés básico 2 e Inglés intermedio (correspondientes a los niveles A1, A2 y B1 /MCERL respectivamente, e integrados por estudiantes con niveles de domino equivalente) “se imparten en la modalidad presencial con un fondo de tiempo mínimo de 256 horas hasta el nivel B1, de modo que favorezca el desarrollo de la competencia comunicativa necesaria en cada nivel” [3].
Según los artículos 26 y 29 de la resolución referenciada anteriormente, los coordinadores de carreras se responsabilizan con la implementación de la política, así como con el diseño de la estrategia curricular de idioma inglés (es decir, la integración del idioma inglés en el proceso de formación de los profesionales en la actividad docente, laboral, investigativa y extensionista) y con la evaluación periódica de sus resultados. Asimismo, proponen las medidas necesarias para eliminar las deficiencias y elevar continuamente la calidad de los resultados. Por su parte, los estudiantes se responsabilizan con la autogestión del aprendizaje del idioma inglés y de su proyección hacia el cumplimiento del requisito de graduación [3].
Implementación de la política de perfeccionamiento del aprendizaje del idioma inglés: retos y prioridades
Un factor transcendental para el desarrollo de la actual política de perfeccionamiento de la formación en inglés de los profesionales en la educación superior cubana ha sido el monumental impacto e interés suscitado por el MCERL, el cual ha derivado múltiples reformas, aplicaciones y adaptaciones desde su publicidad inaugural en 2001. Citando a Nawai y Said [5], el MCERL es lo suficientemente amplio para proporcionar una base común para la elaboración de programas de idiomas, pautas curriculares, exámenes, libros de texto, además de ayudar a los estudiantes, profesores y diseñadores de cursos a conectar sus esfuerzos al emplear este marco estandarizado.
Por tanto, la adopción y el ajuste del MCERL al contexto cubano para la renovación de la formación en inglés en simetría con los estándares internacionales representó no solo un imperativo sino el primer desafío. En tal sentido, se estableció preliminarmente la estructura por niveles para la educación superior cubana (Anexo 1) como base para la concepción de los nuevos programas, así como punto de partida para la alineación con el MCERL y el desarrollo del sistema nacional de certificación de inglés.
Desde el punto de vista científico para que un programa de aprendizaje funcione de manera eficiente debe ser percibido como un sistema. En otras palabras, el éxito de cualquier sistema de aprendizaje depende de la cercana alineación de sus elementos [2]. (Figura 1). Por ende, es esencial prestar atención a cada uno de ellos y garantizar que se desarrollen de manera adecuada y efectiva, especialmente los elementos involucrados en la impartición. (Ver Anexo 2).
Por consiguiente, entre las acciones clave de la implementación de la política de perfeccionamiento, por su dimensión, destaca el trabajo realizado por el equipo nacional de expertos en evaluación: Cuban Language Assessment Network (CLAN por sus siglas) para la creación de un sistema alineado de enseñanza y certificación sobre la base de tres objetivos principales: (1) “desarrollar la competencia evaluativa entre los miembros del CLAN y prepararlos para replicar los conocimientos en todas las universidades, (2) desarrollar, validar e implementar el examen de certificación mediante un sistema sostenible, y (3) desarrollar la investigación sobre la evaluación para sustentar los objetivos 1 y 2”[6].
En cumplimiento de los objetivos señalados, la producción del CLAN documenta hasta la fecha 150 exámenes para la evaluación de las competencias en las cuatro habilidades básicas del idioma conjuntamente con materiales esenciales para el diseño estandarizado de exámenes en coherencia con los objetivos de los programas. En esta línea se adicionan las escalas de calificación de las habilidades de expresión oral y escrita acompañadas por modelos de referencia obtenidos de la fase de validación como colofón de la primera etapa de trabajo (2017-2023). En la agenda del próximo ciclo (2024-2028) se programa completar el análisis y la validación de los exámenes diseñados con el fin de asegurar la efectividad y calidad de la evaluación.
En atención a otro de los elementos básicos, implicado concretamente en la impartición, los miembros del CLAN han transmitidos de manera periódica los conocimientos adquiridos y resultados en las instituciones, teniendo en cuenta la ausencia de capacitación en evaluación y la insuficiente familiarización con el MCERL de los profesores de inglés en la educación superior cubana. Como reiteran los expertos [2], [5], [8], la preparación de los docentes constituye un elemento cardinal en la efectividad de todo sistema de aprendizaje. En este apartado, además de significativas publicaciones, el CLAN aporta un manual que compila los documentos derivados del primer período del proyecto como fuente de consulta para respaldar tanto el entrenamiento docente como la sostenibilidad del sistema de certificación.
Paralelamente en este accionar, el MES ha desplegado un trabajo consistente destinado a la divulgación de normativas, proyecciones, estrategias, resultados y experiencias regionales a través de conferencias en línea, las cuales involucran a todas las instituciones de formación universitaria del país. Asimismo, se han ofrecido cursos por expertos foráneos y nacionales con el fin de asesorar a los docentes en la enseñanza del inglés alineada con el MCERL, así como en aspectos teóricos y prácticos relacionados con la evaluación.
Específicamente en el centro de idiomas de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE), la preparación docente se ha concentrado en acciones que tributen a la implementación adecuada de la política. En este empeño, se han realizado actividades metodológicas relacionadas con los nuevos esquemas para el diseño de tareas y exámenes de las habilidades lingüísticas, así como talleres dirigidos a entrenar a los docentes en el dominio de los criterios y descriptores de las escalas de calificación.
Un inconveniente inesperado en la implementación de la política lo constituyó, palpablemente, la educación durante la pandemia. Con el propósito inicial de viabilizar la impartición durante el extenso período de confinamiento se adecuaron los programas para la inserción de los cursos de inglés en la plataforma Moodle, pues “esta plataforma como entorno de formación virtual permite el acceso de los estudiantes al contenido de forma dinámica y amena” [7]. De igual modo, utilizando las ventajas de los Entornos Virtuales de Enseñanza Aprendizaje (EVEA) se aportó en una tesis de maestría un sistema de tareas para favorecer el desarrollo de la comprensión auditiva en el curso de inglés básico 2 (nivel A2) y compensar las dificultades asociadas con esta habilidad durante el proceso de enseñanza aprendizaje.
Para sortear las deficiencias persistentes relacionadas con la impartición de los cursos de inglés, los profesores han aprovechado también las amplias oportunidades de internet como fuente de materiales didácticos, así como las numerosas posibilidades de la tecnología móvil, especialmente las aplicaciones de mensajería para facilitar el desarrollo de la práctica docente.
A partir del año académico 2024, la implementación de la política se extenderá a todas las carreras de la Universidad Tecnológica de La Habana, lo que representa un reto importante, pues complejiza la gestión del proceso. A pesar del desempeño consecuente reconocido se impone identificar los retos y las debilidades existentes en la implementación de la política con la finalidad de subrayar las prioridades absolutas.
Los retos y las prioridades actuales engloban:
La comprensión y aceptación del claustro de la necesidad y pertinencia de las transformaciones, pues aún se evidencia la resistencia de algunos profesores a la adopción de los nuevos estándares;
la capacitación de los docentes acerca de las perspectivas del MCERL incorporadas al contexto cubano, es decir, “los profesores deben estar completamente preparados y ser conscientes de los enfoques del MCERL” [5], ya que es fundamental “garantizar que posean un conocimiento suficiente del documento, sus niveles y descriptores” [8];
el adiestramiento extendido de los docentes en el diseño de tareas comunicativas alineadas con el MCERL y en el empleo de las escalas de calificación elaboradas para el contexto cubano. Aunque “la mayoría de las escalas existentes presentan descriptores redactados de manera negativa” [9], los profesores se enfrentan por primera vez al enfoque positivo de los descriptores, incluso en los niveles inferiores de las escalas;
la familiarización de los estudiantes con los nuevos modelos, criterios de evaluación, descriptores y formato de los exámenes. En opinión de los especialistas, “la familiarización constituye un elemento esencial del entrenamiento” [8]. Sin embargo, todavía se observa una incongruencia entre los patrones presentados en las prácticas docentes y los nuevos paradigmas pautados para el examen de certificación.
la restitución del nivel intermedio equivalente al B1 como requisito de graduación en correspondencia con los requerimientos y los estándares profesionales contemporáneos. Esto se transfiere en: (1) mayor nivel de exigencia de dominio del idioma inglés de los estudiantes, (2) la ampliación de la preparación de los docentes y (3) la impartición de todos los programas de los cursos de inglés-con las mismas limitaciones-- de acuerdo con la estructuración por niveles para la enseñanza superior cubana: A1, A2 y B1;
la persuasión al personal docente administrativo de la importancia de facilitar y gestionar adecuadamente la implementación de la política de manera que genere un cambio real y un impacto global significativo en el proceso de formación;
el bajo nivel de dominio del idioma inglés de la mayoría de los estudiantes que ingresa a la educación terciaria, lo que reclama mayor esfuerzo y responsabilidad del estudiante; sobre todo si se toma en consideración el limitado número de horas de enseñanza disponible para transitar por los cursos y alcanzar el nivel de dominio requerido (B1);
la insuficiente disponibilidad de materiales de enseñanza (libros de texto físicos, materiales de lectura y de audio, etc.). Esto requiere el adiestramiento y auto preparación en tecnología de los docentes para adecuar los contenidos educativos a formatos digitales y explotar las oportunidades que ofrecen las herramientas tecnológicas;
la ausencia de una adecuada infraestructura. Por tanto, es imperioso asegurar las condiciones apropiadas en las instituciones para la implementación eficaz de los programas, la impartición efectiva de los cursos y la aplicación adecuada de la evaluación; y, por último, pero no menos importante,
la disminución progresiva del claustro docente. De lo cual se infiere la necesidad de incrementar la cantidad de profesores para asumir la impartición de los cursos en todas las carreras conjuntamente con los repetidos procesos de aplicación y calificación de exámenes de colocación y certificación.
Conclusiones
Notoriamente, la formación en idioma inglés de los estudiantes en la educación terciaria en Cuba transita por un período no solo renovador sino también desafiante. Las transformaciones derivadas de la implementación de la política de perfeccionamiento que han tenido lugar en el sistema de aprendizaje del inglés constituyen, sin lugar a duda, requisitos indispensables y perentorios de la formación integral de los profesionales en el contexto nacional e internacional actual. A pesar de las acciones y los esfuerzos realizados en esta coyuntura, aún queda mucho trabajo por ejecutar y logros por alcanzar. Urge la adaptación de profesores y estudiantes a los nuevos paradigmas en paralelo con la articulación eficaz de los componentes del sistema integral de aprendizaje para la implementación efectiva de la política. La clave radica en hallar e incorporar iniciativas que permitan superar los desafíos y resolver las dificultades satisfactoriamente.