INTRODUCCIÓN
La malnutrición en infantes es un problema de salud pública en los países latinoamericanos y del Caribe. En Perú, más del 10 % de los niños sufren de desnutrición crónica, mientras que en Chile, Jamaica y Costa Rica presentan prevalencias menores al 2,5 %; por el contrario, el 71,5 % de los países latinoamericanos presentan prevalencias de sobrepeso que superan el 6 %.1
La globalización y los mayores ingresos alcanzados en América Latina han producido cambios en los hábitos de la población, que incluyen el sedentarismo y mayor consumo de alimentos procesados reflejados en el aumento inadecuado de peso infantil.1 Los hábitos y preferencias alimentarias se forman durante la primera infancia y se adquieren de forma gradual hasta la edad adulta, cuando quedan definidos para toda la vida;2 esto puede traer consecuencias importantes para la salud, puesto que el sobrepeso y obesidad son precursores de enfermedades cardiovasculares y diabetes.
En un niño de edad preescolar, el refrigerio cobra una gran importancia en este tema, pues mejora la calidad de la dieta total ya que aporta del 10 al 15 % de los requerimientos calóricos necesarios al día.2,3 La presencia de alimentos energéticos, constructores, protectores o reguladores e hídricos hacen en su conjunto un refrigerio saludable, lo cual contribuye al buen rendimiento físico y mental durante las 6 u 8 horas que permanecen en clase.3
En México4 se encontró que aproximadamente la mitad de los refrigerios contienen cereales y la mayoría (42 %) de los alimentos de origen animal provienen de casa, sin embargo, menos del 30 % de los niños consume de frutas y verduras. En EE.UU.5 hallaron que el 42 % de los refrigerios de los niños preescolares no contenían ni frutas ni verduras, el 11 % ninguna bebida y el 41,2 % traía bebidas no procesadas, requerimientos complementarios y necesarios dentro de la alimentación en horas escolares.
En Australia6 reportan que los niños que llevan un refrigerio a la escuela son más propensos a consumir una dieta adecuada en nutrientes y son menos propensos a tener sobrepeso u obesidad.
El objetivo de este estudio es identificar los tipos de alimentos que contiene el refrigerio del niño en edad preescolar de instituciones educativas en Chiclayo, Perú.
MÉTODOS
Población y muestra
La población estuvo constituida por niños preescolares (3 a 5 años) de 4 instituciones educativas públicas representativas de Chiclayo-Perú, en junio del 2018, con un total de 314 niños. Las instituciones educativas se seleccionaron según dependencia de establecimiento, quintil de ingreso y fueron reclutadas por conveniencia.
Se calculó la muestra para proporciones, con una proporción esperada de 35 % de niños que consumen refrigerios saludables,7 con una precisión del 5 %, se obtuvo una muestra de al menos 166 niños. El muestro fue aleatorio sistemático en base a la lista total de estudiantes; el criterio principal de selección fue que el niño trajera un refrigerio preparado en casa y se excluyó a quien lo conformara con al menos una compra en el kiosco del colegio.
Unidad de análisis
La unidad de análisis fue el contenido de los refrigerios de los preescolares. Los tipos de alimentos se clasificaron según su función y origen. Se consideró un refrigerio saludable aquel que contiene los 4 tipos de alimentos de origen no procesado.
La clasificación de los alimentos según su función en constructores, reguladores, energéticos e hídricos se hizo según antecedentes2 y la clasificación según su origen de alimentos en procesados y no procesados (naturales), se hizo según lo sugerido por el Ministerio de Salud del Perú.8
Recolección y procesamiento de datos
El instrumento de recolección fue una lista de chequeo elaborada por los autores, diseñada acorde a la clasificación de los alimentos según su origen y subclasificada según función; se hizo una lista de los alimentos más comunes del distrito en cada subclasificación y ante la presencia de un alimento que no se encontraba en lista, se consideraba como otros.8 El instrumento fue validado por juicio de expertos y una prueba piloto. Se usó como técnica la observación dirigida a los refrigerios y se registraron los datos obtenidos en la lista de chequeo por personal capacitado.
Se coordinó con las instituciones educativas para ejecutar la recolección en un solo día, que fuera en presencia de un docente, después del consentimiento de los padres, ausencia de los niños y antes de receso. El docente rotuló previamente cada refrigerio acorde al número del niño en la lista; este era abierto y observado para el registro de la lista de chequeo en un tiempo promedio de 5 minutos a más.
Análisis estadístico
Los datos fueron transferidos en una base de datos en Microsoft Excel 2010® y procesados estadísticamente con el programa Stata v.14,0.
La edad se presenta en mediana y rango intercuartílico, por no tener una distribución normal gráficamente. Los datos cualitativos se resumieron como frecuencias y porcentajes.
Consideraciones éticas
Para garantizar la calidad de la investigación, el rigor científico estuvo dado por los siguientes criterios: confidencialidad; confiabilidad, auditabilidad y neutralidad. Se tuvo en cuenta los principios éticos: beneficencia, al respetar la integridad e inocuidad de los refrigerios de los niños preescolares; respeto a la persona: se trató a los niños con cortesía, respeto y veracidad, puesto que los datos obtenidos no se cambiaron ni se alteraron a conveniencia propia. El protocolo fue revisado por el comité de investigación de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
El consentimiento informado fue brindado a directores de la institución con previa coordinación y a los padres en el momento que dejaban a sus hijos. Posteriormente se realizó una sesión educativa y demostrativa sobre refrigerios escolares y se informó acerca de los resultados.
RESULTADOS
La mediana de la edad fue 4 años y el sexo que predominó fue el femenino (55,1 %); la mayoría procedían del Chiclayo (60,5 %) y el resto eran de otros distritos. Se observaron 167 refrigerios de niños preescolares y se encontró que, según su función, la categoría que predominó en el refrigerio fue los energéticos con 95,8 % (160), seguido de los hídricos 82,6 % (138) y los reguladores 62,3 % (104) (tabla 1).
(*) Mediana y rango intercuartílico
(†) 668 alimentos clasificados de 167 refrigerios
(+) No trajo alimento
De los 668 alimentos de los refrigerios de niños escolares, según su origen, el 45,2 % eran no procesados frente al 25,1 % de procesados y el 26,5 % no tenía. Se observa también, que el alimento más común en los refrigerios fueron los reguladores no procesados con un 62,3 % (104), seguido de energéticos procesados 50,8 % (85) (tabla 2).
DISCUSIÓN
Se encontró un mayor consumo de alimentos no procesados (45,2 %) en los refrigerios de los preescolares; esto es más alto que lo encontrado en otros países como Australia, con 33 %7 y EE.UU.5 con 41 %. Esto se puede deber a varios factores, como la influencia familiar por hábitos alimentarios saludables, pues el expendio escolar está a cargo de los padres de familia, al igual que la preparación y consumo de comidas esenciales en el día;4 el propio ambiente escolar, donde se comparte y decide qué alimentos deben de llevar los niños y además, por imitación de los compañeros puede retroalimentar los hábitos alimentarios.9 En el contexto de la investigación, la elaboración de un refrigerio no procesado podría ser más económico que comprar alimentos procesados. Aun así, la frecuencia es baja, pues menos de la mitad de los alumnos llevó alimentos no procesados.
La frecuencia de consumo en alimentos energéticos procesados (50,9 %) y no procesados (44,9 %) en preescolares era muy similar; estudios en México4 y Australia10 encontraron resultados similares. Esto podría explicarse por el desconocimiento de los padres de familia acerca de su función, la diferencia del aporte calórico que brinda cada tipo y lo más importante, las enfermedades que pueden traer a futuro. Los alimentos energéticos procesados contienen elevadas cantidades de azúcar y grasa tipo saturada e hidrogenada, elevan el colesterol sanguíneo y aportan energía que no es utilizada por el organismo para las funciones vitales, sino más bien es almacenada como grasa, lo que conlleva a los niños a tener caries, sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiacas o diabetes en el futuro.2
La alta frecuencia de alimentos reguladores no procesados (62,3 %) fue similar a estudios en EE.UU.5 y México4 en los que más de la mitad de refrigerios contenían frutas y verduras. Esto puede deberse al entorno social (educación de la familia), entorno físico (kioscos saludables), política (acceso a alimentación saludable),11 que influyen a que los preescolares consuman y tengan preferencia por los alimentos adecuados, además de otros factores ambientales, como enviar frutas precortadas,12 exposición anterior a alimentos saludables y el acceso a estos.6
Es necesaria la educación de alimentación saludable en padres y niños,11 pues son muchos factores los que influyen en ello. Nekitsing y otros13 refieren que una estrategia importante que fomenta la ingesta de vegetales en las personas es establecerlas en los primeros años de vida, de esta manera se fija el hábito alimenticio adecuado desde temprana edad e influye positivamente en el futuro de su salud.
Menos de la mitad de los preescolares consumía alimentos constructores (40,7 %) lo que perjudica su crecimiento y desarrollo, ya que estos ayudan a formar nuevos tejidos y órganos, en especial el sistema neuromotor, el cual está en pleno perfeccionamiento en esta etapa.4,6,8,11
Se estima que el 92 % de los refrigerios contenían alimentos preparados en casa y frutas,7 por lo que es necesario realizar intervenciones en los padres como folletos con recetas e información sobre alimentos saludables,14 así como dar a conocer estrategias (cortado de frutas, disponibilidad de kiosco saludable,15 leyes de etiquetado sobre alimentos, entre otros).11
El estudio tiene las siguientes limitaciones: posible sesgo de información, pues se realizó una sola observación de los refrigerios y esto puede variar mínimamente los días de semana de los alimentos de los preescolares. Otra limitación es que el estudio fue realizado antes de la ley de etiquetado de alimentos, por lo que se deberá conocer si varió el uso del refrigerio saludable en preescolares. No se analizó si el refrigerio cubría los requerimientos calóricos de los niños en edad prescolar.
Estos resultados representan la frecuencia de refrigerios saludables en preescolares de toda una región, por lo que puede ser representativo a zonas similares de Chiclayo.
Existe un alto consumo de alimentos energéticos en preescolares de Chiclayo, con la misma frecuencia de los alimentos energéticos no procesados y procesados, sin embargo, hay un alto consumo en general de alimentos no procesados.
Se recomienda al sector público establecer intervenciones en padres, cuidadores o en personal docente para difundir la importancia de los refrigerios y establecer pautas en cuanto a su composición, además de crear la práctica de buenos hábitos alimentarios, ejercicio físico regular y sobre todo las raciones calóricas adecuadas según la edad del niño.