Estimado editor:
Por medio de la presente y motivados por la lectura y análisis del artículo “Características clínicas y microbiológicas de la infección de vías urinarias bajas en población ambulatoria”,1 quisiéramos llamar la atención sobre un tema que últimamente tiene poca visibilidad en las publicaciones. Se trata de los factores de riesgo presentes en la edad reproductiva y que inciden negativamente en futuros embarazos, lo que se conoce como factores de riesgo preconcepcional. Al revisar lo publicado en los últimos cinco años apenas se aborda directamente el tema, que por demás mantiene vigencia capital cuando de salud materno infantil se trata.
En el trabajo que motiva el análisis, se expresa la frecuencia de aparición de las infecciones urinarias bajas en ambos sexos, más frecuentes en mujeres en la edad reproductiva y asociada a otras condiciones. También se hace referencia a las dificultades de diagnóstico y tratamiento específico oportuno debido a múltiples factores, entre ellos la variedad de microorganismos causales y ausencia de síntomas, lo que hace que cursen inadvertidas durante un tiempo y se desencadenan ante la ocurrencia de un embarazo.
Existen múltiples condiciones que pueden vincularse al buen desarrollo de un embarazo, y no solo las que afectan directamente a la mujer, también las que afectan al hombre y, en conjunto, a ambos miembros de la pareja.
Cuando se revisa lo publicado en los últimos cinco años en el contexto cubano, se observa con más frecuencia el estudio de los factores de riesgo preconcepcional que afectan directamente a la mujer; en particular, se hace énfasis en aquellas condiciones biológicas que tienen una mayor incidencia en las poblaciones, como son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la anemia, las infecciones vaginales y urinarias, así como la malnutrición en sus distintas expresiones, por citar algunas de ellas.2,3 Cada vez aparecen más investigaciones internacionales sobre la significación de los buenos hábitos alimentarios en la etapa reproductiva, el balance correcto entre vitaminas y minerales para evitar afectaciones y la aparición de enfermedades en la adultez del futuro ser.4
Es justo destacar que lo señalado antes y tratado con más frecuencia por los profesionales preocupados con la salud materno infantil, son aquellos factores que tienen definida la carga que representan, su abordaje y solución o atenuación en caso que se pueda planificar un embarazo.2
En otro orden, se refieren aspectos sociales, económicos y demográficos como la edad, escolaridad, paridad, situación económica y estructural de vivienda. Muy pocos tienen en cuenta lo relacionado con las condiciones de la pareja de la mujer, lo más señalado es si la pareja es estable o no.2,3) Se investiga menos si padece alguna enfermedad crónica no transmisible o hereditaria, desnutrición, hábitos tóxicos, uso de medicamentos, etc. Estos aspectos no han sido tratados con la verdadera importancia que tienen y hasta lo que conoce la ciencia en la actualidad, el embarazo es un asunto de dos, hombre y mujer, bien sea la concepción de forma natural o asistida.
Se ha estudiado la influencia que las distintas drogas y enfermedades descompensadas en el hombre ejercen sobre la sobre la calidad de los espermatozoides, y en los artículos revisados no se reflejan aspectos relacionados con esto, ni otras condiciones de ambos miembros de la pareja al momento de la concepción o en etapa previa, que se sabe definitorio para la formación del embrión. Lo mismo ocurre con las condiciones sociales y del ambiente circundante en general, donde sustancias nocivas, ingeridas o inhaladas por cualquiera de los miembros de la pareja en la etapa preconcepcional definen el buen desarrollo de la descendencia.5 La contaminación ambiental es algo que siempre ha existido y, en los últimos años, ha cobrado una gran importancia por los efectos adversos sobre la salud.
Le agradecemos su atención.