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EduSol

On-line version ISSN 1729-8091

EduSol vol.23 no.83 Guantánamo Apr.-June 2023  Epub May 03, 2023

 

Ensayo

Apuntes en torno a los vínculos interpersonales entre Martí y Maceo

0000-0001-6451-4981Josefa Azel Jiménez1  * 

1Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas

RESUMEN

El ensayo es un resultado científico de una investigación histórica relacionada con los vínculos interpersonales entre Martí y Maceo. Luego de analizar su desarrollo en diferentes momentos, ya fueran opuestos o afines, se exponen los puntos de convergencia de sus respectivos pensamientos, pues ambos patriotas fueron consecuentes con los más altos principios revolucionarios. Se recurrió a los métodos teóricos: histórico-lógico, histórico-cronológico, abstracción y generalización de lo histórico, inductivo-deductivo, análisis y síntesis; empíricos: revisión de documentos, análisis del discurso. Puede utilizarse como material de profundización en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en la preparación metodológica y en la docencia de posgrado.

Palabras-clave: Martí; Maceo; Gómez; Proyecto de San Pedro Sula; La Fernandina; La Mejorana

Introducción

Un tema recurrente en la historiografía cubana ha sido el de las relaciones interpersonales entre José Martí y Antonio Maceo, aunque generalmente parcializado e incompleto. Eso ha originado la presencia de ciertas polémicas en las clases de Historia de Cuba que el docente tiene la misión de esclarecer. Asimismo, se ha observado una práctica frecuente de exaltar tan solo las virtudes de las grandes figuras de las luchas independentistas, alejándolas de la realidad objetiva al obviar que, en la clase, el estudiante debe gozar las victorias y sufrir las derrotas de sus héroes, como afirmara Remiro Guerra en su obra La educación primaria en el siglo XX.

En contraposición, el desmontaje de la historia presente en los enemigos de la Revolución Cubana y su significado histórico, ha tratado de desvirtuar su legado, atacando a estas y otras de sus personalidades históricas con el objetivo de socavar las bases ideológicas sobre las cuales se sustentan los principios revolucionarios al exponer supuestos errores o defectos personales y a la vez, minimizar la esencia de sus verdaderas grandezas.

Lo antes planteado y la relevancia otorgada a la Historia de Cuba en los momentos actuales constituyen las razones que incentivaron a la autora a realizar una investigación histórica acerca de los vínculos interpersonales entre José Martí y Antonio Maceo. Se considera, por tanto, un tema de estudio de significativa importancia para la enseñanza de esta asignatura.

Los resultados investigativos se exponen sintéticamente en el presente ensayo puesto a la disposición de los interesados en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba, tanto en el ámbito académico de las universidades y como material de consulta y/o profundización de la disciplina. De igual forma, puede contribuir a los temas de la preparación metodológica de los docentes de la asignatura en todos los niveles de enseñanza, así como en la educación de posgrado. Por esos motivos, se declara como objetivo: valorar los vínculos interpersonales existentes entre José Martí y Antonio Maceo.

Para su realización se recurrió a los métodos teóricos: histórico-lógico, inductivo-deductivo, análisis y síntesis, abstracción y generalización de lo histórico e histórico-cronológico, fundamentales en las investigaciones de esta tipología. Asimismo, a los métodos empíricos: análisis de documentos y análisis del discurso.

Desarrollo

En el lapso comprendido entre la Tregua Fecunda y los primeros meses de la Revolución de 1895, aparece un problema objeto de conjeturas: las relaciones entre dos de sus principales figuras, José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba, y Antonio Maceo, el Titán de Bronce. Se ha planteado en reiteradas ocasiones que estas fueron tirantes y difíciles; de ahí, el estudio valorativo realizado que fue dividido en cuatro etapas para una mejor comprensión.

Primera etapa: reconocimiento mutuo

Martí arribó a los Estados Unidos en enero de 1880, luego de su deportación a España. De inmediato se incorporó al Comité Revolucionario de Nueva York; tomó parte en los preparativos de la Guerra Chiquita, y ayudó a Calixto García en labores organizativas de gran envergadura.

Maceo era conocido para el Apóstol, por su gloriosa actuación en la Guerra de los Diez Años, pero no sucedía lo mismo de la otra parte. A inicios de la década de los ochenta del siglo XIX, Martí no era aún el reconocido escritor y periodista latinoamericano de los años posteriores, y como él mismo dijera: “Tal vez, por mi odio a la publicidad inútil, ignore U. quien le escribe esta carta.” (Martí, 1993, p. 236) Esa carta fue la primera comunicación entre ambos, en búsqueda de apoyo para reanudar la lucha, pero Maceo no le respondió.

Segunda etapa: Rompimiento de Martí con el Proyecto de San Pedro Sula

A fines de 1884, tomó auge un nuevo proyecto insurreccional, el Plan de San Pedro Sula, inspirado fundamentalmente por Máximo Gómez y acogido con gran fervor por la emigración de Cayo Hueso. El Generalísimo y Maceo se dirigieron a Nueva York, donde entablaron relaciones con Martí, quien después de algunas reuniones, rompió con ellos.

El escritor Carlos Manuel Márquez Sterling, detalló pormenorizadamente lo sucedido el sábado 18 de octubre de 1884. Dada su importancia se señalan algunas cuestiones:

Martí le ha sido muy simpático al Caudillo, pero este ha cometido el error de tener siempre presente a Maceo en sus conversaciones…Con juicio certero, Martí comienza a referirse al viaje. El general se siente mortificado, molesto… Hasta ahora ha sido blando con Martí, pero ya este va más lejos de aquellos límites, en que Máximo Gómez ha querido detenerlo. Sin embargo, hay algo que mortifica más al general. El caso omiso que Martí está haciendo de Maceo que es el jefe de la misión. Gómez, que ya no puede contenerse: Vea Martí, limítese a lo que digan las instrucciones y en lo demás el general Maceo hará lo que deba hacerse…

Maceo está apenado; interviene un poco cohibido. Pretende darle a entender a Martí, que ellos debían considerar la guerra de Cuba como una propiedad de Máximo Gómez, en la que nadie debe intervenir y la que debía dejársele totalmente en sus manos…Martí se despide de un modo afable y cortés. Pero Maceo no se engaña. General -le dice a Gómez- ese hombre se va disgustado con nosotros…

Cuando llega a su casa ha tomado una resolución dificilísima. Romperá con el general Gómez. Deja transcurrir dos días para que esta determinación tan grave, influenciada por su dolor, no esté inspirada en la ofuscación. Táctica inútil, pero así que la cree madura toma la pluma para escribirle a “su distinguido general y amigo”. (Cabrales, 1996, pp. 225-228)

Es necesario puntualizar que el rompimiento del Maestro con el proyecto, significó la ruptura con los métodos inadecuados de hacer la guerra, por problemas organizativos, de estrategia, de táctica, nunca como consecuencia de la desavenencia personal con Gómez o Maceo, como muchos han señalado, entre ellos, Márquez Sterling -si bien este pudo ser el detonante de la decisión-, algo que explicó claramente Martí en su misiva a Gómez. Pensar de otra forma significa desconocer la historia, el carácter y la inteligencia del más universal de los cubanos.

Las fuentes consultadas confirman la intención de Maceo de aplacar a Martí y subsanar el incidente, como se aprecia en el relato. La causa principal para separarse del Proyecto no estuvo motivada en modo alguno, en la conversación con el Mayor General Antonio Maceo, aunque sus criterios emitidos en ausencia de Gómez, contribuyeran a esa determinación.

Todo parece indicar que la predisposición de Maceo hacia Martí surgió como resultado de la influencia negativa ejercida por terceras personas, ya fueran en conversaciones o mediante correspondencia, las cuales avivaron las desavenencias y recelos con malintencionadas opiniones y tergiversados criterios acerca de Martí. Se citarán como ejemplos, fragmentos de dos misivas:

Carta inédita enviada por el Titán de Bronce, a Juan Arnao y Alfonso, del 14 de junio de 1885:

Tengo el gusto de acusarle recibo de su grata carta, fecha 10 del presente. Sensible es por todos conceptos el conocimiento de los hechos, que existentes hoy, pretenden oscurecer el limpio horizonte de nuestros trabajos preparatorios, triste verdad…qué importa pues la doblez y falsía de unos pocos, si se cuenta con la abnegación y probado patriotismo de los más ¿Acaso admiten paralelo, por más, que a todos los prohíje el mismo suelo? Mas, poco importa; sin ellos y contra ellos nuestra obra se realiza, sin que basten a impedirlo sus maquiavélicos planes que basan en la infamia y la calumnia. Concretando especial y determinadamente estos comentarios a un solo individuo, que lo designaremos Dr. Martí, debo agradecerles los antecedentes que relativos a su conducta Ud. ha tenido la bondad de proporcionarme: también al amigo Rubiera, he de agradecerle igual servicio. Conocidas como son las retrógradas tendencias del amigo que nos ocupa debe Ud. procurar el consenso de los que, amantes de su Patria, aspiren al bien de ella, para que unidos así combatan en todos los terrenos tan fatal elemento. (Maceo, 1885, p.1)

La misiva de Juan Arnao, expuesta en el epistolario de Cabrales (pp. 229-231) curiosamente aparece incompleta, le falta el fragmento donde supuestamente debió referirse al asunto.

Otro ejemplo es la carta enviada por el doctor José Miguel Párraga, del 10 de junio de 1885:

…Siento manifestarle que el amigo Martí se ha inutilizado así mismo con respecto a la Colonia; su carácter y sus actos, le han creado antipatía entre todos los que le eligieron Presidente de la “Asociación Cubana de Socorros” en la noche del 15 de Octubre del 84 y como es natural, su deposición -si no renuncia, -será inevitable, yo lo siento, mas lo creo conveniente, porque el amigo Martí no trabaja, ni deja trabajar, según dicen sus compañeros de directiva. (Cabrales, 1996, pp. 228-229)

En el criterio de la autora, tales influencias jugaron un negativo papel en la apreciación de Maceo hacia Martí; razón por las que tuvieron una significativa repercusión en el futuro.

Analizados los hechos hasta aquí, sucintamente explicados, se puede afirmar que las relaciones entre ambos patriotas se tornaron agrias desde el momento de la oposición de Martí a los planes insurreccionalistas de Maceo y Gómez, en los años de 1884-1885. Pero, sobre todo, a la incidencia de varios de sus compatriotas en la emigración, quienes fomentaron la desidia y la imagen negativa que poco a poco se fue formando el Titán de Bronce acerca del Apóstol.

Tercera etapa: acercamiento

Durante el proceso investigativo no se encontraron evidencias documentales de contactos mutuos entre ambos hasta el 4 de enero 1888, cuando Maceo le escribió en los siguientes términos:

Hoy como ayer pienso que debemos los cubanos todos, sin distinciones sociales de ningún género, deponer ante el altar de la patria esclava y cada día más infortunada, nuestras disensiones todas y cuantos gérmenes de discordia hayan podido malévolamente sembrar en nuestros corazones los enemigos de nuestra noble causa. (Roig, 1950, p.373)

Otra evidencia histórica data de 1891 con la carta de Martí a Maceo fechada el 24 de julio, dándole acuse de recibo a sus misivas del 25 de junio y 7 de julio, respectivamente. Se despedía del Titán de Bronce de la siguiente manera: “Cuídese haciendo su negocio lo más alejado posible de la política de esos países y cuente con su antiguo amigo”. (Cabrales, 1996, p. 289)

Posteriormente existe otra del Apóstol, con fecha 1º de febrero de 1893. En ella le ofrecía un grupo de pertrechos de guerra para una eventual expedición a Cuba. Terminaba la misiva en estos términos: “¡Qué elocuente carta me mandó Ud. sobre la querida viejecita! La he leído mucho. ¿No leyó a Patria sobre ella? Su amigo, José Martí”. (Cabrales, 1996, pp. 14-15)

De los documentos anteriores, se infiere que aún antes del 24 de julio de 1891 estaban restablecidos sus vínculos. Las tensiones mutuas quedaron suavizadas mediante la correspondencia.

Martí comprendió la necesidad de atraer los esfuerzos de la vieja dirigencia revolucionaria. Se reunió con Máximo Gómez en Santo Domingo. El 13 de septiembre de 1892, le comunicó, la decisión de los clubes revolucionarios de asignarle el cargo de General en Jefe del Ejército Libertador. Gómez le recomendó, entrevistarse con Maceo y otros patriotas en Costa Rica para sumarlos al proyecto.

Martí, le escribió de manera afectuosa al Mayor General Antonio Maceo desde Nueva York, el 25 de mayo de 1893. Le anunciaba su llegada a Puerto Limón entre el 15 y el 30 de junio.

Ardo en deseos de verlo. Ya le escribí de Nueva Orleans, a Ud. y a Flor. Ya sé que Ud. me conoce el alma bien, y que solo espera de ella lealtad y cariño. Con igual tesón vigilo por nuestra Patria, donde no hay problema que no se pueda resolver con honor y justicia, -y por la gloria de los que la han creado con sus servicios. Precisamente tengo ahora ante los ojos “La Protesta de Baraguá” que es de lo más glorioso de nuestra historia. Ud. sabrá algún día para lo que vive este amigo de Ud. …Espéreme con los brazos abiertos, que ya yo sé por mi cuenta que lo único que pudiera faltar a Ud. es la ocasión, que ahora se renueva de mostrarse grande. (Cabrales, 1996, pp. 15-16)

Martí le narró a Gómez los resultados finales del encuentro de la siguiente forma:

Yo, que no pongo prisa en censurar ni en absolver, tengo gusto grande en decirle, uniendo la prudencia al natural deseo de hallar buenos a los hombres, que Ud. y yo debemos estar contentos de la aceptación plena y afectuosa por el general Maceo de la parte de obra que considera Vd. como natural de él, y que él acogía de antemano en la carta que envió a esperarme a Puerto Limón. Lo traté con la verdad angustiosa y honda que está en mí, y no creo engañarme al decirle que él, y lo que lo rodea, está pronto a ocupar su puesto en el pensamiento general, y a ocuparlo con entusiasmo y fe. (Martí, 1993, p. 393)

La incorporación de Maceo al proyecto martiano fue una victoria para la unidad de las fuerzas revolucionarias. De este modo se garantizaba la arrancada del combate.

Cuarta etapa: Nuevo deterioro de las relaciones

Todo parecía estar ya en la normalidad, cuando otro incidente oscureció una vez más los vínculos. Este se produjo al fracasar el Plan de la Fernandina, preparado por Martí con los modestos esfuerzos de la emigración cubana. Como parte del proyecto, se preveía una embarcación para recoger a Maceo, Flor Crombet, Agustín Cebreco y otros patriotas en Costa Rica y conducirlos a las costas orientales de Cuba. La detención de la expedición por las autoridades yanquis, producto de una indiscreción, dejaba a los patriotas sin barcos, sin armas y sin dinero. Gracias a los ingentes esfuerzos legales de los emigrados cubanos, lograron recuperar gran parte de los armamentos.

Martí le escribió a Maceo, el 19 de enero, explicándole lo sucedido. Lo hizo nuevamente, consciente de la necesidad de la presencia de los principales líderes para el desarrollo exitoso de la guerra, le ofreció el envío de $ 2 000.00, todo cuanto podía, para que se agenciara un velero con armas y viajara a Cuba. Pero el Titán, desconocedor de los fondos monetarios del Partido Revolucionario Cubano, le respondió necesitar $ 6 000.00 para movilizar a sus huestes.

Sin embargo, Flor Crombet desde Panamá, aseguró salir con una cantidad menor. El momento no permitía demasiadas dilaciones. Como Maceo era indispensable, ordenó a Benjamín Guerra, el tesorero del partido, despachar el dinero a Flor, luego de consultarlo con Gómez y escribió al Titán de Bronce con la mayor delicadeza posible para tratar de convencerlo. Dicha comunicación, llegó después de conocer Maceo la decisión por otras vías, circunstancia que agravó aún más su encono.

El deber patrio, se sobrepuso a su estado de ánimos. Así, el Titán de Bronce embarcó rumbo a Cuba a bordo de una expedición dirigida por Crombet, quien pasó a recogerlo por Costa Rica. La goleta Honor arribó a las costas de Duaba, el 1º de abril de 1895. Días después, el 11 de abril desembarcaron por Playitas de Cajobabo Máximo Gómez y José Martí, junto a otros cuatro patriotas. Se hacía indispensable la reunión de los tres grandes hombres de la guerra, realizada el 5 de mayo en el ingenio La Mejorana.

Maceo nos había citado para Bocuey, a donde no podremos llegar a las 12, a la hora a q. nos cita… Vamos, -con la fuerza toda. De pronto, unos jinetes. Maceo… Salió a buscarnos, porq. tiene a su gente de marcha… Maceo y G. hablan bajo, cerca de mí: me llaman a poco, allí en el portal: q. Maceo tiene otro pensamiento de gobno: una junta de los generales con mando, por sus representantes, -y una Secretaría Gral.-la patria, pues, y todos los oficios de ella, que crea y anima el ejército, como secretaría del ejército. Nos vamos a un cuarto a hablar. No puedo desenredarle a Maceo la conversación: ¿pero V. se queda conmigo o se va con Gómez? Y me habla, cortándome las palabras, como si fuese yo la continuación del gobierno leguleyo, y su representante. Lo veo herido- “lo quiero -me dice- menos de lo q. lo quería” por su reducción a Flor en el encargo de la expedición, y gasto de sus dineros. Insisto en deponerme ante los representantes q. se reúnan a elegir gobierno. No quiere q. cada jefe de Operaciones mande el suyo, nacido de su fuerza: él mandará los cuatro de Oriente: “dentro de 15 días estarán con Vds. -y serán gentes q. no me las pueda enredar allá el Doctor Martí”.- En la mesa, opulenta y premiosa, de gallina y lechón, vuélvese al asunto: me hiere, y me repugna: comprendo q. he de sacudir el cargo, con q. se me intenta marear, de defensor ciudadanesco de las trabas hostiles al movimiento militar: Mantengo, rudo: el Ejército, libre, y el país, como país y con toda su dignidad representado. Muestro mi descontento de semejante indiscreta y forzada conversación, a mesa abierta, en la prisa de Maceo por partir... (Martí, 1996, pp. 290-294)

Al parecer, en desagravio a lo ocurrido el día anterior, Maceo invitó a Martí y Gómez a visitar su campamento y los presentó a la tropa; fueron recibidos con grandes honores. Las páginas del Diario de Campaña del Apóstol, correspondientes específicamente a esa fecha, misteriosamente desaparecieron sin que hasta hoy se conozcan las circunstancias del hecho. Sin embargo, en carta a Carmen Miyares del 9 de mayo de 1895, reseñó el hecho: “¡Qué entusiasta revista la de los 3000 hombres de a pie y a caballo que tenía a las puertas de Santiago de Cuba!” (Martí, 1993, p.376) Este sería el último encuentro de los dos grandes hombres.

En cuanto a la incomprensión por parte de Maceo de la concepción martiana de república, la autora considera que, en la reunión de La Mejorana, el Titán de Bronce no había apreciado aún que las dificultades emanadas de la autoridad de la República en Armas en la gesta del 68, no estaban precisamente en el hecho de contar con un gobierno civil en medio de la guerra, sino en la forma en que desempeñó su mandato y en su enorme estructura, de por sí inoperante. No obstante, pronto comprendió su error, y el 14 de julio de 1895, le escribía a Bartolomé Masó:

A su ilustradísimo criterio no se escapará la importancia de todas las consideraciones que le hice y acabo de significarle ahora; pues si bien es verdad que a la llegada del general Gómez y Martí, creía un lujo prematuro la formación de gobierno, también lo es que lo crea hoy de imperiosa necesidad. (Souza, 1984, p. 140)

En realidad, no se encontró durante la investigación otra esencia a las diferencias. Se hizo pertinente el análisis de los puntos convergentes en sus respectivos pensamientos y acción, en donde se observaron innumerables y notables coincidencias. A continuación, se plantean las siguientes:

  1. La necesidad de la independencia de Cuba, tanto de España como de los Estados Unidos.

  2. El peligro autonomista y anexionista para la causa de la revolución.

  3. La necesidad del mantenimiento de relaciones amistosas con el resto de las naciones del mundo, especialmente con las latinoamericanas.

  4. El enfoque antirracista de la revolución.

  5. La necesidad de la formación de un partido político para fomentar y auxiliar la guerra. Desde mucho antes del nacimiento del Partido Revolucionario Cubano, precisamente en 1886, Maceo le planteaba a José A. Rodríguez la idea de un Partido Independiente para esos fines.

  6. La unión cordial, franca y sincera de todos los hijos de Cuba fue el ideal de sus espíritus y el objetivo de sus esfuerzos.

  7. Consideraban que, una vez alcanzada la total independencia, la forma de gobierno más adecuada y conforme al espíritu de la época era la republicana y democrática.

  8. Concepción de la guerra como un plan combinado.

  9. El odio a la dominación española, nunca al ciudadano español.

Por último, se debe enfatizar que, a pesar de las señaladas divergencias de carácter meramente personal, ambos supieron dejarlas a un lado ante las responsabilidades supremas emanadas de la patria; fueron consecuentes con sus principios y lo subordinaron todo a los fines revolucionarios hasta dar la vida en el empeño. De ahí su indiscutible, trascendental e imperecedera grandeza.

Conclusiones

Si bien entre Martí y Maceo, en sus relaciones interpersonales existió una indiscutible incomprensión, influenciadas fundamentalmente, por terceras personas que avivaron las desavenencias y recelos con malintencionadas opiniones y tergiversados criterios, en el sentido más importante, en el de los principios, en sus concepciones sobre la estrategia revolucionaria, primó siempre una unidad absoluta y eso es lo más importante.

A pesar de las desavenencias un objetivo supremo los guio en todo momento: los esfuerzos por lograr la independencia de Cuba del yugo colonial español.

Sus relaciones interpersonales jamás obstaculizaron ni siquiera empañaron el gran proyecto de liberación nacional encabezado por ellos y en el cual muy tempranamente perdieron la vida, apenas comenzada la Guerra Necesaria.

Referencias bibliográficas

Cabrales, G. (1996). Epistolario de héroes. Cartas y otros documentos. La Habana: Ciencias Sociales. [ Links ]

Maceo, A. (1885) Manuscritos originales de dos cartas inéditas, existentes en la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. [ Links ]

Martí, J. (1993). Epistolario. La Habana: Ciencias Sociales . [ Links ]

Martí, J. (1996). Diario de campaña. Edición crítica. La Habana: Casa Editora Abril. [ Links ]

Roig de Leuchsenring, E. (1950). Antonio Maceo. Ideología y política. Cartas y otros documentos. La Habana: Editorial Nacional del Centenario de su Nacimiento. [ Links ]

Souza, B. (1986). Máximo Gómez el generalísimo. La Habana: Ciencias Sociales . [ Links ]

Recibido: 12 de Diciembre de 2022; Aprobado: 04 de Marzo de 2023

*Autor para la correspondencia:josefaa@uclv.edu.cu

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