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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

On-line version ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.10 no.3 La Habana Sept.-Dec. 2022  Epub Dec 01, 2022

 

Artículo original

El turismo de motivación religiosa y su contribución al desarrollo local. Una visión desde Cuba y Brasil

Religious Motivation Tourism and its Contribution to Local Development. A Vision from Cuba and Brazil

0000-0003-2612-8048Eros Salinas Chávez1  *  , 0000-0002-8561-4321Fabiane Domingos da Oliveira2  , 0000-0003-2133-3392Clemente Hugo Ramírez Frías1 

1Facultad de Turismo, Universidad de La Habana. Cuba

2Universidad Estadual de Paraná, Campus de Apucarana. Paraná. Brasil

RESUMEN

El tipo de turismo cuya principal motivación es la fe, también llamado “turismo religioso”, mueve a miles de personas en el mundo para visitar lugares sagrados. Asimismo, personas no religiosas son atraídas por estos destinos por curiosidad o con la finalidad de adquirir conocimientos histórico-culturales. El presente estudio tuvo como objetivo revelar cómo pequeños pueblos pueden servirse del turismo religioso como contribución al desarrollo local sustentable. Desde el punto de vista metodológico, esta investigación fue exploratoria, descriptiva y cualitativa. Se realizó sobre la base de una revisión bibliográfica y visitas de observación a los lugares con la aplicación de entrevistas abiertas. Se estudiaron dos pequeños poblados: en Brasil, Lunardelli, donde se encuentra el Santuario de Santa Rita de Casia; y en Cuba, El Rincón, donde se halla el Santuario Nacional de San Lázaro.

Palabras-clave: turismo religioso; peregrinaje; santuario; desarrollo local

ABSTRACT

The type of tourism whose main motivation is faith, also called “religious tourism”, moves thousands of people in the world to visit sacred places. Likewise, non-religious people are attracted to these destinations out of curiosity or in order to acquire historical-cultural knowledge. The present study aims to reveal how small towns can use religious tourism as a contribution to sustainable local development. From the methodological point of view, this investigation, due to its characteristics, is exploratory, descriptive and qualitative. It was carried out on the basis of a bibliographic review and visits to observe the places, employing open interviews. Two small towns were studied, in Brazil, Lunardelli, the Sanctuary of Santa Rita de Casia. In Cuba, the analysis centres on El Rincón, the town where the San Lázaro National Sanctuary is located.

Key words: religious tourism; local development; pilgrimage; sanctuary

INTRODUCCIÓN

El turismo puede y debe tornarse un mecanismo de estímulo para el desarrollo, sobre todo cuando se tiene por premisa una mejora de la calidad de vida de las poblaciones de las pequeñas localidades. El turismo, cuya motivación principal es la fe, conocido como «turismo religioso», resulta una clasificación que mueve a gran cantidad de personas, las cuales profesan diferentes religiones, y se trasladan para visitar lugares que consideran sagrados, realizar una ofrenda, pedir un favor, cumplir con una promesa realizada o, simplemente, continuar con una tradición. Este turismo contribuye a la tolerancia, el respeto y el entendimiento entre diferentes culturas, y entre visitantes y comunidades locales.

Los lugares sagrados se han transformado en puntos de encuentro de turistas, movidos por la peregrinación, la búsqueda de experiencias religiosas, la apreciación del lugar como espacio en sí y su significado cultural, y la curiosidad por lo sagrado, en la mayoría de los casos (Salinas, 2013). Resulta notable el gran número de personas que visitan anualmente lugares considerados como centros de peregrinaje o con gran riqueza patrimonial, asociados a espacios de peregrinaje o que combinan ambas dimensiones (Shackley, 2002).

La Organización Mundial de Turismo (OMT, 2014) estima que entre 300 y 330 millones de personas acuden a los principales enclaves religiosos cada año, lo que hace del turismo por motivación espiritual una parte significativa, tanto del turismo nacional como del internacional. En este sentido, los espacios de culto religioso ya no constituyen lugares exclusivos, sino que son, cada vez más, espacios de visita, de servicios y consumos turísticos (Cánoves & Blanco, 2011). Esta realidad, permitida o consentida por las jerarquías eclesiásticas de diferentes religiones, contribuye con importantes ingresos para su propio sostén, provenientes de las visitas de los turistas (Bremer, 2006).

Una característica común resulta que sus practicantes no se consideran turistas; incluso, tal denominación a muchos puede resultarles desagradable y hasta agresiva. Vale notar que el turismo religioso no constituye precisamente un turismo realizado solo por creyentes, místicos, devotos y sacerdotes. Hoy día hay muchas personas no creyentes que se sienten atraídas -por curiosidad o interés cultural- por conocer monumentos, templos y sitios de culto; y saber acerca de un personaje religioso, o de un lugar donde se hubiera realizado un importante acontecimiento religioso o, supuestamente, producido un milagro.

Esa mezcla y confusión que se presenta entre los visitantes motivados por la fe y el misterio religioso, y entre aquellos otros a los cuales les interesa la materialidad histórica y cultural de estos sitios y monumentos, está provocada por la propia compleja realidad de las visitas religiosas. En el Santuario de la Virgen de Fátima se intenta resolver esta aparente contradicción con la siguiente advertencia al visitante, escrita en el portal de entrada: «Aquí termina el turista y comienza el peregrino» (Monteiro de Olivera, 2008, p. 3).

La localización geográfica de los centros religiosos, su origen y la significación mística del lugar resultan bastante diversas y están presentes en paisajes urbanos y rurales. En este caso se hallan las visitas a las grandes catedrales góticas y renacentistas del Vaticano; a las ciudades de La Meca y Medina, en Arabia Saudita, peregrinaje que realizan los fieles del Islam para seguir los preceptos del profeta Mahoma; a un lugar sagrado como el Muro de las Lamentaciones, en Jerusalén, visitado por católicos, musulmanes y hebreos; o las apariciones sobrenaturales en las grutas de la Virgen de Fátima, en Portugal, y de la Virgen de Lourdes, en Francia.

Las visitas a catedrales e iglesias de significativos valores históricos, arquitectónicos y teológicos como la catedral de Notre Dame y la iglesia del Sagrado Corazón, en París; la catedral de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú; el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Aparecida en Brasil, o la inconclusa y no menos monumental basílica de La Sagrada Familia, en Barcelona, y muchas otras, representan fuertes motivos de atracción turística para fieles de diferentes credos religiosos y para numerosas personas no creyentes, interesadas en esas altas expresiones de la cultura universal. En otras ocasiones, pequeñas poblaciones como la de Asís, en Perugia (Italia), adquieren un alto valor turístico por su celebridad teológica y la presencia en sus predios de un santo, en este caso San Francisco.

Por las propias características de los peregrinos resulta difícil estimar el número de personas que viajan a un centro religioso. Igualmente, hay dificultad para obtener datos sobre el turismo religioso, ya que no existe una fuente estadística uniforme; a la vez, las instituciones eclesiásticas no son dadas a brindar la información que sobre este tema puedan tener (Dallen & Olsen, 2006; Lanquar, 2007). Aunque resulte difícil demostrar con informaciones fidedignas y datos estadísticos, los movimientos religiosos, las peregrinaciones, los oficios, los eventos y las festividades constituyen una fuente considerable de ingresos para el lugar que los organiza; y representan una opción estratégica de desarrollo local para muchos lugares sagrados (Maak, 2009).

A su vez, una ciudad y un sitio de peregrinación no están únicamente consagrados al ejercicio de la religión, ya que también se llevan a cabo importantes gestiones de operación y servicios; de ahí resulta una función comercial anexa a la religiosa y complementaria de esta (Cánoves & Blanco, 2011). Al respecto, Fernández-Fuster (1978) ha señalado que:

[…] si bien el turismo religioso mueve masas humanas unidas por una motivación que no puede considerarse estrictamente turística, el viaje en sí y sus efectos en el núcleo receptor, son práctica y teóricamente iguales que cualquier otra motivación. […] este tipo de viajes suele realizarse en estancias cortas de tres a cuatro días. (p. 54)

Las cuestiones de índole religiosa tienen alta sensibilidad; su vinculación con el turismo y comercialización puede provocar disgusto y hasta rechazo por parte de numerosos fieles. Sin embargo, ciertamente, tales desplazamientos, masivos en muchos casos, se inscriben en la actualidad dentro de los movimientos turísticos. La realización de muchos de esos viajes y de las visitas programadas a los lugares sagrados forman parte activa de los códigos litúrgicos de cada religión y del culto en cuestión. Por ello, cualquier actividad turística prevista no debe interferir de forma alguna con el motivo religioso del viaje. Sobre estas bases se considera el turismo religioso como un tipo de turismo, aun cuando los feligreses no se identifiquen a sí mismos como tales.

De esta manera, el presente trabajo tuvo como objetivo revelar cómo pequeños pueblos pueden servirse del turismo religioso para contribuir al desarrollo local sustentable.

MÉTODOS

El presente estudio fue exploratorio, pues se relacionaron algunos de los aspectos significativos del turismo religioso; y descriptivo, porque se analizaron las características principales de esta modalidad turística (Sandy, 2014).

Como casos de estudio se tuvieron en cuenta dos ejemplos actuales de pequeños pueblos, ambos con un desarrollo económico muy limitado y una población residente con escasos recursos económicos. Estos dos pueblos tienen una significación religiosa importante: Lunardelli, en Brasil, con un reciente perfil religioso que no sobrepasa los cuarenta años; y El Rincón, en Cuba, con una tradición de culto de cerca de cien años de historia y peregrinaciones. Asimismo, presentan orígenes fundacionales y características histórico-geográficas muy distintas, además de un sistema sociopolítico diferente, el cual repercute en las formas de accionar de las autoridades públicas y el sector privado.

La búsqueda de la información primaria se efectúo a través de métodos cualitativos (Rodríguez, Gil & García, 2006; Gonçalves & Cardozo, 2012; Molina-Azorín & Font, 2015), donde se mezclaron la revisión bibliográfica de obras sobre turismo religioso y desarrollo local, la observación participativa y las entrevistas abiertas a los actores sociales. Durante el estudio de campo (2018-2019) se hicieron recorridos por los pueblos de Lunardelli y El Rincón. Este proceso de observación consistió en caminar por sus calles y plazas; participar en celebraciones eclesiásticas en los templos y otras actividades culturales; acompañar a los fieles en algunas de sus peregrinaciones; visitar los sitios de alojamiento y gastronomía, las tiendas de artesanías y las ventas de objetos religiosos; hacer fotografías en lugares de interés; además de recorridos por sus entornos rurales.

A partir de las herramientas de investigación que proporcionaron la búsqueda bibliográfica y la observación participativa (Jovel, Llurdes & Uroi, 2007; Millán, Pérez & Martínez, 2012), se analizaron las características socioeconómicas generales de estas localidades; las cantidades de fieles que visitan estos santuarios; los servicios religiosos que estos ofrecen; la cantidad y calidad de los servicios ofertados al público como alimentación, hospedaje, transporte, artesanías, etcétera; los impactos ambientales visibles causados por los flujos de visitantes; y las posibilidades de desarrollo local sobre la base de los movimientos de personas hacia los santuarios en ambas comunidades.

Presupuestos teóricos del turismo religioso

La definición de «turismo religioso» presenta cierta complejidad. Se trata de un concepto formado por dos entidades muy diferentes en todos los aspectos, desde sus orígenes y su desarrollo hasta los valores que profesan y manifiestan aquellos que lo practican y realizan. Por una parte, la religión, tan antigua como la propia historia de la sociedad humana; y, por otra, el turismo, un fenómeno socioeconómico mucho más reciente, dan lugar a una nueva realidad, la cual comparte características y elementos de ambas entidades (Parellada, 2009). Tanto el turismo como el peregrinaje presentan dos requisitos fundamentales para materializar los viajes: disponer de tiempo libre y poseer recursos financieros.

Las primeras publicaciones académicas relacionadas con el turismo religioso y las peregrinaciones datan de finales de la década de los años 60 del siglo pasado (Tobon & Tobon, 2013). Desde esa fecha hasta la actualidad las publicaciones sobre esta temática han experimentado un crecimiento exponencial a nivel internacional. Las principales áreas del conocimiento donde aparecen artículos referidos al turismo religioso son: ciencias sociales, economía, geografía, ciencias ambientales y antropología, entre otras (Mora, Serrano & Osorio, 2017).

En particular, los fenómenos religiosos bajo la mirada de la geografía siguen tres paradigmas, que constituyen hilo conductor de este artículo. En primer lugar, siempre ha habido espacios sagrados y lugares simbólicos para las diferentes culturas. En segundo puesto, también han existido las peregrinaciones como desplazamientos de personas a esos sitios de veneración. Como tercer elemento, estos espacios para los grupos humanos cobran significado y simbolismo, y se convierten en sitios de culto, bien por un reconocimiento popular, bien porque las propias iglesias los reconocen como tales (Buttimer, 2006).

Las formas de peregrinación son muy diversas y, en realidad, los grandes centros religiosos atraen a creyentes durante todo el año, si bien determinadas fechas conmemorativas y festivas registran afluencias significativas, las cuales desbordan en muchos casos las propias capacidades y los servicios existentes. Determinadas religiones favorecen más las peregrinaciones que otras, según las características del culto, por lo general, cuanto mayor es el número de fieles, más concurrida resulta la peregrinación y mayor importancia se le concede al santuario visitado.

La peregrinación se define como un viaje que se emprende para llegar a un lugar considerado sagrado. Representa un acto de culto y va unida a la oración, la penitencia y otras formas de culto practicadas durante el viaje y en el lugar sagrado (Cánoves & Blanco, 2011).

Las peregrinaciones en su raíz epistemológica están relacionadas con las personas que viajan a través de tierras desconocidas e inhóspitas, imbuidas en un espíritu de sacrificio y purificación.

Estas se asocian con la experiencia interna de un camino a seguir por cada individuo hacia su verdadero yo. Generalmente, se usan para designar viajes de larga distancia a los santuarios más importantes (Steil, 2003).

La peregrinación hay que percibirla como un viaje sagrado de ascensión espiritual (Collins-Kreiner & Gatrell, 2006). Cuando lo sagrado se manifiesta en el espacio, este se convierte en un «Centro», un punto fijo que permite al hombre religioso orientarse en la homogeneidad caótica, por lo que los creyentes experimentan la necesidad de estar en contacto con él (Turner & Turner, 1978).

La diferencia entre peregrinaciones y turismo religioso está dada (en cierto sentido( por el grado de inmersión y externalidad que cada una de estas experiencias puede proporcionar. Las peregrinaciones se vinculan más con la experiencia religiosa de inmersión en lo sagrado, mientras el turismo religioso se asocia más con el espectáculo, como una fiesta religiosa (Steil, 2003). Las peregrinaciones tienen como objetivo seguir un camino dirigido a lo sagrado, en búsqueda del acercamiento y contacto con lo divino. Sus motivaciones resultan distintas a las del turismo religioso, puesto que tienen una clara relación con la petición del perdón, de curación, de cumplimiento de un voto. Por su parte, el turismo religioso presenta como motivación principal visitar lugares sagrados, participar en celebraciones religiosas y conocer sitios de valores patrimoniales histórico-culturales. En su esencia constituye un producto más de consumo turístico, vinculado al significado cultural y espiritual de los lugares (Aulet & Hakobyan, 2011).

A su vez, las diversas experiencias recibidas en los viajes de motivaciones religiosas se pueden agrupar en: la visita a un templo o a una ceremonia sagrada; la visita a un lugar relacionado con un personaje religioso; y la visita a un lugar donde se haya producido un milagro; o la combinación posible de estas.

En relación con los lugares visitados y los propios intereses de los visitantes, en el turismo religioso pueden distinguirse tres figuras diferentes: viajero más peregrino que turista, viajero tan peregrino como turista y viajero más turista que peregrino, según predomine en mayor o menor grado la fe o lo profano en sus motivaciones y actividades (Propin & Sánchez-Crispin, 2012). Los destinos religiosos se abocan, principalmente, a conciliar los diversos intereses existentes entre los diferentes tipos de visitantes que arriban a esos lugares patrimoniales; para ello, los gestores de estos espacios retoman de manera implícita los conceptos de lo sagrado y lo secular, y tratan de satisfacer los intereses y las motivaciones, tanto de peregrinos como de turistas (Paviĉic, Alfirević & Baterelo, 2007).

A la religiosidad propia del viaje se integran otros intereses. Así estos espacios religiosos, inicialmente, se transforman en multifuncionales, donde puede desarrollarse ahora una amplia gama de actividades espirituales, culturales, recreativas y hasta de compras. Aquellos sitios de mayor éxito, como Lourdes, han integrado a las motivaciones religiosas una oferta variada, rica y de gran cantidad de productos turísticos de índole cultural y lúdica (Reynoso & González, 2017). En la actualidad, este pequeño pueblo francés ocupa el segundo lugar en cuanto a capacidad hotelera después de París; hoteles, restaurantes, museos y muchos otros negocios son administrados por la comunidad, que de esta forma se beneficia directamente de los ingresos económicos recibidos.

En muchos casos, los beneficios económicos del turismo religioso en los destinos visitados por los fieles son mayores que los impactos negativos. Este efecto se manifiesta con mayor representatividad en aquellos lugares menos desarrollados (Medina, Santamarina ( Salinas, 2013). Al respecto, Shackley (2002) apunta que, aunque un número excesivo de turistas puede provocar daños e influir negativamente en el propio edificio o lugar visitado, por ejemplo, las iglesias, las cuales pueden sufrir diferentes acciones vandálicas como robos, deterioro de sus paredes por grafiti, etcétera; además de la manifiesta disminución de la calidad de la propia experiencia recibida por el ruido excesivo y el hacinamiento. No obstante, las visitas son favorables, pues realizan un aporte económico significativo a las finanzas del sitio visitado (Da Souza, 2002).

En general, los impactos económicos asociados al turismo religioso resultan mayores que en otros segmentos del mercado, pues los peregrinos y visitantes de estos sitios sagrados son ávidos compradores de recuerdos religiosos propios de la comunidad y con frecuencia dejan donaciones y limosnas importantes en los centros religiosos.

A menudo, estos turistas viajan en grupos, que profesan la misma religión, acompañados por un guía turístico especializado. Los viajes suelen venderse a través de proveedores especializados, de manera directa o por algún canal ecuménico. La estacionalidad tiene una importancia poco relativa en comparación con otros tipos de turistas, aunque las fechas clave o significativas en el calendario religioso de una iglesia pueden provocar el incremento de los viajes hacia destinos específicos (Bulatović & Stranjančević, 2019).

Las peregrinaciones, con frecuencia, representan productos turísticos organizados, como programas de grupos por las agencias de viajes. Esto conlleva, entre otras ventajas para los feligreses, facilitar el propio viaje a través de: organización de visitas a lugares de culto y asistencia a oficios religiosos; reservas de alojamientos; y transportación y servicios de guías especializados. Además, una disminución de los costos del propio viaje, pues, si individualmente estos peregrinos tratan de coordinar y realizar tales actividades, su costo sería muy superior. Por otra parte, la formación de estos grupos de peregrinos por las agencias posibilita el conocimiento y las relaciones personales entre personas con intereses religiosos comunes, que antes no se conocían; relaciones que se establecen durante el viaje realizado en comunidad, las cuales pueden extenderse una vez finalizado este, lo que, de por sí, constituye una nueva y satisfactoria experiencia social.

El santuario de Santa Rita de Casia en Lunardelli

Lunardelli es uno de los 26 municipios que conforman la región de Valle del Ivaí, perteneciente a la región geográfica Centro-Norte de Paraná, sur de Brasil. El Valle del Ivaí se considera una de las regiones menos desarrolladas de Paraná, a pesar de tener una economía fuerte basada en la agricultura (Da Silveira, 2007).

A nivel municipal, el turismo religioso constituye el segundo sector económico después de la agricultura que genera más ingresos; no obstante, el crecimiento del turismo ha sido espontáneo, sin planificación. El Valle del Ivaí, además del potencial para el turismo religioso, tiene también posibilidades para los segmentos interesados en el turismo rural, el ecoturismo y el turismo de aventuras, por los hermosos y diversos paisajes existentes. Resultan abundantes otros atractivos como cañones, cuevas, sitios arqueológicos indígenas y cascadas (Domingos, 2018). Los aspectos culturales están fuertemente influenciados por la religión católica, debido a la colonización portuguesa. En toda la región, la religiosidad se percibe en monumentos, templos religiosos, fiestas tradicionales populares, y otras actividades sociales y culturales.

Lunardelli es el municipio del Valle del Ivaí que se destaca más en el turismo, por recibir un flujo importante de visitantes atraídos por el Santuario de Santa Rita de Casia, la santa de las causas desesperadas e imposibles en la religión cristiana. La existencia de este santuario colocó al municipio de Lunardelli en el itinerario de turismo religioso del Estado de Paraná (Figura 1).

Fuente: Domingos (2018).

Figura 1 Santuario de Santa Rita de Casia. 

Lunardelli se fundó en 1983. Tiene 98,9 kilómetros cuadrados, es pequeño y está escasamente poblado. Contaba con 5160 habitantes en 2010 (IPARDES, 2018). El municipio resulta eminentemente agrícola: produce alfalfa, café, soya, maíz y trigo. En 2019, de las 2596 personas empleadas oficialmente, solo 75 tenían ocupaciones formales relacionadas con los servicios de alojamiento y gastronomía. En cuanto a los empleos informales generados por el turismo no existe información.

Los alojamientos disponibles resultan escasos; solo hay algunas pequeñas posadas. En 2019 esta situación mejoró un poco con la apertura de un pequeño hotel de diez habitaciones. La mayoría de los restaurantes están abiertos solamente los domingos, día más visitado del santuario. En general, hay falta de profesionalidad en el personal dedicado a los servicios, en particular, los empleados gastronómicos.

Tanto en la plaza central (área pública donde se encuentra el santuario(, así como en el mismo santuario, se realizaron en 2018 obras de ampliación y mejoras, con el objetivo de ofrecer más comodidad y seguridad a los visitantes. El santuario renovado tiene una capacidad de 2600 visitantes.

En mayo se produce el mayor flujo de visitantes, cuando se celebra, el día 22, la Fiesta de Santa Rita de Casia. El municipio recibió en 2019 aproximadamente 345 autobuses con unos 60 mil visitantes en los dos días del evento. Los peregrinos arribaron por variados medios de transporte: ómnibus colectivos, automóviles privados, y grupos a caballo y bicicletas.

El marco histórico de la religiosidad en el municipio tuvo su comienzo en 1963, cuando todavía era un distrito, una época en la que no tenía un santo patrón, con la donación de una imagen de Santa Rita de Casia a la futura Parroquia de Lunardelli. En enero de 1994, 30 años después, un grupo de seminaristas residentes decidieron celebrar una novena los 22 de cada mes, a las 3 p.m., en honor de Santa Rita de Casia.

El 22 tiene un significado importante para la celebración de Santa Rita de Casia por parte de la Iglesia Católica, pues se celebra: «la [...] bendición de rosas para el alivio de los enfermos, no solo el 22 de mayo, fecha de la muerte de la santa, celebrada en todo el mundo, sino conmemorar el 22 de cada mes» (Torres, 2014, p. 217).

Con los años, las novenas atrajeron a más creyentes y Lunardelli comenzó a destacarse en el Estado de Paraná por sus actividades religiosas. Esto se debió, en gran parte, al trabajo promocional de los sacerdotes, que utilizaban medios de comunicación masivos como la radio para transmitir sus oficios.

En 1995 se construyó la Gruta de los Milagros (Figura 2) con una fuente de agua potable al lado del santuario (dentro de este hay una réplica a tamaño natural del cuerpo de Santa Rita de Casia(. En 1997 la Asamblea Legislativa de Paraná autorizó establecer el municipio como destino del turismo religioso (Rossi, Caetano & Janolio, 2005). En 2006 el Consejo Sacerdotal de Paraná decidió otorgar el título de Santuario a la parroquia. El 22 de mayo de ese mismo año se celebró una fiesta con la presencia de más de 20 000 personas de otros municipios y Estados (Nováis, 2009). Datos de los visitantes al santuario, proporcionados por la Secretaría de Turismo del municipio, estiman que los visitantes fluctúan entre 100 y 250 mil cada año.

Fuente:Domingos (2018).

Figura 2 Gruta de los Milagros. 

El desarrollo del turismo religioso en Lunardelli se manifestó a partir de 1994, cuando se realizó la primera novena en homenaje a Santa Rita de Casia, a la cual asistieron alrededor de dos mil feligreses. En 2019 el municipio elaboró una propuesta de plan de acciones para el desarrollo del turismo. En un corto período de 26 años se ha creado toda una historia de religiosa devoción, a partir de la presencia de la imagen de la santa en Lunardelli, y del interés de muchos creyentes por visitar el santuario para acercarse a la mística y milagrosa santa. Todo este éxito se logró alcanzar sin un programa de comunicación, lo que ha demostrado la fortaleza y práctica de la religión católica en el Valle del Ivaí y de otras regiones cercanas de Paraná.

Sería muy beneficioso para el incremento de estas actividades incentivar las inversiones con la participación de las autoridades civiles del municipio, eclesiásticas y empresarios privados; inversiones que mejoren los escasos y deficientes servicios existentes y la necesaria elevación de la calidad de los servicios (hoteleros, gastronómicos, recreativos y comerciales). Todo ello para facilitar la estadía de los visitantes en Lunardelli.

El Santuario Nacional de San Lázaro en El Rincón

En 1781 se terminaron de construir el Real Hospital de San Lázaro en la ciudad de La Habana (donde se recluían y trataban los enfermos de lepra( y una iglesia adjunta para los fieles de San Lázaro, santo religioso que se corresponde con Babalú Ayé (orisha de origen africano(, que la santería afrocubana sincretiza con San Lázaro católico (Figuras 3 y 4).

Fuente: Salinas (2013).

Figura 3 Santuario de San Lázaro 

Fuente: Salinas (2013).

Figura 4 Interior del Santuario. 

El caserío de El Rincón (1837) se asentó en el sitio preciso del cruce del camino a la ciudad de San Antonio de los Baños y de la estación ferroviaria del entonces recién inaugurado primer ferrocarril en América Latina, línea La Habana-Bejucal, que cruzaba por El Rincón y contribuyó al asentamiento de nuevos vecinos. No obstante, el pequeño poblado permaneció como uno de los más ignorados del país, sin recursos propios, víctima del aislamiento y el abandono oficial (Figura 5).

Fuente: Salinas (2013)

Figura 5 Poblado El Rincón. 

El hospital y la iglesia se trasladaron en 1917 para el poblado de El Rincón. El temor al contagio y contacto con los enfermos leprosos fue el principal motivo de este movimiento para las afueras de la Ciudad de La Habana. Por las características comunitarias, su ubicación geográfica -cercana a la capital( y su privilegiada accesibilidad por ferrocarril y carretera, el poblado de El Rincón adquirió cierta notoriedad en la sociedad cubana.

No obstante estas favorables condiciones, el poblado de El Rincón ha cambiado poco en sus dimensiones físicas desde su fundación, y su crecimiento demográfico ha sido lento. Baste señalar que en 1899 había 920 personas y en 1907 unas 1022 personas. Un siglo después, en 2007, su población ascendía a solo 4102 habitantes, de ellos 2800 residentes en el área urbana y el resto en el área rural de su entorno. El crecimiento de su población en el área urbana no ha alcanzado los 2000 habitantes en 100 años (ONEI, 2015).

Aún hoy es imposible desligar el desarrollo de esta comunidad de la existencia del santuario y del hospital, instituciones que ejercen una marcada influencia en los ámbitos económicos, demográficos, de las costumbres, tradiciones y formas de manifestación de la conciencia social de sus pobladores.

En las últimas dos décadas (2000-2020) se han realizado -atendiendo a las nuevas facilidades legales( algunos pequeños emprendimientos privados, limitados a los servicios gastronómicos (cafeterías) de baja categoría, y algunos comercios de ventas de artesanías con motivos religiosos, principalmente, relacionados con San Lázaro (deidad asociada a enfermedades de la piel(, de poca o mediana calidad. Estos emprendimientos no reportan casi beneficio alguno para la comunidad, solo algunos empleos temporales, porque están operados con poca profesionalidad y se crearon sin planificación urbanística alguna. Estas infraestructuras de servicios dispersas presentan un deficiente estado constructivo y, en su conjunto, transmiten una pésima imagen estética del pueblo de El Rincón.

Otro aspecto deficitario para los visitantes son los medios de transporte para trasladarse hasta el santuario, lo que obliga a muchos creyentes a utilizar medios de transporte automotor y coches tirados por caballos, todos sin las mejores condiciones técnicas e incómodos; además de tener que pagar precios altos dada la baja calidad de los servicios.

En la actualidad, no existe una estrategia de gobernanza de las autoridades políticas y administrativas a nivel local y provincial, enfocada en el aprovechamiento de estos flujos de visitantes diarios para el mejoramiento de la calidad de vida de la población residente en El Rincón.

En la Conferencia de Obispos Católicos celebrada en Puebla, México, en 1979, le fue otorgado a esta iglesia el título de Santuario Nacional (Ramírez, 2017). El templo se mantuvo invariable durante casi cuarenta años, hasta que en 1990, se le construyeron las dos naves laterales, las cuales ampliaron su espacio, lo que permite un flujo mayor de personas los días de festividad religiosa. En 1994, por todos estos trabajos realizados en el conjunto arquitectónico, recibió el Premio Nacional de Restauración (DESR, 1998). En la actualidad, el Santuario Nacional de San Lázaro está compuesto por templo, tienda de objetos religiosos, museo, parque del Cristo con la fuente milagrosa, capilla del Altísimo Salvador, hospedería, sacristía, áreas de servicios y oficinas administrativas.

A San Lázaro se le confiere una gran generosidad para conceder peticiones personales y otorgar milagros. Los devotos suelen asistir, masivamente, a pie o en otros medios de transporte al santuario el 17 de diciembre (en especial, la víspera(. Los fieles acostumbran a dar cumplimiento a sus promesas satisfechas o establecer otras, lo que puede ser, precisamente, la caminata desde diferentes puntos de la capital, en prueba de su lealtad y agradecimiento; en algunos casos, el martirio físico constituye la muestra de su gratitud y devoción. Hasta el Santuario de San Lázaro y su milagrosa imagen llegan devotos de todas las provincias de Cuba, así como turistas.

La masiva peregrinación se realiza en los días 15, 16 y 17 de diciembre. Las cifras estimadas como promedio eran de 40 000 personas en los inicios de la década de los años 80 del siglo pasado y esta cifra fue aumentando a 95 000 personas en la década de los años noventa (Ramírez, 2017) (Figura 6).

Fuente: Ramírez (2017).

Figura 6 Pagador de promesa 

Existen hechos políticos que han repercutido con más fuerza, como el caso del histórico 17 de diciembre de 2014, cuando los presidentes de Estados Unidos y Cuba acordaron anunciar la apertura de relaciones diplomáticas (interrumpidas durante más de 50 años( en intervenciones televisivas simultáneas. La voz popular aseguró, convincentemente, que había sido propiciada por la mano piadosa de San Lázaro.

En la actualidad no existen datos estadísticos precisos de las personas que visitan el Santuario diariamente. Estimados brindados a los autores por los custodios del santuario y el hospital, los transportistas privados y las informaciones de la propia iglesia, consideran que de lunes a sábado la cifra es de 500 a 1000 personas cada jornada. Los visitantes aumentan los miércoles, día en que la santería africana asocia a Babalú Ayé con San Lázaro. Los domingos el número se duplica o triplica, y todos los 17 de cada mes crece y puede llegar a unos 5000; en particular, los 16, 17 y 18 de diciembre la afluencia de público resulta de unos 100 000 visitantes. En especial, el 17 de diciembre los creyentes aumentan para escuchar la Santa Misa, que se realiza a las 12 de la noche, en vísperas de la festividad de conmemoración de este santo. Una cifra anual estimada es de 500 000 visitantes. Estos miles de personas que durante todo el año van al Santuario Nacional de San Lázaro y que pasan por el pueblo de El Rincón, no contribuyen prácticamente en nada con el desarrollo socioeconómico del lugar, ni el mejoramiento de la calidad de vida de la población local.

Análisis y propuesta de directrices estratégicas generales para el planeamiento del turismo religioso en Lunardelli y El Rincón

En los dos casos presentados, Lunardelli y El Rincón, pueden identificarse algunas similitudes y diferencias en los ámbitos socioeconómicos; en particular, en lo que respecta al turismo religioso, pues estas dos localidades son pequeñas en tamaño y población. En cuanto a las semejanzas, se observa que en los dos santuarios ha existido un aumento gradual de los visitantes en los últimos años. Las informaciones recogidas indican que esta tendencia se mantendrá, al considerar la situación existente antes de la pandemia de COVID-19. El número de visitantes registrados en el Santuario de Santa Rita de Casia en Lunardelli es aproximadamente de 250 mil visitantes en un año, mientras el Santuario de San Lázaro en El Rincón de unos 500 mil en el mismo período. Se nota la necesidad de realizar estudios para cuantificar y definir el perfil de la demanda de visitantes en los dos sitios, pues los números actuales corresponden a estimados hechos por los gestores públicos y los propios santuarios.

En relación con el turismo religioso, Lunardelli se encuentra en una situación más avanzada, en términos de infraestructura básica y turística, que El Rincón. Resulta importante resaltar que la administración pública de Lunardelli brinda atención al turismo, una vez que reconoce su importancia para la economía local. Incluso, la prefectura dispone de una Secretaría de Turismo, lo cual constituye una institución importante, pues esta ha realizado esfuerzos en la búsqueda y colaboración con varias instituciones públicas y privadas para elaborar y desarrollar proyectos de infraestructuras de apoyo al turismo en el territorio.

Existen distintas acciones encaminadas a ampliar la oferta turística, por ejemplo, por medio de la creación de la Ruta de las Capillas, un recorrido que pasa por pequeñas iglesias ubicadas en zonas rurales del municipio. Representa un modo de ofrecer alternativas a los visitantes, a fin de que puedan permanecer más tiempo en Lunardelli para mover la economía local. Otro reciente proyecto resulta la construcción de una portada turística en la entrada del pueblo con la imagen de Santa Rita de Casia, ejecutado con recursos públicos.

En El Rincón, a pesar de la mayor antigüedad de las visitas y peregrinaciones a este santuario, se observa que el sector público todavía no le atribuye la debida importancia al movimiento socioeconómico generado por el turismo religioso. Por tanto, se hace necesario un esfuerzo para elaborar un plan estratégico para su desarrollo, el cual se encaminará a mejorar la infraestructura básica y turística (hospedajes, gastronómicas, de recreación y otras). La principal dificultad para el planeamiento del turismo religioso, como motor del desarrollo local, se debe a la poca confianza en la actividad por la comunidad local, debido a la carencia de apoyo del sector público. Se observa también una falta de integración entre los diferentes actores envueltos en la actividad, como los religiosos, los gestores públicos municipales y provinciales, los empresarios del sector privado y la población residente.

Se pueden mencionar algunos criterios generales de intervención, relacionados con aspectos comunes a ambas comunidades, que deben enfrentar para su desarrollo local: el control local es esencial para mantener una relación equilibrada entre Gobierno, empresarios y población, de manera que se facilite el desarrollo del turismo local bajo un enfoque de sostenibilidad; las políticas y acciones realizadas deben apoyar los negocios que incentiven la participación de la población local en la toma de decisiones; ambas comunidades precisan de apoyo, por medio de políticas públicas e inversiones, para crear las condiciones mínimas requeridas, las cuales propicien el desarrollo local sobre la base de un turismo religioso.

El desarrollo local debe estar íntimamente asociado a las prácticas sociales y culturales de las comunidades, sobre la base del reconocimiento de los valores y saberes populares, especialmente, aquellos relacionados con las creencias religiosas. Las prácticas sociales y culturales de las comunidades deben ser promovidas al mismo tiempo que se realice un esfuerzo dirigido a la capacitación de los cuadros técnicos y directivos de la propia localidad. Deben implementarse políticas públicas que incentiven el fortalecimiento y la integración entre el conocimiento técnico, las necesidades de la población local y los intereses de los empresarios. Esa resulta la clave para una buena combinación entre el desarrollo de los negocios, y la conservación del patrimonio natural y cultural.

Dado el nivel de urgencia de las comunidades de Lunardelli y El Rincón, los proyectos y procesos inversionistas con mayores posibilidades de concreción son aquellos que se ejecuten a corto plazo. La premisa básica para agrupar a los diferentes actores radica en tener ideas y proyectos comunes, con tareas específicas para cumplirse por cada actor. Juntos, los diferentes actores conseguirán ofertar proyectos con mayores facilidades, y obtener continuidad en las propuestas, para definir y cumplimentar los objetivos del desarrollo local.

CONCLUSIONES

El turismo religioso puede contribuir al desarrollo de los pequeños pueblos y convertirse en un instrumento que favorezca la inclusión social y económica. El turismo religioso valoriza la cultura local, aporta beneficios económicos a las comunidades, estimula la identidad local y regional, incentiva las inversiones privadas, y favorece la capacitación de la población residente, entre otros aspectos.

Para que este desarrollo sea sostenible requiere de una planificación y gestión que integre, en un proceso de gobernanza participativa, a los diferentes actores sociales: directivos administrativos y políticos locales, autoridades eclesiásticas, empresarios privados y población residente como actor principal.

Estos dos pueblos, uno en Brasil y el otro en Cuba, tienen en común su patrimonio cultural y religioso, y la espiritualidad de las poblaciones locales como elemento significativo de identidad; similitudes con respecto a lo escaso de las instalaciones y los servicios turístico-recreativos existentes y la baja calidad de estos; además, la carencia de estrategias de marketing y comercialización.

Las diferencias entre estos dos pueblos se centran, principalmente, en las características físico-geográficas y socioeconómicas, en la historia de su tradición religiosa y en las marcadas diferencias sociopolíticas derivadas de dos enfoques de desarrollo económico divergentes, lo que repercute en la gestión de las gobernanzas locales

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Recibido: 29 de Abril de 2021; Aprobado: 19 de Julio de 2022

*Autor para la correspondencia: salinaschavezeros@gmail.com

Los autores declaran que no existe conflictos de intereses.

Eros Salinas Chávez: Conceptualización, análisis formal, revisión y validación de la bibliografía.

Fabiane Domingos da Oliveira: Conceptualización, redacción-borrador original, revisión y validación de la bibliografía.

Clemente Hugo Ramírez Frías: Conceptualización, redacción-borrador original, revisión y validación de la bibliografía.

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