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Social Perceptions of Well-being and Family Prosperity in Urban Middle Classes of Different Socio-structural Groups of Santa Clara City, Cuba

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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

On-line version ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.11 no.1 La Habana Jan.-Apr. 2023  Epub Mar 01, 2023

 

Artículo original

Percepciones sociales de bienestar y prosperidad familiar en capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales de la ciudad de Santa Clara, Cuba

Social Perceptions of Well-being and Family Prosperity in Urban Middle Classes of Different Socio-structural Groups of Santa Clara City, Cuba

0000-0003-0461-8214Blanca María Jiménez-Reyes1  *  , 0000-0001-9354-539XIsaac Irán Cabrera-Ruiz1  , 0000-0001-6587-580XÁngel Joel Méndez-López2 

1Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba

2Universidad de Valencia, España

RESUMEN:

El bienestar y la prosperidad familiar se constituyen como constructos perceptivos en las familias, por ser estas el espacio por excelencia para su acceso. La investigación tuvo como objetivo develar percepciones sociales de bienestar y prosperidad familiar en capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales, desde una metodología cualitativa constructivo-interpretativa. Se empleó como técnica un cuestionario cualitativo de preguntas abiertas. La muestra quedó conformada por 31 sujetos de diferentes grupos socioestructurales. La interpretación de los resultados se hizo mediante el análisis de contenido, a través de la herramienta ATLAS.ti 9. El contenido de la percepción apuntó, en un primer momento, a la significación de bienestar y prosperidad familiar, la valoración de sus condiciones de acceso a ambos estados, y las aspiraciones para vivir con bienestar y prosperidad. Posteriormente, se construyeron dos modelos comprensivos de percepciones sociales de bienestar y prosperidad en capas medias urbanas como resultado fundamental del estudio.

Palabras-clave: bienestar; prosperidad; percepción social; unidades subjetivas

ABSTRACT:

Well-being and family prosperity are constituted as perceptive constructs in families, these being the space par excellence for their access. The research aimed to reveal social perceptions of well-being and family prosperity in urban middle classes of different socio-structural groups, assuming a constructive-interpretive qualitative methodology. A qualitative questionnaire of open questions was used as a technique. The sample was made up of 31 subjects from different socio-structural groups; the interpretation of the results was done through content analysis through the ATLAS.ti 9 tool. The content of the perception pointed, at first, to the significance of well-being and family prosperity, the assessment of their conditions of access to both states and aspirations to live with well-being and prosperity, subsequently two comprehensive models of social perceptions of well-being and prosperity in middle urban layers were built as a fundamental result of the study.

Key words: well-being; prosperity; social perception; subjective units

INTRODUCCIÓN

El bienestar y la prosperidad, como constructos de estudio, son tratados por diversas ciencias dado el complejo entramado en sus definiciones, pues se articulan al unísono diferentes esferas de actuación de los individuos en la sociedad. El bienestar se coloca como uno de los dos polos: «régimen de bienestar» y «la pobreza». Ambos están relacionados con dos componentes esenciales que los determinan. Por una parte, la gestión estatal garantizada por las acciones de Estado; y, por otra, las familias y los individuos que las componen desde su autogestión familiar. Estos regímenes van a tener un doble impacto en las personas, en las condiciones de vida de las familias y en las configuraciones subjetivas que devienen consecuencia de ellos, pero que, además, marcan y median a la vez las relaciones sociales e interpersonales y el accionar de estas familias en los sistemas sobre los que se crea el régimen de bienestar.

La prosperidad también emerge como tema de estudio, al ser otra de las metas que persiguen las políticas económicas del país, expuestas en los Lineamientos del Partido Comunista de Cuba, que integran el ser próspero a la visión socialista y de desarrollo sostenible que guía el accionar del Estado, aun cuando se presencien evidentes dificultades actualmente para su logro y mantenimiento (PCC, 2017).

Además, el escenario cubano actual está marcado por la “Tarea Ordenamiento”, iniciada en enero de 2021, que incluye el reordenamiento monetario y cambiario en el país y la reforma salarial. El conjunto de cambios y medidas adoptadas a raíz de este suceso ha producido modificaciones en la dinámica económica y social del territorio, que se refleja indudablemente en la vida cotidiana de los cubanos y, por tanto, en sus percepciones, visiones, idearios, aspiraciones y vivencias asociadas al bienestar y la prosperidad familiar. Ello hace posible la construcción subjetiva de esta realidad.

La vivencia de bienestar y prosperidad familiar se diferencia según el grupo socioestructural al que pertenecen las personas hoy en Cuba. De ahí la necesidad de estudiar, desde las construcciones subjetivas, específicamente las percepciones sociales, lo que son bienestar y prosperidad familiar, cómo ello moviliza y guía -en gran medida- las acciones en la vida cotidiana de los miembros de una familia, y cómo su posición en el entramado social media esa percepción.

Partiendo de lo anterior, la investigación presentó como objetivo develar percepciones sociales de bienestar y prosperidad familiar en capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales.

DESARROLLO

Fundamentos teóricos

Las investigaciones sobre este tema en nuestro país han estado guiadas, fundamentalmente, por psicólogos y sociólogos. Desde la psicología y como rescate para tratar el tema desde la mirada de la subjetividad, autoras como Pañellas y Rosales (2018) y Pañellas y Arango (2018) de la Universidad de La Habana, conceptualizaron el bienestar y la prosperidad en actores tanto laborales como no laborales, donde establecieron diferenciaciones entre grupos, a partir de sus posiciones en la estructura sociolaboral cubana. Asimismo, Zabala (2009, 2010a, 2010b, 2014a, 2014b) aborda la pobreza en las familias, incluye la perspectiva de género y resalta el papel de la mujer. La sociología, por su parte, cuenta con los resultados de Espina (1997, 2007, 2008a, 2008b, 2008c), quien hace énfasis en los cambios y la movilidad en la estructura socioclasista cubana; y de Ferriol (2004, 2005), quien realiza un análisis histórico de la situación de la pobreza en Cuba antes y después de 1959 hasta los primeros años de 2000. A su vez, Peña (2017) enfatiza en el régimen de bienestar en las familias cubanas y las estrategias de superación de la pobreza, poniendo el foco en la familia como institución. Posterior a estos resultados científicos y como antecedente de la actual investigación, se encuentra el estudio de percepciones sociales de bienestar, prosperidad y pobreza en familias del barrio parroquia de la ciudad de Santa Clara, llevado a cabo por Jiménez y Cabrera (2021a, 2021b), en el que se defiende a la familia como escenario desde donde se accede al bienestar y la prosperidad.

Desde este marco, se asume la siguiente definición de «percepción social» ofrecida por Perera (1999):

una dimensión de la subjetividad configurada en el contexto interaccional de los individuos y sus grupos, que contiene los significados que el sujeto, consciente o inconscientemente, confiere a los objetos de su percepción, así como la relación que a partir de ello establece entre medios y fines de sus acciones respecto a tal objeto. La percepción es un enunciado, un juicio que muestra la presencia de criterios, que configurados con mayor o menor elaboración e información denota los sentidos personales, los que se expresan a través del discurso de los sujetos individuales o colectivos sobre cualquier hecho, evento u objeto social, relacionado directa o indirectamente con estos. (p. 55)

A partir del análisis de los “Lineamientos de la política económica de Cuba”, el bienestar se hace depender de tres elementos: los derechos constitucionales, la responsabilidad familiar y el trabajo. El ideal de bienestar y prosperidad de los ciudadanos está sustentando en su condición de propietarios comunes, los derechos constitucionales y los ingresos provenientes de su trabajo: la familia es sostén de sus miembros. Todo ello se complementa con una aceptación de «políticas públicas diferenciadas y focalizadas» como forma adecuada para atender desigualdades ilegítimas (Espina & Echevarría, 2021).

En concordancia con Arés (2010), es necesario mirar complementariamente el bienestar desde sus dos direcciones diferenciadas: el bienestar subjetivo y el bienestar social. El primero enfatiza en la apreciación subjetiva de estar bien, las vivencias de emociones positivas y reflexiones de satisfacción con la vida, a partir de balances generales entre aspiraciones y logros en distintos dominios. El segundo, reconoce las oportunidades del contexto y la relación con otros en esas emociones y reflexiones, incluso de ser construidas y vividas colectivamente.

Por su parte, la materialización de la prosperidad resulta compleja, pues, como precisa Triana (2017), la prosperidad desborda alcanzar cierto nivel de ingreso nacional per cápita, por tanto incluye una dimensión subjetiva, una especie de mezcla de percepción y expectativas, donde cumplir con estas hace que las personas sientan que progresan.

Precisamente, Calviño (2020) define la prosperidad en su dimensión subjetiva como todo aquello que suponga el dejar atrás las tensiones cotidianas, avanzar y ascender en el camino de la movilidad social; es poseer más de lo que se tiene. No constituye una mejora por eliminación de los déficits, sino por aumento de los índices cualitativos de referencia; el tránsito de no tener algo que se quiere, que se necesita, a tenerlo; de tenerlo, a tener algo mejor; de tener algo mejor, a no tener que tener, porque ya se tiene. Es sentir -incluso como valor, orgullo, patrimonio-, cuando se «asciende» en una escala -también subjetiva- de relevancia social, de crecimiento intelectual, incluso de «inteligencia».

Ahora bien, ¿por qué escoger a las capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales como campo de investigación de bienestar y prosperidad familiar? Este cuestionamiento encuentra respuesta en que, a partir de las transformaciones que tienen lugar en Cuba como consecuencia del proceso de actualización del modelo económico y social, y en concordancia con Espina y Echevarría (2021), dos de los ángulos desde donde pueden partir las investigaciones sociales son: el modelo de estructura social implícito en la actualización y su efecto de modificación del cuadro socioestructural precedente.

Los aportes de Espina (2020) constituyen la base teórica fundamental para la selección y heterogenización de la muestra de estudio; por tanto, se coincide con la autora al optar por el concepto de «capa» para analizar la percepción social de bienestar y prosperidad familiar en la franja socioestructural media existente en Cuba. Se define «capas medias», en plural, como sectores caracterizados por ingresos estables superiores al nivel promedio -n veces por encima de la canasta básica, según el contexto-, y la posesión de activos significativos para mejorar su ubicación socioestructural y su capacidad para generar ingresos monetarios directos, o el acceso a bienes y servicios. Estos elementos permiten incrementar el consumo, diversificar y mejorar las formas de satisfacción de necesidades básicas y no básicas, y tomar previsiones -en forma de ahorros, propiedades y bienes- para mitigar posibles riesgos futuros. Se deriva de esto una mayor independencia para la satisfacción de las necesidades y el acceso al bienestar en relación con las prestaciones públicas, y la posibilidad de autonomía de elección de satisfactores.

MÉTODOS

La investigación siguió un enfoque de investigación cualitativo constructivo interpretativo, a partir de González-Rey (2016). Fue seleccionada la ciudad de Santa Clara como territorio para la realización de la investigación por dos criterios fundamentalmente: de conveniencia y disponibilidad. Para definir los grupos socioestructurales emergentes en la Cuba actual, se coincidió con la propuesta de Espina y Echevarría (2021), quienes exponen el cuadro socioestructural en configuración en la reforma cubana presente, que combina, básicamente, el vínculo con la propiedad, la fuente de ingresos y el tipo de trabajo.

Se siguió un muestreo por estudios de caso con unidades incrustadas, de modo que las capas medias se presentaron como caso único, segmentado en las unidades de análisis, que serían los diferentes grupos socioestructurales clasificados dentro de esta franja. El tipo de muestreo utilizado fue no probabilístico o intencional y de tipo opinático.

Se utilizó la estrategia de muestreo por cuotas. La muestra quedó constituida por 31 sujetos, distribuidos por los grupos socioestructurales de la siguiente forma: 5 pertenecientes a la clase obrera; 4 pertenecientes a los propietarios de micro, pequeños y medianos negocios privados; 3 de cooperativistas no agropecuarios; 3 autoempleados; 4 del grupo de rentistas y beneficiarios de remesas; 4 de la capa de empleados técnicos y administrativos; 4 se desempeñan como intelectuales, artistas y especialistas, y por último, 4 ocupan cargos directivos en empresas estatales.

El instrumento utilizado para la recogida de la información resultó un cuestionario cualitativo, creado por los investigadores, con 6 preguntas que aluden, en un primer momento, a la evaluación del bienestar y la prosperidad como fenómenos de forma general; luego, se particulariza en las familias propias de los sujetos a los que se aplicó el instrumento. Los datos se procesaron con la herramienta ATLAS.ti 9.

RESULTADOS

Significación de bienestar y prosperidad familiar

Definición de bienestar y prosperidad familiar

La palabra central con la que se define el bienestar es «salud»: la de menor orden de evocación y la de mayor frecuencia. El bienestar se asocia también con la satisfacción, la tranquilidad, la paz, la comodidad y la felicidad. Igualmente, configuran el significado del bienestar -pero desde una organización periférica- las palabras «amor», «armonía», «estabilidad», «seguridad», «respeto», «placer», «confort».

A partir de la mención de palabras para ofrecer una definición de «bienestar», fueron creadas 10 categorías analíticas. Mediante el análisis del valor de enraizamiento del código, los sujetos asociaron el bienestar, esencialmente, con las condiciones emocionales y afectivas de vida. Las condiciones económicas y materiales de vida toman un segundo lugar en el significado del constructo perceptivo bienestar. Por tanto, para los participantes, el bienestar estuvo más asociado y en mayor dependencia de lo inmaterial, de lo intangible, de aquellas vivencias, emociones, estados afectivos y sentimientos que son capaces de experimentar en la cotidianidad.

En otro orden de significación está «la salud», desde su mantenimiento y evitación de la enfermedad. En torno a la relación que se puede establecer entre la frecuencia de los sentidos construidos y los códigos que los integran, el sentido salud presenta el mayor porcentaje con una relación de más de 90 %. Igualmente, salud es la palabra central y el tercer sentido en cuanto a fortaleza de relación con el constructo bienestar, según el coeficiente de co-ocurrencia.

Las palabras centrales para definir «prosperidad» son «economía», que adquiere la mayor frecuencia en la asociación; «desarrollo», que a partir de la relación entre su frecuencia y coeficiente de co-ocurrencias es la más central; y «mejorar», que, teniendo en cuenta el orden de evocación, se halla como generalidad entre los dos primeros lugares del listado. Además de estas, «trabajo», «abundancia», «avance», «salud» y «dinero» se posicionan en un lugar central. Como vocablos que también son necesarios destacar, aun cuando ya toman lugares desde la periferia, se encuentran «bienestar», «vivienda», «sostenible», «satisfacción», «felicidad», «éxito», «dicha» y «comodidad».

Partiendo de las palabras con las que fue definida la prosperidad, se pudieron construir 8 sentidos subjetivos. A partir del valor de enraizamiento del código, los sentidos referidos a las condiciones económicas y materiales de vida y las metas-progreso, presentaron una relación más fuerte con la prosperidad. Por tanto, las comodidades materiales, los bienes tangibles, las facilidades financieras y una economía holgada, unido -en gran medida- a la mejoría, el avance, el desarrollo y un salto cualitativo y cuantitativo a un estado superior, resultan creencias que se vinculan con «prosperar».

Con respecto a la relación establecida entre el enraizamiento de los códigos y el número de códigos que integra cada sentido subjetivo, la salud nuevamente tiene mayor valor, al presentar casi un 90 % de esta relación, seguida del empleo y las condiciones económicas y materiales de vida, aproximadamente con 80 % y 70 %, respectivamente. Sin embargo, a partir del número de códigos que integra el sentido, metas-progreso supera con creces a todos los demás.

A continuación se reflejan dichos resultados (Fig. 1).

Figura 1 Informe de co-ocurrencias de sentidos subjetivos para significados de bienestar y prosperidad según coeficiente C. 

Definición de las familias que viven con bienestar y prosperidad familiar

En cuanto a las características de las familias que viven con bienestar, fue posible agruparlas en 4 sentidos subjetivos. El clima-afectivo emocional del hogar adquirió mayor enraizamiento; además, a partir del análisis de co-ocurrencias, tuvo mayor fortaleza en la relación, al caracterizar una familia que vive con bienestar. La buena comunicación, la unidad y tranquilidad familiar, la armonía, la felicidad y el amor resultaron las particularidades asociadas al bienestar familiar más mencionadas por los participantes. Unido a ello estuvieron el apoyo familiar para cumplir metas y objetivos comunes, la presencia de un ambiente pacífico, buenas relaciones interpersonales y confianza.

Las cualidades personales de los miembros de la familia ocuparon el segundo lugar de significación, representado en 9 códigos. Dentro de estas cualidades están el ser conformes con lo logrado, capaces de llevar a cabo una correcta planificación de vida, trabajadores e independientes, y poseer amigos y educación. Además, estas familias se componen por miembros agradables, profesionales y realizados.

Las condiciones económicas y materiales de vida tienen una frecuencia muy similar a las cualidades personales. Estas condiciones integran el alcance por parte de la familia de cierto grado de comodidad y la satisfacción de necesidades de toda índole, vivir con confort, la tenencia de una economía favorable y la ausencia de dificultades financieras a partir de cierta solvencia y estabilidad económica. Por último, se encuentra el sentido subjetivo salud, que alcanza un valor importante en la muestra, pues hubo 10 personas que consideraron la ausencia de enfermedades y el disfrute de una salud física y mental como garantía de bienestar.

Por su parte, en las características de las familias que viven con prosperidad fueron creadas 7 unidades subjetivas. En este caso, las condiciones económicas y materiales de vida se posicionaron como las de mayor valor de enraizamiento del código y, a su vez, presentaron el mayor coeficiente de co-ocurrencias. Como integrantes de este sentido subjetivo estuvieron características como la amplitud y solvencia económica, las condiciones de vida favorables, una economía holgada y propicia, la plenitud en la satisfacción de las necesidades, y poseer un nivel de vida acorde con el sacrificio.

Las metas de vida trazadas o por trazar por parte de la familia, y el progreso, constituyeron el segundo sentido de significación. En este caso, una familia próspera alcanzó una mejor calidad de vida, pero solo cuando los objetivos propuestos se lograron. Muy relacionado con lo anterior, se encuentra el sentido referente al crecimiento y desarrollo. En esta dirección, se alude a un crecimiento exponencial en las condiciones de vida, tanto material como espiritualmente; por tanto, implica conseguir éxito, prosperidad, avance, mejoría, reflejado en un desarrollo constante de los ingresos financieros; y la superación personal en distintos ámbitos de la vida de los miembros familiares.

Los sentidos clima afectivo-emocional del hogar y cualidades personales de la familia también se vinculan entre sí, con valores de frecuencia y co-ocurrencias muy similares. El clima afectivo-emocional del hogar en estas familias se caracterizó por asumir roles y aportes individuales dentro del núcleo familiar, un estado de felicidad, relaciones familiares armoniosas y unidad familiar. Además, estas familias asumen nuevos retos, cuyos miembros son emprendedores, estudiosos, tienen cierta facilidad en la resolución de problemas, y se sienten libres, satisfechos y realizados.

Los sentidos subjetivos develados en las características de ambos tipos de familias se presentan en la Figura 2.

Figura 2 Co-ocurrencias de sentidos subjetivos para las características de las familias que viven con bienestar y prosperidad familiar, según coeficiente C. 

Causas de acceso al bienestar y la prosperidad familiar

En la causalidad del acceso al bienestar fueron construidos 7 sentidos subjetivos. Las causas para acceder al bienestar se atribuyeron -en mayor medida- al clima afectivo-emocional del hogar, esencialmente a la armonía que se experimenta y las buenas relaciones intrafamiliares, el apoyo muto, el amor, la unidad familiar, el trabajo en equipo y la solución funcional de conflictos.

Los sentidos salud y condiciones económicas y materiales de vida adquirieron igual presencia en las atribuciones causales del bienestar. Con respecto a salud, se integró por un solo código de igual nombre, con una mención amplia. En las condiciones económicas y materiales de vida, las causas de acceso al bienestar están determinadas por la facilidad en el acceso a bienes y servicios, condiciones económicas favorables y cierto nivel de comodidad, reflejado en una vivienda confortable, estabilidad económica y en los ingresos y solvencia financiera. Además, atribuyeron el acceso al bienestar a cambios en las condiciones de vida actual que vivencia el país, marcada por una evidente crisis.

Con respecto al empleo-negocios, los participantes recalcaron como causantes de bienestar la posesión de un empleo satisfactorio, y la permanencia y estabilidad en este, lo que vendría acompañado de un adecuado ingreso salarial. Igualmente, mencionaron la tenencia de un negocio privado próspero.

En las causas atribuidas al acceso a la prosperidad familiar se conformaron 7 sentidos subjetivos. Las cualidades personales de los miembros de la familia tuvieron mayor valor en el enraizamiento del código y también en el de co-ocurrencia. Al integrarlas, se encuentran causas referidas a la tenencia de relaciones provechosas con los otros, una actitud de optimismo y perseverancia para mejorar; y ser ambiciosos y no conformistas, lo que está muy relacionado con la capacidad de emprendimiento, de esfuerzo y empeño propio para conseguir nuevas metas. La buena suerte fue la causa de acceso a la prosperidad más referida por los participantes.

En el caso de las condiciones económicas y materiales, la prosperidad dependería de un buen nivel económico, una correcta planificación en el área de la economía familiar, la presencia de una economía holgada y estable, y la búsqueda de riquezas materiales como prioridad. Al logro de metas y la evidencia de progresos se dirige otro de los sentidos construidos, donde se integran el enfoque en los objetivos trazados, la visualización de un futuro próspero, el desarrollo personal y familiar, el establecimiento de claras metas y limitaciones para alcanzarlas.

A continuación se presenta el informe de co-ocurrencias para las causas atribuidas tanto al bienestar como a la prosperidad (Fig. 3).

Figura 3 Informe de co-ocurrencias de las causas atribuidas al bienestar y la prosperidad familiar, según coeficiente C (Gr=enraizamiento del código). 

Valoración de sus condiciones de bienestar y prosperidad familiar

Autocategorización de las familias con respecto al bienestar y la prosperidad familiar

Los 31 sujetos de la muestra ubicaron a sus familias en una de las variantes ofrecidas. La mayoría se categorizaron como familias que viven con bienestar (19), lo que representa un 63 %; 7 se ubicaron como familias que viven con bienestar y prosperidad (23 %); 3 familias se consideraron con ausencia tanto de bienestar como de prosperidad (10 %) y solo 2 familias se definieron como prósperas (6 %). Evidentemente, la autodefinición como familias que viven con bienestar fue la tendencia en la muestra estudiada. Con respecto a las razones ofrecidas para su autocategorización, las vinculadas con el clima familiar y las actitudes de la familia alcanzaron la mayor relevancia; las de menor incidencia fueron las razones relacionadas con el éxito y el progreso.

Estrategias familiares de acceso al bienestar y la prosperidad familiar

En relación con el bienestar, las estrategias se agruparon en 6 categorías. Adquirieron el mayor valor de enraizamiento del código el clima afectivo-emocional del hogar y el más alto índice de co-ocurrencias, seguido por los códigos que conformaban la categoría empleo-negocios. En cuanto al clima afectivo-emocional del hogar, se hizo referencia a la unidad familiar, al poyo entre los miembros, la buena comunicación y las buenas relaciones: aquí se encuentra el mayor número de verbalizaciones. Además, compartir éxitos y recursos familiares, escoger un buen seno familiar para la crianza de los hijos, una educación adecuada, y establecer vínculos afectivos fortalecidos.

Con respecto al empleo-negocios, las estrategias se asociaron fundamentalmente a mantener un buen trabajo portador de ingresos, y la preparación y superación profesional y laboral. Se integraron a estas dos estrategias la estabilidad laboral y el esfuerzo dedicado al trabajo. Hay que destacar que para algunos participantes la tenencia de negocios privados o la incursión en el trabajo por cuenta propia fue la única vía para obtener mejores ingresos económicos.

Otro grupo de estrategias enunciadas tuvo que ver con la actitud que se tomaba ante la vida y las circunstancias cotidianas. En este caso se develó una contradicción, pues por una parte hubo quienes abogaban por el esfuerzo para alcanzar mejor calidad de vida y el optimismo; mientras, por otra, quienes señalaron el conformismo, la aceptación y la supervivencia con escasos recursos como estrategias para vivir con bienestar.

La salud y las relaciones interpersonales englobaron otro grupo de estrategias -aunque menor-. Las estrategias vinculadas con los ingresos aludieron al acceso de bienes y servicios de forma subterránea, mediante el mercado no legal, y la ayuda del exterior: las familias transnacionales, ya sea en forma de remesas u otro tipo de ayuda económico-material.

En las estrategias para acceder a la prosperidad, las más relevantes correspondieron a la actitud ante la vida, como: saber aprovechar oportunidades, no ser conformistas, ser optimistas, perseverantes, la preparación y superación personal, el sentido de responsabilidad y la búsqueda de autodesarrollo y progreso. En las estrategias que integran la categoría empleo-negocio, trabajar adquiere el mayor número de verbalizaciones, acompañado de la posibilidad de obtener aportes económicos desde la profesión estudiada, el empleo en esferas mejor remuneradas, el esfuerzo propio y la oportunidad de trabajo en el exterior como búsqueda de altos ingresos y acceso a posibilidades mayores.

En relación con el clima afectivo-emocional del hogar, donde fueron codificados un total de 8 códigos, las estrategias se vincularon al apoyo familiar, la importancia de atender a los miembros de la familia y sus necesidades, compartir los recursos mediante la cooperación, formar y mantener una funcionalidad familiar, inculcar por los adultos hábitos de estudio y superación en los hijos, y sostener un ambiente de relaciones respetuosas. Las estrategias relacionadas con las metas y la planificación también presentaron valores importantes en el acceso a la prosperidad. Particularmente, los participantes mencionaron el hecho de establecer de manera predeterminada objetivos a alcanzar y lograr cumplirlos, además de tener como hábito e incorporada a la cotidianidad una correcta planificación. La Figura 4 muestra los resultados obtenidos.

Figura 4 Co-ocurrencias de las categorías analíticas de las estrategias para acceder al bienestar y la prosperidad, según coeficiente C (Gr=enraizamiento del código). 

Oportunidades de acceso al bienestar y la prosperidad familiar

En las oportunidades que consideran tener para el acceso al bienestar, fue posible la construcción de 8 sentidos subjetivos. Las que se vinculan al clima afectivo-emocional del hogar adquieren los mayores valores, tanto de enraizamiento del código como de co-ocurrencias. El apoyo, la unidad familiar y el establecimiento de una comunicación afectiva intrafamiliar fueron las oportunidades de mayor mención, que se unieron al amor, la armonía y paz familiar, el mantenimiento de buenas relaciones entre los miembros y su cercanía; es decir, la posibilidad de contacto frecuente y compartir momentos.

Las oportunidades que integran la categoría empleo-negocios también presentan relevancia marcada. En este caso, la profesionalidad y el trabajo resultaron las más mencionadas, que se refieren al desempeño en la profesión escogida mediante un empleo estable, también expresan el ingreso de un mejor salario y la superación profesional. Uno de los integrantes de la muestra, sin embargo, refirió que no era posible acceder al bienestar en el país a partir del trabajo honrado.

El reconocimiento de derechos sociales vigentes en Cuba se presentó como otra oportunidad, aun cuando solo el derecho a la salud pública se reiteró en dos ocasiones y los demás solo con una mención. Las facilidades que estos brindan para acceder al bienestar se reconocieron por los participantes. Esta categoría integra el derecho al deporte, a la educación pública e institucionalizada, al trabajo y la igualdad de derechos de forma general.

La presencia de condiciones económico-materiales se definieron como otras oportunidades de acceso al bienestar, donde se incluyeron el libre comercio, la estabilidad económica, la búsqueda de ingresos financieros enfocados en las necesidades familiares, lograr estabilidad en los ingresos, ser capaces de aprovechar las oportunidades y los viajes al extranjero.

Para la prosperidad se crearon 9 categorías, donde resaltaron las vinculadas al trabajo y los negocios. La posesión y el mantenimiento de trabajos y negocios prósperos, así como la propia actividad laboral, se presentaron como las principales oportunidades mencionadas por los participantes. La creación de negocios familiares o no familiares y el trabajo por cuenta propia sobresalieron como modalidades de empleo para mayores ingresos, independientemente del trabajo estatal; y no solo eso, sino lograr su éxito y tener habilidades para el negocio. En esta categoría la otra posibilidad expresada tuvo que ver con la contratación laboral en el extranjero, al verse el mercado laboral internacional como un escenario de mejor desarrollo económico y crecimiento profesional.

En las cualidades personales resaltó tener buena suerte; es decir, la oportunidad de prosperar dependió, en gran medida, del azar: si la suerte los acompañaba o no. Sin embargo, también surgieron oportunidades que sí están en manos de la autogestión individual, como saber aprovechar las oportunidades que se presentan, el esfuerzo personal, el empeño en la superación de los estudios y la profesión, así como la persecución de nuevas metas que permitan alcanzar el éxito.

Con valores de frecuencia y co-ocurrencias muy similares a las cualidades personales se encontró el desarrollo económico y material como otra de las categorías emergidas, en este caso con 7 códigos. Los sujetos hicieron referencia a la mejoría en los niveles de ingreso familiar, la posibilidad de viajar al extranjero, la emigración definitiva a otro país y la pertenencia a una familia transnacional. En estas tres últimas oportunidades sobresalió la búsqueda de mejores opciones de crecimiento y avance económico fuera del país. Además, se mencionaron el crecimiento y la competitividad con respecto a otros.

Con la emergencia de 10 códigos, el clima afectivo-emocional del hogar integró el apoyo familiar, las buenas relaciones familiares, el compromiso y la cooperación familiar, y la contribución y el aporte de cada miembro de la familia para mantener su dinámica y funcionamiento, lo que se relacionó con la responsabilidad asumida de manera individual por los integrantes.

Correspondiente a otra de las categorías conformadas, fueron mencionados logros sociales del país, referidos a la educación institucionalizada, como el acceso a los servicios de salud pública y la igualdad de derechos sin distinción de raza ni género. Con iguales valores de frecuencia y co-ocurrencias se halló la categoría vinculada a la imposibilidad de prosperar, considerada como casi nula en el país de forma digna (Fig. 5).

Figura 5 Co-ocurrencias de las categorías analíticas de las oportunidades de acceso al bienestar y la prosperidad, según coeficiente C (Gr=enraizamiento del código). 

Limitaciones para acceder al bienestar y la prosperidad familiar

Como en otras unidades de sentido descritas previamente, el clima afectivo-emocional del hogar y las emociones vivenciadas por sus miembros representó la categoría de mayor relevancia en las limitaciones de acceso al bienestar familiar. La disfuncionalidad familiar y la desunión fueron las más representativas; además, se mencionaron los celos y la envidia, el desentendimiento e irrespeto entre los miembros, el insuficiente tiempo compartido, la falta de comprensión, las dificultades comunicativas, la incompatibilidad de intereses y el estrés sufrido por las circunstancias cotidianas de crisis.

Con valores similares de enraizamiento del código y de co-ocurrencias se hallaron las limitaciones de la categoría condiciones económicas y materiales de vida. En este sentido, se situaron las escaseces, la crisis y las carencias, los bajos ingresos, las privaciones económicas y materiales, el bajo nivel socioeconómico, las dificultades económicas y sociales que enfrenta el país de manera generalizada, los problemas en el acceso a comodidades, el encarecimiento de productos de primera necesidad, las limitadas oportunidades de esparcimiento, la insuficiente oferta estatal que no suple la alta demanda poblacional de diversos productos, y la inseguridad e inestabilidad económica.

Las categorías empleo-negocios y salud se presentaron con índices de co-ocurrencias prácticamente iguales. En relación con la primera, la mayoría de las limitaciones se dirigieron a deficiencias laborales como el desempleo, la escasez de oportunidades laborales con perspectiva, la inestabilidad laboral y las familias poco trabajadoras, pero también se mencionó la no participación en ilegalidades como una limitación. Esto avaló la incursión en actos ilegales como vía de acceso al bienestar. Con respecto a la segunda categoría, las verbalizaciones se refirieron, sobre todo, al padecimiento de enfermedades, la práctica de hábitos de vida no saludables y las deficiencias en los servicios de salud.

En el caso de las limitaciones para acceder a la prosperidad emergieron 10 categorías analíticas. El número más elevado correspondió a las condiciones económicas y materiales de vida, donde se integraron los bajos ingresos, la situación de crisis económica y financiera actual del país, el desabastecimiento general, y la escasez o ausencia de productos de primera necesidad, junto con los precios disparados de la mercancía que existe y la inexistencia de solvencia económica. Destacó el reordenamiento monetario por el que transita Cuba como otra limitante para alcanzar prosperidad, pues varias de las familias consideraron que este proceso ha sido perjudicial y no beneficioso.

Con un índice de co-ocurrencias cercano a las condiciones económicas y materiales estuvo la categoría empleo-negocios. Se hizo alusión a los bajos salarios y las recompensas laborales, el desempleo, el hecho de no laborar en un buen empleo de sectores beneficiados, y características personales negativas vinculadas a la vagancia y holgazanería.

El clima afectivo-emocional del hogar, y la educación y la actitud ante la vida correspondieron a los otros códigos resultantes. Específicamente en el clima del hogar se mencionaron la desmotivación familiar, la disfuncionalidad de la familia, la falta de apoyo, la comunicación deficiente y los débiles vínculos familiares. Por su parte, las limitaciones en la educación se dirigieron a la falta de conocimientos y la deficiente preparación profesional, la tenencia de un bajo nivel sociocultural, las escasas oportunidades de superación y la ignorancia. La actitud ante la vida, como otra categoría, se definió a partir de posturas inadecuadas como el pesimismo, los comportamientos individualistas y egoístas, la falta de esfuerzo por parte de la familia, la toma de decisiones impulsivas y la banalidad (Fig. 6).

Figura 6 Co-ocurrencias de las categorías analíticas de las limitaciones de acceso al bienestar y la prosperidad, según coeficiente C (Gr=enraizamiento del código). 

Aspiraciones para vivir con bienestar y prosperidad familiar

Necesidades o deseos para vivir con bienestar familiar

Se destaca el clima afectivo-emocional del hogar, donde se agrupan necesidades y deseos como la unión armónica de la familia -la expresión más mencionada-, el amor, la estabilidad y certeza que brindarían sensación de seguridad, la expresión de afectos entre los miembros, las relaciones basadas en la comunicación y el respeto, forjar un carácter de emprendimiento dentro del hogar y vivir en tranquilidad familiar, tanto dentro como fuera de la casa. La salud se constituye como otra categoría, pero es integrada por un solo código, denominado con el mismo nombre, y que tiene una frecuencia de 14, lo que la convierte en la necesidad o el deseo más declarado por los participantes.

En otro orden, se hallan las condiciones económicas y materiales de vida, que engloban un grupo de necesidades relacionadas con la comodidad y tenencia de bienes. En este sentido, se mencionan deseos como la abundancia, la tenencia de dinero -y no solo de Peso Cubano (CUP), sino también en Moneda Libremente Convertible (MLC) a partir de la apertura de tiendas en esta moneda y su comercialización dentro de la Isla-. Unido a ello está la posibilidad de vacaciones gratas, mayores y suficientes ingresos, mejoría en las condiciones económicas, solvencia económica, transporte adecuado, viajes al extranjero, vivienda confortable, y satisfacción de demandas y necesidades de corte material.

Teniendo en cuenta su valor de co-ocurrencia, la categoría empleo-estudio se presenta como la siguiente. Aquí se abarcan deseos y necesidades relacionados con la posesión de un buen trabajo, la posibilidad de desarrollo intelectual y la superación educacional de los jóvenes. Por último, fueron construidas 3 categorías que integran pocos códigos, pero que igualmente se deben señalar. Una de ellas es el derecho al disentimiento, pues uno de los sujetos de la investigación planteó como deseo la libertad de pensamientos e ideas; la otra resulta emigrar, donde también uno de los participantes expresó su necesidad de vivir en otro país mediante la emigración definitiva; y, finalmente, el éxito y las metas, que comprenden los deseos de lograr desarrollo y vencer todos los obstáculos que se presenten en la consecución de las metas propuestas.

Necesidades o deseos para vivir con prosperidad familiar

Para vivir con prosperidad, las necesidades y los deseos manifestados mayormente giran en torno a condiciones económicas y materiales de vida. En la conformación de esta categoría se encuentran deseos de abundancia, acceso a las tiendas en MLC y a nuevas tecnologías, a bienes y servicios que garanticen una mejoría constante; además, se expresó la necesidad de un cambio en la situación económica actual que enfrenta el país, la correspondencia entre ingresos y los precios de los productos. Un incremento constante de ingresos familiares que permita acceder a mejores bienes y servicios y con mayor facilidad, resulta la necesidad que más mencionan los participantes en este apartado. En la prosperidad sucede lo mismo que en el bienestar con la categoría salud, al posicionarse como la de mayor frecuencia.

En cuanto a su importancia, empleo-estudio se coloca como la segunda unidad de análisis por los valores adquiridos. En este caso, las ideas expresadas giran más en torno al empleo que al estudio, con el deseo de buenos trabajos y negocios, estabilidad laboral, tenencia de negocios particulares exitosos, recibir remuneración y recompensas adecuadas mediante sus empleos y, por último, oportunidades de superación laboral, lo que supondría también superación profesional y académica.

Por su parte, el clima afectivo-emocional del hogar y el éxito y las metas como dos de las categorías construidas, adquieren los mismos valores de enraizamiento del código y de co-ocurrencias. En el caso de la primera, el apoyo mutuo, la buena comunicación y el entendimiento, el fomento de la motivación para mejorar, el respeto y la unidad familiar son los deseos enunciados. En el caso de la segunda, los deseos se vinculan al cumplimiento de expectativas, metas y planes trazados, poseer la libertad de desarrollar proyectos personales sin trabas externas, mantener el éxito logrado y trabajar en función de una visión futurista.

Modelos de bienestar y prosperidad familiar de capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales

El modelo para comprender las percepciones sociales de bienestar y prosperidad familiar fue construido y presentado mediante un diagrama de Sankey, cuya organización relaciona los núcleos de sentido y las unidades de sentido construidas. Se entiende núcleo de sentido como configuraciones subjetivas parciales conclusivas que organizan sentidos subjetivos dominantes, y que se definen, en este caso, como significación de bienestar y prosperidad familiar, valoración de las condiciones de bienestar y prosperidad familiar, y aspiraciones para vivir con bienestar y prosperidad familiar.

Modelo de bienestar familiar

La percepción social del bienestar de las familias estudiadas de capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales muestra una visión evaluativa predominantemente desde el significado construido de forma ideal, a partir del que realizan valoraciones de su acceso y sus aspiraciones. Asimismo, la frecuencia de los contenidos de las relaciones que establecen con el bienestar es superior a los contenidos expresados del bienestar como fin (Fig. 7).

Figura 7 Modelo de bienestar familiar. 

Predomina como contenido en la percepción social del bienestar el clima afectivo emocional, relacionado con vivencias colectivas de la familia, estados emocionales, la calidad del sistema de relaciones entre los miembros y las condiciones afectivas óptimas o necesarias que consideran los sujetos que deben primar para vivir con bienestar.

Las condiciones económicas y materiales de vida constituyen, por su frecuencia, la segunda unidad subjetiva con contenido configurado en la percepción del bienestar, donde las valoraciones y aspiraciones con respecto al constructo tienen presencia relativamente semejante. Las producciones subjetivas se vinculan con ciertas comodidades, niveles de vida, facilidades económicas, tenencia de bienes, estabilidad financiera y recursos tangibles que se integran para definir el bienestar, caracterizar a las familias que viven con él y su causalidad. Sin embargo, cuando se trata de la valoración de sus condiciones de acceso, las emergencias se dirigen, sobre todo, a escaseces, en forma de obstáculos, de carencias reales y necesidades insatisfechas que atentan contra su bienestar.

La salud también adquiere un valor relevante y está generalmente constituida por un solo código. Su alta presencia en los significados demuestra la importancia para los participantes de estar saludables para definir el bienestar y vivir con él. Si se toma en cuenta el contexto pandémico en el que se desarrolló la investigación, podría este resultado estar permeado por la situación de crisis sanitaria en este momento.

Con respecto al empleo-negocios, que se presenta como otra unidad de sentido importante, el trabajo se erige como la emergencia fundamental, por resultar una vía estable de ingresos y sustento familiar, de conjunto con el esfuerzo laboral y la preparación profesional. En la valoración de sus condiciones de acceso al bienestar, donde los sujetos deben referirse a sus situaciones familiares particulares, resaltan la importancia del vínculo laboral, ya sea mediante el empleo estatal o la participación en negocios privados, incluso ilegales, como principal oportunidad y estrategia para lograr bienestar. Aunque con valores muy inferiores en relación con otros sentidos construidos, en la valoración de sus condiciones propias también emergen tres categorías que no están presentes en los otros dos contenidos: los ingresos, los derechos-logros sociales y la actitud ante la vida.

Por su parte, las cualidades personales, vinculadas esencialmente a la significación de bienestar, integran modos de vida, características personales positivas y atributos que describen a las familias que viven con bienestar o permiten el acceso a este.

Se aspira a vivir con bienestar en la medida que se alcance un clima afectivo-emocional en el hogar, distinguido por el logro y el mantenimiento de la funcionalidad familiar, mejores condiciones económicas y materiales que permitan la satisfacción de necesidades y que faciliten una vida más cómoda en cuanto a lo material, desde donde se integra el deseo de empleos o negocios más fructíferos y el cumplimiento de metas que indiquen progreso. Surgen, además, dos categorías exclusivas a los fines del bienestar, aunque con incidencia menor: la emigración y el derecho al disentimiento.

Modelo de prosperidad familiar

La percepción social de prosperidad de las familias estudiadas de capas medias urbanas de diferentes grupos socioestructurales muestra, al igual que en el bienestar, una visión evaluativa de la realidad, esencialmente desde el significado elaborado de forma ideal como constructo perceptivo, más que la valoración de sus condiciones de acceso y sus aspiraciones (Fig. 8).

Figura 8 Modelo de prosperidad familiar. 

En la prosperidad familiar, a diferencia del bienestar, las condiciones económicas y materiales predominan como contenido de la percepción social, y se vinculan las comodidades económicas, la estabilidad financiera, la tenencia de ciertos recursos, y la posibilidad de acceso a determinados bienes y servicios y al goce de una calidad de vida superior.

Las metas, el progreso y el éxito también adquieren una alta significación, teniendo en cuenta su frecuencia. Para referirse a la prosperidad, los participantes expresan la necesidad de avance, desarrollo, alcance de un estadio superior en cuanto a comodidades y calidad de vida, vivenciar que superan una etapa anterior y que ahora se encuentran en un peldaño social privilegiado cualitativa y cuantitativamente. En consecuencia, la evaluación que hacen de sus condiciones familiares en cuanto a estrategias empleadas, oportunidades de acceso y limitaciones afrontadas, tiene como premisa estos elementos.

Por su parte, al empleo y los negocios corresponden otras emergencias importantes, donde se hace énfasis en el mantenimiento de un vínculo laboral que tenga alta remuneración y que sostenga ingresos crecientes, lo que permite el acceso a comodidades mayores.

Las cualidades personales y el clima afectivo-emocional constituyen otras de las unidades subjetivas, las cuales establecen mayor relación con la significación del bienestar. Con respecto a la primera, se hace alusión a atributos, particularidades y características, tanto individuales como de la familia en su conjunto, que estarían propiciando e indicando una vida próspera. Por su parte, el clima afectivo-emocional resalta la calidad de las relaciones dentro del seno familiar y las vivencias emocionales positivas que se vinculan directamente con ser prósperos.

La imposibilidad de prosperar, el reconocimiento de logros y derechos sociales en el país y la actitud ante la vida representan contenidos que surgen exclusivamente en la valoración de las condiciones propias de las familias de estudio. Esta última es la de mayor frecuencia, donde se hace énfasis en el optimismo, el esfuerzo propio y el empeño personal, para alcanzar metas y lograr progreso en todos los ámbitos de la vida.

CONCLUSIONES

Los modelos de bienestar y prosperidad familiar se caracterizaron por una visión evaluativa predominantemente desde el significado construido de forma ideal, desde el que realizan valoraciones de su acceso y sus aspiraciones.

En el modelo construido sobre el bienestar familiar predominó, como contenido de la percepción, el clima afectivo del hogar -que integra la superior cantidad de producciones subjetivas-, seguido por las condiciones económicas y materiales de vida, que se dirigen, esencialmente, a escaseces y crisis. La salud también adquirió un lugar importante en este constructo perceptivo, permeado, en este caso, por la situación pandémica en el momento del estudio. Finalmente, con los menores valores de significación los participantes percibieron el bienestar desde el empleo-negocios y las cualidades personales de los miembros de la familia.

En el modelo construido sobre la prosperidad familiar, a diferencia del bienestar, las condiciones económicas y materiales predominaron como contenido de la percepción social. Las metas, el progreso y el éxito también representaron unidades subjetivas relevantes, precisamente desde el avance y el desarrollo que este supone, lo que se vincula directamente con el empleo y los negocios. Se colocaron en un lugar más rezagado el clima afectivo-emocional del hogar, las cualidades personales y la actitud ante la vida, así como también se llamó la atención sobre la imposibilidad de prosperar en el país

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Recibido: 14 de Febrero de 2022; Aprobado: 04 de Octubre de 2022

*Autor para correspondencia bmjimenez@nauta.cu

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.

Blanca María Jiménez Reyes: Conceptualización, curación de datos, investigación, metodología, visualización, redacción-borrador original.

Isaac Iran Cabrera Ruiz: Conceptualización, análisis formal, administración del proyecto, supervisión, visualización, redacción-revisión y edición.

Ángel Joel Méndez López: Conceptualización, recursos, redacción-revisión y edición.

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