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Señor Director:
Estudiar y analizar, con profundidad, los aspectos destacados de las Guías para reanimación cardiopulmonar (RCP) y atención cardiovascular de emergencia (ACE) de la American Heart Association (AHA) del año 20201 permite apreciar que cada cinco años se actualizan los temas y los cambios clave realizados en relación a este sensible campo de la atención de salud.
A criterio de las autoras es de un valor inestimable la divulgación de estas Guías porque constituyen un instrumento actualizado que permite la optimización de la atención al paciente en estas circunstancias y orienta a los investigadores sobre el camino que se debe seguir en función de lograr estudios que mejoren las evidencias que sustenten las recomendaciones realizadas.
En relación a este tema es que se pretende realizar el presente análisis porque, en las Guías de la AHA de 2020, se presentan 491 recomendaciones específicas para el soporte vital en adultos, niños y neonatos, la ciencia de la educación para la reanimación y los sistemas de atención sanitaria. De estas recomendaciones 161 son de clase 1 y 293 son de clase 2 y 37 recomendaciones son de clase 3, incluidas 19 que demuestran que no existen beneficios y 18 que existe daño.1
Según la clasificación de las recomendaciones dada por la AHA en las Guías de 2020 es evidente que 454 (92,46%) corresponden a las clases 1 y 2, lo que se interpreta como que los beneficios de su implementación superan los riesgos de afectar al paciente, sin dudas un por ciento significativo.2,3
Al analizar el nivel de evidencia (NDE) de las recomendaciones se aprecia que solo el 1% corresponden al nivel A, es decir, que son evidencias de alta calidad obtenidas de más de un ensayo clínico aleatorizado (ECA) o son metaanálisis de ECA de alta calidad o constituyen uno o más ECA corroborado por estudios de registros de alta calidad.1,4
Este contraste entre la clase de las recomendaciones y su nivel de evidencia tiene que representar una alerta para la comunidad científica y servir de orientación para llevar a cabo las investigaciones relacionadas con la efectividad de la utilización en la práctica de estas recomendaciones, lo que va a servir como evidencia que sustente, desde el punto de vista metodológico y científico, la necesidad de su implementación.
Desde 2005, en que se hizo indiscutible el inicio de los cambios en las Guías, tanto para adultos como para niños y neonatos, no solo en la Asociación Americana de Reanimación, sino también en la europea, se han iniciado un grupo de cambios de forma paulatina en la práctica ejecutada por el personal entrenado para esta actividad; sin embargo, no se conoce el nivel de adherencia del personal de salud a los cambios recomendados ni la efectividad de su implementación en la práctica asistencial en Cuba, lo que constituyen dos aristas que deben ser investigadas con celeridad por lo que representan para la calidad de la atención de salud que se dispensa y con el objetivo de lograr que sea de excelencia tanto en el paro cardíaco extrahospitalario (PCEH) como en el intrahospitalario (PCIH).
En este sentido la ciencia de la educación para la reanimación juega un papel determinante porque la educación efectiva de los reanimadores legos y expertos es una variable clave para mejorar la supervivencia de los pacientes que sufren un paro cardíaco.
Sin una educación eficaz los reanimadores legos y los profesionales de la salud no tendrían los elementos necesarios y consistentes que respalden el tratamiento basado en evidencia ante una situación tan compleja como esta.
Se reconocen lo oportuno de la Guías de la Asociación Americana de Reanimación del año 2020 y la pertinencia y la importancia del tema y se insta a la comunidad científica nacional a ejecutar estudios aleatorizados que permitan respaldar estas recomendaciones en el contexto asistencial cubano.
