INTRODUCCIÓN
Los osteocondromas o exostosis osteocartilaginosas son lesiones benignas formadoras de cartílago.1 Su patogenia es oscura, hay autores que piensan que se trata de un verdadero neoplasma; otros opinan que es un trastorno del desarrollo del pericondrio que cubre la placa de crecimiento.2,3,4,5
Se trata de una lesión compuesta de hueso medular y cortical recubierta de una capa de cartílago hialino. La mayoría son solitarios, aparecen en la zona metafisaria de los huesos largos y, aunque han sido descritos en prácticamente todos los huesos del esqueleto, tienen predilección por el fémur, la tibia y el húmero.3
Se presentan de dos formas: con un pedículo en forma que recuerda a una seta (pediculada) o con una base ancha de implantación (sésil). En otros casos se presenta de forma múltiple y recibe el nombre de osteocondromatosis múltiple congénita, que se caracteriza por exostosis múltiples con una distribución simétrica por casi todo el esqueleto.6,7
INFORMACIÓN DEL PACIENTE
Varón de 21 años, sin antecedentes patológicos personales, que acudió a la Consulta de ecosoma Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Universitario “Arnaldo Milián Castro” de la Ciudad de Santa Clara, Provincia de Villa Clara, porque desde hacía unos meses notaba un aumento de volumen en la región lateral derecha del cuello que progresaba con el paso del tiempo; no tenía otros síntomas ni refirió traumatismos anteriores.
Se observó con buen estado general y asintomático. Al examen físico de la región lateral derecha del cuello se palpaba una prominencia de aproximadamente 1,5 a 2 cm, de consistencia pétrea, no movible y adherida a planos profundos. No se constató inflamación local, hematoma ni dolor a la palpación. Tampoco había alteraciones neuro-vasculares distales ni impotencia funcional del miembro superior.
Se solicitó una radiografía simple (Rayos x) de la columna cervical, anteroposterior (AP) (Figura 1), en la que se visualizó exostosis ósea a este nivel, en la región lateral derecha, con el probable diagnóstico de un osteocondroma por la localización de la lesión.
Para corroborar el diagnóstico y emitir una mejor evaluación y una posterior conducta se le realizaron otros estudios radiológicos avanzados como tomografía axial computadorizada (TAC) de columna cervical simple (Figuras 2, 3 y 4), resonancia magnética nuclear (RMN) de columna cervical (Figura 5) y gammagrafía ósea (Figura 6); se corroboró el diagnóstico clínico.
Al tratarse de un tumor óseo asintomático que ha conservado su tamaño y detenido su crecimiento asociado a la edad se decidió, previas discusión colectiva multidisciplinaria y conducta expectante, seguir la evolución clínica e imagenológica periódica del paciente por consulta externa.
DISCUSIÓN
Se trató de un osteocondroma cervical, exostosis ósea recubierta de cartílago que se ubica en la superficie externa del hueso. Es un tumor propio de individuos muy jóvenes, de hecho el 70% de las lesiones osteocondrales se encuentran en las dos primeras décadas de la vida. Tiene un ligero predominio en varones, con una proporción de 3/1.1,2,3,4
Los osteocondromas se forman tras la separación de un fragmento desde el cartílago epifisario que se hernia a través del periostio que envuelve el platillo de crecimiento. El desarrollo posterior de este fragmento cartilaginoso y su osificación endocondral dará lugar a la exostosis recubierta de cartílago que se proyecta hacia la superficie ósea. El cartílago extruido sigue el proceso normal de osificación, tiene un espesor menor de 1 cm y es histológicamente normal.2,3,4,5
Los osteocondromas pueden ser solitarios o múltiples, y son estos últimos constituyentes de la exostosis hereditaria múltiple. Algunos adolescentes refieren un antecedente de traumatismo, o ejercicio vigoroso previo a la aparición del mismo.6,7 En este paciente se encontró sólo una lesión, asociado a ejercicios físicos intensos y la ingestión continua por un periodo de tres meses de condroitin fosfato en cápsulas, prescrito por facultativos, a causa de dolores óseos en ambas rodillas. No existen antecedentes familiares con este tipo de tumores.
La exostosis puede desarrollarse en cualquier hueso del esqueleto, pero muestra preferencia por las zonas metafisarias vecinas a los cartílagos más fértiles de los huesos largos: distal del fémur, proximal de la tibia y distal del radio. La localización del tumor en la columna vertebral no es demasiado frecuente (de un uno a un 4% de todas las exostosis) y además, cuando afecta el raquis, suele asentarse en al arco posterior.6,7,8 Su gran frecuencia habitualmente se subestima, aunque pueden aparecer numerosas complicaciones relacionadas con este tumor. Se calcula que alrededor del 4% de los pacientes que padecen un osteocondroma pueden presentar alguna complicación.9
Un osteocondroma, tanto en el esqueleto axial como en el periférico, puede producir compresiones neurológicas; no son demasiado frecuentes, aparecen en el 1% de los pacientes y pueden ser neuropatías, radiculopatías y ocompresión medular.10 Sus síntomas son consecuencias de una irritación mecánica o compresión de estructuras vecinas (partes blandas, hueso, nervios periféricos o vasos) por fractura o por transformación maligna, por lo que su clínica suele ser confusa. La lesión que comienza precozmente causa trastornos de crecimiento, con acortamiento y deformidad de la extremidad afectada;8,9,10 sin embargo, habitualmente es asintomática y se diagnostica como un hallazgo casual, como el caso que se presenta.
Con respecto al tratamiento del osteocondroma existen dos opciones: la primera actitud conservadora, en los casos que resultan asintomáticos y se mantienen estables, y la segunda opción, el tratamiento quirúrgico, indicado en las formas sintomáticas de la infancia y el crecimiento continuado del osteocondroma después de la madurez del esqueleto (sospecha de malignización).1,2,5,6,7
El diagnóstico es fundamentalmente por imágenes (actualmente la ecografía es el método más accesible en el medio y tiene la ventaja de que en los casos de pseudoaneurismas muestra con facilidad la presencia de una masa compleja con flujo en su interior y dependiente de una arteria).8,9,10
Otros métodos de imagen son la TAC, que define las estructuras óseas anómalas y su relación con complicaciones vasculares mediante la administración de contraste intravenoso, y la angio-resonancia, que estudia adecuadamente los vasos afectados de forma multiplanar y la mayoría de las veces sin necesidad de utilizar contraste.4,5,6,7,8,9
El diagnóstico diferencial se debe realizar, principalmente, con la exostosis cartilaginosa múltiple y con el osteosarcoma parostal.9,10
Este paciente muestra una localización poco frecuente del osteocondroma, resultando la región cervical derecha el sitio afectado. No contaba con antecedentes genéticos familiares de la enfermedad, ni síntomas, solo aumento de volumen local. Resultaron los estudios de rayos X y la TAC de especial utilidad en el diagnósticos de esta afección.