La autopsia y sus resultados originan una serie de eventos científico-docentes en la enseñanza médica, lo que significa que las reuniones clínico-patológicas generales y las de piezas frescas son indispensables para la formación de los profesionales sanitarios; de ello se deriva la importancia científica que representa la práctica de las reuniones post-mortem, como método de aprendizaje para la adquisición de capacidades que fortalecen el conocimiento a lo largo de la vida.
La formación del profesional sanitario en Cuba y del futuro doctor en Medicina determinan que el educando que ingresa a la universidad médica desarrolle habilidades en el estudio intensivo del cuerpo humano y su funcionamiento, y regule su conducta desde el inicio de la carrera con elevados valores éticos y profesionales, típicos de las ciencias médicas.1
La autopsia es el estudio más completo del enfermo y la enfermedad, por lo que la Anatomía Patológica en los dos niveles de la formación médica: pregraduada y posgraduada tiene una incidencia fundamental.2 Esto significa que las reuniones post-mortem son indispensables para la formación de los profesionales sanitarios pues contribuyen a la calidad asistencial de los servicios, reducen al grado mínimo las discrepancias clínico-patológicas y señalan las desviaciones de los tratamientos y la posible aparición de patologías nuevas o no esperadas.3
Es indispensable tener en cuenta las causas directas e intermedias de muerte, que muchas veces quedan inadvertidas y su conocimiento contribuye al control interno de calidad en las instituciones.4 La reunión post-mortem es una actividad docente e investigativa a la que se debe dar gran apoyo por parte de todos los factores que intervienen en la dirección institucional.5) La calidad de las acciones encaminadas a la formación se centra en la labor del profesor y el educando, los que deben estar preparados y enfrascados en construir el aprendizaje bajo los principios de la ética médica y pedagógica.6
Los beneficios de la autopsia y las actividades post-mortem ofrecen conocimientos en Anatomía, Fisiología y otras asignaturas precedentes, así como entrenamiento en el correcto llenado del certificado de defunción y correlación con los diagnósticos de causas de muerte, revela las discrepancias de los diagnósticos médicos y familiariza al educando con la correlación clínico-patológica; además permite al patólogo retroalimentarse con la información obtenida como garantía de calidad en el trabajo médico.1
Un método de enseñanza es el conjunto de técnicas y actividades que un profesor utiliza con el fin de lograr uno o varios objetivos educativos, tiene sentido como un todo y responde a una denominación conocida y compartida por la comunidad científica.7 Supone la interrelación indispensable de maestro y alumno, donde el primero organiza la actividad del segundo sobre el objeto de estudio, de lo cual resulta un proceso de asimilación del contenido de la enseñanza.8
Las reuniones clínico-patológicas y las piezas frescas desarrollan habilidades, que para algunos autores como Danilov y Skatkin (1980), referenciado por Sixto Fuentes et al.9 constituyen un concepto pedagógico muy complejo y amplio, ya que: "La habilidad es la capacidad adquirida por el hombre de utilizar creadoramente sus conocimientos y hábitos tanto durante el proceso de actividades teóricas como prácticas”. Estos autores clasificaron los métodos de enseñanza en:
Reproductivos: incluye el método explicativo-ilustrativo.
Productivos: incluye el método de exposición problémica de búsqueda parcial o heurística y el investigativo.
El método de enseñanza seleccionado para las reuniones post-mortem es el productivo, y dentro de este, el de exposición problémica de búsqueda parcial o heurística, donde los estudiantes, guiados por el profesor, se introducen en el proceso de búsqueda de soluciones. El método seleccionado ofrece ventajas didácticas, entre ellas: atrae la atención de los participantes, despierta el interés cognoscitivo con una actividad asequible, permite descubrir la contradicción que existe entre la necesidad cognoscitiva que ha surgido y la imposibilidad de satisfacerla mediante los conocimientos y habilidades que poseen, y ayuda a determinar la tarea cognoscitiva y las vías de solución, lo que incentiva la búsqueda.2,10
Para efectuar estas actividades docentes se discute el resumen de la historia clínica por los participantes basado en los acontecimientos de la muerte, se recopilan datos generales del fallecido, el diagnóstico al ingreso, su evolución y exámenes complementarios realizados, así como causas directa, intermedia, básica de muerte y la causa contribuyente. La actividad es guiada por el profesor de Medicina Interna, que intercambia criterios basados en sus experiencias y las del colectivo, mientras el patólogo muestra el estudio macroscópico, con el recuento anatómico e histológico del órgano y el daño morfológico que relaciona con el fallo de las funciones, los eventos clínicos y causas de la muerte. Finalmente se concluye con el cronopatograma de los acontecimientos de la muerte y se analizan las coincidencias diagnósticas hasta arribar a las conclusiones dialogadas que incluyen: la definición del conjunto de características fundamentales que permiten la identificación de una enfermedad y ubicación en los ocho grupos de trastornos en que se divide la Anatomía Patológica, que comprende: clasificación según forma de comienzo (primaria o secundaria), agente etiológico (bacterias, virus, hongos), evolución (aguda o crónica), alteraciones morfológicas, frecuencia de las enfermedades al tener en cuenta localización geográfica, órganos afectados, aparatos, edad, sexo, raza, etiopatogenia, la morfología con las alteraciones macroscópicas de forma, tamaño, peso, color y consistencia y el estudio microscópico de las estructuras del órgano estudiado, y la clínica con el resumen de síntomas y signos clínicos del paciente fallecido.2,10
El intercambio interdisciplinario entre especialistas y estudiantes genera el máximo aprovechamiento de los resultados de la autopsia, potencia el talento individual y crea una especie de inteligencia colectiva con gran poder de análisis y capacidad de resolución que mejoran la calidad de la educación y el trabajo médico, garantizan la docencia de pregrado y posgrado, refuerzan los conocimientos científicos adquiridos en los diferentes niveles de enseñanza, familiarizan y entrenan en el llenado correcto del certificado médico de defunción y de la historia clínica, contribuyen a la apreciación de las inexactitudes de los diagnósticos médicos de causa de muerte, se acepta la muerte como una posibilidad real en el manejo del enfermo y se logra entrenar en el uso de la correlación clínico-patológico como mecanismo para evaluar la calidad de la práctica médica.2
Los autores consideran que estas reuniones garantizan la ampliación de posibilidades y oportunidades de acceso a la educación médica porque multiplican el conocimiento, contribuyen a la formación de una cultura general integral y a un incremento paulatino de mayores niveles científicos, favorecen el proceso docente educativo y el desarrollo de los recursos humanos en el sistema de salud, por lo que deben ser aprovechadas con la participación de estudiantes de pregrado y posgrado, además facilitan su motivación y mejoran la calidad del trabajo asistencial. Por su importancia, es necesario insistir en los métodos de enseñanza a utilizar y los aspectos metodológicos. El método debe tributar a adquirir conocimientos y habilidades para desarrollar el pensamiento científico que vincula la escuela con la vida.