Señora editora:
Desde la plaga de Atenas en el año 430 a. n. e. hasta la COVID-19 en el siglo XXI, más de 20 pandemias han puesto en riesgo la supervivencia humana. Cuatro de las más mortíferas han sido la peste negra, la viruela, la gripe española y el VIH/Sida.1) Lamentablemente, lo más conocido de la actual pandemia es su alta transmisión y letalidad. Nuestro comentario versará sobre el papel que ha tenido la universidad médica en el enfrentamiento a la COVID-19 y los retos que ello ha presupuesto.
La equidad ha sido un principio en nuestra sociedad, ni aun en los momentos de mayores dificultades financieras y materiales, Cuba ha cerrado una escuela, ni un hospital, ni una universidad.2
La Constitución de la República de Cuba3 establece los principios humanistas y de solidaridad que caracterizan la salud pública, de igual manera en su Artículo 73 expresa que la educación es un derecho de todas las personas y responsabilidad del Estado, quien garantiza servicios de educación gratuitos, asequibles y de calidad para la formación integral, desde la primera infancia hasta la enseñanza universitaria de posgrado.
El Sistema Nacional de Salud cubano está organizado de manera dinámica, ha transitado por diferentes etapas y transformaciones del qué hacer y cómo hacerlo mejor, con el propósito de mejorar la salud de nuestro pueblo.4
La salud pública en Cuba es una prioridad, la voluntad del Estado ha permitido el poder organizarnos y enfrentar la pandemia. En estos tiempos complejos, Cuba comparte su experiencia y brinda su apoyo al resto del mundo. Son numerosas las brigadas médicas cubanas que se encuentran en diferentes países brindando atención médica. La organización, en los más diversos aspectos, es un principio vital en el actual escenario que vive el país de enfrentamiento a la COVID-19.5
La universidad médica siempre ha tenido en cuenta las ideas expresadas por Martí: “Ver después no vale. Lo que vale es ver antes y estar preparados".6
Para la academia, el reto es complejo e implica la puesta en práctica de un conjunto de estrategias por parte del claustro de profesores y estudiantes, así como el compromiso de todos. Son múltiples las acciones de posgrado realizadas a lo largo del país para capacitar y entrenar a los profesionales del sector.
En el pregrado los estudiantes realizan acciones de vigilancia y pesquisa para brindar atención a la población, una labor educativa que incluye acciones de promoción y prevención. Todo ello responde a los principios humanistas y solidarios que deben caracterizar a los futuros profesionales de la salud.
La educación médica diseña estrategias para mantener la calidad del proceso docente, tanto en pregrado como en posgrado en la adquisición de las habilidades necesarias para el desempeño de la profesión. El reto no es solo por la aplicación de los protocolos de bioseguridad que se deben tener en cuenta, resulta de igual manera riguroso el trabajo metodológico para reorganizar, adecuar espacios y contenidos, donde es fundamental el trabajo de los colectivos de asignatura, año, disciplina y carrera.
De igual manera, la universidad virtual ha tenido un papel relevante en estos tiempos. El aprendizaje a distancia ha fortalecido la búsqueda independiente del conocimiento en los educandos. De esta manera, los estudiantes de las ciencias médicas integran las nuevas tecnologías a su quehacer diario, acorde con las crecientes exigencias de la Medicina del siglo XXI, que impone el reto de formar a un profesional integral.7) Ha sido un aprendizaje para la vida, una experiencia nueva.
El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez realiza a diario el llamado a seguir trabajando con rigor, precisión y exigencia: principios en los que descansa el éxito que se pueda tener en el enfrentamiento a la COVID-19 en la isla.8) En las actuales circunstancias las universidades cubanas han seguido trabajando. El Ministerio de Educación Superior de Cuba ha aprobado resoluciones para la continuidad y culminación de estudios, en dependencia de la situación epidemiológica del país.
Ha sido enorme el esfuerzo realizado por alumnos, claustro de profesores y directivos de la universidad, así como la voluntariedad de todos los implicados en la educación médica. Son estos algunos de los retos que hoy enfrenta la universidad. El presente ofrece oportunidades para aprender, existe confianza en nuestros profesionales, estudiantes, en las universidades y en el resto de la población. Las acciones conjuntas pueden lograr el éxito en la lucha contra la COVID-19.