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Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina

versión On-line ISSN 2308-0132

Estudios del Desarrollo Social vol.10 no.2 La Habana mayo.-ago. 2022  Epub 01-Ago-2022

 

Artículo original

Importancia de la participación familiar en la educación de los estudiantes del nivel inicial

Importance of Family Participation in the Learning Process in Kindergarten Students

0000-0002-0588-8390Mayra Isabel Mendoza-Santana1  *  , 0000-0002-4796-4232José Humberto Cárdenas-Sacoto2 

1Universidad Técnica de Manabí, Ecuador

2 Hospital Metropolitano de Quito, Ecuador

RESUMEN

El involucramiento de los padres es clave en el proceso educativo de los estudiantes. La presente investigación tiene como objetivo analizar la participación familiar en la educación de los estudiantes de nivel inicial I y II de la Escuela Particular Julia Navarrete Mendoza. Para ello se realizó un estudio descriptivo con enfoque cuantitativo. Se aplicó una encuesta a los padres para determinar sus percepciones sobre la participación familiar y la experiencia en el centro docente. Los resultados arrojaron que los padres se autoperciben con un perfil de participación alto, y aceptan que poseen responsabilidades en cuanto a desenvolvimiento educativo de sus hijos/as. Señalan como obstáculos de participación a la incompatibilidad de horarios y falta de tiempo, pero se muestran abiertos y sugerentes a incorporase a iniciativas para mejorar esta situación. Partiendo de los resultados se proponen acciones para contribuir al progreso de la relación familia - escuela en el centro.

Palabras-clave: participación familiar; relación familia-escuela; padres; educación inicial

ABSTRACT

Parental involvement is key in the educational process of students. The objective of the research is to analyze family participation in the education of initial level I and II students of the Julia Navarrete Mendoza Private School. For this, a descriptive study with a quantitative approach was carried out. A survey was applied to parents to determine their perceptions about family participation and the experience in the educational center. The results showed that parents self-perceive with a high participation profile, and accept that they have responsibilities regarding the educational development of their children. They point out the incompatibility of schedules and lack of time as obstacles to participation, but they are open and suggestive of joining initiatives to improve this situation. Based on the results, actions are proposed to contribute to the progress of the family-school relationship in the center.

Key words: family participation; family-school relationship; parents; kindergarten

INTRODUCCIÓN

Para cumplir con el sistema de apoyo integral en las escuelas dirigido a sus estudiantes, existe la necesidad de construir una asociación con las familias, y desarrollar una responsabilidad compartida para el éxito educativo. De esta manera, se incrementa en los padres la participación y se fomenta el esfuerzo por apoyar el proceso de aprendizaje.

Por este motivo, la importancia de la participación familiar en el entorno escolar ha sido una temática frecuentemente abordada en la literatura académica, debido al reconocimiento que se le otorga a padres, madres o tutores como los primeros educadores de sus hijos/as. «Que los padres conozcan, se interesen por lo que sus hijos viven, hacen y aprenden en el colegio es un elemento clave en su educación» (Romagnoli & Cortese, 2016, p. 1).

Concurren demostraciones del impacto positivo que tiene el involucramiento de los padres en el entorno escolar para el desarrollo y aprendizaje de los niños en educación temprana (Pizarro et al., 2013; Razeto, 2016a; Salinas, 2017). En consecuencia, plantea la UNESCO (2004) que la familia ocupa un espacio privilegiado en la ampliación de la cobertura educacional de la primera infancia.

Con respecto a la enseñanza dirigida a estudiantes de educación inicial, sobre todo en los últimos tiempos, se le ha ido prestando especial atención a los beneficios que ofrece no solo a los niños, sino también a sus familias y a la sociedad en general. La UNICEF (2017) menciona: «la educación preescolar es una parte crucial del desarrollo en la primera infancia y resulta esencial para ayudar a los niños a comenzar la escuela a la edad adecuada y entrenarlos para el aprendizaje» (p. 59).

La trascendencia de relación familia-escuela la describe Santibáñez (2018) cuando menciona que: «la participación de las familias en el proceso de aprendizaje y su vinculación con la escuela ha sido propuesta como una variable que determina la calidad de la educación» (p. 6). Tales relaciones requieren gran trabajo tanto por parte de los docentes como de los padres. Se entiende al papel educativo de la familia como un factor fundamental para conseguir el éxito escolar.

No obstante, a pesar de los hallazgos generalmente positivos de cientos de estudios, aún queda mucha por aprender sobre cómo conectarse y apoyar los esfuerzos de las familias para promover el aprendizaje de los niños en los contextos del hogar y la escuela de la manera más eficaz. Los principales obstáculos que se identifican están asociados a factores de tiempo, condiciones relativas al cuidado de niños en el hogar o atribuciones relativas a falta de interés por parte de las familias (Santibáñez, 2018).

Es por este motivo que, con base en los principios del Buen Vivir, el Ministerio de Educación del Ecuador (2019), ha estado desarrollando desde hace varios años el programa Educando en Familia, encaminado a fortalecer y potencializar la relación entre la familia y la escuela como estrategia para mejorar la calidad de educación y la vida de los ecuatorianos; previniendo los problemas escolares, familiares y sociales que son cada vez más recurrentes y agudos.

La corresponsabilidad que las familias tienen en la educación de sus miembros y que está determinada en la Constitución de la República, requiere ser dinamizada de modo intencional desde las instituciones educativas, a través de esfuerzos concertados, cuyo resultado final sea el fortalecimiento de las familias como actores participantes en los procesos escolares. (Ministerio de Educación del Ecuador, 2019, p. 7)

Al respecto, el presente informe representa una contribución oportuna a los esfuerzos del Ministerio de Educación del Ecuador de promover integralmente la educación temprana de los niños. Tiene como objetivo analizar la participación familiar en la educación de los estudiantes de nivel inicial I y II de la Escuela Particular Julia Navarrete Mendoza. Tomando como punto de partida la primicia que se ha venido afirmando en diversas investigaciones, que establece que los padres, sin importar la diversidad de orígenes, al recibir orientación tienden a aumentar su participación en el aprendizaje de sus hijos/as en el hogar y en la escuela (Asociación de Padres y Maestros, 2015).

Por ejemplo, el estudio de Razeto (2016a) profundiza sobre las características de las escuelas efectivas, demostró que en su totalidad realizaban acciones concretas para vincularse con las familias hacia la construcción de una alianza entre ambas instituciones; en el estudio se destacan dos aspectos en común: que los padres manifestaban confianza en el establecimiento educativo y poseían altas expectativas en el aprendizaje que podían conseguir sus hijos/as.

Por consiguiente, con la existencia de mayor compromiso e involucramiento de los padres en el cuidado y educación en la primera infancia, los niños van a tener mejores resultados académicos y sociales. Respecto a estos beneficios Calvo et al. (2016) puntualizan:

Cuando concurre una relación padres-escuela y existe una participación de la familia en la vida escolar, ambos hechos son fundamentales en: la mejora del rendimiento académico del alumnado; una mayor autoestima en los niños; se desarrollan actitudes y comportamientos positivos y se mejora también la calidad de las relaciones interpersonales padres- hijos/as; se generan actitudes positivas hacia la escuela; y el centro mejora su calidad educativa. (p. 103)

Si las familias participan en la vida escolar de sus hijos/as, los niños desarrollan un amor por el aprendizaje que ampliará su base de conocimientos y sentido de asombro. Al igual cuando maestros se enfocan en las relaciones familiares, se podrán observar cambios en los estudiantes. Cuanto más involucran los maestros a los padres, más aumenta la motivación, los comportamientos positivos y las buenas calificaciones (Ramos, 2014; Precht et al., 2016).

DESARROLLO

Referentes conceptuales

A pesar de que el análisis del concepto de participación vinculado a la educación es relativamente reciente, ha estado presente en el ámbito de diversas maneras a lo largo del tiempo (Domínguez, 2015). «La participación es un proceso, que incluye la posibilidad de hacer, al tomar parte de algo, con la finalidad de provocar una reacción, participar entonces debe ser comprendida como una causa y como una consecuencia» (Dueñas & García, 2012, p. 3). En el presente caso, es estudiada la participación como una consecuencia, por lo que se busca indagar en los factores que intervienen para motivarla.

Jara (2011) plantea sobre la participación en contextos educativos, que una escuela democrática solamente se construye mediante la participación en la educación de los distintos agentes sociales, entre los cuales está ubicada la familia. Estos conceptos destacan y enfatizan como aspectos distintivos de la participación, la referencia a que individuos con metas comunes puedan participar y aportar ideas en la toma de decisiones, manteniendo un papel activo y clave en el proceso.

Por su parte, la participación familiar exitosa se puede definir como la participación activa y continua de un padre o cuidador principal en la educación de sus hijos/as, e implica el involucramiento y atención en el proceso educativo para que los estudiantes se sientan motivados en la adquisición de conocimientos. Los padres pueden demostrar participación en el hogar, leyendo con sus hijos/as, ayudando con la tarea y discutiendo eventos escolares, o en la escuela, asistiendo a funciones o como voluntarios en los salones de clase. Para Sucari el al. (2019):

La participación de la familia en el ámbito escolar implica opinar, tomar ciertas decisiones, proponer y discernir en los diversos espacios de la institución educativa. La involucración de la familia en la escuela no solamente es una actitud del deber, sino una implicación mental voluntaria y responsable. (p. 7)

Plantea Pizarro et al. (2013) que existen diferentes factores que favorecen la participación de los padres en el ambiente escolar. El primero es que los padres sigan un patrón modelado por sus propios padres y otros adultos; el segundo, se refiere al sentido de conciencia personal donde los padres consideran que con esto ayudan a sus hijos/as a tener éxito. El tercer factor es el incremento de iniciativas por parte del centro educativo donde se crean oportunidades de participación.

En cuanto a los elementos positivos, «la participación organizada de los padres y apoderados en la vida de la escuela hace posible integrar a los diversos estamentos de la comunidad escolar bajo similares y complementarios anhelos y propósitos educativos además de materializar proyectos de colaboración mutua» (Razeto, 2016a, p. 13).

Para conseguir el eficaz involucramiento de los padres, es importante ir más allá de las definiciones estrechas de la participación. No solo va a depender de la asistencia a eventos o que se ofrezcan como voluntarios en las actividades extracurriculares o firmen las boletas de calificaciones. En cambio, es necesario infundir la creencia de que el éxito de los estudiantes es un interés compartido de la escuela y la familia, comprendiendo a los padres como asociados en el proceso de aprendizaje, e identificando formas concretas en que se puede activar la participación.

Es por ello que a pesar de los beneficios analizados de la participación familiar en el ambiente escolar de sus hijos/as, muchas escuelas continúan teniendo dificultades para definir y medir la participación significativa de los padres, y una cantidad considerable no sienten que sus esfuerzos tengan éxito (Ministerio de Educación Cultura y Deporte, 2014).

Las escuelas a menudo caen en el error de involucrar a los padres porque no creen que puedan hacerlo, perciben que las familias no quieren participar cuando, de hecho, las familias no saben cómo participar. El Ministerio de Educación Cultura y Deporte (2014) afirma que existe una gran distancia entre la consideración por parte los docentes de lo que es la participación familiar, y la auténtica realización de planes de involucramiento parental, pues estos reconocen no saber cómo conducir las relaciones entre familia, escuela y sociedad.

Considerando los antecedentes investigativos en los que se reconoce a la participación familiar como un elemento significativo durante la etapa de educación inicial, se localiza el trabajo de Parra (2017) que menciona que potenciar la implicación de la familia constituye un aspecto positivo relacionado directamente con el aumento de la eficacia de los centros escolares. De ahí que los esfuerzos por fomentar este acercamiento se considera una estrategia acertada para incrementar la calidad educativa.

Sobre la educación en la primera infancia del desarrollo cognitivo y social de los infantes, la UNICEF (2017) responsabiliza a los padres de la asistencia a centros preescolares de sus hijos/as, estableciendo como una necesidad esencial el proceso de aprendizaje que reciben los niños en los primeros años de vida. Si bien los padres desempeñan un papel protagónico en el aprendizaje de los niños durante la primera infancia, también tienen el compromiso de ofrecer a sus hijos/as la oportunidad de asistencia a los centros de aprendizaje temprano, donde interaccionen con otros adultos y compañeros. Asimismo, es un derecho de los padres recibir orientación para la crianza de los hijos/as. Finalmente, la educación inicial de los pequeños se trata de una responsabilidad compartida entre la escuela y la familia.

Resulta relevante detenerse en el estudio de Santibáñez (2018), investigación de carácter exploratoria con la finalidad de profundizar en las características que alcanza la participación de las familias en los procesos educativos y de aprendizaje de sus hijos/as. El desafío es que las familias, y las comunidades educativas se involucren en la construcción del proyecto educativo, se adhieran a él y asuman la responsabilidad de contribuir en los aprendizajes de niños y niñas. Se llega a la conclusión que el reto fundamental de la educación parvularia es la adopción de un enfoque de alianza familia-escuela, que implica cambios focalizados en promover el involucramiento y participación de la familia en el sistema escolar.

Mayorquín y Zaldívar (2019) establecen que la identificación de puntos de influencia de la participación de los padres contribuiría en el diseño e implementación de las posibles intervenciones que realizan las escuelas, en específico aquellas que implican trabajar con los padres; que tienen un papel fundamental en el rendimiento académico de los niños. Por lo tanto, se resalta la relevancia de la imbricación familiar, que se considera el punto central o definitivo para el rumbo que tomará el individuo en su formación durante edades tempranas y la adolescencia.

En consecuencia, en las familias con participación continúa y permanente en la educación de sus hijos, se ha demostrado el alcance de calificaciones más altas en las pruebas, la asistencia a la escuela con mayor regularidad, el cumplimiento de las tareas, y la demostración de una mejor actitud y comportamiento ante el ámbito escolar. Por lo tanto, los niños se gradúan con mayor frecuencia de la escuela secundaria, y tienen mayor tendencia a matricularse en la universidad, que aquellos estudiantes con familias menos involucradas (Villalobos et al., 2015).

Sin dejar de considerar que, aunque la familia representa la institución social primordial en la formación integral de los niños, los centros educativos son el entorno necesario para afrontar y fortalecer el proceso de formación socio-persona. En investigación de Bolaños y Stuart (2019) se reconoce que «la actual situación de conflictos en la convivencia escolar ha llevado a replantear cuál ha sido el papel de la familia en la educación de los escolares porque existe una relación directa entre la influencia que desempeña en la formación social del individuo» (p. 140). Los autores abordan la necesidad de implementación de políticas por parte del Estado orientadas a apoyar a las familias, para garantizar las condiciones adecuadas para el cuidado y bienestar general de sus hijos/as; dado que los buenos hábitos de vida desde la familia son el garante del éxito de una sana convivencia escolar en los centros educativos (Bolaños & Stuart, 2019).

PROCEDIMIENTOS METODOLÓGICOS

El estudio tuvo un enfoque cuantitativo, que para Hernández et al. (2014) «refleja la necesidad de medir y estimar magnitudes de los fenómenos o problemas de investigación» (p. 5). El alcance fue descriptivo y el diseño no experimental, ya que no se limitó a la recopilación de datos, sino que se describieron relaciones entre las variables de estudio, sin manipular las variables.

Primeramente, mediante el método de análisis documental fueron examinadas las fuentes bibliográficas con la finalidad de adquirir información y conocimientos sobre las bases teóricas que sustentan la investigación.

Para la fase diagnóstica se empleó como técnica la encuesta, con la finalidad de determinar la situación actual de la participación familiar en la Escuela Particular Julia Navarrete Mendoza de Portoviejo, en correspondencia con las percepciones de los padres de familia sobre este concepto y su experiencia sobre el mismo, para luego realizar contribuciones con relación a la mejora de la relación familia-escuela.

El modelo de cuestionario aplicado tiene su basamento en la propuesta de Domínguez (2015), ya válido en su investigación. Se realizó una adaptación a dicho cuestionario, para una selección de 12 indicadores y se le adicionaron datos de clasificación de los encuestados, que se agrupan en cuatro dimensiones:

  1. Concepto de participación (indicadores 1-4): 1). Ocasiones de relación con la escuela. 2). Formas de entender la participación. 3). Frecuencia de esa participación respecto a las demandas de la escuela. 4). Frecuencia de la comunicación con la escuela

  2. Experiencia de las familias (indicadores 5-6): 5). Percepción de la acogida de las familias en el centro. 6). Situaciones que obstaculizan la comunicación con la escuela.

  3. Mecanismos de participación (indicadores 7-11): 7). Participación en el Comité de Padres de Familia. 8). Importancia que le concede al Comité de Padres de Familia. 9). Modos de participar en ellos. 10). Consideración del nivel de participación en el centro. 11). Acciones para fomentar la participación.

  4. Datos de Clasificación: D1). Sexo/género del encuestado/a; D2). Edad del encuestado/a; D3). Tiempo de relación con el centro; D4). Tipo de unidad familiar; D5). Nivel de estudios del encuestado/a (E) y cónyuge (C); D6). Situación laboral del encuestado/a y cónyuge (si procede).

Del total de padres en la institución, 86 personas; fueron seleccionados los que voluntariamente accedieron a responder, un total de 20. El muestreo fue no probabilístico e intencional. El cuestionario fue aplicado de manera presencial en este centro educativo. Los datos fueron tabulados en una hoja electrónica de Microsoft Excel, e interpretados mediante un análisis estadístico descriptivo e inferencial.

ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS

Caracterización de la muestra analizada

A continuación, se realiza una caracterización de las personas que respondieron el cuestionario. En la muestra de estudio las mujeres tienen mayor representatividad con un 78,4 % respecto a los hombres (21,6 %). La totalidad de padres tienen entre 25 y 38 años, siendo el grupo más numeroso el que se encuentra entre los 30 y 35 años (52 %); por lo tanto, se encuentran todavía en una etapa joven, esto debido a que los niños en el nivel inicial son pequeños y por lo general sus padres son jóvenes.

Sobre el nivel de estudios existe un predominio de estudios superiores (45,6 %) y estudios de grado medio (32,2 %), mientras que el de los respectivos cónyuges es el de estudios medios (56,3%) lo que demuestra una formación educacional completa para la mayoría de los padres.

También destaca como mayoritario el doble ingreso, pues el 74,1 % de los padres encuestados, y el 76,3 % de sus conyugues declaran que trabajan jornada completa. Adicionalmente el 10,3 % de familias son monoparentales, padres o madres con hijos/as, y el 64,6 % son parejas con hijos/as. En el tiempo de relación con el centro el 56, 5 % de los padres indicaron un año y el 44,5 % señalaron dos, evidenciando que estas relaciones nos han sido particularmente extendidas.

Concepto de participación familiar

En esta dimensión los encuestados debían responder las ocasiones de relación con la escuela, lo que entienden por participación familiar, sí se consideraban participativos ante las convocatorias y cómo consideraban la efectividad de la comunicación con la escuela. Los padres manifiestan que al margen de la asistencia diaria acuden mayormente al centro por razones de citas a las reuniones (87,0 %) y ante un problema con los hijos/as (73,2 %). Con menor frecuencia cuando desean transmitir una información (23,2 %) o con la disposición de participar sin ser expresamente llamados (22,9 %).

Figura 1 Formas de entender la participación en la escuela por parte de los padres. 

En la Figura 1, es apreciable que las familias se involucran, generalmente, dentro el ambiente académico, dejando de lado en su mayoría las actividades extracurriculares y se incluyen muy poco en las diligencias que se realizan para ampliar la formación de las familias. Consideran que las reuniones académicas e informativas constituyen el motivo más frecuente por el que la escuela reclama la presencia familiar, seguido de las convocatorias a participar y las celebraciones. Se entiende por esto que se relacionan mayormente con actividades lúdicas y asistencia a reuniones formales, lo que limita un poco el resto de las esferas de participación familiar.

Es importante que desde el propio centro se potencien otros ámbitos de participación que involucre a los padres porque considerando lo planteado por Calvo et al. (2016) «que los padres se impliquen depende también de los centros educativos, por lo que desde las escuelas se tiene que hacer partícipes a los padres para que se sientan parte del proceso educativo, fomentado su participación activa» (p. 101).

Sería posible, por ejemplo, la realización de talleres instructivos que orienten a los padres en el manejo de la etapa escolar, o bien podrían realizarse otras actividades fuera del currículo que alienten la convivencia efectiva entre hijos/as, padres y la escuela. Sobre la importancia de implementación de este tipo de actividades menciona Meza y Páez (2016) que «cuando los padres se preocupan por la vida escolar y asisten al colegio con toda la disposición para escuchar al docente acerca de los procesos formativos y no formativos de sus hijos, dan lugar a un entendimiento mutuo entre la familia y la escuela» (p. 168).

También es necesario crear diversas maneras donde el personal docente y las familias se mantengan conectados a través de relaciones de comunicación. Respecto a la frecuencia de comunicación con la escuela, se debía indicar en correspondencia con los emisores de la información. Estos resultados de muestran en la Tabla 1.

Tabla 1 Medias y desviaciones estándar para frecuencia de comunicación con emisores en N=20. 

Se evidencia que los padres concuerdan en que la comunicación con la Dirección de la escuela y el Comité de Padres de Familia es mucho menos frecuente que con los profesores. Disponer de información sobre la escuela y de lo que acontece en ella es importante para la colaboración de los padres, donde la información proveniente de los órganos directivos es igualmente necesaria. «Para superar tal debilidad, una buena práctica comunicativa es la de plantear encuentros como debates donde se establezca un diálogo bidireccional entre ambos colectivos y donde los temas discutidos provengan también de las inquietudes de las familias» (Macía, 2019, p. 159). La comunicación efectiva requiere retroalimentación, da ahí la relevancia de desarrollar estructuras para garantizar que se solicite activamente la opinión de los padres.

No obstante, de manera general, los padres al valorar su participación en la escuela en una escala de Likert del 1 al 9, establecieron un valor medio de 8.1, lo que representa una cifra favorable en este aspecto. Por lo tanto, estos consideran que la participación familiar en la escuela es buena.

Experiencias de las familias en la escuela

Se pretendía determinar cómo las familias perciben y valoran la relación con la escuela en aspectos como la participación y la comunicación cotidiana, y qué factores obstaculizan la participación y el compromiso. Los padres aseguran que cuando acuden a la escuela sin cita previa son recibidos de forma agradable, lo que representa un punto positivo en la construcción de esta relación.

Resulta importante que, en el apoyo al éxito escolar de los estudiantes, las familias se sientan bienvenidas a la comunidad escolar. Considerando que los padres son participantes activos de la vida escolar, deben sentirse valorados y conectados con la escuela de sus hijos/as (Asociación de Padres y Maestros, 2015).

Asimismo, se identificaron como los principales obstáculos de la participación familiar la falta de formación de las familias (72,1 %) y la incompatibilidad de horarios y falta de tiempo de las familias (60.2 %). Aspectos que son ajenos a la escuela, y que son más bien problemas intrafamiliares, aunque señala Calvo et al. (2016) que «al no estar claramente definido el papel que deben desempeñar; es frecuente que los padres sean solamente receptores de información y participen ocasional y puntalmente» (p. 101). Al respecto se podrían desarrollar actividades con alternativas de flexibilidad de horarios. La escuela debe comunicar a los padres que su participación y apoyo hace una gran diferencia en el rendimiento escolar de sus hijos, y que no necesitan ser muy educados o tener mucho tiempo libre para que su participación sea beneficiosa.

Mecanismos de participación

Se refiere a los medios o instrumentos que las familias tienen y la escuela les ofrece para poder integrarse de manera activa en su dinámica cotidiana del centro escolar. Los padres tienen derechos por la legislación ecuatoriana a: «elegir y ser elegidos como parte de los comités de padres y madres de familia y los demás órganos de participación de la comunidad educativa» (Ministerio de Educación, 2016, p. 1).

El 54,7 % de los encuestados participa en el Comité de Padres de Familia de la institución, lo cual evidencia un alto índice de participación en este órgano de representación, los mismos reconocen haber participado mediante las votaciones. Asimismo, le conceden un nivel alto de importancia al Comité de Padres de Familia, con un resultado medio de 4.7 en la media.

Respecto a la valoración del nivel de representación de las familias a través del Comité de Padres de Familia, se concuerda que tienen bajo nivel de influencia respecto a la toma de decisiones de la escuela. En los resultados obtenidos, el 46,7 % de los encuestados lo consideran suficiente y el otro 54.2 % insuficiente. (Figura 2)

Figura 2 Participación familiar en la escuela. 

Los resultados obtenidos en este aspecto se asemejan a los de Álvarez et al. (2010) y Calvo et al. (2016) cuando mencionan que en muchas ocasiones la participación de las familias en los Comité de Padres de Familia es menor de lo que se pretendía, siendo habitual que sean siempre los mismos padres quienes representan a todos y los que acuden a las actividades propuestas. Por lo que no se logra involucrar de un modo efectivo a las familias en las estructuras de participación, siendo la participación más formal que real.

Este sería un importante aspecto para mejorar, teniendo en cuenta que las familias y el personal docentes deben establecerse como «socios igualitarios en las decisiones que afectan a los niños y sus familias, y juntos informan, influyen y crean políticas, prácticas y programas» (Asociación de Padres y Maestros, 2015, p. 7). Por los tanto la participación de la familia es necesaria y debe ser valorada.

El 19,3 % mencionan que no es suficiente, y la mayor razón que dan es que la escuela debería realizar encuestas de satisfacción a los padres y abordar los resultados en las reuniones; y el 10,6 % plantea que debe asegurarse que la información a comunicar llegue mediante diversidad de medios como el correo electrónico, tablón de anuncios, entradas y salidas de la escuela

Propuesta de mejoras

Razeto (2016b) considera que «la importancia que tiene la familia en el éxito académico de un estudiante ha sido comprobada por diversos estudios y se convierte hoy en un hecho irrefutable» (p. 450). Cuando la familia y la escuela realizan esfuerzos coordinados, la participación de los padres resulta una estrategia muy efectiva que amplía el rendimiento académico del estudiante y los ayude mejor a preparar a los niños a llevar una vida sana, feliz y productiva (Asociación de Padres y Maestros, 2015).

En la realización de maniobras para mejorar la relación familia-escuela es necesario tomar en cuenta que los padres puedan elegir entre una variedad de actividades que se adapten a diferentes horarios, preferencias y capacidades. Como parte del proceso de planificación, los docentes y el personal directivo también deberán evaluar su propia preparación para involucrar a los padres y determinar cómo desean participar y utilizarlos.

En correspondencia con los resultados obtenidos del cuestionario aplicado en la Escuela Particular Julia Navarrete Mendoza, se proponen las siguientes acciones que buscan aumentar la eficacia de la esta relación en el centro educativo:

  • Desarrollar dentro del ámbito escolar actividades de participación de todo tipo, que incluyan igualmente actividades extracurriculares y de convivencia para hacer más asertiva la relación entre los padres y el centro. Asimismo, implementar talleres de formación o capacitación dirigidos a las familias para aportar herramientas didácticas que les sirvan para apoyar el proceso de aprendizaje de sus hijos/as.

  • Elaborar las fechas y horarios de las actividades a partir de un cronograma que incluya la opinión y posibilidades de los padres trabajadores y que permita cierto grado de flexibilidad, con el propósito de superar los obstáculos de la incompatibilidad de horarios y falta de tiempo de las familias.

  • Seleccionar herramientas que conecten y representen canales de comunicación efectivos entre las familias y la escuela. Estos podrían ser la creación de un sitio web para la escuela, e-mail, carteles, boletines, WhatsApp, redes sociales u otros menos tradicionales como mandar información en la mochila de los estudiantes.

  • Incluir a las familias en los procesos de formación de la políticas y programas escolares y vincularlos en los procedimientos de toma de decisiones. Este sería un modo positivo de compartir el poder con los padres y beneficiar en el desarrollo de una cultura de inclusión donde todas las partes interesadas pueden realizar contribuciones y comentarios.

  • Crear espacios de diálogo donde las familias tengan un sitio donde debatir con los directivos y el personal docente acerca de sus opiniones e intereses y el de sus hijos/as. De manera que se asegure el trato justo e igualitario para todos los estudiantes.

  • Realizar periódicamente encuestas a padres para identificar sus necesidades y opiniones respecto al trabajo de la escuela, obteniéndose indicadores de satisfacción que posibilite la implementación estratégica de mejoras cuando sea necesario.

CONCLUSIONES

La participación familiar no debe ser entendida únicamente como el interés de los padres en el aprendizaje de sus hijos/as. Se trata de una responsabilidad compartida con el personal escolar para cumplir con las metas educativas y fomentar el crecimiento de un estudiante. Existen muchas razones para desarrollar y establecer una sólida relación escuela-familia, donde la principal es ayudar a los estudiantes a tener éxito académico. Otras razones incluyen mejorar el clima escolar, desarrollar las habilidades y liderazgo de los padres, ayudar a las familias a conectarse con la escuela y la comunidad, y ayudar a los docentes en su trabajo. Todas estas razones enfatizan la importancia de que los padres jueguen un papel activo en la educación de sus hijos y mantener una relación fuerte y positiva con escuelas.

Los resultados de la encuesta aplicada demostraron que los padres entienden que la participación familiar se relaciona con la asistencia a reuniones formales y actividades lúdicas, a las cuales concurren solo cuando son requeridos por el propio centro. En cuanto a los impedimentos de participación identifican que se deben a problemas formación o nivel cultural de las familias; y la incompatibilidad de horarios y falta de tiempo. Aunque estas dificultades son externas al centro, desde la propia institución también es posible desarrollar acciones para superarlas.

De manera general, los padres encuestados consideran que no es suficiente la participación familiar que se desarrolla en la escuela, y se muestran abiertos y sugerentes a incorporase a iniciativas para mejorar esta situación. Se autoperciben con un perfil de participación alto, y aceptan que poseen responsabilidades como padres en cuanto a desenvolvimiento educativo de sus hijos/as

Finalmente, fue posible determinar que cuando las escuelas dan prioridad a las relaciones con las familias de sus estudiantes, estas se sentirán más bienvenidas y dispuestas a participar en la educación de sus hijos/as, formando parte de este proceso. La clave para la participación productiva y positiva de los padres es un buen flujo de comunicación entre la escuela y la familia, y esa comunicación debe abarcar a todas las partes interesadas, incluidos los padres, docentes, directivos y el Comité de Padres de Familia.

Es importante considerar que las acciones de participación familiar se deben desarrollar en respuesta a las necesidades específicas de cada escuela. Una estrategia que funciona en una escuela puede no ser la mejor opción para otras. Por su parte, para el éxito de la relación entre padres y escuela las acciones deben estar integradas con la misión general de la escuela.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 24 de Noviembre de 2021; Aprobado: 13 de Febrero de 2022

*Autor para correspondencia mmendoza0885@utm.edu.ec

Los autores declaran que no existe conflictos de intereses.

Mayra Isabel Mendoza Santana: Investigación e idea inicial, recolección, interpretación y análisis de los datos, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final, elaboración de las conclusiones, adecuación a las normas de la revista y envío.

José Humberto Cárdenas Sacoto: Interpretación y análisis de los datos, redacción del manuscrito y aprobación en su versión final, elaboración del resumen y traducción al inglés, revisión de las referencias bibliográficas.

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