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Revista Cubana de Salud Pública
versión On-line ISSN 1561-3127
Rev Cubana Salud Pública v.26 n.1 Ciudad de La Habana ene.-jun. 2000
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas
Revistas médicas surgidas en cuba durante la sexta década del siglo XIX
José Antonio López Espinosa1
RESUMEN:
Con una breve descripción de los principales elementos formales y de contenido de las revistas médicas surgidas en Cuba durante la sexta década del siglo xix, se le da continuidad a las reseñas de los títulos aparecidos entre 1840 y 1860, dadas a conocer en los números anteriores de la Revista Cubana de Salud Pública. Este trabajo pretende, al igual que los precedentes, convertirse en una obra de referencia sobre las publicaciones, con cuya puesta en circulación se escribió otra página importante de la historia de la medicina cubana en general y de la bibliografía nacional en particular.
Descriptores DeCs: PUBLICACIONES PERIODICAS/historia; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA
Durante el siglo xix abundaron en Cuba hombres de ciencia que, afanados por el engrandecimiento de su patria, tuvieron la virtud de demostrar que entonces había en la isla algo más que azúcar y tabaco. La mayoría de estos hombres consagraron su juventud a los libros y encanecieron dedicados a la investigación para descifrar los misterios de la naturaleza. Muchos de ellos enaltecieron de manera particular el ejercicio de la medicina y conquistaron el reconocimiento de sus contemporáneos, los laureles de la gloria y la veneración de la posteridad.
Prueba de lo antes expuesto es la obra del inmortal doctor Carlos J. Finlay, principalmente sus trabajos relacionados con el agente transmisor de la fiebre amarilla, sin olvidar que ya en 1797 otro grande de la ciencia y del arte de curar, el doctor Tomás Romay, había dado inicio a la bibliografía cientificomédica cubana con su Disertación sobre la fiebre maligna llamada vulgarmente vómito negro, enfermedad epidémica de las Indias Occidentales; que en el año precedente Juan F. Pachón había escrito su Memoria sobre el vómito negro; o que en 1794 J. Holliday había confeccionado sobre el tema un Tratado sobre la fiebre amarilla que se llama vómito negro en las provincias españolas de la América Septentrional, publicado en Boston en 1796.1
En relación con los precursores de la medicina cubana que durante el llamado siglo de las luces se distinguieron además por haber iniciado y enriquecido la historia de la prensa nacional en esta rama, se ha venido dedicando un espacio en los últimos números de esta revista para, además de acreditar su entusiasmo y amor a la ciencia, cumplir con un elemental deber de justicia hacia quienes posibilitaron también la recopilación de las observaciones de sus colegas criollos y extranjeros, al darlas a la publicidad en las revistas por ellos fundadas y dirigidas.
En esta ocasión se trata de extraer del olvido o de la ignorancia el conocimiento acerca de las revistas médicas que comenzaron a circular en Cuba durante la década de los años 60 del siglo xix.
El Estímulo
Este fue el título de una revista científica que comenzó a leerse en La Habana en noviembre de 1861, cuyo contenido estaba dirigido a satisfacer las necesidades de información de los estudiantes de la Real Universidad Literaria de La Habana. La dirección de esta publicación de frecuencia mensual la asumieron los estudiantes Felipe F. Rodríguez, más tarde Catedrático de Medicina Legal y atildado escritor; y José Bruzón, quien luego se convirtiera en un renombrado jurisconsulto (Fig. 1).
Fig. 1. Cubierta de un número de El Estímulo.
La revista presentaba secciones de Medicina y Farmacia, Derecho y Filosofía; otra con el nombre de Revista, dedicada a divulgar los actos celebrados en la Universidad, en las Academias y en las sociedades científicas de otros países; y otra de Bibliografía, en la que se exponían los movimientos de los libros, periódicos y folletos cubanos y extranjeros.2
Algunos de los trabajos dignos se encomio que allí se dieron a la luz pública son "Tratamiento del delirium", traducción de Eduardo Cisneros; los artículos "Sífilis vaccinal", "Cura radical de las hernias reductibles" y "Del tratamiento de las manchas de la córnea", todos del doctor Philipeaux; y el "Discurso pronunciado por el doctor Hortsmann", al abrir un curso de oftalmología.
El Estímulo se mantuvo saliendo todos los días 1ro. de cada mes, hasta octubre de 1863. El primero de sus tres volúmenes alcanzó 216 páginas, el segundo 274 y el tercero solamente llegó a 42, ya que comenzó y terminó con la última entrega.
La Emulación
Dirigida por Joaquín F. de Aenlle, prestigioso químico que llegó a ser Decano de Farmacia en la Universidad; Marcos de J. Melero, talentoso autodidacta, y Fernando Valdés Aguirre, eminente figura de la docencia universitaria; La Emulación se dio a conocer en febrero de 1863. Esta publicación surgió con el objetivo expreso de divulgar las producciones originales de quienes en su tiempo se dedicaban a la farmacia, la química e historia natural médicas y toxicología.3
En sus páginas encontraron espacio trabajos generados por autores residentes en el país y reproducciones de artículos publicados en el exterior; información sobre sociedades científicas; resúmenes de obras que abordaron asuntos concernientes al perfil de la revista; biografías de farmacéuticos, químicos, naturalistas y toxicólogos destacados; reseñas de las sesiones de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y colecciones de fórmulas nuevas adaptadas a las necesidades de Cuba.4
Algunas de las contribuciones allí publicadas que merecen citarse son "Manantiales termales de San Diego", "Consejos higiénicos para precaverse del cólera", "Tratamiento contra la sarna , Setas y hongos venenosos y "Fiebre amarilla".
El primer volumen de La Emulación se extendió de 1863 a 1864 con 388 páginas (Fig. 2); el segundo abarcó los meses restantes de 1864 con 312 páginas; el tercero comprendió el año 1865 y llegó a 349 páginas; el cuarto apareció durante todo 1866 con 330 páginas y el quinto y último en 1867 con sólo 264 páginas.
Fig. 2. Cubierta de un número de La Emulación.
Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana
Al cabo de casi 21 años de haber puesto a disposición de la comunidad científica la primera revista médica producida en Cuba,5 el doctor Nicolás J. Gutiérrez fue nuevamente protagonista de un acontecimiento de gran relevancia en la historia de la medicina del país al inaugurar, el 19 de mayo de 1861, la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, con lo cual vio recompensados los innumerables esfuerzos realizados al efecto desde su juventud.6
Tres años después, en agosto de 1864, apareció por su inspiración el órgano oficial de la corporación con el título de Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, dirigidos por los doctores Antonio Mestre, su inolvidable secretario y José Joaquín Muñoz, el primer director del entonces Asilo de Enajenados (Mazorra), quien más tarde se estableciera en París donde dejó de existir (Fig. 3).
Fig. 3. Cubierta del primer número de Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.
Esta publicación, que se mantuvo durante casi un siglo divulgando fundamentalmente los trabajos de los miembros de la Academia, además de los de otras personalidades de las ciencias,7 se creó para ?vulgarizar los conocimientos biológicos y cosmológicos, en especial los relacionados con fenómenos comunes o extraordinarios del suelo cubano, que convenía dar a conocer en la mayor brevedad e insistencia.?8
Durante su larga existencia, los Anales estuvieron dirigidos por varios de los más notables exponentes del desarrollo cientifico-médico de la isla, quienes con su talento y su iniciativa, consiguieron que hoy se conserve guardada en sus páginas la historia de la Academia y que perdure, como crónica exacta, la impresión que las corrientes de las ideas han grabado en el transcurso de varias épocas.9
Dados la amplitud de la bibliografía de esta revista y el mérito indiscutible de la mayoría de los trabajos que la integran, sería extremadamente difícil relacionar los más importantes sin caer en discriminaciones injustas. Ello se puede apreciar al consultar un número cualquiera de la que se considera la más trascendental de las publicaciones científicas cubanas, que entre 1864 y 1958 -con una interrupción de 1928 a 1933- acumuló un total de 96 volúmenes con un promedio de 500 páginas cada uno.
Hoja Clínica
En septiembre de 1865 entró en escena esta revista de frecuencia mensual, destinada a la divulgación de casos clínicos (Fig. 4). Sus directores fueron los doctores Félix Giralt y Federico Horstmann, catedráticos de Clínica Médica y Clínica Quirúrgica respectivamente en la Universidad de La Habana. En ella se registraban, tanto los servicios prestados por ambos profesores, como las reflexiones y sugerencias de los alumnos.10 Su valor radica precisamente en haber dejado descritas las afecciones detectadas y en haber enseñado a los estudiantes a recoger y redactar sus observaciones.11
Fig. 4. Cubierta del primer número de Hoja Clínica.
En las páginas de Hoja Clínica comunicó Giralt sus ideas originales sobre determinados medios de diagnóstico, sobre el valor de ciertos signos y sobre algunos puntos oscuros de la patología intertropical; allí proclamó las excelencias de una buena alimentación; dio a conocer los beneficios del uso del alcohol y los perjuicios de su abuso; declaró la guerra a la sangría y demostró su incesante afán de sentar sobre sólidas bases la patología cubana. El total de números producidos de este título fue de 9, con los cuales se formó un pequeño volumen de 210 páginas. Su última entrega tuvo lugar en mayo de 1866.
Gaceta de Ciencias Médicas
En junio de 1868, los doctores Félix Giralt y Federico Horstmann inauguraron una nueva publicación periódica con el mismo carácter práctico y concienzudo que la anterior. Al igual que en Hoja Clínica, ambos reflejaron en la Gaceta de Ciencias Médicas los asuntos de sus salas en el hospital; publicaron también las lecciones de los profesores sobre la base de las enfermedades observadas en los pacientes, así como las consideraciones del estudiantado. La importancia de esta fuente radica asimismo en que, además de poner de relieve la competencia indiscutible de ambos catedráticos, sirvió para ejercitar a los alumnos en la práctica de recoger observaciones, tal y como se hacía entonces en otras partes, en las que los estudios se efectuaban con el mayor nivel de perfección.
La Gaceta de Ciencias Médicas vio interrumpida su producción en octubre del mismo año 1868, cuando sus directores abandonaron el país a raíz de iniciarse la Guerra de los Diez Años, la cual originó una gran dispersión de profesionales cubanos hacia el exterior.10
De este título se expresó en los siguietes términos otro grande de la medicina cubana, el doctor Juan Santos Fernández: "Valiosa publicación de un corte modernísimo y cuya breve existencia siempre lamentarán las ciencias médicas del país".12
En su único volumen, compuesto por las 136 páginas en folio acumuladas durante los cinco meses en que circuló,13 aparecen contribuciones interesantes de Francisco Ruz, Joaquín de Zayas, Guillermo Díaz, Felipe Rodríguez, Pedro A. Auber, Manuel J. Presas y Luis Cowley, entre otras.
El notable clínico Giralt murió en edad de haber podido continuar demostrando las excepcionales cualidades que le adornaban para el diagnóstico. Horstmann, quien alcanzó larga vida, ocupó más tarde la cátedra de Anatomía en la Universidad de La Habana, la que desempeñó hasta su muerte con la severidad e inteligencia que siempre le caracterizaron.
Consideraciones generales
Durante la década de los años 60 del siglo XIX, se produjeron en Cuba 5 títulos de revistas dedicadas a la medicina y sus campos afines. Cuatro de ellas mantuvieron la tendencia observada en las que circularon entre 1840 y 1860 en lo referente a su efímera existencia, pues entre todas promediaron algo más de 23 meses de duración. Dos de estas 4 publicaciones vivieron apenas 8 y 5 meses respectivamente. Entre los asuntos que se pueden encontrar al consultarlas predominan los vinculados a la medicina clínica, la cirugía, la farmacología, la farmacia, la química, la toxicología, la patología, la nutrición y las estadísticas.
Otros hechos significativos del decenio objeto de análisis fueron la aparición de las primeras revistas dedicadas a los estudiantes de medicina producidas en el territorio nacional, como fueron los casos de El Estímulo y de Hoja Clínica;14 el surgimiento de La Emulación considerada la primera revista cubana genuinamente farmacéutica,3 así como la puesta en circulación de la revista científica nacida en la isla que más tiempo se ha mantenido hasta ahora, la cual merece un párrafo aparte en este breve recuento.
A lo largo de casi 94 años, los Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana registraron gruesos volúmenes de información relativa no sólo a la medicina, la física y las ciencias naturales, sino también a la filosofía, la literatura, la historia, la lingüística, la psicología, la religión y a distintas manifestaciones artísticas. En cuanto a las ciencias de la salud, se pueden encontrar en esta publicación muchos testimonios acerca del desarrollo y la evolución en Cuba de la cirugía, la dermatología, las enfermedades alérgicas, transmisibles, metabólicas y las causadas por agentes físicos; así como de la geriatría, la ginecología, la obstetricia, la psiquiatría, la radiología y la salud pública en general.
De los anteriores argumentos se puede deducir que en el lapso que comprende los años 60 de la pasada centuria, las revistas dedicadas a la medicina y sus ciencias afines parecían estar condenadas a vivir poco tiempo, con la honrosa excepción antes apuntada.
De cualquier manera, nunca debe pasarse por alto el entusiasmo de hombres como Felipe F. Rodríguez, José Bruzón, Joaquín F. de Aenlle, Marcos de J. Melero, Fernando Valdés Aguirre, José Joaquín Muñoz, Antonio Mestre, Félix Giralt y Federico Horstmann, quienes animados por el deseo de ser útiles al país, llevaron a cabo una empresa digna del mayor reconocimiento, en tanto protagonistas de un hermoso capítulo de la historia de la medicina cubana, cuando crearon y dirigieron publicaciones que los hicieron responsables directos del desarrollo de la bibliografía médica nacional.
SUMMARY: With a short description of the main formal and content elements of the medical journals that appeared in Cuba during the sixth decade of the 19th century, continuity is given to the reviews of the titles published betwen 1840 and 1860 that were made known in the previous issues of the Revista Cubana de Salud Publica. This paper as the prior ones pretends to become a reference work on the publications whose circulation is considered as an important stage of the history of Cuban medicine in general and of national bibliography in particular.
Subject headings: PERIODICALS/history; BIBLIOGRAPHY OF MEDICINE.
Referencias bibliográficas
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Recibido: 29 de junio de 1999. Aprobado: 17 de noviembre de 1999.
Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. Calle E. No. 452 e/ 19 y 21, Vedado. Ciudad de La Habana, Cuba.
1 Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Departamento Procesamiento de la Documentación.