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Revista Cubana de Salud Pública
versión On-line ISSN 1561-3127
Rev Cubana Salud Pública v.27 n.1 Ciudad de La Habana ene.-jun. 2001
Historia de la Salud Pública
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas
Las revistas médicas cubanas en la séptima década del siglo XIX
Lic. José Antonio López Espinosa1
Resumen
Al sobrevenir la Guerra de los 10 Años, se produjo la dispersión de la familia médica cubana. Muchos de sus miembros buscaron en otros países la seguridad para sus vidas; otros se vistieron de héroes y marcharon a la manigua en busca de la independencia, lo cual provocó un eclipse parcial del desarrollo de la medicina en la isla. No obstante, hubo algunos galenos criollos que en esa época mantuvieron vivas sus inquietudes de propagar la producción científica de entonces y fueron capaces de poner en circulación revistas en cuyas páginas lograron hacer públicas las conquistas medicoquirúrgicas. En este trabajo, se reseñan los títulos en los cuales se registra una parte importante de la bibliografía médica nacional, que salieron a la arena periodística durante la década de los años 70 del siglo XIX.
Descriptores DeCS: PUBLICACIONES PERIODICAS/historia; BIBLIOGRAFIA DE MEDICINA; CUBA.
Desde que brotó en Cuba la primera manifestación armada de alguna importancia, con la llegada a las playas de Cárdenas del General Narciso López para redimirla del régimen tiránico del gobierno de España, se produjo un estremecimiento moral que presagiaba los sucesos que le siguieron y que dificultaron la marcha serena de la ciencia y de todo cuanto con ella se relacionaba [Fernández JS. La prensa médica en la isla de Cuba. Trabajo presentado en el Primer Congreso Internacional de la Prensa Médica. París, 28 de julio de 1900].
La Mayor de las Antillas se ha caracterizado siempre por ser una fecunda matriz de héroes y un inmenso yunque donde se han forjado muchas conciencias, fundidas en el crisol de la abnegación. Al evocarse el pasado y desfilar por el lienzo del recuerdo la historia de la patria con su pléyade luminosa, no dejan de venir a la mente las figuras de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Antonio Maceo, Máximo Gómez y de Ignacio Agramonte, entre otros protagonistas destacados de una larga lucha por la independencia, que rompió sus hostilidades el 10 de octubre de 1868.
A los nombres de estos héroes y a los de los demás patriotas que respondieron con energía y a plenitud de presencia a la clarinada vigorosa de la madrugada de ese día, hay que unir los de Antonio Luaces Iraola,1 Sebastián Amabile Correa,2 Eduardo Agramonte Piña,3 Antonio Lorda Ortegosa4 y Diego Tamayo Figueredo,5 entre otros médicos cubanos que marcharon a la manigua.
En plena guerra, cuando habían dejado de circular casi todas las revistas médicas de la época -solamente se publicaban los Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana que, aunque no era en realidad una revista médica, sino el soporte donde se registraban las labores del cuerpo consultivo del Estado, no dejaba de ser, con más o menos propiedad, el único representante de la prensa médica cubana-;6 cuando médicos como los antes mencionados renunciaron a la vida acomodada y siguieron a sus compatriotas alzados en "La Demajagua"; cuando la mayor parte de los hombres de ciencia habían emigrado, estaban prisioneros o eran atentamente vigilados como conspiradores o separatistas; surgieron en Cuba 4 nuevos títulos dedicados a la medicina -cuya descripción constituye el contenido del presente trabajo-, además de 3 especializados en farmacia7 y de otros 2 dirigidos a los que entonces se consagraban al estudio y al tratamiento de las enfermedades específicas de los dientes.8
La Fe Científica
Entre 1851 y 1921 existió un médico cubano, en cuya laboriosa y útil vida se distinguen 2 interesantes facetas. Una de ellas, la de profesor de primera y segunda enseñanza por más de 50 años, lo ha hecho digno de ocupar un puesto en la historia de la educación en Cuba. La otra, la de su incesante bregar en pro del periodismo médico, lo incluyen en la relación de los que se consagraron al enaltecimiento de la producción científica nacional en medicina.
Eduardo F. Pla Hernández, doctor en medicina y cirugía, profesor de Anatomía, Fisiología e Higiene y quién llegó a ser Presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana, corresponsal de la Correspondencia Médica de Madrid y Laney de México;9 además de director del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana;10 fue también un incansable luchador en favor de las publicaciones médicas, en muchas de las cuales enalteció cuanto de meritorio observó en su larga vida.11 Aún estudiante de medicina, fundó y dirigió una revista titulada La Fe Científica, la cual se puso en circulación a partir del 30 de septiembre de 1873 para beneficio de la juventud estudiosa.
Este título registró trabajos vinculados con diversos aspectos de la ciencia, además de otros relacionados de manera directa con la medicina y la cirugía, escritos casi todos por su director. Entre otros artículos de interés general y específico, redactados por el entonces estudiante Pla, descollan "Nuevo cometa", "Nelatón", "Viaje al Polo Norte" y "Ligadura de la arteria femoral".
De La Fe Científica, concebida de inicio como revista quincenal, se produjeron sólo 11 números, el último de ellos con fecha 15 de abril de 1874.
Al fundarse al año siguiente la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, La Fe Científica se integró a ella y el doctor Pla pasó a ser su administrador; luego fue su secretario y más tarde su redactor jefe, responsabilidad en la que se mantuvo hasta 1891, además de contribuir en sus páginas con numerosos trabajos.
Crónica Médico Quirúrgica de La Habana
En medio del ambiente caldeado por los horrores de la guerra, un joven recién llegado de Europa agrupó en torno suyo a la intelectualidad cubana; utilizó los estudios de unos, las actividades de otros, la colaboración de todos y, con mano firme y pie seguro, emprendió una empresa que lo cubrió de gloria y lo convirtió en un paladín de la producción científica nacional.
Juan Santos Fernández Hernández, eminente cirujano que desarrolló en Cuba la especialidad oftalmológica e introdujo la vacunación antirrábica poco tiempo después de su descubrimiento por el científico galo Luis Pasteur,12 fue además un fecundo escritor y el fundador de la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, la revista genuinamente médica de más larga vida de todas las producidas en el país durante el siglo XIX,13 hecho que merece se le dedique detenida atención.
Este título, apareció en mayo de 1875, anunció en la cubierta de su primera entrega que se trataba de una revista mensual dedicada a la medicina, la cirugía y sus ciencias auxiliares, dirigida por los doctores Juan Santos Fernández y José Rafael Argumosa; con el concurso de los doctores Joaquín Lebredo, Calixto Oxamendi, Felipe Rodríguez, Manuel Bango, Serafín Gallardo, Luis Montané, Rafael Cowley, José Argumosa (padre), Antonio Mestre, José R. A. Montalvo, José Pulido, Antonio Reynes, Tomás Plasencia y Gabriel García; con los doctores José Francisco Arango y Vicente de la Guardia como redactores; y con Eduardo F. Pla, entonces todavía estudiante, como redactor administrador (fig. 1).
Fig. 1. Cubierta del primer número de Crónica Médico Quirúrgica de La Habana.
Esta noble tribuna del saber, que no pudo ser silenciada ni por guerras, ni por disturbios políticos, ni por inciertas situaciones económicas,14 cumplió durante sus 69 años de existencia el fin que se trazó de inicio de hacer medicina propia, de estimular a los médicos criollos para que escribieran en ella sus observaciones con el propósito de darlas a conocer al mundo y comentar el fruto de las investigaciones de los países foráneos.15
Esta revista fue durante mucho tiempo la única manifestación libre de la ciencia entre los cubanos;16 a su alrededor se agrupaban todos los que la amaban y deseaban cultivarla; tomó parte en todos los intentos de progreso realizados en el país mientras existió, pero el de mayor trascendencia fue la fundación del Laboratorio Histo Químico Bacteriológico y de Vacunación Antirrábica, creado el 8 de mayo de 1887 por iniciativa del doctor Juan Santos Fernández17 en cuya morada, la Quinta de Toca, se realizaron los primeros trabajos experimentales en Cuba, en una institución tanto en el terreno histobacteriológico como en el químico y, donde después de las vacunaciones antirrábicas de Pasteur, se prepararon y difundieron los primeros sueros y vacunas preventivas y curativas en América Latina, no sólo de las enfermedades humanas, sino también de las que atacan a los animales.13
El laboratorio de la Crónica era un centro raro, único en aquella época; un instituto radicado en un país colonial de América, donde cada cual tenía amplia libertad y abundantes recursos para las investigaciones, con la única y precisa condición de ceder a la revista los resultados que se obtuvieran de ellas para darlos a la publicidad por su medio.
Para tener una idea de la labor desempeñada por la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, basta pasar la vista por los nombres de los autores que aparecen en la tabla de contenido de cualquiera de sus números. Después de ello se convendrá en que tratar de citar los trabajos más relevantes atesorados en sus páginas tomaría dimensiones desproporcionadas, pues ni una sola de las figuras eminentes de la medicina cubana durante el último cuarto del siglo xix y gran parte de la mitad del xx, dejó de consignar en ellas algo del producto de su inteligencia y laboriosidad. Por tal motivo, no hay lugar para dudar de que todo cuanto significó ciencia médica en la isla dejó sus huellas en esta revista.
Entre 1875 y 1944 , este monumento de la prensa médica cubana, premiado en las exposiciones de Amsterdam (1883), París (1900), Buffalo (1901), Charleston (1902) y Saint Louis (1904), acumuló 69 volúmenes, con un promedio de 600 páginas cada uno.
Propaganda científica
El 30 de septiembre de 1878, surgió en La Habana el primero de los 2 volúmenes de esta revista, de frecuencia quincenal, concebida por los doctores Juan M. Espada, José Clairac, Eugenio Cuesta y José Delgado Carabot para diseminar los conocimientos médicos, biológicos, físico-químicos y naturales.18 En sus columnas quedaron plasmados muchos artículos sobre higiene pública, historia de la medicina y ciencias físicas y químicas, además de algunos estudios sobre la fiebre amarilla. En ella colaboraron médicos, farmacéuticos, veterinarios, ingenieros y tenientes de navío.19
Durante el poco tiempo que se mantuvo en circulación, Propaganda Científica publicó interesantes trabajos sobre aspectos clínicos e higiénicos de la medicina, firmados por los doctores José Argumosa, Segundo Bellver, Antonio Cano, Manuel Costales, Antonio Jiménez, Luis Hernández, Adolfo Landeta, Francisco Magdalena, Ignacio Plasencia, Gabino Rivadulla, Casimiro Roure, Manuel Rubí Alcázar, José Sampera y Carlos Scull.
Esta publicación apenas logró alcanzar el año de vida, la cual terminó con la entrega del 15 de septiembre de 1879. Su primer volumen sumó 112 páginas, mientras que el segundo llegó a 405.
Gaceta Médica de La Habana
Con un comité de redacción integrado de inicio por los doctores Agustín W. Reyes, Vicente Benito Valdés, María Riva, Enrique Núñez, J. Babé y Luis Montané, se dio a conocer, el 1ro. de noviembre de 1878, la Gaceta Médica de La Habana, una revista que, con igual título que la que circuló entre enero y octubre de 1854 bajo la dirección del doctor Ramón Zambrana, salía los días 1ro. de cada mes con un promedio de 16 páginas por número. A partir de octubre de 1879, se incorporaron a ella como redactores los doctores Juan M. Espada y M. Bango (fig. 2) y, en 1880, se le fusionó la Propaganda Científica.20
Fig. 1. Cubierta del primer número de Gaceta Médica de La Habana.
Esta publicación surgió con el objetivo de contribuir a los estudios de los problemas patológicos producidos bajo la influencia de condiciones locales, y de poner a sus lectores al corriente de cuantos progresos registrase la ciencia en el extranjero. En ella se guarda un nutrido material médico con artículos originales; trabajos traducidos de fuentes extranjeras; información resumida de las sesiones de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, la Sociedad de Estudios Clínicos de la Habana, la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba y la Sociedad de Socorros Mutuos de Médicos de la Provincia de La Habana; además de otros materiales sobre farmacia, jurisprudencia profesional, estadísticas y economía.
Entre otros trabajos interesantes publicados en este título, llaman la atención "Memoria sobre la etiología de la fiebre amarilla" y "Principios científicos de la electroterapia", del doctor Carlos J. Finlay; "Reflexiones sobre el inmenso consumo de bebidas alcohólicas en Cuba" y "La tisis pulmonar en Cuba", del doctor Agustín W. Reyes; "Epidemiología de la fiebre larvada", del doctor Vicente B. Valdés; así como las tablas estadísticas sobre la mortalidad en La Habana que, clasificadas por enfermedades, raza, sexo y edad, comenzó a dar a la luz el doctor Ambrosio González del Valle a partir de marzo de 1880. Algo que no se puede omitir en esta relación es la viva discusión sostenida entre la Gaceta Médica de La Habana y la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana, a propósito de algunos juicios emitidos por un colaborador de esta última acerca de los intercambios de criterios en las sociedades científicas, principalmente en la Sociedad de Estudios Clínicos, en relación con el tema del aislamiento de los leprosos y de su consideración como agentes infecciosos.
La última entrega de la Gaceta Médica de La Habana fue la correspondiente al número 9 del 3 de julio de 1881, en cuyas primeras columnas consta que esta dejó de publicarse por no poder asumir la carga que representaban los impuestos.21
En total, el año 1 contó con 192 páginas, el 2 con 236 y el 3 con 220.
Consideraciones generales
Durante la séptima década del siglo xix, se comenzaron a producir en Cuba 4 títulos de revistas médicas, además de 3 dedicados a la farmacia y de otros 2 especializados en odontología. Según afirmaron estudiosos del tema a principios del siglo xx , ya en este período se advirtió una mayor originalidad de los autores y, sobre todo, un carácter más práctico en las materias tratadas.13
En relación con el tiempo de circulación de estas publicaciones, se puede decir que, en general, mantuvieron la tendencia de duración fugaz de sus antecesoras, pues 3 de las 4 reseñadas apenas llegaron a promediar año y medio de vida, inclusive, una de ellas sólo duró 6 meses. Por fortuna, hubo en este sentido una honrosa excepción. Baste decir que en toda la historia de las revistas médicas cubanas, los 69 años de la Crónica Médico Quirúrgica de La Habana (1875-1944) solo han sido superados hasta ahora por los casi 94 de los Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1864-1958) y los 70 que cumplió en 1999 la Revista Cubana de Pediatría, decena de las publicaciones médicas actuales.
Por otra parte, la inauguración en 1887 del célebre Laboratorio Histoquímico Bacteriológico y de Vacunación Antirrábica de la Crónica, cuyo inicio y sustento estuvo bajo la égida de sus redactores y de sus más cercanos colaboradores y que coincidió en el tiempo con los grandes descubrimientos de Pasteur -los cuales fueron, desde luego, reflejados en él-, es una prueba fehaciente de la importancia que merece esta revista.
Por lo demás, queda ahora razonar que con esta reseña se ha cumplido una vez más el principio implícito en una frase aplicada no hace mucho al ámbito deportivo nacional, pronunciada por el francés Pierre de Coubertin,22 a saber: " La historia, sin ella nada es comparable ni explicable".
Summary
When the Ten-Year War broke out the Cuban medical family was scattered. Many of its members looked for a safer life in other countries, others became heroes and went to the battle filed to fight for independence and all this brought about a partial gap in the development of medicine in the island. However, there were some Cuban physicians who at that time kept their interest on disseminating the then scientific literature production alive and were able to circulate magazines whose pages made medical-surgical achievements public. This paper reviews those magazines comprising a substantial part of the national medical bibliography which was published during the 70´s of the 19th century.
Subject headings: PERIODICALS/history; BIBLOGRAPHY DE MEDICINE; CUBA.
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Recibido: 4 de enero de 2000. Aprobado: 1 de marzo de 2000.
Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, Ciudad de La Habana, Cuba.
1 Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Departamento de Procesamiento de la Documentación.