No porque sea muy antiguo el método clínico ha perdido importancia.
Ahora tiene incluso más valor, porque si los médicos no lo dominan,
son arrastrados a la mala costumbre de entregarse a los aparatos y la
llamada tecnología de punta…
Francisco Rojas Ochoa1
Agradezco el privilegio que me otorga el Comité Editorial de esta prestigiosa revista, de alto impacto científico, al invitarme a escribir este editorial sobre un tema apasionante, de gran actualidad para la medicina clínica y la salud pública en Cuba y en el mundo.
Una excelente introducción a este editorial, innecesaria repetir, la encontramos en las reseñas escritas por los eminentes profesores Francisco Rojas Ochoa2 y José Díaz Novas,3 publicadas en otra revista de reconocida visibilidad, la Revista Cubana de Medicina General Integral.
Método clínico y Atención Primaria de Salud (APS) son términos que se escuchan y leen con creciente frecuencia en el ambiente médico y disciplinas afines. Pero para los clínicos y otros especialistas que no han laborado en la APS, resultan curiosos y atractivos los vocablos con que se titula este editorial, que pretende estimular el debate, para que los conocimientos médicos sean adecuados a la estrategia de Atención Primaria de Salud y a las necesidades de la sociedad.
El compromiso de nuestro país con la salud del pueblo y la excelencia de su educación salubrista son altamente reconocidos y fueron elogiados por la ex directora de la Organización Mundial de la Salud, Dra. Margaret Chan, quien, en 2014, hizo un llamado al mundo a diseñar sus sistemas de salud basados en el modelo cubano.4
El Programa del médico y enfermera de la familia propició una serie de condiciones que favoreció que se gestara, casi de manera natural e imperceptible, una nueva concepción humanista llena de ciencia y arte para ejercer la profesión y desplegar el método clínico con sus singularidades en la APS, la Medicina General Integral y los grupos básicos de trabajo.
En Cuba, la preocupación por el método clínico fue incluida en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución,5,6 lo que generó un debate nacional como política priorizada en el sector de la salud donde los “internistas” y el escenario hospitalario ocuparon la primera fila en estas discusiones en todo el país. Lamentablemente, con los médicos de familia y el primer nivel de atención no fue así, a pesar de que deben aportar las variaciones de este método para elaborar una buena historia clínica en cada paciente, en cualquier sitio, teniendo en cuenta los determinantes sociales y la estrategia de APS para el establecimiento y sistematización de nuevos significados de conceptos esenciales que particularizan el método de ejercer la clínica en la APS.
Recientemente, la experta Fiona Godlee, redactora jefa de la revista médica British Medical Journal (BMJ) desde hace 15 años (primera mujer en la historia de la revista que sustenta ese puesto), formada como médico generalista en Londres, escribió un Editor's choice,7 titulado How much medicine is too much?, en el que manifestaba que continúan los esfuerzos de BMJ para eliminar los daños y el desperdicio de exceso médico en todas sus formas. En ese número se publicaron varias contribuciones y una precaución necesaria “cuando se trata de demasiada medicina, siempre se necesitará un juicio individual”.
También, recientemente, Annals of Family Medicine publica una interesante investigación cualitativa de la autoría de Martina Ann Kelly y colaboradores,8 titulado Family Physicians' Experiences of Physical Examination, donde resaltan la importancia del examen físico, cuando muchos profesionales de la Medicina hoy se cuestionan su valor, debido al desarrollo de las tecnologías para el diagnóstico.
Otro destacado maestro de la clínica, el profesor Alfredo Espinosa Brito,9 estimula el rescate del método clínico y propone conformar un nutrido y activo grupo, diseminado por todo el territorio nacional. En tanto, para el autor de este editorial, si esto queda a nivel hospitalario, en el nivel primario, que es donde con más frecuencia se utiliza, no se estimula su correcta aplicación por los médicos generalistas en el consultorio del médico y la enfermera de la familia y el policlínico. Necesitaríamos precisar si el buen uso del método se aplica donde más se necesita, que es en la APS. Si la extensión del método con calidad, que ha sido el objetivo del debate nacional, no alcanza a los que hacen clínica en la APS, no se elevará la satisfacción del pueblo ni el uso racional y eficiente de los recursos para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.
Estimulado por estos comentarios y la intención de contribuir a ser más eficiente nuestro Sistema de Salud aparece la segunda edición del libro Método clínico en la atención primaria de salud,10 disponible desde la Biblioteca Virtual de Salud de Infomed.
Pero no basta solo con tener un libro contextualizado, son necesarias alianzas estratégicas con otras especialidades como medicina interna, pediatría, ginecobstetricia, geriatría, epidemiología, administración de salud y otros que presten asistencia médica de manera individual a personas sanas o con problemas de salud.