Introducción
La educación es un fenómeno social, ya que es la encargada de preparar y formar al hombre para vivir en la sociedad y enfrentarse a los problemas complejos que se generan día a día, por lo que sus objetivos y contenidos se perfeccionan constantemente en función de los cambios y transformaciones que ocurren en ella. Por ello, para trazar una estrategia correcta en el desarrollo de la esfera educativa es importante tener en cuenta las tendencias en el desarrollo socioeconómico.
En tal sentido, las formas de organización del trabajo requieren de métodos novedosos en la esfera docente educativa, que estén en consonancia con los procesos de cambios que se producen en lo social, político, cultural, religioso, económico, laboral y tecnológico; por lo que las instituciones formativas se ven obligadas a una mayor versatilidad y flexibilidad para adaptarse a las crecientes exigencias del mundo del trabajo, de las profesiones y de las ocupaciones. Las exigencias y los desafíos que imponen la sociedad actual a las instituciones de la educación técnica profesional y educación superior, exigen elevar la calidad en la formación y el desarrollo de las competencias profesionales.
La formación de profesionales competentes y emprendedores, reafirma que los enfoques de la formación basada en competencias y la formación de emprendedores, comienzan a replantear los modelos de formación profesional, para lo cual es necesario renovar los marcos teóricos, los contenidos pedagógicos y las metodologías didácticas, de manera que estimulen las actitudes personales, especialmente el sentido de responsabilidad individual y social, el pensamiento creativo, el compromiso con el desarrollo sociocultural y económico sostenible de sus comunidades locales con visión global.
En este trabajo, como resultados de una investigación, se presentan antecedentes esenciales y los rasgos característicos actuales del enfoque formativo de capital humano que cada día cobra auge en algunas regiones del mundo como Europa y América Latina: la formación de emprendedores, y su relación con la formación basada en competencias, los cuales se aplican tanto en el sector educacional y empresarial. Más adelante se exponen argumentos teóricos y vivenciales acerca de la formación basada en competencias y la formación de emprendedores, así como se proponen algunas sugerencias para su implementación, desde una propuesta de re diseño curricular basado en competencias, como respuesta a uno de los problemas contemporáneo de la formación profesional en Cuba y el mundo.
Desarrollo
El proceso de formación profesional
La formación profesional se concibe como el proceso donde se logra formar la personalidad del futuro profesional que estudia una profesión, como resultado de la articulación del sistema de influencias que se ejercen desde el centro formativo y sector empresarial, que movilizan el potencial regulador y autorregulador de los sujetos implicados y desarrolla las habilidades, capacidades y competencias profesionales necesarias, para que pueda enfrentar y solucionar los problemas profesionales y sociales (Flor) y Alba, 2012
Hoy, para que la formación integral de los futuros profesionales competentes, contribuya a que puedan desempeñarse en diversas funciones sociales y productivas, constituye una necesidad establecer en la práctica la verdadera relación sinérgica de las instituciones formativas y la empresa con la comunidad de la cual las primeras forman parte, y la inclusión del instructor en todas las actividades que desarrolla la escuela politécnica con los estudiantes, para realizar un aprendizaje práctico y en condiciones reales de trabajo, con una óptima adecuación a la realidad tecnológica y socio-laboral del mundo del trabajo.
Estas razones obligan a buscar nuevas formas de aprendizaje centradas en modelos que se caractericen por considerar el aprendizaje de los estudiantes y su papel protagónico como línea directriz en el proceso de formación, por llevar a los programas de estudio los problemas profesionales a que se debe enfrentar el futuro egresado y sus perspectivas, y por su flexibilidad para introducir los cambios, a partir de la incorporación de manera comprometida a los especialistas de las instituciones productivas a todo el proceso de transformación, que implica su participación en el diseño, en la ejecución y certificación de las competencias profesionales requeridas para ser considerado un técnico competente.
Competencia profesional
Las competencias son abordadas por autores como: Maldonado (2002); Tobón (2005); Fuentes y Lucio, (2009), Montoya y Fuentes (2011), Tejeda y Sánchez (2012) y otros, los que han valorado la competencia, desde diferentes enfoques, direccionados hacia lo social, lo empresarial, lo pedagógico; así mismo se observa el énfasis que se realiza en torno a lo profesional, lo laboral y lo ocupacional. Desde la perspectiva holística, la competencia profesional como concepto se aborda por numerosos autores e instituciones, que declaran definiciones, estructura, carácter y escenarios hacia cual se forma.
Si bien su conceptualización categorial aún es muy heterogénea, debido a la multiplicidad de enfoques y desarrollos epistémicos que genera su implementación en el proceso formativo, y se constata que progresivamente se produce un consenso razonable en torno a:
En su estructura se manifiesta la relación de recursos cognitivos, procedimentales, actitudinales y personológicos, vinculados a tres pilares de la educación: saber, saber hacer y saber ser; excepto Fuentes et al. (2009, 2011) que incorpora el saber convivir juntos, aunque excluye el saber emprender, pero se puede inferir la asunción de este último pilar con la declaración del desarrollo de “la capacidad transformadora humana profesionalizante”, como cualidad sintetizadora del profesional emprendedor.
Se vincula al contexto, aunque la mayoría de los autores se circunscriben restrictivamente al contexto profesional, productivo o laboral; excepto Fuentes et al. (2009, 2011) que reafirma el alcance de la actuación del profesional en diversos ámbitos sociales, lo que revela la cualidad de su transversalidad y transferibilidad.
La competencia profesional se manifiesta en el desempeño eficiente del individuo, mediante resultados observables efectivos en la solución de problemas profesionales.
En consecuencia, en este trabajo se asume que: “Las competencias profesionales constituyen configuraciones didácticas que expresan la síntesis de las cualidades y las actividades profesionales de los sujetos, capaces de desarrollar el ser, el saber, el hacer y el convivir, en el desarrollo de su capacidad transformadora humana profesionalizante, que incide en el desempeño, ante los diversos ámbitos sociales, laborales y profesionales.” (Fuentes y Montoya, 2011, p. 233).
Desde que comenzó a utilizarse el término competencia profesional, para aplicarlo en la formación y utilizarlas en el diseño curricular (Castañeda, 2015), se destacan decenas de calificativos de competencias, pero teniendo en cuenta la formación profesionalizada que caracteriza la educación superior, se asume la clasificación que aporta Fuentes et al. (2011), que se pueden diferenciar en: profesionales, básicas, y humanas, sociales e investigativas.
La formación de emprendedores
El nuevo orden mundial se caracteriza por complejas dinámicas que configuran los diversos fenómenos socioeconómicos, como consecuencia del proceso de globalización desde la última década del siglo XX, sustentado en los avances científico-técnicos, que se expresan esencialmente en el desarrollo del transporte, la biotecnología, la ingeniería genética y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que han aumentado a niveles inimaginables la interrelación y la interdependencia entre las distintas naciones.
Desde esta perspectiva, por la importancia que cobra la cualidad de emprender en los individuos para el desarrollo de sociedad del siglo XXI, se convoca a las universidades a formar las denominadas características de un profesional emprendedor ante la necesidad de superar los constantes y crecientes problemas económicos y de competitividad.
Varios autores como Álvarez y Díaz (2009), Erosa, (2011) y el sitio web Aprenda.com.pe (2011) definen la formación de emprendedores, donde resumidamente se considera que: “Un modelo de formación de emprendedores está basado en competencias, más que en el conocimiento técnico…” (Emprendedores, 2011); al propio tiempo que se afirma que la formación de emprendedores tiene como rasgos esenciales (Alba, 2012):
Desarrollo integral del ser humano, a partir de la apropiación de las invariantes de conocimientos interdisciplinarios, el desarrollo de habilidades integradoras esenciales y la adquisición de valores universales compartidos por la humanidad; es decir del desarrollo de cualidades humanas, profesionales, laborales y sociales.
Posibilidad de empleo y asociación empresarial, a partir de promover el pensamiento creativo, innovativo y sostenible, y el sentido de realización personal y organizacional.
Creación de bienes, servicios y oportunidades emprendedoras, combinado la identificación de iniciativas productivas, la elaboración de proyectos empresariales y el fortalecimiento del compromiso individual para contribuir al desarrollo sociocultural y económico sostenible de las respectivas comunidades locales con visión global.
Por tanto, la formación de profesionales emprendedores no es sólo enseñar a producir bienes o servicios, crear empresas o dirigir un negocio. Se define como el proceso de formación de fuerza laboral competente, orientado a desarrollar un pensamiento creativo, divergente y ético para generar empleos, bienes o servicios útiles y la gestión empresarial innovadora, sustentado en el sistema organizado de relaciones interpersonales e institucionales, que movilizan el potencial regulador, autorregulador y transformador de los sujetos, comunidades, instituciones y sociedad.
Por tanto, la formación de emprendedores se sustenta en el enfoque de formación basada en competencias profesionales e implica promover el aprendizaje organizacional, la gestión de conocimiento y el capital humano en las comunidades, empresas y países.
Las cualidades que configuran el perfil de un individuo emprendedor, consisten en:
poseer las competencias profesionales generales, básicas y específicas correspondientes a la profesión, especialidad, área o puesto de trabajo en que se desempeña, inexorablemente requiere del desarrollo de actitudes personales que propicien el sentido de responsabilidad social, el pensamiento divergente, liderazgo, motivación, compromiso y orientación comercial para atender las necesidades de sus semejantes y contribuir al desarrollo sociocultural y económico sostenible de sus respectivas comunidades locales con visión global. (Alba, 2012, p. 34).
Desde este argumento, se considera entonces que se necesita una sociedad donde sus ciudadanos adquieran y demuestren competencia emprendedora, entendida como la cualidad humana integradora del conjunto de conocimientos científico-técnicos sobre la sociedad, el pensamiento y la naturaleza, habilidades y capacidades profesionales, valores y actitudes socio-ético-morales, que se manifiestan en el desempeño individual y colectivo eficiente en cada contexto que permiten enfrentar y resolver con éxito las diversas problemáticas sociales, laborales, económicas y medioambientales, y contribuye al desarrollo sociocultural y económico sostenible de las comunidades locales con visión global.
Se presenta así la competencia emprendedora como eje central de un proyecto socio-educativo-formativo integrado, lo cual impone grandes retos para los sistemas educativos, desde la perspectiva de la formación de profesionales emprendedores, tales como:
Promover el desarrollo de la competencia emprendedora en los directivos educacionales, claustro de profesores y estudiantes, en función de garantizar la gestión de los procesos y autogestión del capital intelectual.
Crear centros de emprendedores, con proyectos de formación, superación, capacitación y asesoramiento técnico sobre emprendimiento, encuentros entre emprendedores y vínculo con las organismos, instituciones y comunidades.
Introducir progresivamente los resultados científico-investigativos sobre cambios en el modelo formativo, flexibilización de la organización curricular y dinámica del proceso formativo basado en competencias, caracterizados por la integración de estudio-trabajo, para adecuarlos y adaptarlos a las demandas del sistema socioeconómico y productivo.
Integrar, a niveles superiores, los vínculos entre el sistema formativo y el sector económico-productivo, para determinar las necesidades y actualizar los perfiles profesionales, el sistema de información sobre demanda y oferta laboral, y garantizar la asignación de presupuestos para ofrecer mayor cobertura profesional y tecnológica a los convenios de formación-capacitación-producción.
Adoptar niveles de centralización-descentralización en el sistema de gestión de la formación profesional, para la estructuración e implementación de un sistema de capacitación profesional autónomo y flexible, dada su función y compromiso social, para preparar la fuerza laboral competente y proporcionar posibilidades de empleo estatal o autoempleo, según las necesidades locales, grupales y personales.
Perfeccionar el trabajo metodológico, la superación e investigación pedagógica, que repercute en la elaboración de materiales didácticos, en la calidad de la dirección de los procesos y sus resultados, especialmente en la formación emprendedora de los egresados y la evaluación del impacto.
Por su parte, son muchas las vías con las que se cuenta para implementar, de manera efectiva, el enfoque de formación de profesionales emprendedores. Ellas son:
Mejorar la infraestructura (tecnológica y estética) de las instituciones formativas.
Crear redes de intercambio y apoyo institucional entre los centros formativos y organizaciones comunitarias y locales.
Transitar del modelo formativo por habilidades hacia el modelo formativo basado en competencias profesionales.
Perfeccionar la metodología de la creación y funcionamiento de las unidades docentes o aulas anexas constituidas en las empresas, mejorando los modos de actuación de los actores (directivos, tutores, alumnos y profesores).
Desarrollar entornos de aprendizaje por proyectos y materiales didácticos emprendedores centrados en el aprendizaje desarrollador y colaborativo.
Promover hábitos de lectura, una adecuada comunicación oral y escrita, así como el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en estudiantes y profesores, a nivel de entendimiento y argumentación de los adelantos científico-técnicos, asuntos socioeconómicos, políticos, culturales nacionales y globales.
Orientar a estudiantes y profesores hacia una mayor cultura jurídica, fiscal, económica-comercial, laboral, empresarial y ambiental.
Diseñar la superación profesional continua de los profesores, con un carácter sistémico, individualizado e institucionalizado, basado en competencias profesionales y la formación de emprendedores.
Una de las vías antes mencionada, se refiere al tránsito del modelo formativo por habilidades hacia el modelo formativo basado en competencias profesionales, y parte de propuestas de rediseño curricular que sea realmente coherente con las pautas epistémicas y metodológicas del enfoque de formación profesional basado en competencias y del emprendimiento, desde la perspectiva integral. (Cisterna, et al, 2016)
Al analizar en la literatura consultada la problemática de la formación de profesionales competentes y emprendedores, a los efectos de esta investigación se asume el criterio que señala que la formación basada en competencias supone el diseño e implementación de un currículo basado en competencias; sin embargo, en la mayoría de los centros universitarios del país se concibe la formación de profesionales bajo concepciones basada en competencias, aunque existen insuficiencias en el diseño e implementación del currículo, al no ser consecuentes con los fundamentos de este enfoque formativo.
Propuesta de Modelo de rediseño curricular basado en competencias.
En la propuesta que se realiza se consideran los referentes teóricos que sustentan la investigación (Giler, 2017), los vacíos epistémicos y los problemas manifestados en el proceso de formación profesional. Desde niveles de síntesis principales, el modelo revela las configuraciones y dimensiones esenciales del rediseño curricular basado en competencias, a partir del método holístico-dialéctico (Fuentes et al. 2009 y 2011), reconoce dos dimensiones (Figura 1) condicionan el proceso de transformación del currículo hacia un estadio superiorque contribuye a elevar la calidad del profesional.
La dimensión profesional prospectiva, como cualidad del proceso de rediseño curricular basado en competencias de las especialidades, es expresión del proceso de modelación pedagógica de la profesión y de los modos de actuación profesional del especialista, que con un carácter prospectivo y en un lenguaje didáctico conduce al diseño de la intencionalidad formativa profesionalizante que debe incidir de forma directa en el proceso formativo del profesional y en el logro de un desempeño profesional y social trascendental.
Esta dimensión profesional prospectiva, parte del diagnóstico de las exigencias socio profesionales del especialista que es la configuración que representa las principales demandas, requerimientos y potencialidades que exigen las profesiones, la sociedad y el sistema formativo al modo de actuación del profesional, las cuales requieren de tratamiento desde el diseño curricular del proceso de formación del profesional de la carrera, de manera que dé respuesta a los desafíos y condiciones concretas de la sociedad y las empresas.
En tal sentido, el redimensionamiento del perfil del egresado, como configuración expresa las acciones de actualización, contextualización, reorientación y perfeccionamiento que se realiza en las instituciones formativas, destinadas a satisfacer las necesidades y exigencias socio profesionales actuales que plantea el desarrollo de la profesión y los modos de actuación del profesional sobre el proceso tecnológico.
Por lo que, las relaciones dialécticas entre diagnóstico de las exigencias socio profesionales del especialista y redimensionamiento del perfil del egresado, se sintetizan en primer lugar en las competencias profesionales del especialista.
Las competencias profesionales del especialista se definen como la configuración didáctica que expresa las cualidades y las actividades profesionales del especialista que le permiten ser, saber, hacer, convivir y emprender en el proceso profesional, para intervenir y transformar los objetivos estratégicos de las empresas en metas cumplidas, con enfoque de sostenibilidad y competitividad, a partir de la búsqueda y aplicación de alternativas soluciones innovadoras a problemas profesionales, laborales y sociales. Las competencias profesionales del especialista, se determinan desde el enfoque hermenéutico de un colectivo de investigadores, de la descripción cualitativa de la profesión y del profesional, y de los resultados del criterio de especialistas con alto consenso de la propuesta.
La configuración de orden superior del rediseño curricular basado en competencias, devenida síntesis integradora del macro diseño curricular, se denomina Proyección formativa emprendedora del profesional, que es expresión de la concepción del proceso de formación donde convergen los enfoques basados en competencias y de emprendimiento, que garantiza formar un profesional competente y emprendedor, considerando la renovación y transformación del currículo, la dinámica del proceso formativo y su evaluación.
Por ello, se significa que la proyección formativa emprendedora del especialista es expresión de otro movimiento, dado por la relación entre diversificación-integración del contenido profesional globalizador y contextualización de la actuación profesional del especialista, que da cuenta de la dimensión: problematización profesionalizada que es expresión de las relaciones que se dan en torno a lo problémico en el proceso formativo y del proceso de enseñanza-aprendizaje del objeto de la profesión, a partir de la transposición didáctica de los problemas profesionales a resolver por el especialista en los diversos contextos profesionales, devenido problema docente profesionalizado de las clases.
La configuración diversificación-integración del contenido profesional globalizador es expresión del proceso de determinación de la heterogeneidad y complejidad del contenido científico-técnico de la profesión, que se corresponde con las competencias profesionales y la proyección formativa emprendedora del profesional, y se concreta en las sistematizaciones epistemológica, metodológica e interdisciplinaria del proceso profesional en el proceso didáctico, dirigido a la profesionalización del contenido socio-cultural.
Por su parte, la contextualización de la actuación profesional del especialista es expresión de la interacción cooperada donde profesores y estudiantes de las especialidades comparten saberes teórico-prácticos profesionales y socioculturales integradores, en función de estimular la construcción y reconstrucción de los contenidos profesionales, a partir de connotar el papel protagónico en el desarrollo de los modos de actuación profesional.
Y la configuración desempeño profesional emprendedor del especialista se sintetiza en la aplicación de los contenidos profesionales, para el cumplimiento exitoso del objetivo del profesional, la ejecución de las principales actividades de cada una de las áreas profesionales en las distintas empresas, así como la interiorización y exteriorización efectiva de los roles profesionales, con visión integradora, flexible, ética y emprendedora.
Metodología para el rediseño curricular basado en competencias
La propuesta de un modelo curricular (Forgas, 2003) basado en competencias para las especialidades y carreras, supone la necesidad de una metodología que como instrumento práctico propicie el rediseño del currículo en aras de organizar la formación profesional con la finalidad que los estudiantes alcancen un desempeño profesional competente y emprendedor.
Constituyen fundamentos esenciales para la elaboración de la metodología para el rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras: el modelo de rediseño curricular que se propone, con los fundamentos que lo sustentan y los documentos normativos aprobados que sustentan los requerimientos para la elaboración de los proyectos de rediseño curricular de carreras en la educación superior o técnica y profesional.
En su estructura presenta el objetivo general, cuatro etapas que se despliegan a partir de sus objetivos específicos, acciones y orientaciones metodológicas.
Objetivo general: Organizar el proceso de rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras, con un carácter prospectivo, contextualizado, integrador y desarrollador, que propicie la formación profesional del especialista con las competencias profesionales más esenciales que se requiere para lograr un desempeño competente y emprendedor.
Etapa I. Analítico-organizativa del rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras.
En esta etapa se considera necesario la participación además de los sujetos responsables por la institución para la elaboración del proyecto del rediseño curricular, de una representación de graduados de las carreras, dirigentes o empresarios y especialistas, que participarían en las sesiones de preparación y podrá valorar el nivel de aceptación, pertinencia y apropiación del modelo de rediseño curricular basado en competencias y la metodología; así como realizará un análisis estratégico de la institución formativa, en función de los requerimientos previstos para la aplicación fidedigna del enfoque formativo basado en competencias.
Etapa 2.- Elaboración del rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras.
Para la ejecución de esta etapa, dirigida al rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras, resulta imprescindible el dominio de todos los documentos normativos emitidos por los organismos del Estado encargados de la formación de profesionales, que rigen la elaboración del proyecto del rediseño curricular en las instituciones de formación profesional. Por otra parte, se deben precisar las principales insuficiencias del diseño actuante en sus elementos estructurales como referentes para su perfeccionamiento.
Etapa 3.- Implementación del rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras.
Para la implementación del rediseño curricular según el modelo y la metodología propuesto, es necesaria la incorporación y preparación de otros docentes sobre los fundamentos y estructura de los mismos, de manera que se garantice la mayor comprensión y conocimiento del proyecto, y se aplique con mayor objetividad. Se socializa la propuesta integral del rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras, que luego se envía el expediente del Proyecto de rediseño de la especialidad o carrera a los respectivos órganos correspondientes para su revisión y aprobación.
Etapa 4. Evaluación de resultados del rediseño curricular basado en competencias para las especialidades y carreras.
Esta etapa de la metodología propicia el espacio para la aplicación de instrumentos de control de la marcha sistemática y final de la aplicación del currículo rediseñado, que permiten corroborar o comprobar la validez del rediseño en su conjunto, determinando en qué medida la concepción del modelo de rediseño curricular y la metodología propuesta, su proyección, implementación práctica y resultados satisfacen las demandas que la sociedad plantea a las instituciones formadoras de los técnicos o ingenieros.
El rediseño curricular se define, por tanto, como el resultado de las modificaciones, transformaciones y orientaciones que se ofrecen en el diseño curricular de una carrera con el propósito de perfeccionarlo, de forma tal que cumpla con las exigencias sociales, en términos de comprensión e incorporación al currículo de las realidades culturales locales y renovaciones que viven las sociedades, con el cambio de la matriz productiva y la forma de empleo no estatal; así como el rediseño busca desarrollar nuevas competencias, con un carácter más integral y prospectivo, que responden a los desafíos del desarrollo de la sociedad del conocimiento y la globalización del mercado.
Conclusiones
El enfoque de la formación de emprendedores se concreta a través la formación basada en competencias,e implica promover el aprendizaje organizacional, la gestión de conocimiento y el capital humano en las comunidades, instituciones educativas o formadoras, empresas y países, lo que contribuye a adquirir crecida relevancia en términos de competitividad organizacional, nacional y global; obviamente si están dadas las condiciones de inversión, organización y unidades de emprendimiento pertinentes o incubadoras de emprendedores.
El modelo de rediseño curricular basado en competencias y la metodología que lo implementa constituyen una respuesta a las actuales necesidades del perfeccionamiento del proceso de formación profesional, desde una perspectiva holística de reconstrucción curricular y re significación de una nueva concepción formativa emprendedora de los profesionales.