INTRODUCCIÓN
El tabaco tiene su origen en las tierras de la cultura maya. El consumo entre la cultura maya se extiende desde el año 2000 a.C. hasta el 987 d.C. Originariamente, entre los indígenas, tenía un uso mágico-religioso, pero tras su instauración primero en España y luego en otros países de Europa, se creyó que poseía propiedades terapéuticas, convirtiéndose en una panacea para la farmacología.1
En 1929, Fritz Lickint publicó la evidencia estadística que relaciona el cáncer pulmón y el tabaco. En 1939, se presentó el primer estudio epidemiológico al respecto elaborado a nivel mundial y en 1956, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el tabaco es la principal causa previsible o evitable de muerte precoz.2
Años más tarde, la propia OMS, calificó al tabaquismo como epidemia de alcance mundial.1) En este sentido, promovió en forma prioritaria que el personal de salud, deje de fumar, lo que tendría una influencia positiva en la lucha antitabáquica.
El hábito de fumar se ha convertido en un problema prioritario para las autoridades de la salud en Cuba. El propio Ministerio de Salud Pública dictaminó la Resolución Ministerial No. 360/2005,4 que reforzó otras anteriores, donde se abordó la prohibición de fumar o mantener encendido cualquier derivado del tabaco a todo el personal que labora en el Sistema Nacional de Salud.
En esta misma la resolución se reflejó que adquiere mayor gravedad cuando se fume en actividad de carácter docente y en los centros de enseñanza de todos los niveles.
Cada día son más los recursos que se destinan para la campaña contra el tabaquismo, que toma auge entre los adolescentes, siendo uno de los principales factores de riesgo que se muestran vigentes en dicho grupo de edades. La adolescencia es una etapa de la vida del ser humano en la cual se suceden sistemáticos cambios relacionados con las actitudes asumidas por los jóvenes en los aspectos psicológicos, fisiológicos, socioculturales y biológicos. Entre los principales trastornos de salud en la adolescencia temprana, se citan los trastornos en la adaptación psicosocial entre los que se encuentra el tabaquismo.5
Realizar un estudio acerca de la adicción al tabaco en el sector estudiantil de la carrera de enfermería, se considera importante, pues son los futuros gestores del cuidado de salud de la población. Una vez graduados, desempeñan una función importante como educadores en la promoción de comportamientos saludables; por lo tanto, tener un adecuado estilo de vida, les permitirá una mayor influencia en el sistema de autocuidado en la población que atienden, al valorarlos como modelos de salud.
Además, los resultados que se obtengan, servirán como una fuente de información para otros estudios que se planteen ahondar más en la situación que guarda el tabaquismo en este grupo estudiantil. Por lo demás, es pertinente plantear que la información obtenida en esta investigación, será material de insumo en la posterior elaboración y justificación de programas educativos enfocados a la prevención y la deshabituación tabáquica.
La investigación realizada tuvo como objetivo caracterizar la adicción al tabaco en los estudiantes de enfermería técnica que se forman en la sede del Hospital "Hermanos Ameijeiras", y para su alcance: caracterizar a los estudiantes fumadores según edad, sexo y año académico; Identificar los factores que motivaron a la adicción al tabaco; determinar el nivel de motivación para dejar de fumar; determinar el grado de dependencia a la nicotina.
MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva y transversal en la sede del Hospital Hermanos Ameijeiras, durante los meses de enero a junio de 2015.
La población del estudio estuvo constituida por los 54 estudiantes que cursaban el primer y segundo año de la carrera de enfermería técnica. La muestra quedó conformada por 24 estudiantes de primer y segundo año de la carrera, seleccionados mediante los siguientes criterios.
Criterios de inclusión: ser matrícula de la sede, estar cursando el primer o segunda año de la carrera de enfermería técnica, ser fumador, voluntariedad de participar en el estudio (consentimiento informado).
Criterios de exclusión: no aplicar en los criterios de inclusión antes listados.
Los métodos de investigación utilizados fueron tanto teóricos como empíricos.
Métodos teóricos: facilitaron cumplir la función gnoseológica de la interpretación conceptual de la información. El método principal fue el de análisis de las fuentes el cual incluye el análisis, síntesis, inducción, deducción, lo histórico y lo lógico.
Método Empírico: se empleó la encuesta, mediante un cuestionario auto-administrado, ya validado, que permitió explorar a través de preguntas abiertas y cerradas, que se aplicó a los estudiantes de enfermería seleccionados para este estudio. En el cuestionario se utilizaron los elementos esenciales que permitieron alcanzar los objetivos específicos del estudio.
Variables estudiadas: para caracterizar a los estudiantes se empleó: edad, sexo, año académico, edad de inicio, factores que motivaron a fumar.
Para la medición del nivel de motivación para dejar de fumar, se utilizaron en el cuestionario, las preguntas propuestas en el Test de Motivación Interna de Richmond,(6 que permite esta medición, por medio de una escala de 0 a 10 puntos. A cada posible respuesta le corresponde una determinada puntuación.
Puntuación igual o menor a 4: baja motivación; Puntuación entre 5 y 6: Motivación media; Puntuación de igual o mayor a 7: Motivación alta.
Para la medición del grado de dependencia de la nicotina, se emplearon en el cuestionario, las preguntas propuestas en el Test de Fagerström simplificado,(7 que permite esta medición, por medio de una escala de 0 a 10 puntos. A cada posible respuesta le corresponde una determinada puntuación.
Puntuación igual o menor a 4: Dependencia baja a la nicotina; Puntuación entre 5 y 6: Dependencia moderada a la nicotina. Puntuación igual o mayor a 7: Dependencia alta a la nicotina.
El cuestionario se aplicó por los investigadores, durante el turno de discusión y debate, sin influir en las respuestas.
Los datos obtenidos mediante las encuesta fueron procesados con el programa estadístico SPSSPC (Stadistical Package for Social Sciencies for Personal Computer) Versión 11.6 para Windows. Una vez creada la base de datos, se realizó el análisis con una distribución de frecuencia simple, porcentajes. Los resultados obtenidos en cada caso se presentaron en tablas de contingencia para su mejor análisis y comprensión.
Previo al inicio de la investigación, se les explicó a todos los sujetos del estudio la esencia de la misma, sus objetivos y su utilidad científica. Antes de aplicar el cuestionario, se les solicitó su consentimiento para participar en el estudio y su colaboración, previa aprobación de sus padres. Se mantuvo en todo momento el anonimato y la confidencialidad de la información.
RESULTADOS
En relación a la edad de los estudiantes de enfermería fumadores, el 58,37 % contaban con 16 y 17 años (29,18 % y 29,19 %, respectivamente). Solamente un estudiante tenía 19 años (4,17 %). El sexo femenino quedó representado por 14 estudiantes (58,30 %). Existió la misma representación de estudiantes de primer y segundo año, con 12 estudiantes (50,00 %) respectivamente (tabla 1).
En relación a la edad de inicio como fumadores (tabla 2), quedó reflejado la edad de 14 años, en 10 estudiantes (41,66 %), conformados por 5 encuestados (20,83 %) de cada sexo. Por otra parte, 8 estudiantes (33,35 %) reflejaron que iniciaron el tabaquismo a los 15 años.
La distribución de los estudiantes según factores que motivaron el consumo (tabla 3), muestra que 10 estudiantes (41,67 %) declararon que fue por invitación de amigos, conformados por 5 encuestados de ambos sexos. Por otra parte, 5 estudiantes (20,83 %) reflejaron que fue por invitación de otros familiares (todos pertenecientes al sexo femenino) y 2 estudiantes de ambos sexos, para un total de 4 (16,67 %), reflejaron que fue por alivio del estrés.
El nivel de motivación para dejar de fumar (tabla 4), refleja que 10 estudiantes (41,60 %) fueron clasificados con baja motivación, de ellos, 5 (20,84 %) correspondieron al sexo masculino del segundo año. La motivación alta estuvo reflejada en 8 estudiantes (33,40 %), de ellos 5 estudiantes del sexo femenino (20,83 %), correspondientes al primer y segundo año académico.
En relación al grado de dependencia de la nicotina de los estudiantes de enfermería (tabla 5), muestra que 14 (58,33 %) fueron clarificados como dependencia baja y 7 estudiantes (29,16 %) con dependencia alta, de ellos, 4 (16,66 %) correspondieron al sexo femenino y 5 (20,83 %) pertenecían al segundo año académico.
DISCUSIÓN
El estudio mostró una importante presencia de adicción al tabaco en estudiantes de enfermería técnica y el mayor porcentaje estuvo representado por el sexo femenino. Estos resultados, obtenidos en relación a la presencia de adicción al tabaco en estas edades, coinciden con los reportados por otros autores.5,8,9,10,11 En relación con la mayor presencia en las féminas, coincide con investigaciones de otros autores.11,12,13
Las edades reflejadas están en correspondencia con el nivel formativo que cursan, que corresponden a la etapa de la adolescencia. Es necesario destacar que la adolescencia abarca un período de intensos cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales, que comienza con el inicio de la pubertad y termina alrededor de los 20 años, cuando cesa el crecimiento somático y la maduración psicosocial.
En el artículo Consumo de tabaco y alcohol entre los estudiantes de ciencias de la salud en Cuba y México,9) sus autores reflejaron que este período es idóneo para la adopción de hábitos y actitudes, especialmente en el uso de sustancias adictivas que posteriormente pueden permanecer en la adultez si no son bien manejadas, llegando a afectar la salud del individuo y la sociedad.
En cuanto al factor de género, la literatura reporta que no existen diferencias entre hombres y mujeres, pues ambos inician su consumo por curiosidad. Cabe señalar que las jóvenes que no fumaban perciben que ahora las mujeres fuman para considerarse “iguales” a los hombres.14
En los resultados del estudio, llama la atención las edades tempranas en que inician el hábito de fumar. Estos resultados son un reflejo de los patrones mundiales, en los cuales los adolescentes generalmente comienzan a consumir tabaco desde edades muy tempranas. Varios autores5,8,9,12 reportaron resultados similares a los mostrados en este estudio.
Se debe resaltar que la adolescencia es un proceso dinámico de gran vulnerabilidad y riesgos, donde la mayoría de los adolescentes se sienten con buena salud y no tienen percepción de las consecuencias de los comportamientos que se inician en estas edades, y que serán responsables de la mayoría de sus problemas de salud.
Resultados semejantes a los mostrados en esta investigación sobre los factores que motivaron el consumo, lo arrojaron otros estudios,5,8,12,13,15,16 los que coincidieron en que fumar se inicia durante la adolescencia como una costumbre socialmente atractiva.
A la luz de los resultados, se debe señalar que en estas edades se incrementa la asistencia a un mayor número de actividades sociales (como la tradicional fiesta de 15), que favorecen la adicción al tabaco, ya sea por la reafirmación de la independencia, la virilidad, la libertad en la toma de decisiones o la imitación a los adultos. Unido a ello, está la fácil adquisición y accesibilidad al cigarro, tolerancia familiar y social al consumo.
Álvarez Toste y cols.13 refuerzan esta idea al reflejar que se denota una baja percepción de este riesgo, independientemente de la inmadurez y superficialidad con que tratan este tema propio de la edad, donde es más importante la influencia que sobre ellos ejerce el grupo social en el que se desenvuelven. Por otra parte, plantearon que en la pubertad, hay un aprendizaje observacional que se lleva a cabo a través de diferentes vías, las más comunes son la imitación de modelos cercanos, como padres o profesores, e invitación de amigos. Los elementos abordados coinciden con los resultados de este estudio (el mayor porcentaje reflejó por invitación de amigos, seguido por invitación de familiares, en este caso, por hermanos).
Muchas veces el ambiente social ligado al consumo de tabaco es uno de los aspectos relevantes a la hora de analizar las características de la problemática referida al tabaquismo. El consumo regular de tabaco se presenta porque se utiliza como herramienta psicológica para la reducción del estrés, afrontamiento de situaciones negativas, como reflejaron en este estudio. Con la habituación, se le atribuyen ciertos “beneficios” al consumo. En este periodo los usuarios regulares de tabaco van aprendiendo que fumar es “útil” para funcionar “mejor socialmente”, al menos de forma “subjetiva”. Autores consultados,17,18 tienen puntos de contactos con estos planteamientos.
Unido a esto, la imitación de modelos que se promueven en los medios de comunicación, también ejercen gran influencia sobre los adolescentes, ya que incluyen mensajes e imágenes que les interesan y que permiten que se identifiquen con escenarios y símbolos que los llevan a elegir una marca específica de cigarros y se convierten en clientes potenciales.
Por otra parte, la familia se considera como un factor protector y un elemento esencial es este análisis, la cual debe mantener buenas relaciones padres-hijos, adecuada supervisión, fomento de valores y estilos de vida sano. En este sentido, muchas conocen que sus hijos fuman y hacen poco para evitarlo.
El test para evaluar la motivación reflejó un mayor porcentaje, clasificados con baja y media motivación para dejar de fumar. Estos resultados son coincidentes con los reportados en el estudio Tabaquismo y adolescentes: ¿buen momento para dejar de fumar?19) donde solamente un 22 % de los sujetos estudiados, tuvieron un test de Richmond positivo.
El hecho de no estar motivados para abandonar la adicción al cigarro en este momento de su vida, demuestra que aún es insuficiente la labor preventiva y educativa que se realiza.
En este sentido, Hidalgo Vicario y Redondo Romero, en su artículo: Adolescentes y drogas. Un reto para los profesionales sanitarios,11 reflejaron que el mejor tratamiento es la prevención, de forma oportunista, trabajando en los diferentes entornos sociales: familia, escuela y sociedad.
Estos autores afirmaron que en la escuela se pueden realizar programas preventivos basados en un modelo de aprendizaje social, actuando sobre la capacidad de resistencia a la presión, habilidades sociales, resolución de problemas, así como el aumento de la autoestima.
Por otra parte, una de las características más importantes del problema tiene que ver con la facilidad con la que se puede acceder al uso de la nicotina, así como la multiplicidad de situaciones con las que se asocia, de ahí que sea psicológicamente más adictiva. La combinación de consecuencias físicas y dependencia psicológica hace extremadamente difícil la motivación para el cambio y el rompimiento con el hábito a la nicotina.
En relación al grado de dependencia de la nicotina, la mayoría quedó clasificada como baja y moderada dependencia. Otros estudios consultados,9,19 que aplicaron el test de Fagerström, coincidieron con los resultados de esta investigación.
Aunque este resultado es positivo, no se puede minimizar la presencia de un porcentaje nada despreciable con alta dependencia. En este sentido, es importante analizar que la nicotina es considerada como una sustancia psicoactiva que actúa en el cerebro mediante mecanismos que normalmente existen para regular las funciones de estados de ánimo, pensamientos y motivaciones.3
Se plantea que la nicotina es tremendamente adictiva, actúa como estimulante y sedante del sistema nervioso central. Su ingestión tiene como resultado un estímulo casi inmediato, porque produce una descarga de epinefrina de la corteza suprarenal. Esto estimula el sistema nervioso central y algunas glándulas endócrinas, lo que causa la liberación repentina de glucosa. El estímulo va seguido de depresión y fatiga, situación que lleva a la persona dependiente a buscar más nicotina.3
Esa dependencia acaba convirtiéndose en una necesidad enfermiza que se va a caracterizar por el abuso en el consumo de dicha sustancia modificadora del comportamiento del organismo de la persona y de su estado de ánimo que, con el tiempo, y una vez habituado, le va a provocar una compulsión irracional e irresistible de su estado de ánimo, lo que le impulsará a continuar con el uso y la necesidad de consumir la sustancia frecuentemente, es decir, cuantas veces sean necesarias para satisfacer la urgencia de la ingestión del producto. De esta manera, su consumo acabará creando en la persona el hábito de fumar y su organismo irá adaptándose, articulando la facultad de soportar dosis más elevadas conforme avanza el tiempo, ya que en situaciones normales le produciría una intoxicación aguda. Como todas las drogas crean hábito, se termina en la dependencia psíquica de la sustancia, de la cual ya no se puede prescindir. Es lo que la ciencia llama tabaquismo, una adicción de la que dependen millones de seres humanos en todo el mundo.
Se desea resaltar que la falta de nicotina produce en pocas horas síntomas de abstinencia como nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, frustración, dificultad para concentrarse, aumento de apetito y deseos incontrolables de fumar. Algunas personas se hacen más adictas a la nicotina, ya que hay factores genéticos que determinan la adicción.3
Los elementos hasta aquí abordados por los investigadores y otros autores20,21 sustentan la necesidad de desarrollar programas preventivos y de deshabituación tabáquica en las instituciones de salud, especialmente los centros de educación en ciencias de la salud que forman a los profesionales de la salud del futuro.
En conclusión, el estudio mostró una importante presencia de adicción al tabaco en estudiantes de enfermería técnica. El mayor porcentaje estuvo representado entre 16 y 17 años, por el sexo femenino y se identificó el inicio del tabaquismo en edades tempranas. Dentro de los factores que motivaron el consumo, el mayor porcentaje reflejó por invitación de amigos, seguido por invitación de familiares, en este caso, por hermanos. Existió un mayor porcentaje de estudiantes clasificados con una baja y mediana motivación para dejar de fumar. En relación al grado de dependencia a la nicotina, el mayor porcentaje quedó clasificado entre baja y moderada dependencia.