INTRODUCCIÓN
El cambio que se ha producido en los últimos años en la pirámide poblacional de los países occidentales ha dado lugar a variados fenómenos, entre ellos el aumento de la población en edad geriátrica y una mayor supervivencia de personas con enfermedades crónicas y discapacidades físicas o psíquicas, lo cual implica un aumento en la necesidad de personas que se dediquen a brindar cuidados.1 Sin embargo, los pacientes que viven en situación de cronicidad requieren del cuidado de enfermería integral donde la relación enfermero - paciente en el ámbito del cuidado clínico permita que éste se sienta cómodo, porque el solo hecho de padecer una enfermedad crónica cambia su vida y la de su familia.
En ese proceso el profesional a través de su cuidado aborda aspectos emocionales intensos como ansiedad, depresión, negación, duelo, el acompañamiento mismo del paciente y su familia en tareas específicas, entre muchos otros, en forma directa y continuada, además de otras circunstancias en las que se incluyen la elevada presión a la que están sometidos, baja remuneración salarial, escasas posibilidades de promoción personal, jornadas de trabajo extendidas lo que puede conducirla a desarrollar stress laboral, el que a su vez puede afectar su proceso de cuidado.
Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) son el reto principal que enfrentan los sistemas nacionales de salud. El número de casos ha aumentado en pocos años y un alto porcentaje de la población tiene condiciones o conductas que aumentan su riesgo de padecerlas a mediano plazo. Las estrategias requeridas para el control de las ECNT son complejas y costosas; como resultado, pese al gasto del sector salud, muchos pacientes son tratados en forma tardía o insuficiente.2
Es importante mencionar que estas enfermedades generan una sobrecarga en el cuidador motivado por los estresores que se asocian con cuidar y su impacto directo sobre las dimensiones del ser humano, no solo del paciente y su familia sino de los cuidadores formales; así, el escenario para brindar cuidados también se ha modificado ocasionando un cambio drástico e inevitable de la práctica diaria de la enfermería; la que se ha visto impactada por fenómenos como el desarrollo tecnológico, los sistemas de comunicaciones, la globalización, los cambios en las políticas públicas y en general todo el sistema de salud. Debido a la situación descrita es cada vez mayor el número de profesionales de enfermería que deben enfrentar y asumir este reto; estas acciones de cuidado se caracterizan por ser cambiantes, flexibles, diferentes y tecnificadas. Sin embargo, más allá de la diversidad y del cambio que enfrentan las enfermeras en la atención a la salud y en la práctica profesional de la enfermería, los cuidados son la razón de ser de la profesión y constituyen el motor del quehacer de la enfermería.3
El profesional de enfermería es particularmente afectado por el estrés derivado de su trabajo;4) dado por largas jornadas en las cuales presta cuidados a pacientes que demandan cuidados emocionales, además de la misma confrontación con la enfermedad, el sufrimiento, la muerte, así como las dificultades cotidianas derivadas de sus relaciones con los compañeros, horarios, familias siendo así factores de riesgo para su calidad de vida y bienestar psicológico.5
En esta investigación se busca describir las características socio demográficas y factores estresores de las enfermeras profesionales que laboran en cuidado crónico.
MÉTODOS
Estudio descriptivo cuantitativo de corte trasversal. La unidad de análisis incluyó a todas las enfermeras que cumplieran con el cuidado directo al paciente crónico, en las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud de la ciudad de Santa Marta entre junio de 2013 y junio de 2014. Las instituciones participantes fueron 32 con la siguiente distribución, cuatro unidades renales, cuatro clínicas de cuidado oncológico, cuatro instituciones para pacientes con VIH, una institución de cuidado respiratorio, una de servicio de medicina interna, cuatro centros de salud, dos centros de rehabilitación cardiaca, tres unidades de cuidado domiciliario y una unidad de psiquiatría, quienes agrupan un total de 105 enfermeras, que constituyeron el universo de estudio.
Para la recolección de datos se utilizó el cuestionario de caracterización sociodemográfica y de identificación de estresores laborales. El cuestionario fue elaborado a partir del análisis y estudio de la bibliografía consultada6 incluyendo variables que contienen: edad, sexo, estado civil, número de hijos, nivel de formación, tiempo de graduada y salario.
Con respecto a los estresores laborales se utilizó la escala de estresores laborales para personal de enfermería “Nursing Stress Scale” (NSS), la escala «nursing stress» (escala de estresores laborales en personal de enfermería) que está integrada por 34 estresores. La adaptación cultural de la escala se hizo por medio del método de tradución-retrotraducción. La fiabilidad de la escala se valoró tras la readministración a una submuestra de 30 profesionales de enfermería, validando el constructo, mediante la correlación de esta escala con otras dos: Cuestionario de Salud General de Goldberg en su versión de 28 ítems y del cuestionario de Salud SF-36. La escala adaptada al castellano, consta de 34 ítems eliminando el primer ítem de la escala original (N1: Avería del ordenador) e incluyendo un nuevo ítem (E1: Interrupciones frecuentes en el trabajo).7
El coeficiente alfa de Cronbach es de 0,92 para la escala total y en cada una de las subescalas fluctúa entre 0,83 y 0,49. La correlación de la escala y el cuestionario GHQ-28 items es de 0,34. Para cada una de las siete dimensiones del cuestionario SF-36 las correlaciones fluctúan entre -0,21 y -0,3.8) Para el análisis de los datos, se confeccionó una base de datos en el paquete estadístico IBM SPSS Statistics Versión 21.0. y se utilizó estadística descriptiva con frecuencia absolutas y porcentajes para el análisis de los datos recolectados los cuales se presentaran en tablas y gráficos.
Se llevó a cabo previa firma de consentimiento informado acatando los principios éticos del ley 911 de 2004, la resolución 8430 de 1993 y declaración de Helsinki.9,10,11,12) Esta investigación no representa riesgo para el adulto mayor ya que su participación consiste en dar respuesta a cuestionarios.
RESULTADOS
Al momento de desarrollar el estudio el 45,00 % de los enfermeros se encontraba en el rango de edad entre 31 y 40 años, se evidenció que el 75,00 % poseía un nivel de formación de pregrado y el 25,00 % de posgrados. Con respecto al tipo de contratación se observa que el 47,00 % tenía contrato a término fijo y el 24,00 % a término indefinido; el 65,00 % de los participantes recibía pagos por honorarios y no por salario, lo que demanda para ellos asumir la seguridad social y no tener ingresos por prestaciones sociales, vacaciones, entre otros.
Con respecto a las relaciones laborales se pudo observar que para la mayoría de los entrevistados, las relaciones laborales producían una tensión moderada ya que se observó una mediana de 19, a la vez la distribución de las respuestas oscilaba entre 11 y 29. Sin embargo, llama la atención que en 5 individuos se encontró 44 puntos evidenciando que para ellos las relaciones laborales generan mucha tensión (fig. 1).
Con relación a las preguntas que evalúan los aspectos organizativos, se obtuvo que la mayoría de las personas consideran que viven situaciones estresantes, con una distribución de respuestas que van desde tensión moderada a mucha tensión; observándose una media de 53 con manifestaciones verbales de manejar mucha tensión con puntuaciones máximas de 76.
Es importante resaltar que en las relaciones de cuidado la mayoría consideró que la tensión es bastante ya que la media está en 41, a la vez se observó como dato subjetivo, ya que existen personas que están sin tensión mientras que para algunas el cuidado de los pacientes si les produce mucha tensión.
Se observó una mediana de 125 (fig. 3) con datos más agrupados entre tensión moderada y bastante tensión, existen extremos de respuestas entre mucha tensión y poco tensión lo que puede o no relacionarse directamente con el servicio en que laboran, no es igual las respuestas dadas por los enfermeros de la unidades renales y la clínicas para pacientes con Cáncer y VHI a las de las enfermeros de los servicios de promoción y prevención y de cuidado domiciliario.
DISCUSIÓN
En la caracterización se pudo observar que, tal como lo encontrado por Lima,13) la mayoría de los enfermeros del estudio tenían una edad predomínate entre 30 y 50 años. Es evidente que el género femenino sigue siendo el que mayor predomina en la profesión, situación muy similar a los estudios de Hernández Vergel14) y Barco15) quienes encontraron el mismo comportamiento. Con relación a la contratación se pudo observar datos coincidentes con Cogollo Milanés16) quien encontró que el 44,00 % de las encuestadas tienen contratación por cooperativas de trabajo asociado. Las causas más frecuentes de satisfacción encontradas en ambas categorías son las que se refieren a las relaciones con sus compañeros de trabajo, su superior inmediato y el horario de trabajo. Estos resultados son lógicos y alentadores, ya que el trabajo en equipo es fundamental en el ámbito de la enfermería. Difícilmente se podrían planificar unos cuidados en función de unos resultados esperados a un paciente, si la relación existente entre los miembros de una unidad de enfermería y la relación de estos con sus supervisores fuera mala.7,17,18) Los profesionales encuestados en su gran mayoría manifestaron que este tipo de contratación es muy inestable y que genera en ellos mucho estrés, al no permitirles en muchos casos tener estabilidad laboral.
Con respecto a la organización y las relaciones interpersonales, la situación encontrada coincide con lo que encontraron Moñux y cols.,19) quienes identificaron que la falta de clarificación del rol de cada profesional implicado en el cuidado forma parte de los problemas organizativos que generan malas relaciones. De manera que si cada profesional conociera las actividades concernientes a su rol y al rol de los demás, nadie se sentiría molesto ante las actuaciones del otro, se eliminaría la vivencia de estrés referida por aquellos profesionales que asumen tareas que competen a otros, y la enfermería - como colectivo - dejaría de tener la sensación de tener que mostrar constantemente su valía y credibilidad profesional, lo que contribuiría a aumentar la autoestima profesional de los enfermeros.
En cuanto a los resultados obtenidos sobre el estrés y su relación con el cuidado, estos coinciden con lo revisado con otros estudios,6,7,13,20) lo que concuerda con lo referido en la literatura acerca de lo potencialmente estresante que es la profesión por si misma; la confrontación con la enfermedad, el sufrimiento, la muerte, el dolor y sufrimiento de la familia, constituyen factores de riesgo que afectan directa o indirectamente la calidad de vida de las enfermeras y las mantiene expuestas a un nivel constante de estrés y ansiedad.
La antigüedad profesional juega un papel importante, debido a la resistencia al dolor y la experiencia que se adquiere a través de los años en el manejo de situaciones críticas y crónicas: "La impotencia que uno experimenta al ver que el paciente no mejora, y sobre todo si es niño, te genera mucho estrés, en verdad sufres, al no entender qué pecado pudieron cometer esos angelitos para estar sufriendo tanto, no necesitas tener hijos para percibir el dolor de las madres, es un sentimiento que por naturaleza femenina se percibe".21
En conclusión, los cuidadores de pacientes con enfermedades crónicas corresponden a profesionales en su mayoría mujeres, en edad productiva, con una preparación de pregrado y una baja incursión en estudios de postgrado, con una vinculación laboral que no garantiza una estabilidad. En relación a los factores estresantes se observa que guarda relación con las áreas en las que se labora, la distribución de funciones y responsabilidades con otros profesionales y con el personal técnico, al no tener en muchos casos claridad en la asignación de las mismas, generando alto stress. Otro aspecto a tener en cuenta es el momento de abordaje del paciente crónico, las demandas de cuidado y las tensiones laborales propias de los servicios en los que se está vinculado, sumado a condiciones laborales encontradas para los profesionales de enfermería, los cuales en la actualidad no garantizan una seguridad laboral ni una remuneración acorde con su nivel de cualificación, incrementando el estrés laboral.