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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes v.30 n.2 Matanzas abr.-jun. 2007

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

Influencia de la condición corporal de novillas Mambí al parto en el comportamiento reproductivo posparto

 

Influence of the body condition of Mambí heifers at parturition on the postpartum reproductive performance

 

O. López, L. Lamela y Tania Sánchez

Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey"

Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba

E-mail: olopez@indio.atenas.inf.cu


RESUMEN

Se estudiaron 105 hembras Mambí en un sistema silvopastoril multiasociado, en la vaquería 066 de la Empresa Pecuaria Genética de Matanzas, con el objetivo de evaluar la influencia de la condición corporal de las novillas al parto en el comportamiento reproductivo posparto. El área de la unidad es de 47 ha, de las cuales 42 ha se dedicaron al pastoreo, divididas en 37 cuartones, y las 5 ha restantes se utilizaron para la producción de forraje de caña de azúcar. La carga fue de 1,7 vacas/ha. Se monitoreó la condición corporal (CC) de las hembras al parto, se estimó el peso vivo de los animales, se calculó el balance alimentario para las vacas con nueve meses de gestación y se determinaron los indicadores reproductivos. Se encontró una ligera deficiencia de energía de un 5% solo en la época poco lluviosa, mientras que hubo exceso de proteína bruta, calcio y fósforo en ambas épocas del año. La CC de las vacas al parto estuvo por encima de 3 en todos los bimestres del año, con el mayor valor en julio-agosto (3,5) y el menor en mayo-junio (3,1); además, en las dos épocas la CC promedio de los animales fue similar (3,3). El peso de los terneros al nacer no presentó diferencias para los distintos rangos de CC y estuvo entre 36,5 y 38,7 kg/animal. Las vacas que parieron con 2,5 de CC presentaron un intervalo parto-primer servicio (P<0,05) e intervalo parto-gestación (P<0,01) significativamente superior (170 y 258, respectivamente) que las que parieron con una CC entre 3 y 4 (90-125 y 120-175 para los intervalos parto-primer servicio (IPS) y parto-gestación (IPG), respectivamente). También el número de servicios por gestación fue significativamente superior (P<0,01) en las vacas que parieron con 2,5 de CC (3) con respecto a las que lo hicieron con CC 3-4 (1,5-1,7). Los resultados demostraron que las vacas Mambí de primer parto que parieron con una CC inferior a 3 presentaron indicadores reproductivos peores que los de las vacas con CC igual o superior a 3.

Palabras clave: Condición corporal, vacas Mambí, comportamiento reproductivo, silvopastoreo


ABSTRACT

A total of 105 Mambí heifers were studied in a multi-associated silvopastoral system, in the dairy 066 of the Livestock Genetic Firm of Matanzas, with the objective of evaluating the influence of the body condition of the heifers at parturition on the postpartum reproductive performance. The area of the unit is 47 ha, of which 42 ha were dedicated to grazing, divided into 37 paddocks, and the other 5 were used for forage production from
sugarcane. The stocking rate was 1,7 cows/ha. The body condition (BC) of the heifers at parturition was monitored, the live weight of the animals was estimated, the feeding balance for the nine months-pregnant cows was calculated and the reproductive indicators were determined. A slight energy deficiency of 5% was found only in the dry season, while there was excess of crude protein, calcium and phosphorus in both seasons. The BC of the heifers at parturition was above 3 in all the two-month periods of the year, with the highest values in July-August (3,5) and the lowest in May-June (3,1); besides, in both seasons the average BC of the animals was similar (3,3). The weight of the calves at birth did not show differences for the different ranges of BC and it was between 36,5 and 38,7 kg/animal. The cows that gave birth with 2,5 BC showed a
parturition-first service interval (P<0,05) and parturition-pregnancy interval (P<0,01) significantly higher (170 and 258, respectively) than the ones that gave birth with a BC between 3 and 4 (90-125 and 120-175 for the parturition-first service (PSI) and parturition-pregnancy (PPI) intervals, respectively). The number of services per pregnancy was also higher (P<0,01) in the cows that gave birth with 2,5 BC (3) as compared to the ones that did with 3-4 BC (1,5-1,7). The results showed that the first parturition Mambí heifers that gave birth with a BC lower than 3 showed worse reproductive indicators than those of the heifers with BC equal to or higher than 3.

Key words: Body condition, reproduction, silvopastoral systems


 

 

INTRODUCCION

Comúnmente, con el propósito de predecir y controlar el comportamiento productivo y reproductivo de las vacas lecheras, se han tomado como referencia diferentes tipos de mediciones corporales, entre las que se destacan los cambios en el peso vivo y el perímetro torácico; sin embargo, estas mediciones mantienen un grado de correlación variable con los principales indicadores de la eficiencia productiva y reproductiva de las vacas y su verdadera disponibilidad de reservas corporales de energía (López, 1995).

Por otra parte, el peso vivo no muestra la verdadera condición del animal, es decir, dos animales pueden tener el mismo peso vivo, pero una amplia variabilidad con respecto al grado de reservas de energía disponible (Reinoso y Simón, 2000). Sin embargo, la condición corporal es un método que permite estimar la cobertura de tejidos graso y muscular en el animal vivo, independientemente de la talla y el peso corporal. Esta cobertura de tejidos constituye un indicador muy preciso de las reservas de energía disponible por el animal (López, 1995).

Diversos autores plantean que existe una estrecha relación entre los valores de la condición corporal y el comportamiento reproductivo de los animales (Morrison, Spitzer y Perkins, 1999; Hwa Kim y Hyun Suh, 2003); es por eso que esta metodología constituye una herramienta muy útil y práctica, y tiene un nivel de precisión que asegura la adopción, con cierto margen de seguridad, de medidas encaminadas a corregir las prácticas de manejo y alimentación del rebaño (Ferguson, Galligan y Thomson, 1994).

También se ha comprobado que la condición corporal de las vacas lecheras en el momento del parto determina, en gran medida, la severidad y duración del balance energético negativo posparto (Butler, 2000). En relación con esto, se ha encontrado que las vacas con valores de CC mayores que 2,5 tienen un período parto-primera inseminación y parto-gestación mucho menor que aquellas que presentan valores entre 1,5 y 2 (Domínguez, Martínez, Labrador, Risso y López, 1996).

En las condiciones de producción del país, el genotipo Mambí de Cuba es una de las razas priorizadas para la producción de leche por la Dirección Nacional de Genética Vacuna (DNG, 1999). Sin embargo, hasta el presente no se han desarrollado investigaciones para estudiar el efecto de la condición corporal en el desempeño de los principales indicadores reproductivos en este genotipo. Es por ello que el objetivo del presente trabajo fue evaluar la influencia de la condición corporal de novillas Mambí al parto en el comportamiento reproductivo posparto.

Metodología experimental

Ubicación del área experimental. El estudio se desarrolló en una vaquería perteneciente a la Empresa Pecuaria Genética de Matanzas, en el período comprendido entre julio del 2000 y junio del 2001, la cual se encuentra situada geográficamente en los 23° de latitud norte y los 80° 30' de longitud oeste, a 70 m de altura sobre el nivel de mar, y se ubica en zonas aledañas al poblado de Guanábana, perteneciente al municipio de Matanzas.

Descripción de la vaquería y su manejo general. Es una vaquería típica de 120 animales, con una capacidad cubierta de 80 vacas y una superficie total de 47 ha, para una carga de 1,7 animales/ha. El área de pastoreo se encuentra dividida en 37 cuartones de aproximadamente 1,1 ha cada uno.

Entre las especies de pastos mejorados predominaron Panicum maximum cv. Likoni y Cynodon nlemfuensis cv. Jamaicano, y como leguminosa Leucaena leucocephala cv. Cunningham con cinco años de establecida, una distancia media entre surcos de 5,5 m y una densidad promedio de 10 000 plantas por hectárea.

El tiempo de ocupación de los cuartones fue de un día en la época de lluvia y de 1,5 a 2 en la seca, con lo que se garantizó un tiempo de reposo al pasto de 28 a 33 y de 49 a 66 días para las épocas lluviosa y poco lluviosa, respectivamente.

Características de los animales. Se utilizaron un total de 105 hembras de la raza Mambí (3/4 Holstein y ¼ Cebú), que entraron a la unidad con 7 ½ meses de gestación y un peso aproximado de 420 kg. La edad promedio de incorporación a la reproducción fue 32 meses, con 299 kg de peso y un intervalo incorporación-gestación de 200 días; mientras que la edad al primer parto fue de 49 meses.

Alimentos complementarios y suplementarios. Las vacas gestantes se suplementaron con 0,460 kg de concentrado por animal por día y la totalidad de la masa recibió 0,100 kg de sales minerales (fosfato dicálcico) diariamente.

En los meses de diciembre a abril (coincidiendo con la época poco lluviosa) todos los animales recibieron forraje de caña, a razón de 13 kg diarios.

Mediciones realizadas en el pastizal

Disponibilidad del pasto

Se estimó por el método alternativo propuesto por Martínez, Milera, Remy, Yepes y Hernández (1990), que consiste en la estimación de la disponibilidad de pasto utilizando la altura media del pastizal. Los muestreos se realizaron todos los meses y se tomaron 80 observaciones por cuartón. Paralelamente a los muestreos de disponibilidad, pero con una frecuencia bimestral, se tomaron muestras (300 g) para estimar la calidad nutritiva (AOAC, 1990), simulando con la mano la selección que hace el animal en pastoreo.

Disponibilidad de L. leucocephala

Se recolectó manualmente las hojas y los tallos tiernos comestibles, simulando el ramoneo que realizan los animales, en 10 de los árboles establecidos en el cuartón hasta una altura de 2 m, según la metodología propuesta por Lamela (2005). Además, se tomaron muestras cada dos meses para determinar su composición bromatológica (AOAC, 1990).

Los datos de la disponibilidad y la composición bromatológica se muestran en las tablas 1 y 2.

Mediciones realizadas a los animales

Condición corporal. Se realizó el monitoreo de la condición corporal (escala 1-5 puntos) de todos los animales, mensualmente, según la metodología descrita por Álvarez (1997), donde, 1. Emaciada, 2. Flaca, 3. Media, 4. Condición pesada, y 5. Gruesa.

Estimación del peso vivo. Se realizó a partir de la medición del perímetro toráxico de todos los animales, con ayuda de una cinta métrica, según la metodología propuesta por Menéndez (1985). Además, los terneros se pesaron al nacer con una balanza mecánica.

Cálculo del balance alimentario retrospectivo. Se calculó en las dos épocas del año, para las vacas con nueve meses de gestación. Se utilizó el software ANALIT, versión 3.0, elaborado por el Instituto de Ciencia Animal (ICA). En el período lluvioso estas vacas pesaron como promedio 460 kg y en el poco lluvioso 445 kg, mientras que las ganancias de peso fueron de 620 y 500 g/día para cada época, respectivamente.

Determinación de los indicadores reproductivos. Se determinaron los intervalos parto-primer servicio (IPS) y parto-gestación (IPG) y el número de servicios por gestación (S/G) en un total de 105 animales, a partir de la tarjeta de control reproductivo individual y utilizando hojas de cálculo del programa Excel, sobre sistema operativo Windows' Milenium, Office 2000.

Análisis estadístico de los resultados. Para el análisis estadístico de los resultados se utilizó el modelo lineal generalizado perteneciente al paquete estadístico SAS (1987).

Los datos se adaptaron al siguiente modelo:

Yijk = µ+Ei+Bj+Ck+e ijk

Yijk= log Yijk

µ=constante común a todas las observaciones

Ei=log Ei, efecto de la i-ésima época de entrada

Bj=log Bj, efecto del j-ésimo bimestre de entrada

Ck= log Ck, efecto de la Ck-ésima condición corporal

eijk=log eijk, error residual normal e independiente distribuido con media cero y varianza ó2

RESULTADOS

En la figura 1 aparece representado el balance alimentario retrospectivo para las vacas de nueve meses de gestación, expresado a través del porcentaje de deficiencia o exceso de nutrientes en la dieta por época del año, donde el cero representa el 100% de los requerimientos de los animales. Como se puede observar, en ambos casos existió un exceso de calcio, proteína bruta y fósforo; mientras que la energía tuvo un déficit en el período poco lluvioso de un 5% con respecto a los requerimientos y en el lluvioso el aporte de los alimentos superó las necesidades de energía metabolizable de las novillas gestantes en un 15%.

Los mayores excesos de nutrientes de la dieta se encontraron en el caso del calcio, que superó los requerimientos de los animales en un 138 y 126% para las épocas lluviosa y poco lluviosa, respectivamente. A continuación estuvo la proteína, con excesos de 16% en la época PLL y 55% en la LL, y en cuanto al fósforo sobrepasó los requerimientos en un 15 y 29% para las épocas PLL y la LL, respectivamente.

El efecto de los diferentes bimestres del año en el comportamiento de la condición corporal de las vacas al parto se muestra en la tabla 3. El mayor valor de CC se alcanzó en el bimestre julio-agosto con 3,5, el cual no difirió con relación a los bimestres enero-febrero, septiembre-octubre y noviembre-diciembre; mientras que el menor valor se obtuvo en el bimestre mayo-junio (3,1), que no difirió con respecto al bimestre marzo-abril (3,2). Sin embargo, en el caso del comportamiento de la CC por época del año no existieron diferencias significativas entre ellas, ya que se alcanzaron valores similares (3,3) para ambos períodos.

Al analizar la influencia de la condición corporal de las vacas al parto en el peso de los terneros al nacer, no hubo diferencias significativas entre los pesos para los distintos rangos de CC (tabla 4). Además, el 88% de las hembras parió con una CC entre 3 y 3,5.

En la figura 2 se presenta el efecto de la condición corporal de las hembras al parto en los intervalos parto-primera inseminación y parto-gestación. Se encontraron diferencias significativas para ambos indicadores (P<0,05 y P<0,01 para IPS e IPG, respectivamente), donde los mayores valores se observaron en las vacas con 2,5 de CC al parto. Las restantes clasificaciones no difirieron entre ellas para ninguno de los dos indicadores.

En la figura 3 se presenta el efecto de la condición corporal de las novillas al parto en el comportamiento del número de servicios por gestación. Como se puede observar, hubo una influencia marcada de este efecto en el número promedio de servicios por concepción, el cual fue significativamente superior (P<0,01) en los animales que presentaron una condición corporal de 2,5 al parto, con respecto a las restantes hembras que mostraron una CC igual o superior a 3.

DISCUSION

Al analizar el comportamiento del balance alimentario de las hembras con nueve meses de gestación, se pudo comprobar que la proteína excedió los requerimientos de las novillas gestantes en un 16 y 55% para los períodos poco lluvioso y lluvioso, respectivamente. Esto representa entre 128 y 445 g de PB por encima de las necesidades de los animales de ese peso y categoría reproductiva.

Estos resultados se corresponden con los obtenidos por Iglesias (2003) en hembras en desarrollo y toros de ceba, en sistemas con asociación de leucaena y pastos, donde al realizar el balance alimentario se encontraron entre 63 y 513 g diarios de proteína por encima de los requerimientos de los animales para las épocas LL y PLL, respectivamente.

La energía metabolizable fue el único nutriente restrictivo dentro del sistema y solo en una de las épocas del año (EPLL). Este déficit de energía pudo limitar, en parte, la eficiencia de utilización del amonio producido a partir de la fermentación de las proteínas y la desaminación de los aminoácidos en el rumen y, por tanto, disminuir la síntesis de proteína microbiana y su pase al duodeno (Leng, 1991; Iglesias, 2003). A su vez, el exceso de amonio no utilizable también pudo absorberse a través de las paredes ruminales y ser convertido en urea a nivel del hígado, con el consiguiente desvío de energía para la realización de este proceso, el cual necesita 4 moles de ATP por mol de urea producido (La O, 2001).

El proceso de detoxificación del amonio requiere un consumo extra de energía, la cual es importante en cualquier momento del ciclo reproductivo de los animales, pero se agudiza, sobre todo, al final de la gestación y el inicio de la lactancia, y más aún en los casos donde existen excesos de PB en la dieta (Canfield, Sniffen y Butler, 1990; Arias y Nesti de Alonso, 1999).

Por tanto, aunque la insuficiencia de energía en la dieta durante la época PLL fue baja, sería conveniente suplementar los animales con un concentrado energético para prevenir la deficiencia de energía que provoca el exceso de proteína en la ración (Arias y Nesti de Alonso, 1999).

Por otra parte, se demostró que en ambas épocas hubo un exceso de calcio en la ración, que fue de 137 y 126 % para el período lluvioso y el poco lluvioso, respectivamente. Este comportamiento estuvo relacionado, en primer lugar, con la relativamente alta concentración de calcio en los alimentos ofrecidos en la dieta (ver tabla 2), y en segundo lugar, con el consumo de sales minerales que realizaron los animales para satisfacer las necesidades de fósforo.

Los requerimientos de fósforo fueron cubiertos en las dos épocas del año debido a la oferta de sales minerales a voluntad, lo cual ayudó a evitar la deficiencia de este importante mineral en la dieta de los animales.

En todos los bimestres del año la condición corporal de las novillas Mambí al parto se mantuvo entre 3,1 y 3,5, valores que están dentro del rango de CC ideal para esa fase del ciclo reproductivo de las hembras (Keown, 1996).

El aumento de la CC en el bimestre julio-agosto se debió al incremento de la disponibilidad por hectárea y por animal durante ese período del año, en el cual las vacas pueden realizar una mejor selección del alimento a consumir (Lamela, Matías y Gómez, 1999). Sin embargo, en el bimestre mayo-junio ocurrió una disminución de la CC, como resultado del descenso gradual que comienza a partir del bimestre noviembre-diciembre y que se extiende durante los bimestres correspondientes a la época PLL, donde disminuye la relación hoja-tallo de las plantas.

El comportamiento similar de la CC en ambas épocas del año estuvo relacionado con la oferta de materia seca, muy similar para uno y otro período del año, con valores de 49,5 y 47,3 kg/animal/día para las épocas lluviosa y poco lluviosa, respectivamente, lo cual también fue posible debido a la oferta de forraje de caña a razón de 13 kg/animal/día.

El 88% de las novillas parió con una CC entre 3 y 3,5, lo cual estuvo relacionado con la oferta de materia seca anual, superior a los 47 kg/animal/día en ambas épocas. Estos resultados son superiores a los reportados por Reinoso (2002) con vacas Siboney primíparas, en dos sistemas silvopastoriles con leucaena y pastos mejorados, sobre suelos de buena fertilidad, donde encontró un porcentaje de vacas con CC ideal (3-3,5) al parto de 65,3 y 68,5%, respectivamente, para cada agroecosistema.

Por otra parte, solo el 7,8% de las vacas presentó una condición corporal superior a 3,5, lo cual coincide con los resultados de otros autores que plantean que debe ser siempre menor a 10%, pues con ello disminuyen los riesgos de trastornos al parto (distocias) y se logra una adecuada fertilidad (Ruegg y Milton, 1995; Markusfeld, Galon y Ezra, 1997; Heder, Schukken y Dobbelaar, 1999).

El peso de los terneros al nacer, por rango de condición corporal, evidencia que no se encontraron diferencias significativas entre ellos, aunque existió una tendencia a incrementarse el peso al nacimiento con el aumento de la condición corporal de las hembras al parto. Además, dichos resultados fueron similares a los hallados por Reyes, García y Jordán (1998) cuando se utilizaron niveles medios de alimentación preparto en vacas Holstein comerciales (37, 8 kg/animal).

El IPS se incrementó a medida que disminuyó la CC de las hembras al parto y mostró valores entre 90 y 170 días, lo cual está por encima del rango normal (45-60 días) para vacas lecheras (Wattiaux, 1998).

Ello se debió, en primer lugar, a que estas hembras se incorporaron a la reproducción con 32 meses de edad; además, presentaron un intervalo incorporación-gestación de 200 días como promedio y una edad al primer parto de 49 meses, lo cual evidencia una mala nutrición durante el período de desarrollo, lo que acarrea, en muchos casos, daños irreversibles del aparato reproductor que no mejoran significativamente a pesar de consumir una dieta balanceada durante su vida reproductiva posterior (Álvarez, 1999; Iglesias, 2003).

Por otra parte, el trabajo se desarrolló con hembras primíparas, las cuales presentan, por lo general, un retardo en el reinicio de la ciclicidad ovárica posparto al compararlas con vacas multíparas. Esto se debe, fundamentalmente, a que las vacas de primer parto desarrollan un balance energético negativo (BEN) posparto mayor que las multíparas, ya que todavía están creciendo y para ello necesitan requerimientos adicionales (Meikle, Kulcsar, Chilliard, Febel, Delavaud, Cavestany y Chilibroste, 2004).

A pesar de lo anteriormente explicado, es indudable que también hubo un efecto marcado de la condición corporal en el comportamiento de este indicador, donde los animales con CC 2,5 presentaron un IPS casi dos veces mayor que aquellos con CC 4. Según Butler y Smith (1989) y Meikle et al. (2004), los animales con una CC favorable (3-4) presentan una mayor capacidad para restablecer el balance energético (BE) posparto que los que tienen una CC desfavorable (<3 y >4). Además, mientras más rápido se recupera el BE posparto más rápido comienzan a ciclar y quedan gestantes.

El IPG presentó valores entre 120 y 258 días y, al igual que el IPS, se incrementó a medida que disminuyó la CC de las hembras al parto. Se plantea que este comportamiento se asocia al hecho de que cuando las vacas tienen una CC al parto igual o inferior a 2,5 presentan inhibición de los pulsos hipotalámicos de GnRH, lo que determina una disminución en la liberación de LH por la hipófisis (Pedroso y Bonachea, 1995), y ello ocasiona un incremento del IPS e IPG (Domínguez et al., 1996).

Además del efecto que tuvo la condición corporal de las vacas al momento del parto en los indicadores IPS e IPG, también estuvo el hecho de que el trabajo se realizó con hembras primíparas, ya que según Meikle et al. (2004) el reinicio de la ciclicidad ovárica posparto se retarda más en las vacas primíparas que en las multíparas.

Al analizar el efecto de la CC de las hembras al parto en el número de servicios por gestación, se evidenció que las vacas que parieron con CC 2,5 presentaron un número de servicios (3) significativamente mayor (P<0,01) que las que parieron con una CC entre 3 y 4 (1,5-1,7). Estos resultados coinciden con lo planteado por López-Gatius, Yániz y Madriles-Helm (2003), acerca de que los animales con una CC al parto igual o inferior a 2,5 mostraron una reducción significativa (9%) en el índice de concepción al primer servicio, comparado con los animales con una CC intermedia (>2,5 y <3,5), por lo que se considera una de las principales causas del incremento en el número promedio de servicios por concepción de las vacas.

Según Campo y Blanco (2000), un número de servicios por concepción menor que 1,7 se considera óptimo, ya que se corresponde con rebaños lecheros que tienen una fertilidad igual o mayor que 60%. Sin embargo, estos mismos autores plantean que cuando dicho indicador es mayor que 2,5 se relaciona con rebaños que presentan severos problemas en la fertilidad.

Esto último se evidenció en los resultados del presente estudio, en los animales que parieron con una CC de 2,5, por lo que se confirma la importancia de que las vacas arriben al parto con una CC adecuada para lograr un rango aceptable de fertilidad en los hatos lecheros.

Conclusiones

El estudio permitió comprobar que las novillas Mambí que paren con una CC igual o superior a 3 presentan intervalos parto-primera inseminación y parto-gestación, menores que los de aquellas que paren con 2,5 de CC. Además, necesitan un menor número de servicios para quedar gestantes.

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Recibido el 11 de septiembre del 2006
Aceptado el 13 de febrero del 2007