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ACIMED
versión impresa ISSN 1024-9435
ACIMED v.19 n.5 Ciudad de La Habana mayo 2009
ARTÍCULOS
Tendencias actuales del sector empleador en ciencias de la información y su influencia en el imaginario social del profesional
Trends in the Information Sciences employment sector and their influences on the social imaginary of the professional
Sulema Rodríguez Roche
Licenciada en Bibliotecología y Ciencias de la Información. Departamento Bibliotecología y Ciencias de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. La Habana, Cuba.
RESUMEN
La segmentación del mercado de trabajo en el sector de la información; la incidencia de las diferencias en la inserción laboral de un país a otro; el desarrollo de la sociedad del conocimiento; la necesidad de crear nuevas formas de organización y estilos de dirección en las instituciones en pos de la competitividad, así como de desarrollar nuevos procesos productivos de información y comunicación; la necesidad de asumir la influencia del mercado sobre la información; el lento ritmo de marcha de los empleos en las ciencias de la información y que presenta actualmente los niveles más bajos en el sector de los servicios; el predominio de las mujeres en el sector tradicional y de los hombres en el emergente; clasifican entre las tendencias más importantes en el empleo de los profesionales de las ciencias de la información. La categoría "imaginario social" permite estudiar el modo en que la sociedad en su conjunto se representa y concibe la existencia de fenómenos sociales en los diversos contextos. La legitimación de una figura profesional implica la construcción de un imaginario sobre ella, y el rumbo que siga esta construcción determina, en cierta medida, el desarrollo de la profesión, así como a la inversa: el desarrollo de la profesión incide en el rumbo que toma el imaginario que se construye sobre ella. Este es el caso de los profesionales de las ciencias de la información, para los cuales es posible identificar al menos 4 contextos claves de construcción del imaginario: teórico, universitario, profesional y social. Las tendencias del empleo en el área demuestran y justifican la influencia del imaginario en la inserción y desempeño laboral de los profesionales.
Palabras clave: Ciencias de la información, profesionales, empleo.
ABSTRACT
The segmentation of the job market in the information sector; the incidence of the differences in the working insertion from one country to another; the development of knowledge society; the needs to create new forms of organization and management styles in institutions in pursuit of competitiveness, and to develop new productive information and communication processes; the necessity to assume the influence of market on information; the slow rhythm of employment in Information Sciences, which presents at present the lowest level in the service sector; the prevalence of women in the traditional sector and of men in the emergent; are among the main employment trends in Information Sciences. The category "social imaginary" allows to study the way society conceives and represents the existence of social phenomena in the different contexts. The legitimation of a professional figure implies the construction of an imaginary about it, and the course followed by this construction determines, in some extent, the profession development and, the other way around: the profession development influences on the course taken by the imaginary constructed about it. This is the case of Information Sciences professionals, for whom it is possible to identify at least 4 essential contexts of construction: theoretic, university, professional and social. The trends of employment in this area prove and justify the influence of the imaginary on the working insertion and performance of the professionals.
Key words: Information Sciences; professionals, employment.
Los cambios que se han producido a escala global sugieren el desarrollo de la era de la información y el conocimiento. Esos cambios se asocian fundamentalmente con el vertiginoso desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC); así como al consecuente crecimiento del volumen, capacidad y velocidad de intercambio de datos, información y conocimiento.
Este panorama ha creado un nuevo reto para los usuarios de la información como receptores activos en el proceso de comunicación. Ahora le corresponde a ellos identificar y discriminar la información poco relevante y seleccionar la útil y confiable para la toma de decisiones. De ahí que resulte imprescindible la acción del profesional de las ciencias de la información, con competencias adecuadas para administrar eficazmente los recursos de información.
Los autores Marlery Sánchez y Juan Carlos Vega, profesores e investigadores del Centro de Biopreparados (BIOCEN), refieren el cambio acontecido tras la revolución de la información, resultado del desarrollo de las TIC a finales del siglo XX. Estos cambios parecen responder a los diferentes contextos de trabajo donde se desenvuelven actualmente los profesionales de la información.1
Dichos autores enfatizan en que, a pesar de los cambios producidos, prevalecen las funciones esenciales: identificar recursos, organizar la información y responder a las necesidades de sus usuarios. Esos procesos clásicos se revelan en los diferentes ámbitos laborales en los que el profesional de la información actúa como docente, bibliotecario, analista de sistemas, analista de información, arquitecto de información, archivero, gestor de información, gestor de conocimiento, consultor de información, entre otras denominaciones socialmente aceptadas en forma parcial o total.
Si bien frente a estos encargos "tradicionalistas", la figura de este profesional se ha diversificado y ofrece hoy más "prestaciones" a una sociedad en cuyo mercado laboral emergen mayores oportunidades, ésta parece seguir identificándolo con un perfil más estrecho.
Históricamente, las figuras tradicionales de bibliotecarios y archiveros fueron reconocidas socialmente como guardianes del conocimiento, y esa imagen, legitimada por los medios, ha creado y reproducido socialmente los estereotipos asociados con ellos.
Ahora bien, eso en cuanto a los bibliotecarios y archiveros, pero ¿qué imagen se tiene de los consultores, arquitectos de información o analistas de sistemas? ¿Se reconocen como profesionales de la información? ¿Se vinculan socialmente con los bibliotecarios y archiveros? ¿Cómo imagina la sociedad a esos profesionales?
Cornelius Castoriadis (1922-1997) acuñó el término de lo imaginario en 1964. En 1965, publicó sus investigaciones en La institución imaginaria de la sociedad y puntualizó que "( ) lo imaginario no existe a partir de la imagen en el espejo o en la mirada del otro. Más bien 'el espejo' mismo y su posibilidad, y el otro como espejo, son obras del imaginario ( ) no es imagen de es creación incesante y esencialmente indeterminada (social- histórica - psíquica) de figuras/formas/imágenes, y sólo a partir de estas puede tratarse de 'algo'.2
El filósofo sostenía que la sociedad se apodera de la imaginación particular del individuo, dejándola manifestarse sólo en el sueño y a través de él; la fantasía, la trasgresión y la enfermedad. De ese modo, el sujeto no piensa ni imagina más que lo que socialmente es obligatorio pensar y hacer, es decir, que la realidad y la racionalidad constituyen obras de las creaciones imaginarias.
Castoriadis concebía el imaginario como un fenómeno dual: singular (imaginario radical) y colectivo (imaginario social). El autor lo enfocaba como un patrimonio representativo, en otras palabras, como un conjunto de imágenes mentales acumuladas por el individuo en el curso de su socialización.
Disciplinas como la Antropología, la Sociología o la Psicología concuerdan en incluir a los imaginarios entre las representaciones colectivas, generadoras de símbolos, imágenes, sentidos y significaciones con mayor influencia en los campos considerados reales, como las matemáticas y la economía, salvando el significado de lo "irreal" o lo que sería lo mismo, de lo "real" y lo "racional".
Los estudios sobre los imaginarios sociales provienen fundamentalmente de la Filosofía, Sociología, Psicología y, más recientemente, del área de la Comunicación, probablemente la más cercana al campo de la Bibliotecología y la Ciencia de la Información.
Los estudios sociopsicológicos, centrados en la mirada de los sujetos sobre ellos mismos o mirando el territorio o proyecto social en su conjunto, adolecieron de una perspectiva transdisciplinar. Los realizados desde al área de la comunicación, se han preocupado por la integración del contenido de los imaginarios, las representaciones, las imágenes de la realidad elaboradas por los actores sociales y otras mediaciones socioculturales en su formación, y han explorado la naturaleza de su relación entre el sujeto y su entorno significativo, lo que podría permitir indagar más profundamente en la creación y dinámica de significados de la realidad en los individuos.3
Entre las investigaciones que han estudiado las profesiones como objeto de los imaginarios, abundan las realizadas en el campo de la comunicación social. Algunas revistas especializadas, han publicado estudios referidos al imaginario profesional de la comunicación desde 3 perspectivas fundamentales:
- Desde la profesión (tomando como punto de mira a los propios comunicadores).
- Desde la academia (considerando los aspectos de formación).
- Desde el mercado laboral (tomando como objeto de estudio a las entidades empleadoras).
Entre los principales retos de la universidad y la profesión, se encuentra ajustar la preparación de los futuros profesionales de la información con el mercado de empleo.4 De ahí que en las propias carreras de las ciencias de la información, diversas investigaciones han centrado su objeto de estudio en la relación universidad - empleo- sociedad como elementos claves que describen el desarrollo de la profesión.
Uno de los más significativos fue realizado en Estados Unidos.5 En este se analizaron las tendencias del mercado y sus resultados facilitaron la proyección de la oferta y la demanda de profesionales de la información hacia los años 1990. Para determinar la dirección del empleo de los bibliotecarios, se aplicaron métodos cuantitativos para el análisis de planes de estudio y situaciones laborales de cerca de 7 000 profesionales. La futura demanda se calculó para todo tipo de bibliotecas y para otros profesionales de la información no relacionados con ellas, sobre los nuevos titulados y también para los cursos de especialización de las escuelas de biblioteconomía. Se observó que desde los años 1960, se produjo un exceso de oferta en las nuevas situaciones profesionales, por lo que se concluyó que los bibliotecarios tenían que salir fuera de la biblioteca tradicional para encontrar trabajo.
Otra visión de la situación profesional se presentó en los resultados de una encuesta publicada en IFLA Journal, aplicada a profesionales de todo el mundo -con datos de 150 asociaciones de 90 países. Se les preguntaba sobre la imagen, estatus y prestigio social de las posiciones laborales de bibliotecarios y documentalistas. Las respuestas sirvieron para identificar los aspectos que más incidían en el deteriorado estatus del profesional. En relación con la escala de reconocimiento social de las profesiones, los encuestados indicaron entre las de mayor relevancia a los abogados e ingenieros, seguidos por los periodistas. A su propia profesión, los bibliotecarios la colocaron por debajo de los profesores de primaria y solo por encima de los auxiliares de vuelo y agentes de seguros, y ello demostró un nivel de auto-reconocimiento muy bajo.6
Una investigación semejante fue realizada en el Centro de Estudios de las Profesiones, adjunto a la Universidad de Oslo. El estudio se centró en el análisis de la percepción social de las profesiones de acuerdo con su estatus social, requerimientos, condiciones y beneficios, así cómo la forma en que esas percepciones se distribuían según el sexo, edad, educación y clase social.
Los datos obtenidos arrojaron que la profesión del bibliotecario era la de menor estatus y reconocimiento social entre 100 analizadas y se asociaba con personas de edad avanzada, fundamentalmente mujeres.7
En España, diversas investigaciones revelan las características esenciales de la actividad profesional de bibliotecarios, archiveros y documentalistas, e incluyen estudios de pre y postgrado,8-12 Los resultados mostraron que una gran parte de los egresados españoles se insertan en bibliotecas de centros de enseñanza -especialmente universitarias- (34 %), bibliotecas especializadas (33 %) y bibliotecas públicas (19 %). La mayor parte de ellos trabaja para la administración pública y solo el 5,6 % en empresas.13 Esa tendencia se confirmó 3 años después en Cataluña, donde casi las tres cuartas partes de los profesionales accedieron a su primer empleo a través de organismos e instituciones públicas.14
Otras investigaciones fueron dedicadas a las características de la inserción laboral de los profesionales de la información en el sector privado español. Ellos revelaron una presencia ascendente de los profesionales de la Biblioteconomía y la Documentación que encuentran empleo en ese sector como documentalistas, archiveros y gestores de información.12-13,15-16
Uno de los estudios más interesantes y abarcadores sobre el tema, fue realizado en Irlanda por John Cullen en 2002. Su finalidad fue identificar el número de puestos de trabajo disponibles para los graduados de ciencias de la información, las tendencias en el empleo y retención de esos profesionales, los rangos de salarios que se les ofrecían, las funciones para las cuales eran contratados, así como el nivel de experiencia profesional requerido por los empleadores. Como resultado, se obtuvo que la mayor parte de los puestos de trabajos disponibles pertenecían al sector estatal, fundamentalmente a bibliotecas académicas y públicas, y que existía un contexto favorable al empleo de esos profesionales como gestores de información. El autor logró segmentar los puestos de trabajo en 3 grupos: los de gestores de información, los de bibliotecarios y los de asistentes de bibliotecas. En esos grupos, la calificación y experiencia más alta solicitada por los empleadores era para los bibliotecarios.
En Australia, un estudio longitudinal acerca de las salidas de trabajo de los egresados de Ciencias de la Información de la Universidad Tecnológica de Curtin, reveló las principales tendencias en el empleo de los profesionales australianos, con las características acerca del tipo de trabajo que realizan, continuidad en el empleo, nivel de "profesionalismo", desde el punto de vista de los empleadores, los tipos de contratos de trabajo entre otros.17 Otro estudio, que analizó las estadísticas de las graduaciones correspondientes a los años entre 1970 y 1997, se dedicó al empleo de los graduados en Ciencias de la Información del Departamento de Bibliotecología y Estudios Archivísticos de la Universidad de Ghana. La investigación reveló un incremento de los empleos correspondientes al sector no bibliotecario/informativo de los graduados de la especialidad, es decir, que muchos de ellos emigraban a otras áreas profesionales. A pesar de poner sobre el tintero un asunto que aún se debate en los círculos académicos y profesionales, la investigación consideró una muestra muy pequeña de estudiantes recién graduados, razón por la cual sus conclusiones no quedaron del todo probadas.18
Entre las investigaciones tomadas como referencias para el presente estudio, se encontraron algunas cuyo interés esencial era identificar las tendencias más generales del sector de la información, en su sentido más amplio.19 Otras, como la realizada en la Universidad de Pittsburg, se ocupaban de los profesionales que abandonaban la profesión.20
En Estados Unidos, una investigación modeló el estado de la profesión a partir de un análisis comparativo -que incluyó variables de corte demográfico- entre los graduados de Estudios Archivísticos, Historia y Bibliotecología y Ciencia de la Información. El estudio reveló una tendencia al empleo de los graduados de archivística en el sector educacional. En relación con los graduados de Historia y Bibliotecología y Ciencia de la Información, sólo una pequeñísima parte de ellos encontraron trabajo en el sector corporativo, y predominaron las posibilidades de empleo en colegios y universidades.21
Algunos autores dedicaron sus estudios al esclarecimiento de la incidencia de los sistemas políticos, educacionales y de empleo de cada país, en el comportamiento de la demanda y el acceso de los graduados al primer empleo dentro o fuera de los tradicionales sistemas de información.22,23
Entre los propios investigadores de las construcciones de sentidos en torno a la profesión, prevalece la idea de que la sociedad asume, a partir de un conjunto de estereotipos, a cualquier profesional de información como bibliotecario. Uno de los aspectos más interesantes encontrados en la información obtenida por medio de weblogs y revistas especializadas, resulta el análisis de la repercusión de esos sentidos en el desarrollo del mercado de trabajo de los profesionales.
La imagen de la profesión, heredada de otras sociedades y de otros tiempos permanece inmóvil con los atributos del estereotipo, reforzados por la complicidad de los grupos sociales de la actual sociedad. Algunos de los estereotipos más recurrentes, asociados con la profesión, se refieren a los siguientes aspectos:24-32
- Aspecto físico: prevalencia del sexo femenino o de hombres afeminados, de edad madura, con espejuelos, pelo recogido en un moño, ropa discreta, casi fúnebre.
- Relación con las comunidades de usuarios: poder que radica en su papel de mediadores entre el conocimiento y la necesidad de este que obliga al usuario de buscar sus servicios.
- Competencias profesionales: amplios conocimientos y cultura general, pero su función se diluye en el servicio, mayormente el nivel de utilización en las instituciones queda en lo tradicional, aunque entre sus herramientas de trabajo dispongan de las mejores y más avanzadas tecnologías.
Para el sector emergente del mercado de trabajo de la información, esos estereotipos erróneamente se traducen en salarios menores y estancamiento en el desarrollo de la profesión.33
Los medios de comunicación influyen en la formación de la imagen socialmente legitimada de la profesión de la misma manera que contribuyen a perpetuar las existentes. Cine, radio, televisión, prensa digital e impresa, reflejan el ejercicio el profesional casi siempre en el ámbito de la biblioteca.22,31,33,34
Diversos autores coinciden en que la imagen del profesional de la Bibliotecología y la Ciencia de la Información, como cualquier proceso social, no puede modificarse desde las conductas individuales y mucho menos puede predecirse su evolución, debido, entre otros factores, a los prejuicios y concepciones que se han enraizado profundamente en la sociedad.31,32
La opinión de Roggau, bastante idealista, sostiene que la profesión seguirá creciendo y adecuándose a los cambios permanentemente, mientras que la sociedad irá aprendiendo a ver la realidad con sentido crítico y con independencia de cualquier medio de comunicación; se cuestionará las ideas preconcebidas, las imágenes impuestas y el origen de ciertas actitudes discriminatorias.31
Ante los cambios ocurridos en los últimos años con respecto a la producción y circulación de información, el desmesurado volumen informativo y el valor nunca imaginado que adquirieron los datos, la información y el conocimiento, será difícil para los grupos sociales mantener los esquemas mentales vigentes. Quizá entonces la figura del profesional "detrás de la decisión", sea suplantada por la anhelada posición de agente generador de soluciones de inteligencia competitiva, desde la gestión de la información y el conocimiento.
Es de señalar que los estereotipos no son obligatoriamente negativos. Su existencia también puede ser positiva si se basa en un perfil flexible, apoyado en las funciones indelegables del profesional: la preservación como necesidad social y el acceso como derecho universal. En ese caso, los estereotipos podrían modificarse y fortalecerse en una imagen con más atributos positivos que negativos. Los cambios producidos por la globalización, las nuevas tecnologías, las exigencias de la sociedad de la información, entre otros factores, impulsaron una serie de cambios paradigmáticos en la profesión. Los profesionales han asumido este nuevo reto y se están posicionando favorablemente en este entorno. Algunos autores están convencidos de que ese perfil, en consonancia con los requerimientos actuales, impactará en el público y le permitirá comparar y repensar la imagen tradicional.30,31
Interesante resulta el hecho de que, siendo la imagen de los profesionales de la Bibliotecología y la Ciencia de la Información uno de los tópicos vitales para el desarrollo de la especialidad, se trata de forma limitada en la literatura científica. Las investigaciones encontradas en las publicaciones especializadas sólo representan a los bibliotecarios. Al hablar de profesionales de la información, los autores se refieren, por lo general, a retos y perspectivas que podrían significar cambios favorables en la imagen de esos bibliotecarios. Como factor determinante para lograr dichos cambios, casi siempre se menciona el desarrollo y ascenso en el uso de las tecnologías de información, sin mencionar las competencias tecnológicas que debe presentar el profesional para interactuar con los profesionales de la informática en equipos de trabajo.
Las preocupaciones en torno a cómo se representan o imaginan los grupos sociales al profesional de la información también han sido objeto de estudio en Cuba. Así, la revista Ciencias de la Información publicó un trabajo de Ponjuán Dante en que, mediante la aplicación de una encuesta a profesionales y estudiantes, se planteó que los problemas de la imagen del profesional de la información tienen un carácter fundamentalmente endógeno, y que los cambios favorables deberán partir de resultados palpables y constantes en la labor profesional y de formación.34
En 1999, en la propia revista, García y Torres publicaron un estudio dirigido a determinar la existencia o no de una representación social de los profesionales de la información. Los resultados de la investigación mostraron un campo de representación sin estructura o lo que era peor, inexistente. La profesión que se identificaba más frecuentemente como "profesional de la información" era la de periodista. Los autores concluyeron que el término "profesional de la información" evocaba a la tecnología avanzada (como una computadora en forma de elementos significativos que constituiría una imagen icónica). Dichas conclusiones sirvieron de punto de partida para que los investigadores indagaran en torno al concepto de profesional de la información. En este aspecto, ellos concluyeron que este posee un bajo nivel de discriminación y un alto nivel de abstracción/inclusión, lo que implicaba un bajo grado de consenso en la muestra acerca de quiénes son los profesionales de la información.35
En el Congreso Internacional INFO-2004, se presentó una ponencia sobre la autoimagen de los profesionales de la información y la que estos proyectaban a la sociedad. Se trataba también de los espacios de actuación laboral como profesional único para el análisis de información. La investigación concluyó que existía una subvaloración y discriminación del profesional de la información, visto mucha veces solo en el papel de bibliotecario, o como complemento de otras ocupaciones. Como resultado se ofrecía, además, una lista de las principales funciones que puede desempeñar el profesional. Como una de las grandes preocupaciones de la especialidad frente al desarrollo tecnológico, dicha lista descartaba la posibilidad de que los profesionales de otras ramas pudieran sustituir al especialista en Bibliotecología y Ciencias de la Información.36 En ese sentido, en el ámbito cubano, se identificó un perfil laboral muy diverso, que abarcaba campos de otras profesiones y viceversa. Una ventaja para los científicos de la información era el amplio conocimiento que tienen del tratamiento que se le debe dar a la información, y que los coloca fuera del peligro inminente de un reemplazo de profesión.30,31
Lamentablemente, en la revisión bibliográfica realizada no se encontró ninguna investigación que desde el punto de vista de la sociología de las profesiones, tomara como objeto al profesional de las ciencias de la información.
TENDENCIAS MUNDIALES DEL EMPLEO EN CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN
El mercado de trabajo en el sector de la información se encuentra segmentado en 2 grandes grupos: puestos relacionados con las tareas tradicionales de bibliotecas (predominantemente) y archivos y los puestos que corresponden a un mercado emergente. A estos últimos, algunos autores,37-39 coinciden en denominarlos como no tradicionales o de tendencia, entre los que se encuentran las consultorías y empresas.
Otros autores se refieren, además, al mercado de trabajo no ocupado e incluyen en él aquellas instituciones que no se cuentan entre las tradicionales, y las que aún no han incorporado un número representativo de profesionales de la información como para incluirlo en el emergente. En ese sentido, los autores apuntan, además, la incidencia de las características de la inserción laboral en los diversos países.40-42
El desarrollo de la sociedad del conocimiento, la necesidad de crear nuevas formas organizativas y estilos de dirección en las organizaciones en pos de la competitividad, la necesidad de desarrollar nuevos procesos productivos de información y comunicación, así como la necesidad de asumir la influencia del mercado sobre la información han determinado la tendencia a la formación de profesionales de la información con habilidades de gestión y liderazgo, con una visión y explotación de carácter industrial, con el uso de nuevas técnicas y tecnologías que satisfagan la necesidad de ofrecer nuevos tipos y velocidades de respuesta.43
Library Journal publica anualmente un informe de la American Library Association (ALA) sobre la función social de los profesionales de la información a escala mundial, resultado del análisis de los destinos laborales y sueldos alcanzados por los graduados en unidades de información previamente acreditados por esa institución. Entre los resultados de esos informes, emitidos desde 1950 hasta la fecha, los especialistas prevén las tendencias en el trabajo profesional y, de esa forma, ha sido posible determinar las competencias que deben adquirir los estudiantes en su formación.
En la década de los años 1950, se registró una escasez de profesionales y diversidad de empleos, la demanda creció a partir de los años 1970 y, 10 años más tarde, los empleos tradicionales en las bibliotecas tenían un lento desarrollo, mientras se expandía el desarrollo de empleos en otros sectores. Incluso, las tipologías de profesionales de la información, fundamentalmente en los países desarrollados, reflejaban vínculos con las ciencias técnicas. En los años 1990, como tendencia general, aumentaron los empleos no bibliotecarios, una situación que prevalece después del 2000, aunque permanece prácticamente invariable la tendencia al predominio de los puestos de trabajo asociados con las instituciones tradicionales.
Los datos indican que el sector de la información está en continuo crecimiento en proporción al resto de sectores profesionales.10 No obstante, los empleos en ese sector marchan a un ritmo significativamente más lento y han alcanzado niveles mucho más bajos que el resto de los empleos en el sector de los servicios.44
El trabajo de información, desarrollado tradicionalmente en bibliotecas, archivos y centros de documentación e información, se realiza predominantemente por las mujeres, mientras que en los puestos de trabajo en el sector no tradicional, como analistas de sistemas, directores de redes, gestores Web, entre otros, prevalece la presencia masculina.45
Por otra parte, las empresas privadas que ofrecen plazas a profesionales de la información, lo hacen desde una perspectiva tradicionalista, de manera que prevalecen los puestos de trabajo vinculados con la informática y la administración. Eso se debe, en parte, a la importancia del desarrollo tecnológico y estratégico de la organización, y también a que este es universal para todas las empresas.
En Brasil, por ejemplo, se realizó una investigación que arrojó los siguientes resultados: las ofertas de empleo son mayores para informática (42%) y administración de redes, sistemas, analistas de negocios, de mercado o financieros (39%) que para bibliotecarios (5%). A esa situación parecen contribuir las denominaciones, en el caso del bibliotecario, relacionadas en el imaginario de las organizaciones brasileñas a la institución biblioteca.46
El proceso de innovación y desarrollo de tecnologías de información y comunicación significó, por un lado, la creación de puestos de trabajo en la prestación y producción de nuevos productos y servicios informativos, y, por otro, la destrucción de empleos en el ámbito de las tecnologías cuando estas quedan obsoletas en las empresas que no logran seguir el ritmo de sus competidoras.47
Diversos estudios realizados en el ámbito internacional confirman esas tendencias. En el transcurso de los años 1990, las estructuras de empleo de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, pasaron del predominio del trabajo en bienes al predominio del trabajo con información.48
En Puerto Rico, los empleos relacionados con la información se pueden obtener no sólo en bibliotecas y centros de información, sino también en unidades de inteligencia competitiva, departamentos de intranet, centros de gestión del conocimiento y organizaciones de gerencia de contenidos. Esa variedad ha determinado la tendencia al aumento de la demanda de profesionales y la formulación de estrategias de formación, adecuadas a la necesidad.6
Los países miembros de la Unión Europea tienen la particularidad de contar con un sistema de gestión de competencias de los profesionales de la Información y la Documentación por medio de la identificación de las necesidades de capacitación de estos y sus ámbitos de actuación.49 No obstante, en el viejo continente hay unos 367 mil puestos en el sector de las tecnologías de información que no han sido cubiertos. Esta realidad refleja la insuficiencia de la velocidad y capacidad de formación de profesionales respecto a su demanda en el mercado de trabajo.50 A pesar de lo señalado, resulta digna de destacar la importancia y vitalidad del sector de la información en España. Allí se cuenta con la Agencia Nacional de Evaluación y Certificación (ANEC), encargada de certificar la calidad de los profesionales de la información en el país. Como regla general, el sector público es el principal ámbito de trabajo de los titulados en Biblioteconomía y Documentación,10-15 Sin embargo, resulta notable el crecimiento de la inserción laboral en el sector privado, fundamentalmente como documentalistas, archiveros y gestores de información.14,16,17,18
Como tendencia, en este país, el empleo sigue siendo mayoritariamente institucional y el acceso a este se produce por medio de la clásica oposición. No obstante, cada vez con más frecuencia la empresa privada empieza a demandar este tipo de profesionales para sus cuadros organizativos. Por otro lado, una buena parte de los estudiantes de Biblioteconomía y Documentación accede a su primer empleo por medio de becas y convenios de prácticas, antes de titularse.10,11,16
El ámbito de trabajo de los titulados españoles puede llegar a ser muy diverso:16
- Archivos nacionales, archivos de instituciones y organismos de la administración pública y archivos privados (eclesiásticos, de empresa y de otros organismos).
- Bibliotecas públicas (ministerios, diputaciones, parlamentos, etc.), universitarias y de centros de enseñanza primaria y secundaria.
- Centros de recursos pedagógicos.
- Bibliotecas especializadas y centros de documentación de la administración pública y de empresas e instituciones: departamentos de la administración, fundaciones, colegios profesionales, bufetes de abogados, hospitales, museos, despachos de arquitectos.
- Empresas de soporte de servicios bibliotecarios: catalogación retrospectiva, asesoramiento técnico, consultorías documentales.
- Medios de comunicación, redacciones de diarios, servicios de prensa: organización de dossieres, organización de la documentación textual, gráfica, audiovisual y digital.
- Librerías y distribuidores de libros y otros materiales bibliográficos: información bibliográfica, búsquedas documentales, servicios externos a bibliotecas.
- Editoriales: elaboración de obras de referencia, búsquedas documentales, elaboración de índices, creación de bases de datos, organización de la documentación.
- Gestión de contenidos en empresas de creación y difusión de bases de datos.
- Empresas de informática, de software, de telecomunicaciones: análisis de sistemas, difusión de productos, formación de usuarios, elaboración de manuales.
- Portales Web y empresas de Internet: creación de páginas Web, bases de datos Web, gestión de contenidos, accesibilidad y usabilidad.
- Consultorías empresariales, financieras, legales y de recursos humanos.
Machlup, pionero de la "economía de la información", llegó, en 1962, a la conclusión de que mientras en 1900, sólo el 11 % de la población empleada en Estados Unidos eran "trabajadores del conocimiento", en 1959, la cifra llegaba casi al 32 %. Los cálculos posteriores de Porat mostraron que en 1970, el 50,6 % de la población activa eran "trabajadores de la información". Treinta años más tarde, el norteamericano Bureau of Labour Statistics, ofrecía los datos de que el 37 % de los nuevos empleos creados en el país, durante 1998, correspondieron al sector de la información. La cifra era sumamente relevante si se consideraba su incremento en un 22 % en sólo tres años.1,51
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos identifica en los profesionales de la información un conjunto de "atractivas" habilidades para obtener empleos en el sector privado: habilidades en investigación y organización, conocimiento de bases de datos y de sistemas de automatización de bibliotecas, capacidad de revisar vastas cantidades información, analizarlas, evaluarlas y organizarlas de acuerdo con las necesidades específicas de la compañía y manejo de la información en la Internet como analistas de sistemas, adiestradores, Webmaster y desarrolladores de redes.52
Sin embargo, actualmente, en Estados Unidos, los graduados de Archivística, Bibliotecología y Ciencia de la Información trabajan, mayoritariamente, en el sector educacional. Pocos graduados de esas especialidades se encuentran empleados en el sector corporativo, otro número, también pequeño, labora en museos. 23 Para el 2010, ese organismo prevé el incremento de profesionales de la información a 10 000, pero no especifica cuántos de ellos serán egresados de las llamadas LIS (Library and Information Science). Acerca del salario de los especialistas en información, se registra una media de $ 42 730 anuales, algunos miles menos que la media de los administradores de bases de datos con $ 51 990.
Debe destacarse que las profesiones, denominadas por Machlup y Porat como informacionalmente rutinarias (como la captura de datos), han pasado del 60% del total del empleo en este sector al 52 % en 1994. Mientras tanto, los trabajos no rutinarios (creación de información y conocimiento) han pasado del 40 % del total de la población ocupada en el sector al 48 %.53
En Irlanda, se estima que el 60% de los puestos en el sector de la información se encuentran relacionados con el trabajo bibliotecario tradicional (se incluye en esa cifra a un 4% dedicado a la actividad archivística), y el 40 % restante está dedicado al mercado emergente, no tradicional. Los cargos mayormente ocupados por los profesionales de la información irlandeses son: directores/gerentes de información, bibliotecarios y asistentes de bibliotecarios.40
Por otro lado, las investigaciones de la Universidad de Sheffield sobre el empleo de los egresados del programa de Maestría en Gestión de Información confirman la fortaleza del mercado de trabajo para los profesionales de la información en cuestiones relacionadas con el diseño y gestión de bases de datos, búsquedas de información e Internet.53
Con frecuencia, los empleadores no buscan específicamente a los graduados de estudios de información para ocupar puestos de gestión de información, sino que, a veces, prefieren personal con experiencia en el trabajo de las organizaciones. Algo parecido sucede con los puestos de trabajo en museos, en los que prefieren contratar a historiadores.54 Sobre esa tendencia, Moore opina que las cualificaciones en Bibliotecología e Información por sí solas, comúnmente no son suficientes para obtener un empleo en el mercado emergente. Generalmente, son necesarios otros atributos o una gran identificación con la organización empleadora.55
En su estudio, el autor muestra que el mercado de trabajo del sector de la información se puede dividir en tres grandes grupos:55
- Empleos para bibliotecarios y trabajadores de la información.
- Empleos para analistas de información e investigadores.
- Empleos para especialistas en sistemas de información.
En Australia, la mayor parte de los profesionales de la información se desempeñan como bibliotecarios, directores de información y, en menor medida, gestores de sitios Web, jefes de redes y controladores de datos. Un porcentaje creciente de graduados de estudios de la información en Australia encuentran empleo a tiempo completo, especialmente los graduados de Bibliotecología.19
El proceso de integración de los países del Cono Sur condujo a los profesionales de distintas áreas del conocimiento a la búsqueda de dinámicas que ampliaran la cooperación en los asuntos de formación-información. Aprovechando la negociación económica y política, la gestión de la información se ha convertido en un factor de producción y desarrollo del Mercosur. En ese sentido, la Universidad Nacional de Misiones, en Argentina, reconoce que las bases para el éxito de los profesionales de la información en el mercado laboral son su independencia, la utilización de los nuevos espacios que el mercado ofrece, su facilidad para comunicarse con sus empleadores y con sus clientes, y la disposición de competencias adecuadas al mercado laboral.56
En la Clasificación internacional de ocupaciones, definidas por la OIT, las asociadas con la especialidad, se denominan Archiveros, Bibliotecarios, Documentalistas y afines,3 e incluye tareas propias del perfil más clásico de la especialidad. Esa clasificación sirve de base para que los países elaboren sus propias clasificaciones.
CONSIDERACIONES FINALES
Si se entiende que lo "imaginario" es creación incesante e indeterminada que en alguna medida crea, formaliza "algo" al límite de lo que se entiende por lo "real" y "racional" (resultado mismo de esa creación), el imaginario social de los profesionales de las ciencias de la información, posee particularidades espacio-temporales e individuales. Primero, porque se trata de la acción de diversos actores que participan en la construcción de ese imaginario de manera directa o indirecta. Segundo, porque de su intervención dependen las características descritas en ese imaginario. Y tercero, porque el estudio de los imaginarios contribuye al desarrollo profesional en el campo de las ciencias de la información. Es decir, para los diferentes contextos, el imaginario social de los profesionales de las ciencias de la información tiene rasgos muy particulares, y esas características varían con el transcurso del tiempo.
Algunos factores que pudieran intervenir de manera directa o indirecta en el proceso de creación de los imaginarios son los siguientes:
- En el contexto teórico: el desarrollo teórico-investigativo de la ciencia.
- En el contexto universitario: los planes de formación.
- En el contexto profesional: las asociaciones profesionales; las instituciones empleadoras.
- En el contexto social: el conocimiento de la profesión, la acción de los profesionales en favor del desarrollo social.
Al hablar de los actores de la creación imaginaria es indispensable mencionar, de un lado, a profesores, estudiantes y profesionales en ejercicio, y, del otro, en intercambio con los primeros, a los usuarios de los sistemas de información, los empleadores y representantes de otras profesiones, que de manera indirecta y, probablemente circunstancial, también aportan a la construcción de ese imaginario.
Pero no todos los actores influyen de la misma forma y en la misma medida en la construcción del imaginario, sin mencionar que este sea favorable o no al profesional. De manera que su análisis deberá realizarse en dependencia de los contextos.
Estudiar la especialidad en el nivel universitario tiene la garantía de una ubicación laboral, aunque en el contexto cubano el empleo obtenido no necesariamente está en correspondencia con las expectativas de los egresados, sino que con los objetivos e intereses nacionales. Es de señalar que eso tampoco garantiza la satisfacción de las necesidades de las instituciones cuyas expectativas pueden no corresponderse con los resultados que obtenga el nuevo "empleado" para su organización.
No es suficiente que un profesional de la información obtenga la titulación en el perfil para convertirse en gerente de información. Como regla general, los empresarios prefieren contratar especialistas en su área de producción con habilidades informativas. A nivel mundial y en otras profesiones sucede algo parecido. Benasinni analiza esa problemática al hablar del imaginario social de los comunicadores:
" estudiar comunicación no garantiza per se el ingreso al campo profesional. De hecho, abundan los empleadores y comunicadores que en foros públicos sostienen que contratan a egresados de otras licenciaturas o bien, que no es necesario pasar por una escuela de comunicación para desempeñarse profesionalmente en el campo".57
Las dependencias e interrelaciones teóricas, sociales, temporales y contextuales sobre las cuales se ha reflexionado en la presente contribución, demuestran la influencia del empleo de los profesionales en la construcción de un imaginario social acerca de él, y de la misma forma, esas imaginaciones generadas socialmente, que contribuyen positiva o negativamente al desarrollo profesional en el campo.
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Recibido: 8 de abril de 2009.
Aprobado: 13 de abril de 2009.
Lic. Sulema Rodríguez Roche. Departamento Bibliotecología y Ciencias de la Información. Facultad de Comunicación. Universidad de La Habana. Calle G no. 506 e/ 23 y 21. El Vedado. Plaza de La Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. Correo electrónico: sulema@fcom.uh.cu
Ficha de procesamiento
Clasificación: Artículo original.
Términos sugeridos para la indización
Según DeCS1 EMPLEO; MERCADO DE TRABAJO; CIENCIA DE LA INFORMACIÓN.
EMPLOYMENT; JOB MARKET; INFORMATION SCIENCE.
Según DeCI2
ACCESO AL TRABAJO; OPORTUNIDADES DE EMPLEO; BIBLIOTECARIOS; CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN.
ACCESS TO WORK; EMPLOYMENT OPPORTUNITIES; LIBRARIANS; INFORMATION SCIENCES.
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