INTRODUCCIÓN
La formación de los especialistas de Medicina General Integral (MGI) en Cuba se desarrolla en la propia área de salud donde ellos ejercen la profesión: policlínico o consultorio médico, bajo la estrategia de atención primaria de salud (APS). Por su parte, la educación en el trabajo constituye la principal forma de organización de la enseñanza, donde los tutores desempeñan un papel protagónico y dinamizador en la formación de conocimientos y habilidades profesionales. El buen desempeño tutelar es una de las claves para lograrlo, y para lograr el hacer bien se necesita el buen saber y el buen ser.1,2
Es en este contexto donde la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor cobra un papel de invaluable importancia, pues, a través de su función de retroalimentación, permite corregir las deficiencias que se detecten. La evaluación debe ser el eje impulsor y motivacional del desarrollo de los procesos de superación profesional, lo cual influye en el individuo evaluado, en la institución donde labora, y en la comunidad a la cual se dirigen los resultados, como expresión de garantía social.
En la actualidad, la evaluación profesoral se realiza según lo que indica la Resolución no. 718 de 2015 del Ministerio de Educación Superior,3 donde se establece el procedimiento para la evaluación anual de los profesores universitarios que ejercen la docencia en los centros de educación médica superior y otros del Sistema Nacional de Salud (SNS). Los autores identifican que en este documento no se contemplan determinados criterios e indicadores específicos para evaluar la función de tutoría. En la práctica, la evaluación se realiza de forma indirecta, a partir de los resultados asistenciales y de la calidad de los trabajos de terminación de la especialidad, y existe una necesidad real de obtener información sobre la calidad de la enseñanza tutelar en la APS.
Si bien en la literatura consultada4-7 aparecen considerables referencias en relación con las tendencias y estrategias educativas para la educación médica, no se encuentran con frecuencia estudios relacionados de manera particular con la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI, ya que en este ámbito se pondera el desempeño laboral e investigativo.
Para evaluar, resulta imprescindible la construcción de instrumentos como herramientas en función de establecer resultados medibles. Por tal motivo, Delgado8 citó a Ponce, García y Caso, quienes alertaron sobre la importancia de optimizar los criterios de medida en el diseño de instrumentos dirigidos a evaluar las competencias de tutores universitarios, para así lograr juicios más acertados. Incluso otros investigadores como Acosta,9 abogan por la utilización de métricas para la evaluación del desempeño, dada la problemática asociada a la subjetividad en este proceso.
Este trabajo tuvo como objetivo construir y validar un instrumento para evaluar el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI.
MATERIALES Y MÉTODOS
Esta investigación tiene un enfoque mixto y un diseño transversal analítico.
Desde los referentes teóricos de la educación avanzada, se aplicaron los siguientes métodos: teóricos: análisis y síntesis, inducción-deducción, enfoque sistémico; empíricos: análisis documental, encuesta, observación y criterio de expertos; estadísticos: estadística descriptiva (valores absolutos y porcentuales), coeficiente alfa de Cronbach y coeficiente W de Kendall.
Procedimientos: parametrización10 y triangulación metodológica.11
Se trabajó en cinco fases:
Fase I: revisión bibliográfica
Se realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed y SciELO y en el motor de búsquedas Google Académico, con la finalidad de identificar un instrumento que permitiera evaluar el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI. La búsqueda se realizó considerando los tópicos: “tutoría”, “funciones del tutor”, “desempeño profesional pedagógico”, “evaluación del desempeño”, entre otros. Se identificaron algunos instrumentos, sin embargo, no atendían a las necesidades del presente estudio.
Fase II: parametrización de la variable
Variable: desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI.
Tipo: cualitativa ordinal.
Definición conceptual: proceso sistemático, continuo y flexible, de carácter social, que permite valorar el cumplimiento de las funciones, acciones y tareas como tutor de la especialidad de MGI, que se expresan en el modo de actuación profesional, y que complementan la evaluación profesoral en el contexto de la educación en el trabajo.
Al realizar la derivación sucesiva en el proceso de parametrización de la variable, esta quedó estructurada en tres dimensiones (cognoscitiva, procedimental y comportamental) y 19 indicadores. Los indicadores se seleccionaron a partir de las funciones que se establecen para el tutor de la especialidad de MGI,12,13 y estuvieron relacionados con aspectos docente-metodológicos, investigativos y de comunicación, como elementos fundamentales a tener en cuenta en el proceso formativo.
En la tabla 1 se muestran las dimensiones con sus respectivos indicadores y el descriptor de la escala de calificación.
El siguiente paso fue la elaboración de los instrumentos para la recolección de la información a partir de los indicadores seleccionados (guía para el análisis documental, encuesta a tutores de MGI, encuesta a residentes de MGI, guía de observación al desempeño pedagógico del tutor de MGI). Mediante el procedimiento de triangulación metodológica, se obtuvo un instrumento para evaluar el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI.
Fase III: análisis de la validez de contenido
Para la concreción del método se siguieron los pasos: definición de objetivos; selección de expertos; elaboración de cuestionario; validación según criterios de Moriyama,14 modificados según las necesidades de este estudio, y aplicación del coeficiente W de Kendall para evaluar el nivel de concordancia entre los jueces.
Los criterios para la selección de los posibles expertos fueron los siguientes:
Ser médico especialista en MGI o, en su defecto, profesional universitario relacionado con la educación médica, con amplios conocimientos en la función de tutoría.
Poseer título de máster y/o doctor en Ciencias de la Educación Médica o Ciencias Pedagógicas.
Poseer más de quince años de experiencia en la educación médica superior o en la educación superior.
Poseer resultados positivos en investigaciones sobre tutoría.
Estar dispuesto a participar en la investigación.
Se elaboró una lista de 33 posibles expertos, de los cuales 17 accedieron a participar en la investigación. La literatura consultada14-16 coincide en que son suficientes entre 10 y 30 expertos, lo que además se complementa con la pertinencia de los mismos y el posible acceso a ellos.
Nivel de competencia de los expertos (K): se utilizó la metodología propuesta por el Comité Estatal de Ciencia y Técnica de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.17
Los criterios que se tuvieron en cuenta para esta valoración fueron:
Criterios de Moriyama:
Razonable y comprensible (RC): si se comprende la inclusión del ítem en relación con la dimensión que se pretende medir. Si se justifica su inclusión en el instrumento, o si este puede eliminarse porque no existe ninguna relación entre lo que la dimensión establece o el test explora y la situación que se pretende medir.
Sensible a variaciones (SV): si el ítem es capaz de discriminar entre diferentes grados del comportamiento de la característica estudiada.
Con suposiciones básicas justificables (SJ): si se justifica la inclusión del ítem en el instrumento. Se debe determinar si el ítem aporta algún elemento o información adicional, o simplemente lo que hace es redundar en la información que otros ítems aportan más eficientemente.
Con componentes claramente definidos (CD): si cada ítem se define claramente.
Derivable de datos factibles de obtener (DF): si a partir de las respuestas del ítem se puede obtener información.
Correspondencia con los objetivos de la investigación (CO).
A cada criterio, el experto debió dar una puntuación en la casilla correspondiente al ítem que se está evaluando, según la siguiente escala: 0: Nada; 1: Poco; 2: Mucho (0 puntos para la peor calificación y 2 puntos para la mejor).
Se consideró que el ítem era bueno cuando al menos el 70 % de los expertos lo evaluó en la categoría Mucho en los seis juicios que se consideraron.
El valor del coeficiente W de Kendall oscila entre 0 y 1. Cuando W se acerca a 0 significa la ausencia de acuerdo en la evaluación emitida por los expertos, y cuando se acerca a 1, indica el máximo acuerdo entre ellos. De forma general, se considera que existe acuerdo cuando este valor es mayor de 0,7.18
Fase IV: análisis de la confiabilidad del instrumento
Para medir la consistencia interna del instrumento, se utilizó el cálculo del coeficiente alfa de Cronbach. Se realizó una prueba piloto con una sola aplicación del cuestionario a 15 tutores del municipio Martí.
El valor mínimo aceptado del coeficiente alfa de Cronbach fue de 0,70 y el valor máximo esperado fue de 0,90. Valores por debajo de 0,70 fueron considerados como baja consistencia interna de la escala, y por encima de 0,90 como redundancia o duplicación, por lo que se consideró que los ítems redundantes deberían ser eliminados. Los valores considerados como adecuados para concluir que el instrumento de forma indirecta era un constructo válido fueron de 0,80 a 0,90.
Fase V: aplicabilidad
Con el objetivo de comprobar la validez práctica del instrumento propuesto, se aplicó a los tutores de la especialidad de MGI de los policlínicos docentes Dr. Carlos Juan Finlay y Francisco Figueroa Veliz, del municipio Colón (20), con fines de diagnóstico.
Para el análisis de los resultados, se tomaron los valores de la categoría Bien y se siguió la siguiente regla de decisiones:
RESULTADOS
Se seleccionaron 15 de 17 expertos posibles, en base al cumplimiento de la totalidad de los criterios establecidos para la selección de los mismos en la fase III del estudio, y el procedimiento de cuantificación del coeficiente de competencia K, que resultó 0,83 (alto).
En la tabla 2 se expone la distribución de expertos que evaluaron los ítems del instrumento propuesto en la categoría Mucho, según los criterios de Moriyama.
Más del 70 % de los expertos encuestados evaluaron en la categoría Mucho los criterios establecidos por Moriyama, adaptados a esta investigación, en los 19 ítems del instrumento propuesto, por lo que se consideró que obtenían la categoría Bueno y debían permanecer en el mismo.
El valor calculado para el coeficiente W de Kendall a cada ítem del instrumento estuvo por encima de 0,7. A este valor le correspondió una probabilidad de 0,00 con una correlación significativa menor que 0,01 y un nivel de confianza del 99 %, lo que sugiere que existe alta concordancia entre los jueces.
Sin embargo, aunque estos resultados son positivos, los autores tomaron en cuenta algunas consideraciones de los expertos, las cuales pueden perfeccionar el resultado final. Así, se decide, en la dimensión comportamental, integrar los ítems 3.3 y 3.4 en uno solo, pues una comunicación educativa efectiva incluye el logro de la empatía del tutor con el residente. De esta forma, quedó el instrumento conformado por 18 ítems, ocho en la dimensión cognoscitiva, cinco en la procedimental y cinco en la comportamental. Se realizó una prueba piloto a 15 tutores de la especialidad de MGI, donde se obtuvo un buen nivel de comprensión de los ítems; consideraron que tenían una redacción clara y precisa.
En el análisis de la confiabilidad del instrumento para evaluar el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI, el coeficiente alfa de Cronbach resultó 0,80 en la dimensión cognoscitiva, 0,84 en la procedimental y 0,86 en la comportamental. El promedio del instrumento en general fue 0,83, por lo que se consideró con alta confiabilidad.
Los resultados de la aplicación del instrumento propuesto con fines de diagnóstico se presentan en la tabla 3.
En la dimensión cognoscitiva estuvieron representados ocho ítems. El nivel de actualización en los contenidos de MGI resultó ser una potencialidad, con el 100 % de los tutores evaluados de Bien. Tres ítems se evaluaron en desarrollo, al presentar valores correspondientes a un nivel Medio. Estos fueron: nivel de conocimientos sobre las funciones del tutor (60 %), sobre el modelo del profesional a formar (55 %), y sobre el uso de las TIC para la superación profesional, la docencia y la investigación (75 %).
Los cuatro ítems restantes fueron evaluados en el nivel Bajo y representaron problemas: dominio de las modalidades de la educación en el trabajo en la APS (50 %), de los componentes didácticos en el proceso de tutoría (45 %), del conocimiento sobre sobre metodología de la investigación (40 %), y del uso de los buscadores de información científica (35 %).
La dimensión procedimental se valoró en cinco ítems. Se clasificaron como potencialidad tres de ellos: el nivel de integración del conocimiento (80 %), el grado en que promueve la cooperación y el trabajo en equipo (89 %), y la relación de los temas de investigación con el banco de problemas del policlínico o prioridades del SNS (90 %).
El ítem relación de las actividades presenciales con las de tutoría, resultó clasificado en desarrollo (60 %), y como problema se consideró el nivel en que organiza, planifica, ejecuta y controla las actividades de tutoría (45 %).
La dimensión comportamental estuvo representada por cinco ítems. De ellos, dos fueron evaluados como potencialidad, con nivel alto: el estímulo al reforzamiento de valores y ética médica, y el nivel en que promueve la empatía y la comunicación educativa efectiva con el residente (100 %). Un ítem resultó en Desarrollo, con un 75 % (nivel en que estimula el interés por la actualidad nacional, internacional, la historia de Cuba y de la localidad). Los dos restantes constituyeron problemas: nivel de participación en actividades de superación posgraduada relacionadas con la tutoría (35 %), y el estímulo que realiza en cuanto a la participación en eventos científicos y la producción científica del residente (20 %).
DISCUSIÓN
Los autores consideran que la evaluación del desempeño profesional pedagógico del tutor de especialidades médicas debe ser particularizada, si se tiene en cuenta que la educación en el trabajo es su forma organizativa fundamental. Debe incluir indicadores que mediante el diagnóstico permitan direccionar las acciones educativas y de superación de forma individual, departamental e institucional.
De igual forma, coinciden con el criterio de investigadores de la teoría de la educación avanzada, que colocan al ser humano en el centro de solución de sus problemas y comprometido con su entorno y la educación de los demás.19
En el caso del tutor de la educación médica, es necesario reconocer que son graduados de una de las carreras de las Ciencias Médicas, donde no obtienen preparación pedagógica. A juicio de los autores, el diagnóstico del estado del desempeño tutelar mediante la aplicación de tecnologías de evaluación del desempeño, permitiría un diseño contextualizado de las formas de mejoramiento, de acuerdo a las necesidades.
El instrumento que se presenta particulariza en el cumplimiento de las funciones del tutor, y pretende complementar y enriquecer la evaluación profesoral, haciéndola más funcional y operativa.
Los autores concuerdan con Alpízar, Añorga y Borges,20 cuando se refieren a que la evaluación del desempeño pedagógico del tutor de especialidades médicas debe estar en correspondencia con la evaluación de los componentes de sus competencias, y en el caso del tutor, con el cumplimiento de sus funciones.
También coinciden con Morán,21 cuando plantea que el desempeño se debe evaluar en situación real, no simulada, para determinar si la persona puede actuar de manera pertinente ante distintas situaciones y contextos que reclaman un claro criterio de calidad.
A pesar de esto, no son frecuentes los estudios concretos sobre la evaluación del desempeño del tutor en los procesos formativos en salud. Es una tarea que muchos tutores asumen sin una adecuada preparación pedagógica, que puede generar en los estudiantes experiencias frustrantes. A menudo, se replican modelos tradicionales de docencia y se realiza la actividad del tutor de forma intuitiva.
De los instrumentos revisados, se encontró como relevante el de Alpízar, Añorga y Borges,20 para evaluar el desempeño pedagógico del tutor de especialidades médicas. Lo desarrollan en las dimensiones didáctica, científico-investigativa y comunicativa. Los autores consideran que, aunque tiene un perfil holístico, la especialidad de MGI tiene características específicas al desarrollarse en la APS, con un perfil amplio, y ser la única especialidad que atiende al individuo, la familia y la comunidad en su propio contexto. De ahí se deriva el nivel de particularización de los indicadores implicados en el instrumento que se propone.
Hernández y Amador22 elaboraron un instrumento para evaluar la percepción sobre la tutoría metodológica en los cursos de Especialización Médica en México. Ellos consideraron que para poder brindar una adecuada tutoría, como primer requisito el tutor debe ser un experto, no solo en metodología de la investigación para la elaboración de proyectos, sino también en el proceso de tutoría, dirección y manejo de grupos, así como en el tema específico de investigación; además, se debe evitar la sobrecarga de trabajo, favorecer una adecuada relación y comunicación con los tutorados, en un ambiente y espacio favorables para el desarrollo de la asesoría. Los autores coinciden con estos planteamientos, pero, como se refirió antes, contextualizar los indicadores evaluativos es primordial para identificar resultados reales de la población que se estudia.
Se concluye que este estudio permitió construir y validar un instrumento para evaluar el desempeño profesional pedagógico del tutor de la especialidad de MGI. Como herramienta diagnóstica, posibilita direccionar las acciones educativas y de superación para los tutores de forma individual, departamental e institucional. Además, puede enriquecer la evaluación profesoral, con el propósito de que constituya el motor impulsor del mejoramiento integral de la actividad del tutor en el posgrado.