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Humanidades Médicas

versión On-line ISSN 1727-8120

Rev Hum Med v.10 n.2 Ciudad de Camaguey Mayo-ago. 2010

 

Cátedra

 

Tula Aguilera, médica y pedagoga

 

Tula Aguilera, physician and teacher

 

Libys María Alcaraz GonzálezI

I. Licenciada en Educación especialidad Español y Literatura, Máster en Cultura Latinoamericana, Profesora Asistente, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Departamento de Extensión Universitaria, Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70 700. libys@iscmc.cmw.sld.cu

 


RESUMEN

Gertrudis Aguilera Céspedes desarrolló su labor profesional tanto en el ámbito de la medicina como en la docencia. El reconocimiento del desempeño en el segundo escenario citado es el propósito de este trabajo. Para ello se revisó una amplia bibliografía, de la cual se ha hecho una selección que brinda credibilidad a la investigación. Su labor pedagógica la llevó a las aulas de instituciones prestigiosas de Camagüey y representó un valioso aporte en la pedagogía del territorio y de la nación.

Palabras clave: Gertrudis Aguilera Céspedes; pedagogía cubana; pedagogía


 

ABSTRACT

Gertrudis Aguilera Céspedes carried out her professional career both in medicine and teaching. This article aims to acknowledge her practice as a teacher. An extensive bibliography was consulted, out of which a selection was made to support this research work. She taught at important institutions in Camagüey, which significantly contributed to Cuban teaching.

Keywords: Gertrudis Aguilera Céspedes; Cuban teaching; teaching


 

 

INTRODUCCIÓN

“La ciudad es un emporio del mundo cultural regional y nacional […]”,1 recorrer los senderos olvidados o ignorados de su historia o de la vida de una persona, es una vía de conservar la memoria cultural y traer a la contemporaneidad sucesos que fluyen del pasado. Sin pretensiones de biografiar, según Freud: “la verdad biográfica es inaccesible”,2 resulta atrayente reconstruir momentos significativos de la existencia de Gertrudis Aguilera Céspedes, Tula, y del contexto socio-cultural en el que ella se inserta, por la cientificidad en su labor profesional, la obra benéfica desarrollada a favor de Puerto Príncipe y la posición de vanguardia como mujer, en la sociedad camagüeyana de los primeros cincuenta años del siglo XX.

Su principal legado aparece en el campo de la Medicina, pero no solo la ciencia médica recibió esmerada atención de ella, sino también la Pedagogía; fue miembro de las directivas de la Asociación Médica de Camagüey –desde su fundación–, del Camagüey Tennis Club, de la Revista de la Asociación Femenina, de las Girls Scouts, de la Federación Nacional de Mujeres Profesionales de Negocios de Cuba, de la Fundación Cubana del Buen Vecino, de la Liga Nacional de Defensa del Niño –su presidenta–, del Comité de Damas Leonas camagüeyanas; integrante también de la Sociedad Lyceum; declamadora en veladas culturales y actividades benéficas celebradas en los teatros Principal, Avellaneda y en el Liceo; conferencista en las diversas sedes de las asociaciones mencionadas; colaboradora radial y conductora de un programa de la CMJK La Voz de El Camagüeyano y en la emisora de Rafael Valdés Jiménez, la CMJA; congresista en eventos médicos, pedagógicos y sociales; escritora y divulgadora de los más avanzados estudios de nutrición en el mundo, puestos en práctica primero en su ciudad, después en el país y aprobados para su aplicación en América.

Lo anterior revela una meritoria labor profesional y social que le concede por derecho propio un sitio de honor en la historia de la cultura cubana a la guajirita que nace en Berrocal, un poblado de Guáimaro, el 28 de diciembre de 1888.

DESARROLLO

Hablar de la etapa estudiantil de Tula precisa remontarse a la fecha en que Gertrudis cumple la edad establecida para iniciar los estudios primarios (1894). No existe constancia de que haya escuela y maestro(a) en el caserío en ese instante, lo que lleva a considerar como ella misma expresó en su libro Alimentos y nutrición en gráficas y cantos populares: “sin un estudio formal/ yo, con mi madre, aprendía.”3 La progenitora comenzó la labor de formación del intelecto de una niña amante de la naturaleza, que disfrutaba lo mismo de las excursiones con sus hermanos varones por el ambiente campestre natal, como de las fugas a la labranza del padre. El apego a la familia y el amor a la tierra no se desligaron de la futura talentosa mujer.

Dos años más tarde Cuba volvía a la insurrección para liberarse del coloniaje español; con ella, también Guáimaro. Berrocal sufrió nuevamente los embates de otra contienda y quedó devastado. No existe confirmación de la presencia de persona alguna que se dedicara a la educación por esos lares, más en un período de guerra. Sin embargo, en diciembre de 1899, por una orden militar norteamericana, se autorizó con carácter provisional a emplear a cualquier hombre o mujer, suficientemente preparado, para ejercer la docencia.4

En virtud de la anterior orden y de otras, que dispusieron la obligatoriedad de la asistencia a la escuela para los niños de seis a catorce años y el nombramiento de inspectores provinciales y municipales, se conoce que Tula recibió instrucción en su medio rural –de gran valía para ella– y fue Saturnino Marrero, en su labor de inspección, quien descubrió el interés y las posibilidades de la estudiante para seguir superándose, pero esta vez en la ciudad.3

Salió de Berrocal aproximadamente con quince años y vino a la casa de sus padrinos Indalecia e Ignacio, los que a partir de ese momento sufragaron los gastos de su educación. Ellos eran personas bien acreditadas en Camagüey y con la ayuda de las influencias como la de Chapellí Marín,I teniente de la Policía Municipal, ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza.

Gertrudis comenzó el bachillerato en 1904 y aunque su expediente académico es el único que falta del grupo de graduados con ella, pudieron constatarse en el de su compañero Mariano Brull CaballeroII las asignaturas cursadas: Geografía e Historia Universal, Gramática Castellana, Literatura Preceptiva e Histórica, Aritmética y Álgebra, Lógica, Enseñanza Cívica e Inglés. Todas estas aparecen junto a otras en el plan de estudios propuesto por Enrique José Varona para preparar al bachiller, que se comenzó a aplicar en el país el 30 de junio de 1900.4 La posibilidad de haber revisado ese documento escolar esclarecería la totalidad de las materias examinadas, porque en el Plan Varona aparecían además Física, Química, Cosmología, Biología, Sociología, Historia Natural y Francés. Lo que sí está registrado es su nombre en la relación de alumnos que terminaron el nivel en el curso de 1907-1908 y ya desde aquí comenzó a descollar: es la única mujer graduada.

Paralelamente a esos estudios se examinó en 1906 para obtener el título de Maestra de Instrucción Primaria y lo logró. En Camagüey no existía Escuela Normal en el período, pero desde 1901 en el país se estableció una formación emergente de docentes, a través del sistema conocido como Maestros de Certificado y también las llamadas Escuelas Normales de Verano, que funcionaron hasta 1909.5 Este empeño de obtener dos calificaciones en pocos años, corrobora su capacidad intelectual y su deseo de transmitir los conocimientos adquiridos a sus semejantes.

  Pero su afán de superación no concluye: sueña con ser médico y aprovecha las vacaciones para, en la finca paterna, darle a conocer a don Antonio su anhelo. Él deseaba que ella comenzara a ejercer el magisterio porque la economía familiar no permitía costearle carrera. Sin embargo, su tío y padrino, convertido en tutor, respaldó la decisión tomada por la sobrina y la llevó a La Habana, para los trámites de matrícula. Tula no permitió que titubearan con la carrera escogida: Medicina y no otra.6

La solicitud de iniciar estudios superiores se realizó el 28 de septiembre de 1908, sin pérdida de tiempo después del egreso como bachiller y aunque tuvo que retrasarse, por falta de recursos, en el abono de algunos plazos de matrícula, estos fueron autorizados.III La descripción de sus resultados académicos confirmó la entrega al estudio y el aprovechamiento óptimo en él, más de la mitad de las materias examinadas fueron reconocidas con la mejor nota.

Su graduación constituyó un acontecimiento en la provincia natal y un triunfo de las mujeres del momento. El CamagüeyanoIV reflejó el suceso los días 21 y 27 de junio de 1913:

“Doctora y sobresaliente”

Según expresivo telegrama de ayer tarde, que tuvieron la bondad de enseñarnos sus familiares, ya la aprovechada estudiante camagüeyana, distinguida señorita “Tula” Aguilera, descendiente directa del gran patriota del 68, ha sufrido en la Universidad Nacional su examen último: el de doctorado, obteniendo en él el dictado oficial de ‘sobresaliente’.

Tenemos, pues, en Camagüey, la primera doctora en medicina y cirugía, al través de una serie de exámenes brillantes y rindiendo uno por uno todos sus cursos.

No es un caso más de indíviduos (sic) ausentados por dos o tres años de Camagüey, y aparecidos luego con una carrera facultativa que  no han tenido ni tiempo de saludar y que no les ha valido luego sino una bochornosa serie de fracasos en el desempeño de los puestos que las influencias políticas les han proporcionado, merced a ese título tan rápida y raramente adquirido.

Tula Aguilera es una doctora en medicina y cirugía de toda verdad.

Nuestra sincera felicitación.7

Se hace notorio entonces que esta mujer entró en la historia de la medicina cubana por la puerta ancha, no solo en la cirugía sino también en la ginecología –es la primera en ambas especialidades en el territorio–. Rompió los moldes tradicionales orquestados por los hombres para minimizar la capacidad intelectual del sexo femenino. Además no se convirtió en una profesional a  cambio de prebendas deshonrosas, sino por el esfuerzo y la constancia que coronaron sus éxitos. Con el triunfo de Tula se abrió una brecha para todas las mujeres que quisieran imitarla, a riesgo de no obtener simpatías.

Aunque ya había alcanzado su aspiración, no desmayó en el empeño de ser notable en  el ejercicio de la profesión, por eso continuó estudios, ahora fuera del país. Buscó donde estaba la cirugía de excelencia: Francia, en la Universidad de París con el profesor Fauré; Estados Unidos, con el diseñador de pinzas quirúrgicas, el citoscopio y el famoso cojín que fue bautizado con su nombre: Howard Kelly. Con él entabló una entrañable amistad que duró por años y por la que volvió a ese país en muchas ocasiones.V Visitó también  Alemania, Madrid y Barcelona. Toda su existencia la dedicó a la preparación científica y a hacer valer sus consideraciones por la vía de la persuasión y  el entendimiento.

El deseo de dar a conocer lo aprendido y siempre tender una mano amiga al necesitado demuestra el afán de Tula de llevar paralelas el ejercicio de sus dos titulaciones: la pedagogía y la medicina. De la primera se valió, para lograr en la segunda transmitir las orientaciones necesarias a familiares, amistades, colegas, pacientes y población en general,  y de esta forma mejorar las condiciones de vida de los receptores.

Su labor pedagógica comenzó el 3 de diciembre de 1923 al inaugurarse la Escuela Normal de Maestros de Camagüey en el antiguo Convento Hospital de San Juan de Dios. Se cumple con su apertura lo legislado desde el 16 de marzo de 1915, de establecer en cada capital de provincia un centro educacional con estas características y aunque las condiciones del inmueble no eran las ideales, se hace realidad el deseo de los padres de poder lograr la formación de sus hijos en el magisterio, sin tener que salir de la ciudad.

La condición de galena le permitió asumir la cátedra de Anatomía, Fisiología e Higiene inicialmente, pero su interés incansable de conocimiento la llevó en 1924 a la capital, para recibir preparación del profesor Hyder en la especialidad de Educación Física. Amplía el aprendizaje en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, ese mismo año, para pedir en oposición dicha materia y al lograrla comunica a sus alumnas lo aprendido, al igual que las primeras nociones de Dietética y del empleo de las vitaminas en el ser humano. Lo anterior confirma la aspiración de lograr la formación integral del alumnado, no solo teórica sino también práctica, al vincular a las normalistas en los llamados Sábados de Caridad, creados para ayudar a los enfermos carentes de recursos ingresados en el Hospital General, mediante la regalía de frutas, tabacos y revistas. Tula inculca en sus discípulas la necesidad del alimento para el cuerpo y para el espíritu.

La necesidad de contar con los requerimientos indispensables para instruir adecuadamente a las futuras docentes se cumplió, cuando en la conmemoración del 10 de Octubre del año 1927, Gerardo Machado Morales abrió las puertas de San Zenón de Buenos Aires a la Escuela Normal para Maestros y Maestras que llevaría su nombre. Gertrudis contribuyó al traslado, con visitas y fiestas previas a la inauguración, de modo que los estudiantes y sus familiares  se sintieran a gusto con el cambio.

La nueva instalación contaba con campos de deportes, piscinas, pistas y espacios para que ella pudiera demostrar lo saludable de la práctica del ejercicio físico. En su paso por el centro sembró el respeto y la admiración en compañeros de labor y alumnos. La recuerdan por su trato cariñoso, amable, la jovialidad en las clases. Intimó con Luz Cebrián Ferrer, directora del centro, por razones laborales y de credo religioso.

Su preferencia por los vegetales la llevaba a afirmar, dirigiéndose a las discípulas, que ellas tenían una tía que las apreciaba mucho, al oír mencionar su nombre, negaba y precisaba que era la Tiamina.VI Sentaba las bases en las jóvenes para la adquisición de los fundamentos indispensables de la cultura de salud.

 

  El recrudecimiento de la dictadura machadista obstaculizó su labor docente en la Normal y aprovechó entonces para, acompañada de su hermana Margarita, realizar inspecciones por las escuelas primarias, detectar las carencias de los educandos y realizar las propuestas de mejoras en el sistema educacional y de salud del país.

 

El  Congreso Pedagógico de 1934 en Santiago de CubaVII sirvió de tribuna para presentar sus demandas a favor de los infantes y lograr la adhesión al propósito de eliminar los males que los aquejaban. Por el empeño demostrado y los reclamos personales a Fulgencio Batista y Zaldívar, se creó el Servicio de Higiene Escolar en 1935. En él se le propuso una plaza para realizar la actividad, pero la rechazó porque la batalla realizada no tenía una finalidad remunerativa. Los principios morales y la humildad de Tula se revelaron con la actitud asumida, hallaba ella las necesidades de salubridad, proponía soluciones; pero a la vez exigía que se cumplieran para la mejoría de la población.

Ciego de Ávila la recibió en septiembre de 1937 para el desarrollo de un cursillo de perfeccionamiento dirigido a los maestros de ese distrito, Florida, Morón y Jatibonico. Allí habló sobre la escuela nueva, la profilaxis y mejoramiento infantil, así como las taras y estudios clínicos de los niños. La aceptación de sus propuestas le concedió una invitación para pronunciar un ciclo de conferencias. La labor de promotora de salud sobrepasaba los límites locales y con ella la aceptación nacional.

A una pedagoga no le pueden impedir realizar su hermosa tarea y es por eso que la Aguilera, desde su programa radial en la CMJK, posibilitó la divulgación de la apertura de la Escuela del Hogar, 18 de febrero de 1940,VIII y los requisitos para matricular en ella. El discurso inaugural se le confió,  fue elegida profesora y asesora técnica del centro.8 Se presentaba entonces la oportunidad de continuar la propaganda nutricional y vitamínica iniciada con las normalistas.

Comedores infantiles y excursiones ruralesIX se realizaron gracias a su inventiva para darle el carácter práctico que requería la enseñanza de la hogarista. En sus clases de Puericultura introdujo el método de visualización o gráficas con la unidad standarizada Share o Parte, recibido en la Universidad de Columbia; también la Barra de Licores y Jugo de Hortalizas. No solo aprendían las estudiantes, sino también la población porque los detalles de todo este trabajo se divulgó en la radio. Aseguraba a las discípulas que la alimentación sana, abundante en vegetales, frutas, granos y sin exceso de carne y grasa favorecía el mantenerse saludable y joven. Preparaba el Ponche Alegría a base de jugo de naranja, zanahoria, remolacha y meladoX como bebida para las celebraciones.

Tula materializaba las pretensiones de la escuela contemporánea: conjugar la teoría con la práctica; además proporcionaba con el arte de la palabra, basada en la persuasión, las nociones que facilitarían una adecuada higiene nutritiva en sus alumnas y semejantes. Proyectó un sistema de visitas a los hogares con el objetivo de que sus estudiantes pudieran conocer y valorar el ambiente familiar de la infancia, además de entrenarlas en el ofrecimiento de consejos oportunos a los padres, para el crecimiento y desarrollo óptimo de sus hijos. Avisora desde ese momento la necesidad del trabajador social como conductor y apoyo del núcleo poblacional.  

Las exposiciones constituyeron un medio de estimulación al alumnado para consolidar los conocimientos adquiridos y sentir la necesidad de mostrarles a otros el trabajo realizado. Gertrudis preparó a sus estudiantes para participar, por el centenario del natalicio de Agramonte, en la Exposición de Agricultura. Se mostraron la colección de gráficas y la dieta requerida por edades y el trabajo obtuvo Diploma de Honor y Medalla de Oro. En otra oportunidad se preparó una en el Ferroviario con la exhibición de los platos, las indicaciones de los ingredientes y la manera de elaborarlos.XI Los límites del recinto estudiantil fueron traspasados para mostrar los logros y beneficios de la labor emprendida.

El quehacer desarrollado por la camagüeyana en la Escuela del Hogar tuvo reconocimiento en el país, primero fue aplicado  su sistema en la institución de Santiago de Cuba, seguidamente en Matanzas, La Habana, para ser acogido después por otros planteles. El cargo desempeñado en el centro lo ejerció honorariamente y  lo culminó con un cursillo extraclase de nutrición y alimentación. En 1955 impartió uno para maestras hogaristas. Su desinterés por lo material siempre se manifestaba, solo le importaba ayudar a los demás y hacerlo óptimamente.

En este mismo año, el 22 de enero, apareció publicada en la Gaceta Oficial la notificación de la Universidad Ignacio Agramonte,XII anhelo tan añejo de los pobladores de esta región, que desde el 3 de diciembre de 1824 habían elevado a la Corona la petición de una universidad. A las aulas del nuevo recinto universitario llegó Tula para impartir Dietética y Nutriología y nuevamente cosechó la simpatía de profesores y alumnos. Contaba con un espacio más para realizar su campaña benefactora.

 

CONCLUSIONES

Guáimaro y la tierra de El Mayor se prestigian con el nacimiento de Gertrudis Aguilera Céspedes, de origen humilde y con sangre mambisa circulando por sus venas. La familia forjó un carácter, que le permitió enfrentarse a las arbitrariedades de la época e incluso objetar las opiniones paternas, en cuanto a la profesión elegida.

Su trayectoria como estudiante reveló una persona tenaz y ávida de conocimientos y superación; virtudes que se manifestaron en el logro de dos títulos con solo dos años de diferencia –el de maestra, en 1906, y el de bachiller, en 1908–, asimismo como la decisión de lograr el nivel universitario, en la especialidad de medicina.

Los resultados obtenidos en los estudios superiores estuvieron signados en gran medida por el Sobresaliente. Su graduación se convirtió en el triunfo de las mujeres del Camagüey, en el afán de ingresar en la nómina de los responsabilizados con la salud del pueblo. Tuvo el privilegio de ser la primera doctora y cirujana del territorio.

La presencia de Gertrudis en la pedagogía camagüeyana fue notoria, participó de  la inauguración de dos centros educacionales que marcan pautas en el territorio en la formación de profesionales: las maestras normalistas y las hogaristas. Pero su reconocimiento social permitió que estuviera también en la primera universidad de la provincia con apoyo gubernamental. El aula le sirvió de alimento moral, espiritual y sobre todo de vía eficaz para transmitir sus ideas revolucionarias en materia de nutrición.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Venegas Delgado H. Retos de la nueva historiografía regional y local en América Latina. En: La región en Cuba. Un ensayo de interpretación historiográfico. Santiago de Cuba: Editorial Oriente; 2001. p. 54.

3. Aguilera Céspedes G, Ferrer RB. Alimentos y nutrición en gráficas y cantos populares. La Habana: Editorial Lex; 1944. p. 22, 18.

5. García Galló GJ. La educación durante la ocupación norteamericana en Cuba. En: Bosquejo histórico de la educación en Cuba. La Habana: Editorial Libros para la Educación; 1978. p. 50.

7. El Camagüeyano. 27 junio 1913; 2 (col. 2).

8. El Camagüeyano. 20 febrero 1940; 3 (col. 1).

NOTAS ACLARATORIAS

 

  1. Nació en Camagüey en 1871. En su vida pública desempeñó puestos de importancia: Concejal del Ayuntamiento de Camagüey, Alcalde de la Cárcel de La Habana, jefe de la Policía Especial del Gobierno Provincial de esta ciudad, así como presidente del Ejecutivo Municipal y Secretario de Actas del Ejecutivo Provincial del Partido Liberal. Fundó en 1913 el diario La Región y fue su propietario. Era asiduo visitante de la casa de Indalecia Aguilera e Ignacio Ortega –tíos y padrinos de Tula–. Actualmente una calle camagüeyana lleva su nombre –antigua Niñas–.
  2. Camagüeyano (24 de febrero de 1891 a 8 de junio de 1956). Publica sus primeros poemas en su ciudad natal. Formó parte de la Sociedad Filomática. Graduado de Derecho. Prestó servicio diplomático en países de América y Europa. Conferencista, colaborador periodístico y traductor. Fue contemporáneo de Tula y coincidieron en los estudios de bachillerato, universitarios y graduación de ambos niveles.
  3. Apuntes facilitados por Orlando Abréu Guirado. Archivo Universidad de La Habana. Expediente de Estudios Doctora Gertrudis Aguilera Céspedes. Legajo A 22. Expediente 1418. Número Archivo 5384; 1908. p. 20-31.
  4. El primero de mayo de 1906, el periódico El Liberal comienza a circular con el nuevo nombre de El Camagüeyano. Su director era Walfredo Rodríguez Blanca.
  5. Pedroso Rodríguez H. Esbozo biográfico de Tula Aguilera. p. 7.
  6. Testimonio de Fe Mesa Sánchez, exalumna de la Escuela Anexa a la Normal
  7. Sesionó en el Teatro Aguilera del 20 al 27 de agosto de 1934. Entre sus demandas principales estuvieron el aumento de salarios, el pago de las vacaciones, la defensa del niño y la reforma educacional. Entre sus acuerdos estuvo la creación de la Federación Escolar Nacional.
  8. Las disposiciones para este tipo de centro educacional se oficializaron en la Ley Cortina del 18 de abril de 1927. En virtud de la misma se crearía una escuela para cada capital de provincia, con la finalidad de instruir a la mujer cubana en la vida hogareña y elevar su cultura en psicología, pedagogía, higiene y ciencias domésticas.
  9. José Chelala Aguilera, médico y odontólogo cubano, publica en marzo de 1941 en la revista Bohemia dos artículos que titula Problemas de medicina social. La hogarista en el Servicio de Asistencia Social y Problemas de medicina social. Proyecciones de asistencia social sobre el campesinado. En ellos llama a la reflexión a las autoridades gubernamentales acerca del silenciamiento del nombre de Gertrudis Aguilera Céspedes y la ignorancia de su campaña nacional contra el parasitismo, primer esfuerzo realizado en el país en este campo. Además de la visión amplia de esta mujer en la concepción de la hogarista como visitadora social. Reclama que se incluya en el presupuesto de la isla el funcionamiento de la Escuela del Hogar de Camagüey, por el trabajo meritorio de esa institución, en peligro de ser suprimida si no se financiaban sus necesidades.
  10. Testimonio de María Mercedes Sanz Pedro (Cuca), exalumna hogarista.
  11. Testimonio de Salime Saker Saker, exalumna hogarista y colaboradora de Tula.
  12. El Consejo de Ministros y Fulgencio Batista y Zaldívar acordaron aprobar el 30 de julio de 1954, el proyecto-ley para la creación de la Universidad Ignacio Agramonte de Camagüey, gestión defendida con gran fuerza por el industrial y senador camagüeyano Guillermo Aguilera Sánchez. Los dirigentes de las universidades Enrique José Varona, Privada y Politécnica aceptaron la unificación de sus centros en uno solo. Las clases en él comenzaron el 7 de noviembre de 1955 bajo la dirección del Rector Dr. Oscar Ibarra Pérez, como Secretario General, el Dr. Héctor Juárez Sedeño y Tesorero el Dr. Wilfredo González Márquez. Contaron con cuatro locales, en lugares extremos de la ciudad, con una oficina central en Avenida de La Libertad # 159 y con las siguientes especialidades: Ingeniería Electromecánica, Ingeniería Química Industrial, Ingeniería Agronómica y Azucarera, Artes Aplicadas, Artes Dramáticas, Filosofía y Letras, Ciencias Comerciales, Economía y Dirección de Negocios, Fomento y Aprovechamiento de Recursos Naturales, Pedagogía, Idiomas, Psicología, Ciencias Publicitarias, Servicio Social, Ciencias Sociales y Administración Pública.

 

Recibido: 1/6/10
Aprobado: 14/7/10

Libys María Alcaraz González. Licenciada en Educación especialidad Español y Literatura, Máster en Cultura Latinoamericana, Profesora Asistente, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Departamento de Extensión Universitaria, Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70 700. libys@iscmc.cmw.sld.cu