INTRODUCCIÓN
La incertidumbre y la marcada tendencia a la inestabilidad y al cambio, en las sociedades actuales obliga a tener una visión diferente en los contextos educativos. La mirada en la educación debe, no solo incluir la formación intelectual y disciplinar, sino también considerar la educación emocional para el desarrollo humano.
Las competencias socioemocionales resultantes de esta educación, han sido, tradicionalmente olvidadas en la formación universitaria en general y en las ciencias médicas en particular. Constituyen el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales.1Estas competencias transversales, potencian las funciones profesionales y promueven el bienestar personal y social.2
La posición de la ciencia Enfermería como saber multi-paradigmático, sitúa a sus profesionales en contextos que le exigen pensar de manera crítica, flexible, considerar todos los factores que intervienen en los problemas y aprender a manejar la incertidumbre.
Los estudiantes de Enfermería deben aplicar los saberes en situaciones retadoras y poner de manifiesto la internalización de los contenidos.3) Ello constituye expresión de los cambios en la educación universitaria actual, hacia posiciones cada vez más humanistas, integradoras y desarrolladoras.
Desde hace algunos años se ha definido como postura teórica en la ciencia Enfermería que para satisfacer las necesidades básicas del paciente hace falta un profesional resolutivo y emocionalmente estable.4) Sin embargo, las autoras del presente estudio consideran que existe una contradicción entre lo que se enuncia en la teoría y lo que se efectúa en la práctica, pues se reconoce la importancia de la emocionalidad, pero se pondera desde su formación la imagen estereotipada de la Enfermería como profesión con alto sentido técnico y procedimental.
De ahí que en el estudio de sus competencias en Enfermería, exista un amplio grupo de publicaciones sobre las competencias pedagógicas, producción intelectual, investigativas y profesionales especializadas y específicas, pero se aprecia un importante vacío en el ámbito de las competencias socioemocionales en Enfermería.5
En la literatura consultada se coincide en señalar que la formación de competencias socioemocionales tiene referentes teóricos con aplicación práctica. Estos referentes provienen de la filosofía, psicología, sociología y la pedagogía.5
Los referentes filosóficos están centrados en la concepción materialista-dialéctica que pondera el carácter humanista del desarrollo social, tiene al hombre como centro y se expresa en la activa participación de los sujetos y en el papel predominante de la práctica, que transforma a los sujetos y a la realidad.
Para la formación de competencias emocionales, la fundamentación que subyace en la Psicología resulta esencial, debido a la naturaleza psicológica de estas competencias y la posición de ellas en el desarrollo personológico.
Por su parte la Sociología, permite analizar la influencia de la sociedad como base objetiva del proceso de educación del individuo. A partir del carácter desarrollador de la educación, explica que el estudiante en general, recibe la influencia del medio social, incluso desde antes de seleccionar la carrera y establece expectativas de su desempeño profesional, lo que distingue el proceso formativo como causa de socialización e individualización del sujeto.6
Los referentes de la Pedagogía se delimitan a partir de la obra Didáctica Magna, de Comenio,7 en la que se evidencian ideas referidas a la formación integral de la personalidad, la importancia del desarrollo, sobre todo de aquellos componentes de la personalidad, que se encuentran menos afectados para lograr su potenciación.
Se concuerda con la idea, de que un enfoque formativo interdisciplinario es una ruta eficaz para el logro de desempeños profesionales exitosos y se acentúa su validez cuando se organiza con base en el contexto de la actividad práctica transformadora de los sujetos, lo cual posibilita establecer nexos entre los saberes previos y los nuevos contenidos adquiridos, al enriquecerlos y adaptarlos a situaciones novedosas.8
El enfoque socioformativo defendido por Tobón y asumido en este trabajo, enfatiza en la construcción de un proyecto ético de vida y en la formación de las competencias para afrontar retos en todos los ámbitos de actuación,9 lo que no se opone a la taxonomía de las competencias, que también deviene antecedente y referente teórico-metodológico asumido por quienes suscriben.
Así, Bisquerra y Pérez incluyen dentro de las competencias socioemocionales, cinco grupos, con la peculiaridad de ser trascendentes y más abarcadoras,10 que incluyen otras de menor generalidad. Ellas son:
Conciencia emocional
Regulación emocional
Autonomía personal
Inteligencia interpersonal
Habilidades de vida y bienestar.
La regulación emocional es definida por los referidos autores como la capacidad para manejar las emociones de forma apropiada. Supone tomar conciencia de la relación entre emoción, cognición y comportamiento; tener buenas estrategias de afrontamiento; capacidad para autogenerarse emociones positivas.10
Ante la carencia de una definición de afrontamiento susceptible de ser empleada en los procesos formativos de la Educación Médica Superior cubana, el presente trabajo propone algunas consideraciones sobre la estructura conceptual de la competencia afrontamiento dentro del conjunto de competencias socioemocionales, a fin de demostrar la pertinencia de su formación en los futuros licenciados en Enfermería.
DESARROLLO
La educación cubana refleja las transformaciones operadas en la vida social, cultural y científica tras el Triunfo revolucionario de 1959 y muestra un carácter dialéctico materialista, al actualizarse de manera constante sin negar la tradición del pensamiento pedagógico precedente.11) El paradigma de educación por competencias es uno de los avances que se ha estado introduciendo en la educación en Cuba. Si bien no se ha extendido a todos los niveles y carreras, se ha reconocido de forma progresiva y constituye un reto para el perfeccionamiento de las prácticas educativas.12
La comprensión del constructo “competencia” ha evolucionado en los últimos años, desdibujando las fronteras que antes delimitaban las ramas del saber, para adquirir una visión más integral, holística.
A decir de Tobón, las competencias pueden ser entendidas como desempeños integrales para interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto, con creatividad, idoneidad, mejoramiento continuo y ética, desarrollando y poniendo en acción de forma articulada el saber ser, el saber convivir, el saber hacer y el saber conocer.9
Por otra parte, la Enfermería ha ido evolucionando como disciplina científica de manera progresiva en los ámbitos académico, asistencial y docente. Se reconoce su papel en la solución de los principales problemas de salud que aquejan a la humanidad, a tal punto, que la Organización Mundial de la Salud desplegó en el año 2020, la campaña “Nursing Now” con ese propósito.13
El interés por la Enfermería se ha desplazado también a la etapa de formación de sus profesionales, de forma que, a su egreso, al igual que el resto de las titulaciones universitarias, garantice que puedan “solventar con eficiencia los problemas de la práctica profesional”.8,14
Las carreras de las ciencias médicas en Cuba, tradicionalmente han ponderado la adquisición de destrezas, habilidades y procedimientos y la licenciatura en Enfermería no es una excepción. La formación de sus profesionales se sustenta en la integración docente, asistencial e investigativa,15 que se produce a partir del vínculo desde los primeros años de la carrera, con escenarios clínicos.
En estos espacios los estudiantes, suelen estar presentes en situaciones éticas de difícil manejo, expuestos a intensas reacciones emocionales de pacientes y familiares, vivencian de forma reiterada emociones propias y ajenas.16) El contexto es propicio para que los enfermeros se conviertan en un referente cercano al paciente, en cuanto a actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos, ya que, en su labor profesional, enseña a partir de su propio modelo de conducta.17 Todo esto implica numerosas demandas que desde la emocionalidad son presentadas a estos profesionales, por lo que es lógico suponer que su formación debe garantizar un desempeño emocional competente. En este sentido el afrontamiento como competencia, se considera esencial.
Descripción de la competencia afrontamiento
Para describir estructural y conceptualmente la competencia afrontamiento, se tuvieron en cuenta los criterios de Colunga,2) Tobón9) y Bisquerra18 en lo referido a sus elementos constitutivos.
La competencia que se describe se considera asociada al desempeño profesional del licenciado en Enfermería, cuya formación está sustentada en la provisión de cuidados como objeto de la profesión. El afrontamiento favorece el ejercicio de todas las funciones que este profesional realiza dentro del sistema de salud cubano y posee utilidad y pertinencia en los contextos asistencial, docente y personal.
La competencia afrontamiento tiene como base la gestión adecuada de las emociones que emerge como resultado de la educación emocional. Se expresa en la praxis de las funciones enfermeras y se nutre de ella. Respeta los modelos, teorías y paradigmas de la ciencia Enfermería que abordan la temática de la emocionalidad,19) y concibe la posibilidad de su implementación de forma creativa, flexible y contextualizada, atendiendo a factores diversos (relacionados con el paciente, el problema de salud y la institución).
El afrontamiento tiene carácter multidimensional, personalizado, contextualizado, contradictorio, activo y dinámico. Se reconoce su estrecho vínculo con otras competencias emocionales. Tal es el caso de la autoeficacia, conciencia y autonomía emocionales.
Desde esta premisa se propone definir la competencia afrontamiento como: conjunto de saberes cognitivos, procedimentales y actitudinales que determinan el desempeño del profesional de Enfermería, referidos al dominio de recursos y estrategias de afrontamiento, consignados a favorecer la gestión emocional propia y colaborar con la gestión de las emociones de otros, a punto de partida del reconocimiento de la importancia de su adecuación, en situaciones y contextos relacionados o no con la provisión de cuidados.
Como elementos significativos se considera la identificación de la competencia-objeto de análisis, los problemas contextuales que aborda, los indicadores o criterios de desempeño y las evidencias requeridas.
Identificación de la competencia
Despliega acciones variadas dirigidas a transformar su forma de pensar, sentir y actuar; lo que favorece la gestión emocional propia y colabora con la gestión de las emociones de otros; considerando la integración concertada, contextualizada de saberes, mantiene el compromiso ético con la profesión y permite resolver situaciones propias de su quehacer, ya sea de manera colectiva o autónoma.
Problemas contextuales
¿Cómo incrementar el autoconocimiento, autoconfianza, el manejo de la incertidumbre y la adaptación a los cambios, en los estudiantes de licenciatura en Enfermería?
¿Cómo lograr desempeños competentes en las situaciones de exposición emocional que se presentan asociadas a los contextos asistenciales, personales y docentes?
¿Cómo estimular la diversidad, contextualización de los recursos y estrategias de afrontamiento como procesos conscientes desde sus mecanismos psicológicos, del estudiante de licenciatura en Enfermería en situaciones éticas de difícil manejo en los contextos asistenciales?
¿Cómo transformar las actuaciones de los estudiantes de licenciatura en Enfermería para reconocer, modificar y superar situaciones y propiciar bienestar emocional en ellas?
¿A través de qué vías se puede lograr la implementación creativa, flexible de acciones consignadas a favorecer la gestión emocional propia y colaborar con la gestión de las emociones de otros?
¿Cómo contextualizar las acciones de afrontamiento en función de la solución de problemas profesionales?
¿Cuáles son los criterios a emplearse para evaluar la eficacia del afrontamiento?
¿Cómo articular, en la práctica, los saberes de los que dispone el estudiante para el afrontamiento y promover la adquisición de otros?
La sistematización teórica realizada por quienes suscriben permitió elaborar los criterios de desempeño de la competencia objeto de análisis y que forman parte de la propuesta de definición. Así, se identificaron aquellos subprocesos incluidos en el afrontamiento, que fueron asumidos en calidad de ejes procesuales. A continuación, se presentan, seguidos de los indicadores particulares de cada eje.
Reconocimiento de situaciones emocionales: Se refiere a la valoración integral de la información sobre las características de situaciones, contextos y emociones de las personas inmersas en ellos. Incluye la determinación de cómo esta percepción afecta el cumplimiento de tareas y el papel del estudiante en su solución. Contiene la interpretación, identificación análisis de las emociones propias y de otros, proceden de este eje en calidad de indicadores:
Explora las señales emocionales generas por sí mismo o por los demás en los diferentes contextos.
Identifica las emociones de las personas participantes en cada situación.
Reconoce las emociones que pueden interferir en su actuación.
Asocia las emociones emocionales propias o ajenas a ideas, cogniciones, estilos o causa probable.
Advierte la aparición de conflictos en situaciones de compleja emocionalidad.
Ejecución de acciones encaminadas a la creación de bienestar emocional. Responde a la situación emocional detectada en correspondencia con la posibilidad de modificarla y las opciones que el contexto ofrece para este propósito a partir de la diversificación, selección e implementación de acciones de forma creativa, flexible, ajustada y con apego a la ética profesional.
Indicadores:
Valora las características del contexto y los recursos personológicos disponibles para enfrentar la situación emocional.
Selecciona estrategias de afrontamiento para la gestión emocional propia en situaciones emocionales complejas.
Aprovecha las condiciones y oportunidades para ejecutar acciones.
Colabora con la gestión de las emociones de otros.
Proporciona ayuda y cuidados emocionales a los que intervienen en situaciones emocionales que así lo requieran.
Evaluación de resultados: Promueve la revisión de los efectos obtenidos mediante la implementación de las acciones, reevalúa la selección de alternativas, reconoce el intercambio de experiencias como vía para la apreciación integral a partir de la autoevaluación, coevaluación y la heteroevaluación. Realiza enmiendas y actualiza el repertorio de opciones de afrontamiento. Se erige sobre la base de la metacognición, el aprendizaje colaborativo, la actitud crítica, flexible, la permanente búsqueda de la excelencia en el accionar y el empoderamiento profesional.
De este eje procesual se derivan en términos de desempeños deseables, los indicadores:
Realiza ejercicios auto-introspectivos y reflexiones metacognitivas sobre la eficacia de las acciones instrumentadas.
Mide la repercusión de sus acciones y la expresión en ellas de la integración de saberes.
Anticipa situaciones similares derivadas del resultado de sus acciones.
Concibe nuevas acciones para corregir errores y prevenir futuras situaciones.
Comparte vivencias y experiencias personales en la búsqueda de una valoración integral del desempeño.
Contrasta los resultados de las acciones desplegadas con situaciones enfrentadas en el pasado.
Diagnostica la eficacia del afrontamiento individual, incluyendo el propio.
Fomenta actitudes y valores coherentes con la ética y el modelo del profesional de Enfermería en nuestra sociedad.
Evidencias requeridas:
Simulación de actividades.
Autorreporte vivencial.
Evaluación de adquisición de habilidades en la educación en el trabajo.
Observación externa directa en los contextos asistencial y docente.
Informes orales o escritos de los docentes sobre la evolución de los estudiantes.
Informes de los instrumentos y pruebas psicológicas a aplicarse: composición con título sugerido, escala de modos de afrontamiento, test de completamiento de frases de Julian Rotter.
CONCLUSIONES
El estudio de las emociones es un campo de reflexión que busca fortalecer el análisis más humanista de la atención de Enfermería. Dentro de las proyecciones referidas a la educación emocional de los futuros profesionales se impone la mirada hacia las competencias socioemocionales como potenciadoras de la calidad de atención y recurso personal contra el estrés. Es por tanto, responsabilidad tanto del sistema educativo universitario, como del sistema de salud incrementar la formación, la Enfermería reflexión sobre la práctica y la investigación sobre los beneficios de la gestión emocional en. El presente trabajo establece algunas consideraciones sobre la descripción de la estructura conceptual de la competencia afrontamiento en los estudiantes de licenciatura en Enfermería. Se propone una definición de la competencia afrontamiento. Se determinan, tres ejes procesuales o subprocesos: Reconocimiento de situaciones emocionales, ejecución de acciones encaminadas a la creación de bienestar emocional y evaluación de resultados. Además, se presentan los indicadores de desempeño y las evidencias a recolectar. La formación del afrontamiento responde a las necesidades de los contextos en los que transcurre el quehacer enfermero y expresa coherencia entre su formación y lo que de él se espera.