INTRODUCCIÓN
Los trastornos temporomandibulares (TTM) constituyen un grupo complejo y heterogéneo de condiciones y alteraciones clínicas que afectan a las articulaciones temporomandibulares (ATM), la musculatura masticatoria, los dientes y el aparato de sostén, por lo que representan un reto importante para los especialistas en estomatología, porque suponen un área de la salud con amplias controversias en la etiología, diagnóstico y tratamiento.1
Esta complejidad determina que sea una de las zonas más vulnerables del cuerpo y que, con frecuencia, aparezcan signos y síntomas de disfunción en los distintos elementos integrantes de este sistema. Han sido identificados como la primera causa de dolor no dental de la región buco facial y se considera un subgrupo de los trastornos músculo-esquelético. Es necesario tener en cuenta algunos elementos neuronales, periféricos y centrales que están presentes en los cuadros de dolor crónico, además, considerar aspectos psicosociales, que muchas veces son agravantes en la génesis y desarrollo de estas patologías.1
En los últimos años se ha comunicado que los TTM, no solo se pueden relacionar con la posición de la mandíbula y del cráneo, sino también con la columna cervical, las estructuras supra e infrahioideas, los hombros y la columna torácica y lumbar, que funcionan como una unidad biomecánica. Los cambios en cualquiera de estos componentes podrían desencadenar alteraciones en el sistema estomatognático.2
La etiología de los TTM es multicausal y muy controvertida, aunque se considera que existen factores asociados a la presencia de esta afección como el bruxismo que tiende a aumentar su frecuencia en la adolescencia, ligado a ello el estrés, que provoca estrecha relación entre las deformidades faciales y las enfermedades de las ATM.3
Estudios realizados en Cuba revelan su alta incidencia y prevalencia. Se manifiesta más por sus signos que por sus síntomas; se plantea que el 75 % del síndrome ha presentado alguna vez algún signo, mientras que el 33 % ha presentado algún síntoma y que el 5 % requiere de algún tipo de tratamiento. 4,5
El estrés es una patología omnipresente en la ajetreada sociedad industrial de nuestros días. Los sujetos somatizan la tensión psíquica que conduce a distintas dolencias, en dependencia del órgano diana donde la patología se manifieste: estómago (úlceras, gastritis), aparato respiratorio (accesos asmáticos), piel (dermatitis seborreica, psoriasis), sistema nervioso (manías, tics, cefaleas, tabaquismo, alcoholismo, drogodependencias), sistema músculo esquelético (mialgias).6
Los factores psicológicos, como por ejemplo la ansiedad y la depresión, pueden desempeñar un significativo papel en la etiología y mantenimiento de la disfunción de las ATM. En este sentido, los factores bio-psicosociales han sido relacionados con la aparición de los síntomas de la disfunción articular, como origen de tensión muscular masticatoria y dolor oro facial crónico.6
Por lo antes expresado el objetivo de este trabajo es determinar la comorbilidad de los trastornos de la personalidad y la disfunción de la articulación temporomandibular.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional descriptivo y transversal, en la consulta de Ortodoncia, desde febrero de 2017 a 2018. De un universo constituido por 250 pacientes, se seleccionó una muestra de 64, por muestreo aleatorio simple y teniendo en cuenta como criterios de inclusión: dentición permanente, pacientes mayores de 18 años; y de exclusión: enfermedades sistémicas que pueden afectar el funcionamiento articular (artritis, artrosis, osteoporosis, reumatismo, lupus, etc.).
Se emplearon variables como: trastorno de la personalidad, presencia de disfunción temporomandibular y grado de disfunción temporomandibular.
La presente investigación tuvo en cuenta los criterios éticos, por lo cual se obtuvo el consentimiento informado de los padres y/o pacientes (anexo 1).
Se utilizó como fuentes de obtención de la información el interrogatorio y el examen físico.
La presencia de disfunción temporomandibular se determinó mediante el grado de disfunción de la articulación evaluado por el índice de disfunción de Maglione y otros7 (anexo 2).
La presencia de trastornos de la personalidad fue determinado mediante entrevista y examen psiquiátrico por el especialista en la Consulta de Psiquiatría del Hospital General Universitario “Carlos Manuel de Céspedes del Castillo”, para lo cual previamente se coordinó la asistencia de los pacientes a la institución. Se describió la personalidad: histriónico, narcisista, paranoide, esquizoide, antisocial, esquizotípico, evitativo, obsesivo compulsivo, bordenline, dependiente y sin trastorno.
Para el procesamiento de la información se confeccionó una base de datos en Microsoft Excel 2007. Se emplearon medidas de estadística descriptiva para el resumen de la información las cuales fueron número y por ciento. Se utilizó la prueba de los rangos con signo de McNemar. La probabilidad estadística se determinó mediante la prueba de chi cuadrado un nivel de confiabilidad del 95 %.
RESULTADOS
De 64 pacientes, 57 presentaron TTM y de ellos 30 (46,87 %) tenían disfunción II (moderada), seguidos de la leve (40,6%) (tabla 1).
Índice de disfunción de Maglione y otros | No. | % |
---|---|---|
Disfunción 0 (sin síntomas) | 7 | 10,9 |
Disfunción I (leve) | 26 | 40,6 |
Disfunción II (moderada) | 30 | 46,8 |
Disfunción III (severa) | 1 | 1,5 |
Total | 64 | 100,0 |
En la se registró el tipo de trastorno de la personalidad de la población estudiada Luego del examen psiquiátrico, el 89,06 % de los pacientes presentó algún trastorno de la personalidad; solamente siete pacientes no tenían trastorno de la personalidad (10,93 %) (tabla 2).
Trastorno de la personalidad | No. | % |
---|---|---|
Obsesivo compulsivo | 17 | 26,5 |
Histriónico | 16 | 25,0 |
Esquizoide | 10 | 15,6 |
Sin trastorno | 7 | 10,9 |
Dependiente | 6 | 9,3 |
Paranoide | 5 | 7,8 |
Bordenline | 2 | 3,1 |
Narcisista | 1 | 1,5 |
Total | 64 | 100,0 |
Los pacientes que no mostraron trastorno de la personalidad correspondieron a: antisocial, esquizotípico y evitativo.
En la tabla 3 se observa la relación de cada uno de los trastornos psiquiátricos con el grado de trastorno de la articulación; coincidió que los pacientes que no presentaron trastornos de la personalidad, no tuvieron síntomas articulares, mientras que la mayor parte de la población estudiada mostró una comorbilidad de los trastornos de la personalidad y disfunción de la articulación temporomandibular.
DISCUSIÓN
El síndrome de disfunción temporomandibular constituye un problema de salud importante a nivel mundial. García González8) refiere que existe afectación de la articulación temporomandibular la cual se incrementa a medida que aumenta el tiempo de evolución de la enfermedad. Nagahashi9 señala que las características refuerzan la necesidad del diagnóstico precoz de los TTM con el fin de realizar procedimientos profilácticos y terapéuticos que permitan limitar el daño y retardar la progresión de la enfermedad en estos pacientes.
Conocer la anatomía de la articulación temporomandibular es importante, pues permite explicar la aparición de algunos síntomas y signos presentes en el síndrome de disfunción, dado que estos se sustentan sobre una base anátomo-fisiológica. Un estudio de conocimiento sobre la ATM a médicos de familia realizado por Troya-Borges10) mostró que el 2,9 % de los encuestados no conocían o recordaban algunos elementos anatómicos de la articulación temporomandibular, ello atenta con la detección a tiempo de la presencia de TTM y evitar su agravamiento, más cuando la presente investigación apunta a que existe una elevada prevalencia de esta entidad. Investigación realizada por Pérez Alfonso11 determinó que el 100 % tenía disfunción del ATM.
La ATM es considerada una unidad funcional, además es sin duda una de las estructuras faciales más complejas con características muy peculiares y ha sido motivo de investigación científica durante muchos años, pues puede ser asiento de trastornos funcionales y estructurales del aparato temporomandibular descritos como: síndrome dolor disfunción temporomandibular (SDDTM), que para algunos autores es producto de la combinación entre maloclusión, tensión emocional, estrés y ansiedad, entre otros factores psicogenéticos, en dependencia de la tolerancia fisiológica o capacidad adaptativa del individuo.11
Caballero Gómez12 informa que el 40 % de los examinados mostraron algún signo o síntoma de compromiso articular.
Opinan los autores que la personalidad es plurideterminada, integrada por factores biológicos, psicológicos y socioculturales en igual jerarquía funcional y concatenación dialéctica, concepción necesaria para comprender el origen y formación de los procesos psicológicos.
Camejo Lluch13 registra en su investigación 66,7 % de alteraciones relacionadas con los trastornos de la personalidad. González Llaneza14 hace referencia que el 46,2 % de los pacientes experimentan estados altos de rasgo y ansiedad, lo cual se encuentra en íntima relación con los trastornos psiquiátricos.
Refiere Pérez Díaz,15 existe el consenso alrededor de la depresión como un fenómeno que se presenta en los pacientes con trastornos de la personalidad, porque son más vulnerables a estos estados de ánimo. Puede traer consigo múltiples consecuencias para estos, interfiriendo en facetas importantes de su vida.
Plantea Ramos Valverd16 que los trastornos mentales producen grave afectación del fenómeno psíquico, al comprometer las funciones cognoscitivas, afectivas, la actividad motora, el juicio crítico, y los patrones de personalidad, desencadenan frecuentemente el nivel de funcionamiento psicótico, con severa distorsión reflexiva de la realidad.
Prendes Rodríguez17 hace referencia a la interacción del estrés como estado emocional en la etiología de los TTM; coincide con esta investigación el hecho de que los estados psíquicos influyen en la neuromusculatura y ocasionan movimientos parafuncionales lo que se traduce en TTM para la articulación.
González Pal18 describe que el 69,9 % de los pacientes estudiados presentan trastornos psiquiátricos; esta relación de comorbilidad también se pone de manifiesto en esta investigación en la que los autores encontraron relación entre las entidades estudiadas.
En una investigación realizada por Hernández Romero,19 señala que hay una asociación directa entre el estado emocional y la mandíbula, ya que a mayor tensión tendemos a ejercer presión sobre ella, incluso durante la noche, lo que se refleja en síntomas a corto plazo como el dolor en la masticación y que puede degenerar en una artritis.
A pesar de que la comorbilidad existente entre los trastornos de la personalidad y la disfunción de la articulación temporomandibular no ha sido muy estudiada, sí se evidencia que los trastornos mentales están asociados a otras entidades médicas como así lo demuestra Bender del Busto y otros.20
Refieren los autores que los factores psicosociales son considerados factores patogénicos con la capacidad añadida de exacerbar el proceso o perpetuarlo. También se ha descrito su influencia sobre los resultados terapéuticos, sin embargo, la relación entre los factores psicológicos y los TTM es compleja.
Se concluye que la mayoría de los pacientes examinados tuvieron una relación entre los trastornos de la personalidad con la disfunción de la articulación temporomandibular, por lo que existe una comorbilidad de ambas entidades.