Introducción
La Fundación Hospital Universitario Metropolitano (FHUM) es una institución sin ánimo de lucro perteneciente al sector de la salud y habilitada como institución de tercer nivel de complejidad. Cuenta para su funcionamiento con un personal asistencial y administrativo calificado para participar activamente en los distintos procesos administrativos y/o asistenciales a los cuales se encuentra adscrito. En específico, el personal asistencial se ve constantemente en contacto con los pacientes, que buscan el servicio ya sea de atención médica de consulta externa o de hospitalización, de ayudas diagnósticas y apoyo. El riesgo biológico está más presente por la actividad económica.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que a diario fallecen 1000 personas por accidentes laborales y otras 6500 mueren por enfermedades profesionales. A nivel global, las cifras indican que el número de personas fallecidas por causas atribuibles al trabajo creció de 2,33 millones en 2014 a 2,78 millones en 2017. Esta problemática no solo afecta a los trabadores, ya que también puede afectar a la productividad de las empresas, provocar interrupciones en sus procesos de producción y obstaculizar su competitividad.1
La OIT reporta que cada año, más de 374 millones de personas sufren accidentes laborales. La pérdida estimada de días de trabajo relacionado con la seguridad y la salud laborales representa alrededor del 4 % del producto interior bruto (PIB) mundial, una cifra que puede aumentar hasta el 6 % en algunos países.2) Se ha estimado que en Latinoamérica y el Caribe ocurren 36 accidentes de trabajo por minuto, y que aproximadamente 300 trabajadores mueren cada día como resultado de los accidentes de trabajo. También registra cerca de cinco millones de accidentes ocupacionales anuales, de los cuales 90000 son mortales.
En América Latina, aunque no hay datos globales, se estima que el costo de los accidentes de trabajo y las enfermedades ocupacionales representa un gasto de entre el 3 % y el 10 % del (PIB) de los países.3
La ley 1562 de 2012 de Colombia, nos ilustra sobre lo que se puede considerar como accidente de trabajo “todo suceso repentino que sobrevenga por causa o con ocasión del trabajo y que produzca en el trabajador una lesión orgánica, una perturbación funcional o psiquiátrica, una invalidez o la muerte”.4
Para la FHUM, el riesgo prioritario por la actividad económica es el biológico, los accidentes de trabajo, pueden llevar a ocasionar enfermedades graves como el VIH, la Hepatitis B, entre otras. Sin embargo, no son a estas consecuencias a las que el artículo se refiere, sino a los aspectos asociados con los factores neuropsicológicos y de personalidad, que pueden estar relacionados con las alteraciones de las funciones ejecutivas (análisis, planeación, atención, memoria, coordinación psicomotora y ejecución) y ciertas características de personalidad (estabilidad emocional, aprensividad, tensión, impulsividad, sumisión y dominancia), que pueden tener alguna relación con los comportamientos inseguros que llevan a los sujetos a convertirse en poliaccidentados (accidentarse en más de dos ocasiones) en el ámbito laboral.
Por lo anterior, y debido a la estrecha relación que los factores biopsicosociales guardan con las enfermedades profesionales, el objetivo del artículo fue analizar los factores neuropsicológicos y de personalidad, asociados en un grupo de personas que se han accidentado dos o más veces (poliaccidentados).
Métodos
Se desarrolló un diseño metodológico de casos y controles. Se tomó como población las bases de datos del departamento de seguridad y salud en el trabajo con 50 trabajadores accidentados en dos o más ocasiones (poliaccidentados). Hacia los efectos del control de las variables del estudio, se utilizaron estudios sociodemográficos para la selección de los participantes. La muestra se conformó con 39 personas. Un primer grupo de 20 sujetos poliaccidentados, que laboran en la FHUM en las áreas de enfermería, oficios varios y mantenimiento. El segundo grupo estuvo conformado por 19 sujetos no accidentados que fueron escogidos de las áreas, de acuerdo a las variables sociodemográficas de edad, género, tiempo de vinculación, área de trabajo, y educación. En lo posible, se trató de conformar un grupo equivalente con respecto a las características sociodemográficas del grupo de los poliaccidentados.
Técnicas e instrumentos
Se apoyó en el análisis documental de los reportes de accidentalidad, bases de datos sobre accidentalidad e informes de investigación de los accidentes laborales llevados mediante el sistema de estadísticas que reposa en el departamento de salud ocupacional de la FHUM (Anexo 1).
La información pertinente de la historia laboral, personal y de evaluación de las variables del estudio para cada uno de los sujetos de los dos grupos se recolectó mediante:
Entrevistas.
Ficha sociodemográfica. (Ministerio de protección social) (Anexo 2).
Aplicación de batería Neuropsicológica, de funciones ejecutivas y Lóbulos Frontales (BANFE).
RIST (Escala Abreviada de Inteligencia Reynolds). Coeficiente Intelectual. (CI).
Aplicación de cuestionario de personalidad 16 PF.
Mediante estos instrumentos se obtuvo información cuantitativa y cualitativa que hizo parte del análisis e interpretación de los resultados.
Cuestionario de Personalidad 16 PF5
Ficha técnica del cuestionario de personalidad 16 PF:5
Nombre original: Sixteen Personality Factor Questionnaire (16PF). Institute for personality and Ability Testing, Champaign, U.S.A.
Autor original de la prueba: R.B. Cattell.
Nombre de la adaptación española: Cuestionario de Personalidad 16 PF.
Adaptación española: Sección de Estudios de TEA Ediciones S.A., Madrid, 1975.
Administración: Individual y colectiva. Duración: variable, 30 a 40 minutos las formas.
Aplicación: Adolescentes (mayores de 16 años) y adultos.
Significación: Apreciación de dieciséis rasgos de primer orden y cuatro de segundo orden de la personalidad; posible medida de la distorsión motivacional.
Baremación: Tablas de decatipos para varones y mujeres, adolescentes y adultos.
Material: Manual, cuadernillos, hojas de respuestas y plantillas de corrección.
El cuestionario de personalidad de 16 factores fue un instrumento de valoración objetiva, elaborado mediante investigación psicológica, con el fin de ofrecer, en el menor tiempo posible, una visión muy completa de la personalidad. Esta prueba evaluó 16 escalas primarias y 4 dimensiones (factores) globales de la personalidad en sujetos normales. Su aplicación fue individual o colectiva, el tiempo varió de unos 45 minutos, fue a partir de 16 años de edad.
Estructura de la batería BANFE6
Las pruebas que integran la batería se seleccionaron y dividieron principalmente en base al criterio anatomo-funcional: pruebas que evalúan funciones complejas que dependieron de la corteza órbito-frontal (COF), corteza prefrontal medial (CPFM), corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL) y de la corteza prefrontal anterior (CPFA).7,8
Análisis documental
Revisión y análisis de reportes de accidentes, bases de datos e historias laborales de las personas que no han sufrido accidente laboral y de aquellos trabajadores que han sufrido, dos o más accidentes laborales durante el período de 2000 a 2012.
Identificación de las dependencias y trabajadores que han presentado accidentes reincidentes
La información se estructuró mediante una base de datos con los siguientes campos: área laboral o dependencia, fecha del accidente, identificación del trabajador, edad, sexo, tipo de contrato, tiempo de vinculación laboral, tipo de accidente, consecuencia, parte afectada, agente del accidente y agente de la lesión.
Identificación de la población y selección de la muestra
Con el listado de personal vinculado se determinó la población en cada una de las áreas que han reportado accidentes reincidentes y se tuvo en cuenta el promedio de edad, el sexo y el tiempo de vinculación del grupo de los poliaccidentados (grupo 1) se procedió a escoger una muestra de sujetos equivalente al mismo número de sujetos del grupo de poliaccidentados para el grupo 2 (trabajadores que no han reportado accidente entre los años 2000 y 2012) conformándose de esta manera el grupo que denominamos No accidentado.
Consentimiento informado
Una vez definido los sujetos que integrarían los dos grupos del estudio, se procedió a socializar con ambos grupos los objetivos y alcance de la investigación, con el fin de obtener la participación voluntaria en esta investigación con la firma del consentimiento informado (Anexo 2) de acuerdo con lo exigido por la ley 008430 de 1993 cuando se hace investigación en humanos.
Calificación e interpretación de los resultados
Las hojas de respuestas de los sujetos de la prueba del 16PF y de las subpruebas de la Batería de BANFE se calificaron, se interpretaron y tabularon en una base de datos en formato Excel, con el fin de ser procesadas mediante el paquete estadístico Spss.
Resultados
Se muestra la clasificación de la batería BANFE; los puntajes de las subpruebas y el puntaje total en cada una de las áreas evaluadas (orbito-frontal, dorso-lateral y funciones ejecutivas). (Tabla 1)
Se observa la variable género en ambos grupos (poliaccidentados y no accidentados). La figura 1 muestra la proporción de mujeres (29) que fue mayor a la de los hombres (10); los cargos de instrumentadora quirúrgica, de auxiliar de enfermería y oficios varios predominó como titular en estos cargos el género femenino (Tabla 2).
El análisis de las variables demográficas de los sujetos poliaccidentados y no accidentados, se realizó mediante la herramienta estadística Spss, que permitió correr la prueba de hipótesis se utilizó el test de la U de Mann-Whitney (UMW) con un nivel de significancia del 0,05 % y un margen de error del 95 %.
Se evidenció que el promedio de edad del grupo de los poliaccidentados y no accidentados fue de 53 y 50 años, respectivamente. La variable edad en el grupo de estudio y control, frente a la accidentalidad, fue comparada, sometiéndola al análisis con la UMW, con un resultado de p = 0,423. Este infirió que no existen diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos. En el grupo de los sujetos poliaccidentados, el 35 % de ellos tuvieron una edad que osciló entre 49 y 54. En el grupo de los no accidentados el 47 % de ellos se encontraban en un rango entre 55 a 66 años (fig. 2).
Para el caso de los no accidentados su mayor participación (32 %), se encontró en el intervalo de 5 a 10 años de antigüedad, seguido por los poliaccidentados en este intervalo, con el 15 %. El mayor porcentaje de los poliaccidentados (30 %) se halló en el intervalo de 17 a 22 años de antigüedad, seguido por los no accidentados, con un intervalo de 26 %. Se observó, que no existieron diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos evaluados, en lo que respecta al tiempo de trabajo en la empresa y la accidentalidad laboral (p = 0,420); lo que permitió plantear que en este estudio el tiempo de trabajo no fue una variable relevante con respecto a la accidentalidad (fig. 3).
El 60 % de los poliaccidentados se desempeñó en el cargo de instrumentadora quirúrgica y auxiliares de enfermería (de nivel técnico y profesional), lo cual fue preocupante por el alto riesgo biológico que implica su quehacer laboral. Seguido de un 25 %, 10 % y 5 % para los cargos de auxiliar de oficios varios, auxiliar de mantenimiento y jefe de laboratorio clínico respectivamente (fig. 4).
La tabla 2 muestra que el 35 % de los poliaccidentados tuvieron una educación técnica; el 25 % fueron profesionales; el 20 % fueron bachilleres, el 15 % y 5 % tuvieron una educación primaria y tecnológica respectivamente. En igual proporción se encontró al grupo de los no accidentados.
En el análisis comparativo de los dos grupos, mediante prueba de hipótesis, con la UMW, se demostró un resultado de p = 0,303 mayor a 0,05 esperada, para la variable educación; se pudo inferir que no existió diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos. Lo cual permitió plantearse que la condición de mayor o menor educación en los sujetos no fue una condición para la accidentalidad laboral.
Se evidenció el nivel educativo de los dos grupos incluidos en el estudio. El mayor porcentaje de accidentalidad se observó en los sujetos con nivel técnico (35 %) y profesional (25 %) que en términos de cargo estuvo representado en Instrumentadora Quirúrgica y Auxiliar de Enfermería (fig. 5).
En cuanto a los tipos y frecuencia de accidentes, se observó que el porcentaje mayor (68 %), se encontró en los accidentes mecánicos, le siguió en su orden los biológicos (24 %), ergonómicos (5 %) y químicos (3 %) (fig. 6).
En relación con la distribución de los accidentes según la frecuencia de ocurrencia por sujeto, se observó que los 20 sujetos tuvieron un total de 66 accidentes en los doce años de observación estadística, encontrándose sujetos con 8,7, 5, 4, 3 y 2 accidentes laborales (fig. 7).
Cuando se comparó el resultado de la prueba del Rist CI denominada en el cuadro de variables como, variable inteligencia en los dos grupos, utilizándose la prueba UMW, se pudo inferir que no existió diferencias estadísticamente significativas, entre la variable y el evento estudiado (p = 0,574) por lo que los dos grupos tuvieron un comportamiento igual con respecto al coeficiente intelectual (fig. 8).
De acuerdo con la tabla 3, los resultados obtenidos en los 16 factores primarios y los cuatro secundarios de personalidad, solo existieron diferencias significativas en el factor H (atrevimiento-timidez), con una p de 0,004 menor a la p teórica (0,05). Este factor H, estuvo asociado con conducta de arrojo, de la espontaneidad, del gusto por los riesgos, complacencia por aceptar cualquier reto. Lo que permitió inferir que el grupo de los poliaccidentados tuvo mayor probabilidad de ser proclive ante las situaciones de riesgos y a desarrollar actividades al límite de los riesgos, con menor consciencia del riesgo que los sujetos no accidentados.
En la tabla 4, observamos que según la prueba de UMW, existió diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos investigados con una p de 0,000, lo que indicó que los sujetos del grupo de los poliaccidentados con respecto a los no accidentados, tuvieron menor control inhibitorio frente a la emisión de conductas que requieren retrasar las tendencias a generar respuestas impulsivas, siendo esta función reguladora primordial para la conducta y la atención.6
Con respecto a los resultados del Banfe del área Prefrontal, en ninguna de las sub-pruebas hubo diferencias significativas entre los dos grupos estudiados. En ambos grupos la información y los conceptos sometidos a evaluación fueron procesados de igual manera lo cual fue consistente con los resultados arrojados en la evaluación del RIST, en dónde el CI fue de 76 para cada grupo.
En relación con los resultados de la evaluación del área Dorso-Lateral/Memoria de Trabajo, se evidenciaron diferencias significativas entre el grupo poliaccidentados y el grupo no accidentados, con una p de 0,002. Lo que indicó que este último grupo, empleó de mejor manera la memoria de trabajo viso-espacial para reproducir el orden secuencial de elementos y pudieron manipular mentalmente la información visual y verbal contenida en la memoria de trabajo.
Según los resultados de la evaluación del área Dorso-Lateral/Funciones Ejecutivas, se evidenció que, aunque en el sub-total de las pruebas no hubo diferencias significativas entre el grupo poliaccidentados y el grupo no accidentados, con una p de 0.100, si se encontraron diferencias significativas en p: 0,042; 0,006; 0,014; 0,025. Lo que mostró que el grupo de poliaccidentados, tuvo dificultad para generar una hipótesis de clasificación y sobre todo para cambiar de forma flexible el criterio de clasificación. Igualmente presentó problemas para anticipar de forma secuencial acciones tanto en orden progresivo como regresivo (planeación secuencial).
La síntesis de la prueba Banfe, mostró diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos estudiados en las áreas cerebrales evaluadas. Permitió inferir que en el grupo de poliaccidentados el desempeño de las funciones ejecutivas en cuanto a: control inhibitorio, atención, concentración, memoria de trabajo, planeación y ejecución de conductas, se encontró significativamente por debajo del desempeño del grupo de los no accidentados, lo que constituyó para el primer grupo un factor de riesgo de base neuropsicológica para la ocurrencia de accidentes.
Discusión
Sobre el factor humano en la accidentalidad se han desarrollo algunas investigaciones; la mayoría sobre la impulsividad que ha sido implicada en la ocurrencia de accidentes de varias maneras. Uno, es bastante lógico suponer que una persona que actúa con rapidez y sin una previsión adecuada tendrá un mayor riesgo de error y, presumiblemente, accidentes. Más importante aún, la impulsividad se ha relacionado con accidentes en muchos estudios empíricos. Sobre la base de datos de observación y entrevistas de pilotos de la fuerza aérea que habían estado en accidentes,9 concluyeron que este grupo era más “emocionalmente variable e impulsivoˮ que un grupo de control. Schuman y otros,10) encontraron que los conductores varones jóvenes con puntaje alto en una medida de “expresión impulsivaˮ también tuvieron más de 14 accidentes de tránsito y violaciones que aquellos con puntaje bajo. Selling11 halló que su muestra de accidentes industriales era “imprudente”. Del mismo modo, Barthe12 descubrió que los repetidores de accidentes más jóvenes en un entorno de trabajo industrial se caracterizaban por “acciones impulsivasˮ que se consideraban causas de sus accidentes. En el estudio de Denning13) en DuPont, la impulsividad era un rasgo característico de un grupo de trabajadores lesionados. Otros estudios han demostrado una relación entre accidentes e impulsividad.14,15,16,17,18,19,20,21 El estado actual de la investigación sugiere que la impulsividad es un rasgo humano asociado sistemáticamente con los accidentes.22
De igual forma, si bien es cierto que el trabajador se ve expuesto a factores de riesgo como los físicos (ruido o radiación), químicos (sustancias químicas), fisiológicos (cargas pesadas), entre otros riesgos, estos riesgos no siempre son posibles de aislar en un 100 %, por lo que aquí es donde entran los factores cognitivos como mayores causantes o atenuantes de accidentes de trabajo, pues como lo afirma Saarí23) “la seguridad y el riesgo pasan a depender de los factores que rigen la conducta humana, como el conocimiento, las cualificaciones, la oportunidad y la voluntad individuales de actuar de un modo que garantice la seguridad en el lugar de trabajo”. El error humano puede ser detonante de muchos accidentes que pudieron haber sido prevenidos lo que lleva a concluir que “un elemento fundamental para la prevención de los accidentes es el conocimiento de la naturaleza, la sincronización y las causas del error”.23
En la actualidad los procesos de prevención están encaminados a mejorar las condiciones laborales, sin embargo, es necesario complementar estas propuestas con un abordaje desde lo humano, una perspectiva nueva que no parta del mundo exterior de las personas (conocimientos técnicos y/o científicos y estándares) sino que integre las condiciones laborales y las características individuales. Es decir, no basta con tener los conocimientos técnicos y científicos sobre los riesgos, ni tampoco contar con sistemas de gestión implementados, se requiere además de capacidades al interior de las personas, capacidades puestas en práctica para generar nuevos avances en materia de salud y seguridad desde el trabajo, pero con impacto en la familia y en la esfera social. A este nivel no existen estudios anteriores que unifiquen en una investigación elementos de personalidad y neuropsicológicos.
Los resultados de este estudio indican que en los dos grupos, los test que evalúan el Coeficiente Intelectual el RIST (76 CI para cada grupo) y el Factor B del 16PF (3,95 y 3,21 decatipos), con puntuaciones que se encuentran por debajo del promedio normal, está asociado con dificultades para hacer inferencias o deducciones lógicas y una inteligencia baja, relacionada con pensamiento concreto, de acuerdo a la escala interpretativa de los test aplicados.24,25) Se muestra que los grupos en general tienen dificultades en la deducción y en la inferencia y por supuesto en el pensamiento lógico, lo que conduce a replantear la selección de personal, de tal manera que se incluyan valoraciones relacionadas con la capacidad deductiva del sujeto.
Se evidencia la dominancia parasimpática en cuanto a la personalidad, los resultados obtenidos en el grupo de poliaccidentados en el Factor H del test 16 PF, con una puntuación promedio de 5,3 decatipos, para el cual se estableció diferencias estadísticamente significativa. Lo que indica que estas personas son capaces de funcionar bajo altos niveles de estrés, se pueden ignorar consciente o inconscientemente las señales que indiquen o presagien peligros externos, dando como resultado el incremento de la probabilidad de la ocurrencia de accidentes laborales, lo que podría explicar el por qué algunos trabajadores se accidentan (Grupo Poliaccidentados) y otros no (Grupo No Accidentados), bajo los mismos factores de riesgo y las mismas condiciones laborales.
Por el contrario el grupo de los no accidentados, obtuvo una puntuación promedio de 3,7 decatipos en el factor H. Se observa una dominancia simpática, estas personas tienen cierta predisposición a presentar reacciones de miedo ante los riesgos, son sensibles a la amenaza, se limitan a lo seguro, a lo predecible y son cuidadosos para evitar situaciones o estímulos que puedan alterar su homeostasis interna, esta afirmación explica la no ocurrencia de accidentes laborales tal como lo plantean en sus investigaciones.26,27
Con relación a la valoración de los factores neuropsicológicos que integran las funciones ejecutivas, realizada mediante el BANFE, la subpruebas que evalúan la “Organización”, muestran que los resultados del grupo de poliaccidentados indican alteraciones para situar estímulos semánticos en grupos-categorías de conocimiento, así como, para coordinar y secuenciar las acciones mentales y lograr un óptimo aprendizaje de la información, de igual manera se plantea que en el “control inhibitorio”, las respuestas son más de tipo impulsivo parasimpático, que afecta procesos como la atención y la concentración.6,7,8,)
En esta prueba en el grupo de poliaccidentados, en la “flexibilidad mental”, se observaron estilos rígidos, con alta tendencia a la perseverancia en las respuestas; en “generación de hipótesis”. Los resultados ilustran poca capacidad para desarrollar otras opciones de respuesta frente a las mismas situaciones; en la “planeación”, dificultades para la secuenciación de los procedimientos cognitivos, se genera mayor dispersión cognitiva que implica dificultades para elegir entre una decisión racional y una riesgosa. En la “actitud abstracta”, se observa compromiso a la hora de analizar información desde una perspectiva abstracta; en la “memoria de trabajo” este grupo presenta alteración leve (75,8) a diferencia de los resultados en los no accidentados (95,7) se clasifica como normal. Lo que permite inferir que el grupo de poliaccidentados, posee mayor dificultad para hacer uso de la información de manera activa que le permita la comprensión de órdenes secuenciales verbales y la planificación de movimientos necesarios para la resolución de situaciones que requieran de este tipo de información en línea mientras es procesada, (analizada, seleccionada e integrada semánticamente).14
En términos generales, el resultado de las pruebas neurosicológicas BANFE, evidencian que el grupo de poliaccidentados que obtuvo un puntaje promedio de 67, frente a los no accidentados con 97, presenta alteración leve en el desempeño de funciones ejecutivas lo que indica dificultades en la capacidad de atención y concentración, planificación, control inhibitorio. Además, de una menor rapidez en las respuestas, menor flexibilidad mental, mayor número de errores y utilización de mayor tiempo en la solución a las distintas situaciones, aspectos que fueron corroborados mediante la prueba de hipótesis que estableció diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos (p de UMW 0.000).
Estos hallazgos confirman que existe una evidencia científica entre los resultados de la prueba personalidad y los factores neuropsicológicos entre el grupo de poliaccidentados y el grupo de control, por tanto se esclarece el camino de las investigaciones que apuntan a identificar el factor humano en la accidentalidad laboral.
Uno de los aportes de esta investigación es la recomendación de utilización de las pruebas neuropsicológicas en los procesos de selección de personal para evaluar las funciones ejecutivas como potenciales factores protectores neuropsicológicos frente a las condiciones laborales; lo cual sería de gran utilidad porque permitiría identificar tempranamente al individuo en riesgo e implementar protocolos de intervención de estimulación y entrenamiento neurocognitivo para mejorar el perfil de sus funciones ejecutivas.