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Revista Cubana de Pediatría

Print version ISSN 0034-7531

Rev Cubana Pediatr vol.86 no.4 Ciudad de la Habana Oct.-Dec. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Sobrepeso y dislipidemias en adolescentes

 

Overweight and dyslipidemias in teenagers

 

 

MSc. Lourdes Rodríguez Domínguez,I Dr.C. José Emilio Fernández-Britto Rodríguez,II Dra.C. María Elena Díaz Sánchez,III MSc. Vladimir Ruiz Álvarez,III MSc. Héctor Hernández Hernández,III MSc. Vivian Herrera Gómez,III Dra.C. Minerva Montero Díaz,IV Dra.C. Marlene Ferrer ArrochaII

IPoliclínico Universitario "Nguyen Van Troi". La Habana, Cuba.
IICentro de Investigaciones y Referencias de Aterosclerosis de La Habana (CIRAH). La Habana, Cuba.
IIIInstituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA). La Habana, Cuba.
IVInstituto de Cibernética Matemática y Física del CITMA. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

Introducción: actualmente hay consenso en que el proceso aterosclerótico se inicia en la infancia, y la dislipidemia es uno de los principales factores de riesgo aterogénicos que deben ser estudiados, así como la valoración nutricional para una adecuada prevención.
Objetivo: identificar algunas señales de aterosclerosis tempranas como el sobrepeso y las dislipidemias en adolescentes.
Métodos: se realizó un estudio descriptivo transversal de 372 adolescentes de la Secundaria Básica "Protesta de Baraguá". Se hicieron mediciones de peso, talla, índice de masa corporal y circunferencia de la cintura. Se tomó muestra de sangre venosa con ayuno de 12 horas. Se midió el colesterol total, el colesterol unido a lipoproteína baja y alta densidad, y triglicéridos. En el análisis estadístico se realizaron prueba de comprobación de media entre variables de valoración nutricional y lipídicas entre sexos (prueba t), y se trabajó con una probabilidad de error menor de 0,05.
Resultados: la media del peso, talla y circunferencia de la cintura fueron mayores en el sexo masculino (p< 0,05). El exceso de peso fue 23,7 %, y a partir del percentil 90-97 hubo un 21,8 % de exceso de grasa abdominal. La media del colesterol total, lipoproteínas de alta y baja densidad y triglicéridos, fue similar en los diferentes sexos, sin relación significativa (p> 0,05). El 18,5 % presentó colesterol total limítrofe alto, el 26,6 % tenía triglicéridos limítrofe alto y 7,5 % alto, con predominio del sexo femenino.
Conclusiones: alrededor de la cuarta parte de los adolescentes tenían exceso de peso e incremento de la grasa abdominal, casi la cuarta parte tenía el colesterol total limítrofe y alto, y la alteración lipídica observada con mayor frecuencia fue la hipertrigliceridemia.

Palabras clave: colesterol total, lipoproteínas de alta densidad, lipoproteína de baja densidad, triglicéridos, obesidad, índice de masa corporal, circunferencia de la cintura, adolescentes.


ABSTRACT

Introduction: there is a current consensus that the atherosclerotic process begins at childhood and that dyslipidemia is one of the atherogenic risk factors to be studied together with the nutritional assessment for the adequate prevention of atherosclerosis.
Objective: to identify some early signs of atherosclerosis such as overweight and dyslipidemias in teenagers.
Methods: a cross-sectional descriptive study of 372 teenagers from "Protesta de Baragua" junior high school. Weight, height, body mass index and waist circumference were measured. Blood samples were taken after 12 hour fasting. Total cholesterol, low and high density lipoprotein cholesterol and triglyceride were all measured. The statistical analysis included the t test among nutritional assessment and lipid variables between sexes and the error probability was lower than 0.05.
Results: weight, height and waist circumference means were higher in males (p< 0.05). Overweight was 23.7 % and from the 90-97th percentile, the excessive abdominal fat was 21.8 %. The mean of total cholesterol, high and low density lipoproteins and triglycerides was similar in both sexes, with no significant relation (p> 0.05). In this group, 18.5 % of adolescents presented with borderline high total cholesterol, 26.6 % showed borderline high triglyceride rate and 7.5 % had high cholesterol, being females predominant.
Conclusions: one fourth of adolescents approximately exhibited overweight and increased abdominal fat; almost 25 % had reached borderline and high total cholesterol whereas the most observed lipid disorder was hypertrigliceridemia.

Keywords: total cholesterol, high density lipoproteins, low density lipoproteins, triglycerides, obesity, body mass index, waist circumference, adolescents.


 

 

INTRODUCCIÓN

La aterosclerosis puede considerarse como uno de los grandes depredadores de la salud humana, cuyas secuelas, incluida la muerte, entrañan un altísimo costo para la sociedad.1,2

Las dislipidemias, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo 2, el tabaquismo, la obesidad y otros factores de riesgo tienen un conocido efecto sobre las arterias coronarias, y contribuyen al desarrollo evolutivo de las lesiones ateroscleróticas que afectan al miocardio.3-7 Es una enfermedad crónica asintomática, que se inicia a edad temprana y es de difícil detección en esa etapa, por lo que se hace necesario conocer el estado de salud de niños y adolescentes en relación con los principales factores que originan la aterosclerosis, para poder ejercer influencia preventivo terapéutica a tiempo, y evitar las consecuencias de esta enfermedad en la adultez.8

Por esta razón se determinó identificar algunas señales de aterosclerosis tempranas, como el sobrepeso y las dislipidemias, en los adolescentes de la Secundaria Básica "Protesta de Baraguá".

 

MÉTODOS

Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, en adolescentes, supuestamente sanos, de 13 a 15 años, de la Secundaria Básica "Protesta de Baraguá", ubicada en el municipio Centro Habana, en el periodo de marzo a septiembre de 2012. La muestra estuvo constituida por 372 estudiantes.

Los adolescentes fueron entrevistados en la escuela, en un consultorio que cumplía el requisito de privacidad, iluminación y ventilación adecuado, y se utilizó el modelo de recolección del dato primario del Centro de Investigaciones y Referencias en Aterosclerosis (CIRAH).

Se realizaron mensuraciones del peso y la talla para el cálculo del índice de masa corporal (IMC),9 que se utilizó como indicador de obesidad de acuerdo con las tablas cubanas de percentiles según edad y sexo de 1982.10 Se consideraron no obesos a la agrupación de desnutridos con p< 3; delgados, p≥ 3 y p< 10; normopesos, p≥ 10 y p≤ 90; sobrepesos, p> 90-97; y obesos, p> 97. Para el cálculo de circunferencia de la cintura (CC), se midió la circunferencia mínima del torso. Esta se tomó utilizando la técnica descrita por Lohman y otros,11,12 cuyos puntos de corte son los siguientes: sin riesgo £ 90 percentil, posible situación de riesgo > 90-97 y francamente atípico > 97.

Se tomaron muestras de sangre venosa en condiciones adecuadas de asepsia y antisepsia, luego de un ayuno nocturno de 12 horas, sin modificaciones en el hábito alimentario. Las mediciones de colesterol total (CT) y triglicéridos (TG) séricos se realizaron en autoanalizador ELIMAT (SEPPIM, Francia) mediante los métodos de Watson13 y Carlsson,14 y los kits reactivos Colestest y Monotriglitest (HELFA-Diagnósticos, Cuba), respectivamente. El colesterol, unido a lipoproteína de alta densidad (CHDL), se determinó usando el método de Watson;13 y el colesterol, unido a lipoproteína de baja densidad (CLDL), se calculó con la ecuación de Friedewald.15 Todas las determinaciones se llevaron a cabo en el Laboratorio de Metabolismo de Lípidos del Departamento de Bioquímica y Fisiología del Instituto Nacional de Higiene de los Alimentos (INHA).

Para interpretar los datos cuantitativos de los lípidos se tuvo como guía comparativa las líneas directrices para niños y adolescentes de Kwiterovoich,16,17 que clasifican los resultados de acuerdo con los niveles siguientes:

- CT: deseable: < p75 (< 170 mg/dL) o < 4,39 mmol/L, alto limítrofe: p75-94 (170-199 mg/dL) o 4,39-5,19 mmol/L, y alto: ³ p95 (³ 200 mg/dL) o ³ 5,17 mmol/L.
- CLDL: deseable: < p75 (< 110 mg/dL) o < 2,84 mmol/L, alto limítrofe: p75-94 (110-129 mg/dL) o 2,84-3,3 mmol/L, y alto: ³ p95 (³ 130 mg/dL) o ³ 3,4 mmol/L.
- CHDL: deseable > p25 (> 45 mg/dL) o > 1,16 mmol, bajo limítrofe: p10-25 (35-45 mg/dL) o 0,90-1,16 mmol/L, y bajo: < p10 (< 35 mg/dL) o < 0,90 mmol/L.
- TG: deseable: < p75 (< 90 mg/dL) o < 1,01 mmol/L, alto limítrofe: p75-94 (90-129 mg/dL) o 1,01-1,45 mmol/L, y alto: p95 (³ 130 mg/dL) o 1,46 mmol/L.


Desde el punto de vista bioético se solicitó el consentimiento informado a todos los padres y alumnos, y la totalidad aceptó participar en la investigación.

El análisis estadístico consistió en calcular estadísticas descriptivas simples. Se calcularon números absolutos y frecuencia relativa. Se realizaron pruebas de comprobación de media entre variables de valoración nutricional y lipídicas entre sexos (prueba t), y se trabajó con una probabilidad de error menor de 0,05.

 

RESULTADOS

La distribución de los adolescentes estuvo constituida por 372 adolescentes, de los cuales 173 (46,5 %) pertenecían al sexo masculino y 199 (53,5 %) al femenino, y el grupo de edad que predominó fue el de 14 años.

En la tabla 1 se apreció que el peso, la estatura, la CC fueron mayores con relación estadísticamente significativa en el sexo masculino (p< 0,05), en comparación con el sexo femenino.

Se observó en la tabla 2 la distribución de adolescentes según valoración nutricional, IMC, CC y sexo, y se apreció -según IMC- que 76,3 % de los adolescentes no eran obesos, 15,1 % estaban en sobrepeso y eran obesos el 8,6 %, con un predominio del sexo masculino sin relación estadísticamente significativa en los diferentes sexos. El exceso de peso en general fue de 23,7 %. Se mostró, además, en la distribución de los adolescentes según CC y sexo, que el 78,2 % se consideraba sin riesgo, 13,7 % se encontraban en el grupo de posible riesgo (p90-97) y 8,1 % se encontraba en el grupo de francamente atípicos (p> 97). En relación con el sexo, predominó el masculino en situación de riesgo, y en el grupo mayor del p97 el mayor por ciento fue en el sexo femenino. Sumando los adolescentes con CC entre p90-97 y el p> 97, se encontró en 21,8 % de exceso de grasa abdominal.

La tabla 3 mostró que los valores de la media el CT, el CHDL, el CLDL y los TG fueron similares en los diferentes sexos, sin relación significativa entre ellos (p> 0,05).

En la tabla 4, que presenta la distribución de los adolescentes según valores de CT, CLDL y TG y sexo, se observó que la mayoría mostró una prevalencia mayor de CT, CLDL y TG deseable, pero desde el punto de vista de riesgo aterogénico, es importante detectar los valores de los lípidos alterados, tanto limítrofes como altos. El 18,5 % tenía CT limítrofe alto y 5,9 % alto, con predominio del sexo femenino. En la distribución de adolescentes según CLDL, se observó 8,6 % en el rango de limítrofe alto y 4,0 % lo tenía alto, con predominio de limítrofe alto en el sexo femenino y del CLDL alto en adolescentes del sexo masculino. En la distribución de los adolescentes según valores de TG y sexo, el 26,6 % tenía los TG limítrofe alto y 7,5 % lo tenía alto, con predominio del sexo femenino en los valores de TG limítrofe y alto respectivamente. No fue significativa la relación de CT, CLDL y TG entre los diferentes sexos (p> 0,05).

En la distribución de adolescente según valores de CHDL y sexo, se encontró que 312 (83,9 %) tenían los valores deseables, 52 (13,9 %) lo presentaban limítrofe bajo, y de ellos, 8 (2,2 %) tenían CHDL bajo. Según el sexo, predominó el femenino con limítrofe bajo y el sexo masculino con CHDL bajo. No hubo relación significativa entre sexos (p> 0,05).

 

DISCUSIÓN

Los resultados del presente estudio mostraron un exceso de peso de 23,7 %. Ardura Fernández plantea que la identificación precoz de algunos factores aterogénicos como obesidad, dislipidemia e hipertensión arterial, han permitido constatar que estos tienden a mantenerse elevados o en límites altos de la normalidad, a lo largo de seguimientos que abarcan desde el nacimiento hasta los 30 años, y en series longitudinales vigiladas desde 6 a 15 años consecutivos, lo cual es conocido como el fenómeno de canalización o tracking.18

Por otra parte, se plantea que la prevalencia de obesidad está aumentando de forma alarmante en todo el mundo, y en todas las edades, sin embargo no se encuentra dentro de los principales motivos de consulta en la edad pediátrica.19 Las complicaciones aparecen cada vez en edades más tempranas, y son visibles en niños y adolescentes (problemas psicológicos, de adaptación social, ortopédicos, hiperlipidemia, hipertensión, apneas del sueño, entre otros).20

En estudios nacionales Velazco21 encontró 16,2 % de adolescentes con sobrepeso y 24,3 % obesos, y fue esta prevalencia mayor a la encontrada en el presente estudio. González Sánchez22 identificó 8,3 % con sobrepeso y 11,1 % de obesidad; y, considerando la suma de ambas categorías, el exceso de peso fue de casi 20 % (comparado con el presente estudio la prevalencia fue ligeramente menor). Arrieta Zulueta23 reportó 19 % de adolescentes con sobrepeso, mientras que 9,50 % eran obesos, con valores superiores a los encontrados en la Escuela "Protesta de Baraguá".

En el ámbito internacional, Poletti,24 de Argentina, reportó una prevalencia de 17,1 sobrepesos y 4,7 % de obesidad, y fue este último dato menor al detectado en nuestro estudio. Sánchez-Cruz,25 en su investigación, mostró una prevalencia de sobrepeso de 26 %, y la de obesidad de 12,6 %, y en sus conclusiones planteó que el sobrepeso y la obesidad infantil y juvenil en España siguen siendo muy altas (cercanas al 40 %), pero no ha crecido en los últimos 12 años. Esta prevalencia supera la de nuestro estudio.

En otra investigación realizada en el estado de Chiapas, México, Velazco-Martínez26 observó en adolescentes de 12 a 15 años, alta prevalencia de sobrepeso (19 %) y obesidad (13 %), cifras que superan los resultados nuestros. En los Estados Unidos27 la prevalencia de obesidad en edades preescolares, escolares y adolescentes se ha incrementado el doble en la década del 80, y triplicado en los años 90. Un reciente estudio realizado en los años 2009-10 encontró un significativo incremento de peso en varones de 12-19 años, y concluyeron que la obesidad de niños y adolescentes era de 16,9 %, superior también a nuestro estudio.

La obesidad es el trastorno nutricional más frecuente durante la infancia y adolescencia. El incremento de su prevalencia y de la intensidad del exceso ponderal, han puesto de manifiesto las numerosas e importantes enfermedades asociadas a esta. La hiperinsulinemia y la resistencia a la insulina son el eje central del desarrollo posterior de estados de intolerancia a la glucosa, diabetes tipo 2 y/o síndrome metabólico. El depósito de grasa en el espacio visceral abdominal y en el espacio miocelular, y no la obesidad per se, es el principal factor independiente de riesgo para desarrollar resistencia a la insulina y el síndrome metabólico.21,28

En este estudio pudo apreciarse que el 21,8 % de los adolescentes (p> 90-97, más del p> 97) añaden al riesgo de sobrepeso y obesidad el riesgo del incremento de la grasa del abdomen.

Numerosos autores han señalado la utilidad de la CC como indicador de la grasa visceral, y han mostrado la relación directa con los problemas cardiovasculares28-30 y la relación entre obesidad superior o central y la diabetes mellitus tipo 2, aterosclerosis, infarto y anginas, entre otras,31-37 y se ha descrito cómo un exceso relativo de adiposidad abdominal puede estar relacionado con elevadas concentraciones de colesterol, lípidos e insulina.38-40 Dada la extraordinaria importancia de la obesidad de tipo central en su relación directa con el riesgo metabólico y cardiovascular, la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad ha sugerido el uso de la CC en la práctica diaria clínica.

Aunque la prevalencia del CT deseado fue mayor en los diferentes sexos, es de vital importancia mostrar el riesgo aterogénico al que está expuesto el resto de los adolescentes. El 24,5 % de los adolescentes presentaron los valores de CT limítrofes altos y altos, y la prevalencia de hipercolesterolemia fue de 5,9 %. El CLDL tuvo una prevalecía 12,6 %, sumando los adolescentes que se encontraban en el rango limítrofe alto y alto. Por su parte, el CLDL alto estuvo presente en 4,0 %, la prevalencia de CHDL bajo fue de 2,2 %, y en el rango limítrofe bajo de 13,9 %. La de los TG fue de 34,1 %, sumando los rangos limítrofe alto y alto, y la prevalencia de hipertrigliceridemia fue de un 7,5 %.

En la edad pediátrica, la hipercolesterolemia representa un factor silencioso de riesgo para el desarrollo, a largo plazo, de ateroesclerosis. El pediatra, como promotor del cuidado de la salud de los niños, se encuentra en la posición ideal para identificar oportunamente los pacientes con trastornos de los lípidos, y así disminuir riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.41

Algunos investigadores señalan que cifras de CT > 180 mg/dL (4,66 mmol/L) en la niñez, son predictivas de CT > 240 mg/dL (6,22 mmol/L) en la edad adulta.42 La hipertrigliceridemia se relaciona con la obesidad, y se asocia con una producción endógena incrementada de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). En la obesidad disminuye la actividad de la lipasa lipoproteica, que es responsable de la hidrólisis de los TG del núcleo de las VLDL.21,43

Al comparar los resultados de esta investigación con otros autores, se encontró que en el estudio FRICELA,44 realizado en Argentina, que el 11,7 % de los adolescentes presentaban valores de CT por encima de 200 mg/dL, es decir, en el rango de alto. El estudio de Arjona Ortegón y otros,45 de Costa Rica, presenta valores similares en cuanto a la prevalencia de CT elevado (12,35 %), y muestra una prevalencia de hipertrigliceridemia de 12 %, HDL-C bajo de 9,9 % y LDL-C elevado del 13,3 %.

El estudio de Salazar Vázquez y otros46 presenta una prevalencia de hipertrigliceridemia de 7,3 % y de 29,1 %, considerando la ausencia o presencia de obesidad, respectivamente. El estudio ERICA consideró que la alteración de cualquiera de los parámetros, ya sea que esté elevado en forma aislada o en combinación con otros, era suficiente para definir la presencia de dislipemia, como lo afirma el Consenso sobre Factores de Riesgo de Enfermedad Cardiovascular en Pediatría, en el apartado sobre hipercolesterolemia.47,48 Saez,49 en su estudio, realizado en Perú, muestra que la frecuencia de hipertrigliceridemia fue de 21,1 % en los adolescentes del sexo masculino y 15 % en el femenino; mientras, la de hipercolesterolemia, fue 10,5 % en el sexo masculino y 5 % en el femenino. Gotthelf50 hizo referencia en su artículo que en Misiones se halló hipertrigliceridemia en 19,0 % y HDL bajo en 17,3 %, y la afectación mayor que refirieron fue la hipertrigliceridemia.

La prevalencia de dislipidemia de nuestro estudio fue menor a la encontrada en esas investigaciones, pero sí coincide con el último estudio revisado, en el cual se plantea que la alteración lipídica observada con mayor frecuencia fue la hipertrigliceridemia.51

Los individuos con sobrepeso presentan mayor riesgo de hipertensión y dislipidemias, situación que incrementa espectacularmente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Así mismo, los patrones alterados de dislipidemias se consideran predictores de los valores por alcanzarse en la edad adulta.

La dislipidemia está en todos los estratos de la clasificación nutricional incluyendo el normal y el delgado, según reporta la bibliografía, por lo que se hace necesario investigar, además, acerca de los hábitos alimentarios, la actividad física y los antecedentes familiares, en busca de factores de riesgo para la presencia de la dislipidemia.45

En conclusión, se plantea que alrededor de la cuarta parte de los adolescentes tenían exceso ponderal y distribución central de la adiposidad, casi la cuarta parte tenía el CT limítrofe y alto, y más de la tercera parte presentaron los TG en el rango limítrofe alto y alto, por lo que la alteración lipídica observada con mayor frecuencia fue la hipertrigliceridemia.

 

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Recibido: 4 de febrero de 2014.
Aprobado: 30 de abril de 2014.

 

 

Lourdes Rodríguez Domínguez. Policlínico Universitario "Nguyen Van Troi". Avenida Salvador Allende esquina a Hospital, municipio Centro Habana. La Habana, Cuba. Correo electrónico: lourdes.rodriguez@infomed.sld.cu