INTRODUCCIÓN
Al comenzar en Cuba la Guerra de los Diez Años (1868 - 1878) contra el colonialismo español, Giuseppe Garibaldi envió una epístola a la esposa del patriota y novelista cubano Cirilo Villaverde, una mujer que apoyó en el extranjero la insurrección cubana. El revolucionario italiano expresó:
“Con toda mi alma he estado con Uds. desde el principio de su gloriosa revolución”.1
Décadas después, el 16 de septiembre de 1881, José Martí en el periódico: La Opinión Nacional de Caracas, en Venezuela, expresó:
“Un corazón existe en Europa, vasto y ardiente, en que hay lugar para todo dolor y goce humano, y hecho a todo acto heroico o sentimiento generoso. De una patria, como de una madre, nacen hombres; la Libertad, patria humana, tuvo un hijo, y fue Garibaldi”.2)
El doctor Francesco Federico Falco fue como ellos, un revolucionario comprometido con la causa independentista de los cubanos. Con fervor solidario, participó en la guerra organizada por José Martí contra el colonialismo español iniciada el 24 de febrero de 1895.3,4) Prestó servicios como médico del Ejército Libertador; fue un ejemplo de la adhesión italiana a la causa cubana.
Este trabajo tiene como objetivo evocar la actitud revolucionaria del doctor Francesco Federico Falco, el médico italiano que participó en la guerra de 1895 a favor de la causa cubana y destacar la vigencia de sus valores internacionalista.
DESARROLLO
La causa de la independencia de Cuba, en el siglo XIX, contó con muchos partidarios en Europa. Sin embargo, desde la guerra iniciada por los cubanos en 1868, la contribución más notable de sacrificio y sangre fue de los italianos. El inicio de la guerra de 1895 tuvo también repercusión en Italia, donde sectores del Partido Republicano crearon un movimiento en favor de la causa cubana y fundaron el Comité Central por la libertad de Cuba, que recibió apoyo de partidos radicales y socialistas,5) del cuerpo de voluntarios garibaldinos6) y la fraternidad masónica.7) La causa cubana suscitó debates políticos en el Parlamento de Roma. Entre los que respaldaron la causa cubana estuvo el doctor Francesco Federico Falco, un fogoso orador de tendencia socialista, quien mostró su adhesión a favor de la independencia de Cuba.
Nació el 12 de abril de 1866 en Penne, una ciudad con rasgos medievales en la región de los Abruzos en la provincia dePescara, al centro de Italia. Su actividad política la inició en 1887 en el Partido Republicano, del que llegó a ser candidato al congreso italiano. En 1888, cuando era aún estudiante universitario, publicó el artículo de orientación socialista "La emancipación de Roma". Además, dirigió el diario “La Tribuna" y colaboró con otros, como "El Mensajero de Roma", "La Cintilla de Cesena" y "El Pueblo toscano".7 Estudió medicina en la Universidad de Roma donde se graduó en 1891 y se especializó en cirugía.
El doctor Falco ejerció con éxito la medicina en Roma, hasta que su apasionada dedicación a la causa cubana le impidió atender convenientemente la profesión.8 Pocos meses después de iniciada la guerra del 95, el 4 de abril de 1896, solicitó enfáticamente que el tema cubano fuera considerado como del partido;6) participó en la creación del Comité Italiano por la Libertad de Cuba, del que fue secretario. En el mes de mayo solicitó al subdelegado del gobierno revolucionario en París, participar en la lucha de los cubanos. Le fue denegada su solicitud por la importante función que él desarrollaba en Italia a favor de Cuba.
Continuó una intensa campaña de discursos y publicación de artículos políticos en apoyo a la causa independentista. Con su admirable labor propagandística logró recaudar dinero destinado a socorrer los heridos de la guerra librada por los cubanos. Además, trabajó en la captación de voluntarios dispuestos a luchar contra el colonialismo español.9) Con igual motivo impartió un ciclo de conferencias con el tema “Fases históricas de la isla de Cuba, y su derecho a la libertad.”6
En Italia se conoció la muerte del lugarteniente General Antonio Maceo Grajales, el 7 de diciembre de 1896. La noticia fue divulgada ampliamente en los medios de prensa, con marcado impacto en el pueblo italiano, que seguía con interés los sucesos que ocurrían en la guerra de los cubanos por su independencia. Los universitarios junto a la juventud romana, realizó homenajes en honor al “Héroe de Baraguá”. Así mismo, el doctor Falco terminó el libro La lucha de Cuba y la solidaridad italiana10 que fue publicado el 1ro. de enero de 1897, en su texto manifestó su apoyo a la causa de los cubanos, además brindó información para que los italianos conocieran mejor a Cuba y su heroico esfuerzo por librarse del colonialismo español y lograr la independencia.
En 1898 se aceleraron los acontecimientos en Cuba. El 15 de febrero ocurre la explosión del acorazado norteamericano Maine en la Bahía de La Habana y el 20 de abril los EE.UU. declaró la guerra a España. En Italia, el 14 de abril, el Comité Central por la Libertad de Cuba y el Comité Cubano de Residentes en Roma, conjuntamente acordaron enviar al doctor Francesco Federico Falco a Cuba, con una nota de apoyo al presidente del gobierno insurreccional.11
Con la edad de 32 años y la firme decisión de participar en la guerra en Cuba, viajó a París y luego a Nueva York, donde en breve estancia, aprovechó para publicar en el periódico "Progreso Ítalo-Americano" artículos para divulgar la causa cubana en los EE.UU. Fue enviado a la Florida, para unirse con un grupo de voluntarios italianos, a la expedición mambisa conducida por el capitán Pérez Stable, que zarpó de Cayo Hueso.12) Su bautizo de fuego ocurrió en un islote antes de llegar a tierra firme, cuando disparó con un rifle Springfield a un barco español que se les aproximó. El desembarcó ocurrió en junio por la playa Guanaja, en la costa norte de Camagüey; trajeron armas y ayuda financiera.10,11
Días después, tras una marcha por zonas boscosas de Camagüey, fue recibido cordialmente por el Mayor General Bartolomé J. Masó Márquez, presidente de la República en Armas (1897 - 1899) en el campamento “La Esperanza”. El doctor Falco dejó testimonio del aquel encuentro en un artículo que publicó más tarde, en el cual relata sus impresiones sobre el insigne patriota.11 El delegado del Comité Italiano por la Libertad de Cuba, se incorporó al Ejército Libertador como médico en el Cuerpo de Sanidad,6,7) con el grado de capitán, pero poco después por el valor que demostró fue ascendido a comandante (Fig. 1).
Un relato testimonial del médico italiano,13 del 15 de septiembre de 1898, ofrece evidencias de su actuación como médico en la guerra. Fue en una intervención quirúrgica en el ingenio Narcisa, cerca de Yaguajay. En territorio donde operaba el Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador y se desplazaba el estado mayor del General en Jefe Máximo Gómez, a quien destaca por su preocupación por los enfermos, al referir:
“Ayer, mientras a la mujer de un campesino se le hacía la desarticulación del puño a causa de un cáncer difundido por todo el dorso de la mano, entre nosotros estaba Máximo Gómez, al lado de su médico Lucas Álvarez. Aquella pobre mujer, acostada sobre la mesa de operatoria, quiso besarle la mano y se adormeció en los vapores del cloroformo, exclamando repetidamente entre sollozos: ¡El General es mi padre!”
El doctor Lucas Álvarez Cérice, citado en el testimonio, se incorporó el 13 de octubre de 1896 al Ejercito Libertador como médico del cuarto Cuerpo.14,15 El 18 de diciembre era médico del Cuartel General, con el grado de teniente coronel. Estos datos ubican al médico italiano en el territorio norte de Las Villas. Fernando Ortiz,16 estudioso de la solidaridad entre italianos y cubanos, en su libro Los mambises italianos se refiere al doctor Falco como comandante del Cuerpo de Sanidad, lo que coincide con otros autores.7 Sin embargo, no es mencionado en otros trabajos15,17) sobre el Cuerpo de Sanidad ni en el escalafón14) de médicos del Cuerpo de Sanidad. Este último documento aunque fue publicado al terminar la guerra, realmente corresponde al estado de completamiento al finalizar el año 1897, meses antes de la llegada del médico italiano a Cuba.
La firma del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898 finalizó la guerra. España cedió la soberanía y propiedad de Cuba y otras posiciones a los EE.UU. Fue instaurado en la isla un gobierno militar de ocupación (1899 - 1902). El doctor Falco fue designado en 1901 delegado oficial al V Congreso de Antropología Criminal en París, además hizo estudios sobre potenciales áreas de comercio en países europeos: Holanda, Bélgica y Alemania.7)
Al instaurarse la República, el 20 de mayo de 1902, permaneció en el país, se integró a la sociedad y en 1903 adoptó la ciudadanía cubana, fue distinguido con la condición de Ciudadano adoptivo por ciudades cubanas.12) En La Habana fundó la revista La Cultura Latina,7 que publicó trabajos sobre sociología, criminología, ciencia penitenciaria, educación, historia y otros temas, además de ser la primera en promover ideas socialistas en Cuba y otros países de Suramérica. Colaboró como articulista en El Diario de la Marina y La Discusión.7) En la República recién fundada, desempeñó funciones militares, ejerció la medicina y colaboró con instituciones científicas, culturales y docentes, entre estas últimas se destaca la Universidad de la Habana, donde intentó crear la cátedra de lengua y literatura italiana.
El gobierno cubano lo designó en cargos oficiales en Europa. En 1903, fue cónsul en Génova y en 1906 en Hamburgo. En 1920 fue representante en el Instituto Internacional de Agricultura de Roma y ministro plenipotenciario en Italia, hecho que inició las relaciones diplomáticas entre los dos países. En 1921 fue delegado en la conferencia internacional de inmigraciones europeas hacia América Latina, ese año publicó un informe en Italia sobre la emigración italiana a Cuba, realizado por encargo del Ministro de Agricultura, Comercio y Trabajo.7
Los jefes militares de las guerras por la independencia causaron admiración al médico italiano. Al General en Jefe Máximo Gómez Báez, le dedicó en 1897 la obra biográfica El jefe de los mambises.13) En muchos escritos mencionó con respeto y devoción al lugarteniente General Antonio Maceo Grajales.18) Un patente homenaje es la tarja de bronce que donó el pueblo italiano y, por su iniciativa, grabó el escultor Héctor Ferrari para el mausoleo en el Cacahual que rinde honor al lugarteniente General Antonio Maceo Grajales y a su ayudante, el capitán Francisco Gómez Toro, hijo del Generalísimo.16 Del mismo modo escribió sobre otros líderes del independentismo cubano, destacándose los referidos a los generales Calixto García Iñiguez,19) José Lacret Morlot20 y Bartolomé J. Masó Márquez.11
Su labor intelectual fue fructífera, con una extensa obra literaria en temas variados escritos en cuatro idiomas: español, italiano, francés e inglés,7 lo que es revelador de su vasta cultura. Sobre Cuba mostró conocimientos de su historia y cultura, la lucha independentista, las relaciones con otros países y sobre las principales personalidades políticas y militares. Entre sus libros se citan:
La lucha de Cuba y la solidaridad italiana, de 18978
La obra de los congresos penitenciarios internacionales, de 190621
Al pie de la bandera: conmemorando el 10 de octubre de 1868, de 190822
El ideal cubano, de 191023
La inmigración italiana y la colonización en Cuba, de 191224
Veinte años después del grito de Baire: apuntes críticos de política cubana, de 191525
En esta última obra agrupó artículos sobre la situación política y social en Cuba después de finalizar la guerra cubano hispano norteamericana, la ocupación estadounidense y la etapa fundacional de la República. En sus obras divulgó la historia cubana y su lucha por la independencia. Mostró ser un articulista polémico que realzó a Cuba como un cubano de corazón, aunque no haya sido su país de nacimiento. La revista Cuba Contemporánea lo caracterizó del siguiente modo:
“...es un distinguido y muy culto escritor, de espíritu imparcial y ecuánime”26.
Como pocos en su época, empleó el método materialista dialéctico para analizar la situación político y social de Cuba en la primera década de instaurada la República y las expectativas para la recién instituida nación en los influjos del modernismo; de modo reflexivo expresó:
“A las dos generaciones revolucionarias que fecundaron con su generosa sangre la idea nacional de Cuba, concurriendo con abnegados esfuerzos a derribar el régimen colonial y fundar la República, debía seguir una generación más intelectualmente activa, que inspirándose en el pensamiento de los egregios varones que en medio de las tinieblas del despotismo no dejaron apagar nunca la llama de su idealismo regenerador, infundiendo un alma nueva en un pueblo envilecido bajo una explotación sin comparaciones en la historia del siglo, fomentara instituciones sólidas de educación y cultura, que secundando los impulsos democráticos de la nueva nación, desenvolviera una actividad perseverante de indicación, control y propulsión, encauzando con tino y perspicacia el desarrollo racional de todas las fuerzas sociales del país”25.
Fue autor de una colección de ensayos, editados en Nueva York a fines del siglo XIX, sobre la visita de Giuseppe Garibaldi a Cuba en los años 1849 y 1850.27) La obra fue acogida con mucho interés por los sectores del independentismo cubano en los EE.UU. El doctor Falco fue sin dudas una persona comprometida con la causa cubana, como expone en sus propios testimonios:9
“Toda la actividad de mi existencia, sin interrupción en un solo momento, ha sido empleada en bien de Cuba, con la fe constante y la invariable consecuencia que se reflejan en todos mis trabajos posteriores.”
Al único hijo, que por nombre puso el del “Titán de Bronce” en honor al héroe cubano, le dedicó en 1919 el libro La representación de Cuba libre en Italia durante la última guerra de independencia9) en el cual ratificó su pasión por Cuba:
“A mi hijo Maceo Falco aviador en el ejército americano; no pudiéndole legar mejor herencia que la modesta historia de mis esfuerzos consagrados al triunfo de los ideales de justicia en las luchas libertadoras de los cubanos, dedico estas páginas como estímulo, augurio y nuevo testimonio de mi cariño”.
Desde 1927 residió de modo permanente en el país de su nacimiento. La infausta época del fascismo en Italia fue severa con él, por ser republicano y partidario del socialismo. Fue inhabilitado, al mismo tiempo las inestabilidades en los gobiernos cubanos dieron lugar a que dejara de recibir la pensión por los servicios prestados a Cuba. Vivió en Rapallo y en Livorno. En estado de penuria fallece a los 78 años, el 11 de agosto de 1944.7
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) el gobierno cubano rompió relaciones diplomáticas con el gobierno fascista de Italia; para declararle la guerra el 11 de diciembre de 1941. Esto provocó resquemores hacia sus nacionales, por considerarlos simpatizantes con la ideología impuesta por el régimen imperante. De este modo, fue languideciendo el recuerdo de uno de los italianos que con mayor fervor obró por la independencia de Cuba.7) La Revolución cubana y la Asociación Cultural Italiana Francesco Federico Falco recuperan su valiosa impronta.
La colaboración de médicos cubanos formados con sólidos principios éticos y patrióticos,28 que han trabajado junto a los colegas italianos, combatiendo al nuevo y virulento coronavirus causante del síndrome respiratorio agudo grave, infección que provocó una verdadera tragedia sanitaria en algunas regiones de Italia,29) hace recordar aquel doctor italiano que en las postrimerías del siglo XIX, se incorporó a la sanidad militar del Ejército Libertador para combatir por la independencia de Cuba junto a los médicos cubanos.
En este trabajo se presentaron datos poco divulgados sobre las históricas relaciones de solidaridad entre las dos naciones. Es también un modesto homenaje a los paradigmáticos revolucionarios Giuseppe Garibaldi y José Martí.