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Economía y Desarrollo

versión On-line ISSN 0252-8584

Econ. y Desarrollo vol.167 no.2 La Habana jul.-dic. 2023  Epub 01-Jul-2023

 

Artículo original

La inversión extranjera directa en China

Foreign Direct Investment in China

0000-0002-3514-2434Déborah Rivas Saavedra1    , 0009-0004-4178-120XMaría Isabel García Hernández1  , 0000-0002-7340-8539Rosa Bell Heredia2 

1 Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera. La Habana. Cuba.

2 Facultad de Economía de la Universidad de la Habana. Cuba.

RESUMEN

Dado el relevante rol que tiene la inversión extranjera directa (IED) y debido a la preocupación de varios autores con respecto a la relación existente entre las inversiones extranjeras directas y el crecimiento económico de un país, el trabajo realizado se propone identificar si hay una correlación entre estos indicadores económicos, tomando a China como país de objeto de estudio. Para ello, se efectúa una caracterización de la IED en este país, se hace énfasis en sus disímiles aportes, los determinantes e incentivos a la inversión. Este trabajo abarca datos fundamentalmente hasta el 2019, en el contexto de pre pandemia COVID-19. Además, con la utilización del software SPSS Statistics y bases de datos se procede a realizar un estudio de correlación entre el Producto Interno Bruto y la IED, y se obtuvo como resultado una correlación directa y fuerte entre IED y crecimiento económico en China. Al finalizar se exponen experiencias que pudieran ser acogidas por Cuba.

Palabras-clave: crecimiento económico; desarrollo económico; inversión; inversión extranjera directa

ABSTRACT

Foreign direct investment (FDI) currently plays a relevant role in the world economy. During the last decades, several authors have been concerned about the relationship between foreign direct investment and the economic growth of a country. This work aims to identify if there is a correlation among these economic indicators, using China as study country. In order to meet this objective, a characterization of FDI is carried out in the selected country, with emphasis in its dissimilar contributions, and the determinants and incentives for investment. This work covers data fundamentally until 2019, in the context of pre-pandemic COVID-19. In addition, with the use of SPSS Statistics software and databases, a correlation study between the Gross Domestic Product and foreign direct investment has been carried out. As result, a direct and strong correlation between FDI and economic growth is obtained from the Asian country. At the end, there are experiences to following for Cuba.

Key words: economic growth; economic development; investment; foreign direct investment

INTRODUCCIÓN

La inversión extranjera directa (IED) se define como una operación que involucra una relación de largo plazo, en la cual una persona física o jurídica residente de una economía (inversor directo) tiene el objetivo de obtener una participación duradera en una empresa o entidad residente de otra economía (García y López, 2020). De acuerdo con Rivalta y Rodríguez (2015), la IED tiene como fin la búsqueda y la obtención de beneficios; además ha tenido cada vez mayor importancia a nivel global, sobre todo en las últimas décadas con el fenómeno de la globalización y las cadenas globales de valor.

Se considera la atracción de inversiones extranjeras como un medio para alcanzar el desarrollo económico, mayor grado de modernización, el crecimiento de las rentas- productividad y del empleo. Pero si bien la IED es fuente de muchos beneficios, también puede desencadenar elementos negativos económicos. Por esta razón, es necesario un buen manejo de las políticas por parte del país receptor y prestar atención en la calidad y tipo de inversión a efectuar.

En torno al tema de las inversiones, existen varios argumentos de autores que defienden la idea de que la IED tiene un impacto positivo sobre el crecimiento y desarrollo económico del país receptor, pero hay otros que desmienten esta causalidad. Por esta razón, en este trabajo se le presta mucha atención al estudio de correlación entre la IED y el crecimiento/desarrollo económico.

En la actualidad, China juega un papel cada vez más importante en el escenario mundial debido al crecimiento económico que presenta, y llega a estar entre las tres principales potencias económicas del mundo (Ducon, 2008). A partir del año 2002, los flujos de entrada de IED crecieron a un ritmo rápido y estable siendo cada vez más parecidos a los de países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Alemania (Fang, 2018).

Ante la relevancia que tiene la inversión extranjera directa a nivel internacional y en Cuba, es necesario hacer un estudio de las tendencias de la IED. De esta manera se podría realizar un diagnóstico del proceso inversionista en China que actualmente presenta un impactante despertar económico y, a la vez, presenta un modelo de desarrollo similar al de Cuba y esbozar algunas experiencias del gigante asiático que pudieran evaluarse en nuestro país.

CARACTERÍSTICAS DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN CHINA

A partir del año 1979, el gobierno chino liderado por Deng Xiaoping comienza a dar los primeros pasos de su proceso de apertura económica y elaboración de reformas liberales, los cuales les han permitido obtener elevados flujos de IED. Toda esta situación y los determinantes e incentivos a la inversión han atraído la atención de un gran número de inversionistas extranjeros y han conducido a esta economía asiática a beneficios como: crecimiento económico, desarrollo tecnológico y mejoras sociales. Un aspecto muy importante en el proceso inversionista de este país es el otorgamiento de una mayor capacidad de aprobación de proyectos de IED a los gobiernos locales, lo que ha permitido una mayor participación de las instituciones locales y una descentralización que conduce a un incremento de la flexibilidad y agilidad durante el proceso inversionista y a una simplificación y aceleración de los trámites administrativos (Ruiz, 2015).

A mediados de 1979, como parte de la liberalización gradual, se crearon las primeras zonas económicas especiales (ZEE). Las cuatro primeras contaban con toda la infraestructura necesaria para el comercio mediante puertos y transporte terrestre. Posteriormente, en 1984, se crearon catorce ciudades costeras abiertas y zonas de desarrollo económico y tecnológico con características e incentivos muy similares a los de las ZEE.

Luego, a principios de los años noventa, se establecieron las zonas de alto desarrollo tecnológico, las cuales impulsaron fuertemente la atracción de IED dirigida a la industria que emplease tecnología avanzada; además, se constituyeron las dos primeras áreas de libre comercio (Fernández, 2016). Otro de los elementos que trajeron consigo la apertura al comercio y la mejora de las políticas en China fue su adhesión a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001.

Según Hernández (2019), los objetivos de las ZEE estuvieron enfocados en atraer IED, generar empleo, expandir las exportaciones, trasferir habilidades de gestión y administración, uso eficiente de materiales domésticos y estimular el crecimiento económico en regiones menos desarrolladas del país. Además, afirma que estas zonas fueron la plataforma de la modernización de China, las cuales permitieron el incremento del empleo, la especialización tecnológica, la apertura al mercado internacional, el desarrollo de infraestructura y la capacitación de la mano de obra, desencadenando la creación de clústeres o agrupaciones empresariales e industriales competitivas a gran escala.

Con relación al panorama de la IED en el plano sectorial, este no ha contado con cambios muy significativos durante todos estos años. En un primer momento la inversión extranjera se concentró en el turismo y en el ensamble industrial. Luego, a partir de finales de los años 80, la IED se ha dirigido mayormente a la industria manufacturera, destacándose dentro de la misma: las manufacturas avanzadas, la producción de materiales eléctricos y electrónicos, y las ramas relacionadas con las TIC. También ha ocurrido un paulatino aumento de los flujos dirigidos a la industria farmacéutica, de biotecnología, maquinaria eléctrica, equipos electrónicos e industria química.

En cuanto al sector servicio, con la incorporación de China a la OMC (Organización Mundial de Comercio, 2018), se abrió el sector de las telecomunicaciones para las empresas de capital mixto de hasta un 49 % de inversión extranjera (Castro, 2016). Además, a partir del año 2002, se permite la participación de empresas extranjeras en el mercado bursátil chino y se autoriza a las entidades extranjeras a ofrecer ciertos servicios financieros sin restricciones, incluyendo cambios de divisas, y emitir tarjetas de crédito, por lo que el sector bancario deja de ser un sector sobreprotegido y dominado por el poder estatal. En los últimos años, el sector servicio ha cobrado una importancia gigantesca por su contribución al valor agregado bruto y ha llegado a concentrar en la actualidad más de la mitad de la IED total. En ese sector resaltan los servicios: informáticos y de software, inmobiliarios, el comercio al por mayor y menor, los hoteles y restaurantes, como también los servicios brindados a empresas.

Por otra parte, la cantidad de filiales de empresas multinacionales (EMN) localizadas en China son cada vez mayores. Estas EMN establecidas en el gigante asiático realizan constantes inversiones en actividades de I+D, sobre todo en la industria de equipos informáticos, la del automóvil, la farmacéutica y la de biotecnología. Esta situación provoca que China se posicione en primer lugar como destino más atractivo que tienen las EMN para instalar sus centros de desarrollo de actividades de I+D (Labrador, 2006).

Se destaca que la mayor actividad inicialmente se concentró en el ensamblaje y en el sector manufacturero, pero la mayor entrada de las trasnacionales le permitió fomentar la producción y exportación de bienes con un mayor valor agregado, es decir, han crecido los sectores de servicios y aquellos intensivos de capital enfocados a las exportaciones. Actualmente, la mayoría de los productos que son vendidos en cualquier parte del planeta son elaborados por China y esto muestra el fuerte potencial del comercio exterior y, sobre todo, de las exportaciones del gigante asiático.

Entre los principales determinantes de la inversión en China se encuentran los bajos salarios, el gran tamaño del mercado y la localización (Labrador, 2006). Esta última es uno de los factores más importantes, pues brinda numerosas ventajas como: posesión de recursos naturales, materias primas, fuentes de abastecimiento, infraestructuras modernas, estabilidad política y social, así como el tamaño del mercado. Además, este país presenta una localización geográfica beneficiosa puesto que controla un extenso litoral que va desde el Mar del Japón hasta el Golfo de Tonkín. Es la cuarta nación más extensa del mundo, ubicada en el centro de la región Asia-Pacífico, y colinda con países importantes como Rusia, India, Vietnam y Pakistán. Esta posición geográfica posibilita establecer relaciones comerciales dinámicas, la instalación y operación de enormes compañías y la circulación de capital (Ferrero, 2015).

El flujo de IED se ha dirigido principalmente a las zonas especiales con regímenes ventajosos, como es el caso de las zonas abiertas y las áreas costeras del este del país (Salvador, 2012). De igual forma, el amplio esquema de incentivos fiscales presente en China ha jugado un papel muy significativo (Giner y Giner, 2002). Las empresas de capital extranjero que desarrollen determinadas actividades pueden llegar a acogerse a reducciones en el impuesto sobre sociedades e incluso a vacaciones fiscales, posibilidad de importar bienes sin estar sujetas a impuestos, y exenciones de determinados derechos de aduana a las zonas de libre comercio (ZLC), sobre todo, se han aplicado incentivos fiscales en sectores exportadores y de alta tecnología.

Entre los lugares que dotan de grandes cifras de IED a China a partir de 1998, hasta la actualidad, se encuentran los paraísos fiscales: Islas Vírgenes, Islas Caimán o Samoa Occidental, las cuales -al contar con puertos libres- permiten que empresas transnacionales que radican en otros países hagan parecer suyos los capitales que llegan a China (Castro, 2016). Mientras tanto, Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Taiwán, Japón, Corea del Sur y algunos países de la Unión Europea como Alemania y Holanda siguen siendo inversores destacados para el gran país asiático (Instituto de Comercio Exterior, 2022).

El 1ro de enero del 2020 se aprueba la nueva Ley de Inversión Extranjera la cual rige el proceso inversionista en este país. Este documento logra reducir el número de restricciones anteriores y les brinda a los inversionistas una mayor cantidad de ventajas, pues agrupa tres anteriores leyes en solo una, abarcando las modalidades del establecimiento de una nueva compañía financiada por fondos extranjeros, de forma individual o con cualquier otro inversor, la compra de acciones o valores de una compañía china, la inversión en un proyecto en China, de forma individual o con cualquier otro inversor y la inversión a través de cualquier otro método permitido por la ley. La simplificación del proceso de formación de empresas de propiedad extranjera consiste en que se les da la posibilidad a los capitales foráneos de adquirir acciones en empresas privadas chinas. Se les otorga a los inversionistas acceso al mercado de fondos de inversión chino y se les permite la compra de acciones que cotizan en bolsas de Shangai y Shenzhen.

Un cambio importante fue que la norma designa a la Junta de Accionistas como la máxima autoridad de la compañía, en lugar de la Junta de Directores en las anteriores, por lo que la distribución de las ganancias, transferencias y contribuciones de capital bajo la nueva ley permite a las compañías distribuir ganancias en una base diferente de la contribución proporcional al capital de la compañía, a partir de lo que decidan sus accionistas. La distribución de otros activos en liquidación se podrá distribuir proporcionalmente en relación a la participación accionaria. También la transferencia de acciones de un accionista a otra persona requerirá una mayoría de más del 50 % para ser aprobada, no de la totalidad de estos.

Otro cambio tiene que ver con que las contribuciones de capital podrían hacerse en valores de una entidad china o extranjera, eliminando las restricciones actuales. En cuanto a la igualdad en el tratamiento y la protección de la propiedad intelectual, si una actividad no está prohibida o restringida, una inversión extranjera será tratada de igual manera que una inversión local bajo la nueva ley. Esto incluye el goce de las mismas políticas de desarrollo de la compañía, la participación en ejercicios de contratación gubernamental, la recaudación de fondos en mercado de capitales a través de la emisión de acciones, bonos corporativos y otras garantías u otros medios de recaudación permitidos por la ley, creando igualdad de condiciones para obtener fondos.

De igual forma, la nueva ley refuerza la protección de la propiedad intelectual (PPI), tema que ha sido un problema para las compañías extranjeras por mucho tiempo. Toda propiedad intelectual (IP) creada por una entidad extranjera o por una entidad extranjera que recibió inversión será protegida, toda infracción será investigada y los reclamos válidos serán ratificados. Las regalías podrán transferirse libremente fuera del país y todo órgano gubernamental que tenga conocimiento de la IP de una entidad extranjera en el curso normal de sus negocios, mantendrá la confidencialidad de su IP.

Un elemento significativo para el proceso inversionista chino es el anuncio de la Iniciativa de la Franja y Ruta de la Seda (IFR) en el año 2013, la cual fue considerada por el presidente Xi Jinping como «el proyecto del siglo» (Olinga-Shanon, Barbesgaard, Vervest, 2019). Las cinco áreas prioritarias de la IFR se detallan en el documento Visión y Acciones del gobierno chino. La coordinación en materia de política es una de estas áreas, la cual tiene como objetivo sincronizar los planes de desarrollo de los países participantes en esta iniciativa, y elaborar políticas nacionales y locales que posibiliten el despliegue de la IFR. También está la conectividad de las infraestructuras, cuyo principio es mejorar las infraestructuras materiales e inmateriales que conectan los países y regiones participantes, como carreteras, puertos, cables de fibra óptica, satélites y sistemas informáticos aduaneros (Olinga-Shanon, Barbesgaard, Vervest, 2019).

Las autoridades chinas han planteado que la libre circulación al comercio y la inversión es otro tema relevante en la IFR, y para ello se pretenden eliminar las barreras al comercio y las inversiones internacionales, establecer ZLC y fomentar la inversión y el comercio internacional. Además, con la integración financiera de este proyecto se intensifica la cooperación financiera, se internacionaliza la moneda china y se fortalece el papel del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y otros fondos.

ESTUDIO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO Y LA IED EN CHINA

Una vez conocidas las principales características del proceso inversionista de China es necesario realizar un estudio sobre el comportamiento del producto interno bruto (PIB) y los flujos de IED en este país. Las cifras que se brindan como datos de estos indicadores se han obtenido de la base de dato del Banco Mundial y están expresadas en precios corrientes. En la Figura 1 se aprecian las cifras del PIB de China desde el año 1979 hasta el 2019.

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del Banco Mundial (2021a).

Figura 1. PBI de China a precios corrientes.  

Como se puede observar, el PIB del gigante asiático en el periodo estudiado se ha comportado de forma regular, ha mantenido una trayectoria creciente de manera constante, sin presentar valores negativos en todos esos años. Es necesario destacar que en los primeros 15 años las cifras del PIB no son muy relevantes y tampoco cuentan con grandes variaciones de un año a otro. Sin embargo, según Banco Mundial (2021a), a partir del año 1995 los valores de este indicador económico comienzan a ser cada vez mayores en China, al sobrepasar los 735 mil millones de dólares (USD) y llegar a su máximo valor en el año 2019, con una cifra de PIB de 14 342 miles de millones de dólares (USD). Todo esto se produce gracias a las reformas económicas emprendidas por el gobierno chino y la gran importancia del sector externo. Por otra parte, las tasas de crecimiento del PIB son muy altas, en muchos casos, superiores a las de potencias económicas a nivel mundial.

Según el Ministerio de Hacienda de China, en la composición del PIB, el sector servicio es el que presentó mayores cifras en el año 2016 (48 %), mientras que la industria alcanzaba el 43 % y la agricultura solamente significaba el 9 % del PIB de China (Instituto de Comercio Exterior, 2017). Según el Instituto de Comercio Exterior (2018) la participación del sector primario en el PIB chino disminuye cada año más, siendo de tan solo el 7,9 % en el 2017. En cuanto al sector secundario se puede decir que su aporte en el PIB tiene una evolución positiva y cada vez más significativa.

Este país constituye uno de los principales extractores de minerales en el mundo, sobre todo de aquellos estratégicamente importantes. Además, su industria siderúrgica está dominada por grupos industriales públicos y se considera una base de la economía china. La industria de maquinaria es la segunda más grande del país, la cual fue inicialmente dominada por empresas estatales pero, con los cambios hacia una economía de mercado, ahora sobresalen las privatizaciones y procesos de fusión y adquisición (Instituto de Comercio Exterior, 2018).

Asimismo, la industria textil, de juguetes y calzado ha hecho de este país asiático el principal productor y exportador de estos bienes, sobresale la participación activa de las empresas extranjeras y las joint ventures que invierten en esas industrias. Por su parte, el sector servicios se ha desarrollado en China en las últimas décadas a una mayor velocidad que el resto de los sectores, sobresaliendo en todo momento: el sector de la construcción, el inmobiliario, el financiero, el de las telecomunicaciones, el turismo y la hostelería (Instituto de Comercio Exterior, 2018).

Por otra parte, en la Figura 2 están representados los flujos de IED recibidos por China entre 1979 y 2019.

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de Banco Mundial (2021b).

Figura 2. IED en China a precios corrientes. 

Como se puede apreciar, los flujos de IED presentan una fuerte tendencia al crecimiento gracias a los incentivos que brinda este país. En los primeros diez años las cifras de inversiones son relativamente pequeñas; pero a partir del año 1992, tras la implantación de la reforma económica de puertas abiertas, el desarrollo de las ZEE, las zonas de alto desarrollo tecnológico y la realización de nuevas reformas, como la aceptación de inversiones de 100 % capital extranjero, las cifras de IED recibidas por China presentaron un acelerado crecimiento que superó los 27 515 millones de USD). Es necesario señalar que los años posteriores al 2004 comenzaron a presentar cifras por encima de los 100 mil millones USD por concepto de IED; además, este indicador económico tuvo un crecimiento asombroso en el 2010, de 131 057 millones de USD a 243 703 millones de USD, según cifras publicadas en Banco Mundial (2021b).

Según el Informe de Inversiones de la UNCTAD (2021), en el año 2020 las entradas de IED en el gigante asiático aumentaron un 6 %, y alcanzaron los 149 mil millones de dólares, mientras que en el año 2021 las cifras de este indicador alcanzaron los 181 mil millones de dólares, aumentando hasta un máximo histórico por tercer año consecutivo (UNCTAD, 2022). Sin embargo, los pronósticos de la UNCTAD (2022) indican que es poco probable que la dinámica de crecimiento de los flujos IED se mantenga, estos deben seguir una trayectoria descendiente en 2022.

En cuanto a los sectores de inversión, el sector de manufacturas es el principal receptor de IED al contar con un 26,1 % y un 29,1 % del total de IED hacia China en los años 2017 y 2018. Mientras tanto, el sector inmobiliario es dentro del sector servicios, el que más por ciento de IED recibe en el periodo 2015-2018, llegando incluso a recibir en el año 2018 un 16 % (Instituto de Comercio Exterior, 2018; 2020). Luego están, con menos relevancia, los sectores de servicios comerciales y de arrendamiento, los de tecnologías de la información y software, y el comercio minorista y mayorista. En el año 2020 ocurre algo similar, pues los flujos de IED recibidos se dirigieron a los sectores de manufacturas (21,5 %) y a los sectores de servicios (32,5 %) (Instituto de Comercio Exterior, 2022).

Luego de estudiar el comportamiento por separado del PIB e IED de China, es de gran interés conocer qué tipo de relación existe entre estos dos indicadores económicos, para ello se acude a los estadígrafos de correlación: covarianza y coeficiente de correlación de Pearson mediante el programa SPSS Statistics, utilizando los datos brindados por el Banco Mundial (2021a, b), en cuanto a PIB e IED a precios corrientes en China en el periodo 1979-2019, como se puede observar en la Tabla 1.

Tabla 1 Medidas de covarianza y correlación de Pearson para los indicadores PIB e IED en China (1979-2019). 

Fuente: elaboración propia en el programa SPSS Statistics, a partir de los datos del Banco Mundial (2021a, b).

Con respecto a la covarianza, en todo el horizonte temporal estudiado la relación entre el PIB y la IED fue directa, es decir, el incremento (o disminución) de alguno de los dos indicadores económicos estuvo asociado al aumento (o disminución) del otro, al presentar valor positivo esta medida. Por su parte, el coeficiente de correlación de Pearson tiene un valor de 0,86, lo cual significa que entre el PIB y la IED de China, en el periodo estudiado, hay una relación muy fuerte, debido a que el valor se encuentra muy cercano a 1, lo que se considera como que la linealidad entre ambos indicadores es fuerte. Además, como la significación para este caso es de 0,000 y se encuentra por debajo del error alfa o nivel de significación del 0,01, se puede afirmar que existe una fuerte correlación y que es verdadera la correlación encontrada por la prueba estadística de Pearson.

Tras todo este análisis se puede concluir que el continuo crecimiento económico de China ha influido de gran manera sobre el proceso de atracción de IED y viceversa. Pero, es necesario tener en cuenta que las IED también pueden generar algunos inconvenientes para las economías receptoras, tanto económicos como no económicos, entre estos podemos encontrar: deterioro de la balanza de pagos al repatriarse los beneficios, falta de coordinación eficaz con las comunidades locales, efectos negativos en el medio ambiente por algunas industrias extractivas y pesadas, trastornos sociales debidos a una comercialización acelerada en los países menos desarrollados, y efectos perjudiciales de la competencia en los mercados nacionales (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, 2002). Además, en algunos casos, los gobiernos de los países receptores ven la dependencia creciente a empresas extranjeras como una pérdida de soberanía. Según Mamani (2013), la incidencia positiva o negativa de la IED dependerá esencialmente de condiciones y políticas de las economías receptoras, así como del tipo y calidad de inversión.

En el caso de China, la entrada de IED provocó, en un inicio, problemas ambientales, sociales y de desigualdad regional. En el año 2015, según medios de prensa, el país asiático se propuso la meta de erradicar la pobreza extrema, objetivo que se cumplió recientemente en febrero de 2021, cuando después de ocho años de larga batalla, millones de personas son salvadas por el gobierno de Xi Jinping.

Además, en cuestiones de impactos ambientales, China presenta un gran número de deficiencias. Sus niveles de contaminación atmosférica son alarmantes por el alto grado de gases de efecto invernadero que se encuentran en el aire. Sus aguas son diariamente dañadas por grandes cantidades de toneladas de residuos sólidos y aguas negras que vierten las enormes industrias y empresas transnacionales. De igual forma, la sobreexplotación forestal causada por la indetenible industria maderera ha tenido graves consecuencias sobre los ecosistemas, la biodiversidad y la población china. Asimismo, son cada vez mayores los suelos dañados por la desertificación, el envenenamiento, la erosión y el uso de fertilizantes y herbicidas, lo cual atenta contra la productividad del sector agrícola y la salud de las personas.

Se puede afirmar entonces que, si bien la IED ha traído consigo un continuo crecimiento económico en China, todavía no se ha alcanzado un desarrollo económico, debido a que todavía hay muchos aspectos sociales, culturales y ambientales por mejorar, los cuales son requisitos indispensables para un fenómeno multifacético como lo es el desarrollo, también con la mirada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 de las Naciones Unidas, que integran de forma multifacética el concepto de desarrollo. Detrás de esos extralimitados crecimientos económicos hay un desarrollo insustentable y unos elevados costos ambientales provocados por el sinnúmero de inversiones realizadas en el sector industrial. Es necesario aclarar que el gobierno chino ha tomado medidas para mejorar la situación ambiental y social, pero todavía queda mucho por hacer.

Por lo tanto, este país asiático es una experiencia económica importante a estudiar a razón de su evolución económica y las medidas tomadas para llegar a su actual posición a nivel mundial.

LA EXPERIENCIA DE CHINA EN LA POLÍTICA PÚBLICA DE IED EN CUBA

Algunas ideas de la experiencia de China pudieran valorarse para la definición de política pública de IED en Cuba. Entre otras se encuentran:

  1. Los incentivos a la IED dirigida al crecimiento de las exportaciones y al desarrollo de altas tecnologías, las cuales se deben enfocar a los sectores y actividades priorizadas dentro del PNDES 2030 y sus macro programas, programas y proyectos.

  2. Los regímenes especiales y de incentivos que han utilizado en China para la creación de nuevas zonas especiales en diferentes territorios con mecanismos que favorecen la atracción de capital extranjero.

  3. La descentralización de las decisiones de autorización de IED a nivel territorial, llegando al nivel municipal.

  4. La autonomía empresarial lograda a partir de las decisiones de las Juntas de Accionistas y la operatividad del control sobre la expatriación de dividendos, así como la forma en que se tributa la información sobre el desarrollo de las inversiones.

  5. La utilización de inversiones de cubanos residentes en el exterior en los sectores y actividades abiertos a la IED en Cuba.

Uno de los grandes pasos que ha dado Cuba en cuanto a la atracción de la IED es haber reconocido en sus documentos programáticos y estratégicos para el desarrollo económico este tipo de inversión, no como un complemento, sino como un elemento fundamental para los principales sectores y actividades del país.

CONSIDERACIONES FINALES

Una vez concluida la investigación, se puede afirmar que la IED es una herramienta de gran importancia para cualquier economía en desarrollo que aplique políticas públicas adecuadas, regímenes especiales de incentivos y con un clima de inversión atractivo, lo que puede brindar importantes contribuciones al crecimiento del PIB y al desarrollo de ese país.

La experiencia china ha sido positiva y se ha logrado una fuerte y directa relación ente el crecimiento del PIB y los volúmenes crecientes de inversión extranjera recibida. Asimismo, las modificaciones y actualización de las normativas sobre IED en China han facilitado una transformación cualitativa en el tipo de inversión extranjera directa que ha recibido ese país, donde se observa que, de producciones y servicios primarios en una primera etapa, se vienen logrando inversiones en los de alta tecnología, con impacto en la innovación científica y que generan un alto valor agregado para el país y la exportación. Por todas estas razones, la experiencia sobre la IED en China resulta de interés como referencia para la formulación de la política pública de IED en Cuba.

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Recibido: 11 de Enero de 2023; Aprobado: 21 de Marzo de 2023

Autor para la correspondencia: deborah.rivas@mincex.gob.cu

los autores plantean que no existe conflicto de intereses.

Déborah Rivas Saavedra: originó la idea del artículo, hizo los análisis, la discusión y la redacción general.

María Isabel García Hernández: participó en la revisión bibliográfica, contribuyó al procesamiento de los datos y al análisis de la información.

Rosa Bell Heredia: hizo el diseño metodológico, asesoró el análisis, la discusión y la redacción del artículo.

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