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Universidad de La Habana

On-line version ISSN 0253-9276

UH  no.282 La Habana July.-Dec. 2016

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Los exiliados de la guerra civil española en Latinoamérica y los estudios clásicos

 

The Exiles from the Spanish Civil War to Latin America and the Classical Studies

 

 

 

Emilio Crespo Güemes

Universidad Autónoma de Madrid. Fundación Pastor de Estudios Clásicos, España.

 

 

 


RESUMEN

Este artículo resume las biografías y los estudios sobre el mundo clásico publicados por los siguientes profesores que, nacidos en España, se exiliaron en distintos países latinoamericanos, principalmente en México, a consecuencia de la guerra civil española (1936-1939): Juan David García Bacca, Wenceslao Roces, José Gaos, Pere Bosch Gimpera y María Zambrano. El objetivo del artículo es hacer ver que estos profesores, así como otros no estudiados aquí, contribuyeron al desarrollo de los estudios clásicos en el mundo de habla hispana.

PALABRAS CLAVE: América Latina, biografías, estudios clásicos, exilio, guerra civil española, profesores españoles.


ABSTRACT

This article summarizes the biographies and the studies on the classical world published by the following professors who born in Spain had to flee as exiles on account of the Spanish civil war (1936-1939) to different Latin American countries, mainly to Mexico: Juan David García Bacca, Wenceslao Roces, José Gaos, Pere Bosch Gimpera and María Zambrano. The aim of the article is to show that the above professors as well as others not considered here contributed to the development of classical studies all over the Spanish speaking world.

KEYWORDS: Latin America, biographies, classical studies, exile, Spanish civil war, Spanish professors.


 

 

Estas páginas evocan las biografías y las publicaciones sobre el mundo clásico de varios profesores -de Filosofía, Derecho o Historia- nacidos en España que tuvieron que exiliarse a consecuencia de la guerra civil (1936-1939) cuando tenían alrededor de cuarenta años y estaban en plena madurez creadora, y que rehicieron su vida en países latinoamericanos, la mayoría de ellos en México.(1) Me referiré a Juan David García Bacca (1901-1992), Wenceslao Roces Suárez (1897-1992), José Gaos González-Pola (1900-1969), Pere Bosch Gimpera (1891-1974) y María Zambrano (1904-1991). A propósito de estos mencionaré algunos otros.(2) Mi objetivo es hacer ver que quienes nos interesamos por la Antigüedad clásica, y especialmente los que hablamos la lengua española, tenemos una deuda contraída con ellos porque contribuyeron al desarrollo de los estudios clásicos en América y en España. Su magisterio se trasladó primero de España a América y después de América a España. El exilio de estos y otros profesores fue una de las causas por las que la guerra civil interrumpió casi por completo la tradición de los estudios clásicos en España.

El exilio español causado por la guerra civil fue objeto de estudio ya antes de la transición, pero especialmente lo ha sido tras la restauración de la democracia. En particular, José Luis Abellán estudió en varias publicaciones el exilio filosófico español en América (Abellán, 1967, 1982, 1998).(3) Las páginas que siguen son una modesta nota a pie de página en la vasta obra de Abellán y de otros para destacar el papel de estos exiliados en la salvaguarda y difusión de los estudios clásicos.

Los profesores mencionados huyeron -algunos en condiciones dramáticas- para alejarse de la violencia de un país en guerra y no retornaron a él nunca, o solo tras mucho tiempo. Amaron las tierras latinoamericanas en las que vivieron, algunos para siempre y otros hasta edad avanzada. Y fueron profesores más o menos estrechamente relacionados con los estudios sobre el mundo clásico y propagaron su conocimiento sobre él en su docencia y en sus publicaciones y a través de las traducciones de obras antiguas redactadas en griego o en latín o de obras modernas sobre la Antigüedad clásica, redactadas en alemán en la mayor parte de los casos. La violencia del exilio y el amor de la acogida son el trasfondo, y sobre ese trasfondo destacan en primer plano estos profesores, que dedicaron sus dotes intelectuales y académicas a conocer el mundo clásico, difundir su conocimiento y explotar sus virtudes para educar y hacer mejores a las personas de su entorno.

El tema de estas páginas despierta una curiosidad humana que trasciende la que inspiran los ensayos académicos. Las dramáticas vivencias y aventuras que corrieron estos profesores pertenecen a la clase de las que estimulan a los novelistas a escribir un relato entre la ficción y la realidad histórica. En efecto, al menos dos novelas tratan sobre los avatares en los que se vieron envueltos personajes históricos o de ficción que se exiliaron en países latinoamericanos al terminar la guerra civil española. Una de estas, obra del mexicano Jordi Soler, titulada Los rojos de ultramar (2004), relata cómo Arcadi (trasunto de Francesc, abuelo del autor), un exiliado de origen catalán criado en ambiente anarquista, fundó en la zona selvática cercana a Veracruz una hacienda agrícola en la que se hablaba catalán y, convertido ya en propietario, tramó un complot para asesinar a Franco y regresar a España. La novela está basada en las peripecias del abuelo del autor, que legó al nieto el relato escrito de sus experiencias. Más recientemente, Macu Tejera Osuna ha narrado en Me llevo la canción (2015) las aventuras del arquitecto Eduardo Toledo y de su mujer, Blanca, como viajeros que junto a otros 1 600 españoles partieron de la costa mediterránea francesa en el buque Sinaia -uno de los primeros que transportaron republicanos desde centros de acogida y campos de concentración franceses- y arribaron a Veracruz para emprender una segunda vida (Sánchez Vázquez, 1989).(4)

Juan David García Bacca

El primero de los autores que nos ocupará es Juan David García Bacca, porque, de los que voy a tratar, es el que más obras publicó sobre el mundo clásico (Gómez-Martínez, 1997-2015; Abellán, 1998; Jiménez, 2002). Nacido en Pamplona, ingresó a edad temprana en el seminario claretiano tras la muerte prematura de su padre. Al acabar los estudios de filosofía y teología, se ordenó sacerdote claretiano en 1925 y, como había mostrado gran capacidad para el estudio, fue enviado a varias universidades centroeuropeas para completar su formación. En los años treinta se fue separando de su actividad eclesiástica. Primero se licenció en Filosofía en la Universidad de Barcelona. Luego fue profesor de Lógica Matemática y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Barcelona y defendió la primera tesis doctoral que se leyó en ella, sobre las aplicaciones de la lógica a la filosofía y las matemáticas. Ganó la cátedra de Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela poco antes del comienzo de la guerra civil, pero no llegó a incorporarse a ella. Permaneció en París durante la guerra civil española y, al término de ella, hostil al régimen de Franco, viajó a Quito. Durante este periodo colgó los hábitos religiosos. De Ecuador marchó a México en 1942 invitado por José Gaos, que ya era profesor de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1946 fijó su residencia en Caracas (Massot i Muntaner, 2002),(5) de cuya Universidad Central de Venezuela fue profesor de Filosofía y decano de la Facultad que entonces se llamaba de Filosofía y Letras y más tarde de Humanidades y Educación.(6) Simultáneamente dio clases en el Instituto Pedagógico de Caracas hasta 1962. En 1952 obtuvo la nacionalidad venezolana. Tras su jubilación en 1971, trasladó su residencia a las cercanías de Quito, donde pasó los últimos años de su vida con su esposa, sus tres hijos y el resto de su familia. Solo tras la muerte de Franco viajó varias veces a España, donde fue distinguido con la Gran Cruz de Isabel la Católica, condecorado con la medalla de oro de la renovada Universidad Autónoma de Barcelona, nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense y premiado con la medalla de la Comunidad Foral de Navarra. También en Ecuador recibió honores, entre los que está el de haber sido miembro honorario de la Academia Ecuatoriana de la Lengua desde 1986.

Los intereses académicos de García Bacca se dirigieron sobre todo a la filosofía, tanto a la griega -especialmente Platón- como a la contemporánea. Fue un autor prolífico que además tuvo éxito, como muestran las sucesivas ediciones de muchas de sus obras.(7) Pero para ceñirnos a sus publicaciones directamente relacionadas con el mundo clásico, subrayaré que publicó la traducción completa de los Diálogos platónicos (Platón, 1980-1982), que había comenzado durante su estancia en México y de la que ya había dado a conocer varios volúmenes en la colección mexicana de autores griegos y latinos. Se convirtió así en el primer autor que en lengua castellana logró lo realizado en la alemana por F. Schleiermacher a comienzos del siglo XIX.(8) También editó y tradujo a los filósofos presocráticos Parménides, Empédocles y Jenófanes (García Bacca, 1954), publicó una traducción del Prometeo encadenado de Esquilo y versiones españolas de las obras socráticas -Recuerdos de Sócrates, Banquete, Apología- de Jenofonte, de una selección de la Historia de Tucídides, la Poética de Aristóteles, los Elementos de geometría de Euclides, los Caracteres de Teofrasto junto con las Máximas de Epicteto (García Bacca, 1945), los Soliloquios de Marco Aurelio, el libro I de las Enéadas del filósofo neoplatónico Plotino y la Consolación por la filosofía de Boecio, entre otras. Además, publicó monografías sobre estética griega y sobre la ontología de Aristóteles y una introducción a las Enéadas de Plotino.

Wenceslao Roces Suárez

En una parroquia de un pequeño concejo de Asturias nació Wenceslao Roces Suárez. Estudió Derecho en la Universidad de Oviedo. Se doctoró en la de Madrid en 1920 y amplió su formación en Alemania hasta 1922 gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios. Al año siguiente ganó la cátedra de Instituciones de Derecho Romano de la Universidad de Salamanca. Allí coincidió, en 1924 y 1929, con Miguel de Unamuno, a quien expresó públicamente su apoyo cuando este fue confinado en la isla de Fuerteventura. La segunda de las ocasiones provocó que se le sancionara con la separación del servicio, pero meses después le fue levantada la sanción. Durante esos años se entregó a la traducción de obras jurídicas, dando a conocer muchas obras modernas alemanas al lector español, al tiempo que colaboraba en revistas especializadas de Derecho.(9) En 1931 consiguió la excedencia voluntaria de su puesto de profesor, cuando ya estaba en la órbita del Partido Comunista. Evolucionó desde el académico idealismo neokantiano -había estudiado en Berlín con el neokantiano Rudolf Stammler- al materialismo comunista y a la militancia activa en los años treinta. Colaboró y fue director desde 1931 a 1936 de las editoriales Cenit y Logos, de orientación izquierdista. En aquella publicó buen número de traducciones españolas de obras de Marx, Lenin, Engels y otros autores marxistas, entre las cuales editó con prólogo El manifiesto comunista (1932). En 1934 fue condenado por apoyar la insurrección de octubre en Asturias. Aprovechando la libertad provisional, huyó a la URSS, donde permaneció hasta febrero de 1936. Su traducción de El capital, la primera española, se publicó en 1935. A su regreso fue nombrado subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, puesto en el que permaneció hasta 1938. Fue responsable del traslado de los fondos del Museo del Prado, que permanecieron a salvo en Ginebra hasta el fin de la guerra civil, y de la controvertida requisa de parte de la colección numismática del Museo Arqueológico Nacional (Almagro Gorbea, 2008).

Al término de la guerra civil, se exilió primero en Francia. A continuación fue profesor de las universidades de Santiago de Chile y de La Habana. Llegó a México en 1942. Trabajó para las editoriales Fondo de Cultura Económica y Grijalbo, traduciendo obras del alemán. Desde 1948 fue profesor en la UNAM, primero de la Facultad de Derecho y, desde 1954, de la de Filosofía y Letras, y se ocupó de la docencia de Historia de Roma, Historia de Grecia, Filosofía Marxista y Materialismo Histórico. Fundó el Seminario de Historia Antigua (Martín Juárez, 1992; Schettino Maimón, 1992).

Recibió diversas distinciones, entre las cuales están el Doctorado Honoris Causa por las universidades de Morelia y Toluca; el nombramiento de Profesor Emérito por la UNAM (1969); la Orden del Águila Azteca del Gobierno Mexicano (1980), que es la más alta distinción del Estado mexicano; y el Premio de la UNAM por docencia en humanidades (1985).

En 1977 regresó a España y fue elegido senador por Asturias en las primeras elecciones democráticas en una candidatura formada por el PCE, los socialistas y los democristianos. Sin embargo, la sordera y la edad le pesaron, o le decepcionaron las nuevas tendencias del Partido Comunista de España, que ahora aspiraba a lograr el poder solo mediante medios democráticos. El caso es que permaneció unos meses en España y regresó a México.

Entre sus obras sobre la historia antigua y la universidad se encuentran Algunas consideraciones sobre el vicio del modernismo en la historia antigua (1951) y La cultura de nuestro tiempo y los problemas de la Universidad (1977). Además, hay que mencionar su introducción a El mundo de los Césares, de Theodor Mommsen (1945). Otras obras sobre la Antigüedad que tradujo son las siguientes: Paideia: los ideales de la cultura griega, de Werner Jaeger (en colaboración con Joaquín Xirau Palau, 1944-1945);(10) El historiador y la historia antigua, de Eduard Meyer (1955); Alejandro Magno, de Johann Gustav Droysen (1946); Psique. La idea del alma y la inmortalidad entre los griegos, de Erwin Rohde (1948) (Rivaya, 2000; Montemayor Romo de Vivar, 2003; Martínez Chávez, 2012). Estas obras marcaron la historia de los estudios sobre la Antigüedad en el siglo XX.

José Gaos García-Pola

Nacido en Asturias, José Gaos García-Pola era el mayor de catorce hermanos.(11) Estudió Filosofía en la Universidades de Valencia y Madrid. En esta fue discípulo de José Ortega y Gasset y de Manuel García Morente. Tras obtener la licenciatura en Filosofía, escribió su tesis doctoral sobre Husserl en 1928. Decía ser el discípulo más cercano y leal de Ortega y Gasset, con quien hacía excursiones a la sierra de Madrid.

Comenzó su carrera profesional como lector de español y de literatura española en la Universidad de Montpellier. Más tarde fue profesor de alemán en el Instituto de Idiomas de la Universidad de Valencia. De allí pasó en 1928 a la cátedra de Filosofía del Instituto de Enseñanza Media de León. En 1930 ganó el puesto de catedrático de Lógica y Teoría del Conocimiento de la Universidad de Zaragoza. En 1931 ingresó en el Partido Socialista Obrero Español. En 1933 se trasladó a la Universidad de Madrid como catedrático de Introducción a la Filosofía y de Didáctica de las Ciencias Humanas. Al comenzar la guerra civil en 1936, fue nombrado rector de la Universidad de Madrid. Fue Comisario General de España en la Exposición Internacional de París de 1937.(12) Una vez exiliado de España en 1938, comenzó a dar cursos de filosofía desde octubre de ese mismo año en varias universidades mexicanas. A partir de 1939 fue miembro de la Casa de España en México, la institución cultural que fue el embrión del actual Colegio de México. Sus publicaciones de aquellos años estuvieron editadas por La Casa de España en México. En 1941 obtuvo la nacionalidad mexicana. Desde 1939 hasta su muerte fue profesor de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México, primero con carácter extraordinario y a partir de 1947 -fecha en que también fue nombrado Profesor Honorario de la Universidad de La Habana- como ordinario. Fue nombrado Doctor Honoris Causa de la UNAM en 1953. Como declaró en sus Confesiones de transterrado, nunca llegó a sentirse desterrado. Su sentimiento más bien fue el de haber cambiado de una tierra, que era la de origen, a otra, que era la de destino. La patria de origen no es resultado de una elección personal, a diferencia de la de destino. Además, las patrias, según Gaos, no son entidades primigenias anteriores a la constitución de una organización social, sino espíritus con interpenetraciones históricas que desbordan las fronteras territoriales.

De las publicaciones académicas de José Gaos, la más directamente relacionada con los estudios sobre la Antigüedad clásica es su Antología filosófica: la filosofía griega (La Casa de España en México, 1940), que consiste en una colección de fragmentos de autores presocráticos -Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito y Parménides-, Platón y Aristóteles, precedidos por un pasaje (V 7-11) de las Tusculanas de Cicerón y otro de Heródoto (I 26-30), con comentarios y una introducción sobre el origen de la filosofía.

Pedro Bosch Gimpera

En la Universidad de Barcelona Pedro Bosch Gimpera estudió Derecho y Filosofía y Letras; allí fue alumno del helenista Luis Segalá y Estalella, bien conocido por sus traducciones de la Ilíada y de la Odisea, y quien desgraciadamente falleció en un bombardeo sobre Barcelona en 1938. Se doctoró en Filología en 1911 con una tesis en la que tradujo por primera vez al español los fragmentos del poeta griego Baquílides, que habían sido hallados hacía poco. No llegó a presentar la tesis para obtener el doctorado en Derecho aunque escribió una tesis sobre el Derecho de la guerra en los Estados griegos de época clásica. En 1915 se doctoró en Historia con una tesis sobre cerámica ibérica. Ganó una beca de la Junta para Ampliación de Estudios y pasó dos años entre 1911 y 1914 en Berlín, donde en aquella época Ulrich von Wilamowitz-Moellendorf ejercía enorme influencia. Este aconsejó a Bosch Gimpera dedicarse a la arqueología prehistórica. El consejo fue afortunado porque coincidió con la creación de instituciones dedicadas a la paleontología y a la arqueología prehistórica tanto en Madrid como en Barcelona. Bosch Gimpera ganó la cátedra de Historia Antigua y Media de la Universidad de Barcelona en 1916, que ocupó hasta 1939. Durante este periodo fue también director del Servicio de Investigaciones Arqueológicas del Instituto de Estudios Catalanes. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de 1931 a 1933. En 1932 publicó su Etnología de la península ibérica, que "resume toda la labor creadora de Bosch", según su discípulo y sucesor en la cátedra de Barcelona, Luis Pericot (1974, p. 586).(13) A partir de entonces, la actividad de Bosch, como rector de la Universidad de Barcelona de 1933 a 1939, se dirigió especialmente a la política. Fue Conseller de Justicia del Gobierno de la Generalitat de Cataluña presidido por Lluis Companys de 1937 a 1939. Salió de Barcelona en enero de 1939. De allí pasó un curso en Oxford y "embarcó con la familia en un convoy, varios de cuyos navíos fueron torpedeados. De México pasó a Guatemala y regresó a México, que había de recogerle definitivamente, tras un paréntesis en París, al servicio de la Unesco" (Pericot, 1974, p. 587). En esos años también hizo estancias en Colombia y Panamá, donde impartió conferencias.

Desde 1941 fue profesor de arqueología de la UNAM y, tras su jubilación, Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Históricas. Como investigador, contribuyó a la creación de los estudios de prehistoria de América, una ciencia que aplicada a este espacio no existía entonces. Le fue concedida la nacionalidad mexicana. Fue profesor de la Universidad de Guatemala (1945-1947), director de la División de Filosofía y Humanidades de la UNESCO (1948-1953) y secretario general de la Unión de Ciencias Antropológicas y Etnológicas (1953-1966).

De las publicaciones de Bosch Gimpera, las relativas a la prehistoria y el poblamiento de la península ibérica están directamente relacionadas con el mundo grecorromano, puesto que ese fue el hábitat que hallaron los colonizadores fenicios y griegos de las costas ibéricas y los conquistadores romanos. En la relación de sus publicaciones académicas un apartado extenso lo ocupan las relativas a las colonizaciones fenicia y griega de la península ibérica. En su libro sobre El problema indoeuropeo (1960), ensaya una reconstrucción basada en la lingüística comparada e histórica y en los hallazgos arqueológicos de poblamientos en las extensas áreas ocupadas por los pueblos indoeuropeos en Asia Occidental y Europa, combinadas con la etnografía y la antropología. Es interesante la correlación de las conclusiones obtenidas por cada método, que presenta en apéndice. Descarta las teorías sobre la localización de una patria originaria común, porque no tienen en cuenta las influencias culturales entre grupos humanos.

María Zambrano

Nacida en Vélez-Málaga (Málaga), María Zambrano Alarcón pasó parte de su infancia y adolescencia en Segovia. De 1924 a 1927 estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, asistiendo a las clases de Manuel García Morente, José Ortega y Gasset y Xavier Zubiri, entre otros. Participó en las tertulias de la Revista de Occidente, en la que colaboró, así como en Cruz y Raya, Los cuatro vientos y Azor. De 1931 hasta 1936 fue profesora auxiliar de Metafísica de la Universidad de Madrid con su maestro Xavier Zubiri, e inició una tesis doctoral que no llegó a terminar. Colaboró activamente con diferentes misiones pedagógicas en distintas zonas rurales de España con el propósito de extender la educación. En estos años conoció a varios poetas de la generación del 27.

Poco después de comenzar la guerra civil, contrajo matrimonio. En su viaje a Santiago de Chile, donde su marido acababa de ser nombrado secretario de la embajada española, recaló en Cuba, donde dio una conferencia sobre Ortega y Gasset y conoció a Lezama Lima, con quien trabó larga amistad. Regresaron a España en 1937, él para incorporarse a filas y ella para defender la República.

Salió hacia el exilio poco antes de la ocupación de Barcelona. Tras una breve estancia en París, viajó a México, nombrada profesora de filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, de Morelia. A comienzos de 1940 regresó a La Habana, donde impartió clases en la universidad y en el Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas, alternando esta actividad con frecuentes viajes a Puerto Rico para pronunciar cursos y conferencias. En 1943 se trasladó a Puerto Rico, donde fue profesora en la Universidad de Río Piedras hasta 1946, en que viajó a París ante las noticias de la grave enfermedad de su madre. Llegó tras su muerte, pero con su hermana permaneció en París hasta 1948, en que -separada ya de su marido- regresó a La Habana, donde permaneció hasta 1953. De allí las dos hermanas partieron a Roma, donde vivieron hasta 1964. Se trasladaron a Francia y de allí a Suiza con intervalos en Roma.(14) Regresó a España en 1984, donde, ya anciana, fue nombrada Doctora Honoris Causa de la Universidad de Málaga y recibió los dos máximos galardones literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Cervantes en 1988.

En su amplia obra hay numerosas referencias al mundo clásico. Pero destaco solo dos que muestran su aproximación creativa, no en busca de la erudición, sino para recrear personajes vivos para los lectores o para encontrar en los mitos clásicos nuevas puertas de reflexión. En El pensamiento vivo de Séneca (1944), editado más tarde como Séneca (1994), Zambrano distingue clásicos inertes e inmóviles de aquellos otros que tienen una cierta permanencia en la popularidad y una cierta capacidad de "renacimiento" entre los cultos. Este es el caso de Séneca, que goza de un cierto arraigo en el pueblo español, calificado a veces como senequista. El libro contiene una cuidadosa introducción a Séneca y una selección de pasajes en traducción española.

En La tumba de Antígona (1967), Zambrano hace una relectura del mito puesto en escena por Sófocles (Abellán, 2006). Estas son las primeras palabras del texto de Zambrano: "Antígona, en verdad, no se suicidó en su tumba, según Sófocles, incurriendo en un inevitable error, nos cuenta". La obra comienza justo en el momento en el que Antígona es encerrada en la tumba de la que no podrá salir, pero es ahí cuando en la obra de Zambrano comienza la vida no vivida de Antígona. Ella no se ahorcó, contra lo que dice la tragedia de Sófocles, sino que vivió lejos tanto de los vivos como de los muertos. La riqueza simbólica de los mitos y en particular del mito invita a reescribir la trama, como Zambrano hizo en esta y en otras publicaciones suyas sobre Antígona.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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XIRAU, JOAQUÍN (1999): Obras completas, Anthropos, Barcelona (tres tomos, el III en dos volúmenes).

 

 

 

RECIBIDO: 14/1/2016
ACEPTADO: 28/4/2016

 

 

 

Emilio Crespo Güemes. Universidad Autónoma de Madrid. Fundación Pastor de Estudios Clásicos, España. Correo electrónico: emilio.crespo@uam.es

 

 

NOTAS ACLARATORIAS

1. Este artículo es parte del proyecto de investigación FFI2012-36944-C03-01 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España.

2. José Manuel Gallegos Rocafull (Cádiz, 1895-México, 1963) y Eduardo Nicol i Franciscá (Barcelona, 1907-México, 1990) también fueron profesores de Filosofía y exiliados a consecuencia de la guerra civil española. Ambos llegaron a México en 1939 y fueron profesores en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Gallegos Rocafull era sacerdote y canónigo, y defendió su tesis doctoral realizada bajo la dirección de José Ortega y Gasset poco antes del estallido de la guerra civil. Fue suspendido a divinis en 1937, pero fue restituido al sacerdocio ya en México por mediación de la iglesia mexicana. Eduardo Nicol estudió Filosofía y Letras en Barcelona, leyó su tesis doctoral tras llegar a México; fue profesor de la UNAM y posteriormente emérito, así como cofundador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.

3. El mismo autor dirigió la obra colectiva El exilio español de 1939 en 6 volúmenes (Abellán, 1976-1978) (Balcells y Pérez Bowie, 2001).

4. El propio Sánchez Vázquez (1915-2011), influyente filósofo marxista con posterioridad, fue "un pasajero común y corriente del barco", como él mismo escribe en su presentación (Sánchez Vázquez, 1989, p. 7).

5. También vivió en Caracas por entonces Bertomeu Oliver i Orell (Mallorca, 1894-Caracas, 1972), pedagogo y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona, que había abandonado Barcelona en 1938 y había permanecido un periodo en París. Fue profesor de Latín en la Universidad Central de Venezuela, en la que fundó el Departamento de Filología Clásica, y ofreció cursillos en la Universidad Católica Andrés Bello. Publicó el manual de lectura El libro del niño americano, la gramática Lengua latina y El legado de Cicerón (1958). Es probable que su exilio se debiera a su tendencia conservadora (Massot i Muntaner, 2002).

6. Eugenio Ímaz Echeverría (San Sebastián, 1900-Veracruz, 1951) coincidió con García-Bacca en la Universidad de Caracas entre 1946 y 1948. Ímaz había estudiado Derecho en Madrid, pero su amistad con Xavier Zubiri y las estancias de ambos en Lovaina y Berlín lo habían llevado a la filosofía. De regreso a Madrid en 1932, escribió en revistas culturales como Revista de Occidente y Cruz y Raya. Se exilió en México en 1939 y allí fue secretario de la revista España peregrina e hizo numerosas traducciones -en particular, de W. Dilthey- para el Fondo de Cultura Económica (FCE). En Caracas descubrió que su vocación era enseñar filosofía (Ascunce, 1991; Llera, 2004; con biografías de Alessia Cassani).

7. Su yerno Eduardo Pólit Molestina dijo en una entrevista (El Comercio, 20 de septiembre de 2009) que su suegro publicó más de un millar de libros y artículos.

8. Según Hiriart (1999), García Bacca no solo tuvo tiempo para editar y traducir algunos diálogos platónicos durante su estancia en México, sino también para ayudar a Alfonso Reyes en su Aquiles agraviado, versión de los cantos 1-9 de la Ilíada en versos alejandrinos.

9. Cfr. María Aránzazu Díaz-Regañón Labajo y Antonio Santos García: "Wenceslao Roces: el exilio cultural republicano en México" (Balcells y Pérez Bowie, 2001, pp. 69-84).

10. Joaquín Xirau i Palau (Figueras, Gerona, 1895-México, 1946), profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona, salió de Barcelona con su mujer a fines de enero de 1939 ante la inminente ocupación de la ciudad, formando parte de una expedición de escritores y profesores entre los que se encontraba Antonio Machado. Una vez en Francia, se unieron a su hijo, que estudiaba en Marsella entonces, y huyeron juntos a Nueva York y de allí al exilio en México. Su hijo, Ramón Xirau Subias, también profesor de Filosofía y emérito en la UNAM, editó las obras completas de Joaquín Xirau (1999). Xirau tradujo los libros I y II de la segunda edición alemana de Paideia, de Jaeger, y Roces los libros III y IV del original alemán inédito. Desde 1957 los cuatro libros se editan conjuntamente en el FCE. Conviene recordar que Werner Jaeger emigró a Estados Unidos en 1936, descontento con el régimen político de Hitler.

11. Información exhaustiva puede encontrarse en <http://www.filosoficas.unam.mx/~gaos/> [9-11-2015].

12. Como es bien sabido, el Pabellón de España -del que fueron arquitectos Josep Lluis Sert y Luis Lacasa- exhibió en aquella oportunidad, entre otras obras artísticas, el Guernica de Picasso y La Montserrat de Julio González. En el exterior del pabellón se erigió la escultura de Alberto Sánchez Pérez titulada El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella.

13. Una versión actualizada de sus teorías se hallan en Bosch-Gimpera (1995), cuyo prólogo a la segunda edición, a cargo de José Luis Lorenzo, contiene notas biográficas.

14. Lezama Lima (Fragmentos a su imán, 1975) se refiere a los viajes de Zambrano así:

María se nos ha hecho tan trasparente
que la vemos al mismo tiempo
en Suiza, en Roma o en La Habana.

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