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Revista Cubana de Educación Superior

versión On-line ISSN 0257-4314

Rev. Cubana Edu. Superior vol.39 no.3 La Habana sept.-dic. 2020  Epub 01-Oct-2020

 

Artículo original

El líder científico en la universidad pedagógica de nuestros tiempos

The Scientific Leader in the Pedagogical University of our Times

Josefina C. Piñón González1  * 
http://orcid.org/0000-0002-0659-7691

1Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, La Habana, Cuba.

RESUMEN

A partir del estudio de qué entender por liderazgo y cómo identificar al líder científico, en el presente trabajo se ha procedido a la búsqueda de diferentes posiciones y resultados concretos que aporta la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona mediante el proyecto «Aporte teórico-práctico de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona a la obra educacional de la Revolución Cubana». Indudablemente, las características del líder científico no solo están centradas en los aportes científicos, tecnológicos e innovadores, sino también en cualidades que, como profesional de la educación, lo identifican y enaltecen socialmente.

Palabras clave: liderazgo; líder científico; universidad

ABSTRACT

From the study of what to understand by leadership and how to identify the scientific leader, in the present work it has been carried out the search of different positions and concrete results that the University of Pedagogical Sciences Enrique José Varona contributes through the project “Theoretical-practical contribution of the University of Pedagogical Sciences Enrique José Varona to the educational work of Cuban Revolution”. Undoubtedly, the characteristics of the scientific leader are not only centered on the scientific, technological and innovative contributions, but also on qualities that, as an education professional, identify and socially enhance him.

Keywords: leadership; leading scientific, university

INTRODUCCIÓN

La palabra líder tiene más de mil años de existencia y proviene de la raíz anglosajona laedare que significa conducir a los viajeros por el camino. Los líderes proveen una misión, una meta superior y además son facilitadores, capaces de generar ideas, conducir un proceso, movilizar y convocar a los investigadores (Navarro y Figueroa, 2002). Deben ser investigadores permanentemente convencidos de que una gran parte de su trabajo consiste en capitalizar la gran sabiduría de su grupo, establecer objetivos, facilitar el uso de los recursos, organizar las acciones y actividades y controlarlas, delegar funciones, supervisar las acciones y las decisiones pedagógicas de dirección colectiva y determinar o apoyar la resolución de problemas o dificultades con las personas con que trabajan, compartir los resultados y lograr la unidad de criterios según el objetivo trazado.

El líder científico1 afronta el cambio, trasmite la visión de futuro, crea estrategias, fomenta el compromiso y estimula frente a las dificultades una dosis de espíritu creativo e innovador. Esto conduce a considerar que el liderazgo en los procesos de cambio debe ser necesariamente trasformador, positivo, con visión realista, que promueva el compromiso de trabajo; de hecho, no pueden faltar virtudes, valores éticos y morales como los considera que Isaac (2012): patriotismo, perseverancia, disciplina, optimismo, humildad, generosidad, respeto, responsabilidad, justicia, laboriosidad, sencillez, sinceridad, solidaridad, entre otros. Su dote de buen comunicador le permite utilizar diferentes vías, métodos y medios para propagar ideas, arribar a conclusiones colectivas y proyectar acciones que faciliten el desarrollo individual y colectivo del grupo de investigadores. La necesaria capacidad de interactuar y establecer relaciones de confianza, según Solano (2013), le facilita participar y colaborar en actividades grupales. Al respecto, Gómez (2013) le concede importancia a la necesidad de considerar las capacidades del conocimiento de la comunidad universitaria para ejecutar un ejercicio prospectivo y así lograr la dinámica de cambio.

Todo ello invita a reflexionar sobre quién debe contribuir, desde su protagonismo como investigador e innovador, al desarrollo interno y externo de las instituciones de educación superior (IES) y cuáles deben ser las condiciones para que su contribución facilite la aglutinación de resultados aplicables al desarrollo socioeducativo en diferentes contextos.

1. DESARROLLO

Lo expresado acarrea cambios y todo cambio genera conflictos. Esto no debe ser una situación excepcional en la práctica social, sino un hecho permanente que debemos controlar y saber gestionar. Rechazar o negar el cambio es refugiarse en una zona de confort y esconder la realidad. Negar la realidad es simplemente mentirnos a nosotros mismos y a nuestros colaboradores. Para ser partícipe del cambio hay que ser observador, investigador e innovador. Esto implica considerar la innovación como un fenómeno interactivo en el que confluyen factores sociales, políticos, institucionales y culturales, que rechaza la linealidad de los procesos y facilita declarar que el conjunto de actores participantes en el proceso innovador tengan en cuenta el aprendizaje interactivo. Al respecto, De la Torre (2000) considera que la innovación es un proyecto socioeducativo que posibilita el crecimiento personal e institucional, lo que permite afirmar que no solo es necesario «saber», sino «saber hacer» en función del perfeccionamiento de la formación integral y continua de la educación superior. Sin embargo, De la Torre no toma en cuenta el «saber ser», condición necesaria de todo profesional y, en especial, del líder científico, identificado no solo por sus conocimientos y buenas prácticas, sino también por valores éticos y morales que han de identificar su conducta profesional y social.

La innovación es el aspecto más visible de la ciencia para una población, o sea, es lo que las personas perciben de los resultados de la ciencia. Para la autora del presente artículo, la innovación, por su carácter social, se propone la búsqueda de nuevas proyecciones de respuesta a una determinada situación socioeducativa, económica y ambiental dirigida al cambio de los actores implicados para contribuir al perfeccionamiento en un contexto dado. Para ello, el líder científico debe tomar en cuenta los ambientes más favorables para el desarrollo, considerados por Garcés y Gómez (2018) como aquellos en los que se producen procesos interactivos y cooperativos de aprendizaje y de innovación, en los que la comunicación se produce sobre el respeto a la bilateralidad, a la diversidad de criterios, encaminados a crear sinergias y no asimetrías.

1.1. Influencia del líder científico en la comunidad universitaria

La comunidad, según Alonso Freyre et al. (2012), es «un grupo social donde trascurren procesos de cooperación y participación en torno a un proyecto colectivo» (p. 2). Ello es fundamental para comprender y fortalecer los procesos sociocomunitarios, que representan un compromiso para la universidad por ser gestora y responsable de convertir su comunidad universitaria en punto de encuentro para el consenso, porque la complejidad de la comunidad, en cualquier escenario, es resumen de la propia complejidad de las relaciones humanas.

Es imprescindible fortalecer la universidad como institución del conocimiento (relacionado con el desarrollo académico) e integrar sus diversas funciones (formación, investigación y extensión). Lograr esta misión conlleva aprovechar las potencialidades de la comunidad científica institucional y principalmente de sus líderes científicos, responsables de conducir la investigación y la innovación. La esencia de las estrategias de transformación conduce especialmente a la necesaria construcción de una cultura innovadora del trabajo que adopte y promueva el cambio.

A partir de lo antes expresado, se puede considerar que la misión del liderazgo científico es preparar profesionales de alto nivel para que puedan afrontar con éxito los problemas asociados al desarrollo social. Para las instituciones de la educación superior, y en especial para la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCPEJV), es de gran importancia contar con líderes científicos que guíen a otros investigadores en la consecución de proyectos con pertinencia social y con aportes novedosos que se conviertan luego en sus reservas. Es importante considerar que esto no se logra por designación ni ocurre de manera espontánea; se necesita de un proceso intencional de búsqueda y selección a partir de la identificación temprana de los mismos y del establecimiento de una estrategia formativa que acelere y enriquezca su preparación y desarrollo, lo que reclama cambios en el pensar y actuar.

Según Gómez (2013), el «cambio» es interpretado como el movimiento del objeto o fenómeno en el tiempo y en la referencia histórica-social, que se concreta donde se desarrolla. En la conferencia inaugural del Congreso Internacional Universidad 2012, en La Habana, Miguel Díaz-Canel Bermúdez planteó la necesidad de fomentar los cambios en los centros de educación superior y que estos no solo se limitaran a reaccionar ante los nuevos acontecimientos. Posteriormente, abordó la necesidad de potenciar, desde la propia institución, la capacidad de gestión de sus principales directivos como parte del esfuerzo permanente por mejorar la calidad de los procesos sustantivos de cada una de las universidades cubanas (Díaz-Canel, 2012). Sobre lo tratado, es importante tomar en cuenta que todo cambio implica una transformación. Hoy las universidades, y en especial el Varona, única institución rectora de las ciencias pedagógicas en el país, no escapan de este reclamo, por lo que actualmente perfecciona su sistema de investigación por proyectos. Si bien son importantes los asociados o no a programas nacionales, la conducción de proyectos institucionales no puede perderse, para así continuar aportando hacia lo interno, que no deja de ser pertinente para otras universidades.

En la dialéctica del desarrollo se revela que el cambio en los objetos es un proceso que trascurre según sus propias fases y leyes. Al mismo tiempo, es el resultado de innumerables acciones en las que este fenómeno está inmerso. De ahí la importancia del líder científico, responsable de participar en ejercicios prospectivos y promover una dinámica de cambio.

Este artículo está dirigido a compartir algunos de los resultados del proyecto «Aporte teórico-práctico de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona a la obra educacional de la Revolución Cubana», a partir de la sistematización de sus resultados. Ello permite hablar de una escuela Varona que da respuesta a los problemas educativos de carácter municipal, provincia, nacional y que trasciende a contextos internacionales, caracterizada por un trabajo científico cooperado interdisciplinario y transdisciplinario, evidentemente conducido por líderes científicos que buscan soluciones a las trasformaciones educativas trazadas en nuestros tiempos.

En el 2007 el proyecto alcanzó el reconocimiento «Premio Especial» de la dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación, lo que demuestra el compromiso de los educadores cubanos por brindar desde el Varona sus resultados teóricos y prácticos al desarrollo socioeducativo.

Como muestra de lo logrado, a continuación se ejemplifican algunos de los resultados que han marcado la condición de ser líderes científicos. Para este análisis se comparte con Koepsell y Ruiz de Chávez (2015) la idea de que la ciencia es un esfuerzo colectivo y la interacción de la comunidad es un aspecto fundamental de su ejercicio, por lo que el investigador debe mantener un compromiso de transparencia y veracidad al dar a conocer los resultados de sus estudios.

Ajustado al tema que nos ocupa, el investigador o, en nuestro caso, el líder científico, debe caracterizarse por un comportamiento ético y moral en el que la búsqueda de la unidad de criterios no lacere las posiciones individuales de quienes comparten el trabajo investigativo.

1.2. Ejemplo de líderes científicos en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona y resultados que caracterizan su liderazgo

La Universidad de Ciencias Pedagógicas ha contado a lo largo de sus 56 años de existencia con excelentes investigadores que han sabido aportar la riqueza de sus conocimientos, avalados por resultados prácticos. En la Tabla 1 se presentan algunos de ellos con una breve caracterización de sus aportes a las Ciencias Pedagógicas.

Tabla 1. Líderes científicos de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona 

La universidad se fortalece con los aportes educativos, científicos e innovadores desarrollados por sus líderes científicos. Se han logrado exponer algunos de ellos, recogidos en el proyecto «Aporte teórico-práctico de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona a la obra educacional de la Revolución Cubana», aunque se cuenta con otros en las áreas del conocimiento de la tecnologías educativa, la educación primaria y la educación especial, la educación sexual, la dirección científica, la didáctica general y las didácticas específicas, la educación ambiental y la pedagogía como ciencia, que permiten al pensamiento pedagógico cubano marcar los aportes del Varona en el contexto nacional e internacional.

Lo tratado hasta el momento demuestra las potencialidades de la universidad rectora de las ciencias pedagógicas en Cuba, poseedora de líderes científicos que se identifican por cualidades manifestadas en el compromiso individual, colectivo, institucional y social.

1.3. Cualidades del líder científico

Entre las cualidades que deben caracterizar el desempeño profesional de un líder científico destacan las siguientes:

  • Creatividad e innovación: la creatividad entendida como la capacidad humana de enfrentarse a un conflicto nuevo y encontrarle respuesta, y la innovación asumida como la producción, la asimilación y el aprovechamiento exitoso de una primicia o idea. Se trata del descubrimiento de algo diferente.

  • Carisma: características personales que facilitan las relaciones interpersonales, la empatía, ser aceptado por los colegas y poder aglutinar a los demás en la realización de actividades investigativas.

  • Activismo: iniciativa y perseverancia en la ejecución de tareas.

  • Alta preparación científica y académica: como resultado de la obtención de categorías científicas y académicas en la especialidad en la que se desempeña, así como por su preparación cultural general mediante la permanente superación individual.

  • Experiencia investigativa: obtenida por la realización constante de investigaciones.

  • Resultados científicos relevantes: debidamente acreditados por su impacto científico y social mediante un alto desempeño investigativo.

  • Prestigio y autoridad ante los demás investigadores: le permite tener seguidores comprometidos con la continuidad de la implementación y ampliación de su propia obra.

  • Competencia comunicativa: se basa en la transmisión de las ideas con efectividad y en la persuasión a los demás de su importancia y pertinencia. La comunicación es un eje básico del proceso social.

  • Madurez científica: consiste en la capacidad de promover el consenso y el compromiso de actores sociales y favorecer la creatividad y la innovación con una visión proyectiva que promueva la dinámica del cambio.

1.4. Potencialidad de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona a partir de sus líderes científicos

Se cuenta con una red de aprendizajes y de relaciones humanas que generan el diálogo a partir de:

  • La invitación a los investigadores como sujetos activos de la actividad.

  • El fortalecimiento del compromiso, la sinceridad y el respeto individual y colectivo.

  • Los conocimientos de los participantes, que conforman un cuerpo de ideas a partir de las mejores prácticas y experiencias individuales y colectivas.

  • El pensamiento común, resultado de las construcciones críticas a partir de las diferencias expresadas por los actores sociales implicados y de los investigadores por proyectos.

  • La creación de un ambiente favorable para producir procesos interactivos y cooperativos de aprendizajes y de innovación.

  • El intercambio entre los resultados de las líneas de investigación desde sus proyectos, que genera una red de aprendizaje interno y externo que fortalece la misión de la universidad: la formación inicial y continua de los educadores de la capital, así como la contribución al desarrollo de estos procesos en el resto del país y en otras naciones del mundo.

CONCLUSIONES

La actitud permanente de aprender a aprender, desde una capacidad de aprendizaje relacionada con la realidad de los tiempos y una mentalidad de apertura y flexibilidad, garantiza el protagonismo del líder científico y su colectivo de investigadores. Ello conlleva cambios que generan ambientes más favorables para el desarrollo de los procesos interactivos y cooperativos de aprendizaje y de la innovación, de ahí que el líder científico debe generar conocimientos, aportar al desarrollo social y enriquecer el crecimiento profesional y humano de sus seguidores.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Alonso Freyre, J. et al. (2012): «Lo comunitario en las prácticas culturales. Informe de investigación». Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Villa Clara. [ Links ]

De la Torre, S. (2000): «Estrategias didácticas e innovadoras y creativas. Conceptualización y modalidades», en Saturnino de la Torre y Oscar Barrios (coords.) Estrategias didácticas Innovadoras. Recursos para la formación y el cambio, Editorial Octaedro, Barcelona, pp. 108-127. [ Links ]

Díaz-Canel, M. (2012): «La universidad y el desarrollo sostenible: una visión desde Cuba», Conferencia inaugural, 8.o Congreso Internacional de Educación Superior «Universidad 2012», La Habana, 13 de febrero de 2012. [ Links ]

Garcés, R. y Y. Gómez(2018): «La escuela, la comunidad y la cultura como sujetos del desarrollo local», en J. Núñez y A. Alcázar, La educación superior como agente del desarrollo local. Experiencias, avances, obstáculos, Editorial Félix Varela, La Habana, pp. 275-285. [ Links ]

Gómez, S. (2013): «Vínculos entre la prospectiva, el aprendizaje organizacional, la visión y el enfoque sistémico en la gestión del cambio en las universidades», Revista Cubana de Educación Superior, vol. 32, n.o 3, septiembre-diciembre, Editorial UH, La Habana. [ Links ]

Isaac, D. (2012): La educación de las virtudes, Editorial Grijalbo, México. [ Links ]

Koepsell, D. y M. Ruiz de Chávez(2015): «Mala conducta científica», en David R. Koepsell y Miguel H. Ruiz de Chávez, Ética de la Investigación. Integridad Científica, Comisión Nacional de Bioética y Secretaría de Salud, Tlalpan, pp. 13-46. [ Links ]

Navarro, A. y D. Figueroa (2002): «Líderes necesarios. Visión personal y estratégica», en Digna DionisiaPérez Bravo, Lázaro Peña: el líder como educador social, Unidad de Publicaciones y de la Propiedad Intelectual, Ecuador, pp. 14-58. [ Links ]

Solano C. (2013): «Interacción Social», < (2013): «Interacción Social», https://prezi.com/cljq7bg3j1_98/interacción-social/ > [04/12/2017]. [ Links ]

Notas aclaratorias

1Se le llama líder científico al que investiga sin tomar en cuenta cualidades que lo deben identificar como profesional en una rama del saber.

Recibido: 15 de Febrero de 2019; Aprobado: 06 de Mayo de 2019

*Autor para la correspondencia. josefinacpg@gmail.com

La autora declara que no existen conflictos de intereses.

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