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Revista Cubana de Medicina Tropical

Print version ISSN 0375-0760On-line version ISSN 1561-3054

Rev Cubana Med Trop vol.47 no.1 Ciudad de la Habana Jan.-June 1995

 

Revista Cubana de Medicina Tropical, enero-junio, 1995

Editorial

Palabras de apertura del doctor Abelardo Ramírez Márquez<1

Distinguidos consultores de organismos internacionales.

Estimados colegas:

Constituye un verdadero honor y una alta satisfacción dirigirles la palabra y en nombre del Ministerio de Salud Pública y del Gobierno de la República de Cuba expresarles nuestra más cálida bienvenida y agradecerles su participación en este Taller Nacional de Vigilancia en Salud.

Nos encontramos aquí reunidos más de 160 delegados e invitados de todo el país representando a los diferentes sistemas de vigilancia de las diversas áreas del nivel central y de las provincias y municipios, así como personal dirigente de los 3 niveles del sistema de salud y médicos de la familia.

También se encuentran presentes funcionarios de instituciones y organismos extrasectoriales que participan junto a nosotros en esta actividad, y contamos con la grata participación de un grupo de consultores de la Oficina Panamericana de la Salud en Washington, representantes de organismos internacionales y otros destacados asesores en el campo de la vigilancia, que han accedido gustosamente a compartir estos días de trabajo, intercambiar conocimientos y experiencias en este campo y colaborar en el perfeccionamiento de esta experiencia de la Vigilancia en Salud en Cuba, que constituye la primera de este tipo en la Región de las Américas.

Esta actividad de vigilancia cuenta con una actualidad y vigencia especiales, en momentos en que el comportamiento del panorama epidemiológico está cambiando, dado por las variaciones en los perfiles de riesgo, morbilidad y mortalidad, y en los que las condiciones económico-sociales han estado influidas por severas restricciones en recursos materiales y financieros a consecuencia, fundamentalmente, del bloqueo económico a nuestra Isla.

En estos últimos años, muy particularmente en Latinoamérica y el Caribe, zona geográfica donde nos encontramos y con la cual se incrementan nuestras relaciones en todos los campos, enfermedades como el cólera, paludismo y dengue han elevado extraordinariamente sus tasas de morbilidad y mortalidad, con el consiguiente riesgo potencial de introducción en nuestro país de éstas en algunos casos o la reintroducción de otras ya erradicadas o controladas.

A esto se le une la presencia de enfermedades emergentes tales como la reciente epidemia de neuropatía que afectó a más de 50 000 ciudadanos en nuestro país. En aquel momento nuestro Comandante en Jefe, orientó tomar todas las medidas necesarias y poner todo el esfuerzo, los recursos y la fuerza científico-técnica, tanto en el campo asistencial como en el investigativo y de capacitación, en función de la lucha contra la epidemia. También nos precisó la necesidad de desarrollar la Epidemiología en toda su dimensión y que cumpliera el rol de verdadero "comando" de las acciones de salud pública, a elevar la capacidad de detectar los problemas de salud y lograr ser mucho más ágiles, oportunos y eficientes en el nivel de respuesta.

Era necesario que el "pensamiento epidemiológico" formara parte integrante de las acciones, tanto del médico como de los diferentes profesionales y técnicos de la rama de la Salud Pública, donde el médico y enfermera de la familia como "piedra angular", deberían jugar un rol mucho más activo en la transformación y perfeccionamiento de la práctica sanitaria al nivel de la comunidad, en el contexto de los Consejos Populares que cada día representan un eslabón fundamental en el trabajo de la Salud Pública. Por otro lado, el método epidemiológico en su aplicación universal debería tener una mayor utilización tanto al nivel de policlínicos y de hospitales, como de otras instituciones del sector salud.

A partir de estos análisis y reflexiones se establece por nuestro Ministerio la estrategia de "Desarrollo de la Epidemiología".

En este campo se lleva a cabo un amplio programa de capacitación, para elevar el nivel científico-técnico de esa especialidad, que incluye la formación de los recursos humanos, la introducción de bibliografía actualizada y nuevas tecnologías de obtención, procesamiento y análisis de la información. Pero lo más importante han sido las modificaciones que se están llevando a efecto en la concepción y organización de la epidemiología, así como a su práctica de trabajo habitual.

De una actividad centralizada y fundamentalmente administrativa, se trabaja en su descentralización y su base técnica, pues se están integrando las funciones epidemiológicas a los médicos de la familia y al policlínico en el marco del Consejo Popular, para buscar mayor racionalidad e impacto, a la vez que son ellos los que administran, a su nivel y con la participación del resto de las estructuras de salud y de gobierno, los programas que ejecutan.

Para ello se está desplegando un amplio movimiento participativo de formación científica del personal encargado de esta estrategia, dotándolos de los conocimientos y habilidades necesarios para esa nueva función.

Por otra parte, se trabaja en el fortalecimiento de la estructura a todos los niveles y se desarrolla un programa de capacitación de los técnicos y profesionales de los centros y unidades de Higiene y Epidemiología para que puedan asumir con mayor eficiencia el diagnóstico, seguimiento, análisis e interpretación de eventos de salud, así como el establecimiento y ejecución de las medidas de prevención y control correspondientes, unidos a la formación, orientación y control metodológico de las áreas de salud. Se trabaja para que los centros y unidades de Higiene y Epidemiología lleguen a convertirse en centros promotores de la prevención y promoción de la salud.

La integración de la Higiene y la Epidemiología a la atención primaria constituye un elemento estratégico en el propio proceso de concientización epidemiológica del Sistema de Atención Médica y es por eso que se decide establecer en cada policlínico el Vicedirector de Higiene y Epidemiología como elemento catalizador. Para esta vicedirección de los policlínicos se están seleccionando preferentemente especialistas de Higiene y Epidemiología así como de Medicina General Integral, acompañado de un Programa de Capacitación y Adiestramiento en Servicio. Este vicedirector tiene que constituir el motor impulsor en la implantación del nuevo estilo de trabajo integral en la Atención Primaria, al nivel del consultorio, el Grupo Básico de Trabajo y el Consejo Popular, máxime en momentos como los que vivimos, en que el deterioro de las condiciones higiénicas en nuestras ciudades exige una gran capacidad de decisión y concertación, capaz de movilizar todos los recursos de la comunidad y ponerlos en función de la solución de estos problemas.

De esta manera participamos más activamente, en el nivel de Atención Primaria de Salud, en el abordaje de sus campos de acción, que son los cambios en el estilo y modo de vida, el control del medio ambiente, la eliminación de los factores de riesgo, las tecnologías eficientes para el diagnóstico, la terapéutica y la rehabilitación física, psíquica y social.

Al nivel del resto de las especialidades médicas estamos desarrollando la estrategia de la Epidemiología Clínica como la vía para fortalecer su actuación asistencial e investigativa, orientándola a hacer más eficiente sus procesos diagnósticos y terapéuticos y así elevar la calidad de la atención. Muchos de nuestros médicos en hospitales, policlínicos y otras instituciones, estaban ya utilizando la Epidemiología como instrumento y enfoque en su trabajo, quizás algunos de ellos sin una real conciencia de este hecho.

La Vigilancia en Salud constituye también otro aspecto fundamental en la estrategia general del desarrollo de la Epidemiología. Queremos significar que la Vigilancia en Salud significa Información para la acción: detección de eventos o condiciones asociadas que representen un riesgo o un daño para la salud de la población pero que lleva implícito una respuesta consecuente, ágil y apropiada en cada nivel de la organización del Sistema Nacional de Salud. Si no hay respuesta no hay vigilancia, tenemos que lograr que la función de Vigilancia en Salud se convierta en una actividad inherente a cada trabajador de la Salud Pública en los diferentes niveles e instituciones y donde la población, como actor principal, la ejerza y se tomen en consideración sus criterios de forma organizada y sistemática.

La satisfacción de la población sobre los servicios de salud constituye un indicador importante que mide la calidad de la atención institucional recibida. La integración en el trabajo de áreas y disciplinas tales como: Medicina Interna, Pediatría, Endocrinología, Psiquiatría, Cardiología, Nefrología, Geriatría, Medicamentos, Servicios, Salud Ambiental y Ocupacional, Atención Primaria, Hospitales y otras que se analizarán en este Taller, le confieren el carácter integral y multidisciplinario a esta actividad. Esta integración debe ponerse hoy en función de resolver los problemas higiénicos, de confort y buen trato a los pacientes que presentan nuestras unidades de salud.

En este campo se está trabajando en un importante programa de desarrollo mediante la creación por etapas de Unidades de Análisis y Tendencias en Salud a los niveles nacional, provincial y municipal, en la calificación técnica de su personal, así como con la dotación progresiva del soporte tecnológico necesario, enlazados por modernos métodos de comunicación y transferencia de información.

La alta prioridad que nuestro Estado y Gobierno le confiere a la salud del pueblo, se ha puesto de manifiesto una vez más al destinarse importantes recursos para el desarrollo de la Epidemiología, y en particular, al establecimiento de este Sistema de Vigilancia en Salud que debe ser capaz de generar conocimientos y de mantener una visión integradora en los análisis de la situación de salud, fortalecer la capacidad de detectar problemas de salud y de dar respuestas y alternativas de solución a los niveles de dirección con una base científica, dando respuesta a las orientaciones de nuestro Comandante en Jefe.

Esta nueva responsabilidad que nos han asignado, nos convoca a realizar análisis profundos y serios que, conjugados con el nivel tecnológico alcanzado en la actualidad, permitan alcanzar los niveles de eficacia y eficiencia que exigen estos tiempos y que nuestro pueblo espera, elevando los niveles de disciplina y exigencia en que cada problema de salud detectado tenga una respuesta rápida y adecuada.

El objetivo de este Taller es precisamente promover el fortalecimiento de la Vigilancia en Salud como un elemento esencial en la estrategia de la Salud Pública, actualizar los sistemas existentes, proponer nuevos aspectos de vigilancia en el contexto sanitario actual del país, así como las líneas fundamentales de su desarrollo.

Queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a la Organización Panamericana de la Salud y a su representación en La Habana, sin cuya ayuda y estrecha colaboración no hubiera sido posible el desarrollo y la implementación de esta nueva estrategia, así como a todos aquéllos que han hecho posible el desarrollo de este evento de extraordinaria importancia para la Salud Pública cubana.

Me resta darles las gracias por su asistencia a este evento, desearles que las sesiones de trabajo sean útiles y productivas, pedirles todo su entusiasmo y experiencia en los debates y discusiones para que realmente este Taller nos permita perfeccionar nuestro Sistema de Vigilancia y por lo tanto lograr mayor eficiencia en los Programas de Promoción, Prevención y Control de los efectos adversos a la salud de la población cubana.

Muchas gracias.

<1Viceministro Primero de Salud Pública de la República de Cuba. Taller Nacional de Vigilancia en Salud, 25 de octubre de 1994.

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