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Educación Médica Superior

On-line version ISSN 1561-2902

REMS vol.37 no.4 La Habana Oct.-Dec. 2023  Epub Dec 01, 2023

 

Artículo de posición

La Formación Ciudadana en la carrera de medicina: un acercamiento al estado actual

Civic Formation in the Medicine Major: an Approach to the current status

0000-0002-2330-2656Alexey Baute Plana1  *  , 0000-0001-5314-185XAilet Maria Avila Portuondo2  , 0000-0002-5949-1428Nguyen Mirabal Díaz1  3 

1Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Facultad Enrique Cabrera. La Habana, Cuba.

2Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, Facultad Preparatoria. La Habana, Cuba.

3Hospital General Docente Enrique Cabrera. La Habana, Cuba.

RESUMEN

Introducción:

La contemporaneidad exige actualizar, desde los propios centros universitarios, la metodología para la Formación Ciudadana de los futuros galenos, en completa unidad con agentes socializadores tradicionales y actuales, pues su apoyo e influencia resultan decisivos en las formas de ser y actuar del estudiantado.

Objetivo:

Reflexionar acerca de la Formación Ciudadana en la carrera de medicina y las posibilidades de transformación a partir de las condiciones actuales.

Posición de los autores:

Se asume que en el contexto actual se debe configurar, proponer e incentivar una Formación Ciudadana participativa para el estudiante de medicina, bien sea comunitaria o desde la propia entidad educativa, a partir de la investigación-acción como método transformador de esa realidad, como un lugar ideal para la formación cultural y ciudadana mediante la interacción y socialización de experiencias. Es una necesidad en los tiempos actuales actuar en consecuencia.

Conclusiones:

Las universidades de ciencias médicas son los centros formativos que necesitan constante renovación en cuanto a los métodos y procedimientos de enseñanza en función de la Formación Ciudadana de su estudiantado, lo cual significa un reto para docentes y directivos. Constituye una necesidad actual la incorporación orgánica del estudiantado a los distintos procesos sustantivos desarrollados en la institución universitaria, tomando como referencia la investigación-acción participativa.

Palabras-clave: formación ciudadana; educación; educación médica

ABSTRACT

Introduction:

Contemporaneity demands updating, from the university institutions themselves, the methodology for the civic formation of future doctors, in complete coherence with traditional and current socializing actors, since their support and influence are decisive in the ways of being and acting of students.

Objective:

To reflect on the civic formation within the Medicine major and the possibilities of transformation from the current conditions.

Authors’ Position:

It is assumed that, in the current context, a participative civic training for medical students should be configured, proposed and encouraged, either from the community or the educational institution itself, based on research-action as a method for transforming this reality, being an ideal place for cultural and civic training through interaction and socialization of experiences. A necessity in current times is to act accordingly.

Conclusions:

Universities of medical sciences are the training institutions that need constant renovation in terms of teaching methods and procedures focused on the civic formation of their students, which means a challenge for professors and officials. The organic incorporation of students into the different substantive processes developed at the university institution is a current need, taking participative action-research as a reference.

Key words: civic formation; education; medical education

Introducción

Con las siguientes ideas no se trata de establecer cronologías, sino de aproximarse a valoraciones realizadas sobre Formación Ciudadana en universidades de ciencias médicas, específicamente en la carrera de medicina, en un contexto tan desafiante como el actual. No es un concepto nuevo, los filósofos clásicos trataron de configurarla como aspecto esencial de la educación. Se pretende intervenir en el individuo, en este caso el estudiante universitario, para liberarlo del ser particular y convertirlo a un ser social, participativo y transformador, sobre todo en momentos como estos, de tanta crisis de los históricos agentes socializadores: hogar-escuela, los cuales han sido sustituidos por otros y es necesario la intervención educativa oportuna para llevarlos a niveles superiores.

En Cuba la Formación Ciudadana cobra especial relevancia, pues ha sido parte también del devenir histórico del propio país. Pensadores hasta la primera mitad del siglo xix como Félix Varela, José de la Luz y Caballero, Rafael María de Mendive, José Martí y otros aportaron a los cimientos de la nacionalidad, al defender ideas como la ética, la solidaridad, la identidad, el patriotismo y la justicia, elementos decisivos para la identidad de un país y de los ciudadanos que en ella conviven. Con lo anterior coincide el eminente intelectual cubano Armando Hart1 al expresar: “están en la raíz misma de la formación de nuestra nación y se vinculan estrechamente con los problemas actuales que enfrenta la moderna civilización”.

Muchos autores han dado su punto de vista y en estos intentos han surgido consideraciones con diferentes posturas, matices y formas de comprenderla, como en el caso de Vargas,2 quien, al referirse a este particular, aseveró: “Es la educación moral cívica o en valores cívicos que se concreta en competencias específicas y es promovida por la comunidad. Desde ese proyecto se promueven valores haciendo que los sujetos se desarrollen hasta alcanzar la suficiente autonomía, como para cuestionar, incluso dicho proyecto”.

De acuerdo con la opinión del Limia David, en palabras de Hernández y otros,3 para analizar una concepción de Formación Ciudadana se deben tener en cuenta los aspectos siguientes:

  • Las características esenciales de la relación individuo-sociedad e individuo-estado en cada sociedad (el tipo de socialidad que la caracteriza), lo que se expresa en las especificidades de la participación de los sujetos en la vida pública del país.

  • La especificidad del poder público, que se expresa en los fundamentos sociales, el programa ideológico-cultural en que se inspiran, los valores que promueve y defiende, y el contexto interno y externo en que se desenvuelve.

  • Las cualidades concretas, condicionadas y estructuradas históricamente de los sujetos en la participación política.

Por estas razones es necesario configurar, proponer e incentivar una estrategia de Formación Ciudadana para el estudiante, bien sea comunitaria o desde la propia institución educativa, a partir de la investigación-acción participativa como método transformador de esa realidad, como un lugar ideal para la formación cultural y ciudadana mediante la interacción y socialización de experiencias; de hecho, constituye una necesidad en los tiempos actuales actuar en consecuencia.

No es una actividad, ni un hecho, ni un proceso continuo, donde las nuevas generaciones logren formarse en el marco de la integralidad, capacidad de autonomía y pensamiento crítico, de saber diferenciar el bien común del individual para entonces construir sociedades donde prevalezcan solidaridad, respeto, convivencia adecuada y los valores morales representativos de su ámbito de vida.

A juicio de González,4 posición asumida por los autores del presente trabajo, es:

Un proceso sistemático, intencional y continuo de socialización, donde la escuela es agente principal, que tiene el propósito de promover en la persona su condición de ciudadano, desarrollando en él la posibilidad de ser actor, de producir su existencia, mediante la participación plena y a partir de su interpretación de la realidad que experimenta, sin desconocer la memoria histórica.

Se asume la definición anterior, pues hay cuestiones fundamentales a considerar: la Formación Ciudadana como proceso, el estudiante universitario como sujeto y su desarrollo personal como resultado; con este último se potencia el amor al trabajo, la laboriosidad, el humanismo y la eficiencia.

El objetivo de este artículo fue reflexionar acerca de la Formación Ciudadana en la carrera de Medicina y las posibilidades de transformación a partir de las condiciones actuales.

Desarrollo

Las universidades tienen el encargo de formar profesionales responsables y comprometidos con la sociedad y su devenir, dotarlos de conocimientos y habilidades para que sean capaces de dialogar en sus espacios de convivencia, transformar su entorno, establecer lazos de solidaridad, interactuar con otros en base a la tolerancia y el respeto. Para ello se necesita un claustro comprometido, así como una voluntad de todos los agentes socializadores de trabajar de conjunto para la formación integral de esas generaciones.

Constituye un reclamo actual debido a la formación de nuevos valores, a partir de un contexto muy cambiante a nivel social. Ello hace que se planteen pretensiones superiores desde lo cualitativo sin dejar de reconocer a la universidad como el ente para formar no solo a profesionales competentes sino personas de bien cívico, siempre que se desarrolle en ellos capacidades para la vida pública, y conocimientos desde lo jurídico, lo ético, lo humanista, entre otros.

El nivel universitario posibilita adquirir todo tipo habilidades, valores, competencias y sentimientos, a partir de la propia interacción en los diferentes escenarios docentes con el personal médico, enfermeros, especialistas, técnicos y trabajadores, como parte de su educación en el trabajo. A partir de ellos, se apropia de modos y modelos de actuación profesionales y cívicos.

Para ello los objetivos del trabajo universitario deben ser intencionados y direccionados hacia transformaciones en la dinámica integral del futuro médico, que elimine los métodos empíricos con que se trabaja la Formación Ciudadana en este tipo de enseñanza; a su vez, los sustituya por otros más contemporáneos, innovadores, desarrolladores, atendiendo a las dimensiones subjetivas de la personalidad desde una perspectiva sustentada en el modo de actuación profesional.

El proceso de Formación Ciudadana ha tenido un devenir histórico: el médico ha sido siempre precursor de actitudes políticas y visiones novedosas, y eso lo ha convertido en una figura pública y de prestigio en su ámbito social y comunitario, al mostrarse como protagonista ante diferentes situaciones epidemiológicas predominantes. Sin embargo, se impone entonces el reto de elevar el carácter científico en los centros de formación, bien sea en el contexto internacional, latinoamericano y nacional.

Muchas universidades en el mundo como la University of Hull, del Reino Unido; la Michigan State y Barry University, de Estados Unidos; la Universidad Carlos III, de España; Victoria University, en Australia; entre otras, se entrelazan y desarrollan experiencias de formación en lo que se denomina “convenios de internacionalización”, bien sea mediante becas y numerosos cursos online, con el fin de crear redes de aprendizaje y fomentar una comunidad científica; pueden constituir también espacios aprovechados por las universidades médicas para la Formación Ciudadana. Dicho en palabras de Martínez y López: “se deben asumir como referente para configurar las prácticas y las metodologías educativas para formar ciudadanos en un mundo global”.5

Sáez-Rosenkranz y otros,6) al referirse desde la didáctica a la Formación Ciudadana en Cataluña, reconocen que en la enseñanza de las ciencias sociales este tipo de formación ha tenido un lugar secundario. La promoción ha sido poca; no obstante, admiten (y con ellos concuerdan las pedagogas Martínez y López(:7 “Las ciencias sociales son un ámbito idóneo para promover aprendizajes que permitan que el estudiante se desempeñe en sociedad tales como los debates en torno a temas sensibles, la participación y toma de decisiones, resolución de problemas y rigor metodológico”. A su vez, critican el enfoque que se le da desde el currículo, pues como sucede también en otros países, se le da una mirada hacia lo legal más que hacia lo ético.

En el ámbito latinoamericano resulta interesante lo planteado por el destacado pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire (citado por Ocampo),8 quien señaló, al referirse al estrecho vínculo entre educación de calidad y formación de ciudadanía: “Una educación de preguntas es la única educación creativa y apta para estimular la capacidad humana de asombrarse, de responder a su asombro y resolver sus verdaderos problemas esenciales, existenciales y de conocimiento”.. O sea, la pregunta es el medio a través del cual el estudiante devela el significado del contenido, de la situación de aprendizaje presentada, de sentar compromiso con la actividad educativa. Pues, en palabras del propio autor: “Mi misión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu […] implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”.

Representa una prioridad y una necesidad para las instituciones universitarias, la formación integral de su estudiantado como uno de los objetivos cardinales de su trabajo; de hecho, la formación académica, la producción de conocimientos y la Extensión Universitaria son procesos sustantivos que en ellas se desarrollan. Por lo tanto, se exige una enseñanza científica y con un marcado enfoque humanista para contribuir a la creación de un ser social dotado de posibilidades y habilidades para transformar la realidad en que se encuentra inmersa una vez ejerza su profesión.

Para ello se necesita (posición que se asume desde este trabajo( un claustro comprometido con dicha intención, protagonista del proceso, cuya responsabilidad sea marcada y se entienda como determinante en el empeño de la formación integral del futuro profesional. ¿A quién tiene el estudiante como modelo a seguir? ¿Cuál es el referente teórico-práctico fundamental para su preparación? ¿Quién es el encargado del diagnóstico, el seguimiento y la evolución del estudiante de medicina? Sin duda alguna, es el profesor universitario.

En los últimos tiempos, desde el contexto nacional se han producido importantes reflexiones sobre Formación Ciudadana en las Universidades de Ciencias Médicas, donde algunos investigadores como Fernández9 y García10) sostienen que las características del buen profesor son clave de la educación médica, pues sirven de modelo al estudiante en todo momento del proceso de enseñanza-aprendizaje. González y Cardentey11 plantean que es un reto la educación en valores de estudiantes universitarios y debe hacerse desde la interdisciplinariedad de todos los procesos sustantivos que se desarrollan; Calderíus y Martínez12 hacen un análisis histórico tendencial y concluyen en la no linealidad del proceso formativo de la ciudadanía en las universidades cubanas; Baute13) y Soria14 advierten que debe abordarse desde lo epistemológico y a partir de la constante actualización del diagnóstico del estudiantado; Pérez y otros15 también reconocen es un reto para las universidades médicas la Formación Ciudadana y a la vez aportan mucho al desarrollo de la sociedad.

En las concepciones de estos autores, más allá de la divergencia de sus criterios, existe cierta concordancia en que la Formación Ciudadana está muy relacionada con la cultura política creada a partir del enfoque pedagógico desarrollado en las escuelas. Ello ha permitido una preparación ciudadana consecuente y debe ser trabajada sistemáticamente desde las diferentes enseñanzas previas al nivel universitario, que tienen ante sí la responsabilidad de impulsar la nación.

En las condiciones actuales cambiantes, matizadas por políticas agresivas contra Cuba, el desigual intercambio comercial y de influencias con un mundo capitalista, los riesgos ideológicos derivados de medios alternativos de comunicación, las diferentes formas de gestión no estatal, la circulación del dólar y las tiendas de recaudación de moneda libremente convertibles, y los consiguientes efectos que esto implica, son factores que inevitablemente exigen, desde las universidades médicas sobre todo, un acertado y efectivo trabajo formativo para no perder la equidad social y la moralidad alcanzada por la sociedad cubana hasta el momento y que no resurjan males sociales erradicados por la Revolución.

Con relación a lo anterior, el salubrista Fernández9 asume: “El mejor sistema de enseñanza es aquel que favorece un temprano encuentro de los educandos con los pacientes y los problemas de salud en los escenarios reales, un activo protagonismo de los estudiantes y los profesores actuando como modelos profesionales”.

Al respecto, reflexiona la filósofa cubana García:10 “[…] se trata de crear las condiciones necesarias en las distintas instituciones sociales, en la comunidad, en la familia y en la escuela, para que se proceda a dialogar de una manera real, que le permita a nuestro interlocutor no ser un objeto de la información que brindamos, sino ser una parte pensante, activa interrogadora de lo que decimos […].”10)

En consecuencia con lo anterior, el Ministerio de Educación Superior formuló en 2008 una serie de indicaciones sobre estrategias para la formación cívica y jurídica, para alcanzar una universidad incluyente con alta calidad, en correspondencia con las exigencias de la contemporaneidad y con la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, las que deben desarrollarse desde los diferentes procesos universitarios. Sin embargo, y a partir de lo expresado en ideas anteriores, aún resultan insuficientes a partir de los propósitos educativos a los que se aspira con el estudiante como universitario y ciudadano.

Los contenidos para la Formación Ciudadana en las universidades cubanas se declaran en el Programa Director de Reforzamiento de los Valores del Partido Comunista de Cuba, en los programas y en las estrategias curriculares; asimismo en tareas de impacto social, las de carácter científico y económico. Sin embargo, no influyen todo lo necesario en los contextos universitarios, por lo que se necesita, desde el punto de vista de los autores, construir contenidos significativos de manera compartida, o sea, desde la investigación acción participativa que se correspondan con las insuficiencias ciudadanas individuales vinculadas a los intereses institucionales y las exigencias de la sociedad.

Como parte de la revisión documental para fundamentar este tema, fue consultado el Modelo del Profesional para la carrera de medicina y se constató que no se declara formalmente, con intencionalidad, la Formación Ciudadana que se necesita en estas circunstancias; así lo expresan: “el Plan E en Medicina está diseñado para que prevalezca el aprendizaje desarrollador con una participación amplia y activa del estudiante en su formación, con elevada carga de Educación en el Trabajo”.16. No obstante, se reconoce la formación integral del egresado como un paradigma indispensable donde el humanismo ocupe un lugar significativo pues integra la esencia, la evolución y el fin de la formación del capital humano como elemento básico de Cuba.

Vela y otros17 hacen un análisis de las principales características de los planes de estudio desde 1959 hasta 2010, y manifiestan: “Los planes de estudio han ido perfeccionándose en medida que han cambiado las demandas del sistema nacional de salud y los compromisos internacionalistas”. No obstante, es cuestionable el hecho que en ninguno de los analizados por los autores se haga referencia a la formación ética y ciudadana como elementos clave dentro de los objetivos de las universidades médicas. Hay que reconocer también que es insuficiente la integración en el tratamiento pedagógico de lo cognitivo con lo afectivo, lo ideológico y lo actitudinal, y esas cuestiones tampoco se trabajan en los diferentes planes de estudio, pero la universidad está llamada a ello como parte de la búsqueda de la calidad final.

Por su parte, las pedagogas Calderíus y Martínez12) y los médicos González y Cardentey11 afirman: “Se requieren métodos que, distanciándose de influencias tradicionalistas y paralizadores connoten la participación activa y comprometida en proyectos sociales concretos como vía potencialmente formadora de ciudadanos cada vez más plenos”.

Sin lugar a dudas, aún existen muchos docentes universitarios en la educación médica con estilos y didácticas tradicionales, concepciones teóricas rígidas, conservadoras en su accionar, los cuales discrepan con la integración de sus clases a la Formación Ciudadana, y la consideran infundada e insignificante para alcanzar resultados óptimos. Con esto dificultan la orientación didáctica de “aprender a aprender”, pues no reconocen los tiempos actuales como innovadores, participativos, de construcción de aprendizaje colectivo, que la educación no sea unidireccional, donde se forme “un ciudadano que despliegue prácticamente todo su potencial transformador desde convicciones enraizadas en una sólida cultura profesional y ciudadana”.12

Los resultados de toda labor docente y extradocente desarrollada en los centros de enseñanza de la medicina deben apreciarse por la proyección y accionar de los propios estudiantes, razón por la cual hay que tener en cuenta la formación patriótica, la ciudadana, la laboral y la eficiencia económica. Para cada una están fundamentados los objetivos en documentos oficiales. Este debe ser se considera la principal tarea de estas universidades: el trabajo político ideológico y la Formación Ciudadana son cuestiones fundamentales para el mantenimiento de procesos políticos, al conformar un cúmulo de influencias estructuradas mediante diferentes componentes en función de garantizar una acción coherente de la institución, los educadores y los propios estudiantes, con la pretensión suprema de preservar una de las principales conquistas: la salud pública.

En correspondencia con lo anterior, la pedagoga cubana González4 reconoce a la Formación Ciudadana como un campo de acción desafiante para los próximos tiempos y su planteamiento se ajustan a la realidad de las universidades médicas cubanas:

Además, lo que es aún más lamentable, si los profesionales formados representan sólo el conocer y el hacer, pero no el ser, no se puede garantizar la actuación en aras de crear un mundo mejor para la Humanidad. El carácter ético de esa actuación de profesionales y científicos exige un esfuerzo urgente en formar ciudadanos.4

Las ciencias sociales aportan mucho a este propósito, a partir de la variedad de sus contenidos y métodos educativos. Sin embargo, la realidad educativa de las instituciones universitarias no siempre posibilita una articulación con la formación integral, pues se prioriza más lo académico, hacia la adquisición de habilidades intelectuales, y no de capacidades para enfrentarse y transformar la sociedad.

La Ética es una cuestión esencial a tener en cuenta cuando se refiere a la formación del futuro médico; toda universidad debe planteárselo. Es una rama de la Filosofía que aporta un enfoque integrador acerca de la moral en la vida social y académica de los individuos. En esto la contribución del docente es determinante.

Los autores toman en consideración, como logros de este estudio, lo siguiente:

  • El futuro especialista de la medicina debe aplicar en su accionar los conocimientos científicos de la salud adquiridos en su formación, con un marcado enfoque ético, axiológico, valorativo, humanista, filosófico y sociológico.

  • El docente debe dotar al futuro profesional de la salud de los medios para que puedan generar actitudes en lo cognitivo, en lo afectivo-volitivo, lo participativo e ideológico.

  • En la actualidad, la Formación Ciudadana en las universidades médicas debe manifestarse en la competencia, la implicación activa en programas sociales, receptividad y actitud ante la colectividad.

No obstante, reconocen como limitaciones de la investigación, que obstaculizan las posibilidades de transformación de la Formación Ciudadana de los estudiantes de Medicina, las siguientes:

  • La propia subjetividad de las personas, de sus relaciones, comunicación, comportamiento en el proceso médico-paciente y su vida en general.

  • Además, la formación para la ciudadanía del estudiantado permite la comprensión ante las exigencias prácticas de la sociedad y la época, en la toma de conciencia concretada en las actitudes.

Conclusiones

Las universidades de ciencias médicas son los centros formativos que necesitan constante renovación en cuanto a los métodos y procedimientos de enseñanza en función de la Formación Ciudadana de su estudiantado, y no limitarse solamente a documentos e indicaciones ministeriales, lo cual significa un reto para docentes y directivos. Constituye una necesidad actual la incorporación orgánica del estudiantado a los distintos procesos sustantivos desarrollados en la institución universitaria, tomando como referencia la investigación-acción participativa, mediante la interacción y socialización de experiencias.

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Recibido: 29 de Mayo de 2023; Aprobado: 17 de Agosto de 2023

*Autor para la correspondencia: abaute@infomed.sld.cu

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.

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