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MEDISAN

On-line version ISSN 1029-3019

MEDISAN vol.15 no.5 Santiago de Cuba May 2011

 

CULTURA Y SALUD

 

Elegía al Dr. Antonio María Béguez César

 

Elegy to Dr. Antonio María Béguez César

 

Dr. Félix Endi Felfi 1

1Cirujano general. Hospital Infantil Sur Docente, Santiago de Cuba, Cuba.

 

 


 

 

UNA BREVE INTRODUCCIÓN

El Dr. Antonio María Béguez César murió el 12 de febrero de 1975 y yo trabajé junto a él los últimos años de su vida en el Hospital Infantil Norte de Santiago de Cuba (conocido como ONDI).

A su muerte, la entrañable amistad surgida entre el viejo profesor y el joven cirujano que era entonces, propició que los familiares me concedieran el honor de pronunciar la despedida de duelo. Esa circunstancia asoció, de cierta manera, mi nombre a su recuerdo.

Esta fue la composición poética que declamé en su sepelio:

Perdóneme, maestro, si me atrevo
a hablar de duelo por el viejo roble
con la emoción filial del pino nuevo.

Por su existencia dilatada y noble,
cumplida en su vital arquitectura,
la admiración, no el duelo, ha de ser doble,

por nombre y obra en impecable altura
que, acabado el trabajo del artista,
queda la gloria para la escultura.

Tal fue su vida, plena en cada arista,
sin el consorcio de los acertijos
ni el maquillaje, engaño de la vista.

Colmaron sus secretos regocijos
la familia, el honor, su medicina.
Hijo de un pueblo y padre de sus hijos,

con la acritud frutal de la resina
fue su carácter armazón de acero;
su corazón, costumbre cristalina.

Usted nos dio lección de caballero
y no guardó en su torre sus saberes
ni en su prestigio se mostró altanero.

Al día en los científicos quehaceres
jamás tuvo codicia por honores   
ni ambición por ajenos mereceres.

Hoy se va, Capitán de los mejores,
pero lleva su puesto de avanzada
a la vanguardia de los fundadores.

Se queda en su ciudad enamorada
toda la procesión de los cariños
con la emoción temblando en la mirada.

Nos deja sus joviales desaliños,  
la franca brusquedad de su manera
y su amor infinito por los niños.

Fue ese amor su penacho y su bandera,
en ese menester lo vio Santiago,
adolescente aún en su carrera,

levantando en la nada, como un mago,
el edificio de la pediatría,   
indiferente a mérito y halago.

Medio siglo de siembra y osadía
y hasta el último instante demostrando
su poderosa y firme jerarquía.

Usted, que fue verdugo de lo blando,
de la hipócrita busca de renombre,
que solo supo perdurar luchando,

por constructor, por médico, por hombre,
todo cuanto en los niños se proclama
ha de ir asociado con su nombre.

Cuando la rebelión prendió su llama,
le pidió de sus hijos el empeño
y usted le dio sus hijos y su fama.

No pidió nunca, pero vio risueño
cómo la obra revolucionaria
daba perfiles reales a su sueño.

Y, hasta ayer, su figura legendaria,
con ochenta nevadas en las sienes,
aún andaba en labor hospitalaria.

No importaron tampoco los desdenes
de algunas pobres sombras sin destino,
si, al final, el más puro de los bienes

vino a desembocar en su camino:
porque no pudo el hacha con el roble,
pero la brisa hace llorar el pino.

Que por usted la pena no redoble.
Que haya consuelo en el costado izquierdo,
por su existencia dilatada y noble.

Su vida y obra en armonioso acuerdo
borran el signo de sus ojos fijos,
y va a seguir viviendo en el recuerdo
y en este adiós de su millar de hijos.

 

 

Recibido: 22 de marzo de 2011
Aprobado: 23 de marzo de 2011

 

 

Dr. Félix Endi Felfi. Hospital Infantil Sur Docente, avenida "24 de Febrero" nr 402, Santiago de Cuba, Cuba.
Dirección electrónica: Dr. Félix Endi Felfi