INTRODUCCIÓN
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), comprende la colitis ulcerativa idiopática (CUI) y la enfermedad de Crohn (EC), otros autores incluyen la colitis inclasificable (CI), ya que no reúne los parámetros establecidos para una u otra enfermedad 1. Es de evolución crónica y hasta la fecha no existe terapéutica que pueda revertir el daño; evoluciona por periodos de recaída y la etiología es desconocida, no obstante, se plantea de etiología multifactorial por estar implicados factores genéticos, inmunológicos, y ambientales en su desarrollo 1-2.
Ambas enfermedades contempladas en el espectro de las EII tienen características clínicas que se superponen y a su vez, características clínicas y patológicas claramente diferenciadas. La severidad y cronicidad de su evolución, recaídas, complicaciones, la alta morbilidad quirúrgica, limitada eficacia con la terapéutica médica y el deterioro del estado de salud del paciente potencializan el riesgo de enfermedades colorrectales, incluyendo el cáncer 3.
La incidencia y prevalencia varían por regiones y por el estándar económico, ya que se habla de que es una enfermedad propiamente de los países desarrollados por el elevado índice de sanidad parasitaria. Una revisión sistemática realizada en el 2012, incluyó datos de 167 estudios basados en poblaciones de Europa, 52 estudios de Asia y Medio Oriente y 27 de América del Norte. En Europa la incidencia de colitis ulcerativa idiopática fue de 24.3/100 000 personas al año y la prevalencia de 505/100 000; en Australia la tasa de incidencia en el 2010 estuvo entre las más altas descritas en la literatura con 23.5 - 36.7/100 000 por año. En América del Norte los estudios reportaron como incidencia y prevalencia para la CUI de 19.2/100 000 y 249/100 respectivamente y para la EC 20.2/100 000 y 319/100 00 de igual forma. Se han encontrado pocos estudios epidemiológicos de los países en desarrollo, pero en Sud América, en Brasil de un promedio de 1-3/100 000 al año se elevó a 3-4/100 000 en áreas urbanas más desarrolladas 4.
En Cuba se han publicado pocos estudios de esta enfermedad; uno de ellos fue un estudio multicéntrico de EII en pacientes menores de 19 años en este se reportaron 73 casos de CUI (83 %) y 15 casos de EC (19 %) 5; en otro estudio se analizan aspectos de la clínica como las manifestaciones hepatobiliares 5.
Aún existen lagunas con respecto a los mecanismos fisiopatológicos que condicionan la génesis de esta enfermedad, pero sí está establecido que intervienen factores genéticos y ambientales, como la alteración de las bacterias luminales y aumento de la permeabilidad intestinal, factores que alteran la inmunidad intestinal, lo que lleva a la lesión gastrointestinal 4. Si partimos de que el número y la variedad de las bacterias aumentan exponencialmente desde el extremo proximal del tracto gastrointestinal hacia el extremo distal, es el colon el que alberga la mayor parte de la “microbiota” o “microflora” intestinal 6, por lo que es importante conocer cómo se comportan las bacterias dentro del tracto gastrointestinal de manera fisiológica y cómo reaccionan ante las agresiones externas a las que se exponen, de ahí el papel tan importante que juega la microbiota comensal en el proceso de la salud y la enfermedad en los seres humanos 6-8.
La literatura médica en relación con el microbioma humano ha aumentado, en los últimos 5 años ya que el conocimiento de los conceptos básicos de interacciones entre los seres humanos y su microbioma es tan importante para los conceptos médicos como lo es el conocimiento de la genética o la teoría del germen. Se realiza esta revisión bibliográfica con el objetivo de analizar la influencia de la dieta en la microbiota intestinal en la enfermedad inflamatoria intestinal, así como concientizar a los profesionales de la salud en la importancia de la terapia a partir de la dieta, como pilar esencial en el control de esta enfermedad digestiva crónica.
DESARROLLO
Se realizó una búsqueda en las principales bases de datos como: Scielo, Pubmed/Medline, Ebsco, Clinical Key, Springer, Web of Science, Infomed, se incluyeron revistas, libros, repositorios de tesis, sitios web de especialidades, se buscaron los siguientes términos tanto en inglés como en español: Microbiota intestinal/the intestinal microbiota/ enfermedad inflamatoria intestinal/inflammatory bowel disease; intestino/intestine.
Después de una revisión exhaustiva se hizo un análisis de los aspectos fundamentales en cuanto a la microbiota intestinal y la dieta y su influencia en la enfermedad inflamatoria intestinal.
Dieta y microbiota intestinal
La dieta representa un papel importante en la composición de la microbiota intestinal ya que los metabolitos producidos por las bacterias del intestino entran al torrente sanguíneo por la absorción y la circulación enterohepática donde la microbiota comensal produce metabolitos que tienen un efecto positivo en el huésped, incluyendo las acciones antiinflamatoria y antioxidante, además regulan la función de la barrera del intestino y la producción de vitaminas y fuentes de energía 9-11.
Los profundos cambios ambientales en la dieta que se comenzaron en la introducción de la agricultura y la ganadería hace 10.000 años ocurrieron en una escala de tiempo evolutiva donde el genoma humano tuvo tiempo para adaptarse 11-12, conjuntamente con esta discordancia entre la antigua biología genéticamente determinada y los patrones nutricionales de las poblaciones occidentales contemporáneas, particularmente de los últimos años, muchas de las llamadas enfermedades de la civilización han surgido, entre ellas la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) 13,14, la cual agrupa a la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn, ambas con un componente genético hereditario.
Los estudios de todo el genoma sugieren que existen otros factores distintos de las mutaciones genéticas, como los microbios alterados, que son un factor ambiental mayor para el desarrollo de la EII y donde la microbiota intestinal desempeña un papel importante en la función de barrera y en la regulación inmunológica del intestino ya que la interacción de la flora con el sistema inmunológico genera procesos como la secreción de la IgA secretora y la liberación endógena de péptidos antimicrobianos que ayudan a mantener la homeostasis normal del microbioma 15. Estas interacciones son vitales para la maduración y el mantenimiento del sistema inmunológico de la mucosa, anormalidades que han sido vinculadas a las enfermedades anérgicas y la autoinmunidad. Aunque el estudio del microbioma humano (conjunto formado por los microorganismos, sus genes y sus metabolitos en un nicho ecológico dado) 16, y su papel en los estados de salud y enfermedad es relativamente nuevo, se han descubierto asociaciones que revelan la importancia que tiene la microbiota comensal para la salud y el bienestar 15,16. El microbioma en el ser humano está definido, principalmente por dos filotipos de bacterias, Firmicutes y Bacteroidetes este último supone el 90 % de la microbiota intestinal y, en menor medida, actinobacterias 15-17.
En estudios experimentales en ratones enfermos con EII en un ambiente libre de gérmenes no desarrollaron colitis: para desarrollar colitis requieren la presencia de microbios intestinales, por lo que se deduce que la microbiota intestinal interviene en la patogénesis de la EII. Cuando existe una predisposición genética a desarrollar estas enfermedades, las interacciones anormales entre la microbiota intestinal alterada y el sistema inmunológico de la mucosa pueden provocar inflamación intestinal crónica 8.
En los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal existe una disbiosis o sea una pérdida del equilibrio entre las células de un organismo humano y las células bacterianas que lo habitan 16, lo que se traduce que en estos pacientes la microbiota intestinal tiene menor diversidad de especies, así como baja estabilidad temporal y alteración estructural de la capa mucosa segregada lo que muestra la asociación existente entre enfermedad inflamatoria y microbioma; por lo que contribuye potencialmente a una respuesta inmune proinflamatoria; sin embargo no se precisa si los cambios de composición y arquitectura de la microbiota son la causa o el resultado de la inflamación y la diarrea 9-11.
En un estudio de metaanálisis se comprobó que el nivel medio de Bacteroides fue significativamente menor en los pacientes con enfermedad de Crohn (EC) y colitis ulcerativa (CU) en fase activa cuando se compara con los pacientes en remisión, y mucho más en los pacientes controles normales. Por lo que la actividad inflamatoria en la EII ocasiona una reducción significativa de los Bacteroides18.
La alimentación previa al desarrollo de la enfermedad representa un factor de riesgo importante en la patogénesis de la EII lo que pudiera explicar la tendencia ascendente de su incidencia en los últimos años, justificado por el impacto que ha tenido la dieta occidental (consumo de alimentos procesados, alto contenido graso y bajo en fibra) en la microbiota intestinal 17-19.
Uno de los avances de la investigación biomédica en los últimos años ha sido mostrar que la microbiota no solo habita como un mero hospedador, sino que existe una simbiosis engranada de la que se obtienen beneficios mutuos con funciones tan importantes para la vida como el adecuado desarrollo del sistema inmune, así como las aportaciones tróficas y nutricionales 18,19).
La dieta en la terapéutica de la EII
Es por ello que la dieta y la flora bacteriana intestinal, etiología presente en la EII, son dianas potenciales en el tratamiento y prevención de la EII. Si se modifica la dieta (con alimentos más saludables) se modificará para bien la microbiota intestinal de estos pacientes de forma tal que la inflamación intestinal que ocurre es controlada con mejor respuesta del sistema inmunológico 18-20.
En el gráfico 1 se observa una pirámide que refleja de manera ascendente cómo debe ser la alimentación de un paciente portador de una EII en etapa de remisión. La dieta deberá ser sin restricciones (a no ser en aquellos pacientes en lo que haya una evidente relación entre los síntomas y un determinado alimento, entonces sí se excluirá el mismo) y equilibrada en nutrientes (aporte calórico y nutritivo adecuado), recomendaciones que deben ser adaptadas a las necesidades de cada paciente 21-29.
La comunidad científica está en constante búsqueda de medicamentos que lleven a la remisión de esta enfermedad y prevenir las crisis, desde el uso de los aminosalicilatos, seguidos de esteroides, los inmunomoduladores hasta medicamentos biológicos muy esperanzadores pero altamente costosos como son el adalimumab y el infliximab, los cuales actúan a nivel inmunitario sobre el factor de necrosis tumoral; sin embargo el incidir en los cambios de la dieta para que repercuta de forma positiva sobre la microbiota intestinal es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento por todos los beneficios que trae consigo para la salud de este paciente 29.
Con respecto a la microbiota humana se han revolucionado muchos conceptos, tiempo atrás se pensaba que las bacterias intestinales se consideraban una fuente de enfermedad y lo cierto es que la mayoría colabora con el organismo humano en el equilibrio de múltiples funciones protegiéndolo de enfermedades. Se hace necesario que el profesional de la salud profundice en el rol que juega la microbiota intestinal en el mantenimiento de una buena salud, y ante pacientes con esta afección se haga énfasis en la alimentación como tratamiento.
CONCLUSIONES
El equilibrio entre el huésped y su microbiota intestinal es esencial para el desarrollo inmunológico. Por lo que en patologías donde ocurre una disregulación inmunitaria, como en la enfermedad inflamatoria crónica del intestino, la dieta y la flora bacteriana intestinal son los que podrían modificarse con mayor facilidad convirtiéndose en dianas potenciales de tratamiento y prevención de la misma; debido a ello se hace indispensable sensibilizar al profesional de la salud de la importancia y el papel que juega la microbiota intestinal en la terapia de las EII y con ello el mantenimiento de una buena salud.